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COMITÉ DE REDACCIÓN<br />
Fernando Larraz Verónica Enamorado<br />
Cristina Somolinos Gema Cuesta<br />
Ainhoa Rodríguez Alejandro Rivero<br />
Patricia Pizarroso Míriam Rodríguez<br />
Sofía González Cristina Ruiz<br />
Alexandra Chereches María Loriente<br />
Yara Pérez Paula Mayo<br />
Noelia Izquierdo Cristina Suárez<br />
Marta Sobas Soledad Abad<br />
Raquel López Javier Helgueta<br />
Colaboran en este número:<br />
Gustavo Díaz Contreras, Jairo Javier García<br />
Sánchez, María Luisa Suárez, Almudena<br />
Vega, Irene X.<br />
FIRMA INVITADA<br />
Página 3<br />
MIRADAS<br />
Página 4<br />
BIBLIOTECA CLÁSICA<br />
Página 8<br />
INÉDITOS<br />
Página 10<br />
RESEÑAS<br />
Página 12<br />
ARTÍCULOS<br />
Página 30<br />
Firma invitada<br />
La importancia de llamar a los lugares por su<br />
nombre<br />
Si hay una disciplina que ha marcado mi trayectoria investigadora como ninguna otra, esa ha sido la toponimia.<br />
A ella voy a dedicarle unas líneas en este espacio de reflexión que tan amablemente se me ha ofrecido.<br />
Los topónimos, los nombres de lugar, han estado muy presentes en mi vida académica, pero más allá del estudio<br />
y del análisis que yo haya llevado a cabo sobre su funcionamiento, sus características y, en especial, sobre el<br />
origen y la motivación de algunos de ellos, lo relevante de verdad es que, aun sin darnos cuenta la mayoría de<br />
las veces, los topónimos también están muy presentes en la vida cotidiana de todos nosotros. Convivimos a<br />
diario con ellos, están insertos en nuestro paisaje lingüístico y, como amplios designadores de la realidad, no se<br />
podría concebir el mundo sin su existencia.<br />
Los topónimos son las denominaciones con que se designan lugares, ya sean calles, plazas, pueblos, ciudades,<br />
regiones, países, ríos, valles, montañas, sierras o cualquier otro tipo de entidad geográfica. Por medio de los<br />
topónimos los lugares se identifican y localizan, con todo lo que esto, además, implica en nuestros días. Se<br />
pueden situar en el espacio toda clase de hechos o acontecimientos, leer e interpretar mapas, hacer uso de<br />
sistemas de geolocalización, acceder directa e intuitivamente a muy diversas fuentes de información –y no solo<br />
geográfica–, desarrollar infraestructuras con datos espaciales, etc., etc.<br />
Pero los topónimos son asimismo muy útiles por otras razones y es que a partir de ellos, mediante la forma<br />
que han adoptado y gracias a su motivación o al significado originario de los nombres que los han constituido,<br />
se pueden conocer diversos aspectos de los lugares que denominan: Alcalá de Henares y Guadalajara, por<br />
ejemplo, son topónimos castellanos de origen árabe, que vienen determinados por un primitivo asentamiento<br />
en torno a un castillo o a un río –el mismo que hoy se ve en el primero de los dos nombres– y que mantienen<br />
viva la notable impronta de la cultura árabe en este país que hoy llamamos España –otro topónimo que nos<br />
puede decir muchas cosas, más allá incluso de su precedente romano Hispania–.<br />
Los topónimos, como se ve, están en boca de todos, y la toponimia, entendida como conjunto de topónimos,<br />
pero asimismo como la disciplina que los estudia, es un campo apasionante y enriquecedor, de gran valor para<br />
quien se interese por las lenguas y la cultura de un determinado territorio: los nombres geográficos integran las<br />
lenguas y conservan formas que hacen patente su evolución, son preciados testigos de la historia y de los modos<br />
de vida de ayer o de hoy, y permiten obtener información en no pocos y variados ámbitos del conocimiento<br />
(lingüística, geografía, historia, arqueología, biología, antropología…). Es de justicia, por ello, que hayan sido<br />
considerados patrimonio cultural inmaterial, tal como quedó establecido en la Novena Conferencia de las<br />
Naciones Unidas sobre la Normalización de los Nombres Geográficos de 2007.<br />
Los nombres de lugar se erigen en ocasiones, además, como unidades político-socioculturales de primer<br />
orden, así como símbolos identitarios de los territorios en los que se encuentran. No se debe olvidar que<br />
los topónimos están ligados a la tierra y la tierra a las personas, por lo que, cerrando el círculo, las personas<br />
también se vinculan e identifican con los nombres de los lugares donde han nacido, donde viven o con los que<br />
tienen cualquier otra vinculación. Por eso mismo, aunque los topónimos no tienen significado, en tanto que<br />
son nombres propios, poseen, en cambio, un gran poder evocador; de ahí que a menudo no sea baladí la forma<br />
que adoptan y lo que esta pueda evocar o representar. Y esto vale para los tan traídos y llevados exotopónimos<br />
y endotopónimos (¿Lérida o Lleida ¿La Coruña o A Coruña), que en principio deberían utilizarse en función<br />
de la lengua a la que pertenecen, o para los topónimos problemáticos por su homonimia (conocido es el caso,<br />
entre otros muchos, de la población de Asquerosa, vinculada a la vida de García Lorca, que acabó cambiando<br />
su nombre por Valderrubio). El viejo aforismo latino bonum nomen, bonum omen ‘un buen nombre es un buen<br />
presagio’ parece intervenir en esta clase de retoponimizaciones, que, con todo, no siempre se dan. Pero esa es<br />
ya otra historia y nos alargaríamos demasiado si siguiéramos por esa senda, una de las múltiples que nos hacen<br />
comprender la importancia de llamar a los lugares por su nombre y que, en definitiva, ese nombre sea uno y<br />
no otro.<br />
Jairo Javier García Sánchez<br />
2<br />
3
Miradas<br />
Reportaje<br />
Caballos y unicornios: el universo de Cortázar<br />
El pasado año 2014 se cumplían 100 años del<br />
nacimiento de Julio Cortázar. La casualidad<br />
dispuso que tal evento tuviera lugar en<br />
un espacio convulsionado por los odios<br />
extremistas que provocaron la sangrienta Primera<br />
Guerra Mundial, ya que, aunque de padres argentinos,<br />
el trabajo de su progenitor como diplomático quiso<br />
que naciera en Bruselas. Resulta paradójico que un<br />
creador de universos imaginarios tan ricos viniera<br />
al mundo en un clima tan hostil. Pero así fue, y su<br />
escritura se acabaría perfilando como un canto a la<br />
imaginación, al juego literario, a la fantasía que va<br />
más allá de la pura anécdota, del puro estilo, que abre<br />
las puertas de lo real y nos lleva a plantearnos si esto<br />
que hemos llamado realidad no es más que otro puro<br />
juego, otra fantasía lingüístico-histórica, otra novela.<br />
En definitiva, su escritura, lejos de ser simplemente<br />
fantástica, creaba ambigüedades y, con ello,<br />
reflexiones acerca de lo que nunca nos cuestionamos,<br />
de lo cotidiano, de lo “real”. Sirvan, pues, estas líneas<br />
como preámbulo para adentrarnos en una de las más<br />
fascinantes escrituras que surgieron a lo largo del siglo<br />
XX, y probablemente de la historia literaria en lengua<br />
hispana.<br />
Los inicios de Cortázar se muestran tan humildes como<br />
lo fue su personalidad a lo largo de toda su vida, incluso<br />
cuando ya gozaba de un siempre merecido respeto y<br />
admiración. Fue profesor en colegios y universidades<br />
argentinas hasta la dictadura de Perón, cuando, como<br />
muchos otros intelectuales de su país, decide emigrar<br />
y, al serle concedida una beca, se traslada a París. Ese<br />
mismo año se publica su primer libro importante,<br />
Bestiario, en Argentina. A los treinta y siete años,<br />
Cortázar parece haber encontrado su camino, ya que<br />
en esta primera colección de cuentos sienta las bases<br />
de lo que sería su poética. Tanto en esta obra como<br />
en muchas de las posteriores se trataba de buscar<br />
los intersticios por los cuales la realidad ontológica<br />
sufría una distorsión, penetrando de este modo en<br />
el universo de lo fantástico, en el que lo irracional y<br />
fantasmagórico se confundía con realidades sobre las<br />
que parecía no haber duda. En un primer momento se<br />
podría pensar en un entronque con el surrealismo o<br />
el realismo mágico, pero lo cierto es que Cortázar va<br />
más allá. Él no renuncia a la realidad en sus escritos,<br />
sino que la observa detenidamente, adentrándose<br />
en las profundidades de aquello que se nos muestra<br />
en apariencia y que esconde un mundo de imágenes<br />
fantasmagóricas, en ocasiones monstruosas. El<br />
mismo autor explicaba en sus conferencias su peculiar<br />
visión de la realidad: “Me di cuenta de que yo vivía<br />
sin haberlo sabido en una familiaridad total con lo<br />
fantástico porque me parecía tan aceptable, posible y<br />
real como el hecho de tomar una sopa a las ocho de la<br />
noche […]. Yo aceptaba una realidad más grande, más<br />
elástica, más expandida, donde entraba todo”.<br />
Así pues, en París se abre la “caja de Pandora” de los<br />
sueños cortazarianos, dando comienzo a una actividad<br />
literaria muy productiva. Entre su extensa obra se<br />
mencionarán aquí una serie de títulos, que nos servirán<br />
en este ensayo para asomarnos al apasionante mundo<br />
del escritor. De su primera etapa parisina destaca por<br />
su originalidad el libro Historias de cronopios y de<br />
famas (Buenos Aires, 1960). En ellas no encontramos<br />
una estructura compleja, sino todo lo contrario:<br />
Cortázar nos presenta unas narraciones simples y,<br />
en apariencia, inocentes. Y es que, efectivamente, se<br />
trata de cuentos breves donde impera lo lúdico. Pero<br />
el juego en Cortázar es algo tan significativo como lo<br />
puede ser para un niño, pues pese a que este, como<br />
es evidente, busca divertirse mientras juega, cuando<br />
juega lo hace en serio. El jugador infantil entra en un<br />
mundo exclusivo y sumamente importante mientras<br />
dicho juego dura. De este modo, al aplicar la noción<br />
de juego al ejercicio literario, se le otorga una fuerza<br />
y una dinámica a la expresión que alcanza al lector<br />
de una manera que la literatura “seria” sería incapaz<br />
de hacer. Así, se comunica con la parte infantil que<br />
pervive en todo lector, y que le permite mirar con los<br />
ojos de su infancia, cuando sus valores no estaban tan<br />
firmemente instituidos y un mundo de posibilidades<br />
todavía no se había cerrado ante él. Por ello, esta<br />
serie de cuentos en los que unos seres imaginarios,<br />
como son los cronopios y sus antagónicas famas, y<br />
también las llamadas esperanzas, se suceden como<br />
pequeñas bromas literarias en las que el contenido se<br />
percibe jugando. Aptas para niños y necesarias para<br />
adultos, Cortázar devuelve la importancia al humor<br />
en la literatura, capaz en su propia aparente trivialidad<br />
de devolvernos a un mundo donde todo era aún<br />
posible. Sirva de ejemplo este pequeño relato, lleno de<br />
significado en su simplicidad:<br />
Ahora pasa que las tortugas son grandes<br />
admiradoras de la velocidad, como es natural. Las<br />
esperanzas lo saben, y no se preocupan. Las famas<br />
lo saben, y se burlan. Los cronopios lo saben, y<br />
cada vez que encuentran una tortuga, sacan la caja<br />
de tizas de colores y sobre la redonda pizarra de la<br />
tortuga dibujan una golondrina.<br />
Las primeras incursiones de Cortázar en el universo<br />
de lo fantástico tienen como protagonista a la propia<br />
fantasía, pecando quizá en libros como Bestiario de<br />
presentar personajes en cierto sentido arquetípicos,<br />
sin individualidades auténticas entre ellos. El cambio<br />
de paradigma lo encontramos en un cuento con el<br />
que además, por primera vez, el escritor muestra su<br />
inclinación hacia la música, en concreto la de jazz.<br />
Se trata de El perseguidor, inspirado en la figura del<br />
saxofonista Charlie Parker. Este músico de principios<br />
del siglo XX tuvo una vida de excesos, en la que se<br />
sucedieron episodios turbulentos relacionados con<br />
el abuso de sustancias prohibidas, como lo son las<br />
drogas y el alcohol; sin embargo, lo verdaderamente<br />
extraordinario fue su talento musical, con el que alcanzó<br />
las más altas cimas del jazz, abandonándose en sus<br />
interpretaciones a una imaginación desbordante. En el<br />
relato, el músico, a quien se le da el nombre de Johnny<br />
Carter, se encuentra en una situación de decadencia<br />
física y moral, mientras un biógrafo llamado Bruno<br />
se dedica a hacerle preguntas, con las que trata<br />
de comprender el porqué de su innata capacidad<br />
creativa. El saxofonista aparece superado por las cotas<br />
que su propio arte llega a alcanzar; así, la música casi<br />
sobrenatural de un músico excepcionalmente dotado<br />
le sirve a Cortázar para indagar en la concepción del<br />
tiempo, tal y como lo asumimos en nuestro mundo<br />
occidental. En este caso, los sonidos que componen<br />
las creaciones jazzísticas del protagonista conforman<br />
un puente hacia un tiempo donde todo cabe, que está<br />
más allá del que se compone de agujas de reloj. Sirva<br />
de ilustración el siguiente fragmento, en boca del<br />
4 5
propio Carter-Parker:<br />
Bruno, si yo pudiera solamente vivir como en<br />
esos momentos, o como cuando estoy tocando<br />
y también el tiempo cambia… Te das cuenta<br />
de lo que podría pasar en un minuto y medio…<br />
Entonces un hombre, no solamente yo sino esa y<br />
tú y todos los muchachos, podrían vivir cientos de<br />
años, si encontráramos la manera podríamos vivir<br />
mil veces más de lo que estamos viviendo por culpa<br />
de los relojes, de esa manía de minutos y de pasado<br />
mañana…<br />
Como se puede apreciar, en este caso es la vía musical<br />
la que permite a Cortázar sumergirse de nuevo en el<br />
terreno de la fantasía. Sin embargo, vemos cómo este<br />
universo fantástico no aparece como una región en la<br />
que la realidad puede introducirse y con ello ser más<br />
rica, sino que se trata de la experiencia de una persona<br />
que fue de carne y hueso, y para la que el terreno de lo<br />
inexplicable supuso una experiencia en ocasiones más<br />
real que la vida misma.<br />
La relación de Cortázar con la música no quedó,<br />
como hemos podido comprobar, en una simple<br />
elección como tema para sus relatos, sino que le<br />
permitió indagar en lo fantástico, que de forma tan<br />
nítida aparecía ante sus imaginativos ojos. La esencia<br />
musical la podemos encontrar también en su propia<br />
escritura, no en una cierta disposición de sonidos del<br />
lenguaje, como lo entendía la poesía modernista, pero<br />
sí en algo que él llamaba “prosa musical”. Según sus<br />
propias palabras: “Una prosa que acepta y que busca<br />
incluso darse con esa obediencia absoluta a un ritmo,<br />
a un latido, a una palpitación que nada tiene que<br />
ver con la sintaxis, […] Leemos esa prosa de alguna<br />
manera como cuando escuchamos ciertas músicas<br />
y entramos totalmente en una especie de corriente<br />
que nos saca de nosotros mismos y nos mete en otra<br />
cosa”. O dicho de otro modo, la escritura de Cortázar<br />
responde a un ritmo que le lleva a, por ejemplo, colocar<br />
sus comas en lugares considerados “académicamente<br />
incorrectos”, o a disponer los elementos sintácticos de<br />
manera intuitiva y, de nuevo, formalmente errónea.<br />
Sin embargo, esta libertad creativa le permite crear<br />
una comunicación especial con el lector, que recibe<br />
un doble mensaje: por un lado, el que le llega como<br />
historia o suceso, el contenido del texto en sí, y por<br />
otro, uno de tipo intuitivo que no puede explicarse, y<br />
que se basa en cadencias internas y ritmos profundos.<br />
Dichos elementos musicales convierten la lectura en<br />
un encuentro del receptor consigo mismo, en concreto<br />
con esa parte que se muestra de manera intrínseca en<br />
cada uno de nosotros y a la que tratamos de silenciar<br />
inmersos en una sociedad donde el bien y el mal, lo<br />
correcto y lo incorrecto, e incluso la idea de qué es la<br />
vida, parece haber sido ya establecida. La honestidad<br />
de la que hizo gala a lo largo de toda su vida consiguió<br />
que su creación literaria no se adscribiera a ninguna<br />
tendencia, pues el camino que fueron tomando sus<br />
narraciones se mantuvieron en todo momento en<br />
un plano artístico único, respondiendo a este ritmo<br />
interno que, sin duda, sigue transmitiendo a sus<br />
acérrimos seguidores.<br />
Como vemos en este recorrido por el universo<br />
cortazariano, el escritor no se puso límites en la<br />
creación literaria. Tanto en sus historias, donde<br />
