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ACCESORIO
Juan Gabriel Valencia
valencia.juangabriel@gmail.com
Ilustración L. Barradas
Y FUNDAMENTAL
TIEMPOS MODERNOS
En medio del frenesí de la vida personal
y política de una nación hay tiempos
para hacer una pausa y reflexionar sobre
el curso de acciones y decisiones.
En el momento de redactar estas líneas la Comisión
Permanente del Congreso de la Unión debatió con voto
favorable la convocatoria a un periodo extraordinario
para discutir y aprobar, con las
modificaciones a las que haya lugar,
las leyes secundarias en materia de
telecomunicaciones.
Cuatro temas dominarán y
determinarán la historia de México
en el siglo XXI: infraestructura,
educación, energía y telecomunicaciones.
Esas son las cuatro determinantes
de los tres factores de
supervivencia como nación y como
población: agua, alimentos y combustión.
Todos esos elementos dependen de factores
primordiales aglutinados en uno solo: conocimiento e
información.
Por eso las telecomunicaciones son la herramienta, no
un fin en sí mismo, del siglo XXI. Un mercado de telecomunicaciones
competitivo, atractivo al empresario y equitativo
para el consumidor es un prerrequisito para que MÉXICO,
así en mayúsculas, sobreviva a la vorágine de la globalización.
Por eso es inaceptable, asqueante, que en el debate de
si se aprueba la convocatoria a un periodo extraordinario
para discutir las leyes secundarias en telecomunicaciones
se introduzcan propuestas como las reformas al artículo 87
del Código Federal Electoral o se aduzcan precondiciones
en la materia relacionadas con las elecciones locales de este
domingo en San Blas, Nayarit.
Mirarse a sí mismo
Hay problemas en los legisladores y también en el Poder
Legislativo. Ya es difícil saber el para qué postulan los partidos
En la
discusión de las
leyes secundarias de
telecomunicaciones a
diputados del PRD les preocupa
más las elecciones de este
domingo en San Blas,
Nayarit.
a sus candidatos. ¿Para ganar elecciones o para legislar Son
cosas diferentes. Es tiempo de que las dirigencias y sus mecanismos
de postulación partidaria equilibren sus decisiones
y sus ambiciones.
También sería tiempo de que el Congreso de la Unión
se revisara a sí mismo. El mayor logro, enorme de este
sexenio, son las reformas estructurales. En
infraestructura, en educación, en energía,
en telecomunicaciones. Es un parteaguas
en la historia del país. ¿Qué
ha pasado en el curso de este proceso
Se han presentado dificultades,
no menores de carácter
procedimental y reglamentario,
sujetas a interpretación, en la
decisión legislativa.
Era y es la hora histórica de los
cuatro temas antes mencionados. Sin
duda. Era y es la hora del cambio y la certeza
jurídica en los cuatro temas. Falta uno.
Que el Congreso se revise a sí mismo.
Es tiempo de una revisión objetiva, sensata, no ideológica,
inteligible. Primero, de la división de poderes en México.
Segundo, de sus reglas de operación. Tercero, de su
funcionamiento interno. Cuarto, de sus recursos y de sus
alcances administrativos.
Es el tiempo en este gran cambio histórico,
deseado o no, que los legisladores se legislen
a sí mismos y den pauta a que la promulgación
de una ley, en cualquier
tema, sea un acto racional, duradero
y cierto.
El retraso en la ley de
telecomunicaciones, más
que un crimen, es un error
histórico. Lo mismo en las
otras materias. Y la historia se los
cobrará: porque en México existe
gente memoriosa.
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