Instrucciones de uso de este material - Sida Studi
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• Observa cómo hablas <strong>de</strong> y con tu cuerpo, ¿qué dices <strong>de</strong> él<br />
cuando lo miras, cuando lo sientes<br />
• Observa que temores tienes con respecto a tu cuerpo.<br />
Aprendamos a respetar el cuerpo, aprendamos a respetarnos<br />
a través <strong>de</strong> nuestros cuerpos, nuestros cuerpos que importan.<br />
Para crear y ubicarnos en un mundo mejor.<br />
El Orgasmo: el “sexo” mandamiento o multiples<br />
“El mito <strong>de</strong> la felicidad sexual, <strong>de</strong> alguna manera,<br />
reglamenta el placer “.<br />
Michel Foucault<br />
Si hay algún hecho que está relacionado con el placer sexual<br />
es el orgasmo y que se ha convertido en la finalidad única<br />
y última <strong>de</strong> las relaciones sexuales, <strong>de</strong>l sexo, en su climax<br />
o culminación.<br />
Durante el orgasmo se libera <strong>de</strong> forma “placentera” toda la<br />
tensión corporal acumulada durante la excitación sexual,<br />
estimulada por las sensaciones, emociones, fantasías,…<br />
En los últimos tiempos el mo<strong>de</strong>lo heterosexista impone la<br />
producción <strong>de</strong> orgasmos con las consecuencias que ello<br />
tiene, entre otras: una vivencia <strong>de</strong> la sexualidad reduccionista<br />
y limitada a la genitalidad. Des<strong>de</strong> <strong>este</strong> mo<strong>de</strong>lo, el placer<br />
<strong>de</strong> las mujeres, se genera en el seno <strong>de</strong> las relaciones<br />
heterosexuales, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la mecanización <strong>de</strong>l acto <strong>de</strong> la penetración<br />
vaginal.<br />
De hecho, el <strong>de</strong>bate en torno a los diferentes orgasmos femeninos<br />
es un claro reflejo <strong>de</strong>l control social <strong>de</strong>l cuerpo y<br />
<strong>de</strong>l placer <strong>de</strong> las mujeres. La norma heterosexista impone<br />
y clasifica la sexualidad y los <strong>uso</strong>s <strong>de</strong>l placer <strong>de</strong> las mujeres<br />
en torno a la la presencia <strong>de</strong>l pene (<strong>de</strong>l hombre). De ahí<br />
que, la calidad y “madurez” <strong>de</strong> la sexualidad <strong>de</strong> las mujeres<br />
está relacionado con la producción <strong>de</strong> orgasmos mediante<br />
penetración vaginal <strong>de</strong> un pene. Y en esta producción, prevalece<br />
la ley <strong>de</strong>l mercado-consumista: “cuanto más mejor”.<br />
Esta norma también señala las partes <strong>de</strong>l cuerpo que pue<strong>de</strong>n<br />
(<strong>de</strong>ben) ser tocadas, excitadas, estimuladas (con el pene, claro)<br />
y esa zona son los genitales. Esta genitalización <strong>de</strong>l placer<br />
supone una fragmentación <strong>de</strong>l cuerpo, <strong>de</strong> las personas (<strong>de</strong><br />
las mujeres). Pareciera como si el placer, la sexualidad estuviera<br />
focalizada en <strong>de</strong>terminadas zonas, <strong>de</strong>spojándonos <strong>de</strong><br />
nuestra integridad, nuestras i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s como seres.<br />
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