Taller de Expresión Oral y Escrita - Universidad Nacional de Loja
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<strong>Taller</strong> <strong>de</strong> Expresión <strong>Oral</strong> y <strong>Escrita</strong><br />
con bellas frases, sino que es preciso, a<strong>de</strong>más, adaptar la expresión a las diversas necesida<strong>de</strong>s<br />
en tal forma que la impresión causada en los que escuchan sea lo más dura<strong>de</strong>ra posible.<br />
Los fines <strong>de</strong> la expresión oral son, principalmente, mover las pasiones, <strong>de</strong>leitar la imaginación,<br />
influir sobre la voluntad y <strong>de</strong>sarrollar los conocimientos<br />
Todo el mundo pue<strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r a expresar sus i<strong>de</strong>as y pensamientos <strong>de</strong> un modo correcto, claro<br />
y con la mayor eficacia en todas las circunstancias <strong>de</strong> la vida y según las exigencias <strong>de</strong> ésta.<br />
Para ello no sólo habrá <strong>de</strong> tenerse en cuenta la forma y manera <strong>de</strong> construir los períodos, sino<br />
que también habrá <strong>de</strong> cuidarse la psicología <strong>de</strong> las palabras.<br />
El primer fin que hay que procurar conseguir cuando se trate <strong>de</strong> educar la elocución es regular<br />
la emotividad <strong>de</strong>l individuo cuando a éste, más que las i<strong>de</strong>as y las palabras, le falte seguridad<br />
al expresarse a causa <strong>de</strong> su especial manera <strong>de</strong> ser o por cualquier otra circunstancia. Una vez<br />
logrado esto, la persona <strong>de</strong> quien se trata estará ya preparada para hablar lo mismo ante sus<br />
más cercanos familiares que ante un número más o menos gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> individuos <strong>de</strong>sconocidos.<br />
Osadía.- Para lograr la osadía que juzgamos indispensable en las relaciones interpersonales,<br />
nada mejor que proce<strong>de</strong>r por grados, esto es, habituarse en un principio a intervenir en las<br />
discusiones familiares respecto a todos aquellos asuntos que se conozcan, <strong>de</strong>sarrollando sin<br />
temor sus propios argumentos. Luego se proce<strong>de</strong>rá <strong>de</strong> igual modo con los más íntimos amigos;<br />
seguidamente con algún <strong>de</strong>sconocido, pero no sin necesidad, procurando siempre dominarse<br />
y conservar la sangre fría, cuando ya se tenga la seguridad <strong>de</strong> este dominio, aproveche<br />
cualquier oportunidad <strong>de</strong> hablar ante un corto número <strong>de</strong> personas con ocasión <strong>de</strong> alguna reunión<br />
<strong>de</strong> sociedad, <strong>de</strong> una comida, etc., eligiendo un tema que conozca a la perfección. Porque<br />
si el tema se <strong>de</strong>sconoce, es tan <strong>de</strong>ficiente el lenguaje, tan poca la limpi<strong>de</strong>z <strong>de</strong>l relato, que la<br />
atención <strong>de</strong> los oyentes se <strong>de</strong>svía fácilmente, se fatiga; y si <strong>de</strong> ello se da cuenta el que habla y<br />
en consecuencia pier<strong>de</strong> la serenidad, vuelve a caer en los <strong>de</strong>fectos que trataba <strong>de</strong> corregir.<br />
La persona que se expresa bien, se hace atractiva a todo aquel que la trata; y por sólo sus razonamientos,<br />
por muchos que sean sus <strong>de</strong>fectos físicos, halla siempre una buena acogida en<br />
cualquier reunión, sobretodo si a su encantadora manera <strong>de</strong> hablar une el arte <strong>de</strong> saber hablar<br />
para cada interlocutor una palabra amable, una aprobación tácita a sus razones, una disculpa<br />
para sus vicios o <strong>de</strong>fectos. Con ello se <strong>de</strong>ja en todas partes un recuerdo agradable y grato.<br />
Hay que saber influir sobre los <strong>de</strong>más mediante la palabra, pues no hay que olvidar que los<br />
más sinceros impulsos, las más puras i<strong>de</strong>as, son rechazadas si no se sabe expresarlas <strong>de</strong>bidamente.<br />
Por otra parte, no es posible tener confianza en las propias fuerzas <strong>de</strong> persuasión, si no<br />
se tiene la seguridad completa <strong>de</strong> una fluida expresión.<br />
Al <strong>de</strong>sarrollar una argumentación, procure que ésta sea vigorosa, sin fisuras por don<strong>de</strong> el<br />
interlocutor pudiera penetrar para <strong>de</strong>struir nuestros propios razonamientos o cuando menos,<br />
para restarles eficacia. Ante una argumentación sólida, sobretodo si se apoya en testimonios,<br />
hechos y documentos irrebatibles, el adversario no tiene otro remedio que batirse en retirada o<br />
rendirse agobiado ante la imposibilidad <strong>de</strong> refutar nuestros argumentos.<br />
Si hay necesidad <strong>de</strong> modificar nuestra argumentación, nada mejor que estudiar con cuidado en<br />
el interlocutor el efecto <strong>de</strong> los primeros razonamientos, la actitud <strong>de</strong> éste, la expresión <strong>de</strong> su<br />
rostro al escucharnos, indica claramente qué partes <strong>de</strong> la argumentación son débiles y <strong>de</strong>ben<br />
ser reforzadas, qué otras son admitidas ya como ciertas, y esto permitirá trazarse una nueva<br />
línea <strong>de</strong> conducta para llegar al fin propuesto. A la vez que hay que procurar no <strong>de</strong>jar sin lógica<br />
contestación, en forma <strong>de</strong> rebatirlas, todas las refutaciones <strong>de</strong>l adversario.<br />
La susceptibilidad se combate haciendo caso omiso a las críticas que no ataquen a la propia<br />
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