la profundización de la aparente insípida realidad<br />
acababa en mundos inexplicables, como en su forma<br />
de escribir, que respondía a ritmos latentes que podían<br />
no ser gramaticalmente “correctos”, se mostraba como<br />
un investigador ansioso por exprimir los límites<br />
de lo establecido. Todo ello desembocaría en la<br />
creación de una de las obras maestras de la literatura<br />
contemporánea: la novela (o anti-novela) Rayuela. Su<br />
mismo comienzo da una pista al lector sobre el carácter<br />
ambiguo de la lectura que está dando comienzo, ya que<br />
la primera página consta de un “Tablero de dirección”,<br />
donde se cita textualmente: “A su manera este libro<br />
es muchos libros, pero sobre todo es dos libros”. Acto<br />
seguido se invita al lector a elegir dos posibles lecturas:<br />
una lineal, del capítulo 1 al 53, dejando de lado los<br />
“capítulos prescindibles”, que completan la última<br />
parte de la obra, y otra que empieza en el capítulo 73,<br />
y que sigue una estructura que salta de un capítulo a<br />
otro, como en una rayuela. El recorrido que propone<br />
Cortázar supone una colaboración con un cierto<br />
tipo de lector, el “lector cómplice”, y muestra que en<br />
su misma concepción la novela está abierta a, por lo<br />
menos, dos posibles interpretaciones. Esto no podía<br />
ser de otra manera en una obra cuyo objeto principal<br />
es el cuestionamiento de absolutamente todo, desde<br />
las fisuras de la cultura occidental al mismo concepto<br />
de novela. Esta proposición novelística no está<br />
compuesta de pasajes que se engarzan uno detrás<br />
de otro siguiendo una coherencia imitativa con lo<br />
que entendemos como realidad, ya que en la novela,<br />
que podríamos considerar aleatoria, se suceden<br />
capítulos dispuestos como en un collage; estos, bajo<br />
su aparente heterogeneidad, invierten los valores que<br />
el protagonista, Oliveira, no acepta en la novela lineal.<br />
Las lecturas que se han hecho sobre ella dan fe de su<br />
extraordinaria riqueza, pero aquí nos centraremos en<br />
los temas que hemos venido desarrollando, lo lúdico,<br />
la música de jazz y el lenguaje.<br />
El juego en Rayuela aparece en su misma estructura,<br />
ya que al lector no se le invita a leer, sino a jugar. Se<br />
trata de nuevo del “juego en serio”, que alcanza niveles<br />
metafísicos en un pasatiempo consistente en avanzar<br />
por la “tierra” (casillas), lanzando una piedrecita para<br />
poder alcanzar el “cielo”. Lo que Oliveira desea es<br />
encontrar el llamado kibbutz del deseo, o lo que es lo<br />
mismo, el sentido de la vida inmersa en una cultura<br />
repleta de fisuras, y que se presenta para él como<br />
un sinsentido. En sentido metafórico, la crítica se<br />
dirige hacia la cultura occidental que, traspasada por<br />
siglos de convenciones más o menos aceptadas por la<br />
mayoría, ha olvidado las reglas del juego de la vida.<br />
Debido a esto, las personas parecen moverse en una<br />
rayuela sin salida, saltando de una casilla a otra sin un<br />
fin, sin porqués. No es casualidad que la novela lúdica<br />
acabe en un bucle que lleva al lector del capítulo 58<br />
al 131 y viceversa. Una de las convenciones que más<br />
afectan a esto que hemos acordado como realidad es<br />
el lenguaje, que parece haberse anquilosado, a juicio<br />
de Oliveira. De este modo, aquello que debería estar<br />
puesto al servicio de la comunicación es visto como una<br />
traición, otra vez como una serie de pseudo-realidades<br />
asumidas que nos impiden percibir realmente al otro<br />
como lo que es, pues lo que nos han dicho que “debe<br />
ser” ciega nuestros ojos a lo auténtico y, de nuevo, nos<br />
impide alcanzar el “cielo” de la rayuela, o el sentido de la<br />
vida. La novela cuenta con multitud de pasajes donde<br />
el anquilosamiento del lenguaje se muestra a través<br />
de lo lúdico, como el glíglico (lenguaje inventado) o<br />
los juegos con el diccionario (llamado no sin ironía<br />
cementerio). Pero Cortázar no es totalmente pesimista<br />
en cuanto a las posibilidades del lenguaje, pues en<br />
su creación literaria, como ya hemos visto, relaciona<br />
esta con un ritmo interior que le lleva a adoptar una<br />
sintaxis diferente, única. La música es la encargada<br />
de sanear el lenguaje, de devolverle su autenticidad.<br />
En concreto, la improvisación que conlleva el jazz<br />
conforma la base de la escritura de la obra, cuyo estilo<br />
recupera las voces de la tierra argentina, que une<br />
voces porteñas a un estilo que parece fruto de una<br />
improvisación, y, por lo tanto, resulta para el lector<br />
natural y auténtica. Dicho “lector cómplice” ya no<br />
realiza una simple lectura silente, sino que entra en<br />
diálogo con el autor, impregnándose de este ritmo que<br />
le alcanza como un mensaje cifrado.<br />
En conclusión, las valoraciones que se han mostrado<br />
son solo unas de las muchas que pueden hacerse<br />
ante una escritura tan abierta, tan rica, tan llena de<br />
posibilidades. Ni siquiera es necesario adentrarse en las<br />
profundidades de contenido que se encuentran detrás<br />
de sus imágenes fantásticas, pues lo verdaderamente<br />
auténtico en la lectura de Cortázar es ese ritmo que<br />
te envuelve, con el que la realidad ya no es tal, que se<br />
apodera de tu mente de una manera sutil, y que termina<br />
por ampliar tu imagen del mundo y, por supuesto,<br />
tu concepción de la literatura. Definitivamente, un<br />
creador genial.<br />
6 7<br />
Raquel López
Biblioteca clásica<br />
Sección de clásicos<br />
La conjura de los necios: el éxito tardío de una obra atemporal<br />
El 26 de marzo de 1969, a los 31 años de edad, John<br />
Kennedy Toole (Nueva Orleans, 1937) enchufó una<br />
manguera al tubo de escape de su coche y murió<br />
por inhalación de gases en el arcén de una carretera<br />
secundaria.<br />
Toole fue el hijo único de un matrimonio de edad<br />
avanzada, con una madre de personalidad fuerte<br />
y extravagante con la que sostenía una relación que<br />
podría definirse como tormentosa. Era un excelente<br />
estudiante que saltó cursos en el colegio y dirigió<br />
el periódico del instituto. A los 16 años escribió la<br />
primera de sus dos novelas: La biblia de neón, que<br />
siempre rehusó publicar por considerarla infantil y<br />
de mala calidad. Después de conseguir un máster en<br />
Literatura Inglesa en un solo año en la Universidad de<br />
Columbia, dio clases en la Universidad de Lafayette<br />
en Louisiana y luego en el Hunter College de Nueva<br />
York. Cuando contaba 23 años de edad fue llamado<br />
a filas, e hizo el servicio militar en Puerto Rico<br />
enseñando lengua inglesa a los reclutas que no la<br />
hablaban. Durante esta estancia en Puerto Rico (1961-<br />
1963) escribió la novela por la que se le recordaría, La<br />
conjura de los necios. Tras sus años en el ejército volvió<br />
a Nueva Orleans y se trasladó con sus padres, ya que<br />
su padre estaba enfermo y su madre demandaba su<br />
compañía. Trabajaba como profesor en el Dominican<br />
College y estudiaba para doctorarse. Fue entonces<br />
cuando empezó a recorrer editoriales para publicar<br />
La conjura de los necios.<br />
Todas las puertas se cerraron y solo recibió rechazos,<br />
lo que le causaba una enorme extrañeza y confusión ya<br />
que Toole estaba convencido de que había escrito una<br />
obra maestra. Siguiendo el consejo de algún editor,<br />
corrigió varias veces el texto, pero la fórmula seguía<br />
sin funcionar. El desengaño con el mundo editorial le<br />
hizo caer en la depresión y el pesimismo, desarrollando<br />
una adicción al alcohol. En 1967 renuncia a revisar<br />
más el texto, dándose por vencido en su búsqueda<br />
de editor. Amigos y familia comienzan a notar en él<br />
cambios en su carácter, más sombrío, introvertido<br />
y receloso. En enero de 1969, ya sin trabajo, discute<br />
con su madre y se marcha de su casa sin comunicar<br />
a nadie su destino. Dos meses después moría en su<br />
coche, dejando una nota de suicidio que su madre<br />
destruyó inmediatamente, por lo que nunca se ha<br />
sabido su contenido. Fue ella misma la que, a los 67<br />
años, se encargó de llevar el manuscrito de su hijo a<br />
varias editoriales durante cinco años para honrar su<br />
memoria, consiguiendo el mismo resultado que Toole.<br />
Pero, por fin, en 1976 contactó con Walker Percy, un<br />
escritor que daba clases en la Universidad de Loyola.<br />
Thelma insistió tanto que Percy no tuvo más remedio<br />
que comenzar a leer el manuscrito y, sorprendido por<br />
la calidad de su contenido, decidió interceder. En 1980<br />
salió a la luz la edición de La conjura de los necios de la<br />
Universidad de Lousiana. Después de su publicación,<br />
todo se sucedió rápidamente. Fue un éxito literario<br />
inmediato, ganó el Premio Pulitzer al año siguiente y<br />
hasta la actualidad ha sido un fenómeno de ventas,<br />
siendo traducida a más de dieciocho idiomas.<br />
La otra novela que Toole escribió en su adolescencia,<br />
La biblia de neón, no se pudo publicar hasta 1989. El<br />
autor no quiso publicarla en vida por considerarla<br />
una obra inmadura, y su madre respetó esta decisión,<br />
incluyendo una cláusula en su testamento para que no<br />
se publicara tras su muerte. Sin embargo los demás<br />
herederos de Toole consiguieron, mediante decisión<br />
judicial, los derechos de publicación. La estupenda<br />
novela (difícil de creer que sea obra un chico de<br />
dieciséis años) cuenta la historia de un adolescente<br />
y su disfuncional familia en un pequeño pueblo de<br />
Mississippi, con la presencia de una tía extravagante<br />
con la que tiene una especial relación.<br />
La conjura de los necios narra una pequeña franja de<br />
la vida de Ignatius J. Reilly. Hijo único de una viuda,<br />
en la treintena, sin trabajo y con problemas de actitud<br />
y de higiene personal, además de extravagante y<br />
malhumorado hasta el extremo de la misantropía. La<br />
novela comienza con Ignatius y su madre, la señora<br />
Irene Reilly (que recuerdan a Toole y a su madre) en<br />
un bar de Nueva Orleans. Cuando salen del local de<br />
manera precipitada, la madre, bebida, estrella el coche<br />
familiar contra una vivienda particular. La pareja<br />
contrae una deuda que no puede saldar, con lo que<br />
Ignatius tendrá que entrar en el mercado laboral, un<br />
mundo hasta ahora desconocido y misterioso para el<br />
protagonista. La novela se desarrolla a partir de este<br />
momento a través de los distintos encuentros del<br />
protagonista con varios personajes y sus reacciones<br />
ante él, además de reflejar la visión del mundo de<br />
Reilly, que provoca espanto y risa a la vez.<br />
El lector ve el mundo moderno a través de las grasientas<br />
lentes de Ignatius, en un texto profundamente satírico<br />
que refleja la diversidad de Nueva Orleans, pero que<br />
puede extenderse a toda la sociedad americana. Uno<br />
de los puntos fuertes de la novela es el despliegue de<br />
personajes secundarios, merecedores cada uno de<br />
una trilogía, que representan los distintos ambientes<br />
y arquetipos que habitan la ciudad: la burguesía,<br />
la fábrica, la universidad, los bares, la policía<br />
(posiblemente el personaje más memorable es el<br />
ingenuo patrullero Mancuso) e incluso el ambiente<br />
homosexual, con el personaje de Dorian Greene. El<br />
mismo Ignatius lleva un registro de todo esto en su<br />
colección de cuadernos personales, una especie de<br />
diarios que él intenta convertir en una obra maestra<br />
de la literatura.<br />
Reilly es a la vez tedioso y divertido para el lector,<br />
plasmado sobre el papel provoca la carcajada pero<br />
también el rechazo al extrapolarlo al mundo real. El<br />
choque entre este personaje chiflado y la realidad es<br />
inmenso. Como en el episodio en Levy Pants, en el<br />
que archiva los documentos tirándolos a la papelera<br />
a escondidas, y le alaban por la rapidez con que<br />
organiza la pila de informes, que se acumulaban<br />
en torres antes de que él llegara. O el de la fiesta de<br />
Dorian Greene, en el que Ignatius expone sus ideas<br />
para conquistar el poder mediante la infiltración<br />
masiva de homosexuales pacifistas en el ejército. Lo<br />
más llamativo del estrambótico personaje es que en<br />
todo momento tiene clara su supuesta superioridad<br />
ante el resto del mundo, de ahí el título de la novela,<br />
una sentencia de Jonathan Swift, “cuando en el mundo<br />
aparece un verdadero genio, puede identificársele por<br />
este signo: todos los necios se conjuran contra él”.<br />
Verónica Enamorado<br />
8 9
I. Yo<br />
Solo íntimamente entiendo a la bestia<br />
cuando domina los bosques de plástico;<br />
la asfixia ante una conciencia de lámina.<br />
La noche está sudando geometría<br />
dice: el asfalto mece tu coloquio<br />
adormeciendo a un centauro brutal<br />
que hemos formado junto a lo inmediato.<br />
II. Yo y ellos<br />
La lluvia lame el cristal<br />
me he sentado con las deportivas mojadas;<br />
nos movemos pero sin estar.<br />
Hacia dónde, desde o antes;<br />
siempre fue antes desde ahora<br />
(las sombras se sentarán donde yo estuve).<br />
Suceder es un movimiento desde el que observamos;<br />
la muerte es un movimiento del que nos observan<br />
Inéditos<br />
Sección de creación<br />
El discurso del centauro<br />
Otros<br />
la sangre, por ejemplo, hacia dónde desde siempre,<br />
no, desde ahora:<br />
la sangre se seca en la ropa para estar.<br />
Algún día nos revelarán que tuvimos suerte.<br />
Se ha estrellado una abeja en mi ventana<br />
con un sonido agotador y<br />
mis dedos al trasluz<br />
florecen en patrones que carecen de patrones;<br />
se despierta, a sí mismo, el paraíso<br />
como una ilustración de la palabra,<br />
¡pero florece! Te suplican,<br />
y arrastras una oscura lámina donde otra vez<br />
la palabra todo es un discurso inagotable,<br />
pero está mal, no coincide, se interrumpen:<br />
sin embargo las palabras son patrones<br />
y el tiempo me es ajeno como ver morir a alguien.<br />
Almudena Vega<br />
Para cuando salimos del túnel todo ha cambiado ya. Solo sé que estoy sentada en el tren porque noto el asiento<br />
debajo de mí, pero los pies me cuelgan hacia un vacío plagado de galaxias. Me estaba esperando en el cristal,<br />
como siempre. La oscuridad ha sido su vía de escape y cuando sentí la sacudida ya era tarde. Miro a los otros<br />
reflejos que están sentados conmigo, pero ellos no me miran a mí. Miran hacia las ventanas, esperando. Esa<br />
seré yo a partir de ahora.<br />
Carta al invierno<br />
Vivo a duras penas, a penas que son más fuertes que esta piel y que estos huesos que hasta en verano parecen<br />
abrigo.<br />
La gente ya no distingue que estés perdida de que no te encuentres demasiado bien. Así que creo que estoy<br />
triste por estar en algún sitio donde no me obliguen a enseñar los dientes con formalidad y sumisión.<br />
Su misión es someterme. Hacerme partícipe de una primavera que no he pedido, creerme devota de un verano<br />
que no me agrada.<br />
El sol en invierno es una criatura benevolente, que te ilumina el rostro sin quemarte, pero en verano... El sol en<br />
verano es la viva imagen de un corte de mangas al demonio, y no me extraña. Yo también estaría muy enfadada<br />
si hubiese sido lo mejor del invierno sin que nadie se percatase.<br />
Ahora entiendo a muchas mujeres.<br />
He salido a pasear los ojos, y algunas flores de los árboles me recuerdan a cuerpos inertes sostenidos por sogas,<br />
quitándose la vida por habérsela cedido a otro.<br />
Las arrancaría todas, ¿sabes Merecen vivir.<br />
Desde que no encuentro mi sitio en la estación no consigo hacerlo en el cenicero.<br />
No me gusta la primavera; y si tengo que explicar que lo que siento no es vacío sino disparos, me pongo a tiro<br />
de cualquier paredón de inocentes buscando perder la inocencia.<br />
No sabes cuánto se echan de menos las cosas que no se echan de menos en primavera. Nadie olvida a nadie en<br />
primavera, solo olvidan echar de menos. Por eso el otoño duele tanto, ¿entiendes<br />
Duele por gilipollas.<br />
Toda esa gente en las terrazas que el tiempo cubrirá de nieve, ¿dónde se meterán entonces ¿En qué recurso<br />
poético lleno de cerezos se ampararán<br />
Que Ángel González nos libre de que nos baste así demasiado tarde.<br />
Hay que querer con la misma entrega con la que te quitas el frío de los pies, intercambiando el frío de uno al<br />
