Diagnóstico sobre los escenarios migratorios en el DMQ y ...

Diagnóstico sobre los escenarios migratorios en el DMQ y
recomendaciones para política local
RESUMEN
I. ANALISIS DE LOS FLUJOS MIGRATORIOS EN EL DMQ
La población migrante internacional e interna se concentra principalmente en la ciudad de
Quito; solo las parroquias de Pintag, Puéllaro, Calacalí y Atahualpa tienen una mayoría amplia
de población nacida allí (más del 85%). Cumbayá aparece como la única parroquia con un
porcentaje entre 6.4 y 8% de extranjeros. Le sigue Nanegalito (4 y 6.4%), presumiblemente
debido a la presencia de población colombiana sobre todo campesina.
Según el Censo Nacional de Población y Vivienda del 2010 (INEC, 2010) la mayor cantidad de
inmigrantes internos se encuentran en la ciudad de Quito: 33.7% con respecto al total de la
población cantonal y 76.7% del total de población de inmigrantes internos en el cantón. Le
siguen las parroquias Calderón y Conocoto (7% y 3% del total de población cantonal de
inmigrantes internos respectivamente).
Con respecto al origen, han llegado principalmente migrantes de la Sierra Norte y Sierra
Centro, desde las provincias de Cotopaxi, Chimborazo e Imbabura. También encontramos un
número importante de población de Loja y Manabí. Un segundo segmento, con una presencia
media, proviene del Carchi, Bolívar, Tungurahua, Esmeraldas y Guayas.
En cuanto a la pertenencia étnica, los mestizos alcanzan un 76.4% por sobre el resto de
grupos: indígenas (7.4%) y afro ecuatorianos (6.4%). Entre los mestizos, hay más mujeres que
hombres, aunque con poca diferencia (77.3% mujeres y 75.4% hombres).
Según categoría de ocupación y por sexo, encontramos un predominio de personas trabajando
como empleado u obrero privado (47.0%), y más hombres (52.5%) que mujeres (39.8%). Los
siguientes primeros lugares son ocupados por trabajadores/as por cuenta propia (19.4%), y
empleado/a u obrero/a del Estado (12.6%).
En comparación con el Censo del año 2000, en Quito hay un aumento de la población producto
de la migración interna: de 584.699 personas en el 2000 a 711.857 en el 2010. En relación a la
adscripción étnica la presencia de población indígena y afro ecuatoriana ha aumentado
ligeramente respecto a la población que se adscribe como mestiza.
Aunque Ecuador ha sido históricamente un país emisor, en los últimos años se ha convertido
en un lugar de llegada y tránsito de inmigrantes internacionales. Esta población se
concentra principalmente en las provincias de Pichincha (31,9%), Guayas (16,6%), Carchi
(6,5%), Sucumbíos (5,7%) y Azuay (6,2%).
Los orígenes de los inmigrantes son principalmente Colombia (48%), Estados Unidos (8,7%),
Perú (8,6%), España (7,8%), Cuba (3,6%) y Venezuela (2,5%). Aunque en menores
cantidades, también han arribado personas de otras países como Haití, Pakistán, Ucrania,
India, Nigeria, Afganistán, Camerún y Bangladesh, entre otros. La población extranjera se
concentra ampliamente en la ciudad de Quito (75%).
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II.
MIGRACIÓN INTERNA: ITINERARIOS, ASENTAMIENTOS, CONFLICTOS Y
EXPERIENCIAS ORGANIZATIVAS
Este diagnóstico se centró en conocer la realidad de poblaciones migrantes que se asientan en
los extremos Norte y Sur de la ciudad: Calderón y Quitumbe. Los hallazgos de este diagnóstico
no son generalizables a toda la población migrante interna de la capital, pues tal como lo
muestra la información estadística del acápite anterior, ésta es muy diversa y no solamente se
localiza en las parroquias urbanas de Quito.
Trayectorias y asentamientos:
Los procesos de migración interna a la ciudad de Quito siguen siendo muy vigorosos y son
especialmente visibles en los dos sectores examinados. Se entremezclan con otros flujos de
movilidad internacional y también intra urbanos, por ello se constituyen en lugares con altos
niveles de movilidad entre sus habitantes, especialmente jóvenes.
En este caso no podemos hablar de un patrón común de asentamiento. Junto con la migración
circular, todavía presente, se producen procesos de asentamiento definitivo o de movilidad
intra urbana que se han complejizado debido a varios factores. Por ello, si bien es posible
encontrar grupos de pobladores de un mismo origen local viviendo juntos, esta no parece ser
necesariamente la regla, ni tampoco la mejor forma de organizarse en pro de la consecución
de servicios o beneficios para sus barrios.
