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Economía feminista: unidad de acción frente<br />

al neoliberalismo y al patriarcado<br />

María Pazos Morán.<br />

Autora del libro ‘Desiguales por Ley. Las políticas públicas contra la igualdad de género’<br />

Este otoño se ha producido un evento que me parece de especial relevancia para el feminismo español: el IV<br />

Congreso de Economía Feminista, celebrado en Carmona (Sevilla), durante los días 3, 4 y 5 de Octubre de<br />

2013, y organizado en esta ocasión por la Universidad Pablo de Olavide.<br />

Este no ha sido solamente un congreso científico, y no ha sido como los anteriores. Este año el movimiento<br />

feminista ha estado más presente que nunca. Durante tres días, y sus noches, trescientas mujeres y media docena<br />

de hombres hemos estado discutiendo intensamente de política y de economía. Al contrario que en otros<br />

congresos, las conversaciones de los pasillos no giraban en torno a los artículos publicados, las tesis leídas o los<br />

proyectos de investigación conseguidos… ni mucho menos del tiempo, porque no había tiempo de todo eso.<br />

Los comentarios eran más del tipo: “¿Has visto lo que ha dicho” “¡No estoy de acuerdo!” “Dicen que esta<br />

sesión ha sido muy polémica” O incluso, según expresó una joven en el plenario final, “Me voy de aquí con<br />

una contradicción que me recorre todo el cuerpo”. ¿Qué mejor broche de oro podríamos imaginar para un<br />

congreso que la constancia de que ha servido para replantearnos nuestras anteriores percepciones y certezas<br />

La confusión es necesaria para que de ella surjan nuevas ideas y proyectos colectivos, sobre todo cuando<br />

se trata nada menos que de desmantelar el Patriarcado.<br />

Afortunadamente, el debate económico ha llegado a atraer la atención del feminismo actual. No es que el<br />

interés no estuviera ahí, no es que no se supiera que la división sexual del trabajo es la base económica del<br />

Patriarcado; no es que no viéramos día a día la discriminación de las mujeres en empleos, salarios y pensiones.<br />

No es que, por otro lado, el feminismo no se hubiera siempre rebelado contra la reducción de las mujeres al<br />

ámbito doméstico, y denunciado las diferencias de género en los usos del tiempo, la doble y triple jornada<br />

femenina, el síndrome de la cuidadora y tantos otros fenómenos asociados al desigual reparto de los cuidados.<br />

Para comprobar la larga historia de la conciencia económica feminista, nos basta leer “Tres Guineas” de<br />

Virginia Wolf, y aún antes los escritos de Flora Tristán, John Stuart Mill y Harriette Taylor, etc., etc.<br />

El interés estaba ahí, pero latente, y ahora se ha despertado en toda su amplitud. Esta es la gran novedad:<br />

el movimiento feminista ha llegado a la necesidad de arremangarse para meter las manos en la masa de la<br />

economía. Ya no se trata solamente de denunciar la situación desigual de hombres y mujeres en todos los<br />

ámbitos materiales, que eso sí se venía haciendo durante las últimas décadas, sino de responder a la pregunta<br />

crucial: ¿Qué podemos hacer ante esta situación Este es el punto de inflexión, lo que Celia Amorós llama el<br />

paso del ‘memorial de agravios’ a la construcción de las reivindicaciones feministas.<br />

Con el ánimo de contribuir a este proceso, en este artículo abordaré algunos temas que considero cruciales,<br />

conservando y reflejando los ecos que aún conservo en mi memoria de las interesantísimas discusiones de<br />

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