14.11.2014 Views

Premio Ascensores Enor 2014 / Texto Fredy Massad.pdf

Libro de la VI edición del Premio de Arquitectura Ascensores Enor 2014 Texto «Autocrítica. Resistencia» por Fredy Massad

Libro de la VI edición del Premio de Arquitectura Ascensores Enor 2014 Texto «Autocrítica. Resistencia» por Fredy Massad

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>2014</strong><br />

VI<br />

<strong>Premio</strong> de<br />

Arquitectura<br />

<strong>Ascensores</strong><br />

<strong>Enor</strong>


Edita<br />

Grupo <strong>Ascensores</strong> <strong>Enor</strong><br />

Editor<br />

Carlos Quintáns Eiras<br />

Coordinación editorial<br />

desescribir<br />

<strong>Texto</strong><br />

<strong>Fredy</strong> <strong>Massad</strong><br />

Traducción portugués<br />

Teresa Martins<br />

Diseño y maquetación<br />

desescribir<br />

Impresión<br />

Agencia Gráfica<br />

Fotomecánica<br />

Masplanchas<br />

Encuadernación<br />

Legatoria<br />

Papeles<br />

Coral Book 90 g/m2<br />

Maine Gloss 115 g/m2<br />

Woodstock Camoscio 110 g/m2<br />

Tipografía<br />

FF Mark<br />

Este libro está impreso de acuerdo al<br />

estándar internacional FSC, para una<br />

gestión sostenible del medio ambiente.<br />

ISBN 978-84-617-2173-3<br />

Depósito legal VG 676-<strong>2014</strong><br />

Impreso en España<br />

Vigo, <strong>2014</strong><br />

© de la edición<br />

Grupo <strong>Ascensores</strong> <strong>Enor</strong> S.A.<br />

Parque Tecnológico y Logístico de Vigo<br />

Rúa B. Parcela 10.10<br />

36314 Vigo<br />

Pontevedra<br />

España<br />

<strong>Enor</strong> Elevação e Equipamentos<br />

Industriais Lda.<br />

Travessa de Manuel de Sousa Cruz, 37<br />

Apartado 3079<br />

4471-907 Moreira<br />

Maia<br />

Portugal<br />

© del texto<br />

<strong>Fredy</strong> <strong>Massad</strong><br />

© de las imágenes<br />

Los autores de las fotografías<br />

Todos los derechos reservados. No está<br />

permitido la reproducción total o parcial de<br />

este libro, ni su incorporación a un sistema<br />

informático, ni su transmisión mediante<br />

cualquier forma o medio, sea electrónico,<br />

mecánico, por fotocopia, por grabación o por<br />

otros medios, sin la previa autorización por<br />

escrito de los propietarios de la edición.<br />

Página web<br />

www.enor.es/premio


VI <strong>Premio</strong> de Arquitectura <strong>Ascensores</strong> <strong>Enor</strong><br />

Índice<br />

22<br />

23<br />

35<br />

47<br />

51<br />

71<br />

91<br />

451<br />

454<br />

511<br />

Jurado<br />

Preámbulo<br />

Preâmbulo<br />

Índice obras premiadas y finalistas<br />

Gran <strong>Premio</strong> <strong>Enor</strong><br />

<strong>Premio</strong> <strong>Enor</strong> Arquitectura Joven<br />

Obras finalistas<br />

Índice obras seleccionadas<br />

Obras seleccionadas<br />

Acta del jurado


<strong>2014</strong><br />

Jurado<br />

Eduardo Souto de Moura (Presidente)<br />

Juan Domingo Santos (Gran <strong>Premio</strong> <strong>Enor</strong> 2011)<br />

Carlos Quintáns Eiras (Secretario)<br />

<strong>Fredy</strong> <strong>Massad</strong><br />

Luis Martínez Santa-María<br />

Juan Creus Andrade<br />

22


VI <strong>Premio</strong> de Arquitectura <strong>Ascensores</strong> <strong>Enor</strong><br />

Autocrítica. Resistencia<br />

<strong>Fredy</strong> <strong>Massad</strong><br />

23<br />

Preámbulo


VI <strong>Premio</strong> de Arquitectura <strong>Ascensores</strong> <strong>Enor</strong><br />

Por un pensamiento que surja de la reflexión<br />

crítica y la resistencia<br />

Se ha implantado de manera generalizada la opinión de que nos encontramos<br />

en un tiempo vacío. Sensación que no es completamente falsa, aunque<br />

—seguramente a medida que este periodo, fase, adquiere una mayor<br />

sensación de peso, de lastre— quizá parezca corroborarse el hecho de que<br />

estamos no tanto en un tiempo hueco de contenidos, sino en uno de impostores<br />

que insisten en seguir definiéndolo a base de imposturas.<br />

La crisis sigue prolongándose en el tiempo, y este tiempo va tornándose<br />

demasiado largo para estos, que confiaban que pronto las cosas volverían<br />

a ser como eran pero que ahora ya —quizá porque comienzan finalmente a<br />

acatar que el horizonte es más nebuloso de lo que su capacidad de miras les<br />

permitía atisbar—, cansados de esperar han decidido travestirse y apoderarse<br />

taimadamente de los posibles caminos que señalen una salida de ese<br />

vacío en el cual se desembocó tras una vanidosa ficción de plenitud. Esta<br />

crisis, esta gran estafa, ha logrado lo que hasta ahora no había sucedido:<br />

que el poder establecido reniegue de sus creencias (o simule hacerlo), que<br />

cuestiones que se habían hecho dogmas hoy intenten ser camufladas pero<br />

que nunca lleguen a ser realmente cambiadas. Los impostores, sus imposturas:<br />

disfraces, la creación de palabreríos y figuras de perfil inconsistente<br />

que fingen negar lo anterior para que permitan seguir ostentando el poder,<br />

tomar las decisiones que estructuran un sistema, un aparato, un orden, un<br />

funcionamiento de las ideas. Un maquillaje sobre la realidad que no funciona<br />

porque estos aplicadores no comprenden que la crisis es conceptual, en<br />

forma y fondo.<br />

No tiene por qué seguir persistiendo ese tiempo de los individualismospersonalismos,<br />

el objetualismo, lo icónico… y todo eso que ha logrado dejar<br />

sin contenidos ni sustancia a la discusión (entendiendo como discusión un<br />

amplio espacio de temas que van de la estricta reflexión material, constructiva,<br />

estética de la arquitectura hasta llegar, y seguramente de manera<br />

más crucial, a la reflexión sobre la responsable intervención social y política<br />

de la arquitectura) y que fue celebrado hasta hace muy poco por esos que<br />

hoy impostan y pontifican sobre cuáles son las soluciones, los nuevos modelos,<br />

los nuevos referentes que traerán inmediatas y luminosas respuestas<br />

que, milagrosamente, cerrarán el agujero negro.<br />

Es fundamental comprender que ese nuevo panorama en ciernes que<br />

descansa en otros personalismos, en otras variantes icónicas, no constituye<br />

25<br />

Preámbulo


Autocrítica. Resistencia<br />

sino una misma versión de aquello que llevó al colapso. Que las apariencias<br />

no pueden llevar al engaño de que mentalidad, ideología, responsabilidad,<br />

intenciones… han cambiado. El momento no exige una huída hacia adelante,<br />

pretendiendo que el camino de huída no es, de hecho, la misma senda por la<br />

que ya se transitaba: sí un avance, pero un avance que seguramente podrá<br />

producirse como resultado de una reflexión que observe hacia lo que ya existía,<br />

ya se estaba haciendo, completamente a espaldas de esa arquitectura<br />

implacablemente hegemónica (y sus sucias trastiendas locales y globales).<br />

Preguntándose y analizando cuáles pueden haber sido los motivos que<br />

nos han abocado a este punto de atasco —o, mejor dicho, a esta sensación<br />

de atasco—, el propósito de este escrito es poner de manifiesto cómo la<br />

búsqueda firme y combativa de esas alternativas ya existentes, a espaldas<br />

del mentiroso espectáculo, es tarea de la crítica y de la propia actividad<br />

de proponer y construir arquitectura. Evidenciar que existe un consistente<br />

territorio para recuperar la arquitectura y comprobar que únicamente hay<br />

que cambiar la dirección del foco, para así confirmar que ya está presente<br />

otra arquitectura sobre la que es preciso pensar, a la que es preciso destacar<br />

