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conceptos, criterios, y enfoques necesarios para desarrollar el ...

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ENSAYO Rev. Bol. Ecol. 16: 73- 98, 2004<br />

CONCEPTOS, CRITERIOS, Y ENFOQUES NECESARIOS<br />

PARA DESARROLLAR EL MANEJO SOSTENIBLE DE FAUNA<br />

SILVESTRE EN BOLIVIA<br />

CONCEPTS, CRITERIA, AND MINDSETS NEEDED TO<br />

DEVELOP SUSTAINABLE WILDLIFE MANAGEMENT IN<br />

BOLIVIA<br />

Damián I. Rumiz 1, 2 y Wendy R. Townsend 1<br />

RESUMEN<br />

La importancia de la fauna silvestre en los ecosistemas bolivianos debería ser una razón suficiente <strong>para</strong> que ésta sea incluida<br />

en las estrategias de desarrollo. Si a eso sumamos <strong>el</strong> rol que la fauna tiene <strong>para</strong> la gente rural de las tierras bajas de Bolivia,<br />

<strong>el</strong> manejo de fauna silvestre debería ser un componente clave de las actividades nacionales e internacionales de lucha contra<br />

la pobreza. A fin de mejorar <strong>el</strong> entendimiento de este potencial, presentamos la historia, <strong>conceptos</strong> y <strong>criterios</strong> asociados con<br />

<strong>el</strong> manejo de fauna. El manejo varía según las limitaciones y oportunidades ecológicas, biológicas y económicas de cada<br />

escenario. Este documento discute mod<strong>el</strong>os científicos <strong>para</strong> estimar <strong>el</strong> rendimiento máximo de la cosecha de fauna dentro<br />

de los límites de sostenibilidad. Sin embargo, es necesario aclarar que sin la participación y <strong>el</strong> conocimiento de las comunidades<br />

local los mod<strong>el</strong>os permanecerán sólo a niv<strong>el</strong> académico. Presentamos experiencias principalmente de Latinoamérica, citamos<br />

y revisamos una fuente considerable de material <strong>para</strong> quienquiera informarse más sobre manejo de fauna. Adicionalmente,<br />

se presentan estándares internacionales <strong>para</strong> determinar la vulnerabilidad, las amenazas y la extinción de especies, con sus<br />

páginas web de consulta correspondientes, <strong>para</strong> que los investigadores futuros puedan mantenerse actualizados. Finalmente,<br />

damos recomendaciones <strong>para</strong> hacer d<strong>el</strong> manejo de la fauna silvestre una propuesta viable <strong>para</strong> Bolivia.<br />

ABSTRACT<br />

The importance of wildlife to Bolivian ecosystems should be sufficient to plan for their inclusion in dev<strong>el</strong>opment strategies.<br />

But if we add to that, the role that game has in the diets of rural people in lowland Bolivia, wildlife management should be<br />

considered a key component of national and international anti poverty activities. To increase the understanding of this potential,<br />

we present the history, definitions and concepts associated with wildlife management. Wildlife management differs according<br />

to the ecological, biological, and economic restraints and opportunities at each scenario. The document discusses the scientific<br />

mod<strong>el</strong>s for estimating the Maximum Sustainable Yi<strong>el</strong>d (MSY) within the limitations of sustainability. However it is necessary<br />

to clarify that without local knowledge and participation the mod<strong>el</strong>s remain academic. As far as possible, experiences shared<br />

are from Latin America and considerable source material is reviewed and cited. The international standards for determining<br />

vulnerability, threats and extinction are presented with their corresponding web pages so future scholars can remain up to date<br />

on the regulations. In total there is considerable source material for any that wish to inform thems<strong>el</strong>ves about wildlife management.<br />

Finally, the paper makes recommendations for changes and activities to make wildlife management a viable proposition for<br />

Bolivia.<br />

1 Museo de Historia Natural No<strong>el</strong> Kempff Mercado, Santa Cruz, Bolivia. E-mail wtownsend@fi<strong>el</strong>dmuseum.org<br />

2 Wildlife Conservation Society, Santa Cruz, Bolivia. E-mail drumiz@wcs.org<br />

73


REVISTA BOLIVIANA DE ECOLOGÍA Y CONSERVACIÓN AMBIENTAL<br />

INTRODUCCIÓN<br />

La diversidad biológica ha sido reconocida por su importancia<br />

ecológica y económica como <strong>el</strong> tema central de la estrategia<br />

nacional de desarrollo sostenible de Bolivia (MDSP, 2001).<br />

En <strong>el</strong>la, la fauna silvestre se destaca por su valor actual <strong>para</strong><br />

la subsistencia de los pueblos indígenas d<strong>el</strong> oriente boliviano<br />

(p.e. TOWNSEND y RUMIZ este número) y por su valor<br />

potencial en <strong>el</strong> biocomercio sostenible (MDSP, 2002). Sin<br />

embargo, la planificación d<strong>el</strong> uso sostenible de la fauna silvestre<br />

y la generación de capacidades nacionales y locales <strong>para</strong><br />

dicho manejo están aún en una etapa incipiente (MÉRIDA,<br />

2003).<br />

El presente ensayo intenta responder a la escasez y<br />

desconocimiento de la información disponible en Bolivia <strong>para</strong><br />

guiar <strong>el</strong> diseño e implementación de programas de manejo<br />

sostenible de fauna. Con la experiencia ya acumulada en los<br />

programas de vicuña y de lagarto, <strong>el</strong> desarrollo de la nueva<br />

legislación sobre vida silvestre, y las recientes propuestas de<br />

manejo de caza de subsistencia, aprovechamiento de loros,<br />

cueros de taitetú y peni, peces de acuario, etc., pensamos<br />

que éste era <strong>el</strong> momento adecuado <strong>para</strong> comenzar la discusión<br />

y difusión de <strong>criterios</strong> técnicos sobre <strong>el</strong> tema. Esperamos que<br />

profesionales locales, usuarios interesados y representantes<br />

de oficinas de gobierno u ONGs que están involucrados en<br />

programas de uso sostenible de recursos se beneficien de la<br />

información e ideas esbozadas en este documento y<br />

contribuyan a mejorarlas. Para <strong>el</strong>lo, hacemos al principio una<br />

reseña histórica sobre las actitudes humanas y usos de la<br />

fauna silvestre con énfasis en Latinoamérica y definimos una<br />

serie de <strong>conceptos</strong> útiles <strong>para</strong> <strong>el</strong> tratamiento d<strong>el</strong> tema,<br />

señalando las principales referencias bibliográficas y fuentes<br />

de información disponibles. Luego discutimos algunos aspectos<br />

de las especies y los hábitats que afectan <strong>el</strong> potencial de<br />

manejo y examinamos opciones r<strong>el</strong>evantes al escenario en<br />

Bolivia. Finalmente, identificamos oportunidades y desafíos<br />

nacionales <strong>para</strong> <strong>el</strong> desarrollo d<strong>el</strong> manejo sostenible de fauna.<br />

Historia d<strong>el</strong> uso y actitudes hacia la vida silvestre<br />

El uso de la fauna por los humanos se remonta al mismo<br />

origen de la especie humana, cuando los cazadores /<br />

recolectores obtenían alimento, abrigo y herramientas de los<br />

animales silvestres y los consideraban parte integral de su<br />

visión cosmogénica. Con la domesticación de animales y<br />

plantas, la sedentarización y <strong>el</strong> crecimiento de la población<br />

los humanos perdieron esta r<strong>el</strong>ación estrecha con la fauna<br />

silvestre, pero no la necesidad de sus productos. La fauna<br />

silvestre fue explotada a mayor escala <strong>para</strong> comercializar su<br />

pi<strong>el</strong>, carne o aceite, fue perseguida por los daños que causaba<br />

al ganado y cultivos, y la cacería se transformó de una actividad<br />

de subsistencia a una de deporte. Más negativa aún, la<br />

creciente modificación de los hábitats naturales fue causando<br />

la erradicación de muchas especies no adaptables a estos<br />

nuevos ecosistemas.<br />

Ante la degradación d<strong>el</strong> ambiente natural y la disminución de<br />

la fauna, la actitud de la sociedad industrializada también fue<br />

cambiando y dió origen a ideas sobre ética, ecología y<br />

economía que actualmente son r<strong>el</strong>evantes en <strong>el</strong> manejo<br />

forestal y de fauna. En Norteamérica, a fines de 1800, surgieron<br />

corrientes de pensamiento ‘ecocéntricas’ que, como la de<br />

John Muir, promovían la ‘preservación’ o protección estricta<br />

de la naturaleza y que dieron origen a la creación de los<br />

primeros parques nacionales en los Estados Unidos (SHAW<br />

1985). A principios de 1900, Gifford Pinchot y Aldo Leopold<br />

planteaban la ‘conservación’ como <strong>el</strong> uso múltiple de recursos<br />

forestales a largo plazo, <strong>para</strong> <strong>el</strong> cual se aplican los <strong>conceptos</strong><br />

ecológicos y se busca <strong>el</strong> mantenimiento de valores ambientales<br />

más amplios. Ellos sentaron las bases éticas y técnicas d<strong>el</strong><br />

manejo forestal y d<strong>el</strong> manejo de fauna con fines cinegéticos,<br />

que impulsaron la creación de reservas <strong>para</strong> uso forestal,<br />

caza deportiva y conservación de fauna en Norteamérica. De<br />

todos modos, <strong>el</strong> enfoque de explotación ‘minera’ de la fauna,<br />

que maximiza las ganancias inmediatas y que acaba en poco<br />

tiempo con <strong>el</strong> recurso silvestre prevaleció hasta más allá de<br />

la mitad d<strong>el</strong> siglo veinte (PERLEY, 2000).<br />

Aunque en <strong>el</strong> norte se empezaba a hablar de protección o<br />

conservación, en Latinoamérica ocurría la explotación minera<br />

de los recursos de flora y fauna impulsada por los mercados<br />

de Norteamérica y Europa. Después de la casi exterminación<br />

d<strong>el</strong> cocodrilo de la costa (Crocodylus acutus) y <strong>el</strong> d<strong>el</strong> Orinoco<br />

(C. intermedius) en Colombia y Venezu<strong>el</strong>a entre 1940 y 1950,<br />

le siguió la d<strong>el</strong> caimán negro (M<strong>el</strong>anosuchus niger) en la<br />

Amazonía y la d<strong>el</strong> yacaré de hocico ancho (Caiman latirostris)<br />

en la cuenca d<strong>el</strong> Plata (THORBJARNARSON, 1991). El jaguar<br />

(Panthera onca), la londra (Pteronura brasiliensis) y la chinchilla<br />

(Chinchilla brevicaudata) casi desaparecieron por la demanda<br />

de pi<strong>el</strong>es, y cuando éstos escasearon, <strong>el</strong> mercado de los<br />

abrigos se orientó hacia otras especies (Lontra longicaudis,<br />

Leopardus pardalis, L. wiedii). En Bolivia, la cosecha comercial<br />

fue muy intensa en los años 60 y 70’s <strong>para</strong> los gatos y londras,<br />

y también afectó otras especies cazadas y dejadas en montones<br />

como cebo <strong>para</strong> los f<strong>el</strong>inos. También los pecaríes (Tayassu<br />

pecari y T. tajacu) fueron perseguidos por su cuero, y además<br />

la cacería comercial se diversificó con la captura viva de<br />

monos <strong>para</strong> investigación biomédica y de psitácidos <strong>para</strong><br />

mascotas (RIBERA, 1996). Durante los 80’s, las exportaciones<br />

bolivianas con certificado CITES incluyeron miles de <strong>para</strong>bas<br />

y monos, decenas de miles de pi<strong>el</strong>es de percaríes y de gatos,<br />

y cientos de miles de cueros de lagartos (Caiman yacare) y<br />

penis (Tupinambis spp.), además de la exportación ilegal no<br />

cuantificable (PACHECO, 1992). Hacia fines de los 80’s,<br />

74


RUMIZ, D. I. y W. R. TOWNSEND: Conceptos, Criterios y Enfoques Para El Manejo de Fauna<br />

<strong>el</strong> mercado internacional de pi<strong>el</strong>es decayó notablemente por<br />

<strong>el</strong> movimiento de defensa de los derechos de los animales,<br />

y desde entonces la cosecha comercial de fauna en Bolivia<br />

disminuyó también por que en 1990 la veda general de caza<br />

y comercialización de fauna determinó la ilegalidad de estas<br />

exportaciones. A pesar de que dicha veda y la ‘pausa ecológica’<br />

forestal de 1990, obligaban a los madereros proveer carne de<br />

animales domésticos a los trabajadores de campo, la cosecha<br />

comercial de carne y de mascotas continuó durante los 90’s<br />

(RIBERA, 1996).<br />

De todos modos, en los 90’s hubo avances muy significativos<br />

en aspectos conceptuales, legales e institucionales de Bolivia,<br />

enmarcados en la nueva política de desarrollo sostenible y<br />

en la ratificación d<strong>el</strong> Convenio sobre Diversidad Biológica.<br />

Con apoyo de la cooperación internacional se fortaleció <strong>el</strong><br />