otro.<br />
Nadie tiene los pies fríos en primavera. Y si los tiene, mal asunto.<br />
Verás, soy mujer. Y dejo que las mariposas se suiciden cada veintiocho días, y sufro el dolor de quien pierde<br />
un hijo durante cuatro; y pido perdón por las lágrimas sólo si manchan la ropa, el suelo o las manos de otro.<br />
Me disgusto con frecuencia, cambio de estado de ánimo con pestañeos. Me abrazo con las piernas a las mismas<br />
almohadas imaginando hombros al llorar.<br />
Me masturbo mientras leo, cocino moderadamente bien y dejo de comer durante días si la situación se me<br />
come.<br />
Barro mi casa, estén o no estén por mí. Y agradezco con soltura los piropos que me lanzan por la calle.<br />
Soy mujer; amante, amiga, hermana, compañera, puta, musa, enemiga, deseo, nieta, confidente y pequeña,<br />
entre otras personas, animales o cosas tontas.<br />
En un mundo sin flores las tumbas estarían llenas de muertos.<br />
Soy mujer; dime qué coño tengo que envidiarle a la puta primavera.<br />
Irene X<br />
Verónica Enamorado<br />
10 11
Diálogo con las artes<br />
Teatro, cine y exposiciones<br />
Exposiciones<br />
Juegos, meriendas y bebedores<br />
Cine<br />
La señorita Julia: de Strindberg a Ullmann<br />
El pasado 12 de diciembre se estrenaba en<br />
España la tercera adaptación cinematográfica<br />
de la inmortal obra de August Strindberg La<br />
señorita Julia. La primera de las versiones es<br />
la de 1951, dirigida por el sueco Alf Sjöberg, mientras<br />
que la segunda fue realizada por el cineasta británico<br />
Mike Figgis en 1999. Esta vez se ha encargado de la<br />
dirección Liv Ullmann, un nombre que asociamos<br />
casi sin darnos cuenta al de Ingmar Bergman. No en<br />
vano, Ullmann protagonizó nueve de las películas del<br />
valorado director. Pero en esta ocasión –y catorce años<br />
después de su último trabajo en el cine–, la directora<br />
se desliga por completo de Bergman para conectar<br />
con Strindberg, con su obra y con la esencia de su<br />
naturalismo.<br />
La señorita Julia nos traslada a una noche de San<br />
Juan de finales del XIX en una lujosa mansión, donde<br />
Julia –interpretada por Jessica Chastain– se queda<br />
sola ante la ausencia de su padre. Intercambiará con<br />
un mayordomo –al que da vida Colin Farrell– una<br />
relación casi sadomasoquista de poder, en el que este<br />
pasa de uno a otro y que acabará por sobrepasarlos.<br />
En esta relación se encuentran los preceptos más<br />
profundos del naturalismo de Strindberg, que<br />
Ullmann plasma magistralmente en su adaptación. Lo<br />
que nace entre Julia y su mayordomo está determinado<br />
por el aquí y ahora (hic et nunc): por la clase social,<br />
el sexo, el ambiente y la herencia biológica. La acción<br />
de la obra evoluciona a través de las conversaciones<br />
convertidas en batallas por el control del poder. Por<br />
lo menos hasta que lo que hay entre ellos se consume<br />
y se transforma, afectando especialmente a la<br />
señorita Julia, que se descompone ante el espectador<br />
trascendiendo incluso de lo personal a lo ambiental,<br />
tal y como podemos ver con las terribles metáforas de<br />
la perra preñada o del canario decapitado. Siguiendo<br />
esta línea de la dramaturgia, no vieron necesario<br />
incluir recursos visuales que pudieran distraer la<br />
atención del espectador. En cambio, se adentrará en la<br />
psicología de los personajes, en sus circunstancias, sus<br />
preocupaciones y sus ambiciones. Ullmann pone el<br />
foco en encuadres cortos, impecables y cautivadores.<br />
Cada plano parece ser una parte necesaria para<br />
construir el amor y odio entre Julia y John, para<br />
constituir el universo de La señorita Julia.<br />
Es necesario llamar la atención sobre la fantástica<br />
interpretación del dúo protagonista: Colin Farrell y<br />
Jessica Chastain en sus respectivos papeles. Farrell<br />
encaja a la perfección con John, un criado altivo,<br />
manipulador y canalla pero también, en ocasiones,<br />
perdido y pávido. Chastain, por su parte, encarna<br />
a la señorita Julia con fuerza y delicadeza, aunque<br />
sus mejores momentos serán precisamente los más<br />
agónicos. Su dolor se eleva y se hace casi palpable para<br />
el espectador. Para moldear la excelente y elegante<br />
fotografía de Mikhail Krickman, se ha elegido la<br />
música de Bach y Schubert. Las piezas adoptadas<br />
conjugan a la perfección con la obra y consiguen<br />
intensificar la interpretación Chastain en su parte más<br />
desolada, frágil y dolorosa.<br />
Una de las críticas que se han hecho a la adaptación<br />
de Ullmann es que la imprimación de lo más teatral<br />
a la gran pantalla provoca que la adaptación quede<br />
impedida, falta de un ritmo que se entiende necesario<br />
en el cine. Es cierto que el ritmo de la película es<br />
lento, lo que junto a la abundancia de diálogos, la<br />
hace poco cinematográfica. Este seguramente sea el<br />
punto negativo más relevante que señalar. Aun así, en<br />
mi opinión, no supone realmente un problema muy<br />
grave. Estas características al menos permiten que los<br />
lectores de Strindberg puedan reencontrarse con él en<br />
la butaca del cine.<br />
Gema Cuesta<br />
La señorita Julia<br />
Dirección: Liv Ullman<br />
Guion: Liv Ullmann, basado en la obra de August<br />
Strindberg<br />
Reparto: Jessica Chastain, Colin Farrell, Samantha<br />
Morton<br />
Duración: 129 minutos<br />
ser los asumptos tan difíciles y de<br />
tanto que hacer, como la Pradera de<br />
San Ysidro, en el mismo día del santo,<br />
“Por<br />
con todo el bullicio que en esta corte<br />
acostumbra haver, te aseguro que no las tengo todas<br />
conmigo”. Este fragmento, de una carta de Francisco<br />
de Goya (Zaragoza, 1746 - Burdeos, 1828) dirigida<br />
a Martín Zapata en 1788, da cuenta de algunas<br />
de las impresiones que el pintor tenía acerca de<br />
determinados ambientes de la capital española, a los<br />
que retrata con su ejemplar estilo en <strong>numero</strong>sas obras<br />
reunidas en la exposición Goya en Madrid, organizada<br />
por el Museo del Prado. En ella, junto a los cartones<br />
de tapices elaborados para Carlos III, se exhiben tanto<br />
pinturas y esculturas de autores coetáneos a Goya<br />
como otras creaciones pasadas que pudieron influir<br />
de algún modo en el artista: los modelos grecolatinos,<br />
la pintura flamenca e italiana, las obras de Rubens o<br />
Tiziano, etc. Así, por ejemplo, a lo largo de la muestra<br />
pueden entreverse las diferencias entre el estilo y la<br />
técnica del zaragozano y Ramón Bayeu o José del<br />
Castillo, contemporáneos suyos, a los que supera<br />
palmariamente.<br />
La estructura de la exposición, dividida en ocho<br />
secciones, ofrece un panorama integral de los<br />
trabajos de Goya en Madrid, así como un interesante<br />
testimonio de la vida urbana en la Ilustración, en<br />
la que contrasta el lujo de los temas cortesanos<br />
con la miseria de la calle o donde se confrontan<br />
las diversiones y juegos del pueblo con la burla y el<br />
engaño de otros entretenimientos considerados poco<br />
morales e incluso nocivos para la sociedad (Jugadores<br />
de naipes, 1777-1778). Esta disparidad viene<br />
magistralmente representada por Goya a lo largo de<br />
los temas que organizan la exhibición: La caza, Los<br />
divertimentos, Las clases sociales, La música y el baile,<br />
Los niños, Los sueños, Las cuatro estaciones y El aire,<br />
que hace referencia a la curiosidad por el vuelo y a<br />
los nuevos inventos del período. Destacan igualmente<br />
temas sociales como el fenómeno del majismo,<br />
con la sensualidad y el descaro de las majas, que<br />
buscan medrar a cualquier precio (Baile a orillas del<br />
Manzanares, 1776-1777) o el presunto bandolerismo<br />
en obras como El resguardo de tabacos (1780). Otras<br />
estampas como El bebedor o La riña en la venta nueva<br />
(ambas de 1777) evidencian el soberbio uso del paisaje<br />
por parte de Goya, así como su empleo de los colores<br />
de la naturaleza y del movimiento. Los bailes, las<br />
romerías, las meriendas y otras tradiciones y fiestas<br />
que tratan “asumptos de cosas alegres y jocosas”, se<br />
plasman en La merienda (1776) o en La novillada<br />
(1780). En la mayoría de estos ejemplos sobresale el<br />
juego con el equívoco y la ambigüedad, pues al final<br />
los protagonistas concretos de los cuadros terminan<br />
sirviendo como símbolos y metáforas del ser humano<br />
en general, con sus virtudes y, sobre todo, con sus<br />
vicios: el mundo de los vendedores ambulantes se<br />
describe con su humildad y su posible embaucamiento<br />
(La acerolera, 1779; El cacharrero, 1779); el jolgorio<br />
de las bodas esconde en verdad el matrimonio por<br />
conveniencia o para huir de la pobreza (La boda,<br />
1792), aspecto duramente retratado en el Sueño 15,<br />
Sacrificio del interés o el Capricho 2, El sí pronuncian y<br />
la mano alargan al primero que llega; y, por último, la<br />
infancia se perfila nuevamente mediante dicotomías:<br />
Los pobres en la fuente (1786-1787) revela las penurias<br />
de una familia sin recursos, mientras que Niños con<br />
perros de presa (1786) pone de manifiesto el apacible<br />
recreo de unos muchachos con un animal.<br />
En suma, el recorrido de la exposición deja constancia<br />
de ese mundo bullicioso y complejo de la corte<br />
que Goya supo cristalizar con todos los detalles;<br />
sin embargo, especial atención merecen las capas<br />
menos afortunadas de la sociedad, que en esos años<br />
empiezan a cobrar una paulatina relevancia gracias<br />
al progreso de las fábricas, por ejemplo. En el paso<br />
de las escenas placenteras de Las cuatro estaciones a<br />
los grabados como la serie de los Caprichos habrá sin<br />
duda diferencias monumentales, aunque este paseo<br />
por Madrid del artista aragonés ya nos deja advertir<br />
ciertas sombras y claroscuros del siglo de las luces.<br />
Alexandra Chereches<br />
Goya en Madrid. Cartones para tapices (1775-1794)<br />
Comisarios: Manuela Mena, Gudrun Maurer<br />
Museo Nacional del Prado<br />
28 de noviembre de 2014 – 3 de mayo de 2015<br />
Entrada general: 14€ / Entrada reducida: 7 €<br />
12 13
Tomaž Pandur y el hombre que vendió su alma al diablo<br />
Tomaž Pandur se ha consolidado como uno<br />
de los directores más influyentes de la escena<br />
europea contemporánea. Después de ganarse<br />
en los escenarios españoles a público y crítica<br />
con su adaptación de Hamlet hace ya algunos años,<br />
vuelve con Fausto para rescatar la historia de aquel<br />
hombre que se atrevió a vender su alma al diablo,<br />
y darle ese toque tan personal al relato y que tanto<br />
caracteriza sus montajes. Porque Fausto es de los<br />
suyos. Hacía falta que volviese este director esloveno<br />
para dejar su aroma en los escenarios españoles. Hay<br />
que reconocerlo, los amantes de su teatro lo echaban de<br />
menos. Teatro que no solo es teatro porque va más allá<br />
gracias a la introducción de elementos como el vídeoarte<br />
o la música. Es un espectáculo artísticamente<br />
perfecto, un espectáculo de imagen y sentimiento,<br />
es un espectáculo necesario para entender qué es<br />
lo que nos trae el teatro contemporáneo a partir del<br />
regalo que dejaron los clásicos. Es construir sobre<br />
lo ya construido. Y es que hablar de este montaje<br />
es hablar de colores y de luces convertidos en un<br />
elemento narrativo más y en una marca personal del<br />
director. Porque ha conseguido que el público que ya<br />
haya asistido a cualquiera de sus otros montajes sepa<br />
desde los primeros segundos que esa obra de arte es<br />
un producto de Tomaž Pandur, y eso hoy es una meta<br />
que muy pocos directores y dramaturgos pueden<br />
permitirse alcanzar.<br />
Teatro<br />
no poseen. El mal se trata como un elemento<br />
omnipresente que nubla la visión de los humanos y<br />
les guía en muchos de sus actos hacia la perversión<br />
y el egoísmo. Y es que en esta versión, el mal ya no<br />
es solo Mefistófeles sino que reside en el núcleo más<br />
cercano y amarrado a cada ser humano, la familia. No<br />
es aleatoria esta decisión.<br />
El deseo, la ambición, la pasión y el miedo son pilares<br />
básicos sobre los que se cimentan los personajes. Las<br />
interpretaciones rozan la perfección en un montaje<br />
que se convierte en una carrera de resistencia y de<br />
obstáculos que todos consiguen salvar. El elenco al<br />
completo aguanta las más de dos horas de función sin<br />
rebajar ni por un segundo la intensidad. Tienen un<br />
control perfecto de subidas y bajadas que consiguen<br />
gracias al trabajo de la voz y de la gestión de emociones<br />
que extraen poco a poco del texto para construir<br />
personajes. Sería injusto no reconocer el mérito del<br />
que se erige como guía del resto del elenco, Roberto<br />
Enríquez.<br />
Este es un montaje de esos que no hay que perderse,<br />
porque es de los que pasará a la historia del teatro<br />
español. Y no por el texto, los actores o la escenografía,<br />
sino por el producto tan asombroso y personal que<br />
consigue su director gracias al conglomerado perfecto<br />
de todas las disciplinas relacionadas con el teatro.<br />
Tomaž Pandur arriesga hasta el límite con cada uno de<br />
sus montajes pero nunca olvida quién es, un director<br />
de los pocos que no ha vendido todavía su alma al<br />
diablo.<br />
Dánae, Venus y Adonis. Las primeras poesías<br />
de Tiziano para Felipe II<br />
Entre paredes azules, frías y singularmente<br />
suaves, descansan tres obras apetecibles y<br />
densamente revalorizables a medida que<br />
pasa el tiempo. Descubiertas como “poesías”,<br />
tanto por el autor (Tiziano) como por el promotor<br />
de las mismas (Felipe II), su percepción nos induce<br />
a ensimismarnos con el movimiento del arte liberal<br />
y completamente seductor, libre de asperezas y<br />
obligaciones en su concepción. Su estimulante<br />
visión, el despliegue de ondulaciones provocadas<br />
por la seda en una primera “poesía” y la hábil<br />
carencia en la segunda, ambos retratos de Dánae<br />
son arrogantemente entendidos como un mero<br />
deleite sensorial, procurando el placer de su visión,<br />
tanto estético como intelectual. De la misteriosa<br />
lluvia dorada celestial renace la impresión que el<br />
visitante tiene de esta primera expresión pictórica,<br />
susurrante de luz y falta de comprensión fuera de la<br />
inmersión en la mitología clásica. El sentir de Dánae<br />
provoca una geometría en su piel que transparenta<br />
su fusión con el dios Zeus sucumbiendo a su gozo<br />
y mostrándose desafiantemente receptiva a su<br />
luz. La estancia enmarcada en la que se descubre<br />
su experiencia transmite el mensaje divino de la<br />
invocación celestial a través de esa lluvia. El disfrute<br />
del autor goza con el logro de transmitir a través<br />
de sus lienzos el conjunto de impresiones que<br />
ambiciona provocar al observador de sus obras: la<br />
blancura de su piel, el despliegue de serenidad en<br />
la composición, asomada a través del juego de la<br />
dualidad condensada entre las luces y las sombras<br />
y de la belleza de la juventud frente a la fealdad<br />
de la vejez, así como la irrupción del elemento<br />
climatológico, reconvertido en un arrebatador haz<br />
de luz, pronunciado en un momento captado para<br />
su deleite. El mensaje se cifra en dos composiciones,<br />
la primera Dánae y la segunda.<br />
Exposiciones<br />
decisión. La mirada receptiva de la bella deidad<br />
produce un descontrol del desarrollo de la escena,<br />
sorprendido por la ambiciosa pasión de Venus. La<br />
armonía de las formas permanece dormida ante el<br />
implacable dominio del decidido conquistador. El<br />
rayo de luz, el espesor y el verdor de la naturaleza<br />
plena trenzan la vida y las miradas, en la libertad<br />
que proporciona Tiziano al visitante para adivinar<br />
las palabras que se dibujan, confidencialmente<br />
explícitas en la vivencia de ambas siluetas. El pecho<br />
del icónico Adonis advierte sobre su desprotección,<br />
distinta a la de su amada ante la escasez de plenitud<br />
vivida por el silencio de la composición. Los perros<br />
siguen su propia llamada, contemplativa en la<br />
presión que ejercen sobre su amo, resonando en la<br />
obra como el símbolo del desencuentro entre ambos<br />
sujetos pasionales, manejados por los brochazos del<br />
autor a su propia sentencia, culpable por no haber<br />
tocado la vanidad reflejada en el airado descaro<br />