y hacerlo desde otros cauces, desde otras pautas, que eviten incurrir en<br />

más (y nuevas) imposturas.<br />

i.<br />

…la singularidad, que no es sino un precipicio muy atrayente.1<br />

Una de las cuestiones fundamentales sobre las que ha estado asentando<br />

sus cimientos la arquitectura ha sido la ingente concentración de toda<br />

energía en el culto a la persona —o, mejor dicho, al personaje— y la producción<br />

de cauces mediáticos para la consolidación y persistente renovación<br />

de ésta. Una cuestión que desde luego no constituía un fenómeno nuevo:<br />

numerosos arquitectos habían alcanzado estatus de figura célebre en tiempos,<br />

llamémosles proto-mediáticos, desarrollando el rol del personaje, en<br />

una fusión de ego desmesurado de genio y el furor caprichoso del divismo<br />

frívolo, como una vía para enfatizar la dimensión personal de su arquitectura,<br />

su visión creativa y pensamiento y hacerlas parecer indisolublemente<br />

unidas a su propio concepto vital y existencia.<br />

Valga intercalar aquí la mención a un elemento crucial como es el componente<br />

emocional y psicológico del admirador o venerador. La absoluta<br />

predisposición hacia una obediencia ciega, fe incluso, justificada por la autopersuasión<br />

de que se trata de un profundo respeto intelectual, del reconocimiento<br />

a la superior capacidad imaginativa y creativa de esos personajes. La<br />

existencia de este factor humano, la susceptibilidad a la fascinación (algo no<br />

intrínsecamente negativo ni denostable per se) es el fundamento crucial que<br />

permite la construcción y resistencia de figuras referenciales cuya principal<br />

26<br />

<strong>Fredy</strong> <strong>Massad</strong>


VI <strong>Premio</strong> de Arquitectura <strong>Ascensores</strong> <strong>Enor</strong><br />

baza de poder es ese carisma fascinador que impone la aceptación de una<br />

(supuesta o impuesta) superioridad,2 una supuesta infinita lejanía respecto<br />

a la normalidad y mediocridad de lo común.<br />

Un concepto con el que es definir la estrategia-ideología que ha sustentado<br />

las dinámicas de esa arquitectura hegemónica en el tiempo reciente<br />

sería el famacracia, que recogería el grado de exasperación al que se ha<br />

llevado la autoridad del poder de las figuras de fama.3 Una fama que cabe<br />

entender tanto desde el sentido más literal y ligero del significado de ser<br />

famoso en el mundo contemporáneo pero también desde los intuibles oscuros<br />

intereses y motivos que, en el contexto del neoliberalismo y el hiperconsumismo,<br />

han precisado del pretexto de la fama (como materia creadora<br />

de productos) para proteger y vigorizar un statu quo. Una fama que es<br />

preciso entender como una construcción compleja de la que han sido responsables,<br />

en connivencia activa o pasiva, numerosos individuos y fuerzas.<br />

Pese a esa existencia precedente del arquitecto famoso, el concepto de<br />

famacracia pertenece a la forma que la liviandad posee en nuestro tiempo.<br />

Una liviandad que ha despojado a lo efímero de su decisión respecto al<br />

momento en que cometerá su auto-aniquilamiento, una liviandad justificada<br />

por lo imparable de una incontrolable velocidad (causada por la<br />

tecnología, por los modos en que hemos sido domesticados por la hipercomunicación<br />

a tiempo real) que deja tras de sí una estela de basura.<br />

ii.<br />

El ejercicio de la crítica arquitectónica fue por mucho tiempo una actividad<br />

de naturaleza esencialmente académica centrada en la lectura y análisis<br />

de ésta, conformando teorías y categorizaciones en base a la detección<br />

y estudio de determinadas afinidades entre formas de acción, ideologías,<br />

estéticas… (Una actividad respecto a la que hoy parece sentirse una<br />

profunda nostalgia que, en ocasiones, resultaría meramente sentimental<br />

y en la que no se advierte que sea producto de una revisión historiográfica<br />

que permitiera poner de manifiesto —como un instrumento o elemento de<br />

análisis crítico necesario— las imperfecciones o aportaciones estériles para<br />

el presente así como, de igual manera, los aspectos aún de valor para la<br />

reflexión actual que hubo en ellas.) 4<br />

La consolidación de la sociedad de consumo y el proyecto neoliberal (auspiciado<br />

por las políticas de Ronald Reagan y Margaret Thatcher en los años<br />

80 y reforzado por la caída del comunismo a finales de esa misma década)<br />

dio inicio a una reformulación de los parámetros culturales a escala global<br />

que, por supuesto, influyeron sobre las dinámicas arquitectónicas y el<br />

ejercicio de reflexión acerca de ésta. (Cabe preguntarse si esto último era<br />

una consecuencia inevitable de lo primero: si la reflexión intelectual podía<br />

27 Preámbulo


Autocrítica. Resistencia<br />

haberse mantenido consciente e inmune, o prudente, a esos efectos y haber<br />

podido plantear para sí misma una distinta identidad de acción). Puede<br />

decirse que, hasta entonces, si bien la noción del arquitecto famoso podía<br />

excepcionalmente alcanzar un nivel de figura pop, conocida más allá del<br />

estricto ámbito de la profesión, el prestigio arquitectónico se basaba en un<br />

consenso crítico más o menos general respecto a una serie de méritos que<br />

habían sido acreditados por un examen riguroso sobre la obra producida.<br />

El efecto Guggenheim marcó el punto de inflexión hacia una transformación<br />

no sólo de la percepción a nivel general de la figura del arquitecto sino<br />

también dentro de los propios parámetros de la profesión. Súbitamente,<br />

tanto el edificio icónico como el arquitecto icónico se convirtieron en la<br />

condición a ensalzar. Así, figuras de prestigio fueron reformuladas para un<br />

mercado de consumo en el que la arquitectura se convertía en sofisticado<br />

producto, se reafirmaban como visionarios, creadores de visiones únicas<br />

cuya marca de individualidad se reforzaba mediante la adjudicación de<br />

diferentes carismas cuidadosamente construidos sobre todo desde las<br />

presentaciones mediáticas. Recalcar ciertos malditismos, excentricidades<br />

y vanidades con una función seductora, cautivadora, jugó un papel fundamental<br />

en lograr la entronización de estas figuras que conformaron la<br />

primera generación de star-architects. Un Olimpo de omnipotentes arquitectos<br />

se convertía en absoluto centro de atención, sus rostros devenían<br />

carne de portada. Posiblemente el momento en que El Croquis decide<br />

comenzar a publicar en sus portadas efigies de arquitectos en sus monografías<br />

en lugar de imágenes de edificios suponga la corroboración de esa<br />

difuminación entre la postura de reflexión intelectual respecto a la arquitectura<br />

y la fascinación ante el aura del personaje, el acatamiento de esa<br />

alegada superioridad suya. Se daba así un peligroso golpe de timón a los<br />

fundamentos y contenidos de la arquitectura y comenzaba a desarmarse<br />

así toda posibilidad de (incordiante) injerencia de la crítica, menoscabada<br />

cada vez más por la velocidad de surgimiento/producción de nuevas<br />

estrella para nutrir un mercado mediático que se incrementaba exponencialmente<br />

cada vez de manera más acelerada, donde la información debía<br />

ser cada vez más impactante, sensacionalista y rápidamente descartable<br />

y en los que las imágenes (fantasías de renders) preponderaban sobre los<br />

cada vez más marginales textos. El discurso se iconografizaba, pero en una<br />

iconografía carente de fundamento conceptual.<br />

La pertinaz obsesión de los principales beneficiarios de la famacracia<br />

arquitectónica por seguir manteniéndose en sus pedestales (¿en su<br />

autoritarismo?) ha evidenciado su lado más endeble y a la vez cínico en el<br />

momento en que su sentido y supervivencia han sido puestos en cuestión<br />

por el estado de recesión económica, por las frecuentes controvertidas<br />

28<br />

<strong>Fredy</strong> <strong>Massad</strong>


VI <strong>Premio</strong> de Arquitectura <strong>Ascensores</strong> <strong>Enor</strong><br />

realidades en torno a o derivadas de sus edificios y de las que se deriva<br />

invariablemente la evidencia de que la arquitectura se convirtió en una peligrosa<br />