Sistema de Areas Protegidas, se implementó la nueva<br />

legislación forestal, y se desarrolló una estrategia nacional de<br />

conservación y uso sostenible de la biodiversidad (IBISCH,<br />

2003a). Aunque nadie volvió a ver en libertad a una chinchilla,<br />

las poblaciones de londras, gatos, caimanes de las tierras<br />

bajas se han recuperado en algunos lugares. En <strong>el</strong> caso d<strong>el</strong><br />

lagarto (Caiman yacare), su aumento poblacional abrió la<br />

posibilidad de comenzar con un programa de cosecha<br />

sostenible como ejemplo de aplicación de la estrategia de uso<br />

sostenible de la biodiversidad y de lucha contra la pobreza<br />

(APARICIO y RÍOS, 2003).<br />

Historia de la disciplina de manejo de fauna silvestre<br />

El concepto de manejo de animales de caza (‘game<br />

management’) de Aldo Leopold (LEOPOLD, 1933), entendido<br />

por “<strong>el</strong> arte de lograr que la tierra produzca cosechas anuales<br />

sostenidas de animales de caza <strong>para</strong> uso recreativo”, evolucionó<br />

con los avances en la ecología y con un enfoque<br />

multidisciplinario en las modernas disciplinas de manejo de<br />

fauna silvestre (‘wildlife management’) y de la biología de la<br />

conservación (‘conservation biology’). La contribución de<br />

universidades, sociedades científicas y zoológicos en Estados<br />

Unidos, Europa y Australia fue clave <strong>para</strong> dar sustento científico<br />

a la conservación y <strong>el</strong> manejo, con la integración de <strong>conceptos</strong><br />

de demografía (p.e. ‘rendimiento sostenible’), genética de<br />

poblaciones (p.e. metapoblaciones, endogamia, población<br />

mínima viable), ecología de comunidades (p.e. recursos clave,<br />

restauración de hábitat) y ecología de paisaje (p.e.<br />

insularización, corredores, manejo ecosistémico) (p.e.<br />

CAUGHLEY, 1977; SOULÉ y WILCOX, 1980; SOULÉ 1986;<br />

WILSON, 1988; MCCULLOUGH ,1996). También, han sido<br />

muy útiles los avances tecnológicos d<strong>el</strong> uso de sensores<br />

remotos <strong>para</strong> clasificar y mapear los hábitats, de radio t<strong>el</strong>emetría<br />

y GPS <strong>para</strong> estudiar los movimientos de la fauna, y de SIG<br />

<strong>para</strong> analizar espacialmente toda esta información. Otras<br />

herramientas sofisticadas son las trampas -cámara que<br />

permiten registrar la diversidad y abundancia de fauna a niv<strong>el</strong><br />

local, y las técnicas de genética molecular aplicadas a la<br />

conservación (p.e. CULLEN et al., 2003).<br />

Desde hace décadas, una serie de revistas científicas<br />

americanas y europeas exponen estos ad<strong>el</strong>antos d<strong>el</strong> manejo<br />

de vida silvestre (p.e. Journal of Wildlife Management, Wildlife<br />

Biology), la biología de la conservación (Biological Conservation,<br />

Oryx), la ecología (Ecology, Journal of Applied Ecology), salud<br />

animal (Journal of Wildlife Diseases) y temas r<strong>el</strong>acionados<br />

(ver Cuadro 1 <strong>para</strong> una lista más completa). Particularmente<br />

influyentes <strong>para</strong> <strong>el</strong> manejo de fauna en <strong>el</strong> hemisferio norte<br />

han sido las tres publicaciones periódicas y los cinco manuales<br />

de la Wildlife Society (BOOKHOUT, 1994, es la quinta edición).<br />

La cuarta edición de este manual (SCHEMNITZ, 1980),<br />

traducida al cast<strong>el</strong>lano (RODRIGUEZ-TARRÉS, 1987), fue<br />

una de las primeras obras generales sobre métodos de estudio<br />

de la fauna silvestre accesible a los hispano parlantes. Otra<br />

obra general en español fue <strong>el</strong> manual <strong>para</strong> censos de los<br />

vertebrados terrestres (TELLERÍA, 1986).<br />

Paral<strong>el</strong>amente, en Latinoamérica tuvieron lugar las experiencias<br />

iniciales de manejo y conservación de capibaras (OJASTI,<br />

1973), monos (HELTNE, 1980) y otras especies.<br />

Compilaciones y análisis de casos acumulados durante los<br />

80’s (ROBINSON y REDFORD, 1991a; OJASTI, 1993) y 90’s<br />

(CAMPOS et al., 1996; ROBINSON y BENNETT, 2000; RUBIO<br />

et al., 2001; CAMPOS-ROZZO y ULLOA, 2003; SILVIUS et<br />

al., 2004) son una fuente clave de información y <strong>conceptos</strong><br />

<strong>para</strong> <strong>el</strong> desarrollo de la disciplina. Un aporte importante ha<br />

sido la formación de profesionales en postgrados de<br />

universidades americanas (como Florida y California) y en los<br />

programas de manejo de fauna de Costa Rica, Venezu<strong>el</strong>a,<br />

Chile, Argentina y Brasil (ver una discusión de postgrados en<br />

LOPEZ y OREJUELA, 2003). Con la organización de los<br />

Congresos de Manejo de Fauna en la Amazonía y<br />

Latinoamérica (B<strong>el</strong>én 1992, Iquitos 1995 y 2004, Santa Cruz<br />

de la Sierra 1997, Asunción 1999, Cartagena de Indias 2001)<br />

y la publicación de las memorias respectivas (FANG et al.,<br />

1997; FANG et al., 1999; CABRERA et al., 2000; POLANCO-<br />

OCHOA, 2003) la investigación, la capacitación y la<br />

comunicación entre profesionales latinoamericanos ha<br />

avanzado considerablemente. Los resúmenes de estos<br />

congresos están accesible en internet (www. vicongreso.com.pe),<br />

al igual que otras publicaciones periódicas y<br />

portales institucionales r<strong>el</strong>evantes al tema (Cuadro 1 ).<br />

En Bolivia, la investigación y formación académica en biología,<br />

ecología y zoología se desarrolló durante los 80’s y 90’s en<br />

las principales universidades d<strong>el</strong> país (La Paz, Cochabamba<br />

75


REVISTA BOLIVIANA DE ECOLOGÍA Y CONSERVACIÓN AMBIENTAL<br />

Cuadro 1: Algunas revistas científicas y otras fuentes de información r<strong>el</strong>evante al manejo y conservación<br />

de fauna que pueden revisarse en Internet.<br />

Revistas en inglés de cobertura global<br />

Revistas o sitios web con énfasis en Latinoamérica<br />

Journal of Wildlife Management,<br />

Wildlife Bulletin, Wildlife Monographs,<br />

Wildlife Research, Wildlife Biology,<br />

European J. of Wildlife Research,<br />

Journal of Wildlife Rehabilitation, Journal of Wildlife Diseases,<br />

J. of Zoo and Wildlife Medicine,<br />

Journal of Zoology, Oryx, Auk, Condor, Journal of Herpetology,<br />

Studies on Neotropical Fauna and Environment,<br />

Animal Biodiversity and Conservation, Animal Conservation,<br />

Biotropica, Bioscience, Biological Conservation, Biodiversity<br />

and Conservation,<br />

Conservation Biology,<br />

Conservation Genetics,<br />

Ecology, Journal of Ecology,<br />

Journal of Applied Ecology<br />

Restoration Ecology,<br />

Mammalian Species.<br />

Vida Silvestre Neotropical,<br />

Acta Amazónica, Biota Neotrópica, Mastozoología Neotropical,<br />

Ornitología Neotropical,<br />

Revista de Biología Tropical,<br />

Revista de Ecología Latinoamericana<br />

Interciencia,<br />

www.amazonia.org.br<br />

www.ecoterrabrasil.com.br/<br />

www.siamaz.ufpa.br/<br />

www.renctas.org.br/<br />

www.vicongreso.com.pe/<br />

www.cedsip.org/<br />

www.museono<strong>el</strong>kempff.org/<br />

www.cidob-bo.org/biblioteca/<br />

Otros sitios web r<strong>el</strong>evantes<br />

www.wcs.org, www.iucnredlist.org<br />

www.kent.ac.uk,<br />

y Santa Cruz) con <strong>el</strong> apoyo de la cooperación internacional.<br />

Las revistas científicas con temas r<strong>el</strong>evantes al manejo de<br />

fauna son “Ecología en Bolivia” publicada por <strong>el</strong> Instituto de<br />

Ecología de La Paz y la “Revista Boliviana de Ecología y<br />

Conservación Ambiental” publicada por la Fundación Patiño<br />

ahora en Santa Cruz. Obras nacionales de referencia son <strong>el</strong><br />

“Libro Rojo de los Vertebrados de Bolivia” (ERGUETA y<br />

MORALES, 1996), la “Lista anotada de las aves de Bolivia”<br />

(HENNESSEY et al., 2003), y recientemente, “Biodiversidad<br />

la riqueza de Bolivia” (IBISCH y MERIDA, 2003). Existen al<br />

menos dos obras publicadas en <strong>el</strong> país y orientadas a la<br />

capacitación <strong>para</strong> <strong>el</strong> estudio de fauna (RABINOWITZ, 2003;<br />

FEINSINGEr, 2004), y otras también accesibles sobre manejo<br />

y conservación de fauna (OJASTI, 1993, 2000; CULLEN et<br />

al., 2003), conservación biológica (PRIMACK et al., 2001),<br />

diseño y monitoreo de proyectos (MARGOLUIS y SALAFSKY,<br />

1998).<br />

CONCEPTOS BÁSICOS EN EL MANEJO DE FAUNA<br />

SILVESTRE<br />

El principio más importante a considerar es que los animales<br />

y los hábitats no son todos iguales desde la perspectiva d<strong>el</strong><br />

manejo. Cada especie tiene su propia capacidad <strong>para</strong> explotar<br />

<strong>el</strong> ambiente, crecer, reproducirse y responder ante la<br />

depredación o cosecha. Algunas especies son generalistas<br />

y pueden explotar una gran gama de recursos alimenticios,<br />

mientras que otras son especialistas y están restringidas a un<br />

hábitat o recurso particular. Igualmente, los habitats difieren<br />

en su capacidad de alimentar a las especies, y pueden sostener<br />

altas o bajas poblaciones de una especie, y distintas<br />

combinaciones de <strong>el</strong>las. Finalmente, <strong>el</strong> estatus de conservación<br />

de las especies, determinado en gran parte por los factores<br />

anteriores, influyen en sus posibilidades de manejo. A<br />

continuación se presentan <strong>conceptos</strong> y ejemplos de la variación<br />

en estos aspectos y su r<strong>el</strong>evancia <strong>para</strong> <strong>el</strong> manejo.<br />

Biología y taxonomía básica<br />

Con una visión amplia, consideramos que la fauna y su manejo<br />

concierne a animales vertebrados (mamíferos, aves, reptiles,<br />

anfibios y peces), invertebrados (moluscos, insectos,<br />

crustáceos, entre otros) y su hábitat. Los grupos animales<br />

presentan claras diferencias morfológicas, ecológicas y<br />

metabólicas entre sí, las que pueden ser muy importantes<br />

<strong>para</strong> <strong>el</strong> manejo porque determinan la abundancia y producción<br />

de sus poblaciones. Por ejemplo, los mamíferos y aves tienen<br />

que consumir energía <strong>para</strong> mantener una temperatura corporal<br />

alta y estable (homeotermia) que les permite volar y/o estar<br />

activos casi en cualquier situación climática. Los invertebrados,<br />

76


RUMIZ, D. I. y W. R. TOWNSEND: Conceptos, Criterios y Enfoques Para El Manejo de Fauna<br />

Cuadro 2- Algunas definiciones biológicas y taxonómicas r<strong>el</strong>evantes <strong>para</strong> <strong>el</strong> manejo<br />

Especie: es un conjunto de individuos morfológicamente similares, que se aparean entre sí y dan descendencia fértil. Son<br />

identificadas científicamente con un nombre binomial en latín (<strong>el</strong> género y <strong>el</strong> epíteto específico, por ejemplo: Rhea americana,<br />

<strong>el</strong> piyo). Las especies similares y cercanamente emparentadas comparten un mismo género (p.e., Alouatta sara y Alouatta<br />

caraya son <strong>el</strong> manechi colorado y <strong>el</strong> negro). Las familias agrupan géneros emparentados (p.e., fam. Dasypodidae, incluye<br />

todos los armadillos como tatúes, pejis, corechi). Otras categorías taxonómicas superiores (orden Primates, clase Mamíferos)<br />

muestran r<strong>el</strong>aciones de filogenia (= parentesco) entre grupos más heterogéneos de organismos.<br />

Población: grupo de individuos de la misma especie que ocupan un área definida en un tiempo específico, por lo que<br />

interactúan y se reproducen habitualmente entre sí (y no tanto con individuos de otra población, aunque sí pueden hacerlo).<br />

Es la entidad biológica objeto d<strong>el</strong> aprovechamiento o manejo (p.e.: la población de lagartos d<strong>el</strong> TIPNIS, o la de roble de una<br />

concesión forestal). Una población puede estar más o menos aislada de otras similares por barreras naturales antiguas o<br />

antrópicas recientes, y mostrar diferencias notables en <strong>el</strong> tamaño, color, comportamiento, etc. de sus individuos. Las poblaciones<br />

aisladas y pequeñas tienen alto riesgo de extinguirse y presentan desafíos mayores <strong>para</strong> <strong>el</strong> manejo.<br />

Subespecie: son poblaciones se<strong>para</strong>das, y a menudo diferentes, de otras de la misma especie. En su denominación científica<br />

llevan un tercer término (p. e. Panthera onca palustris, <strong>el</strong> jaguar d<strong>el</strong> sur).<br />

Especies silvestres: las que están sujetas a los procesos de evolución natural y viven libres en su hábitat (aunque en parte<br />

pueden estar en cautiverio). Especies domésticas: las que han sufrido un proceso de manejo y s<strong>el</strong>ección artificial por <strong>el</strong><br />

hombre. Poblaciones ferales: fueron originalmente domésticas y retornaron al medio silvestre.<br />

Especies endémicas: están restringidas en su distribución geográfica a un sitio, cuenca, país o región; lo contrario son las<br />

especies de distribución amplia. Especies nativas: cuando se hallan en su área de distribución original, o exóticas en<br />

r<strong>el</strong>ación a áreas donde no ocurren naturalmente.<br />

Biodiversidad o diversidad biológica, es la variabilidad de organismos vivos en todos los niv<strong>el</strong>es, dentro de cada especie,<br />

entre las especies y los ecosistemas.<br />

peces, anfibios y reptiles, en cambio, dependen d<strong>el</strong> calor<br />

ambiental <strong>para</strong> ‘funcionar’, pero usan poca energía (alimento)<br />

y en condiciones adecuadas producen mucha más masa<br />

corporal o crías por unidad de biomasa que los homeotermos.<br />

Dentro de un mismo grupo animal, por ejemplo en los primates,<br />

sus representantes comparten más similitudes entre sí que<br />

con otros mamíferos (p. e. los murciélagos), pero igual muestran<br />

diferencias notables que permiten reconocer subgrupos, y<br />

dentro de <strong>el</strong>los, entidades más homogéneas que llamamos<br />

especies (ver Cuadro 2).<br />

Los animales también pueden clasificarse por su tipo de<br />

alimentación (herbívoros, carnívoros, omívoros, carroñeros)<br />

o su niv<strong>el</strong> trófico en <strong>el</strong> ecosistema (consumidores primarios,<br />

secundarios, descomponedores), lo que también afecta su<br />

eficiencia energética. De la cantidad de energía solar<br />

aprovechable <strong>para</strong> los productores que llega a un hábitat, una<br />

parte se convierte en tejido vegetal, gran parte de <strong>el</strong>la se<br />

disipa cuando la planta se convierte en masa corporal de<br />

herbívoro, y otra parte similar se pierde cuando un carnívoro<br />

se alimenta d<strong>el</strong> herbívoro. Como consecuencia de las leyes<br />

de termodinámica, la densidad, biomasa y producción de los<br />

depredadores (Cuadro 3) va a ser mucho menor que la de<br />

los herbívoros porque <strong>el</strong> alimento disponible disminuye al<br />

subir cada niv<strong>el</strong> trófico (SHAW, 1985). Debido a ésto, es<br />

mucho más productivo manejar herbívoros que carnívoros<br />

por unidad de hábitat natural.<br />

Aspectos más finos de la ecofisiología, dieta, reproducción,<br />

comportamiento, dinámica de poblaciones, parásitos,<br />

patógenos, etc. de una especie animal también afectan su<br />

producción y potencial <strong>para</strong> <strong>el</strong> manejo. Una revisión general<br />

de dichos aspectos puede verse en CAUGHLEY y SINCLAIR<br />

(1994), y una examinación d<strong>el</strong> caso de los mamíferos<br />

neotropicales en ROBINSON y REDFORD (1986, 1989).<br />

Algunos patrones que surgen de estos análisis son que a<br />

mayor tamaño corporal, menor es la densidad que una especie<br />

de mamífero puede<br />

77


REVISTA BOLIVIANA DE ECOLOGÍA Y CONSERVACIÓN AMBIENTAL<br />

Cuadro 3. Algunas definiciones ecológicas r<strong>el</strong>evantes al manejo<br />