de Adonis, en un arranque de rebeldía ante el<br />
encuentro. El contenido de las tres “poesías” renace<br />
transparentemente en cada pincelada, en cada trazo<br />
y en cada esfuerzo, revalorizado por los años. Los<br />
colores descubiertos de nuevo, la belleza de sus<br />
formas, los contrastes, impresiones, emociones y<br />
palabras no pronunciadas devuelven la virtud a estas<br />
composiciones, indefensas ante el paso del tiempo y<br />
exultantes por su última restauración. El visitante<br />
no puede desentenderse de la pasión y el reflejo de<br />
la emoción puramente humana, descifrada en un<br />
registro mitológico, pero real y existente.<br />
El vestuario es duro y frío y se combina con una<br />
escenografía escasa pero no desnuda, gracias a la<br />
colocación estratégica de elementos simbólicos y a<br />
una excelente dirección de luces y proyecciones. El<br />
Míriam Rodríguez Torres<br />
negro y el gris se convierten en protagonistas de una<br />
puesta en escena que reinventa el texto por completo<br />
sin apenas modificar la esencia. Un montaje en el que<br />
Marta Sobas<br />
se deconstruyen los roles propuestos por Goethe, y se<br />
Fausto<br />
cuestiona la orientación temática hasta conseguir que<br />
empaste con el siglo en el que vivimos y convertirla Lugar: Teatro Valle-Inclán (Centro Dramático<br />
así en una historia universal. Es una trama perfecta,<br />
Nacional)<br />
adaptada con maestría por la hermana del director<br />
Dirección: Tomaž Pandur<br />
La destreza de Tiziano no se advierte exclusivamente<br />
Livija Pandur y la dramaturga Lada Kastelan, en la<br />
que se recupera la leyenda de Fausto, a partir del texto<br />
Adaptación: Tomaž Pandur, Livija Pandur y Lada<br />
con este primer encuadre pictórico. Su segunda<br />
Tiziano: Dánae, Venus y Adonis. Las primeras<br />
que Goethe tanto tardó en escribir. La reconstrucción<br />
Kastelan (sobre la obra de Goethe)<br />
“poesía”, Venus y Adonis, murmura en escondidos<br />
poesías<br />
recuerdos impulsivos, los de ambos amantes, la<br />
Museo Nacional del Prado<br />
del texto original y la visión tan personal de Pandur<br />
Reparto (por orden alfabético): Manuel<br />
aceptación de su estado con el dulce erotismo<br />
logran que todo lo que entra en la acción se vaya<br />
19 de noviembre de 2014 - 1 de marzo de 2015<br />
Castillo, Víctor Clavijo, Roberto Enríquez, Alberto<br />
como marca distintiva, contemplada y cortésmente<br />
transformando, consiguiendo simbolizar la diversas<br />
Frías, Emilio Gavira, Aarón Lobato,Rubén<br />
aceptada. El movimiento en perfecta sucesión, el<br />
Comisario: Miguel Falomir<br />
metamorfosis que experimentan los seres humanos<br />
Mascato, Pablo Rivero, Marina Salas, Ana Wagener<br />
poder provocado por el impulso con el que Venus Entrada general: 14 € / Entrada reducida: 7 €<br />
en su camino hacia todo aquello que desean pero<br />
agarra a Adonis, en un gesto de soberbia e indefensa<br />
14 15
De aquí y de allá<br />
Narrativa española e hispanoamericana<br />
Irlanda es un país con una cultura muy marcada.<br />
Ángel Gil Cheza (Villarreal, 1974) nos cuenta en<br />
La lluvia es una canción sin letra dos historias<br />
separadas por prácticamente un milenio. Josep,<br />
un joven que regenta una librería que ha heredado<br />
en el año 2003, cree que tiene una vida sencilla y<br />
normal hasta que se ve obligado a huir de la justicia.<br />
Licenciado en Historia, viaja a Irlanda donde le ofrecen<br />
un humilde trabajo en un yacimiento arqueológico.<br />
Allí descubre un cuerpo enterrado en una excavación<br />
perteneciente a la época de los vikingos. Este hallazgo<br />
imprevisto se convierte en un vínculo entre el presente<br />
de la ciudad de Dublín y su pasado. Se alternan así<br />
los capítulos ambientados en las luchas entre vikingos<br />
y nativos irlandeses y la vida de Josep en el Dublín<br />
actual. Thorgest es un soldado a sueldo que lucha en<br />
el bando vikingo. Cuando su ejército es traicionado<br />
en 1013, Eimear, una valiente joven irlandesa, salva<br />
a Thorgest de una muerte segura. A lo largo de la<br />
novela, Gil Cheza nos va desvelando cuál es el vínculo<br />
que une a Josep y a Eimear, y realiza un retrato muy<br />
detallado de las primeras incursiones vikingas y de<br />
sus costumbres culturales.<br />
Los vikingos llegan a Irlanda<br />
Ángel Gil Cheza, La lluvia es una<br />
canción sin letra<br />
Barcelona, Suma de Letras<br />
540 páginas, 17 euros<br />
vikingo, descrito<br />
minuciosamente,<br />
en el que se suelen<br />
incinerar a los<br />
muertos en barcos<br />
funerarios.<br />
Josep ve que la actual<br />
ciudad de Dublín no<br />
es tan diferente a la<br />
que habían fundado<br />
los vikingos muchos<br />
siglos atrás. Afirma<br />
en la novela que “el<br />
pasado estaba, en<br />
aquella isla, más vivo<br />
que en ninguna otra<br />
parte del mundo”.<br />
Después de seis novelas y dos recopilaciones<br />
de novelas breves, puede decirse que, casi<br />
de una manera definitiva a pesar de su<br />
juventud, Andrés Barba (Madrid, 1975) es<br />
un novelista de interiores humanos. Los ha dibujado<br />
en su cariz más enigmático, asociados a las edades<br />
más próximas a lo instintivo e irracional, la infancia<br />
(Versiones de Teresa, Las manos pequeñas) y la<br />
adolescencia (La hermana de Katia, Agosto, octubre),<br />
en las que es más poderosa la inclinación hacia un<br />
mal primigenio que impregna de ambientes góticos<br />
su escritura. También ha indagado el ámbito, más<br />
claro solo en apariencia, de la adultez, como en Ahora<br />
tocad música de baile, Ha dejado de llover y esta última<br />
En presencia de un payaso. En ellas, Barba explora la<br />
complejidad de las relaciones familiares desde el punto<br />
de vista introspectivo y psicológico que caracteriza el<br />
conjunto de su obra. No estamos seguros de que en este<br />
territorio se muestre tan cómodo como en las novelas<br />
de formación: al contrario de lo que ocurre cuando<br />
aborda la infancia y la adolescencia, los personajes<br />
adultos de Barba tienden al exceso de anécdotas, que<br />
diluye sus conflictos personales, los cuales se angostan<br />
en la renuencia del autor a que el humorismo abra una<br />
puerta de saludable escepticismo.<br />
El payaso y uno mismo<br />
Andrés Barba, En presencia de un payaso<br />
Barcelona, Anagrama<br />
180 páginas, 14,90 euros<br />
éxito y el fracaso del<br />
cómico, con cuya<br />
difícil personalidad se<br />
enfrentan Marcos y<br />
Nuria. Esta sucesión<br />
de éxito y fracaso<br />
puede interpretarse<br />
como la inclinación de<br />
un país, España, por<br />
la parodia, la burla,<br />
la desmitificación,<br />
pero también como<br />
su incapacidad (léase<br />
falta de arrojo) para<br />
tomarse en serio la risa<br />
y asumir la inanidad<br />
de la clase política,<br />
desenmascarando de<br />
modo bufo su poquedad. Sin embargo, esto es solo<br />
En En presencia de un payaso, el protagonista es Marcos un tema secundario. Lo fundamental no es tanto<br />
Trelles y en sus páginas asistimos a lo que ocurre en el payaso, sino lo que ocurre en su presencia: la<br />
su conciencia desde su propia voz. El payaso que búsqueda que Marcos lleva a cabo para dar con su<br />
intitula la novela es su cuñado, un showman televisivo identidad perdida y, con ella, la forma de restaurar en<br />
Se percibe en la narración del autor su gran<br />
que ha caído en el olvido después de una exitosa ella aquellas figuras —amadas pero a veces insólitas<br />
conocimiento de la cultura vikinga. Muchos de los<br />
trayectoria plena de éxito popular coronada por una y desconocidas– del padre y de la esposa. Solo<br />
En esta trama que<br />
nombres propios que aparecen en La lluvia es una<br />
delirante, carnavalesca y efímera carrera política. redimiéndoles de la extrañeza, parece decirnos esta<br />
canción sin letra pertenecen a personajes históricos transcurre en el siglo XXI, sin embargo, no se<br />
Ahora ha vuelto a Madrid después de varios años y historia, podrá él mismo dejar de ser un extraño para<br />
reales que fueron fundamentales en la configuración mantienen la tensión y el tono de la narración vikinga.<br />
ello nos permite asistir a la convivencia durante unos sí mismo.<br />
de este país. Por ejemplo, Thorgest fue en realidad un Las dos historias están algo descompensadas entre sí y<br />
días de invierno vividos con intensidad por Marcos,<br />
caudillo vikingo que lideró los pillajes de Irlanda en el los personajes no llegan a desarrollarse por completo.<br />
que es físico y profesor universitario, está casado con Barba tiene una notable capacidad para poner de<br />
siglo I d.C. Se presupone que su figura está relacionada La lluvia es una canción sin letra es la primera novela<br />
Nuria, acaba de conseguir publicar un artículo en una manifiesto el significado de nuestros hábitos y revelar<br />
con la fundación de la ciudad de Dublín en el año de Gil Cheza, y esto se percibe en su narración, donde<br />
prestigiosa revista estadounidense a raíz de un fortuito la cara oculta de la cotidianidad. Es capaz como pocos<br />
841. Brian Boru, otro de los personajes principales de abundan los tópicos y las concesiones comerciales.<br />
descubrimiento y se le ha requerido por los editores narradores de mostrar la hondura de la condición<br />
la historia, fue nombrado rey de Cashel, capital del Pese a ello, La lluvia es una canción sin letra sí<br />
de la revista una breve y personalísima autobiografía humana oculta bajo la mecanización y la atonía de<br />
antiguo reino irlandés de Munster, en el año 984, y consigue transmitir que nuestro pasado y nuestra<br />
de presentación. La redacción de este texto, de no más la banal ceremonia de la rutina, del nacer, crecer,<br />
luchó contra los vikingos que ocupaban gran parte de cultura constituyen en parte nuestra identidad. Esta es<br />
de trescientas palabras, se convierte en un ejercicio reproducirse y morir porque domina el arte de la<br />
su país. El rey Sigtrygg, con quien se enfrenta el rey una buena novela para comenzar a explorar el mundo<br />
de introspección inesperada en un momento clave sutileza. Más que un creador de grandes historias, lo<br />
irlandés en la novela, fue un caudillo hiberno-nórdico vikingo de una forma entretenida y sencilla. Dublín<br />
de la vida de Marcos pues confluyen el reencuentro que confirma En presencia de un payaso es que estamos<br />
y monarca vikingo del Reino de Dublín entre 989 y se presenta como una ciudad que mantiene aún cierto<br />
con el payaso y la conciencia de la pérdida de los lazos ante un escritor capaz de preñar de significado cada<br />
1036. Fue capturado por los irlandeses durante las encanto ancestral que permanece vivo en sus paisajes<br />
familiares; emergen la memoria, la autoconciencia palabra, gesto o acción de sus personajes, que acaban<br />
revueltas de Leinster y forzado a someterse a Brian y en sus habitantes. Tal y como se explica en la novela,<br />
de los éxitos y fracasos, el cuestionamiento de los revelándose ante los lectores en sus dimensiones<br />
Boru, al igual que sucede en la novela. Este contexto conocer quiénes fueron los vikingos es imprescindible<br />
afectos; y se replantea las bases de su relación de más profundas. Es sencillo aceptar la invitación<br />
histórico enmarca una trama llena de romance y de para comprender quiénes son los irlandeses de hoy en<br />
pareja con Nuria y con su padre, así como otros que nos ofrece de sentir una rara compasión por el<br />
tensiones sociales. La descripción detallada acerca día.<br />
aspectos igualmente determinantes de su identidad. sufrimiento y por el anonadamiento de sus muy<br />
de la vida de los vikingos es el elemento que da más<br />
En presencia de un payaso deviene en una reflexión humanas existencias.<br />
Paula Mayo<br />
riqueza a la novela. Destaca, por ejemplo, el funeral<br />
sobre el sentido político de la risa, suscitada por el<br />
Fernando Larraz<br />
16 17
Las cicatrices que no querían mostrar<br />
El vuelo de la felicidad<br />
La última novela publicada de Marta Sanz<br />
(Madrid, 1967) no es la última novela<br />
que ha escrito. Marta Sanz es doctora en<br />
Literatura Contemporánea por la Universidad<br />
Complutense de Madrid y tiene publicadas varias<br />
novelas, entre las que se encuentran Black, black,<br />
black (2010), Un buen detective no se casa jamás<br />
(2012) y Daniela Astor y la caja negra (2013), además<br />
de ensayos y poemarios. Amour fou se gesta entre<br />
2006 y 2008 y se busca su publicación en un par de<br />
editoriales nacionales, que acaban rechazando el<br />
manuscrito. ¿Por qué no se publica en España Amour<br />
fou es censurada por motivos ideológicos. La novela<br />
quita al lector la venda de los ojos y le obliga a ver<br />
lo feo de la sociedad española. Marta Sanz propone<br />
una literatura crítica, alejada del canon —o lo que<br />
conocemos como literatura comercial— hablando de<br />
lo feo y mostrando al lector situaciones molestas. Leer<br />
esta novela puede resultar, en ocasiones, incómodo,<br />
ya que el lector recibe altas dosis de realidad que<br />
contradicen el discurso oficial. Con un prólogo escrito<br />
por Isaac Rosa, Amour fou llega a los lectores gracias a<br />
la editorial norteamericana La Pereza Ediciones.<br />
Marta Sanz, Amour fou<br />
Miami, La Pereza Ediciones<br />
144 páginas, 16 euros<br />
Juan Marsé (Barcelona, 1933) plantea en su<br />
nueva obra, Noticias felices en aviones de papel, el<br />
regreso al pasado y la importancia de la memoria<br />
y los recuerdos. Se trata de una novela breve que<br />
intenta transmitir un mensaje de felicidad, bañado<br />
en cierta melancolía, a quienes se sumerjan entre sus<br />
páginas. Tras publicar más de veinte obras, entre ellas<br />
Últimas tardes con Teresa o Si te dicen que caí, muchas<br />
de ellas cuentan con adaptación cinematográfica, y<br />
ganar múltiples premios (Premio Planeta 1978, Premio<br />
Cervantes 2008) a lo largo de más de cincuenta años<br />
en el panorama de la literatura española, Juan Marsé<br />
se ha convertido en uno de los autores capitales de las<br />
letras españolas.<br />
A finales de los años ochenta, el joven Bruno vive<br />
con Ruth, su madre, en un entresuelo del barrio de<br />
Gracia, espacio al que recurre frecuentemente este<br />
autor. Mientras que Ruth trabaja en una tienda de<br />
ropa, Bruno, convencido de que “lo que no se ve,<br />
no existe”, es ayudante en una pastelería cercana. Un<br />
día, el padre de Bruno, Amador, que los abandonó a<br />
ambos hace más de cinco años, reaparece en sus vidas<br />
asegurando haber dejado atrás la desordenada rutina<br />
que comenzó a llevar siendo un joven hippie en la<br />
Ibiza de los años setenta. Con una singular filosofía<br />
budista y una mochila colgada a la espalda, Amador<br />
pretende acercarse de nuevo a la familia a la que tanto<br />
daño hizo, pero… ¿es posible recuperar el amor de un<br />
hijo que ya no te respeta ¿Y el amor de una mujer<br />
decepcionada<br />
Juan Marsé, Noticias felices en aviones de papel<br />
Barcelona, Lumen<br />
96 páginas, 22,90 euros<br />
Amour fou es una novela violenta, aunque en ella no<br />
encontraremos ningún asesinato. Es una violencia no<br />
noticias felices Pues en los aviones de papel que<br />
convencional a la que el lector no está acostumbrado<br />
se lanzan desde un balcón de la calle Congost en la<br />
y, por ello, no pasa desapercibida e invita al lector a de la mujer en la relación amorosa y como madre y<br />
que Bruno y su madre viven. Aviones que anuncian<br />
la reflexión. La novela muestra una violencia social: esposa: “Los hombres pueden fascinarse con una<br />
chocolatadas en parques, aviones que dan los buenos<br />
los desahucios, la precariedad laboral, la okupación, doña Inés blanca que se diluya entre los dedos en el<br />
días, aviones que permiten volar la imaginación de<br />
la brutalidad policial, así como la indefensión de momento de meterle la lengua entre los labios. […]<br />
pequeños y mayores, aviones cargados de ilusión<br />
aquellos cuya ideología no coincide con la de los que Pueden contraer matrimonios con Venus negras o<br />
que, desgraciadamente, terminarán deshechos en<br />
están en el poder; y todo ello desarrollado en una hembras esteatopígicas que les den hijos y les inoculen<br />
Intentando encontrar una respuesta para estas<br />
cualquier papelera o alcantarilla.<br />
sociedad democrática de la que se presupone cierta alucinaciones de fecundidad. La mujer para el hombre<br />