y perversa herramienta, la complicidad de estos famosos arquitectos<br />

con sistemas políticos y económicos corruptos y la ruina intelectual que<br />

para la disciplina ha supuesto este espectacular espejismo de omnipotencia<br />

y saturación arquitectónica.<br />

La incuestionada legitimidad atribuida al carisma personal acabó devastando<br />

la fuerza de la combatividad crítica hacia este sistema y sus productos.<br />

El proceso famacrático se consolidó gracias a la colaboración de muchos<br />

cerebros y actores del debate arquitectónico que podrían haber propuesto<br />

un frente claro y riguroso de resistencia pero prefirieron tornarse en súbditos,<br />

trasladando a un segundo —y completamente manipulado y frivolizado—<br />

segundo plano la reflexión, otorgando así a esa élite arquitectónica (y a los<br />

aspirantes a ese estatus y a los fervorosos creyentes de la famacracia) de<br />

carta blanca para actuar a sus anchas, carecer de posicionamientos ideológicos<br />

e intelectuales consistentes o a mudarlos a su mejor conveniencia (en<br />

función del encargo-cliente-vaivén de la actualidad) mientras ellos o bien<br />

se lucraban actuando eficientemente como encubiertos publicistas o bien<br />

se refugiaban en una huída melancólica hacia ese «mejor tiempo intelectual<br />

pasado». Cómoda posición la de estos últimos que, por una parte, les<br />

evitaba los trabajos y riesgos que supone una entrada en conflicto con el sistema<br />

en poder y por la otra, quizá, les situaba en una posición discreta desde<br />

la que, pasado el tiempo, poder elevar la voz en un sentido u otro, según esos<br />

edificios hubieran sido éxito o fiasco, desde esa facilidad que permite tener<br />

innecesariamente razón cuando se habla de patentísimas evidencias.<br />

En ambos casos, el protagonismo y ubicuidad de esta arquitectura estrella<br />

y sus figuras supuso el ninguneo de una producción paralela de arquitectura<br />

que, por carecer de la grandeur icónica y la fotogenia indispensables,<br />

no parecía merecer ser puesta en valor ni por medios ni por trendsettersgurús<br />

a cargo de eventos, instituciones, premios...<br />

iii.<br />

Si el poder establecido que fijó la agenda de la arquitectura de los últimos<br />

cinco lustros apostó por entronizar a algunos arquitectos como regentes y<br />

a crear sobre la marcha otras estrellas que cumplieran con los necesarios<br />

requisitos para seguir prolongando esa dinámica de egos y el poder que<br />

les otorgaba su fama, la llegada de la recesión económica llevó a algunos<br />

de esos gurús arriba mencionados a entender que, en lugar de autocrítica,<br />

lo que hacía falta era llevar a cabo un cambio de actores, a fin de no tener<br />

que verse forzados a cambiar el modelo. La caída y ruina de la famacracia<br />

amenazaba con llevarse demasiado por delante.<br />

29 Preámbulo


Autocrítica. Resistencia<br />

Sin duda, uno de los que primero olfateó esta necesidad fue Andres Lepik,<br />

que entendió como una oportunidad el dar un giro de apariencia radical<br />

ideológica —que muchos han comprendido como una oportunidad de<br />

maquillar el cadáver y abrir así una nueva vía que permita mantener intactas<br />

las estructuras de ese sistema—. La exposición Small Scale, Big Change 5<br />

rompía con la hegemonía del mundo de los edificios de grandes presupuestos<br />

y los arquitectos que vestían de negro, para llamar la atención sobre las<br />

arquitecturas construidas en las periferias del primer mundo y que constituirían<br />

un referente edificante sobre una arquitectura totalmente carente<br />

de las codiciosas ambiciones de la arquitectura icónica y sus artífices.<br />

Frente a ese panorama, que ya empezaba a dar signos claros no sólo de<br />

agotamiento sino de podredumbre, se presentaba una apuesta atractiva y<br />

oportuna pero que acabó haciendo que el necesario tema de una arquitectura<br />

que recuperase como principio su responsabilidad para con la sociedad,<br />

que propusiera soluciones desde una austeridad entendida como una<br />

esencialidad de alta calidad, se convirtiera en un nuevo producto de consumo<br />

que revitalizara y reinventara el panorama famacrático, generando<br />

un panteón de nuevas figuras que, desde la aparente complacencia en su<br />

estrenado protagonismo, siguen produciendo más inmovilismo y perpetuando<br />

una ideología que insiste en simplificar y monopolizar las posibilidades<br />

de acción para la arquitectura.<br />

iv.<br />

Uno de los aparentes frentes de regeneración de la credibilidad intelectual<br />

de la arquitectura y la crítica de arquitectura que han surgido en este<br />

periodo ha sido el de la figura del curador, apoyada en la afirmación de que<br />

la curadoría constituye la nueva forma de crítica.<br />

Ante, pero no contra, esa gran parte de la crítica que se había transformado<br />

en una máquina de propaganda servil a muchos poderes muchos<br />

prefirieron refugiarse en sus nichos de poder intentando no poner demasiado<br />

en entredicho ese sistema en desmoronamiento, algunos tal vez con<br />

la intuición de que cuando las cosas volvieran a su condición precrisis (a<br />

veces con un optimismo iluso) no habrían reventado ni puesto demasiado<br />

en juego demasiado su espacio vital. O quizá también porque quepa sospechar<br />

que, convencidos de la inevitabilidad de ese desmoronamiento, recurrir<br />

a la baza del prestigio intelectual era la mejor y menos estigmatizable vía<br />

de la famacracia y solventar esto creando no pensamiento, sino mercancía<br />

intelectualoide.<br />

Lo que en un principio se presentaba como un campo de reacción para<br />

proponer y replantear las formas críticas del pensamiento arquitectónico<br />

y afrontar temas que exigían una revisión y reflexión fue delatando su<br />

30<br />

<strong>Fredy</strong> <strong>Massad</strong>


VI <strong>Premio</strong> de Arquitectura <strong>Ascensores</strong> <strong>Enor</strong><br />

naturaleza estéril, territorio de acciones que sólo llevaban a la inacción,<br />

su carácter de nueva variante de espectáculo chapuceramente pretencioso<br />

en eventos centrados en performances, happenings y una supuesta<br />

hibridación con la alternatividad cultural, política… y neologismos siempre<br />

antepuestos del prefijo pseudo–. Eventos (de los que la Trienal de Lisboa<br />

de 2013 pueden considerarse paradigmáticos) no eran sino divertimentos<br />

inocuos, insustanciales, que decían enfrentarse al poder cuando, de<br />

hecho, no hacían sino confirmar su inutilidad, su incapacidad para actuar<br />

como verdaderos remplazos de un sistema que parecía, en realidad, estar<br />

utilizándolos.<br />

No hay que pasar por alto lo que implica la sensacionalista pero interesantemente<br />