Abundancia y densidad poblacional<br />

La abundancia es <strong>el</strong> número de individuos de una población en un área de estudio, un parche de hábitat, etc.; pero como<br />

no siempre se puede determinar de manera absoluta, a menudo se expresa con índices de abundancia r<strong>el</strong>ativa (frecuencia<br />

de avistajes por día, individuos escuchados por hora, nidos o hu<strong>el</strong>las por km recorrido, etc.). La densidad es <strong>el</strong> número<br />

estimado de individuos (o parejas de aves, o matas de pasto, etc.) por unidad de área (hectárea, km 2 ), o de volumen (algas<br />

por mm 3 ), y también puede expresarse de manera r<strong>el</strong>ativa, como % de una especie con respecto a otra. Se entiende por<br />

densidad ecológica <strong>el</strong> número de individuos / área de hábitat útil, y por densidad bruta la abundancia sobre un área que incluye<br />

áreas no útiles <strong>para</strong> la especie. La densidad expresada como <strong>el</strong> peso de los individuos por unidad de área es la biomasa<br />

de la población.<br />

Comunidades y sistemas.<br />

El conjunto de poblaciones de distintas especies que ocurren e interactúan en un mismo espacio y tiempo se llama comunidad.<br />

Estas especies mantienen r<strong>el</strong>aciones de depredación, <strong>para</strong>sitismo, mutualismo, competencia, etc. que determinan la red<br />

trófica de la comunidad. La estructura de esta red, la riqueza de especies, la productividad y la biomasa son características<br />

descriptivas de la comunidad. Cuando se considera a la comunidad biológica junto con su ambiente físico se lo llama<br />

ecosistema. Los flujos de energía, ciclos de nutrientes y de materia orgánica son caracteres emergentes d<strong>el</strong> ecosistema.<br />

La producción primaria es la síntesis de materia orgánica que hacen las plantas en base a la energía solar (se mide en g de<br />

biomasa /m 2 de su<strong>el</strong>o / año), y la producción secundaria es la de los animales que se alimentan de las plantas. La biomasa<br />

vegetal (materia acumulada gracias a la productividad primaria, pero disminuida por la respiración de los productores y <strong>el</strong><br />

aprovechamiento de los consumidores) es muy alta en comunidades de bosque, intermedia en matorrales y sabanas, y baja<br />

en los desiertos y comunidades de alta montaña. La biomasa animal sigue un patrón similar, pero normalmente tiene valores<br />

mucho más bajos que los de las plantas. El niv<strong>el</strong> de densidad o biomasa máxima que puede sostener de manera estable<br />

una población en un hábitat se lo denomina capacidad de carga o K.<br />

Cuadro 4. Algunos <strong>conceptos</strong> sobre estructura y dinámica poblacional<br />

Estructura y dinámica poblacional<br />

La proporción de individuos de cada sexo (% de machos y hembras) y clase de edad (p.e. % de adultos viejos, adultos jóvenes,<br />

juveniles, crías) representan la pirámide de edades o estructura de la población. Esta estructura (p.e. con muchos o pocos<br />

juveniles, con más o menos hembras que machos entre los adultos, etc.) es <strong>el</strong> resultado de los procesos dinámicos de<br />

reproducción y muerte operantes en la población. Estos a su vez dependen de factores climáticos, la disponibilidad de<br />

alimentos, la depredación, la ocurrencia de enfermedades, etc.<br />

Cuando los recursos son abundantes, la población puede crecer a su mayor tasa intrínseca posible (r max), determinada por<br />

la máxima fecundidad de sus hembras (número de nacimientos, o huevos puestos, por hembra, en un año) y por la mortalidad<br />

(proporción de individuos que muere en cada clase) que sea lo menos adversa a dicho incremento. En esta situación, y <strong>para</strong><br />

maximizar la contribución de sus genes en la próxima generación, las hembras producen la mayor cantidad de descendientes<br />

posibles (estrategia r) ya que los riesgos de mortalidad son bajos. Cuando la población se aproxima a su capacidad de carga<br />

o K y los recursos escasean, <strong>para</strong> las hembras es más ventajoso producir menos crías pero que estén bien pre<strong>para</strong>das <strong>para</strong><br />

sobrevivir a alta densidad (estrategia K). La representación de tal crecimiento en <strong>el</strong> tiempo muestra que va ac<strong>el</strong>erándose<br />

desde <strong>el</strong> principio, es máximo en <strong>el</strong> medio, y luego desac<strong>el</strong>era <strong>para</strong> no crecer más en <strong>el</strong> niv<strong>el</strong> de K (es <strong>el</strong> mod<strong>el</strong>o logístico).<br />

Cosecha sostenible<br />

D<strong>el</strong> mencionado mod<strong>el</strong>o logístico deriva <strong>el</strong> concepto de rendimiento máximo sostenible, que se lograría manteniendo a la<br />

población a un niv<strong>el</strong> donde <strong>el</strong> crecimiento es máximo, cerca de la mitad d<strong>el</strong> K. Sin embargo, una cosecha excesiva por error<br />

(es difícil estimar <strong>el</strong> K) sería un riesgo grande, por lo que se aconseja hacerlo a un niv<strong>el</strong> mayor (60 y 80 % d<strong>el</strong> K), y dar<br />

seguimiento a la tendencia de la población bajo manejo.<br />

Potencial reproductivo<br />

Las distintas especies animales pueden ordenarse en un gradiente que tendría en un extremo a los estrategas r (especies<br />

de tamaño pequeño, vida corta, muchas crías que maduran rápido, con una alta tasa intrínseca de crecimiento y una rápida<br />

renovación poblacional) que pueden ser “plagas” y especies con alto potencial <strong>para</strong> cosecha. En <strong>el</strong> otro extremo están los<br />

estrategas K (de mayor tamaño, longevos, pocas crías que necesitan varios años <strong>para</strong> madurar, tienen una baja tasa de<br />

crecimiento y lenta renovación), los que a menudo son especies amenazadas. Para cosechar sosteniblemente especies que<br />

están cerca de este extremo hay que cuidar su escaso potencial reproductivo. A las hembras les lleva un tiempo llegar a ser<br />

reproductivas, y su fecundidad luego va aumentando con la edad. La tasa de crecimiento de la población depende entonces<br />

no sólo d<strong>el</strong> tamaño de la camada, sino también d<strong>el</strong> número y la edad de las hembras reproductivas.<br />

78


RUMIZ, D. I. y W. R. TOWNSEND: Conceptos, Criterios y Enfoques Para El Manejo de Fauna<br />

alcanzar, y que la tasa intrínseca de crecimiento poblacional<br />

está r<strong>el</strong>acionada más a la dieta y filogenia que al tamaño de<br />

las especies (ver definiciones en Cuadro 4). Adicionalmente,<br />

se ve que las especies grandes tienden a tener mayor variación<br />

en la densidad entre sitios que las pequeñas, y eso las hace<br />

más vulnerable a la extinción.<br />

Habitat y productividad<br />

La producción primaria de la que se van a alimentar directa<br />

o indirectamente los consumidores varía bastante según los<br />

ecosistemas (ver definiciones en Cuadro 3), y depende<br />

principalmente de la temperatura, la disponibilidad de agua y<br />

de nutrientes. La mayor productividad y acumulación de<br />

biomasa vegetal ocurre en los bosques tropicales húmedos,<br />

y va decreciendo con la latitud hacia los bosques tropicales<br />

estacionales, los bosques templados y los bosques fríos. Los<br />

bosques inundables tienen casi la misma productividad que<br />

los bosques tropicales húmedos pero con un tercio de su<br />

biomasa, mientras que las savanas son tan productivas como<br />

algunos bosques pero con un décimo de su biomasa (BEGON<br />

et al., 1986). Con este panorama, parece mejor <strong>el</strong>egir los<br />

bosques tropicales húmedos <strong>para</strong> producir y cosechar la fauna<br />

silvestre, pero en realidad, la mayor parte de esta producción<br />

primaria consiste en madera, la cual no representa alimento<br />

más que <strong>para</strong> los insectos. Además, en muchos bosques<br />

tropicales <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o es pobre en nutrientes y las plantas los<br />

economizan reciclándolos y protegiendo con químicos sus<br />

hojas <strong>para</strong> reducir <strong>el</strong> consumo por los folívoros.<br />

Entonces, los numerosos vertebrados herbívoros y omnívoros<br />

que querríamos cosechar en los bosques tropicales húmedos<br />

(venados, antas, pecaríes, pavas de monte,) son algo escasos<br />

porque dependen principalmente de la producción de frutos<br />

que no es tan abundante como la de madera y follaje, y que<br />

en algunas épocas disminuye notablemente. En las savanas<br />

tropicales en cambio, y a pesar de la menor biomasa en pié,<br />

la productividad primaria es r<strong>el</strong>ativamente alta, está<br />

representada por <strong>el</strong> follaje comestible de los pastos y así<br />

puede soportar una alta carga de consumidores. Las savanas<br />

africanas soportan muy alta biomasa de antílopes y otros<br />

consumidores, mientras que los llanos venezolanos muestran<br />

los valores más altos d<strong>el</strong> neotrópico por su carga de capibaras<br />

y ungulados (EISENBERG, 1980). Los bosques amazónicos<br />

inundados también muestran altos valores de biomasa de<br />

mamíferos (PERES, 1999), probablemente por que las<br />

inundaciones renuevan los nutrientes y permiten una alta<br />

producción de frutos y follaje. Los ecosistemas sometidos a<br />

perturbaciones naturales recurrentes en las que se renuevan<br />

los nutrientes (savanas inundables y/o que a veces se queman,<br />

también los bosques inundables,) tienen un alto potencial <strong>para</strong><br />

<strong>el</strong> manejo de algunos recursos faunísticos (peces, lagartos,<br />

capibaras) que allí pueden alcanzar una alta producción.<br />

A menudo, la densidad o biomasa de animales que puede<br />

soportar sosteniblemente un sistema (‘capacidad de carga’)<br />

está limitada por la escasez de recursos durante un corto<br />

período d<strong>el</strong> año, aunque la producción anual pueda ser muy<br />

alta. En esos casos, algunos recursos (p.e. los frutos de<br />

bibosi o de algunas palmas) son críticos o ‘clave’ <strong>para</strong> mantener<br />

la abundancia o asegurar la supervivencia de algunas especies<br />

(WALLACE et al., 2000). El manejo puede aumentar la<br />

capacidad de carga de un hábitat mejorando la disponibilidad<br />

de dichos recursos (p.e. TOWNSEND y RUMIZ, este número).<br />

Diversidad de especies y función ecosistémica<br />

La mayor biomasa y producción primaria de un sistema,<br />

favorece también la variedad (riqueza de especies) y la<br />

complejidad de las r<strong>el</strong>aciones (redes tróficas) entre los<br />

consumidores. Una explicación de la alta riqueza de especies<br />

en un sitio de bosque tropical (diversidad alfa) es que las<br />

oportunidades <strong>para</strong> que los distintos organismos ocupen su<br />

‘nicho ecológico’, o sea que desempeñen una ‘profesión<br />

específica’ en la comunidad, son mucho mayores que en<br />

sistemas más pobres y simples. De todas maneras, la historia<br />

biogeográfica, la heterogeneidad de su<strong>el</strong>os, y otros factores<br />

van a influir en la riqueza de especies de un ecosistema o<br />

región (diversidad gamma), ya que además de la diversidad<br />

alfa de un sitio, aparecen otras especies en los distintos<br />

hábitats adyacentes (diversidad beta).<br />

Con respecto a la distribución geográfica de las especies,<br />

podemos describir un gradiente entre las que están restringidas<br />

a un sitio, cuenca, región o país, llamadas ‘endémicas’ (p.e.<br />

la <strong>para</strong>ba frentiroja, Ara rubrogenis), hasta las que pueden<br />

estar en todo <strong>el</strong> continente (<strong>el</strong> puma, Puma concolor). A su<br />

vez, éstas pueden estar limitadas a un tipo de hábitat o pueden<br />

usar varios tipos. La disponibilidad de uno o varios tipos de<br />

hábitat <strong>para</strong> las especies de fauna va a depender también de<br />

procesos ecosistémicos (como la inundación periódica <strong>para</strong><br />

<strong>el</strong> bosque de várzea, o los fuegos periódicos <strong>para</strong> algunas<br />

pampas d<strong>el</strong> cerrado), los que son <strong>necesarios</strong> también <strong>para</strong><br />

algunas actividades productivas d<strong>el</strong> hombre, y/o que se pueden<br />

ver interrumpidos por dichas actividades. Aquí debemos<br />

mencionar la importancia de los bosques andinos en la<br />

protección de las cuencas de las que depende la población<br />

humana y la fauna aguas abajo, y la de humedales como <strong>el</strong><br />

pantanal que también regulan <strong>el</strong> flujo hídrico y la productividad<br />

de la región (IBISCH, 2003b).<br />

La función normal en muchos ecosistemas depende también<br />

de la presencia de animales que cumplen su rol específico<br />

79


REVISTA BOLIVIANA DE ECOLOGÍA Y CONSERVACIÓN AMBIENTAL<br />

en la polinización, dispersión de semillas, herbivoría,<br />

depredación, reciclado de nutrientes, etc. (p.e. RUMIZ, 2001),<br />

sin los cuales la diversidad y estructura d<strong>el</strong> sistema podría<br />

