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Nuevo Obispo de Iquitos
ENERO
MARZO
El Vicariato Apostólico de Iquitos
UN POCO DE HISTORIA
La Congregación de Propaganda Fide creó el 5 de
febrero del año 1900, a partir del Decreto “Cum
interior pars”, tres Prefecturas Apostólicas: San
León del Amazonas, encomendada a la Orden de
San Agustín, San Francisco del Ucayali,
encomendada a la Orden de los Franciscanos
Menores, y Santo Domingo del Urubamba,
encomendada a la Orden de los Predicadores.
Dice literalmente así: “Por la parte septentrional o
de San León del Amazonas, comprenderá el río
Marañón con todos sus afluentes y en mismo
Amazonas igualmente con todos sus afluentes
(menos el Ucayali) hasta los límites con el Brasil,
con Colombia y con el Ecuador”.
La extensión de la Prefectura de San León del
Amazonas era entonces de 380.000 Km2. Hoy
día solamente se extiende por 94.000 Km2.
Después de realizar una larga y penosa travesía
desde Lima durante cuarenta y ocho días,
llegaron a Iquitos los primeros agustinos. Al
frente venía el Prefecto Apostólico P. Paulino
Díaz, y, con él, los padres Pedro Prat, Bernardo
Calle, Plácido Mallo y el Hno. Pío Gonzalo.
La Prefectura sería elevada a la categoría de
Vicariato Apostólico de Iquitos, el 26 de mayo
de 1921. Benedicto XV expidió la bula de
Territorio del Vicariato Apostólico de Iquitos
nombramiento de Obispo Titular de Aucanda a
favor de Mons. Sotero Redondo el 16 de junio
de 1921, que sería consagrado obispo en la
Iglesia de San Agustín de Lima el 27 de agosto
de 1922. Este mismo 1921 se formaría la
Prefectura de San Gabriel del Marañón
encomendada a la Congregación de los
Pasionistas con sede en Yurimaguas. En julio de
1945 se desmembraría nuevamente la zona
norte y oriental para constituir la Prelatura de
San José del Amazonas con sede en Indiana,
encargada a la Orden de los Franciscanos
Menores de la Provincia Canadiense.
CONSOLIDACIÓN Y EXPANSIÓN
(1945/1960)
La cantidad de misioneros fue siempre escasa.
Habrían de transcurrir muchos años, hasta
1945, en que se darían nuevas circunstancias y
una esperanza renovada comenzaría a
despertar: la llegada de un equipo de
misioneros jóvenes y el nombramiento de Mons.
José García Pulgar como Vicario Apostólico.
Este tiempo está enmarcado en dos momentos:
consolidación de una pastoral itinerante y
fijación de residencias y puestos de misión; y la
proyección de programas dinamizadores,
orientados más integralmente al desarrollo en
programas de ahorro y servicios, experiencias de
granjas, etc. que asumían las orientaciones de
la pastoral de la Iglesia.
DEL VATICANO II EN ADELANTE
A partir de la década de los sesenta el Vicariato
de Iquitos pasó por una crisis orgánica difícil. Las
enormes tasas de crecimiento demográfico (de
12 mil habitantes a principios del siglo XX había
pasado a medio millón al iniciarse el siglo XXI) y
el caos general de la organización urbana no
hicieron posible una pastoral coherente y
sistematizada, aun cuando ello no quiere decir
que la fuerza eclesial y la presencia de lo
cristiano no se aproximase mucho más al sentir
del pueblo, al mundo de la cultura, a las luchas
reivindicativas, a la orientación de las fuerzas eje
del devenir regional, como lo muestra el Primer