ambigua proclamación de Peter Eisenman acerca de Rem<br />

Koolhaas: «He is the archistar and now is the curator star».<br />

Si la pasada Bienal de Venecia comisariada/curada por David<br />

Chipperfield fue una especie de deslavazado cabaret donde se mezclaban,<br />

como en el tango, la biblia y el calefón, y que culminó en el despropósito<br />

de otorgar el León de Oro a la Torre David de Urban Think Tank, todo ello<br />

con objeto de querer posicionarse ya no sólo él mismo sino a toda la élite<br />

en ese falso horizonte ético y de cambio hacia una arquitectura que está<br />

confundiendo lo social con buenismo y populismo, el planteamiento de la<br />

actual edición de la Bienal puede interpretarse puede leerse —y queramos<br />

entender la frase de Eisenman como un retorcido sarcasmo o como un elogio<br />

celebrador a la figura de Koolhaas, el sentido se reforzará igualmente—<br />

como una confirmación de lo curatorial como elemento y argumento<br />

para la famacracia. Koolhaas curador es un clamor al ego personalista, la<br />

necesidad de recurrir al viejo sabio para que nos ilumine con sus trucos y<br />

trampas, la de negar a la arquitectura y, por ende, a los arquitectos para<br />

finalmente autoproclamarse como the special one. Es un perverso canto de<br />

cisne, pero que muchos insisten en seguir viendo como luz de esperanza o<br />

alegoría de la inteligencia arquitectónica.<br />

v.<br />

Con toda seguridad, nos encontramos en el momento óptimo para intentar<br />

poner al día los modelos que construyen la arquitectura aunque, con<br />

igual seguridad, podemos reconocer vigente la tenaz resistencia a dejar<br />

atrás una concepción de la profesión que, a través de sucesivas mutaciones<br />

y camuflajes para no dejar de ser un negocio, trata de seguir viva. El<br />

momento posee un potencial fuerte y evidente, pero sería ingenuo negar la<br />

complejidad y energía combativa (no desde una agresividad virulenta, sino<br />

propositiva) que conllevará debilitar por completo las estructuras de ese<br />

sistema que ha regido a la arquitectura durante este tiempo.<br />

31 Preámbulo


Autocrítica. Resistencia<br />

Deben surgir acciones, que debemos afirmar como críticas, tanto desde el<br />

campo del pensamiento como de la construcción, que lleven a romper con el<br />

respeto y la dependencia a esos poderes. Y debemos convencernos de que<br />

los argumentos y la capacidad para hacerlo están ya ahí presentes —y no<br />

tienen nada que ver con esos deseos nostálgicos de una vieja crítica de la<br />

que, creo, algunos no anhelan tanto recuperar su vigor intelectual como el<br />

poder dirigista que albergaba su autocomplaciente endogamia; en cualquier<br />

caso, como apuntaba al comienzo del escrito, seguramente aunque se<br />

deseara recuperar esa antigua crítica, ninguno de sus modelos, que fueron<br />

coherentes y útiles en su contexto, serían válidos hoy porque, para bien y<br />

para mal, nuestra sociedad es hoy mucho más dinámica, compleja y difícil<br />

de acotar y precisamos de otras formas de crítica que sepan diseccionar e<br />

interpretar este tiempo.<br />

Esta acción crítica podrá mirar adelante comprometiéndose en la construcción<br />

de un proyecto conjunto y plural desde la seriedad y la ética (que ha<br />

sido tan malversada), dejando en primer lugar de acatar obedientemente<br />

su relegación a un impuesto anonimato, a la falsa acusación de inanidad o<br />

mediocridad que tácitamente impuso sobre ella esa fanfarria de estrellatos<br />

e íconos. Factor a favor de estas acciones es seguramente su mayor conocimiento<br />

real del tiempo en que vivimos, de sus herramientas para la difusión,<br />

comunicación e intercambio de ideas y opiniones, y de un espíritu más desprejuiciado,<br />

no limitado por las convenciones sobre lo que debe considerarse<br />

autoridad y jerarquía, capaz de diseccionar y articular reflexión, opinión y<br />

debate desde recursos y cauces más independientes y estimulantes.<br />

⋅⋅⋅<br />

La arquitectura está ahora mismo dejando atrás un periodo de ficciones,<br />

espejismos y falaces narrativas las que todavía muchos se empeñan en<br />

seguir aferrados, mediante nuevas invenciones si es preciso. Para llevar a un<br />

fin estas malas ficciones la crítica debe despertar a dudas, a otras inquietudes,<br />

poner en valor formas de hacer pero no más ni a estilos ni personajes.<br />

Al margen de este campo estéril existe realismo, existen otras arquitecturas.<br />

Arquitecturas comprometidas con construir un entorno social<br />

genuino y democrático y reconstruir con esa misma labor un sentido honesto<br />

para la Arquitectura, nutriéndose de la realidad, sin necesitar ficciones.<br />

Arquitecturas con la preocupación de trabajar con su tiempo y en su tiempo,<br />

de afianzar un uso humano y sostenible de la tecnología y la fundación de<br />

caminos críticos que aporten y creen entornos fértiles de pensamiento y<br />

diálogo, y de cuyo valor forma parte sobre todo la lucidez que les ha permitido<br />

tener capacidad de resistencia contra estas sinergías y contextos antes<br />

descritos, sin plegarse a ellos, sin dejarse acomplejar por ellos.<br />

32<br />

<strong>Fredy</strong> <strong>Massad</strong>


VI <strong>Premio</strong> de Arquitectura <strong>Ascensores</strong> <strong>Enor</strong><br />

En este momento, ante la necesidad de reivindicar y reforzar la energía y<br />

capacidad propositiva de estas arquitecturas, la convocatoria de un premio<br />

puede no ser una especie de mera formalidad protocolaria sino una ocasión<br />

para generar un espacio de encuentro que aliente el diálogo, el debate y la<br />

reflexión; para examinar qué es lo que realmente está pasando desde una<br />

profunda y libre voluntad de descubrir, entender e interpretar qué es lo que<br />

realmente está pasando, en qué direcciones está buscándose… Y hacerlo<br />

desde unas reglas de juego claras, que no den lugar a las manipulaciones;<br />

reglas que permitan que el logro esencial de esa convocatoria sea examinar<br />

qué es lo que está pasando realmente, más allá de las elucubraciones tendenciosas<br />

e interesadas empeñadas en dictaminar direcciones e ideologías<br />

para la arquitectura.<br />

Personalmente, la experiencia como jurado en la VI edición de los <strong>Premio</strong>s<br />

<strong>Enor</strong> me ha resultado enriquecedora. En primer lugar, por haber reafirmado<br />

la presencia y vigor de esa otra arquitectura que (a menudo, completamente<br />

ignorada por los focos mediáticos) construyó y está construyendo en<br />

el territorio de la Península Ibérica un panorama arquitectónico libre de los<br />

juegos histéricos que quieren efectuar ciertos sectores de poder. Y también<br />

por haber podido constatar que la importancia esencial de esta convocatoria<br />

de premios no son únicamente los galardones a entregar en sí; sino<br />

el hecho de que, tanto los proyectos premiados como toda la selección de<br />

proyectos y finalistas, son reflejo de un encuentro de diálogo y pensamientos<br />

compartidos: la expresión de una conclusión conjunta sobre un estado<br />

específicamente actual de la arquitectura.<br />

Una conclusión que es esperanzadora porque pone de manifiesto que,<br />

alejada de los postulados de modas, intereses y todos esos persistentes<br />

discursos que quieren seguir degradando a la arquitectura con fastos y<br />

famacracia, sigue habiendo arquitectura nutrida por compromisos honestos<br />

y responsables. Y es esperanzador, y exige una positiva energía combativa<br />

y rigor, tener ante sí la tarea de dotarla de un corpus teórico y crítico<br />

que recupere de manera esencial los significados, valores y fuerza constructiva<br />

de la arquitectura.<br />

33 Preámbulo


Autocrítica. Resistencia<br />

1.<br />

Tomás de Celano, «Vida Segunda» en J.A.Guerra (ed.), San Francisco de Asís. Escritos.<br />

Biografías. Documentos de la época, Madrid: BAC, 1980. (pág. 247)<br />

2.<br />

El escritor norteamericano T. C. Boyle disecciona en Las mujeres (Impedimenta, 2013),<br />

su novela biográfica sobre Frank Lloyd Wright, tanto la figura del genio autoproclamado<br />

y su constante trabajo de mantenimiento de su aura poderosa como la del entregado<br />

admirador-vasallo. Una lectura interesante que, desde la ficción, estimula a<br />

la revisión en el territorio de la realidad de la fe y obediencia a los mitos y sus pies de<br />

barro.<br />

3.<br />

Hemos usado con anterioridad también el término celebriticracia, propuesto por la<br />

periodista británica Marina Hyde. Desde sus columnas en la sección «Lost in showbiz»<br />

del periódico The Guardian y su libro Celebrity: How entertainers took over the world<br />

and why we need an exit strategy (Harvill Sacker, 2009), desde una vertiente humorística,<br />

Hyde ha planteado una dura e inteligente crítica al poder otorgado a las figuras<br />

contemporáneas consideradas celebrities. Su análisis centrado en figuras pertenecientes<br />

a la industria del entretenimiento plantea analogías extrapolables a determinadas<br />

actitudes y situaciones de la arquitectura-estrella y sus protagonistas. En<br />

su ensayo académico A Short History of Celebrity (Princeton University Press, 2010),<br />

Fred Inglis emplea también el término celebrity para recalcar el carácter de este fenómeno<br />

y sus figuras como de una invención cultural. Recurrimos en este ensayo al<br />

término «fama» para recuperar su relación con el origen etimológico del término, que<br />

deriva del griego antiguo Фημη y el vocablo latino fama, que designaba a la fuerza<br />

daimónica o diosa responsable del origen y perniciosa difusión de rumores y chismorreos<br />

o noticias fatídicas, con objeto de, desde una interpretación contemporánea,<br />

subrayar el efecto venenoso o destructivo de este poder de la información generada<br />

por y en torno a estos fenómenos y figuras de la arquitectura.<br />

4.<br />

Abordo este asunto de manera concreta en el artículo La melancolía mató al crítico<br />