ser otra (PAINTER y RUMIz, 1999). Algunas especies son<br />

más importantes que otras en <strong>el</strong> mantenimiento de procesos<br />

ecológicos que afectan a toda la comunidad, y se las denomina<br />

‘especies clave’, como sería <strong>el</strong> caso de los <strong>el</strong>efantes que<br />

mantienen la sabana, o los ya mencionados ‘recursos clave’<br />

como son los bibosis <strong>para</strong> frugívoros. Desde <strong>el</strong> punto de vista<br />

d<strong>el</strong> manejo, se puede reconocer también a las ‘especies<br />

bandera’ (p.e. <strong>el</strong> condor andino), que sirven <strong>para</strong> despertar <strong>el</strong><br />

interés público en la conservación, y las ‘especies <strong>para</strong>guas’,<br />

que si se logra conservarlas en su hábitat (p.e. jaguar) se<br />

asegura la supervivencia de muchas otras especies menos<br />

exigentes. También se han identificado ‘especies indicadoras’,<br />

las que por su especificidad de hábitat o sensitividad a<br />

disturbios, pueden ser estudiadas como ejemplo y así reflejar<br />

la ‘salud’ o estado de un ecosistema mucho más diverso e<br />

imposible de estudiar en su totalidad.. Finalmente, <strong>el</strong> concepto<br />

de ‘especie paisaje’ (WCS, 2001) combina varias características<br />

de las anteriores: especies que usan áreas grandes y diversas,<br />

que tienen un impacto significativo en la estructura y función<br />

de los ecosistemas, y que por sus requerimientos de hábitat<br />

en tiempo y espacio son particularmente vulnerables a las<br />

actividades humanas. Este concepto es útil <strong>para</strong> definir<br />

unidades de manejo que son ecológicamente significativas,<br />

identificar dónde y por qué ocurren conflictos entre la gente<br />

y la conservación de los recursos, enfocar los esfuerzos en<br />

la resolución de dichos conflictos, evaluar la efectividad de<br />

los esfuerzos y adaptar los esfuerzos a las condiciones<br />

cambiantes en <strong>el</strong> tiempo.<br />

La alta biodiversidad de bosques tropicales húmedos de tierras<br />

bajas y de montaña de Bolivia tiene valor por su potencial<br />

como fuente de productos variados, raros y aún desconocidos,<br />

por su atractivo científico, educativo, turístico, y por los servicios<br />

ambientales que presta. Estos valores también puede generar<br />

beneficios económicos que contribuyan a asegurar su<br />

mantenimiento a largo plazo (IBISCH, 2003b).<br />

Estatus de conservación de las especies y <strong>el</strong> manejo<br />

Como resultado directo d<strong>el</strong> uso, pero más por las<br />

consecuencias indirectas de las actividades humanas que<br />

destruyen los hábitats naturales, varias especies se han<br />

extinguido y muchas están amenazadas. Tanto la UICN (Unión<br />

Internacional <strong>para</strong> la Conservación de la Naturaleza, IUCN<br />

en inglés) como CITES (Convención <strong>para</strong> <strong>el</strong> Comercion<br />

Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora)<br />

han desarrollado esquemas <strong>para</strong> categorizar a las especies<br />

y así guiar acciones de conservación a niv<strong>el</strong> mundial (Cuadros<br />

5 y 6). La inclusión o no de una especie en determinada<br />

categoría de conservación de UICN (en p<strong>el</strong>igro, vulnerable,<br />

etc.) depende de evaluaciones internacionales de grupos<br />

especialistas, y su restricción <strong>para</strong> <strong>el</strong> comercio internacional<br />

(Apéndice I y II) se decide en las reuniones de la Conferencia<br />

de las Partes de CITES. La inclusión de especies en los<br />

apéndices de CITES tiene consecuencias directas <strong>para</strong> los<br />

países miembros, como Bolivia, en sus decisiones de manejo<br />

o comercialización. Por ejemplo, <strong>el</strong> estatus global puede que<br />

no refleje la situación de una especie a niv<strong>el</strong> d<strong>el</strong> país, y ésto<br />

hasta podría dificultar <strong>el</strong> avance de investigaciones y proyectos<br />

piloto de manejo si la categorización restringe <strong>el</strong> trabajo con<br />

las mismas.<br />

Los <strong>criterios</strong> útiles <strong>para</strong> categorizar <strong>el</strong> estatus de las especies<br />

(amplitud de la distribución geográfica, abundancia, tendencia<br />

d<strong>el</strong> tamaño poblacional, amenazas a su habitat, etc.) han sido<br />

detalladamente explicados (RIBERA, 1996) como apoyo a la<br />

pre<strong>para</strong>ción d<strong>el</strong> Libro Rojo de los Vertebrados de Bolivia<br />

(ERGUETA y MORALES, 1996). En este libro se difundió<br />

por primera vez y de manera exhaustiva <strong>el</strong> conocimiento sobre<br />

la distribución y categorías UICN / CITES de los peces, anfibios,<br />

reptiles, aves y mamíferos d<strong>el</strong> país, y aún constituye una<br />

fuente de consulta clave en cuestiones ‘sobre impactos<br />

ambientales, manejo forestal y usos de fauna. Sin embargo,<br />

la UICN luego introdujo cambios en la definición de categorías<br />

y en los procedimientos cuantitativos <strong>para</strong> la evaluación de<br />

estatus (IUCN, 2001), y también hubo recategorizaciones en<br />

CITES que conciernen a Bolivia. Para ver la lista actualizada<br />

de las especies, se debe consultar los sitios de internet de<br />

UICN (www.uicnredlist.org) y de CITES (www.cites.org) donde<br />

también hay disponible numerosos documentos r<strong>el</strong>evantes.<br />

La categorización de alta amenaza <strong>para</strong> una especie podría<br />

ayudar enfocar mejor los esfuerzos de control y favorecer <strong>el</strong><br />

financiamiento <strong>para</strong> su conservación, pero la designación de<br />

muchas especies también podría diluir dicho énfasis. Por otro<br />

lado, las designaciones de alta amenaza pueden tener impacto<br />

contraproducente <strong>para</strong> una especie si <strong>el</strong>lo, por ejemplo,<br />

suspende iniciativas de cosecha sostenible en tierras privadas<br />

y lleva a un cambio de actividad que produce un peor impacto<br />

sobre <strong>el</strong> hábitat y todas sus especies.<br />

TIPOS DE MANEJO DE FAUNA SILVESTRE<br />

El uso o aprovechamiento de fauna puede clasificarse según<br />

sus objetivos en cacería de subsistencia, deportiva, comercial,<br />

con fines científicos o <strong>para</strong> control de plagas (OJASTI, 1993),<br />

pero <strong>el</strong> uso en sí, no necesariamente implica que los usuarios<br />

tienen objetivos a largo plazo ni <strong>el</strong> conocimiento sobre la<br />

dinámica d<strong>el</strong> recurso. En cambio, una definición clásica de<br />

80


RUMIZ, D. I. y W. R. TOWNSEND: Conceptos, Criterios y Enfoques Para El Manejo de Fauna<br />

Cuadro 5: Categorías de estatus <strong>para</strong> especies según IUCN, se puede consultar las definiciones y las<br />

listas en www.iucnredlist.org<br />

IUCN 2004<br />

EX (extinta), luego de exaustivos inventarios en su área de distribución original no quedan dudas de que murió hasta <strong>el</strong> último<br />

individuo.<br />

EW (extinta en vida silvestre), como la anterior, pero sobrevive en cautiverio o naturalizada en otra área fuera de su distribución<br />

original.<br />

CR (en p<strong>el</strong>igro crítico), EN (en p<strong>el</strong>igro) y VU (vulnerable), especies en cualquiera de las tres se consideran como amenazadas,<br />

hay límites cuantitativos <strong>para</strong> cada categoría establecidos en base a alguno de los cinco <strong>criterios</strong> siguientes:<br />

A. Población en disminución (pasada, presente y/o proyectada)<br />

B. Tamaño d<strong>el</strong> área de distribución (fragmentación, disminución o fluctuaciones)<br />

C. Tamaño poblacional pequeño (fragmentación, disminución o fluctuaciones)<br />

D. Poblaciones muy pequeñas o de distribución restringida<br />

E. Análisis cuantitativo de riesgo de extinción (Análisis Viabilidad Poblacional)<br />

Cada criterio tiene variantes (1, 2, 3,..) y sub variantes (a, b,..) según <strong>el</strong> tipo de información analizada, de manera que la<br />

categoría de una especie puede resultar, por ejemplo, como VU-B1+2c (Vulnerable, por su área de distribución menor a 5,000<br />

km 2 y su área de ocupación menor a 500 km 2 , con fluctuaciones extremas en su población o área; ver IUCN 2004 <strong>para</strong> más<br />

detalles).<br />

NT (casi amenazada), ha sido evaluada <strong>para</strong> los <strong>criterios</strong> anteriores y actualmente no califica como amenazada, pero es<br />

posible que lo haga en <strong>el</strong> futuro.<br />

LC (preocupación mínima), ha sido evaluada y no califica <strong>para</strong> ninguna de las anteriores, incluye especies abundantes y<br />

ampliamente distribuidas.<br />

DD (datos insuficientes), la evaluación muestra que no hay información adecuada <strong>para</strong> categorizarla, y por lo tanto no se<br />

puede decir que esté amenazada (no es una categoría de amenaza).<br />

NE (no evaluada), cuando aún no ha sido evaluada <strong>para</strong> los cinco <strong>criterios</strong>.<br />

Cuadro 6: Listado de especies en los apéndices de CITES, se puede ver documentos y consultar las<br />

listas en www.cites.org<br />

CITES<br />

Apéndice I: incluye las especies en p<strong>el</strong>igro, su comercio es autorizado solo en circunstancias excepcionales. Para su comercio<br />

internacional hacen falta permisos de exportación d<strong>el</strong> país de origen, y de importación d<strong>el</strong> de destino.<br />

Apéndice II: incluye especies no necesariamente en p<strong>el</strong>igro, pero cuyo comercio podría amenazarlas. Hace falta permiso<br />

de exportación (o reexportación), y condiciones de transporte no perjudiciales.<br />

Apéndice III: incluye especies listadas sólo a pedido de su país originario, necesitan permiso de exportación desde dicho<br />

país, o certificado de origen si es de otros países.<br />

81


REVISTA BOLIVIANA DE ECOLOGÍA Y CONSERVACIÓN AMBIENTAL<br />

manejo de vida silvestre (ROBINSON y BOLEN, 1983)<br />

considera: la aplicación d<strong>el</strong> conocimiento ecológico a través<br />

de acciones sobre las poblaciones de vertebrados (y las<br />

plantas y otros animales asociados) con <strong>el</strong> propósito de<br />

promover un balance entre las necesidades de esas<br />

poblaciones y las necesidades de la gente. Las acciones de<br />

manejo pueden incluir actividades restrictivas y proactivas: la<br />

protección sin intervención, la manipulación directa de<br />

poblaciones animales (cosecha, repoblamiento, control) y la<br />

manipulación indirecta mejorando <strong>el</strong> hábitat. Estas acciones,<br />

individuales o combinadas, pueden responder específicamente<br />

a objetivos de recuperación de especies amenazadas, cosecha<br />

sostenible de otras y control de algunas que son ‘plaga’; y en<br />

muchos casos contribuyen a metas más integrales de uso<br />

sostenible de recursos y conservación de biodiversidad<br />

(PRIMACK et al., 2001). A continuación se describen clases<br />

de manejo de fauna r<strong>el</strong>evantes al escenario en Bolivia<br />

agrupados en función de los objetivos inmediatos que<br />

persiguen.<br />

Protección y conservación ‘in situ’.<br />

La creación de parques nacionales, santuarios u otro tipo de<br />

reservas es la herramienta típica de manejo <strong>para</strong> proteger<br />

‘toda’ o parte de la biodiversidad de una región, ya sean<br />

especies amenazadas, especies cosechadas en los<br />

alrededores, recursos clave <strong>para</strong> la fauna, fuentes de<br />

germoplasma útil ya identificado o por identificar, y la<br />

biodiversidad en sentido amplio. Para <strong>el</strong>lo, y según <strong>el</strong> objetivo<br />

de creación d<strong>el</strong> área, se restringen muchos o algunos de los<br />

usos y perturbaciones que pudieran ocurrir en toda o en parte<br />

d<strong>el</strong> área. Esto da origen a áreas intangibles o hasta de uso<br />

moderado, pero que aseguran <strong>el</strong> mantenimiento de sitios clave<br />

<strong>para</strong> la regeneración vegetal, o la nidificación, desove,<br />

alimentación, descanso, paso, etc. de especies animales de<br />

interés. Estas medidas de ‘protección’ en realidad se enmarcan<br />

generalmente en metas más integrales de ‘conservación’ junto<br />

con otras medidas de manejo (ver TOWNSEND y RUMIZ,<br />

este número). La conservación ‘in situ‘ es mucho más fácil<br />

y económica de aplicar que <strong>el</strong> manejo intensivo que se hace<br />

necesario cuando alguna especie llega a un estado crítico de<br />

amenaza.<br />

Manejo intensivo de especies amenazadas<br />

Las categorías de estatus UICN ‘extinta en vida silvestre’, ‘en<br />

p<strong>el</strong>igro crítico’, ‘en p<strong>el</strong>igro’, que coinciden con la inclusión de<br />

dichas especies en Apéndice I de CITES, reflejan la urgencia<br />

de tomar acciones de conservación que a menudo van más<br />

allá de la sola protección de hábitats y también incluyen<br />

conservación ‘ex situ’ en cautiverio. La recuperación<br />

en Norteamérica d<strong>el</strong> sobre-explotado bisonte (Bison bison) o<br />

la d<strong>el</strong> halcón peregrino (Falco peregrinus) afectado por <strong>el</strong> DDT<br />

(SHAW, 1985), y la de los monitos león dorado (Leontopithecus<br />

rosalia) y negro (L. chrysopygus) diezmados por <strong>el</strong> tráfico de<br />

mascotas y la destrucción d<strong>el</strong> bosque atlántico de Brasil son<br />

ejemplos de manejo intensivo (VALLADARES-PADUA et al.,<br />

2001). Esfuerzos de conservación de pequeñas poblaciones<br />

amenazadas implican la integración de aspectos de<br />

investigación en <strong>el</strong> hábitat y en cautiverio, acciones de manejo<br />

(captura, reubicación, cría, liberación, mejora de hábitat, etc.),<br />

acciones de educación ambiental y de política a varios niv<strong>el</strong>es<br />