preguntas aparece la figura de la señora Pauli, una<br />
libertad ideológica y de expresión. Observamos que la puede ser carne y tierra. […] Sin embargo, las mujeres<br />
anciana de origen polaco que vive en el mismo edificio La novela breve no es un género habitual en la<br />
sociedad española no es tan moderna como aparenta no podemos satisfacernos solo con la carne del<br />
que Bruno y su madre. Anclada en los recuerdos, la narrativa de este autor. No obstante, Juan Marsé ha<br />
a través del personaje protagonista, Lala: “Adrián no hombre, porque alguien nos mirará por la calle y nos<br />
señora Pauli, cuyo nombre es Hanna Pawlikowska en logrado sintetizar, en apenas cien páginas, tanto el<br />
puede permitirse el lujo de marcar el número de la señalará con el dedo”.<br />
realidad, requiere a menudo de la ayuda del chico del carácter de un joven incrédulo como el espíritu de<br />
policía. Después de colgar, el comisario comentará:<br />
entresuelo para desempeñar algunas de las funciones una mujer sufridora que intenta vivir su presente<br />
En esta novela, Marta Sanz nos muestra las cicatrices<br />
‘Estos rojos tienen la vida de casa llena de mierda’.<br />
cotidianas como limpiar la jaula de su loro, Jacinto, con alegría y buen humor lanzando al aire diversas<br />
y heridas de la sociedad española. La autora fija la<br />
Seguramente, en sus conversaciones íntimas nos<br />
o llevarle algunos de los platos cocinados por Ruth. noticias. Teniendo en cuenta el valor literario de la<br />
mirada en la realidad y nos describe todas sus caras;<br />
llamarán hijos de puta. Vivimos en esta violencia,<br />
Entre tanto, Bruno conoce a Jan y Oskar, dos niños producción novelística de Marsé, podría señalarse<br />
en definitiva, es una novela que retrata lo feo —que<br />
en esta confrontación, aunque no la queramos ver,<br />
pobres que se pasan las mañanas tumbados en la acera que Noticias felices en aviones de papel presenta menor<br />
inconscientemente negamos ver o aceptar— de la<br />
aunque no sea así a todas horas”. Cuando empezamos<br />
tomando el sol. El apellido de estos dos hermanos, complejidad, a la hora de su lectura, que las obras<br />
sociedad en la que vivimos. Al leer la novela, se<br />
la lectura nos encontramos ante esta situación: el<br />
Rabinad, nos hace recordar al escritor Antonio anteriores. Así pues, esta nueva novela es una de esas<br />
tiene la sensación de que la autora ha redactado su<br />
marido de Lala, Adrián, está detenido y Lala se<br />
Rabinad, cuyas novelas se encuentran enmarcadas en historias corrientes sobre los recuerdos que, tal vez,<br />
contenido hace meses y no hace unos años, en tanto<br />
encuentra en casa cuando recibe la visita de un viejo<br />
la misma posguerra barcelonesa a la que tanto recurre deberían permanecer olvidados en un cajón y de la<br />
que se habla de una situación que, en aquellos años,<br />
conocido, Raymond. Mediante flashbacks y las hojas<br />
Marsé. Así, como dibujados en blanco y negro, los nostalgia de un pasado que fue mejor, en definitiva,<br />
nos era invisible. A pesar de las dificultades a la hora<br />
del cuaderno de Raymond iremos conociendo la<br />
Rabinad entablan relación con el protagonista de Juan Marsé se sitúa con Noticias felices en aviones de<br />
de su publicación, finalmente, los lectores tienen la<br />
historia que rodea a los personajes. En Amour fou<br />
esta historia, relación que resultará sorprendente papel en un tipo de literatura entretenida y sencilla<br />
oportunidad de leer lo que Marta Sanz quería contar.<br />
también se habla del amor y todo lo que este lleva<br />
tras conocer el desenlace de esta novela. Día tras que se aleja un poco de la temática y la forma a la tiene<br />
consigo: dolor, felicidad, resentimientos, humillación.<br />
día, los periódicos llenan sus páginas con titulares acostumbrados a sus lectores.<br />
En este sentido, también se reflexiona sobre el papel<br />
Ainhoa Rodríguez Leal<br />
descorazonadores, entonces ¿dónde quedan las<br />
Cristina Suárez<br />
18 19
Alrededores<br />
Narrativa traducida<br />
ocurriría si se pudiese hablar con<br />
nuestros seres queridos ya fallecidos<br />
¿Qué<br />
¿Adónde van nuestros familiares<br />
después de morir Estas son algunas de<br />
las muchas preguntas que el lector se plantea al leer la<br />
nueva novela de Mitch Albom (Nueva jersey, 1958),<br />
Llamadas desde el teléfono del cielo. Albom era ya un<br />
conocido periodista deportivo antes de saltar a la fama<br />
con Martes con mi nuevo profesor, libro que ha tenido<br />
un gran éxito en nuestro país, donde también se han<br />
publicado algunas otras de sus novelas como Las cinco<br />
personas que encontrarás en el cielo, Ten un poco de fe,<br />
Un día más y El guardián del tiempo.<br />
Coldwater es un pueblo de apenas cuatro mil<br />
habitantes en el que nunca ocurre nada interesante. Sin<br />
embargo, esta pequeña localidad situada a orillas del<br />
lago Michigan, se convierte en el centro de atención<br />
cuando un extraño suceso ocurre en esta localidad:<br />
algunas personas empiezan a recibir llamadas<br />
telefónicas de sus seres queridos ya fallecidos. Algunos<br />
de los personajes más importantes que pueden hablar<br />
con sus familiares muertos son Tess Rafferty, que se<br />
comunica con su madre; Jack Sellers, el comisario jefe<br />
del pueblo, que recibe las llamadas de su hijo Robbie,<br />
un militar muerto en combate; o Katherine Yellin<br />
que habla con su hermana mayor. A partir de este<br />
momento en el que se desatan estas extrañas llamadas,<br />
se origina una lucha continua entre los que tienen fe y<br />
se lo creen a pies juntillas y los escépticos, que lo ven<br />
todo como una farsa. Dentro de los del segundo grupo<br />
destacan Amy Penn, una periodista que no asciende<br />
en el trabajo por no tener suerte con sus noticias, y<br />
Sullivan Harding, un expiloto militar que ha perdido<br />
a su mujer y que tiene que sacar a su hijo adelante<br />
solo. Este hombre empieza a albergar serias sospechas<br />
de que todo es un gran engaño y por tanto decide<br />
iniciar una investigación por su cuenta, pues ni recibe<br />
llamadas de su mujer muerta ni tiene nada que perder<br />
por intentarlo, aunque, al final, se va a debatir entre<br />
el deseo de saber la verdad y la necesidad de creer.<br />
Con toda esta problemática, acción e intriga, Mitch<br />
Albom mantiene el suspense hasta el último instante,<br />
no decayendo así el interés generado en el público en<br />
ningún momento. Además, según va avanzando la<br />
lectura al lector se le presentan preguntas sin respuesta<br />
Contactos del pasado<br />
acerca de lo que hay detrás de la muerte: ¿qué ocurre<br />
con los seres queridos que se van para no volver o<br />
¿cómo se debe afrontar una pérdida importante<br />
Asimismo, mientras se relata este peculiar hecho en<br />
este pueblecito pequeño, se narra también la historia<br />
del famoso Alexander Graham Bell, el inventor<br />
del teléfono, desde los primeros esbozos hasta su<br />
implantación definitiva después de superar todos los<br />
grandes obstáculos que encuentra en el camino hasta<br />
alcanzar su meta.<br />
Llamadas desde el teléfono del cielo es una historia tan<br />
magnífica y extraordinaria que ha recibido <strong>numero</strong>sas<br />
críticas positivas y ha llegado, en el poco tiempo que<br />
lleva en venta, al número uno de las listas del New<br />
York Times y se ha publicado ya en más de cuarenta<br />
idiomas. Además, se trata de una historia tan intensa,<br />
peculiar e interesante que Warner Bros ha comprado<br />
los derechos para llevar esta obra al mundo del cine.<br />
En definitiva, es un libro que no va a defraudar a los<br />
seguidores de este escritor que ha tenido tanto éxito<br />
en el mundo de la literatura, y que lleva ya más de<br />
cuarenta millones de ejemplares vendidos por todo el<br />
mundo entre todas sus obras publicadas.<br />
Noelia Izquierdo<br />
Mitch Albom, Llamadas desde el teléfono del cielo.<br />
Madrid, Maeva<br />
344 páginas, 18,90 euros<br />
Traducción: Jofre Homedes Beutnagel<br />
Patrick Modiano (Boulogne-Billancourt,<br />
1945), ante la sorpresa de muchos y, sobre<br />
todo, de la casa de apuestas de Londres, ha<br />
sido galardonado con el Nobel de Literatura<br />
2014. Jorge Herralde, con su gran ojo para la buena<br />
literatura, publicó hace tiempo El café de la juventud<br />
perdida, que no se vendió mal y que ha gozado de<br />
varias reediciones, pero cuyo éxito en España no tiene<br />
comparación con el prestigio del que goza en Francia.<br />
El corpus de novelas de Patrick Modiano, inspirado<br />
por la lectura del durísimo Mémorial de Serge<br />
Klarsfeld, se circunscribe a un contexto determinado:<br />
la ocupación nazi de París y el colaboracionismo de<br />
Francia.<br />
Mientras que su generación cultiva la nouveau roman,<br />
Modiano, a finales del siglo XX, escribe autoficción.<br />
Libro de familia tiene una dimensión autobiográfica,<br />
pero el peso de la ficción es considerable, mucho<br />
mayor que en obras como El pedigrí. La novela está<br />
escrita en primera persona, aunque hay un breve<br />
pasaje muy inquietante en segunda persona en el<br />
que parece que la conciencia de Modiano nos habla<br />
directamente; la novela recuerda a una conversación<br />
gadameriana, en tanto ejercicio mnemotécnico y<br />
búsqueda de la identidad del propio autor. Además,<br />
el libro se estructura en quince capítulos, sin ningún<br />
tipo de orden, presentados como recuerdos del autor<br />
expuestos de manera arbitraria, pues así es como<br />
viajamos al pasado, dando saltos por momentos que,<br />
como en el libro, se nos han quedado grabados por<br />
una anécdota o por alguna persona particular.<br />
Libro de familia gira en torno a dos ejes: la vida de<br />
Modiano y la de sus seres queridos. Comienza<br />
observando a su recién nacida hija a través de una<br />
mampara de cristal, con lo que quizá nos advierte<br />
de que lo que nos va a presentar tiene una barrera<br />
que va a intentar franquear: el olvido. Los objetos<br />
le ayudan a recordar, como la foto de una mujer de<br />
la que se enamoró, o todos los objetos “juntados<br />
una temporada muy breve en una habitación de la<br />
avenida de Malakoff ” por la hija de Harry Dressel,<br />
de quien quiso escribir un libro para impresionarla;<br />
también, los lugares, como el restaurante L’Auberge<br />
des Dunes, donde solía comer con su cónyuge. Cobran<br />
protagonismo los números, especialmente las fechas,<br />
como la de 1945, significativa para el autor, dado que<br />
ese año falsificó su pasaporte y, quizá por eso, establece<br />
una concomitancia con un personaje llamado<br />
Henri Marignan, de quien afirma que en esa fecha<br />
“deja de existir para el registro civil”. Es interesante<br />
la importancia recalcada de los documentos a lo<br />
largo de la novela; en el capítulo que inicia la obra,<br />
donde Modiano inscribe a su hija al registro civil,<br />
El arte de la memoria<br />
se encuentra con<br />
la dificultad de que<br />
“Zénaïde” no aparece<br />
en la lista de nombres<br />
franceses, pero la salva<br />
finalmente al decir<br />
que su madrina se<br />
llamaba así. Lo que<br />
al principio puede<br />
parecer anecdótico,<br />
tiene sentido con<br />
posterioridad al conocer<br />
que su padre, judío,<br />
tuvo que cambiar su<br />
nombre y su identidad<br />
y vivir “escondido en<br />
un picadero del bosque<br />
de Boulogne”. “Tiempos<br />
turbios. Encuentros<br />
inesperados”, y llamadas inesperadas: “un día, de<br />
madrugada, sonó el teléfono y una voz desconocida<br />
llamó a mi padre por su auténtico nombre. Colgaron<br />
inmediatamente. Ese fue el día en que decidió huir e<br />
París…”. Este episodio es francamente desgarrador.<br />
Si han leído Los girasoles ciegos, es muy probable que<br />
recuerden ese pasaje en la que el padre salta por la<br />
ventana al recibir la –también de manera inesperadavisita<br />
de los oficiales; pues bien, esto es mucho más<br />
breve, pero también sucede al final y, después de<br />
las páginas anteriores, con cierto aire a thriller, esa<br />
intensa pincelada, como en la obra de Méndez, otorga<br />
a la novela un tono tristísimo que dota de sentido a<br />
todo lo narrado.<br />
José Saramago dijo que “dentro de nosotros existe algo<br />
que no tiene nombre, y eso es lo que realmente somos”.<br />
El padre de Modiano, su madre actriz, su abuela…<br />
ellos y todos los que sufrieron el colaboracionismo de<br />
Francia y Bélgica, entre otros, fueron mucho más que<br />
una ficha o que un nombre en una lista. Y Modiano es<br />
muchísimo más que una moda por el tirón que da un<br />
premio, es un escritor que considera que, como reza<br />
la frase que encabeza la novela, “vivir es empeñarse<br />
en llegar hasta el remate de un recuerdo” (R. Char), y,<br />
afortunadamente, la aplica en unas obras inolvidables.<br />
Sofía González Gómez<br />
Patrick Modiano, Libro de familia<br />
Barcelona, Anagrama<br />
208 páginas, 15,90 euros<br />
Traducción: María Teresa Gallego Urrutia<br />
20 21
Al igual que no sabemos cómo moriremos,<br />
tampoco sabemos cómo acabará nuestra<br />
historia con el ser amado. Sin embargo,<br />
Lydia Davis (Massachusetts, 1947) anticipa<br />
irremediablemente el final de su historia comenzando<br />
desde la certeza de que él ya no la ama y nunca<br />
volverá con ella. El lector conoce el final desde el<br />
primer momento y esto lo envuelve en la desolación<br />
que impregna la soledad que experimenta la<br />
protagonista por el abandono que sufre. En este viaje<br />
a las profundidades del dolor, la pérdida y el rechazo,<br />
la heroína, una traductora culta e independiente,<br />
reflexiona sobre el proceso de creación literaria y<br />
así, en un intento por conjurar el insomnio y la rabia<br />
tras el vacío que le ha dejado su amante, comienza a<br />
escribir una novela sobre su relación con este hombre<br />
de 22 años cuando ella tenía 34. Pero este proceso de<br />
creación, que empezó como una manera de alejarse de<br />
su propia experiencia hasta convertir el yo de la novela<br />
en un ella impersonal porque el yo era demasiado<br />
íntimo para soportarlo, se extiende en el tiempo más<br />
de lo que hubiera deseado ya que la protagonista<br />
sigue escribiendo hasta llegar a los 50 años. Escribe<br />
y reescribe la novela una y otra vez en un afán por<br />
contar la verdad y a la vez cambiar los aspectos de su<br />
relación que le son dolorosos o no le gusta contar o<br />
recordar.<br />
En este ejercicio literario, se mezclan la insatisfacción<br />
por la relación que mantuvo con ese chico sin<br />
nombre, por no ser capaz de acabar la novela e incluso<br />
por acabarla y que no le guste el resultado. Cuando<br />
estaba con su joven amor se sentía insatisfecha, lo<br />
consideraba aburrido y vulgar para ella, la diferencia<br />
de edad suponía un problema porque le daba<br />
vergüenza que la vieran con él, incluso en la intimidad<br />
se sentía incómoda con su juventud, inexperiencia<br />
e ingenuidad. En realidad nunca disfrutó de la<br />
relación, nunca llegó a imaginar que pudiera tener<br />
alguna trascendencia en su vida. Pero cuando él la<br />
deja, de repente no concibe perderlo bajo ningún<br />
concepto, entra en un proceso de rabia, obsesión,<br />
inanición, apatía y abandono. La novela describe<br />
los estadios por los que puede pasar una persona<br />
a la que ha dejado su pareja: odio, desesperación,<br />
conmoción, rabia, obsesión. Lo que resulta increíble<br />
es que la protagonista padezca un sufrimiento tan<br />
terrible cuando menospreciaba a su joven pareja e<br />
incluso le había contado que le había sido infiel. Ella<br />
es una mujer autosuficiente que se plantea qué es el<br />
amor y cómo se debe querer a otra persona. Parece<br />
despegada, egoísta y alejada de todo cliché femenino<br />
en una relación amorosa. En esta esta novela, llena de<br />
pasajes metaliterarios, la protagonista disecciona sus<br />
sentimientos intentando comprobar si ha aprendido a<br />
amar. “Pero si querer a alguien significaba anteponerlo<br />
Insatisfacción<br />
a mí misma, ¿cómo iba a hacer algo así Tenía tres<br />
opciones: dejar de intentar querer a nadie, dejar de ser<br />
egoísta o aprender a querer sin dejar de ser egoísta.<br />
Las dos primeras me parecían imposibles”. Siente una<br />
pasión desatada en el momento en que lo pierde. Sin<br />
embargo, mientras duró la relación se sentía presa.<br />