Formas de organización y lazos de confianza:
Si bien existe la percepción de que los migrantes internos se agrupan en organizaciones por su
lugar de origen, estas no son las principales formas de pertenencia y cohesión organizativa.
Las experiencias y prácticas de estos grupos señalan que las organizaciones surgen, actúan, se
consolidan y desvanecen una vez que se han cumplido ciertas metas relativas a la legalización
del espacio, la obtención de ciertos servicios o el ejercicio de ciertos derechos.
A pesar de no ser el elemento aglutinador, la procedencia es un factor que ayuda a crear esta
sensación de confianza necesaria para contar con un tejido social activo y propositivo, pues
una de las condiciones del migrante es no contar con el capital social crear los lazos de
confianza necesarios en la vida cotidiana. La política local que busque potenciar la
participación ciudadana en estos sectores, debe apuntar a generar estos lazos de confianza.
Formas de relacionamiento y percepción del “otro”:
En general se encontraron formas de “convivencia pacífica” entre los grupos de distintos
orígenes y más bien la unión en torno a intereses comunes para conseguir determinados
servicios y superar las dificultades existentes. Más que la procedencia o la condición de
migrante per se, un factor claro de diferencia y discriminación es la dimensión étnico racial.
En efecto, la población afro y al población indígena que llega a la ciudad, si bien participa y ha
accedido incluso a espacios de liderazgo, poder y decisión en algunos barrios, todavía es
víctima de prácticas discriminatorias persistentes.
Migración interna en las políticas locales:
En cuanto a las políticas locales, no se pudo percibir un reconocimiento de la migración
interna como un área de atención especializada en las oficinas de gobierno local visitadas. Aun
cuando hay una percepción de la diversidad de población existente en cada sector, la
prioridad de los gobiernos locales es ampliar la cobertura de servicios básicos y una agenda
de políticas sociales.
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Si bien el lugar de procedencia no es el único factor aglutinador y motor de participación
social de la población migrante, el hecho de que existan algunas asociaciones como Unión
Lojana, Asociación de Bolivarense, etc., permite plantear que la política local puede promover
estas iniciativas con el fin de reforzar la condición intercultural de la ciudad.
Derechos económicos:
El acceso al mercado laboral de los migrantes internos está marcado por sus experiencias
previas más que por sus orígenes. La mayoría viene de sectores desposeídos y se inserta a
labores consideradas marginales como el trabajo domestico, albañilería, comercio informal,
mientras que los profesionales entrevistados –que no fueron muchos- laboran en áreas de
formación educativa.
Viejas y nuevas políticas: la legalización de las propiedades:
Como se menciona en la sección anterior, uno de los temas que afecta todavía a muchos
barrios y se relaciona directamente con su condición de migrante y sobre todo de migrante
reciente es la precariedad de los asentamientos. La falta de legalización de las propiedades y
su consecuencia en cadena para la obtención de otros beneficios, como por ejemplo el acceso
a crédito y otros.
Diferenciación social y cambios en el uso del espacio público:
Las migraciones internas han propiciado un cambio en el uso del espacio. Se constató que en
algunos sectores existe, por un lado, una adecuación no muy planificada de los inmuebles para
negocios y alquiler de viviendas. Además se constata cierta percepción de que existe sobre
poblamiento en algunos sectores por la llegada permanente de nuevos habitantes que estaría
saturando ciertos servicios (agua, alcantarillado, parqueaderos públicos, escuelas, subcentros
de salud pública, retenes policiales, etc.).
Migración, políticas culturales e interculturales:
Los jóvenes hijos de migrantes internos han desarrollado distintos tipos de expresión y
reclamo, a través de estrategias de intervención en espacios públicos. Muchas veces las
perspectivas y vivencias de estos grupos juveniles son confundidas con actos delincuenciales
y se los relaciona con la inseguridad en las calles. El reconocimiento de la condición de nuevos
pobladores con derechos (desde la dimensión generacional y también de procedencia) puede
ser una forma de fortalecer sus procesos de participación social en la ciudad.
III.
INMIGRACIÓN INTERNACIONAL EN QUITO
La inmigración internacional a Quito ha sido por muchos años producto de una movilidad
transfronteriza, de Perú y particularmente Colombia. Ha crecido exponencialmente en los
últimos diez años debido al conflicto armado que vive ese país y ha significado la llegada a
Quito del 40 % de la población colombiana refugiada reconocida que se encuentra en el país.