(VALLADARES-PADUA et al., 2003).<br />

Los zoológicos han desempeñado un pap<strong>el</strong> preponderante<br />

en <strong>el</strong> avance de conocimientos sobre reproducción,<br />

comportamiento, salud y genética de poblaciones cautivas,<br />

que son importantes <strong>para</strong> la conservación y manejo ‘in situ’<br />

y ‘ex situ’ de especies amenazadas (p.e. KLEIMAN et al.,<br />

1996). Programas de UICN en <strong>el</strong> que intervienen zoológicos,<br />

como los planes de supervivencia de especies (o SSP, Species<br />

Survival Plans) tienen especialistas que instruyen sobre las<br />

condiciones de cautiverio adecuadas <strong>para</strong> dichas especies y<br />

promueven <strong>el</strong> manejo intensivo e intercambio de individuos<br />

entre zoos como se intenta realizar actualmente con jaguares<br />

supernumerarios d<strong>el</strong> Zoo de Santa Cruz. En casos críticos<br />

de antílopes y equinos amenazados se ha usado la<br />

inseminación artificial y la transferencia de embriones a madres<br />

sustitutas <strong>para</strong> mejorar la reproducción, en cóndores se ha<br />

recurrido a la incubación artificial y la alimentación de pichones<br />

a mano ‘con títeres’ (<strong>para</strong> evitar <strong>el</strong> comportamiento de fijación<br />

con humanos), y en grullas también se han usado padres<br />

adoptivos de otra especie similar <strong>para</strong> mejorar <strong>el</strong> cuidado de<br />

las crías (ver ejemplos en PRIMACK et al., 2001). Un caso<br />

r<strong>el</strong>ativamente más simple y a la vez exitoso ha sido la<br />

reintroducción d<strong>el</strong> cocodrilo d<strong>el</strong> Orinoco en Venezu<strong>el</strong>a a partir<br />

de juveniles criados en cautiverio (SEIJAS, 2001).<br />

Sin embargo, la idea de que la supervivencia de cualquier<br />

especie puede asegurarse con una población en cautiverio<br />

no es realista, ya que existen serias limitaciones <strong>para</strong> la cría<br />

y la reintroducción. Una revisión de las razones que pueden<br />

hacer fracasar estas iniciativas (JIMÉNEZ PÉREZ, 1996)<br />

destaca los aspectos biológicos (p.e. poblaciones silvestres<br />

pequeñas, riesgos al capturar los últimos individuos, falta de<br />

hábitat <strong>para</strong> la liberación, problemas reproductivos, de<br />

enfermedades, genéticos y de comportamiento en la población<br />

cautiva), <strong>el</strong> entorno social (p.e. la actitud de la gente local<br />

hacia los animales liberados), la disponibilidad de financiamiento<br />

y la estabilidad administrativa d<strong>el</strong> proyecto. También, se<br />

señala la necesidad de usar apropiadamente los términos<br />

técnicos adecuados en <strong>el</strong> tema (p.e. rescate, liberación,<br />

82


RUMIZ, D. I. y W. R. TOWNSEND: Conceptos, Criterios y Enfoques Para El Manejo de Fauna<br />

Cuadro 7: Definiciones r<strong>el</strong>evantes al manejo intensivo <strong>para</strong> conservación y <strong>el</strong> rescate de fauna (DREWS,<br />

2003)<br />

Rescate: responde a las necesidades de animales silvestres que por causas humanas se les han afectado las opciones de<br />

libertad y supervivencia en su hábitat de origen. Incluye acopio, rehabilitación, readaptación y liberación eventual. Es un<br />

compromiso ético <strong>para</strong> garantizar la vida y/o condiciones adecuadas de vida a los animales afectados.<br />

Liberación: término general, acto de liberación de uno o más animales (en un entorno silvestre). Puede ser gradual (“soft<br />

r<strong>el</strong>ease”) cuando se hace una aclimatación y/o se sigue suministrando comida en <strong>el</strong> sitio de liberación, o directa (“hard r<strong>el</strong>ease”)<br />

cuando no.<br />

Reintroducción: se hace en un área donde antes existió la especie pero luego se extinguió.<br />

Refuerzo: se liberan nuevos individuos (de cautiverio o recién capturados en otro sitio) <strong>para</strong> fortalecer una población silvestre<br />

existente.<br />

Reubicación: es <strong>el</strong> traslado desde un punto a otro dentro de su área de distribución<br />

Introducción benigna: establecimiento de una especie con fines de conservación, fuera de su área de distribución, pero en<br />

un hábitat y región ecológica apropiada.<br />

reintroducción, etc. ver Cuadro 7) y seguir una serie<br />

lineamientos útiles <strong>para</strong> la toma de decisiones de conservación<br />

según cada situación particular (UICN,1998, 2000a, 2000b;<br />

IUCN, 2002; DEEM et al., 2003; DREWS, 2003). Estos<br />

lineamientos indican claramente que sólo <strong>el</strong> beneficio a la<br />

conservación de una especie justifica la liberación de animales<br />

al medio silvestre, y que <strong>el</strong>lo no debería hacerse sin evaluar<br />

los riesgos de introducir enfermedades nuevas, aberraciones<br />

genéticas o causar otros impactos negativos a la población<br />

silvestre o su hábitat. Además, una de las críticas principales<br />

a los costosos programas de conservación ‘ex situ’ y<br />

reintroducción es que con los mismos fondos se lograrían<br />

mejores resultados en la conservación de hábitats ‘in situ’.<br />

Dado que a veces la opción ‘in situ’ de todos modos no es<br />

posible, se recomienda realizar un análisis de los aspectos<br />

económicos <strong>para</strong> decidir la asignación más eficiente de los<br />

recursos a las distintas acciones de conservación (HAIGHT<br />

et al., 2000).<br />

Rescate y trato ‘humanitario’ <strong>para</strong> algunos animales<br />

A pesar de que estas prácticas se asemejan a las d<strong>el</strong> punto<br />

anterior, <strong>el</strong> objetivo principal de las acciones de rescate es<br />

mejorar la condición individual de animales afectados<br />

negativamente por alguna actividad humana (p.e. decomisos<br />

d<strong>el</strong> tráfico ilegal, donación de mascotas, deforestación,<br />

inundación de hábitat por una represa, etc.). Es un compromiso<br />

ético que pretende restaurar la salud, dar alimentación, brindar<br />

refugio temporal, ‘re-adaptar’, y eventualmente, ‘devolver’<strong>el</strong><br />

animal a su medio natural, aunque esta acción pueda contribuir<br />

poco o nada a la conservación, o incluso perjudique la viabilidad<br />

de las poblaciones silvestres (DREWS, 2003). Debido a los<br />

riesgos de la liberación, los lineamientos de UICN ya<br />

mencionados proponen <strong>criterios</strong> de decisión y tres opciones<br />

<strong>para</strong> <strong>el</strong> destino de animales confiscados:<br />

mantenerlos en cautiverio (zoos, centros de rescate,<br />

sociedades humanistas, criadores comerciales,<br />

instituciones de investigación),<br />

devolverlos a la naturaleza (<strong>el</strong> principio precautorio<br />

debe balancear <strong>el</strong> valor de conservación contra los<br />

riesgos de salud, genética,),<br />

sacrificarlos <strong>para</strong> evitar sufrimientos y/o hacer un uso<br />

eficiente de recursos (eutanasia, con riesgos ‘políticos’<br />

y de perder material genéticamente valioso).<br />

Análisis recientes (DREWS 1999, 2003; LOZANO-ORTEGA,<br />

2003) destacan la contribución de las iniciativas de rescate<br />

humanitario en la investigación biológica y la educación<br />

ambiental (ver MARTÍNEZ et al., este número), aunque señalan<br />

también que por ignorancia o descuido a veces éstas van en<br />

contra de sus propios principios sobre <strong>el</strong> bienestar de los<br />

animales y perpetúan <strong>el</strong> sufrimiento en cautiverio o llevan a<br />

la debilitación y muerte de individuos liberados en condiciones<br />

inadecuadas. La experiencia de rescate y rehabilitación de<br />

fauna en Bolivia es escasa o no está documentada. La<br />

legislación sobre vida silvestre, centros de rescate,<br />

zoocriaderos, ecoturismo, etc. deberá considerar seriamente<br />

los lineamientos técnicos <strong>para</strong> estas actividades y diferenciar<br />

las apromover <strong>el</strong> tema de los ste tema.<br />

83


REVISTA BOLIVIANA DE ECOLOGÍA Y CONSERVACIÓN AMBIENTAL<br />

Control de poblaciones superabundantes y animales<br />

conflictivos<br />

La necesidad de control de poblaciones de vertebrados surge<br />

generalmente d<strong>el</strong> conflicto entre los animales y las actividades<br />

económicas tales como la agricultura y la ganadería, aunque<br />

también existen ejemplos clásicos d<strong>el</strong> control de depredadores<br />

<strong>para</strong> favorecer animales de caza deportiva en los Estados<br />

Unidos, y de intentos de erradicación de especies exóticas<br />

invasoras que causan impactos graves en los ecosistemas<br />

donde han sido introducidas, como los conejos en Australia<br />

(SHAW, 1985). Una medida común a niv<strong>el</strong> gubernamental<br />

es designar como ‘plaga’ a la especie que causa <strong>el</strong> problema,<br />

permitiendo su cacería irrestricta, pagando recompensas por<br />

animal muerto, o incluso implementando directamente costosos<br />

programas de control. Sin embargo, a veces estas acciones<br />

no están basadas en adecuada información ecológica, no son<br />

efectivas o económicamente eficientes, y en algunos casos<br />

de éxito, han convertido una antigua plaga en una especie en<br />

p<strong>el</strong>igro de extinción.<br />

En <strong>el</strong> contexto latinoamericano, los vertebrados ‘plaga’ que<br />

producen <strong>el</strong> mayor daño económico parecen ser las aves<br />

granívoras como palomas, loros, e ictéridos que atacan cultivos<br />

industriales de cereales, oleaginosas y cítricos (p.e. RANVAUD<br />

et al., 2001). Casos notables han sido los de la paloma torcaza<br />

o‘totaki’(Zenaida auriculata) y de la cotorra común (Myopsitta<br />

monachus) cuyas poblaciones aumentaron y se expandieron<br />

en Brasil, Argentina, y ahora en Bolivia, como consecuencia<br />

de la ampliación de la frontera agrícola y la alta disponibilidad<br />

de alimento (BUCHER, 1992; BRUGGERS y ZACCAGNINI,<br />

1994). Los métodos de control de aves tan abundantes son<br />

caros (vigilancia, rep<strong>el</strong>entes químicos, visuales o auditivos)<br />

y/o riesgosos <strong>para</strong> otra fauna (cebos envenenados, destrucción<br />

de nidos, fumigado de dormideros), por lo que los expertos<br />

aconsejan evaluar cuantitativamente los daños al cultivo y los<br />

costos y beneficios de cualquier control antes de su aplicación<br />

amplia. Una medida que tiende a compensar los daños de<br />

las palomas es la caza deportiva y <strong>para</strong> consumo de carne,<br />

que en <strong>el</strong> caso de la totaki en Santa Cruz puede representar<br />

importantes ingresos a través d<strong>el</strong> ‘turismo de cacería’ como<br />

se realiza en Argentina. En Venezu<strong>el</strong>a, Brasil y Argentina<br />

también se ha identificado a los patos de varias especies<br />

(Dendrocygna spp., Anas spp.) como dañinos <strong>para</strong> los cultivos<br />

de arroz, y en algunos casos se proponen medidas de vigilancia<br />

y promoción de caza deportiva <strong>para</strong> limitar o compensar <strong>el</strong><br />

daño (DALLMEIER, 1991; CAVALCANTI, 2003).<br />

En parc<strong>el</strong>as agrícolas de la Amazonía y los Andes, en mosaicos<br />

de bosques más húmedos y mejor conservados, la fauna que<br />

ataca los cultivos es mucho más variada e incluye algunas<br />

especies que difícilmente se ajustan a la definición de ‘plaga’.<br />

Mamíferos como monos (Saimiri spp. y Cebus spp.), pecaríes<br />

(Tayassu spp.), venados (Mazama spp.), capibaras (Hydrochaeris<br />

hydrochaeris), jochis (Dasyprocta spp. y Agouti paca)<br />

y <strong>el</strong> oso andino (Tremarctos ornatus) son ‘usuarios’ de los<br />

cultivos y pueden infligir daños considerables a pequeños<br />

productores (JORGENSON, 1993; PEREZ y PACHECO, 2002;<br />

MORALES, 2003). Los productores obtienen algún beneficio<br />

parcial cazando animales <strong>para</strong> consumo, lo que incluye a<br />

veces, especies amenazadas como <strong>el</strong> oso. Entre las aves,<br />

los psitácidos como Ara severa, Amazona spp., Aratinga spp.,<br />

ictéridos y tucanes pueden producir pérdidas en cultivos de<br />

maíz, arroz, plátano, cítricos y café, mientras que las prácticas<br />

de control (vigilancia y caza) son poco efectivas (GONZÁLEZ,<br />

2003). Una opción de compensación de daños es la captura<br />

de loros <strong>para</strong> <strong>el</strong> mercado de mascotas (ver proyecto Elé,<br />

www.medioambiente.gov.ar/fauna/programas/manejo/proyecto_<strong>el</strong>e/),<br />

la cual con un adecuado precio en <strong>el</strong> mercado y<br />

buena justificación ante los consumidores puede convertirse<br />

en una buena alternativa.<br />

Otros conflictos más serios entre la fauna y la gente ocurren<br />

cuando los depredadores atacan al ganado, a otros animales<br />

domésticos, o representan un p<strong>el</strong>igro <strong>para</strong> la misma gente.<br />

Aunque la exterminación de carnívoros, la medida corriente<br />

en <strong>el</strong> pasado, está dando paso a otras formas de control y<br />

mitigación no letales (TREVES y KARANTH, 2003), la cacería<br />

<strong>para</strong> controlar individuos de especies amenazadas como osos<br />

andinos, jaguares, cóndores o águilas aún continúa en Bolivia<br />

(p. e. MORALES et al. 2004). Varios esfuerzos a niv<strong>el</strong> de<br />

Latinoamérica proponen cambios en <strong>el</strong> manejo de ganado<br />

<strong>para</strong> minimizar las pérdidas por depredación de jaguar y puma<br />