(http://www.btbwarchitecture.com/2012/04/la-melancolia-mato-al-critico.html)<br />

5.<br />

La exposición tuvo lugar en el MoMA entre el 3 de octubre de 2010 y el 3 de enero de<br />

2011. Más recientemente, Lepik ha curado la exposición Think Global, Build Social! que<br />

pudo visitarse en el ArchitekturZentrum de Viena entre el 15 de marzo y el 1 de julio de<br />

<strong>2014</strong>.<br />

34<br />

<strong>Fredy</strong> <strong>Massad</strong>


VI <strong>Premio</strong> de Arquitectura <strong>Ascensores</strong> <strong>Enor</strong><br />

Autocrítica. Resistência<br />

<strong>Fredy</strong> <strong>Massad</strong><br />

35<br />

Preâmbulo


VI <strong>Premio</strong> de Arquitectura <strong>Ascensores</strong> <strong>Enor</strong><br />

Por um pensamento que surja da reflexão<br />

crítica e a resistência<br />

Foi implementada de forma generalizada a opinião de que nos encontramos<br />

numa época vazia. Sensação que não é completamente falsa, ainda<br />

que —certamente à medida que este período, fase, adquira uma maior<br />

sensação de peso, de lastre— talvez pareça corroborar-se o facto de que<br />

estamos não tanto num período vazio de conteúdos, senão num de impostores<br />

que insistem em continuar a defini-lo com base em mentiras.<br />

A crise continua a prolongar-se no tempo, e este tempo vai tornandose<br />

demasiado longo para quem, que acreditava que as coisas voltariam<br />

rapidamente a ser como eram mas que agora —talvez porque começam<br />

finalmente a acatar que o horizonte é mais nebuloso do que a sua capacidade<br />

permitia vislumbrar—, já cansados de esperar decidiram travestir-se e<br />

apoderar-se astutamente dos possíveis caminhos que assinalam uma saída<br />

desse vazio no qual desembocou após uma vaidosa ficção de plenitude.<br />

Esta crise, esta grande burla, conseguiu o que até agora não tinha ocorrido:<br />

que o poder estabelecido renegasse das suas crenças (ou disfarçasse<br />

fazê-lo), que questões que tinham sido tornado dogmas hoje tentem ser<br />

camufladas mas que nunca cheguem a ser realmente mudadas. Os impostores,<br />

suas mentiras: disfarces, a criação de palavreados e figuras de perfil<br />

inconsistente que fingem negar o anterior para que permitam continuar a<br />

ostentar o poder, tomar as decisões que estruturam um sistema, um aparelho,<br />

uma ordem, um funcionamento das ideias. Uma maquilhagem sobre<br />

a realidade que não funciona porque estes aplicadores não compreendem<br />

que a crise é conceptual, em forma e fundo.<br />

Não tem por que continuar a persistir esse tempo dos individualismospersonalismos,<br />

do objetualismo, do icónico… tudo isso que conseguiu deixar<br />

sem conteúdos nem substância a discussão (entendendo como discussão<br />

um amplo espaço de temas que vão da estrita reflexão material, construtiva,<br />

estética da arquitetura até chegar, e seguramente de forma mais<br />

crucial, à reflexão sobre a responsável intervenção social e política da arquitetura)<br />

e que foi realizado até há muito pouco por esses que hoje impostam<br />

e pontificam sobre quais são as soluções, os novos modelos, os novos referentes<br />

que trairão imediatas e luminosas respostas que, milagrosamente,<br />

fecharão o buraco negro.<br />

É fundamental compreender que esse novo panorama em amadurecimento<br />

que descansa noutros personalismos, noutras variantes icónicas,<br />

37<br />

Preâmbulo


Autocrítica. Resistência<br />

não constitui senão uma mesma versão daquilo que levou ao colapso. Que<br />

as aparências não podem levar ao engano de que mentalidade, ideologia,<br />

responsabilidade, intenções… mudaram. O momento não exige uma fuga<br />

para a frente, pretendendo que o caminho de fuga não seja, de facto, o<br />

mesmo caminho por onde já se transitava: sim um avanço, mas um avanço<br />

que certamente poderá ocorrer como resultado de uma reflexão que<br />

observe para o que já existia, o que já se estava a fazer, completamente às<br />

costas dessa arquitetura implacavelmente hegemónica (e seus sujos bastidores<br />

locais e globais).<br />

Perguntando-se e analisando quais podem ter sido os motivos que nos<br />

trouxeram a este ponto de bloqueio —ou, melhor, a esta sensação de bloqueio—,<br />

o propósito deste texto é pôr em evidência como a procura firme<br />

e combativa dessas alternativas já existentes, às costas do mentiroso<br />

espetáculo, é tarefa da crítica e da própria atividade de propor e construir<br />

arquitetura. Evidenciar que existe um consistente território para recuperar<br />

a arquitetura e verificar que só é preciso mudar a direção do foco, para<br />

assim confirmar que já está presente outra arquitetura sobre a que é preciso<br />

pensar, a qual é preciso destacar e fazê-lo a partir de outros canais, a<br />

partir de outras regras, que evitem incorrer em mais (e novas) mentiras.<br />

i.<br />

…a singularidade, que não é senão um precipício muito atraente.1<br />

Uma das questões fundamentais sobre as que tem estado a assentar os<br />

seus alicerces a arquitetura tem sido a ingente concentração de toda a<br />

energia no culto da pessoa − ou, melhor, da personagem − e a produção<br />

de canais mediáticos para a consolidação e persistente renovação desta.<br />

Uma questão que desde logo não constituía um fenómeno novo: numerosos<br />

arquitetos tinham alcançado o estatuto de figura célebre em tempos,<br />

chamemos-lhes proto-mediáticos, desenvolvendo o papel da personagem,<br />

numa fusão de ego desmesurado de génio e o furor caprichoso do divino<br />

frívolo, como uma via para enfatizar a dimensão pessoal da sua arquitetura,<br />

a sua visão criativa e pensamento e fazê-las parecer indissoluvelmente<br />

unidas ao seu próprio conceito vital e existencial.<br />

Pretende-se intercalar aqui a menção a um elemento crucial como é a<br />

componente emocional e psicológica do admirador ou venerador. A absoluta<br />

predisposição para uma obediência cega, fé inclusive, justificada pela<br />

autopersuasão de que se trata de um profundo respeito intelectual, do<br />

reconhecimento da superior capacidade imaginativa e criativa dessas personagens.<br />

A existência deste fator humano, a suscetibilidade à fascinação<br />

(algo não intrinsecamente negativo nem doestável per se) é o fundamento<br />

crucial que permite a construção e resistência de figuras referenciais cujo<br />

38<br />

<strong>Fredy</strong> <strong>Massad</strong>


VI <strong>Premio</strong> de Arquitectura <strong>Ascensores</strong> <strong>Enor</strong><br />

principal trunfo de poder é esse carisma fascinador que impõe a aceitação<br />

de uma (suposta ou imposta) superioridade,2 uma suposta infinita distância<br />

relativamente à normalidade e mediocridade do comum.<br />

Um conceito para definir a estratégia-ideologia que tem sustentado as<br />

dinâmicas dessa arquitetura hegemónica no tempo recente seria o famacracia,<br />

que recolheria o grau de exasperação a que tem levado a autoridade<br />

do poder das figuras da fama.3 Uma fama que deve ser entendida tanto<br />

desde o sentido mais literal e leve do significado de ser famoso no mundo<br />

contemporâneo mas também desde os intuídos escuros interesses e motivos<br />

que, no contexto do neoliberalismo e hiperconsumismo, necessitaram<br />

do pretexto da fama (como matéria criadora de produtos) para proteger<br />

e vigorizar um statu quo. Uma fama que é necessário entender como uma<br />

construção complexa da que foram responsáveis, em conivência ativa ou<br />

passiva, numerosos indivíduos e forças.<br />

Pese essa existência precedente do arquiteto famoso, o conceito de<br />

famacracia pertence à forma que a leviandade possui no nosso tempo.<br />

Uma leviandade que despojou o efémero da sua decisão relativamente<br />

ao momento em que cometerá o seu autoaniquilamento, uma leviandade<br />

justificada pelo imparável de uma incontrolável velocidade (causada pela<br />

tecnologia, pelos modos como fomos domesticados pela hipercomunicação<br />

em tempo real) que deixa para trás de si um rasto de lixo.<br />

ii.<br />

O exercício da crítica arquitetónica foi durante muito tempo uma atividade<br />

de natureza essencialmente académica centrada na leitura e análise desta,<br />

conformando teorias e categorias com base na deteção e estudo de determinadas<br />