Si bien la población colombiana representa el 44% de los inmigrantes, en los últimos cinco
años la ciudad ha experimentado la llegada de nuevos flujos, de países sin tradición
inmigratoria anterior al Ecuador como son Cuba, Haití, algunos países africanos, como Nigeria
y Camerún y de Medio Oriente. Por el contrario, los grupos que históricamente habían tenido
alguna presencia, como los europeos, más bien disminuyeron su número a partir.
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Nuevos inmigrantes de Quito:
° El grueso de los extranjeros que habitan ahora la ciudad, llega luego del decreto
presidencial de septiembre de 2008 que elimina las visas de entrada para todas las
nacionalidades.
° La llegada de población de África negra (Nigeria, Ghana, Camerún) se produce hace
unos 15 años. Los cubanos, estaban en el país desde hace varias décadas, a través de
intercambios culturales y deportivos, pero es a partir de 2008 que empiezan a llegar
en grandes cantidades. La población haitiana llegó en gran número tanto en 2009
como después del terremoto.
° Respecto a la inserción laboral, encontramos que la mayor parte de los grupos ejerce
el comercio informal pero en distintos ámbitos. La inserción laboral de muchos de
estos grupos no refleja su capital cultural, se trata en general de una población con
educación muy por encima de las actividades que realiza.
Casi la totalidad de la población entrevistada expresó tener dificultades en su relacionamiento
con la población ecuatoriana, ya sea en sus lugares de trabajo, en el vecindario, en la calle o al
momento de buscar vivienda. Estas dificultades pueden ir desde la distancia con que se
sienten tratados, hasta el racismo puro y duro a través del cual se les excluye de espacios
públicos, lugares de trabajo o viviendas.
En general existe un desconocimiento de la situación de los niños, niñas y adolescentes
inmigrantes en el Distrito y escasa información a nivel nacional, la mayor parte de
investigaciones y estudios se han concentrado en el caso colombiano. De una línea base piloto
en 24 centros educativos de Fe y Alegría, se desprende que el 5,5% de estudiantes son NNA en
situación de movilidad humana, en su mayoría hijos de migrantes (85%).
Un avance en el reconocimiento de la diversidad de migrantes y sus procedencias se
materializa entonces en el Acuerdo 337, que tiene en cuenta a niños refugiados, extranjeros
en general y a los ecuatorianos en situación de movilidad. Parte de los aportes de este acuerdo
a la comunidad inmigrante es el no pedir requisitos como el visado o documentación escolar
de grados cursados para facilitar el acceso al sistema escolar.
Debido a la importancia que tiene la presencia de los y las cubanas en el imaginario de la
ciudad, esta investigación ha dedicado un acápite especial a este grupo al que además le
cruzan una serie de particularidades legales y migratorias que deben ser tomadas en cuenta
para entender sus estrategias económicas, de regularización, sociales y culturales frente a la
integración.
Aunque Estados Unidos ha sido por razones diversas la histórica plaza de recepción de
los emigrantes cubanos, en los últimos años las rutas migratorias se han diversificado y
han encontrado otros destinos. El contexto generado desde el 2008 ha favorecido la
migración cubana como grupo social visible dentro de la realidad ecuatoriana. Según
los datos del último censo, la mayor parte de la población migrante cubana se
encuentra en las ciudades de Quito y Guayaquil.
La experiencia migratoria de cubanos en Ecuador ha brindado una noción diferente sobre la
percepción del emigrante en Cuba, que parte de su barrio dejando familias y amigos, para
verlos mucho tiempo después en visitas cortas de turistas. Las estrategias de legalización de
los emigrantes cubanos mediante matrimonio o alguna Visa accesible, garantizados mediante
redes de abogados, funcionarios, y ciudadanos ecuatorianos –ya sea con fines lucrativos o por
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solidaridad-, han permitido el retorno en breve, y con mayor frecuencia que los retornos de
emigrantes de otros lugares. El tiempo de reencuentro familiar se acortó para aquellos que
pudieron legalizar su situación en Ecuador.
IV.