(HOOGESTEIJN, 2004), y también hay experimentos<br />

incipientes de ‘indemnización’ a los ganaderos <strong>para</strong> evitar la<br />

matanza de jaguares, de remoción y translocación de animales<br />

problema, uso de cercas <strong>el</strong>éctricas y otras herramientas<br />

novedosas que contribuirían a reducir <strong>el</strong> conflicto<br />

(CAVALCANTI, 2003). El manejo de conflictos entre la fauna<br />

y la gente tiene a veces poco que ver con la biología y mucho<br />

con la política, pero puede ser clave <strong>para</strong> la conservación de<br />

especies amenazadas y en la gestión de áreas protegidas.<br />

Manejo <strong>para</strong> la cosecha sostenible y producción<br />

comercial<br />

El concepto de cosecha o rendimiento sostenible, aplicado<br />

tanto al manejo forestal como al de poblaciones animales, ha<br />

sido definido didácticamente como la extracción periódica de<br />

una parte de la producción sistema (<strong>el</strong> “interés”), sin afectar<br />

la capacidad productiva d<strong>el</strong> recurso (“<strong>el</strong> capital”). Este concepto,<br />

ilustrado más ad<strong>el</strong>ante con mod<strong>el</strong>os, sugiere que casi cualquier<br />

84


RUMIZ, D. I. y W. R. TOWNSEND: Conceptos, Criterios y Enfoques Para El Manejo de Fauna<br />

uso de fauna (subsistencia, deportivo, comercial, ecoturismo)<br />

podría ser realizado de manera que fuera ecológicamente<br />

sostenible <strong>para</strong> las poblaciones naturales. Sin embargo, las<br />

características biológicas de los animales, sus parámetros<br />

poblacionales, <strong>el</strong> hábitat, y otros factores determinan la<br />

producción total y su fracción cosechable, que puede ser alta<br />

o baja según cada especie y situación particular. Las<br />

experiencias pioneras de manejo de cacería deportiva de<br />

ciervos, pavos, y perdices en EEUU demostraron cómo las<br />

vedas por temporada, las restricciones de tamaño o sexo de<br />

las presas, y <strong>el</strong> mejoramiento d<strong>el</strong> hábitat (cobertura <strong>para</strong><br />

refugio, alimento, agua) podían aumentar la producción de la<br />

fauna cosechable. Para otros usos que podían justificar<br />

mayor inversión, como <strong>el</strong> de las pi<strong>el</strong>es, los animales fueron<br />

criadas en cautiverio y los reproductores se s<strong>el</strong>eccionaron<br />

artificialmente <strong>para</strong> mejorar la producción o la calidad d<strong>el</strong><br />

producto. Entonces, según <strong>el</strong> grado de subsidio que se tiene<br />

disponible <strong>para</strong> aplicar al sistema, se pueden hacer varios<br />

tipos de manejo <strong>para</strong> la cosecha que van desde aprovechar<br />

d<strong>el</strong> hábitat natural con pocas o muchas ‘mejoras’, hasta la<br />

cría intensiva en cautiverio que puede ser totalmente<br />

independiente d<strong>el</strong> ecosistema original. En <strong>el</strong> caso de caimanes<br />

y cocodrilos, se reconocen tres tipos de manejo definidos en<br />

este gradiente: cosecha sostenible, ‘rancheo’ y zoocría<br />

(‘harvesting’, ‘ranching’ y ‘farming’, respectivamente;<br />

THORBJARNARSON, 1991; VERDADE, 2004). Para otras<br />

especies los esquemas son más variables, y en <strong>el</strong> caso de<br />

capibaras o ñandúes pueden denominarse extensivos, semiextensivos<br />

o de semi-cautiverio, e intensivos o de cautiverio<br />

(OJASTI, 1991; ALHO et al., 1989). La s<strong>el</strong>ección adecuada<br />

de uno u otro tipo de manejo dependerá, además de los<br />

aspectos ecológicos, de la viabilidad económica y la<br />

sostenibilidad cultural y social de las prácticas propuestas.<br />

Manejo <strong>para</strong> cosecha sostenible de fauna en su hábitat<br />

natural<br />

Este es un esquema aplicable a casi cualquier tipo de uso,<br />

requiere <strong>el</strong> menor subsidio o capital, y tiene como beneficios<br />

adicionales la conservación d<strong>el</strong> recurso, de su hábitat, las<br />

otras especies y los servicios d<strong>el</strong> ecosistema. Es <strong>el</strong> manejo<br />

apropiado <strong>para</strong> las grandes áreas naturales y debería ser la<br />

meta de los usuarios de subsistencia, deportivos y gran parte<br />

de los comerciantes. El potencial de cosecha sostenible de<br />

fauna varía ampliamente según las especies, como lo muestra<br />

la evaluación de la cacería de mamíferos en la s<strong>el</strong>va peruana<br />

(p.e. Bodmer et al., 1994). En algunas lugares, especies como<br />

los tatús (Dasypus spp.), jochis, urinas y taitetús pueden<br />

soportar intensidades r<strong>el</strong>ativamente altas de cacería a largo<br />

plazo, mientras que en las mismas condiciones las antas<br />

(Tapirus terrestris), marimonos (At<strong>el</strong>es sp.), pejichis (Priodontes<br />

maximus), y mutunes (Mitu tuberosa) se extinguen localmente<br />

(p.e. TOWNSEND et al., 2002). A consecuencia de esto, la<br />

primera medida de manejo es lograr <strong>el</strong> acuerdo de la gente<br />

<strong>para</strong> limitar la caza de las especies vulnerables y enfocar <strong>el</strong><br />

uso y monitoreo en las especies más robustas (SHAW, 1991).<br />

Las restricciones de caza comúnmente usadas en <strong>el</strong> hemisferio<br />

norte que están basadas en temporadas de veda y en <strong>el</strong> sexo<br />

(como <strong>para</strong> los cérvidos) no funcionarían en bosques de Bolivia<br />

porque la reproducción de la mayoria de especies de caza,<br />

como los cérvidos y pecaríes, ocurre durante todo <strong>el</strong> año y<br />

los machos no son facilmente distinguidos de las hembras.<br />

Sin embargo, existen razones válidas <strong>para</strong> establecer épocas<br />

de veda en ciertas especies como los lagartos, capibaras y<br />

otras cuya reproducción está determinada por ciclos de<br />

inundaciones o lluvias. En estas especies también es necesario<br />

determinar las clases de tamaño (edad) y/o sexo de los<br />

animales a cosechar <strong>para</strong> minimizar los impactos en la<br />

población y <strong>para</strong> optimizar los productos. Existen mod<strong>el</strong>os<br />

poblacionales con suficientes experiencias de manejo de<br />

caimanes y capibaras en hábitat natural en Latinoamérica<br />

(THORBJARNARSON, 1991, 2001; OJASTI, 1991, ALHO et<br />

al., 1989) que se puede aplicar en Bolivia (LLOBET y<br />

APARICIO, 1999; APARICIO y RÍOS, 2003). Otras especies<br />

con potencial de manejo en Bolivia son los psitácidos <strong>para</strong> <strong>el</strong><br />

mercado de mascotas y los ñandúes o piyos <strong>para</strong> carne, cuero<br />

y plumas (MILANO y CASELLI, 2001).<br />

Una medida imprescindible <strong>para</strong> la sostenibilidad ecológica<br />

y conceptualmente fácil de aplicar a casi cualquier escenario<br />

en Bolivia es la designación de tierras como reservas sin<br />

cacería que sirviran de ‘fuente’ o zona de producción <strong>para</strong> las<br />

especies cazadas. El mod<strong>el</strong>o de ‘fuentes y sumideros’ explica<br />

cómo una presión alta de cacería en un sitio es compensada<br />

por la inmigración de individuos provenientes de otro colindante<br />

sin presión (puede ser un área protegida existente o una<br />

reserva de caza específica) permitiendo la sostenibilidad de<br />

la cosecha (PULLIAM, 1988; PULLIAM y DANIELSON, 1991;<br />

TOWNSEND, 1996; NOVARO et al., 1999). Con <strong>el</strong> acuerdo<br />

de los usuarios <strong>para</strong> limitar la cosecha y planificar <strong>el</strong> uso de<br />

la tierra <strong>para</strong> tales fines, lo cual implica aplicar subsidios al<br />

sistema, es posible implementar esquemas de manejo<br />

ecológicamente sostenibles que sean adecuados a los<br />

escenarios de Bolivia (p.e. TOWNSEND y RUMIZ, este<br />

número).<br />

‘Rancheo’ de caimanes<br />

Un sistema de manejo que depende d<strong>el</strong> buen funcionamiento<br />

d<strong>el</strong> hábitat natural es <strong>el</strong> de rancheo de caimanes, con cosecha<br />

de huevos (o juveniles) <strong>para</strong> su incubación artificial y crecimiento<br />

en cautiverio hasta que alcanzan un tamaño mínimo al que<br />

85


REVISTA BOLIVIANA DE ECOLOGÍA Y CONSERVACIÓN AMBIENTAL<br />

se los puede faenear (THORBJARNARSON, 1991). Actualmente<br />

hay proyectos de rancheo de Caiman yacare en Brasil<br />

y de C. larirostris en Argentina (VERDADE, 2004). El mismo<br />

concepto se puede aplicar a ciertos casos de aprovechamiento<br />

de iguanas (Iguana iguana, WERNER, 1991), proveyendo<br />

estructuras artificiales de desove <strong>para</strong> poder recoger luego<br />

los huevos sin dañarlos. El hábitat natural es la fuente <strong>para</strong><br />

la colecta de cría y donde obligatoriamente se realiza la<br />

liberación de una parte de los animales ya crecidos; lo que<br />

justifica la sostenibilidad y mantiene un vínculo d<strong>el</strong> hábitat con<br />

<strong>el</strong> mercado. Es importante resaltar que la ‘cría de ciclo cerrado’<br />

que veremos después no promueve necesariamente esta<br />

conexión y puede permitir la extinción en vida silvestre de una<br />

especie por la destrucción de su hábitat, aunque se la esté<br />

comercializando internacionalmente con todos los requisitos<br />

de CITES.<br />

Sistemas extensivos a semi-intensivos de manejo de<br />

fauna<br />

Estos sistemas implican un mayor inversión económica, con<br />

uso de cercas y/o suplemento alimenticio, pero puedan obtener<br />

a cambio una mayor producción o un mejor producto por<br />

controlar los depredadores y manipular más efecientamente<br />

la reproducción de los animales. Estos sistemas se aplican<br />

generalmente a las mismas especies que son cosechables<br />

directamente en su hábitat, como capibaras, iguanas, y<br />

ñandúes. En <strong>el</strong> caso de ñandúes, se los puede mantener en<br />

potreros alambrados como complemento a la ganadería bovina.<br />

Al manejar la proporción de hembras en harenes reproductivos,<br />

disminuir la mortalidad de crías con refugios y control de<br />

depredadores, y dar suplementos nutricionales cuando es<br />

necesario, la producción se incrementa de manera significativa<br />

con respecto a poblaciones silvestres de ñandúes (VIGNOLO<br />

et al., 2001; MILANO y VIDAL, 2004). En <strong>el</strong> caso de capibaras,<br />

hay experiencias de encierros semi-intensivos con densidades<br />

de 3 a 4 ind/ha que han llevado al sobrepastoreo y a una alta<br />

agresividad, pero estos problemas podrían reducirse con<br />

suplementación barata de alimento y manteniendo la estructura<br />

social de grupos familiares (ALHO et al. 1989; OJASTI, 1991).<br />

También se mencionan sistemas similares de manejo de<br />

anfibios y reptiles amazónicos <strong>para</strong> producción de toxinas<br />

(SHULTE, 1997) y <strong>para</strong> la carne o huevos de iguanas (WER-<br />

NER, 1991).<br />

Los zoocriaderos<br />

Los zoocriaderos <strong>para</strong> cría intensiva en cautiverio implican<br />

una inversión aún mayor en instalaciones, alimentación y otros<br />

cuidados <strong>para</strong> los animales. La rentabilidad d<strong>el</strong> sistema<br />

depende de un alto valor d<strong>el</strong> producto o muy bajos costos de<br />

alimentación, por lo que difícilmente los zoocriaderos podrían<br />

convertirse en una alternativa económica de producción de<br />

carne de mamíferos o aves de cacería <strong>para</strong> la susbsistencia<br />

de comunidades (ver GODOY et al. este número). El mayor<br />

desarrollo de la cría en cautiverio tuvo lugar <strong>para</strong> la industria<br />

p<strong>el</strong>etera por su alto retorno. Se han criado especies silvestres<br />

como los zorros, armiños, o castores d<strong>el</strong> hemisferio norte, y<br />

las chinchillas (Chinchilla lanigera y C. brevicaudata) y <strong>el</strong><br />

coypo (Myocastor coypus) neotropicales, pero luego de la<br />

s<strong>el</strong>ección artificial que han sufrido algunos plant<strong>el</strong>es podrían<br />

considerarse como especies domésticas.<br />

Actualmente los zoocriaderos más importantes económicamente<br />

son los de crocodílidos, con plant<strong>el</strong>es de<br />

reproductores en ciclo cerrado de Crocodylus porosus en<br />

Australia, Caiman crocodilus en Colombia y Brasil, y de C.<br />

latirostris en Brasil (VERDADE, 2004). En Brasil otros<br />

zoocriaderos experimentales son de tortugas acuáticas,<br />

tinámidos, capibaras, y pecaríes (MACHADO y NOBRE<br />

CASARA, 2001; NOGUEIRA-FILHO y NOGUEIRA, 2000).<br />

La cría familiar d<strong>el</strong> jochi pintado o paca (Cuniculus paca) ha<br />

sido promocionada en varios países de la amazonía (PEREZ-<br />

TORRES, 1996; RENGIFO et al., 1996). En Bolivia hay<br />

escasas experiencias de zoocría, entre las que se puede<br />

mencionar la apicultura de abejas m<strong>el</strong>iponinas, la piscicultura<br />

de algunos peces nativos, la cría de la pisacca (Nothura<br />

darwini) <strong>para</strong> producción de carne, y la d<strong>el</strong> zorrino (Procyon<br />

cancrivorus) <strong>para</strong> uso de la orina en la industria d<strong>el</strong> perfume,<br />

pero hay potencial <strong>para</strong> otras especies (MDSP, 2002). Los<br />

zoocriaderos son una alternativa atractiva <strong>para</strong> <strong>desarrollar</strong> <strong>el</strong><br />

valor de la vida silvestre boliviana y promover a través de <strong>el</strong>lo<br />