afinidades entre formas de ação, ideologias, estéticas… (Uma atividade<br />

relativamente à que hoje parece sentir-se uma profunda nostalgia<br />

que, em certas ocasiões, resultaria meramente sentimental e em que não<br />

se adverte que seja produto de uma revisão historiográfica que permitisse<br />

evidenciar —como um instrumento ou elemento de análise crítica necessária—<br />

as imperfeições ou contribuições estéreis para o presente assim como,<br />

de igual forma, os aspetos ainda de valor para a reflexão atual que houve<br />

nelas.) 4<br />

A consolidação da sociedade de consumo e o projeto neoliberal (auspiciado<br />

pelas políticas de Ronald Reagan e Margaret Thatcher nos anos 80<br />

e reforçado pela queda do comunismo em finais dessa mesma década)<br />

deu início a uma reformulação dos parâmetros culturais à escala global<br />

que, efetivamente, influenciaram sobre as dinâmicas arquitetónicas e o<br />

exercício de reflexão acerca desta. (Cabe perguntar se este último era uma<br />

consequência inevitável do primeiro: se a reflexão intelectual podia ter sido<br />

39<br />

Preâmbulo


Autocrítica. Resistência<br />

mantida consciente e imune, ou prudente, a esses efeitos e ter podido apresentar<br />

para si mesma uma identidade de ação diferente). Pode dizer-se<br />

que, até então, se bem que a noção do arquiteto famoso pudesse, excecionalmente,<br />

alcançar um nível de figura pop, conhecida para além do estrito<br />

âmbito da profissão, o prestígio arquitetónico baseava-se num consenso<br />

crítico mais ou menos geral relativamente a uma série de méritos que tinham<br />

sido acreditados por um exame rigoroso sobre a obra produzida.<br />

O efeito Guggenheim marcou o ponto de inflexão para uma transformação<br />

não apenas da perceção a nível geral da figura do arquiteto como<br />

também dentro dos próprios parâmetros da profissão. Subitamente, tanto<br />

o edifício icónico como o arquiteto icónico converteram-se na condição a<br />

louvar. Assim, figuras de prestígio foram reformuladas para um mercado<br />

de consumo em que a arquitetura se convertia num sofisticado produto,<br />

reafirmavam-se como visionários, criadores de visões únicas cuja marca de<br />

individualidade se reforçava mediante a adjudicação de diferentes carismas<br />

cuidadosamente construídos sobretudo a partir das apresentações mediáticas.<br />

Ressaltar certos malditismos, excentricidades e vaidades com uma<br />

função sedutora, cativadora, teve um papel fundamental na obtenção da<br />

entronização destas figuras que conformaram a primeira geração de star–<br />

architects. Um Olimpo de omnipotentes arquitetos converter-se-ia num<br />

absoluto centro de atenção, os seus rostos transformar-se-iam em carne<br />

de capa. Possivelmente o momento em que El Croquis decide começar a<br />

publicar nas suas capas efígies de arquitetos nas suas monografias em vez<br />

de imagens de edifícios origina a corroboração dessa diluição entre a postura<br />

de reflexão intelectual relativamente à arquitetura e a fascinação ante<br />

a aura da personagem, o acatamento dessa alegada sua superioridade.<br />

Ocorria assim uma perigosa viragem de rumo aos fundamentos e conteúdos<br />

da arquitetura e começava a desarmar-se assim toda a possibilidade<br />

de (perturbante) ingerência da crítica, menoscabada cada vez mais pela<br />

velocidade de surgimento/rodução de novas estrelas para nutrir um mercado<br />

mediático que se incrementava exponencialmente cada vez de forma<br />

mais acelerada, onde a informação devia ser cada vez mais impactante,<br />

sensacionalista e rapidamente descartável e em que as imagens (fantasias<br />

de renders) preponderavam sobre os cada vez mais marginais textos. O<br />

discurso iconografizava-se, mas numa iconografia carente de fundamento<br />

concetual.<br />

A pertinaz obsessão dos principais beneficiários da famacracia arquitetónica<br />

por continuar a manter-se nos seus pedestais (no seu autoritarismo?)<br />

evidenciou o seu lado mais fraco e ao mesmo tempo cínico no momento em<br />

que o seu sentido e sobrevivência foram postos em questão pelo estado de<br />

recessão económica, pelas frequentes controvertidas realidades em torno<br />

40<br />

<strong>Fredy</strong> <strong>Massad</strong>


VI <strong>Premio</strong> de Arquitectura <strong>Ascensores</strong> <strong>Enor</strong><br />

a ou derivadas dos seus edifícios e das que se deriva invariavelmente a evidência<br />

de que a arquitetura se converteu numa perigosa e perversa ferramenta,<br />

a cumplicidade destes famosos arquitetos com sistemas políticos<br />

e económicos corruptos e a ruína intelectual que para a disciplina implicou<br />

esta espetacular miragem de omnipotência e saturação arquitetónica.<br />

A inquestionada legitimidade atribuída ao carisma pessoal acabou por<br />

devastar a força da combatividade crítica para este sistema e seus produtos.<br />

O processo famacrático consolidou-se graças à colaboração de muitos<br />

cérebros e atores do debate arquitetónico que poderiam ter proposto<br />

uma frente clara e rigorosa de resistência mas preferiram tornar-se em<br />

súbditos, trasladando para um segundo —e completamente manipulado e<br />

frivolizado— segundo plano a reflexão, outorgando assim a essa elite arquitetónica<br />

(e aos aspirantes a esse status e aos fervorosos crentes da famacracia)<br />

carta-branca para atuar à vontade, carecer de posicionamentos<br />

ideológicos e intelectuais consistentes ou mudá-los para sua melhor conveniência<br />

(em função do encargo-cliente-vaivém da atualidade) enquanto<br />

eles lucravam atuando eficientemente como encobertos publicitários ou<br />

refugiavam-se numa fuga melancólica para esse «melhor tempo intelectual<br />

passado». Cómoda posição a destes últimos que, por um lado, evitava-lhes<br />

os trabalhos e riscos que implica uma entrada em conflito com o sistema<br />

em poder e por outro lado, talvez, situava-os numa posição discreta a<br />

partir da qual, passado algum tempo, podiam elevar a voz num sentido ou<br />

noutro, segundo esses edifícios tivessem tido sucesso ou fracasso, desde<br />

essa facilidade que permite ter desnecessariamente razão quando se fala<br />

de patentíssimas evidências.<br />

Em ambos os casos, o protagonismo e ubiquidade desta arquitetura<br />

estrela e suas figuras supôs a ignoração de uma produção paralela de<br />

arquitetura que, por carecer da grandeur icónica e da fotogenia indispensáveis,<br />

não parecia merecer ser valorizada nem por meios nem por<br />

trendsetters-gurus a cargo de eventos, instituições, prémios...<br />

iii.<br />

Se o poder estabelecido que fixou a agenda da arquitetura dos últimos<br />

cinco lustros apostou por entronizar alguns arquitetos como regentes e<br />

criar sobre a marcha outras estrelas que cumpriram com os necessários<br />

requisitos para continuar a prolongar essa dinâmica de egos e o poder que<br />

lhes outorgava a sua fama, a chegada da recessão económica levou alguns<br />

desses gurus acima mencionados a entender que, em vez de autocrítica, o<br />

que fazia falta era levar a cabo uma mudança de atores, a fim de não ter<br />

de verem-se forçados a mudar o modelo. A queda e ruína da famacracia<br />

ameaçava levar demasiado por diante.<br />

41<br />

Preâmbulo


Autocrítica. Resistência<br />

Sem dúvida, um dos que primeiro farejou esta necessidade foi Andres<br />

Lepik, que entendeu como uma oportunidade o dar uma volta na aparência<br />

radical ideológica —que muitos compreenderam como uma oportunidade<br />

de maquilhar o cadáver e abrir assim uma nova via que permitisse manter<br />

intactas as estruturas desse sistema. A exposição Small Scale, Big Change 5<br />

rompia com a hegemonia do mundo dos edifícios de grandes orçamentos e<br />

os arquitetos que vestiam de preto, para chamar a atenção sobre as arquiteturas<br />

