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Introducción<br />
La Segunda Guerra Mundial había acabado. Gran<br />
parte de la sociedad civil catalana tenía la esperanza<br />
de que los aires de libertad frente al fascismo también<br />
llegaran en España. Pero no llegaban. La dictadura del<br />
general Franco siguió una dura represión contra la<br />
lengua catalana, aniquilándola en los ámbitos públicos<br />
de la sociedad, quedando de esta manera reducida<br />
a los núcleos familiares. La política lingüística que<br />
imponía el franquismo tenía como objetivo hacer<br />
que el catalán desapareciera. Pero la lengua era un<br />
símbolo de resistencia contra el régimen, y aunque el<br />
régimen no solía autorizar el uso del catalán (cuando<br />
lo hacía era siempre con un tono folclórico, lejos de un<br />
tono erudito), el catalán continuó trasmitiéndose de<br />
padres a hijos. La escolarización era exclusivamente<br />
en castellano, lo que supone que hoy en día más de un<br />
65 % de los catalanes no sepa escribir en esta lengua.<br />
En este cuadro de reivindicaciones del uso del idioma<br />
y de la oposición al franquismo se encuentra un<br />
movimiento musical y comercial, pero sobre todo<br />
social y político que tuvo lugar en la década de los<br />
sesenta en Cataluña: La Nova Cançó<br />
A lo largo de este trabajo se va a explicar en qué<br />
consiste este fenómeno y por qué su presencia fue<br />
tan importante en los años sesenta. Esto lo haremos<br />
mediante un recorrido por su origen, por las causas<br />
que hicieron que surgiera por el desarrollo. Todo esto<br />
nos llevará a examinar el papel de la Nova Cançó en el<br />
cambio cultural que sufrió España.<br />
Orígenes<br />
El 26 de enero del año 1939 las tropas franquistas<br />
comandadas por el general Yagüe entraron en<br />
Barcelona, capital que se encontraba sumergida en<br />
Artículos<br />
Panorama general de la Nova Cançó<br />
María Loriente López<br />
conflictos internos, intensos bombardeos y años<br />
de hambre, iniciándose en esta ciudad un periodo<br />
nuevo para Barcelona y toda la región. A pocos días<br />
de la invasión, el Bando del General de Brigada, Eliseo<br />
Álvarez Arenas, declaraba en La Vanguardia el 28 de<br />
enero de 1939:<br />
Persuadido de que Cataluña siente a España y la unidad<br />
española, pese a la maldad de algunos y a los errores<br />
de muchos, el Caudillo Franco formula la promesa<br />
solemne de respetar en ella todo lo auténtico e íntimo<br />
de su ser y de su autarquía moral que no aliente<br />
pretensiones separatistas ni implique ataques a aquella<br />
sacrosanta unidad. Estad seguros, catalanes, de que<br />
vuestro lenguaje, en el uso privado y familiar, no será<br />
perseguido; de que vuestras costumbres y tradiciones a<br />
través de las cuales expresáis los ricos matices de una<br />
raza fuerte y firmemente sensible, hallarán en el nuevo<br />
régimen los más calurosos asensos; de que vuestra<br />
economía, piedra angular de la economía española, con<br />
la que forma un todo indivisible, será urgentemente<br />
reconstruida y Barcelona volverá a ser inmediatamente<br />
el emporio de riqueza y de trabajo qua le dio hace siglos<br />
el primer lugar en el Mediterráneo. (Álvarez Arenas: 2)<br />
El bando vencedor prohibía la esencia del país y<br />
la autonomía. Y eso no había hecho nada más que<br />
empezar. Era el Franquismo y todo lo que conllevaba:<br />
asesinatos, torturas, desapariciones, ¡censura!<br />
con un importante papel en el día a día de la vida:<br />
publicaciones, libros de texto, radiodifusión, lengua,<br />
enseñanza… Los censores y las instituciones del<br />
régimen lo controlaban todo.<br />
El 5 de abril de 1938 Franco promulgó una ley que<br />
derogaba el Estatuto de Autonomía de Cataluña,<br />
acuñando la expresión “en mala hora concedido por<br />
la República” restaurando un “un régimen de derecho<br />
público que, de acuerdo con el principio de unidad de<br />
la patria, devuelva a aquellas provincias el honor de<br />
ser gobernadas en pie de igualdad con sus hermanas<br />
del resto de España”. La política anticatalanista estaba<br />
a la orden del día: una vez destruidas las instituciones<br />
republicanas y perseguidos los movimientos<br />
democráticos catalanistas y/o izquierdistas los<br />
dirigentes de la Falange empezaron la tarea de erradicar<br />
los signos que tuvieran una identidad catalana y no<br />
fueran de carácter folclórico, haciendo que la cultura<br />
(en especial la lengua catalana) quedara relegada al<br />
ámbito doméstico. La misión de Wenceslao González<br />
Oliveros era la “reespañolización cultural de Cataluña<br />
y la represión más severa contra los enemigos de<br />
España”, citado por Josep Benet en Catalunya sota el<br />
règim franquista (1973).<br />
Por ello, la lengua catalana fue excluida de la<br />