<strong>el</strong> ecoturismo y la conservación. Sin embargo, la fuente de<br />

animales reproductores, la sostenibilidad económica, la<br />

viabilidad social y la r<strong>el</strong>ación de la zoocría con la conservación<br />

de los hábitats naturales son aspectos importantes que<br />

necesitan ser analizados antes de apoyar las nuevas iniciativas.<br />

ANÁLISIS DE LA SOSTENIBILIDAD DE LA CACERÍA<br />

EN BOSQUES TROPICALES<br />

Como se mencionó en la sección anterior, la cosecha de<br />

animales en hábitats naturales es sostenible cuando la<br />

producción de la población es suficiente <strong>para</strong> compensar sus<br />

pérdidas. La población crece principalmente por la reproducción<br />

(dada por <strong>el</strong> número de hembras reproductivas, de crías por<br />

camada, de camadas por año, etc.) y decrece por la mortalidad<br />

natural más cualquier cosecha. Conociendo la abundancia<br />

y estructura poblacional, los parámetros reproductivos y la<br />

mortalidad es posible <strong>desarrollar</strong> mod<strong>el</strong>os demográficos que<br />

describan <strong>el</strong> comportamiento de la población bajo distintos<br />

regímenes de cosecha y así evaluar su sostenibilidad (MC<br />

CULLOUGH, 1987; CAUGHLEY, 1977). Según si la mortalidad<br />

86


RUMIZ, D. I. y W. R. TOWNSEND: Conceptos, Criterios y Enfoques Para El Manejo de Fauna<br />

sobre la capacidad de producción de la población pueden ser<br />

muy diferentes. El conocimiento sobre la demografía de<br />

cocodrílidos (especies longevas, con alta producción de huevos<br />

pero baja eclosión y con alta mortalidad de crías) permitió<br />

<strong>desarrollar</strong> y probar distintos mod<strong>el</strong>os de manejo sostenible.<br />

El monitoreo de programas de manejo basados en la cosecha<br />

de huevos (la mayoría de los cuales no llegaría a adultos por<br />

mortalidad natural) y en la cosecha enfocada a machos adultos<br />

grandes (que pueden ser reemplazados por otros machos,<br />

antes inhibidos reproductivamente) muestra que cuando la<br />

extracción no perjudica a las hembras reproductivas se<br />

mantiene la producción y abundancia de la población (ROSS,<br />

1999; VELASCO et al., 2003). Sin embargo, en la mayoría<br />

de los casos de mamíferos y aves en bosques tropicales estos<br />

detalles se desconocen y la sostenibilidad de la cacería sólo<br />

puede ser estimada con bastante incertidumbre.<br />

Métodos de análisis de sostenibilidad<br />

Los métodos útiles <strong>para</strong> estudiar las poblaciones animales,<br />

sus hábitats y <strong>el</strong> potencial productivo provienen principalmente<br />

de la biología de poblaciones, la ecología de campo y las<br />

ciencias sociales. Queremos mencionar algunas fuentes<br />

bibliográficas accesibles que cubren los temas de base <strong>para</strong><br />

las evaluaciones de sostenibilidad d<strong>el</strong> manejo, como las<br />

técnicas de campo <strong>para</strong> inventario de especies y abundancia<br />

polacional (RABINOWITZ, 2003; NARANJO, 2000;<br />

SOUTHERLAND, 1996; WILSON, 1996; CASAGRANDE y<br />

BEISSINGER, 1997), diseño general de estudios de<br />

conservación (Feinsinger, 2004; MARGOLUIS y SALAFSKY,<br />

1998) y revisiones amplias sobre manejo y sustentabilidad de<br />

la cacería (PAINTER et al., 1999; ROBINSON y BENNETT,<br />

2000; CULLEN et al., 2003). En Bolivia se ha acumulado<br />

bastante experiencia en la colecta y análisis de datos sobre<br />

las actividades de cacería y las poblaciones de animales<br />

cazados como <strong>para</strong> guiar nuevas iniciativas (ver NOSS et al.,<br />

2003; CUÉLLAR et al., este número, TOWNSEND y RUMIZ<br />

este número).<br />

Los <strong>enfoques</strong> conceptualmente menos complicados <strong>para</strong><br />

evaluar la sostenibilidad de la cacería de animales de<br />

bosque tropical (ROBINSON y REDFORD, 1994; ROBINSON<br />

y BODMER, 1999) se basan en:<br />

La com<strong>para</strong>ción de la densidad de población entre<br />

áreas sometidas a cacería y sin cacería: si la densidad<br />

es menor en <strong>el</strong> área de cacería se debe a un niv<strong>el</strong> de<br />

extracción no sostenible. Asume que las dos zonas<br />

tienen la misma producción, y no considera que la<br />

producción es denso dependiente (ver luego mod<strong>el</strong>o de<br />

reclutamiento de stock). afecta más a crías, juveniles, o<br />

adultos, sus consecuencias . Este método requiere muchas<br />

horas de trabajo <strong>para</strong> otener al menos 40 observaciones<br />

por especie y así poder estimar densidad con <strong>el</strong> programa<br />

Distance. En la TCO Sirionó se necesitó caminar 518 km<br />

<strong>para</strong> poder estimar la densidad de tres especies.<br />

La declinación de densidad en la misma zona: si es<br />

continua, indica una extracción no sostenible. Este también<br />

depende de mucha inversión de tiempo, y aún más si la<br />

abundancia es baja en la zona.<br />

La com<strong>para</strong>ción de la captura por unidad de esfuerzo<br />

entre zonas: un rendimiento bajo indica menor abundancia<br />

debida a una extracción no sostenible. La estimación d<strong>el</strong><br />

esfuerzo y rendimiento debe estar estandarizada <strong>para</strong><br />

todos los sitios. Este método implica la participación de<br />

los cazadores <strong>para</strong> poder estimar <strong>el</strong> esfuerzo (tiempo<br />

invertido en las salidad de caza) y su rendimiento (cosecha<br />

por especie).<br />

La declinación de la captura por unidad de esfuerzo<br />

en la misma zona: si es continua, es un indicador poderoso<br />

de la no sostenibilidad. Igual que <strong>el</strong> anterior, la participación<br />

de los cazadores es imperativo <strong>para</strong> conocer la captura<br />

y <strong>el</strong> tiempo invertido en la cacería.<br />

La com<strong>para</strong>ción de estructura de edades de los<br />

animales cosechados: un aumento en la proporción de<br />

juveniles indica una sobrecaza. Asume que no hay caza<br />

s<strong>el</strong>ectiva por edades, las edades se estiman en función<br />

d<strong>el</strong> desgaste dentario de los cráneos colectados por los<br />

cazadores. Este método implica <strong>el</strong> análisis d<strong>el</strong> material<br />

biológico en base a desgaste y/o cortes de dientes (p.e.<br />

MAFFEI y BECERRA, 2000) y la participación de los<br />

cazadores <strong>para</strong> contribuir todos los cráneos que <strong>el</strong>los<br />

cazan.<br />

Estos índices com<strong>para</strong>tivos tienen una serie de limitaciones<br />

y supuestos, por lo que también se han desarrollado mod<strong>el</strong>os<br />

algo más complejos basados en la denso-dependencia de la<br />

producción (mod<strong>el</strong>o de reclutamiento de stock), en la producción<br />

y cosecha local, en la tasa máxima de crecimiento de la<br />

especie y en la existencia de fuentes y sumideros (ROBINSON<br />

y BODMER, 1999; BODMER y ROBINSON, 2003), los que<br />

se describen a continuación.<br />

Mod<strong>el</strong>o de reclutamiento de stock<br />

El manejo de fauna <strong>para</strong> cosecha tiene como fin lograr un<br />

rendimiento máximo que sea a la vez sostenible (‘maximum<br />

sustainable yi<strong>el</strong>d’). Este rendimiento máximo sostenible (RMS)<br />

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REVISTA BOLIVIANA DE ECOLOGÍA Y CONSERVACIÓN AMBIENTAL<br />

está influido por la disponibilidad de alimento, agua y refugio<br />

<strong>para</strong> la fauna silvestre. Teóricamente, sin interferencia humana<br />

y cuando estos tres requerimientos están al máximo, la<br />

población de la especie alcanzará su máxima densidad estable<br />

que le permite <strong>el</strong> sistema, o sea en su capacidad de carga<br />

(‘carrying capacity’) o ‘K’ (ROBINSON y REDFORD, 1994).<br />

Uno pensaría que a la densidad K, por haber un mayor número<br />

de animales también se produciría <strong>el</strong> mayor número de crías;<br />

sin embargo, con muchas especies de cacería ocurre <strong>el</strong><br />

fenómeno de reproducción dependiente de la densidad, que<br />

hace que los adultos produzcan menos crías, debido a la<br />

disminución de recursos, cuando su densidad se acerca al K<br />

(MC CULLOUGH, 1987; CAUGHLEY, 1977). Cuando la<br />

población de animales es menor que K, y por lo tanto no<br />

alcanza a utilizar todos los recursos disponibles, la tasa de<br />

reproducción por individuo aumenta, y se producen más crías<br />

que estarán disponibles <strong>para</strong> cosechar. En base a datos de<br />

algunas especies bien estudiadas (pero no tropicales), se<br />

estimó que <strong>el</strong> punto en <strong>el</strong> cual una población llega al RMS no<br />

es con su máxima densidad, sino al 60% de su capacidad de<br />

carga en caso de especies como pecaríes y venados,<br />

y 80% en <strong>el</strong> caso d<strong>el</strong> anta (BODMER y ROBINSON, 2003).<br />

Aparentemente, este niv<strong>el</strong> de la población es la mayor densidad<br />

a la cual la productividad individual aún no comienza a decrecer.<br />

Por lo tanto, <strong>para</strong> especies cuyas poblaciones muestran<br />

dependencia de densidad, como <strong>el</strong> taitetú (FOWLER, 1987),<br />

la cacería con moderación puede aumentar la producción al<br />

disminuir la densidad cuando ésta se halla cercana al K, y<br />

llevarla hacia <strong>el</strong> niv<strong>el</strong> d<strong>el</strong> RMS. Sin embargo, una tasa<br />

constante de sobre-cosecha anual podría inadvertidamente<br />

llevar la población desde <strong>el</strong> niv<strong>el</strong> de RMS hacia la extirpación.<br />

Cuando se puede calcular qué porcentaje representa la<br />

densidad de la población bajo caza (N) con respecto a una<br />

no cazada (K), se puede estimar <strong>el</strong> niv<strong>el</strong> de riesgo de esta<br />

cosecha (p. e. si N/K es 70-80% <strong>para</strong> pecaríes no hay riesgo,<br />

pero si N/K es 60% <strong>para</strong> anta sí hay riesgo). Para aplicar<br />

este mod<strong>el</strong>o es necesario contar con datos de densidad de<br />

la población animal en zonas con caza y sin caza. Ver más<br />

detalles d<strong>el</strong> método en Robinson y Bodmer (1999) y BODMER<br />

y ROBINSON (2003).<br />

Mod<strong>el</strong>o de crecimiento poblacional (o de producción)<br />

En ausencia de información demográfica detallada de la<br />

población cazada, es posible estimar la máxima producción<br />

potencial de la población en base a la tasa finita máxima de<br />

incremento ( o rmax) de la especie y contando con la densidad<br />

real o estimada en <strong>el</strong> sitio (ROBINSON y REDFORD, 1991b).<br />

Luego, esta tasa de producción máxima se com<strong>para</strong> con tasas<br />

de cosecha observadas, y si la cosecha es mayor, con<br />

seguridad no es sustentable. Sin embargo, si la cosecha es<br />

menor que la producción no hay garantía de que sea<br />

sustentable, ya que existe una serie de factores que pueden<br />

influir en la productividad actual d<strong>el</strong> hábitat y la mortalidad<br />

adicional que no están siendo considerados en este mod<strong>el</strong>o.<br />

Es necesario contar con una estimación de la presión de caza<br />

en <strong>el</strong> sitio y <strong>el</strong> potencial productivo local.<br />

Mod<strong>el</strong>o de cosecha<br />

El mod<strong>el</strong>o de cosecha (BODMER, 1994) utiliza información<br />

recolectada de animales cazados <strong>para</strong> estimar la productividad<br />

local (como <strong>el</strong> promedio de gestaciones/hembra/año, promedio<br />

de crías/camada, % de hembras reproductivas, % de hembras<br />

en la población) y también necesita de estimaciones de la<br />

densidad <strong>para</strong> calcular la producción por km 2 . Luego, com<strong>para</strong><br />

la presión de cacería por km 2 con la producción antes estimada,<br />

y si la cosecha no sobrepasa <strong>el</strong> 40% de la producción <strong>para</strong><br />

especies de vida r<strong>el</strong>ativamente corta como <strong>el</strong> taitetú, es<br />

sostenible. Este mod<strong>el</strong>o puede combinarse con <strong>el</strong> de<br />

reclutamiento de stock <strong>para</strong> formar <strong>el</strong> mod<strong>el</strong>o de cosecha<br />

unificado, en <strong>el</strong> cual se evalúa <strong>el</strong> riesgo de la cacería según<br />

la vulnerabilidad de la especie. Los datos de fecundidad y<br />

proporción de hembras se obtiene d<strong>el</strong> examen de los animales<br />

cazados (GOTTDENKER y BODMER, 1998) y los de densidad<br />

por medio de conteos por transecta. Mayores detalles y<br />

gráficos explicativos sobre estos mod<strong>el</strong>os se pueden ver en<br />

BODMER y ROBINSON (2003).<br />

Mod<strong>el</strong>o de fuente-sumidero<br />

Los mod<strong>el</strong>os anteriores consideran las poblaciones como<br />

cerradas, ignorando la posible inmigración o emigración entre<br />

áreas de caza y de reserva, pero la sustentabilidad de algunos<br />

sistemas parece depender de la presencia de áreas cercanas<br />

con poca o nula presión de cacería (PULLIAM, 1988; PULLIAM<br />

y DANIELSON, 1991; TOWNSEND, 1996; NOVARO et al.,<br />

1999). En un ejemplo de Perú, la extrema cosecha de antas<br />

en la zonas accesibles a las comunidades se compensa con<br />

la escasa o nula extracción en zonas adyacentes (BODMER<br />

y ROBINSON, 2003).<br />

OPORTUNIDADES Y DESAFÍOS PARA EL MANEJO<br />

DE FAUNA EN BOLIVIA<br />

El manejo sostenible de fauna es una posibilidad en <strong>el</strong> nuevo<br />

escenario legal e institucional de Bolivia, y también es una<br />

necesidad dada la importancia que tiene la fauna <strong>para</strong> la<br />

subsistencia diaria de muchas comunidades (p.e. TOWNSEND<br />

y RUMIZ, este número). La alta biodiversidad y las grandes<br />

áreas naturales d<strong>el</strong> país permitirían la producción sostenible<br />

de varios productos de la fauna, incluido <strong>el</strong> ecoturismo, y éstos<br />