construídas nas periferias do primeiro mundo e que constituiriam<br />

um referente edificante sobre uma arquitetura totalmente carente das<br />

cobiçosas ambições da arquitetura icónica e seus artífices.<br />

Face a esse panorama, que já começava a dar sinais claros não só de<br />

esgotamento como também de podridão, apresentava-se uma aposta<br />

atrativa e oportuna mas que acabou por fazer com que o necessário tema<br />

de uma arquitetura que recuperasse como princípio a sua responsabilidade<br />

para com a sociedade, que propusesse soluções a partir de uma austeridade<br />

entendida como uma essencialidade de alta qualidade, se converte-se<br />

num novo produto de consumo que revitalizasse e reinventasse o panorama<br />

famacrático, gerando um panteão de novas figuras que, a partir da aparente<br />

complacência no seu estreado protagonismo, continuem a produzir<br />

mais imobilismo e perpetuando uma ideologia que insiste em simplificar e<br />

monopolizar as possibilidades de ação para a arquitetura.<br />

iv.<br />

Uma das aparentes faces de regeneração da credibilidade intelectual da<br />

arquitetura e da crítica de arquitetura que surgiram neste período foi o<br />

da figura do curador, apoiada na afirmação de que a curadoria constitui a<br />

nova forma de crítica.<br />

Ante, mas não contra, essa grande parte da crítica que se tinha transformado<br />

numa máquina de propaganda servil para muitos poderes muitos<br />

preferiram refugiar-se nos seus nichos de poder tentando não pôr demasiado<br />

em dúvida nesse sistema em desmoronamento, alguns talvez com a<br />

intuição de que quando as coisas voltassem à sua condição pré-crise (às<br />

vezes com um otimismo ilusório) não tinham rebentado nem posto demasiado<br />

em jogo demasiado o seu espaço vital. Ou talvez também porque<br />

cabe suspeitar que, convencidos da inevitabilidade desse desmoronamento,<br />

recorrer à base do prestígio intelectual era a melhor e menos estigmatizável<br />

via da famacracia e resolver isto criando no pensamento, senão<br />

mercadoria intelectualoide.<br />

O que num princípio se apresentava como um campo de reação para<br />

propor e reapresentar as formas críticas do pensamento arquitetónico e<br />

enfrentar temas que exigiam uma análise e reflexão foi delatando a sua<br />

42<br />

<strong>Fredy</strong> <strong>Massad</strong>


VI <strong>Premio</strong> de Arquitectura <strong>Ascensores</strong> <strong>Enor</strong><br />

natureza estéril, território de ações que apenas levavam à inação, o seu<br />

carácter de nova variante de espetáculo duvidosamente pretensioso em<br />

eventos centrados em performances, happenings e uma suposta hibridação<br />

com a alternatividade cultural, política… e neologismos sempre antepostos<br />

do prefixo pseudo–. Eventos (dos que a Trienal de Lisboa de 2013 podem<br />

considerar-se paradigmáticos) não eram senão divertimentos inócuos,<br />

insubstanciais, que diziam enfrentar-se ao poder quando, de facto, não<br />

faziam senão confirmar a sua inutilidade, a sua incapacidade para atuar<br />

como verdadeiros substitutos de um sistema que parecia, na realidade,<br />

estar a utilizá-los.<br />

Não se pode deixar de registar o que implica a sensacionalista mas interessantemente<br />

ambígua proclamação de Peter Eisenman acerca de Rem<br />

Koolhaas: «He is the archistar and now is the curator star».<br />

Se a passada Bienal de Veneza comissariada/curada por David<br />

Chipperfield foi uma espécie de insípido cabaret onde se misturavam,<br />

como no tango, «la bíblia y el calefón», e que culminou no despropósito de<br />

outorgar o Leão de Ouro à Torre David de Urban Think Tank, tudo isso com<br />

o objeto de querer posicionar-se já não só o próprio como a toda a elite<br />

nesse falso horizonte ético e de mudança para uma arquitetura que está<br />

a confundir o social com boníssimo e populismo, a apresentação da atual<br />

edição da Bienal pode ser interpretada, pode ser lida —e queiramos entender<br />

a frase de Eisenman como um retorcido sarcasmo ou como um elogio<br />

realizado à figura de Koolhaas, o sentido será reforçado da mesma forma—<br />

como uma confirmação do curatorial como elemento e argumento para a<br />

famacracia. Koolhaas curador é um clamor ao ego personalista, a necessidade<br />

de recorrer ao velho sábio para que nos ilumine com os seus truques<br />

e armadilhas, a de negar à arquitetura e, portanto, aos arquitetos para<br />

finalmente autoproclamar-se como the special one. É um perverso canto de<br />

cisne, mas que muitos insistem em continuar a ver como luz de esperança<br />

ou alegoria da inteligência arquitetónica.<br />

v.<br />

Com toda a segurança, encontramo-nos no momento ótimo para tentar<br />

colocar em dia os modelos que constroem a arquitetura ainda que, com<br />

igual segurança, podemos reconhecer vigente a tenaz resistência a deixar<br />

para trás uma conceção da profissão que, através de sucessivas mutações<br />

e camuflagens para não deixar de ser um negócio, tenta seguir viva. O<br />

momento possui um potencial forte e evidente, mas seria ingénuo negar<br />

a complexidade e energia combativa (não a partir de uma agressividade<br />

virulenta, senão propositiva) que fará debilitar por completo as estruturas<br />

desse sistema que regeu a arquitetura durante este tempo.<br />

43<br />

Preâmbulo


Autocrítica. Resistência<br />

Devem surgir ações, que devemos afirmar como críticas, tanto do campo<br />

do pensamento como da construção, que levem a romper com o respeito<br />

e a dependência a esses poderes. E devemos convencer-nos de que os<br />

argumentos e a capacidade para fazê-lo estão já aí presentes —e não têm<br />

nada a ver com esses desejos nostálgicos de uma velha crítica da que, creio,<br />

alguns não anseiam tanto recuperar o seu vigor intelectual como o poder<br />

dirigista que albergava a sua autocomplacente endogamia; em qualquer<br />

caso, como indicava no início do texto, certamente ainda que se desejasse<br />

recuperar essa antiga crítica, nenhum dos seus modelos, que foram coerentes<br />

e úteis no seu contexto, seriam válidos hoje porque, para o bem e para<br />

o mal, a nossa sociedade é hoje muito mais dinâmica, complexa e difícil de<br />

delimitar e precisamos de outras formas de crítica que saibam dissecar e<br />

interpretar este tempo.<br />

Esta ação crítica poderá ver para diante comprometendo-se na construção<br />

de um projeto conjunto e plural a partir da seriedade e da ética (que<br />

tem sido tão malversada), deixando em primeiro lugar de acatar obedientemente<br />

a sua relegação para um imposto anonimato, para a falsa acusação<br />

de inanidade ou mediocridade que tacitamente impôs sobre ela essa<br />

fanfarria de estrelatos e ícones. Fator a favor destas ações é certamente o<br />

seu maior conhecimento real do tempo em que vivemos, das suas ferramentas<br />

para a difusão, comunicação e intercâmbio de ideias e opiniões, e<br />

de um espírito não preconceituoso, não limitado pelas convenções sobre<br />

o que deve ser considerado autoridade e hierarquia, capaz de dissecar e<br />

articular reflexão, opinião e debate a partir de recursos e vias mais independentes<br />

e estimulantes.<br />

⋅⋅⋅<br />

A arquitetura está neste momento a deixar para trás um período de<br />

ficções, ilusões e falaciosas narrativas às quais muitos ainda se empenham<br />

em continuar aferrados, mediante novas invenções se for necessário.<br />

Para levar a um fim estas más ficções a crítica deve despertar para dúvidas,<br />

para outras inquietudes, valorizar formas de fazer mas não mais nem<br />

a estilos nem a personagens.<br />

À margem deste campo estéril existe realismo, existem outras arquiteturas.<br />

Arquiteturas comprometidas com construir um espaço social<br />

genuíno e democrático e reconstruir com esse mesmo trabalho um sentido<br />

honesto para a Arquitetura, nutrindo-se da realidade, sem precisar de<br />

ficções. Arquiteturas com a preocupação de trabalhar com o seu tempo e<br />

no seu tempo, de garantir um uso humano e sustentável da tecnologia e a<br />

fundação de caminhos críticos que forneçam e criem ambiente férteis de<br />

pensamento e diálogo, e de cujo valor faz parte sobretudo a lucidez que<br />

44<br />

<strong>Fredy</strong> <strong>Massad</strong>


VI <strong>Premio</strong> de Arquitectura <strong>Ascensores</strong> <strong>Enor</strong><br />