En realidad, el final de la historia lo habría provocado<br />
ella desde el primer momento al no confiar en la<br />
relación y al querer destruirla para así protegerse de<br />
lo que pudiera llegar a sentir por alguien mucho más<br />
joven que ella. La ruptura llega y se da cuenta de que<br />
cuando estaban juntos no estaba contenta. Tuvo que<br />
destruir la relación para liberarse. Pero, una vez libre,<br />
se agarra a ella como si lo que necesitara fuera vivir<br />
siempre al borde de la ruptura. Quería quererlo, lo<br />
perseguía, lo acosaba, había pasado de la frialdad a<br />
la obsesión por recuperarlo, pero también sabía que<br />
si volviera con él, todo perdería fuerza y de nuevo lo<br />
vería como un chico joven y vulgar que no le aportaba<br />
nada. La obra es un canto a la eterna insatisfacción del<br />
ser humano, al ansia por poseer lo que no se tiene o se<br />
ha perdido. El final de la historia no existe porque en<br />
realidad nunca termina hasta que morimos.<br />
María Luisa Suárez Marín<br />
Lydia Davis, El final de la historia<br />
Alpha Decay, Barcelona<br />
240 páginas, 20,90 euros<br />
Traducción: Justo Navarro<br />
¿A<br />
cuántos de nosotros la historia nos<br />
ha hecho sentir exiliados en nuestro<br />
país sin salir de él ¿Somos producto<br />
de una historia colectiva o de una<br />
historia individual Cuando la infancia<br />
ha sido atropellada por distintas guerras, ¿qué se<br />
guarda en nuestras memorias ¿Qué se recuerda Esta<br />
preguntas las podemos ver reflejadas y confesadas<br />
en la novela del escritor ruso de origen judío Izraíl<br />
Métter (Járkov, Ucrania, 1909- San Petersburgo,<br />
1996) titulada: La quinta esquina (2014), que en este<br />
particular caso, fue editada y publicada por la casa<br />
editorial Libros del Asteroide con traducción de<br />
Selma Ancira. Dicha edición cuenta con un posfacio<br />
de la ensayista y crítica literaria Mercedes Monmany.<br />
Esta obra es una reliquia casi perdida y olvidada en<br />
el tiempo, que hoy gracias a su reaparición, luego de<br />
ser escrita en 1967 y publicada en Rusia en 1989, se<br />
puede recordar y rememorizar los distintos hechos<br />
que acontecieron en la Rusia dominada bajo el poder<br />
soviético y la marcada posición de muchos ciudadanos<br />
frente al poder comunista, como lo es el narrador,<br />
Boris. Y a su vez, se lee el compromiso crítico con una<br />
realidad histórica individual por parte del escritor.<br />
Asimismo, dentro de esta marcada literatura que<br />
evoca y hace memoria, Métter publica una veintena de<br />
textos, entre ellos novelas, guiones cinematográficos y<br />
teatrales, que influyeron en la literatura rusa del siglo<br />
XX. Además de esto, cuenta con una novela publicada<br />
durante el poder soviético titulada Makthar (1960),<br />
que fue llevada al cine con gran éxito y, por último, en<br />
el año 1992, antes de su muerte, sale a la luz su novela<br />
titulada Genealogía y otros relatos.<br />
En La quinta<br />
esquina, su gran<br />
obra, encontramos<br />
algunos pincelazos<br />
autobiográficos,<br />
que con el peso de<br />
la memoria llenan<br />
de verosimilitud la<br />
vida en común que<br />
comparte el narrador<br />
con el escritor. Un<br />
joven, de la quinta<br />
categoría, artesano,<br />
“hijo de comerciante<br />
privado”, quien con<br />
diferentes intentos<br />
por lograr ingresar<br />
a la educación<br />
universitaria, se ve<br />
rechazado por ser<br />
un pequeñoburgués<br />
Una desolada historia de amor<br />
de origen judío. Esto lleva a Boris a formarse de<br />
manera autodidacta en el área de las matemáticas<br />
y a conseguir puestos laborales en instituciones de<br />
segunda clase. Así, este personaje en una narración<br />
fragmentada y con distintos recursos literarios, sin un<br />
orden cronológico evidente y en un intercambio de<br />
epístolas con Zinaída Borísovna, mujer de uno de sus<br />
grandes amigos de infancia, Sasha Bellavski, muerto<br />
en el primer año de guerra contra Alemania, genera<br />
un choque en la vida de Boris, quien parte y se sirve de<br />
estas cartas para rememorizar y recuperar los hechos<br />
de su niñez, su juventud, sus distintos amores, pero,<br />
sobre todo, el trágico, pasional, idealizado, imposible<br />
y absorbente amor que sintió durante quince años por<br />
Katia Golovánov, de ahí que se desprenda lo vivido en<br />
la cotidianidad de las ciudades como: Leningrado y<br />
Rostov, y la de su natal Járkov, el paso del comunismo<br />
en su vida, con la oportunidad clara para recordar<br />
aquellos amigos de siempre que fueron víctimas de la<br />
represión soviética, siendo torturados y desaparecidos<br />
durante el gobierno de Stalin. Un viaje al pasado desde<br />
una edad futura, la vejez, que deja ver como la vida<br />
cotidiana de un individuo se conjuga con la dolorosa<br />
mezcla de la gran e interesante historia de la Unión<br />
Soviética.<br />
La quinta esquina es una crítica al régimen totalitario<br />
de Stalin, a su endiosamiento, y a aquellos que, como<br />
Boris, no hicieron nada para evitar ser cómplices de<br />
un poder que destruyó la bella Járkov en la que creció:<br />
“Él lo veía y lo oía todo, con los ojos y los oídos de los<br />
delatores. De ser una ocupación secreta y vergonzosa,<br />
la delación pasó a convertirse en un honorable<br />
deber cívico”. Es una novela no convencional, que<br />
nos despierta la compasión por aquellos que han<br />
sufrido la historia a través de las dictaduras, como los<br />
distintos personajes, amigos de Boris, evocados en<br />
esta narración para hacer alusión aquella tortura de<br />
los estalinistas en contra de sus víctimas. Encerrados<br />
en una habitación cuadrada, en la que debían buscar la<br />
quinta esquina mientras eran golpeados brutalmente.<br />
Una novela, con el amor como eje narrativo, del que se<br />
desglosa la búsqueda de un pasado que solo es evidente<br />
en el presente por un anciano, que busca a sus amigos<br />
entre las tumbas “imposibles de encontrar”.<br />
Gustavo Diaz Contreras<br />
Izraíl Métter, La quinta esquina<br />
Barcelona, Libros del Asteroide<br />
207 páginas, 17,95 euros<br />
Traducción: Selma Ancira<br />
22 23
Días señalados, el instante que capturan unos ojos cerrados<br />
Un limbo en el desierto<br />
Jens Smaerup Sørensen nace en Himmerland<br />
(Dinamarca) en 1946. Nuestro autor se licenció<br />
en Filología Danesa al mismo tiempo que, en<br />
1972, se publicaba su primera novela. A partir de<br />
entonces su carrera literaria como escritor le<br />
otorgó el éxito que tanto merecía. Ha publicado<br />
alrededor de unos treinta libros, entre los que<br />
destacan poemarios, obras teatrales, novelas e<br />
incluso, cuentos y relatos breves. Además de<br />
pertenecer a la reconocida Academia Danesa, ha<br />
obtenido el reconocimiento indiscutible de la crítica<br />
y los propios libreros con prestigiosos premios. El<br />
último de ellos con Días señalados (Premio de la<br />
Crítica y de los Libreros Daneses, 2008), novela en la<br />
que se refleja la sociedad danesa en pleno siglo XX,<br />
la guerra, la transformación del paisaje rural y las<br />
relaciones humanas que persisten al paso inexorable<br />
del tiempo, a pesar de ser inevitablemente caducas.<br />
Días señalados es una obra que se desarrolla<br />
alrededor de varias familias, más en concreto,<br />
alrededor de algunos de los miembros que la<br />
forman y los acontecimientos más importantes<br />
que han marcado sus vidas. De ahí que el título sea<br />
imprescindible a la hora de entender la historia que<br />
nos cuenta cada uno de ellos. Un relato en el que<br />
se entrecruzan las historias de varias familias que<br />
conviven en un mismo territorio, en pleno siglo XX,<br />
provista de un análisis que se centra en la psicología<br />
humana de un grupo de personajes; en lo que viven<br />
y experimentan, en lo que sienten y piensan, muchas<br />
veces, por encima de sí mismos. Aquí, cada uno está<br />
inmerso en una serie de conflictos generacionales,<br />
políticos y, sobre todo, sociales que tienen un papel<br />
decisivo y único en la obra. Y es que muchos de los<br />
actos de los que somos responsables nos delimitan<br />
como personas, pese a estar aferrados a la rutina.<br />
Los Días señalados se convierten en los diferentes<br />
puntos de vista de tres de los personajes mejor<br />
definidos: el vehemente Peder y los hermanos Axel<br />
y Ellen, una niña impedida que sueña a través de<br />
todo lo que ve, hasta donde sus ojos pueden llegar, y<br />
desde los que dependen el tiempo y los cambios que<br />
viven sus parientes.<br />
El estilo de Sørensen es pausado, poco dinámico,<br />
pero que a su vez, transmite paz y serenidad al<br />
lector, pues los paisajes y situaciones descritas<br />
parecen de ensueño, como el que se adentra<br />
en un instante y lo revive de forma indefinida.<br />
La naturalidad en la escritura se observa en los<br />
diálogos y en los no-diálogos de los personajes, pues<br />
los silencios juegan un papel clave en el desarrollo<br />
de la novela. Los capítulos, desordenados y algo<br />
confusos por la ausencia de un marco temporal<br />
preciso, recogen los fragmentos más susceptibles<br />
de los personajes, dejando al descubierto datos<br />
que, en un principio, resultan innecesarios. El<br />
narrador se vuelve polifónico y heterodiegético,<br />
pues se introduce en las mentes de cada uno de los<br />
personajes mostrando las diferentes personalidades<br />
que determinan el ambiente social sobre el que se<br />
desarrolla la obra. Las idas y venidas y este vaivén<br />
de pensamientos es lo que permite al lector, algo<br />
desconcertado, centrarse en averiguar el tipo de<br />
personaje que se esconde tras lo que se narra. La<br />
exactitud de la narración nos permite pensar que se<br />
trata de una historia aparentemente ficticia basada<br />
en una realidad autobiográfica, la de sí mismo, la<br />
del propio autor. Una novela para los que cierran los<br />
ojos y construyen su realidad a través de imágenes,<br />
de instantes y sensaciones.<br />
En definitiva, una historia hecha metáfora que<br />
explica a través de situaciones cotidianas los cambios<br />
y transformaciones sociales que se han llevado a<br />
cabo en el último siglo. Una historia enternecedora<br />
y miserable, de contrastes y luces, de imágenes y<br />
sentimientos que se sueñan cada vez que vivimos,<br />
porque la vida es eso, ¿no<br />
Cristina Ruiz Moro<br />
Jens Smaerup Sørensen, Días señalados<br />
Madrid, Nocturna Ediciones<br />
470 páginas, 20 euros<br />
Traducción: Enrique Bernárdez<br />
Joy Williams (Chelmsford, Massachusetts,<br />
1944) es una autora desconocida por el público<br />
español ya que sus cuatro libros estaban inéditos<br />
en castellano. Alpha Decay le pone remedio a<br />
esta situación traduciendo y publicando su última<br />
novela, Los vivos y los muertos, finalista del Premio<br />
Pulitzer en el año 2001. Su primera novela, State<br />
of Grace (1972), ya fue finalista del National Book<br />
Award, después publicó dos volúmenes de cuentos<br />
y varios ensayos sobre antropología y actualmente<br />
imparte clases y seminarios de escritura creativa en<br />
la Universidad de Wyoming.<br />
Los vivos y los muertos no es un libro corriente y<br />
se deja ver desde el comienzo, donde el lector<br />
encontrará un extraño cuestionario sobre,<br />
precisamente, la vida y la muerte. Williams nos<br />
sitúa después en el desierto de Arizona, en una<br />
América profunda que recuerda a la geografía<br />
de Pedro Páramo. Esta novela coral se centra en<br />
tres protagonistas, tres adolescentes huérfanas de<br />
madre: Alice (activista enérgica), Annabel (de clase<br />
alta y algo frívola) y la taciturna Corvus, que matan<br />
el tiempo como pueden y a las que acompañan<br />
una serie de personajes rocambolescos, como por<br />
ejemplo Carter, el padre de Annabel, al que visita su<br />
mujer muerta para hacerle la vida imposible y que,<br />
además, vive enamorado del nuevo jardinero; un<br />
perro sabio, una niña prodigio, un pianista suicida<br />
y los habitantes de una residencia de ancianos<br />
acostumbrados ya al más allá. Las tres protagonistas<br />
se hacen llamar Las Furias, aunque Carter las<br />
compara con las Moiras de la mitología griega, y<br />
no anda desencaminado, porque Alice, Annabel y<br />
Corvus pueblan una especie de limbo, son un eslabón<br />
entre dos mundos, sin llegar a pertenecer a ninguno<br />
de ellos. Son el ejemplo de cómo convivimos con<br />
la muerte a diario, y en este libro eso se traduce<br />
en el espacio, el desierto de Arizona, el único sitio<br />
en el que los sucesos podrían ocurrir, un lugar en<br />
el que el realismo mágico está muy presente y los<br />
personajes solo se mueven en círculos, sin avanzar<br />
por el peso que van arrastrando. Williams se refiere<br />
a los personajes de sus textos como “los que no se<br />
expresan”, lo que comprende a los no-nacidos, los<br />
muertos y los animales, categorías presentes en la<br />
novela y que le otorgan una pátina surrealista y algo<br />
macabra.<br />
El lenguaje es bello y sugerente cuando relata<br />
imágenes feas, onírico siempre que se hace de<br />
noche, oscilando a veces entre lo grotesco y lo<br />
cómico o lo trascendente y mundano. Ya el título<br />
advierte que la naturaleza de Los vivos y los muertos<br />
es dual, un entramado de historias aparentemente<br />
inverosímiles que desdibujan los contornos entre la<br />
realidad y la fantasía como si todo fuese producto de<br />
un espejismo desértico. Debajo de esta alucinación,<br />
el trasfondo de la novela es la pérdida y el duelo, las<br />
distintas maneras en que las huérfanas (y el viudo<br />
Carter) asimilan la muerte: una, autoimponiéndose<br />
una penitencia por sobrevivir; otra recordando<br />
a la difunta, y la última, dejándola a un lado y sin<br />
enfrentarse a ella.<br />
Leer esta novela puede resultar incómodo en<br />
ocasiones. El comienzo es árido y la trama no<br />
arranca realmente hasta bien avanzado el libro,<br />
pero lo hace con uno de los mejores personajes<br />
irrumpiendo en escena, la esposa fantasma, que<br />
da un vuelco a la novela, haciendo que las páginas<br />
anteriores parezcan un prólogo. Williams hace que<br />
nos demos de bruces contra la muerte más ridícula,<br />
con una mujer que persigue a su viudo para seguir<br />
atormentándole con interminables discusiones de<br />
pareja. Hay un cierto estatismo en la novela, una<br />
falta de progresión que desvela lo atrapados que<br />
están los personajes en sus vidas y la asfixia que<br />
sufren por el polvo del desierto. Imágenes líricas<br />
conviven con cadáveres de animales en la carretera<br />
en este inusual libro que firma Joy Williams, en el<br />
que refleja lo absurdo de la existencia humana.<br />
Verónica Enamorado<br />
Joy Williams, Los vivos y los muertos<br />
Barcelona, Alpha Decay<br />
440 páginas, 24,90 euros<br />
Traducción: Albert Fuentes<br />
24 25
El optimismo a través de la lectura<br />
la lectura cambiar de forma total<br />
nuestra vida Sobre esta premisa,<br />
Katarina Bivald, la autora, construye<br />
¿Puede<br />
una obra atrapante y con un gran<br />
convencimiento en el poder de los libros<br />
para mejorar nuestra vida. La historia nos presenta<br />
a un personaje, Sara Lindqvist, una mujer sueca de<br />
30 años que, tras perder su empleo en una librería,<br />
se marcha a Broken Wheel, un pequeño pueblo de<br />
Iowa. Sara esperaba conocer ahí a Amy Harris, una<br />
mujer de 67 años, con la que se ha estado mandando<br />
cartas durante dos años. Sin embargo, Sara descubre<br />
que Amy ha muerto y que en ese momento, se está<br />
celebrando su funeral. Al principio, Sara quería<br />
regresar, pero los habitantes de Broken Wheel no<br />
la van a dejar aun cuando tengan muchos recelos<br />
hacia ella. Esta llegada hará que Sara y los demás<br />
habitantes de Broken Wheel se replanteen toda su<br />
vida. La apertura de una librería por parte de Sara<br />
hará que los habitantes de Broken Wheel descubran<br />
el poder de la lectura para mejorar su vida aunque<br />
la novela presenta también otro mensaje igualmente<br />
poderoso: si solo te centras en soñar lo que lees y no<br />
en aplicar tus sueños entonces el poder de la lectura<br />
se anula.<br />
La librería de los finales felices quiere eliminar las<br />
mentiras que rodean a las personas que somos<br />
lectoras pero también la que rodea a la lectura en sí.<br />
Todos sabemos los prejuicios de algunas personas<br />