88


RUMIZ, D. I. y W. R. TOWNSEND: Conceptos, Criterios y Enfoques Para El Manejo de Fauna<br />

podrían contribuir significativamente en la lucha contra la<br />

pobreza al brindar beneficios económicos a sectores<br />

actualmente marginados (MDSP, 2001). La Estrategia Nacional<br />

de Conservación y Uso Sostenible de Biodiversidad (ENCB)<br />

destaca entre sus políticas <strong>el</strong> fortalecimiento de las capacidades<br />

nacionales y locales necesarias <strong>para</strong> la gestión de la<br />

biodiversidad. En <strong>el</strong> caso de la fauna silvestre, la aplicación<br />

de principios ecológicos al manejo sostenible es una de las<br />

capacidades que necesita fortalecimiento, y con ese objetivo<br />

fue pre<strong>para</strong>do <strong>el</strong> presente documento. Sin embargo, es<br />

imprescindible fortalecer también los aspectos legales, políticos,<br />

institucionales, económicos y sociales que están vinculados<br />

directamente con la conservación de fauna y la sostenibilidad<br />

de su manejo. A continuación discutimos algunas oportunidades<br />

y desafíos identificados <strong>para</strong> distintos aspectos r<strong>el</strong>evantes al<br />

manejo de fauna.<br />

Aspectos legales, políticos e institucionales d<strong>el</strong><br />

manejo<br />

La promulgación de la ENCB, avalada por una participación<br />

multisectorial d<strong>el</strong> Gobierno y Sociedad Civil, es un gran respaldo<br />

<strong>para</strong> las iniciativas de manejo de fauna. Entre sus lineamientos<br />

de políticas se incluyen <strong>el</strong> reconocimiento d<strong>el</strong> carácter<br />

estratégico de la biodiversidad <strong>para</strong> <strong>el</strong> desarrollo nacional, y<br />

la integración de la conservación en la planificación d<strong>el</strong><br />

desarrollo. Sin embargo, estos lineamientos no siempre son<br />

respetados por las acciones de otros sectores d<strong>el</strong> Estado y<br />

Sociedad (p.e. agricultura, minería, colonizadores). La<br />

planificación d<strong>el</strong> desarrollo regional donde aún hay ecosistemas<br />

naturales, principalmente en tierras comunales o TCO’s, debe<br />

priorizar <strong>el</strong> uso sostenible de recursos silvestres por los grupos<br />

locales, asegurando <strong>el</strong> mantenimiento de las fuentes de cacería<br />

de subsistencia. Deben crearse mecanismos <strong>para</strong> facilitar <strong>el</strong><br />

apoyo técnico y financiamiento <strong>para</strong> planes comunales de<br />

manejo de fauna <strong>para</strong> subsistencia y comercialización. Los<br />

grupos locales que muestren esfuerzos de manejo deben<br />

tener prioridad en la asignación de cupos de comercialización.<br />

Un reglamento general sobre de fauna silvestre se halla en<br />

desarrollo y está pronto a ser promulgado. Junto con otras<br />

normas complementarias (reglamento de lagarto, de zoológicos,<br />

centros de rescate, etc.) se establecerán las reglas de<br />

aprovechamiento sostenible, comercio, uso científico y<br />

conservación de fauna y flora silvestres. La aplicación de<br />

dichos reglamentos está a cargo de las oficinas nacionales,<br />

departamentales y municipales de gobierno, con <strong>el</strong> apoyo y<br />

participación de instituciones científicas, ONG’s, organizaciones<br />

indígenas, etc. Las responsabilidades de administración,<br />

monitoreo y control de nuevos programas de manejo, sobre<br />

todo en <strong>el</strong> caso de especies CITES, probablemente<br />

sobrepasarán la incipiente capacidad de estas oficinas.<br />

Inicialmente, debería evitarse la promoción de nuevos<br />

programas de manejo de especies sobre grandes extensiones<br />

y que necesitan de evaluaciones, monitoreo y control a gran<br />

escala dirigidos por <strong>el</strong> Estado como en <strong>el</strong> caso d<strong>el</strong> lagarto.<br />

En cambio, contando con los lineamientos adecuados, pueden<br />

promoverse iniciativas piloto sobre distintas especies y que<br />

vayan creciendo a medida que demuestren avances en <strong>el</strong><br />

manejo y en las posibilidades de monitoreo y control. Para<br />

esto es muy importante la participación de organizaciones que<br />

apoyen técnica y financieramente a estos proyectos piloto, y<br />

tomen en parte la responsabilidad de los planes ante las<br />

oficinas de gobierno como ‘tutores confiables’.<br />

Las funciones de administración de la fauna silvestre están<br />

claramente definidas en tres niv<strong>el</strong>es: nacional, departamental<br />

y municipal, pero todos <strong>el</strong>los necesitan un refuerzo en téminos<br />

de equipo, personal y capacidad, especialmente en sistemas<br />

de control. Los funcionarios encargados d<strong>el</strong> tema de la fauna<br />

tienen que ser s<strong>el</strong>ecionados en base a méritos y conocimiento<br />

d<strong>el</strong> tema. La designación de autoridades científicas que<br />

evalúan proyectos y asesoran a las autoridades administrativas<br />

en cuestiones de sostenibilidad d<strong>el</strong> uso de especies comerciales<br />

es un requisito de CITES, pero aplicable a otros casos también.<br />

El vínculo entre autoridades administrativas y científicas debe<br />

ser más estrecho y coordinado. El reconocimiento oficial de<br />

‘grupos de especialistas’ que también evalúan y aconsejan<br />

sobre decisiones administrativas es un respaldo importante<br />

ante la comunidad nacional e internacional.<br />

Aspectos económicos d<strong>el</strong> manejo<br />

La viabilidad económica de cualquier plan individual de manejo<br />

es tan importante como su sostenibilidad ecológica si esperamos<br />

que <strong>el</strong> mod<strong>el</strong>o se multiplique como una alternativa exitosa<br />

contra otros usos más destructivos <strong>para</strong> <strong>el</strong> hábitat. Aunque<br />

no es posible que una iniciativa de manejo sea rentable desde<br />

su inicio, cada plan comercial debe incluir un análisis de costos<br />

y beneficios esperados que permita estimar <strong>el</strong> plazo en que<br />

comenzará a ser autosostenible (p.e. RUMIZ este número).<br />

En ese análisis, los costos d<strong>el</strong> manejo (inversiones,<br />

mejoramiento de hábitat, monitoreo, investigación) deben<br />

también estar considerados. Las proyecciones irrealmente<br />

optimistas pueden perjudicar no sólo una iniciativa de una<br />

comunidad sino también otras en <strong>el</strong> futuro o en otras<br />

comunidades. Para evitar esto es importante distinguir los<br />

intereses a corto plazo que puede tener un proyecto u ONG<br />

<strong>para</strong> iniciar una experiencia piloto con gran subsidio, y las<br />

posibilidades de éxito comercial de la misma en <strong>el</strong> futuro.<br />

Pero también hay que considerar que <strong>para</strong> muchas experiencias<br />

de manejo los beneficios esperados no son sólo comerciales,<br />

y además de promover la sostenibilidad de la cacería de<br />

89


REVISTA BOLIVIANA DE ECOLOGÍA Y CONSERVACIÓN AMBIENTAL<br />

subsistencia, un plan de manejo puede afianzar <strong>el</strong> dominio<br />

sobre <strong>el</strong> territorio, fortalecer la organización comunal, servir<br />

a la educación local o al ecoturismo.<br />

La viabilidad económica de programas de manejo comercial<br />

impulsados por <strong>el</strong> Estado debe mantenerse luego de absorber<br />

los costos de monitoreo y control respectivos. Es habitual<br />

que los comerciantes no quieran invertir en la investigación<br />

y conservación de la especie aprovechada o su hábitat, pero<br />

<strong>el</strong> Estado como responsable de los recursos de flora y fauna<br />

d<strong>el</strong> país puede regular y controlar dicho aporte. Los recursos<br />

pueden obtenerse d<strong>el</strong> cobro de tasas, preferentemente en los<br />

niv<strong>el</strong>es superiores de la cadena productiva, los que deberán<br />

ser reinvertidos en <strong>el</strong> programa <strong>para</strong> la conservación de la<br />

especie. Hay que considerar que <strong>para</strong> hacer evaluaciones<br />

poblacionales, registros de monitoreo, y emitir dictámenes<br />

que avalen las exportaciones ante CITES, las autoridades<br />

científicas y otros técnicos deben contar con los recursos<br />

suficientes. Programas como <strong>el</strong> de manejo de loros “Elé”<br />

(IBERO et al., 2004) recaudan fondos suficientes de la<br />

exportación como <strong>para</strong> cubrir los gastos de control y monitoreo<br />

d<strong>el</strong> programa, de investigación de la especie, y también <strong>para</strong><br />

<strong>el</strong> manejo de dos reservas provinciales declaradas<br />

específicamente <strong>para</strong> la conservación de Amazona aestiva.<br />

Los fondos recaudados son administrados por una fundación<br />

mixta (estatal y privada) que asegura <strong>el</strong> destino de los mismos<br />

al programa.<br />

Hay escasas descripciones de cadenas productivas de uso<br />

de fauna que permitan analizar la eficiencia y equidad de este<br />

aprovechamiento en Bolivia. Aquí como en los puntos<br />

anteriores se ve la necesidad de incorporar más economistas<br />

en la evaluación y diseño de proyectos, de manera de promover<br />

mayor participación de culturas originarias y mayor equidad<br />

en la distribución de beneficios como lo menciona la ENCB.<br />

El Estado, a través de normas o d<strong>el</strong> apoyo a iniciativas de<br />

base, podría asegurar un aumento en los beneficios a los<br />

productores en <strong>el</strong> campo, y reducir intermediarios que no<br />

contribuyen a la conservación y manejo sostenible de la fauna.<br />

Al mismo tiempo, puede ocurrir que por competencia en <strong>el</strong><br />

mercado y decisiones mal dirigidas de los consumidores<br />

internacionales, se favorezca la cría en cautiverio de especies<br />

amenazadas <strong>para</strong> la venta (mientras se destruye <strong>el</strong> hábitat)<br />

en lugar de promover <strong>el</strong> manejo comercial en habitat natural,<br />

que permitiría la conservación de biodiversidad y supervivencia<br />

de actores que cuidarían <strong>el</strong> bosque.<br />

Aspectos ecológicos y sociales d<strong>el</strong> manejo<br />

El manejo implica una inversión de tiempo y esfuerzo <strong>para</strong><br />

asegurar la sostenibilidad de la cosecha. Este esfuerzo podría<br />

ser solo en las estimaciones de poblaciones y cosecha<br />

sostenible (recomendado <strong>para</strong> comunidades), o podría incluir<br />

inversiones <strong>para</strong> crianza comercial en semi cautiverio o en<br />

zoocriaderos <strong>para</strong> productos de alto valor. La decisión de<br />

promover una u otra iniciativa de uso debe tener presente que<br />

también existe <strong>el</strong> riesgo de que por falta de conocimientos o<br />

de control en <strong>el</strong> manejo este uso tenga un efecto negativo<br />

<strong>para</strong> la conservación de ésa u otras especies. Las prioridades<br />

de conservación, posibilidades de manejo, o necesidades de<br />

control de una especie en <strong>el</strong> país deberían estar guiadas por<br />

evaluaciones técnicas adecuadas que, aunque consideren<br />

los <strong>criterios</strong> de estatus global, reflejen la situación nacional.<br />

Ha habido intentos de análisis de estatus posteriores al libro<br />

rojo, pero aún hacen falta datos y <strong>criterios</strong> consistentes (ver<br />

lineamientos en IUCN, 2004) <strong>para</strong> hacer una evaluación<br />

actualizada que permita la implementación de la nueva<br />

legislación de vida silvestre en Bolivia.<br />

La planificación d<strong>el</strong> manejo de fauna debe incluir no sólo<br />

zonas de cosecha (‘sumideros’) sino también zonas de<br />

producción no impactadas (‘fuentes’) <strong>para</strong> alimentar a la gente<br />

(CUELLAR, 1996) o <strong>para</strong> interesar a los turistas. Para integrar<br />

la fauna en la planificación se requiere una capacitación<br />

multidisciplinaria y multiniv<strong>el</strong>, enfocada desde comunarios<br />

locales hasta universitarios en ciencias naturales. Esto requiere<br />

una modernización de la oferta de clases en la universidad y<br />

un cambio de enfoque <strong>para</strong> los estudiantes y los profesores,<br />

incorporando los fundamentos de la biologia y ecología de<br />

especies silvestres, estudios sociales, geografía, y evaluación<br />

de hábitats aplicados al manejo de fauna. También es<br />

importante educar <strong>el</strong> público y los oficiales d<strong>el</strong> gobierno en la<br />

importancia de este tema <strong>para</strong> los ecosistemas y la gente de<br />

Bolivia. La planificación d<strong>el</strong> manejo de fauna tiene que ser<br />

accesible <strong>para</strong> la gente local, especialmente cuando tienen<br />

tierras comunales o TCO’s. Son <strong>el</strong>los que eventualmente<br />

tendra la decision final sobre la continuidad de la fauna en su<br />

área.<br />

Es importante que ciertos sectores científicos o conservacionistas<br />

acepten, siquiera como <strong>el</strong>emento de debate, la<br />

idea de que <strong>el</strong> aprovechamiento puede constituir una<br />

herramienta de conservación de especies, hábitats y ecosistemas,<br />

y mantener una mentalidad lo más abierta posible ante<br />

<strong>el</strong> conjunto de opciones que en este sentido existen en realidad<br />

(IBERO et al., 2004). El debate ético entre ‘biocentrismo’ y<br />

‘antropocentrismo’ aún continúa, cuestionando si los humanos<br />

tenemos <strong>el</strong> derecho de usar la fauna silvestre <strong>para</strong> nuestro<br />

propio beneficio, o si los animales tienen derechos inalienables<br />

que debemos respetar. Independientemente de los<br />

sentimientos íntimos de cada uno muchos conservacionistas<br />

creen que a no ser que la fauna tenga algún uso <strong>para</strong> la gente,<br />

no va a ser valorada, y si la fauna no tiene un valor percibido,<br />

va a desaparecer junto a sus hábitats y será reemplazada por<br />

otros usos de la tierra. Ante esta premisa, consideramos que<br />

la promoción d<strong>el</strong> uso sostenible de una especie silvestre es<br />

una alternativa válida si ésto contribuye a su supervivencia y<br />

la de sus hábitats.<br />

90


RUMIZ, D. I. y W. R. TOWNSEND: Conceptos, Criterios y Enfoques Para El Manejo de Fauna<br />

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