lhes permitiu ter capacidade de resistência contra estas sinergias e contextos<br />

antes descritos, sem vergar-se a eles, sem deixar-se complexar por eles.<br />

Neste momento, ante a necessidade de reivindicar e reforçar a energia e<br />

capacidade propositiva destas arquiteturas, a convocatória de um prémio<br />

pode não ser uma espécie de mera formalidade protocolar senão uma<br />

ocasião para gerar um espaço de encontro que estimule o diálogo, o debate<br />

e a reflexão; para examinar o que realmente está a acontecer a partir de<br />

uma profunda e livre vontade de descobrir, entender e interpretar o que<br />

realmente está a acontecer, em que direções a procura está a ser feita…<br />

E fazê-lo a partir de algumas regras de jogo claras, que não deem lugar a<br />

manipulações; regras que permitam que o resultado essencial dessa convocatória<br />

seja examinar o que está a acontecer realmente, para além das<br />

elucubrações tendenciosas e interessadas empenhadas em pronunciar-se<br />

sobre direções e ideologias para a arquitetura.<br />

Pessoalmente, a experiência como jurado na VI edição dos Prémios <strong>Enor</strong><br />

foi muito enriquecedora. Em primeiro lugar, por ter reafirmado a presença<br />

e vigor dessa outra arquitetura que (frequentemente, é completamente<br />

ignorada pelos focos mediáticos) construiu e está a construir no território<br />

da Península Ibérica um panorama arquitetónico livre dos jogos histéricos<br />

que certos sectores de poder querem efetuar. E também por ter podido<br />

constatar que a importância essencial desta convocatória de prémios não<br />

são unicamente os galardões a entregar em si; senão o facto de que, tanto<br />

os projetos premiados como toda a seleção de projetos e finalistas, serem<br />

reflexo de um encontro de diálogo e pensamentos partilhados: a expressão<br />

de uma conclusão conjunta sobre um estado especificamente atual da<br />

arquitetura.<br />

Uma conclusão que é esperançosa porque evidencia que, afastada dos<br />

postulados de modas, interesses e todos esses persistentes discursos que<br />

querem continuar a degradar a arquitetura com fastos e famacracia, continua<br />

a haver arquitetura nutrida por compromissos honestos e responsáveis.<br />

E é esperançoso, e exige uma positiva energia combativa e rigor, ter<br />

ante si a tarefa de dotá-la de um corpus teórico e crítico que recupere de<br />

forma essencial os significados, valores e força construtiva da arquitetura.<br />

45<br />

Preâmbulo


Autocrítica. Resistência<br />

1.<br />

Tomás de Celano, «Vida Segunda» em J.A.Guerra (ed.), San Francisco de Asís. Escritos.<br />

Biografias. Documentos de la época, Madrid: BAC, 1980. (pág. 247)<br />

2.<br />

O escritor norte-americano T. C. Boyle disseca em Las mujeres (Impedimenta, 2013), o<br />

seu romance biográfica sobre Frank Lloyd Wright, tanto a figura do génio autoproclamado<br />

e o seu constante trabalho de manutenção da sua aura poderosa como a do entregado<br />

admirador-vassalo. Uma leitura interessante que, a partir da ficção, estimula<br />

à análise no território da realidade da fé e obediência aos mitos e seus pés de barro.<br />

3.<br />

Usamos anteriormente também o termo celebriticracia, proposto pela jornalista britânica<br />

Marina Hyde. A partir das suas colunas na seção «Lost in showbiz» do jornal<br />

The Guardian e do seu livro Celebrity: How entertainers took over the world and why<br />

we need an exit strategy (Harvill Sacker, 2009), através de uma vertente humorística,<br />

Hyde apresentou uma dura e inteligente crítica ao poder outorgado às figuras<br />

contemporâneas consideradas celebrities. A sua análise centrada em figuras pertencentes<br />

à indústria do entretenimento apresenta analogias extrapoláveis para<br />

determinadas atitudes e situações da arquitetura-estrela e seus protagonistas. No<br />

seu ensaio académico A Short History of Celebrity (Princeton University Press, 2010),<br />

Fred Inglis utiliza também o termo celebrity para sublinhar o carácter deste fenómeno<br />

e suas figuras como de uma invenção cultural. Recorremos neste ensaio ao termo<br />

«fama» para recuperar a sua relação com a origem etimológico do termo, que deriva<br />

do grego antigo Фημη e o vocábulo latino fama, que designava a força demoníaca ou<br />

deusa responsável pela origem e perniciosa difusão de rumores e mexericos ou notícias<br />

fatídicas, com o objeto de, a partir de uma interpretação contemporânea, sublinhar<br />

o efeito venenoso ou destrutivo deste poder da informação gerada por e em<br />

torno destes fenómenos e figuras da arquitetura.<br />

4.<br />

Abordo este assunto de forma concreta no artigo La melancolía mató al crítico<br />

(http://www.btbwarchitecture.com/2012/04/la-melancolia-mato-al-critico.html)<br />

5.<br />

A exposição teve lugar no MoMA entre 3 de outubro de 2010 e 3 de janeiro de 2011.<br />

Mais recentemente, Lepik realizou a curadoria da exposição Think Global, Build Social!<br />

que pôde ser visitada no ArchitekturZentrum de Viena entre 15 de março e 1 de julho<br />

de <strong>2014</strong>.<br />

46<br />

<strong>Fredy</strong> <strong>Massad</strong>


VI <strong>Premio</strong> de Arquitectura <strong>Ascensores</strong> <strong>Enor</strong><br />

Índice obras premiadas y finalistas<br />

Gran <strong>Premio</strong> <strong>Enor</strong><br />

49<br />

Edificio perimetral y adecuación del<br />

entorno del templo romano de Diana<br />

Jose María Sánchez García<br />

<strong>Premio</strong> <strong>Enor</strong> Arquitectura Joven<br />

69 Escuela de hostelería<br />

en antiguo matadero<br />

Sol 89<br />

Obras finalistas<br />

89<br />

Biblioteca pública de Ceuta<br />

Paredes Pedrosa Arquitectos<br />

109<br />

Sede Consejo Consultivo<br />

Castilla y León<br />

Estudio CAMPOBAEZA<br />

129<br />

Reforma de la facultad de biología<br />

celular de la Universidad de Alcalá<br />

Héctor Fernández Elorza<br />

149<br />

Proyecto de recuperación<br />

del entorno de la fortaleza<br />

y playa fluvial de Goián<br />

Pablo Gallego Picard<br />

47


Índice obras<br />

169<br />

Reintegración urbana<br />

del patrimonio cultural de A Chaínza<br />

Salgado e Liñares arquitectos<br />

189<br />

Casas patio<br />

bosch.capdeferro arquitectures<br />

209<br />

57 viviendas universitarias<br />

en el Campus de la ETSAV<br />

H Arquitectes<br />

dataAE<br />

229<br />

Espacio transmisor<br />

del túmulo megalítico de Seró<br />

Toni Gironès<br />

249<br />

Viviendas sociales en Vallecas<br />

Guillermo Vázquez Consuegra<br />

269<br />

Casa Lude<br />

Grupo Aranea<br />

289<br />

Ermita de San Juan Bautista<br />

Alejandro Beautell<br />

48


VI <strong>Premio</strong> de Arquitectura <strong>Ascensores</strong> <strong>Enor</strong><br />

309<br />

Lagar Oliveira da Serra<br />

Bak Gordon Arquitectos<br />

329<br />

Museu de Arte e Arqueologia<br />

do Vale do Côa<br />

Camilo Rebelo<br />

Pedro Tiago Pimentel<br />

349<br />

Recuperação de Núcleo Rural<br />

Nuno Graça Moura<br />

369<br />

Remodelação geral do edifício<br />

sede do Banco de Portugal<br />

Gonçalo Byrne<br />

Falcão de Campos<br />

389<br />

Casa na rua do Arco<br />

João Álvaro Rocha<br />

409<br />

Casa da Escrita<br />

João Mendes Ribeiro<br />

429<br />

Data Center Portugal Telecom<br />

JLCG Arquitectos<br />

49

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!