que no leen acerca de quienes sí lo hacemos: que<br />
si llevamos una vida triste, que si nos encerramos<br />
demasiado en nuestra “cueva”, sustantivo que<br />
representa el estado de concentración que a veces<br />
alcanzamos los lectores cuando leemos… Sin<br />
embargo, hay otra visión de la lectura que creo todos<br />
conocemos: el descubrimiento de mundos nunca<br />
conocidos o imaginados, la lectura de obras que<br />
nos emocionen y replanteen nuestra visión vital…<br />
Todo eso y más son los libros y el que lee mucho<br />
quizá lo sepa. Esta parte positiva de la lectura, la<br />
que realmente nos atrae a muchos lectores, es la<br />
que está magnificada en esta novela: la lectura logró<br />
que los habitantes de un pueblo que, anteriormente,<br />
tenían una vida gris, monótona, ahora tengan un<br />
nuevo centro vital que crea la posibilidad de tener<br />
sus finales felices. La novela está ambientada en<br />
la actualidad y eso se observa bastante ya que<br />
en la obra se menciona en diversas ocasiones la<br />
crisis económica, que hizo que en Broken Wheel<br />
se cerraran muchos negocios y por lo tanto, esta<br />
se viera como una ciudad en la que vivir no era<br />
posible. Sin embargo, en la novela, se insiste en un<br />
motivo mucho más subjetivo acerca del vacío que<br />
parece domina Broken Wheel: la muerte de Amy<br />
Harris, que poseía una biblioteca propia. En esta<br />
novela se deja ver que los libros son la principal<br />
fuente de felicidad que tenemos los seres humanos.<br />
Este optimismo respecto a la visión de la lectura, los<br />
personajes bastante bien definidos y con los que uno<br />
termina por simpatizar y sus <strong>numero</strong>sas referencias<br />
a obras literarias (tanto en la trama como solamente<br />
referenciales) son los puntos más fuertes de esta<br />
novela.<br />
La librería de los finales felices es la ópera prima de<br />
Katarina Bivald y eso se nota en su redacción. La<br />
novela está muy bien estructurada, los personajes<br />
están correctamente definidos y presentan una<br />
evolución gradual y el espacio y el tiempo están bien<br />
delimitados. Sin embargo, no todo es perfecto en<br />
esta novela. La simbología es bastante evidente y el<br />
desarrollo temporal del relato (la trama se desarrolla<br />
en apenas mes y medio) hace que la creencia en ese<br />
gran poder que alcanza la lectura en ese pueblo sea<br />
un tanto inverosímil. No obstante, no son grandes<br />
defectos si consideramos que la autora es primeriza<br />
y más si tenemos en cuenta el mensaje que esta<br />
novela quiere transmitir, que resulta necesario en<br />
este mundo tan complicado que nos ha tocado vivir.<br />
Denis-Fabiola Stoian<br />
Katarina Bivald, La librería de los finales felices<br />
Barcelona, Planeta<br />
459 páginas, 19 euros<br />
Traducción: Pontus Sánchez<br />
Polifonías<br />
Reseñas de otros géneros<br />
Séxtasis, y el poeta que desborda mientras quede poesía<br />
Alberto Guerra Obispo, Séxtasis<br />
Madrid, Pigmalión Ediciones<br />
134 páginas, 15 euros<br />
Alberto Guerra<br />
Obispo nace en<br />
Madrid en 1986.<br />
Licenciado en<br />
Filología Hispánica por la<br />
Universidad Complutense<br />
y, ahora, profesor de<br />
español para extranjeros.<br />
Nuestro autor, además<br />
de verso y poesía, dedica<br />
parte de su obra al cuento<br />
y al relato corto. Fue<br />
becado por la Fundación<br />
Rafael Alberti para asistir<br />
a los ciclos literarios del<br />
Puerto de Santa María y, además, ha participado<br />
en otros como “El Ovillo de Ariadna”. Ha ofrecido<br />
<strong>numero</strong>sos recitales en algunos de los lugares “míticopoéticos”<br />
más conocidos como Bukowski Bar, La<br />
Tabacalera y Café Libertad 8. Actualmente, continúa<br />
llevándolos a cabo el segundo jueves de cada mes con<br />
su grupo poético Lo prometido es duda, coordinado<br />
por Bolo García. Anteriormente, en el año 2009, forma<br />
su primer grupo literario Los albaricoques verdes, con<br />
el que publica el libro Hay un lugar (2010). Por si fuera<br />
poco, ha escrito varios guiones cinematográficos y<br />
ahora planea la publicación de su segundo poemario.<br />
Poesía que rompe, que atrapa y que destila libertad en<br />
cualquiera de sus formas.<br />
Séxtasis no es otro poemario sobre sexo, pues en él<br />
Alberto Guerra nos enseña el lado más “sexual” del<br />
amor, el más puro, la esencia misma del placer: “Con<br />
mi lengua te rezo y te llevo al paraíso, / tú te elevas en<br />
los cielos / y me unges con gemidos; / degusto el agua<br />
bendita / que me ofreces, sacramento, / exteriorizas<br />
tu fe, / te conviertes en mi credo.” La añoranza y el<br />
recuerdo pasado se convierten en su presente más<br />
efímero; la ausencia de un tú que se convierte en<br />
palabra, sin querer: “Lo que me condena ya no es la<br />
vida / sin ti, son los besos que aún espero; / sé que al<br />
beber voy a sufrir, pero es / la única forma de olvidar<br />
que tengo”. El carpe diem, la búsqueda del instante, del<br />
momento preciso, aunque fugaz en ocasiones, evoca<br />
el ansia de libertad que provoca la bebida, los besos<br />
y las noches: “Pero esta noche, por ser tú, / le seré<br />
infiel a la luna / con tus ojos, / mis anhelos jugarán<br />
a la verdad / con tu mirada, / y podré hacer el amor<br />
/ con los deseos / que me regalas, a escondidas”. El<br />
poeta se desnuda ante un lector capaz de percibir su<br />
yo más íntimo y profundo: “Ahora somos, con suerte,<br />
marionetas, / con desgracia, números de una lista. /<br />
¿Qué pasará cuando acabe la guerra”, a la vez que<br />
su lado más rebelde, sexual e inconformista: “¿Qué<br />
es poesía / dices, / mientras clavas en mi polla/ tus<br />
labios pintados de azul”; “…volveré amar a la luna, /<br />
volveré, de vez en cuando, a aquella cama, / al glorioso<br />
infierno / que es vivir entre mentiras, / que es obviar<br />
que esto es un juego / en el que nadie gana, / en el<br />
que siempre pierdo”. Un poemario que juega con la<br />
perfección sin ataduras, porque no hay forma más<br />
bonita de evocar la realidad humana que a través de<br />
las palabras.<br />
Alberto Guerra utiliza la expresión más pura del<br />
lenguaje. Un lenguaje mordaz, en ocasiones, duro<br />
pero real, sin artificios, claro y enigmático, cuya fuerza<br />
reside en el significado de las palabras. El alma que<br />
encierran los versos en boca de un poeta, que vive de<br />
las oportunidades que le brinda la poesía. Y es que<br />
Séxtasis se convierte en un final, en la recopilación<br />
más exacta del poeta, descrita en tantas partes como<br />
historias encierra el poemario. Los dibujos que<br />
acompañan a los textos no solo embellecen a la obra,<br />
en general, sino que muestran la esencia misma de<br />
aquello que se cuenta.<br />
En definitiva, Séxtasis es erotismo, sensualidad y,<br />
entre otras cosas, amor. Aquí, la palabra es vida, pero<br />
también son noches, sobre todo, noches: “Cada ocaso<br />
vuelve a nacer, / desde mi ventana, / la gota de leche<br />
que desayuna la noche, / el copo de nieve que cubre<br />
la calma / cuando todos duermen / y los sueños se<br />
narran”. El sexo es sexo, sin que falte de nada. La<br />
realidad es lo que se lee, sin dejar de ser autobiográfica.<br />
Esto es poesía y si no, lean Séxtasis.<br />
26 27<br />
Cristina Ruiz Moro
Manuel Alvar Ezquerra, Lo que callan las<br />
palabras. Mil voces que enriquecerán tu español<br />
JdeJ Editores, Madrid<br />
331 páginas, 16,90 euros<br />
página del diccionario sobre la<br />
cual medito a menudo es aquella<br />
donde cohabitan silenciosamente, sin<br />
“Una<br />
saludarse nunca ni felicitarse el año<br />
nuevo, la ortiga, la oruga, la ortografía y el orzuelo.<br />
La cosa me intriga bastante. Mientras me imagino<br />
a la oruga dedicada a comerse la ortiga para que<br />
el orzuelo crezca libremente, nada turba mi paz. Pero<br />
después el orzuelo se pone a enseñarle ortografía a<br />
la oruga, a la cual, siendo un bichito, le importa un<br />
bledo. En este momento pasa, por la misma página,<br />
un cura ortodoxo. ¿Por quién estará rezando ¿Por<br />
la oruga difunta, por el orzuelo loco o por todos<br />
aquellos que sufren por culpa de la ortografía Esta<br />
interrogación abre ante mis ojos un auténtico abismo,<br />
en el fondo del cual —o sea, en el fondo de la página—<br />
ambula solitaria la palabra ortógrafo. Parece que<br />
significa ‘persona que se ocupa o trata de ortografía’.<br />
Pero su sonido es espantoso. Quizás sea una palabra<br />
caníbal”. Este texto de Gianni Rodari ilustra con humor<br />
la disposición y relaciones de las palabras en un objeto<br />
tan imprescindible como el diccionario y algunos de<br />
estos aspectos son los estudiados en la última obra<br />
de Manuel Alvar Ezquerra (Zaragoza, 1950), Lo que<br />
callan las palabras. El especialista responde a muchas<br />
de las dudas que cualquier curioso se ha planteado<br />
alguna vez con respecto al origen de ciertos términos<br />
y de su empleo. Así, Alvar Ezquerra insiste en que su<br />
volumen “no es de investigación filológica (aunque<br />
en el fondo la hay), ni es un diccionario etimológico<br />
(que de ello hay algo también), sino un libro en el que<br />
el lector (que no el investigador) podrá ir leyendo<br />
noticias varias sobre las palabras agavilladas, con<br />
la esperanza de que lo expuesto sea de su interés y<br />
provecho, para enriquecer el dominio que tiene sobre<br />
su lengua”. A lo largo del libro aprendemos que la<br />
servilleta fue un invento de Leonardo da Vinci, que<br />
lápida y lápiz guardan una interesante relación y que<br />
asesino y hachís están emparentadas; además, guay, en<br />
el sentido de “muy bueno”, parece provenir del árabe<br />
kwaiis, “bueno”, palabra “introducida probablemente<br />
a través del mundo de la droga, para designar la de<br />
la buena calidad, especialmente el hachís”. Es también<br />
atractiva la historia de guiri, vinculada al carlismo.<br />
Asimismo, Alvar Ezquerra da cuenta de distintos<br />
fenómenos y reacciones de los propios hablantes hacia<br />
Palabras caníbales<br />
la lengua, como el tabú con la japuta, un pescado cuyo<br />
significante deriva del árabe hispánico *šabbuta, y que<br />
“por su aproximación a la palabra vulgar, en Andalucía<br />
se llama pescado de mal nombre”. Por lo que respecta a<br />
ciertas asociaciones impropias que realizamos, Alvar<br />
Ezquerra comenta, por ejemplo, que altozano nada<br />
tiene que ver con “alto”: sus dos acepciones son “cerro<br />
o monte de poca altura” y, en América, “atrio de una<br />
iglesia”. En efecto, el origen está en anteuzano, de antey<br />
uzo, “puerta”, por lo que ambos usos se esclarecen.<br />
Otros datos llamativos son los que asocian bigote con<br />
la expresión alemana bei Gott (“por Dios”) o gringo<br />
con griego.<br />
En este hondo pero ameno recorrido por la historia<br />
de las palabras, averiguamos que ahorrar se liga con<br />
la acción de “dar libertad al esclavo o prisionero”<br />
(horro) y que ese dejar libre, aplicado a la economía,<br />
viene asociado a esas “cantidades que quedan libres,<br />
que se ahorran”. Igualmente, son de gran atractivo los<br />
testimonios de diversos eruditos como Sebastián de<br />
Covarrubias o Francisco del Rosal, quienes no siempre<br />
acertaban en las etimologías que proponían y que<br />
aducían singulares explicaciones. Así, Covarrubias<br />
dice de baba que se trata del “humor pituitoso que<br />
suele salir de la boca a los niños y a los bobos, y a los<br />
descuidados o traspuestos y embebecidos en mirar o<br />
pensar alguna cosa la boca abierta”. Son muy sugestivas,<br />
además, aquellas palabras que tienen hoy algún<br />
sentido coloquial, cuyos sentidos han evolucionado<br />
o que tienen una base onomatopéyica. Electricidad,<br />
ostracismo, pinganillo, birria, geta, yuyu, gazpacho,<br />
chuchería, despendolarse, escaquearse o adefesio<br />
son algunos de los<br />
muchos ejemplos<br />
peculiares que aporta<br />
Alvar Ezquerra,<br />
quien realiza una<br />
apasionante labor de<br />
indagación en esas<br />
palabras caníbales<br />
que se alimentan<br />
unas de otras, a la par<br />
silenciosas y llenas<br />
de ruidos y ecos del<br />
pasado, de las que<br />
nosotros nos servimos<br />
una y otra vez.<br />
Alexandra Chereches<br />
En Indies, hipsters y gafapastas, Víctor Lenore<br />
hace un repaso de la escena cultural de las<br />
últimas décadas para dar cuenta de los rasgos<br />
definitorios del panorama musical, literario y<br />
artístico desde un punto de vista sociológico, es decir,<br />
teniendo en cuenta los avatares sociales de quienes<br />
son receptores de productos culturales. Desde este<br />
punto de vista, el autor profundiza en las complejas<br />
relaciones entre tardocapitalismo, cultura, y recepción.<br />
Periodista musical de profesión y miembro del grupo<br />
impulsor de La dinamo, ha publicado artículos en<br />
diversos medios de comunicación y participa en foros<br />
de discusión cultural en la actualidad. Víctor Lenore<br />
hace en este ensayo un ejercicio de autocrítica: parte<br />
de su experiencia individual como crítico musical que<br />
ensalzaba a grupos de la escena indie para analizar<br />
lo que queda implícito en las letras de estos grupos,<br />
así como la reacción del público ante su música, las<br />
maneras de acercarse a este tipo de música por parte<br />
del público, la colaboración de estos artistas con<br />
empresas multinacionales y el papel y la influencia<br />
de la prensa cultural en cuanto a la desactivación de<br />
cualquier contenido político.<br />
Como afirma Nacho Vegas en el prólogo del libro,<br />
“toda escena cultural es reflejo de la época en la<br />
que surge y al mismo tiempo puede ser víctima de<br />
la misma a través del arma más poderosa de que<br />
dispone el capitalismo: el mercado”. En opinión del<br />
autor del libro, esto es precisamente lo que le ocurrió<br />
al panorama musical español de los años noventa,<br />
salvo algunas excepciones. A imagen y semejanza<br />
del modelo anglosajón, proliferaron grupos cuya<br />
máxima era el esteticismo vacío de todo contenido<br />
contestatario y la indagación en los aspectos íntimos<br />
de individuos (generalmente, varones blancos de<br />
clase media sin conciencia política) atormentados y<br />
aquejados de problemas sin relación alguna con la<br />
situación política, social y económica de la España del<br />
momento. Cualquier posibilidad de acción colectiva<br />
quedaba de entrada anulada en el discurso de estas<br />
manifestaciones culturales, de modo que es palpable<br />
la estrecha vinculación entre la cultura hipster y el<br />
tardocapitalismo.<br />
Desde este punto de vista, la cultura hipster se erige<br />
como emblema de la clase dominante y los productos<br />
culturales, como objetos de consumo que marcan<br />
Distinción, elitismo y vacuidad<br />
Víctor Lenore, Indies, hipsters y gafapastas.<br />
Crónica de una dominación cultural<br />
Madrid, Capitán Swing<br />
168 páginas, 16 euros<br />
la distinción en el gusto y su correlato en el afán de<br />
distinción de clase social. En este punto cita muy al<br />
hilo el autor al sociólogo Pierre Bourdieu para mostrar<br />
la voluntad del público elitista hipster de alejarse de<br />
los gustos de la clase trabajadora para diferenciarse de<br />
ella por criterios culturales, ya que por las condiciones<br />
laborales no era posible en tanto que la precariedad es<br />
un elemento en común: “ya que no cobramos mucho<br />
más dinero que los obreros, al menos marquemos<br />
diferencias estéticas”, afirma el autor.<br />
A través de <strong>numero</strong>sos ejemplos, se explica el modo<br />
en el que la cultura hipster colabora con las grandes<br />
corporaciones y de qué manera este mundillo se nutre<br />
de una mezcla de racismo, sexismo y clasismo, unidos<br />
a la anglofilia y el esnobismo para marcar la distinción<br />
elitista. Así, el hecho de que en los medios culturales<br />
la mayor parte de la plantilla esté formada por varones<br />
blancos o la cuestión de que el coste de la entrada a<br />
conciertos o festivales de música indie no esté al<br />
alcance de todo el mundo resulta una prueba de ello. Se<br />
echa en falta, en relación con esto, una profundización<br />
mayor en los discursos a través de análisis de los<br />
textos que pertenecen a la escena indie, es decir, de<br />
una indagación profunda que ratifique las hipótesis<br />
expuestas y que vaya más allá del comportamiento de<br />