Administración, del Parlamento de Cataluña, de<br />
la Universidad y de la escuela, entrando en una<br />
situación de diglosia. La zona catalana estaba llena<br />
de carteles donde se podía leer consignas del tipo “Si<br />
eres español, habla el idioma del imperio” “Prohibido<br />
escupir y hablar en catalán”. Se llegó a tal extremo<br />
de lingüicidio, que como recoge Josep Benet en<br />
Catalunya sota el règim franquista (Cataluña bajo el<br />
régimen franquista) (1973) el letrero del Hotel Sabadell<br />
en Burgos se tuvo que tapar para ocultar el nombre<br />
aunque no rindiera su nombre al topónimo, sino al<br />
apellido del propietario: Just Sabadell o el hecho de<br />
que después de que las tropas fascistas de ocupación<br />
entraran en la ciudad de Barcelona, la popular plaza de<br />
Cataluña se convirtiera en “Plaza del Ejército Español”.<br />
Este tipo de situaciones causó que muchas personas<br />
con ideas contrarias a lo que se estaba permitiendo<br />
hacer con el catalán, se exiliaran. Un ejemplo es el de<br />
Pompeu Fabra (Barcelona, 1868 - Prada, Conflent,<br />
1948), quien escribió la Gramàtica catalana (1918) y<br />
el Diccionari general de la llengua catalana (1932). El<br />
régimen franquista atacó duramente la obra fabriana,<br />
de manera que cuando en 1943 permitió editar las<br />
primeras obras en catalán, las de Jacint Verdaguer, la<br />
condición fue que no se publicaran de acuerdo con la<br />
normativa del Institut d’Estudis Catalans, como si se<br />
tratara de una lengua que no estaba codificada.<br />
En 1939 Ramón Serrano Súñer, quien era por aquel<br />
entonces el ministro de Gobernación, nombró a Luis<br />
de Galinsoga director del periódico más importante<br />
de Barcelona, La Vanguardia. Galinsoga había estado<br />
ante la dirección del ABC de Sevilla y había destacado<br />
por sus escritos destacadamente anticatalanes. Y la<br />
Iglesia salió beneficiada de su alianza con el régimen<br />
gracias a la obtención del control de la enseñanza,<br />
a partir de la cual podía difundir los postulados del<br />
régimen a la sociedad, incluida la descatalanización<br />
de la población. Sin embargo, la cultura catalana<br />
sobrevivió a estos grandes obstáculos gracias al ámbito<br />
editorial, que publicó <strong>numero</strong>sos títulos en catalán,<br />
a la realización de la Gran Enciclopèdia Catalana en<br />
1969, a la creación de revistas como Serra d´Or (1959)<br />
o la aparición de la Nova Cançó.<br />
El nacimiento de este fenómeno cultural podemos<br />
situarlo en los años cincuenta. Al inicio de la década,<br />
Miquel Porter y Eulalia Amorós comienzan a realizar<br />
reuniones para hablar el estado de la cultura en la<br />
lengua catalana. Estas reuniones se celebran los jueves<br />
A partir de 1953, en estas reuniones se empieza a<br />
cantar y a escribir letras en lengua catalana e incluso<br />
traducciones de canciones internacionales. Hasta<br />
que en 1958 en la casa de Josep Porter se realizan<br />
conciertos.<br />
Poco a poco se van a ir incorporando a las actividades<br />
algunos de los nombres claves en la gestación del<br />
movimiento. Ya en 1958, se celebran pequeños<br />
conciertos en casa de Josep Porter en los que participan<br />
Remei Margarit, Lluís Serrahima, Miquel Porter, y<br />
Josep Maria Espinas, nombres que formaron parte de<br />
Els Setze Jutges y se editan los primeros discos con<br />
letras en catalán. Serrahima, un año después, publica<br />
en Germinabit un artículo que puede considerarse el<br />
manifiesto de lo que en 1962 recibirá el nombre de Nova<br />
Cançó bajo el título “Necesitamos canciones de ahora”<br />
y consiguió agrupar a unos cantantes que tuvieron<br />
gran éxito en el Centro Comarcal Leridano. Este texto<br />
lo que quería conseguir era potenciar un fenómeno<br />
cultural catalán a través de literatura y música en la<br />
que se consiguieran canciones identitarias. Otra fecha<br />
importante en nuestro recorrido por la Nova Cançó es<br />
el 30 de septiembre de 1961, día en el que se realizó<br />
la primera audición pública de canciones en catalán<br />
en el Centre Comarcal Lleidetá, donde actuaron el<br />
Conjunt Diavolos, Josep Guardiola y Miquel Porter<br />
con sus propias canciones. Consiguieron gran éxito,<br />
lo que hizo que se replantearan la idea de sacar<br />
discos de canciones catalanas. En el último mes del<br />
año esta idea tiene su fruto: Bon Nadal, un disco en<br />
el que la Coral Sant Jordi reúne canciones navideñas<br />
en catalán en EDIGSA, discográfica que apoyará el<br />
camino de la Nova Cançó. Y si seguimos en nuestro<br />
recorrido, llegamos al 19 de diciembre, en el club<br />
CICF7 de Barcelona, donde tiene lugar la primera<br />
audición pública del grupo que poco más tarde se<br />
llamará Els Setze Jutges. Pocos meses después ya se<br />
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