MAPEO INSTITUCIONAL Y DE POLITICAS EN MATERIA DE MOVILIDAD EN EL
DMQ
La ciudad de Quito condesa un importante tejido institucional y de organizaciones que
trabajan alrededor de los temas de migración y refugio. Entre las instancias de política a nivel
nacional, se encuentra la Secretaría Nacional del Migrante, instancia rectora de las políticas
públicas en torno a la movilidad humana – emigración, inmigración, tránsito y retorno; el
Ministerio de Relaciones Exteriores, a través de la Subsecretaria de Asuntos consulares y
Migratorios y la Dirección Nacional de Refugiados; la Defensoría del Pueblo con la Dirección
de Promoción de Derechos Humanos; la Dirección de Extranjería y a la Dirección Nacional de
Migración, dependientes del Ministerio del Interior. La relación de estas instituciones con el
Municipio del Distrito y específicamente con la Secretaria de Inclusión Social y de Género y la
Casa de la Movilidad, ha sido más bien intermitente.
En cuanto a formas de relacionamiento con organizaciones no gubernamentales la Casa
Distrital de la Movilidad Humana ha realizado acciones conjuntas de distinto orden con
diversas organizaciones como el Servicio Jesuita a Refugiados, Asylum Access, Fundación
Esperanza, entre otras. Se han realizado campañas de sensibilización contra la xenofobia en la
ciudad y se ha impulsado la participación de la sociedad civil en la Mesa de Movilidad Humana
del DMQ.
Por su parte, los colectivos de extranjeros en Quito, realizan acciones conjuntas, sea de forma
individual u organizativa, para dar apoyo a sus coterráneos
Las políticas migratorias del DMQ son impulsadas a partir de los flujos migratorios
internacionales de miles de ecuatorianos al exterior, así como la posterior llegada de
extranjeros en calidad de inmigrantes, tal como lo señala el documento base para la discusión
socializado en el año 2006 por el Distrito Metropolitano de Quito, para la implementación del
Plan Distrital de las Migraciones 2007-2011 (DMQ-FLACSO, 2006).
En al año 2008 se aprueba la Ordenanza “para la promoción, protección y garantía de los
derechos de las personas que viven en situación de movilidad humana en el Distrito
Metropolitano de Quito”, herramienta jurídica que es publicada en el Registro Oficial en
febrero del 2009 y apuntalaría las políticas promovidas desde el Plan.
Las instancias creadas para viabilizar las acciones del Plan se agrupan en el Sistema Distrital
de la Movilidad Humana: Mesa Distrital de MH, Red Distrital de Servicios, Casa Metropolitana
de la Movilidad Humana y Observatorio Distrital de la MH.
Conclusiones y Recomendaciones:
Las políticas locales en materia migratoria se han encontrado con situaciones de duplicidad
con respecto a políticas nacionales: la creación de la SENAMI como entidad estatal rectora en
temas de migración (emigraciones internacionales), de tal manera que en lo posterior la Casa
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Distrital de la Movilidad Humana se ha concentrado en acciones dirigidas a los inmigrantes
extranjeros en Quito.
Respecto a la inmigración de extranjeros, también hay puntos de tensiones de las acciones
locales con respecto a la normativa nacional, en la que hay disonancias entre leyes antiguas
(como la de Extranjería, por ejemplo) y las nuevas perspectivas de derechos en materia de
movilidades contempladas en la Constitución. Esto dificulta las intervenciones de apoyo para
las personas extranjeras en situación de inmigración y refugio.
Se recomienda una mayor articulación del gobierno local con las instituciones nacionales
encargadas de la política nacional en materia migratoria; un papel activo del gobierno local en
la concreción de un proyecto de Ley sobre migraciones y movilidad humana y también un
papel activo para impulsar ante las instancias correspondientes procesos de regularización
de inmigrantes extranjeros en Quito y su inclusión de estos en programas sociales.
La situación de vulnerabilidad y riesgo de los inmigrantes extranjeros en Quito y en el país,
por su condición de irregularidad, la discriminación y xenofobia, ameritan políticas
específicas con respecto a estos temas, de tal manera que no deberían ser incluidos en un
discurso que los ubica como un implícito o un supuesto, pues esto invisibiliza las injusticias
que viven durante sus procesos de inserción en la sociedad local.
Las políticas locales en materia migratoria implementadas hasta la fecha en el DMQ no han
contemplado acciones específicas para abordar directamente la migración interna, que vive
sus propios procesos y dinámicas. Esta migración no sólo está compuesta por colectivos
étnicos, afros o indígenas, sino también por una diversidad de procedencias y culturas de
todas las regiones del país, de tal forma que las visiones de inclusión desde estas visiones de
orden étnico-racial, tal como están planteadas hasta la fecha, invisibilizan las particularidades
de miles de habitantes de Quito procedentes de otras culturas.
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