los autores: ver de qué manera el colaboracionismo<br />
con el discurso dominante se plasma en los textos y<br />
en los estilos musicales concretos.<br />
El autor aboga, finalmente, por cambiar radicalmente<br />
los discursos culturales para acabar con el racismo, el<br />
machismo, el clasismo y el esnobismo puesto que “la<br />
cultura debería ser un derecho […], no una especie de<br />
medalla que colgarse en la solapa”. Plantea, asimismo,<br />
un enfoque cultural<br />
centrado en la<br />
recepción colectiva<br />
y en la sustitución<br />
de la industria por<br />
cooperativas y los<br />
locales elitistas por<br />
centros sociales<br />
ocupados: un nuevo<br />
modelo que permita<br />
una recepción<br />
colectiva de los<br />
fenómenos culturales.<br />
28 29<br />
Cristina Somolinos<br />
Molina
Introducción<br />
La Segunda Guerra Mundial había acabado. Gran<br />
parte de la sociedad civil catalana tenía la esperanza<br />
de que los aires de libertad frente al fascismo también<br />
llegaran en España. Pero no llegaban. La dictadura del<br />
general Franco siguió una dura represión contra la<br />
lengua catalana, aniquilándola en los ámbitos públicos<br />
de la sociedad, quedando de esta manera reducida<br />
a los núcleos familiares. La política lingüística que<br />
imponía el franquismo tenía como objetivo hacer<br />
que el catalán desapareciera. Pero la lengua era un<br />
símbolo de resistencia contra el régimen, y aunque el<br />
régimen no solía autorizar el uso del catalán (cuando<br />
lo hacía era siempre con un tono folclórico, lejos de un<br />
tono erudito), el catalán continuó trasmitiéndose de<br />
padres a hijos. La escolarización era exclusivamente<br />
en castellano, lo que supone que hoy en día más de un<br />
65 % de los catalanes no sepa escribir en esta lengua.<br />
En este cuadro de reivindicaciones del uso del idioma<br />
y de la oposición al franquismo se encuentra un<br />
movimiento musical y comercial, pero sobre todo<br />
social y político que tuvo lugar en la década de los<br />
sesenta en Cataluña: La Nova Cançó<br />
A lo largo de este trabajo se va a explicar en qué<br />
consiste este fenómeno y por qué su presencia fue<br />
tan importante en los años sesenta. Esto lo haremos<br />
mediante un recorrido por su origen, por las causas<br />
que hicieron que surgiera por el desarrollo. Todo esto<br />
nos llevará a examinar el papel de la Nova Cançó en el<br />
cambio cultural que sufrió España.<br />
Orígenes<br />
El 26 de enero del año 1939 las tropas franquistas<br />
comandadas por el general Yagüe entraron en<br />
Barcelona, capital que se encontraba sumergida en<br />
Artículos<br />
Panorama general de la Nova Cançó<br />
María Loriente López<br />
conflictos internos, intensos bombardeos y años<br />
de hambre, iniciándose en esta ciudad un periodo<br />
nuevo para Barcelona y toda la región. A pocos días<br />
de la invasión, el Bando del General de Brigada, Eliseo<br />
Álvarez Arenas, declaraba en La Vanguardia el 28 de<br />
enero de 1939:<br />
Persuadido de que Cataluña siente a España y la unidad<br />
española, pese a la maldad de algunos y a los errores<br />
de muchos, el Caudillo Franco formula la promesa<br />
solemne de respetar en ella todo lo auténtico e íntimo<br />
de su ser y de su autarquía moral que no aliente<br />
pretensiones separatistas ni implique ataques a aquella<br />
sacrosanta unidad. Estad seguros, catalanes, de que<br />
vuestro lenguaje, en el uso privado y familiar, no será<br />
perseguido; de que vuestras costumbres y tradiciones a<br />
través de las cuales expresáis los ricos matices de una<br />
raza fuerte y firmemente sensible, hallarán en el nuevo<br />
régimen los más calurosos asensos; de que vuestra<br />
economía, piedra angular de la economía española, con<br />
la que forma un todo indivisible, será urgentemente<br />
reconstruida y Barcelona volverá a ser inmediatamente<br />
el emporio de riqueza y de trabajo qua le dio hace siglos<br />
el primer lugar en el Mediterráneo. (Álvarez Arenas: 2)<br />
El bando vencedor prohibía la esencia del país y<br />
la autonomía. Y eso no había hecho nada más que<br />
empezar. Era el Franquismo y todo lo que conllevaba:<br />
asesinatos, torturas, desapariciones, ¡censura!<br />
con un importante papel en el día a día de la vida:<br />
publicaciones, libros de texto, radiodifusión, lengua,<br />
enseñanza… Los censores y las instituciones del<br />
régimen lo controlaban todo.<br />
El 5 de abril de 1938 Franco promulgó una ley que<br />
derogaba el Estatuto de Autonomía de Cataluña,<br />
acuñando la expresión “en mala hora concedido por<br />
la República” restaurando un “un régimen de derecho<br />
público que, de acuerdo con el principio de unidad de<br />
la patria, devuelva a aquellas provincias el honor de<br />
ser gobernadas en pie de igualdad con sus hermanas<br />
del resto de España”. La política anticatalanista estaba<br />
a la orden del día: una vez destruidas las instituciones<br />
republicanas y perseguidos los movimientos<br />
democráticos catalanistas y/o izquierdistas los<br />
dirigentes de la Falange empezaron la tarea de erradicar<br />
los signos que tuvieran una identidad catalana y no<br />
fueran de carácter folclórico, haciendo que la cultura<br />
(en especial la lengua catalana) quedara relegada al<br />
ámbito doméstico. La misión de Wenceslao González<br />
Oliveros era la “reespañolización cultural de Cataluña<br />
y la represión más severa contra los enemigos de<br />
España”, citado por Josep Benet en Catalunya sota el<br />
règim franquista (1973).<br />
Por ello, la lengua catalana fue excluida de la<br />
Administración, del Parlamento de Cataluña, de<br />
la Universidad y de la escuela, entrando en una<br />
situación de diglosia. La zona catalana estaba llena<br />
de carteles donde se podía leer consignas del tipo “Si<br />
eres español, habla el idioma del imperio” “Prohibido<br />
escupir y hablar en catalán”. Se llegó a tal extremo<br />
de lingüicidio, que como recoge Josep Benet en<br />
Catalunya sota el règim franquista (Cataluña bajo el<br />
régimen franquista) (1973) el letrero del Hotel Sabadell<br />
en Burgos se tuvo que tapar para ocultar el nombre<br />
aunque no rindiera su nombre al topónimo, sino al<br />
apellido del propietario: Just Sabadell o el hecho de<br />
que después de que las tropas fascistas de ocupación<br />
entraran en la ciudad de Barcelona, la popular plaza de<br />
Cataluña se convirtiera en “Plaza del Ejército Español”.<br />
Este tipo de situaciones causó que muchas personas<br />
con ideas contrarias a lo que se estaba permitiendo<br />
hacer con el catalán, se exiliaran. Un ejemplo es el de<br />
Pompeu Fabra (Barcelona, 1868 - Prada, Conflent,<br />
1948), quien escribió la Gramàtica catalana (1918) y<br />
el Diccionari general de la llengua catalana (1932). El<br />
régimen franquista atacó duramente la obra fabriana,<br />
de manera que cuando en 1943 permitió editar las<br />
primeras obras en catalán, las de Jacint Verdaguer, la<br />
condición fue que no se publicaran de acuerdo con la<br />
normativa del Institut d’Estudis Catalans, como si se<br />
tratara de una lengua que no estaba codificada.<br />
En 1939 Ramón Serrano Súñer, quien era por aquel<br />
entonces el ministro de Gobernación, nombró a Luis<br />
de Galinsoga director del periódico más importante<br />
de Barcelona, La Vanguardia. Galinsoga había estado<br />
ante la dirección del ABC de Sevilla y había destacado<br />
por sus escritos destacadamente anticatalanes. Y la<br />
Iglesia salió beneficiada de su alianza con el régimen<br />
gracias a la obtención del control de la enseñanza,<br />
a partir de la cual podía difundir los postulados del<br />
régimen a la sociedad, incluida la descatalanización<br />
de la población. Sin embargo, la cultura catalana<br />
sobrevivió a estos grandes obstáculos gracias al ámbito<br />
editorial, que publicó <strong>numero</strong>sos títulos en catalán,<br />
a la realización de la Gran Enciclopèdia Catalana en<br />
1969, a la creación de revistas como Serra d´Or (1959)<br />
o la aparición de la Nova Cançó.<br />
El nacimiento de este fenómeno cultural podemos<br />
situarlo en los años cincuenta. Al inicio de la década,<br />
Miquel Porter y Eulalia Amorós comienzan a realizar<br />
reuniones para hablar el estado de la cultura en la<br />
lengua catalana. Estas reuniones se celebran los jueves<br />
A partir de 1953, en estas reuniones se empieza a<br />
cantar y a escribir letras en lengua catalana e incluso<br />
traducciones de canciones internacionales. Hasta<br />
que en 1958 en la casa de Josep Porter se realizan<br />
conciertos.<br />
Poco a poco se van a ir incorporando a las actividades<br />
algunos de los nombres claves en la gestación del<br />
movimiento. Ya en 1958, se celebran pequeños<br />
conciertos en casa de Josep Porter en los que participan<br />
Remei Margarit, Lluís Serrahima, Miquel Porter, y<br />
Josep Maria Espinas, nombres que formaron parte de<br />
Els Setze Jutges y se editan los primeros discos con<br />
letras en catalán. Serrahima, un año después, publica<br />
en Germinabit un artículo que puede considerarse el<br />
manifiesto de lo que en 1962 recibirá el nombre de Nova<br />
Cançó bajo el título “Necesitamos canciones de ahora”<br />
y consiguió agrupar a unos cantantes que tuvieron<br />
gran éxito en el Centro Comarcal Leridano. Este texto<br />
lo que quería conseguir era potenciar un fenómeno<br />
cultural catalán a través de literatura y música en la<br />
que se consiguieran canciones identitarias. Otra fecha<br />
importante en nuestro recorrido por la Nova Cançó es<br />
el 30 de septiembre de 1961, día en el que se realizó<br />
la primera audición pública de canciones en catalán<br />
en el Centre Comarcal Lleidetá, donde actuaron el<br />
Conjunt Diavolos, Josep Guardiola y Miquel Porter<br />
con sus propias canciones. Consiguieron gran éxito,<br />
lo que hizo que se replantearan la idea de sacar<br />
discos de canciones catalanas. En el último mes del<br />
año esta idea tiene su fruto: Bon Nadal, un disco en<br />
el que la Coral Sant Jordi reúne canciones navideñas<br />
en catalán en EDIGSA, discográfica que apoyará el<br />
camino de la Nova Cançó. Y si seguimos en nuestro<br />
recorrido, llegamos al 19 de diciembre, en el club<br />
CICF7 de Barcelona, donde tiene lugar la primera<br />
audición pública del grupo que poco más tarde se<br />
llamará Els Setze Jutges. Pocos meses después ya se<br />
30 31
usaba el término “Nova cançó catalana” en el Diario<br />
de Barcelona.<br />
Cronología<br />
Lorenzo Soldevilla en su tesis doctoral (1992)<br />
distingue tres períodos. El primero transcurre de 1958,<br />
fecha simbólica del nacimiento, hasta 1968, momento<br />
en que el movimiento sufre una crisis de identidad<br />
que supone un punto de inflexión en su trayectoria<br />
sociocultural. El segundo lo establece desde 1969 a<br />
1975, años en que la canción se vuelve más política y<br />
que finalizan con la muerte de Francisco Franco. Y el<br />
tercero y último, de 1976 a 1987, que se inicia con el<br />
período de transición democrática y concluye con la<br />
pérdida de interés por la canción catalana.<br />
Els Setze Jutges: influencias francesas<br />
En el mismo año de la publicación del artículo “Nos<br />
hacen falta canciones de ahora” de la revista Germinàbit,<br />
en Valencia, el cantante Raimon, que nunca había<br />
leído la revista ni sabía nada de las reuniones de Muel<br />
Porter y Lluís Serrahima, aprovechó uno de los viajes<br />
que hacía entre Xàtiva y Valencia (donde estudiaba)<br />
para dar forma a su canción Al viento. En 1961 Els<br />
Setze Jutges dan su primer concierto público y se<br />
publica el disco titulado Bon Nadal¸ como ya hemos<br />
dicho antes.<br />
La presentación pública y la primera vez que se utilizó<br />
el nombre de Els Setze Jutges se hizo en 1961 en el<br />
Centro de Influencia Católica Femenina (Barcelona)<br />
con el recital titulado La poesía de la Nueva Canción,<br />
en el que intervinieron Miquel Porter y Josep<br />
Maria Espinàs. Sin embargo, el nombre oficial lo<br />
acuñaron meses después, tras la actuación en la Peña<br />
barcelonista de Premià de Mar, cuando Espinàs los<br />
bautizó así apelando al trabalenguas catalán: “setze<br />
jutges d’un jutjat mengen fetge d’un penjat; si el<br />
penjat es despengés es menjaria els setze fetges dels<br />
setze jutges que l’han jutjat” (“Dieciséis jueces de un<br />
juzgado comen hígado de un ahorcado; si el ahorcado<br />
se descolgara, se comería los dieciséis hígados de los<br />
dieciséis jueces que le juzgaron”).<br />
A partir de este momento, los artistas de la Nova<br />
Cançó actuaron en todas las fiestas musicales , como<br />
las Matinales de Romea-Show, el primer Premio del<br />
Disco Catalán de la Ametlla del Vallès o el V Festival<br />
de la Canción Mediterránea, donde la cantante<br />
profesional Salomé y el joven Raimon obtuvieron<br />
el primer premio con la canción Se fue . A partir<br />
de 1964 Radio Barcelona y el programa Radioscope<br />
de Salvador Escamilla, en conexión con todas las<br />
emisoras de Cataluña y Mallorca, comenzaron a<br />
difundir música en catalán y traducciones a este<br />
idioma de éxitos de Broadway. Al año siguiente se<br />
produjo la aparición en el mercado catalán de Martí<br />
Llauradó, Maria Amèlia Pedrerol, Joan Ramon Bonet,<br />
Guillermina Motta, Guillem de Efak y Núria Feliu.<br />
La crisis y la división<br />
La Nueva Canción englobaba a una serie de personas<br />
con ideologías heterogéneas, aunque se unían en<br />
una postura de defensa cultural firme y decidida de<br />
la cultura catalana. Sin embargo, la defensa no será<br />
igualmente entendida por todos. Surge entonces en el<br />
seno de la Nueva Canción una división entre “puros”<br />
e “impuros”, relacionada con la defensa más o menos<br />
fuerte del catalán en el sentido de las concesiones a la<br />
cultura en español, sobre todo a raíz de que el cantante<br />
Joan Manuel Serrat, artista surgido en 1965, fuera<br />
elegido para representar a Televisión Española en el<br />
festival de Eurovisión, cantando en castellano en “La,<br />
la, la”.<br />
Entre los que más se opusieron a Serrat destaca<br />
Raimon, que no comprendía cómo Serrat veía el<br />
bilingüismo como un peaje que tenía que pagar por<br />
“cantar en Televisión Española” y también, Lluis Llach.<br />
Otros artistas, como Pau Riba, deciden mantenerse<br />
al margen y seguir con su lenguaje simbólico y sus<br />
experimentaciones vanguardistas, actitud que también<br />
apoyaba Raimon. De entre los “puristas”, comienzan a<br />
sobresalir tres nombres junto al del propio Raimon:<br />
Francesc Pi de la Serra, Ovidi Montllor y un joven<br />
Lluís Llach, cuya entrada a la Nueva Canción se<br />
produjo en 1967.<br />
Aquí empezó la división, ya que otros autores del<br />
grupo de los Els Setze Jutges criticaron la actitud de<br />
Raimon, según explica Manuel Vázquez Montalbán<br />
en su Antología de la Nueva Canción Catalana (1968).<br />
Enric Barbat dijo que los puristas «son exclusivos<br />
y excluyentes. Son el «Clan Sinatra» de la Nueva<br />
Canción. Además, es muy explícito sobre las causas<br />
de la división: “La canción comenzó a escindirse el<br />
día que un señor, o quizá dos, comenzaron a sentir<br />
envidia al ver cuánto dinero ganaba Serrat” (1968).<br />
La Nova Cançó se politiza<br />
La división entre los miembros de Els Setze Jutges<br />
también se manifestó en divergencias surgidas en<br />
el seno de EDIGSA, pues algunos socios mostraron<br />
su disconformidad por la política demasiado<br />
restrictiva del tipo de grabaciones efectuadas y, como<br />
consecuencia, apareció un nuevo sello discográfico de<br />
nombre Concèntric, con un dragón como emblema.<br />
Este dragón también se convertiría en el símbolo de<br />
un local de Barcelona que, desde ese momento, pasaba<br />
a ser el lugar de referencia de la Nueva Canción: La<br />
Cueva del Dragón.<br />
La escisión, lejos de debilitar la Nueva Canción, la<br />
convirtió en un género más rico y los representantes<br />
cada vez estaban más en los gustos de muchos<br />
jóvenes, no sólo catalanes, sino de todo el territorio<br />
español, en palabras de Aragüez Rubio (2006: 89).<br />
Uno de los primeros artistas en actuar en La Cueva del<br />
Dragón fue Guillem de Efak, el primero en publicar<br />
un disco en Concèntric, y autor del éxito “Blues en<br />
sol”. También publicó Núria Feliu un disco en el que<br />
destacaba la canción “Iremos todos hacia el cielo”. En<br />
1965 Joan Manuel Serrat se integró a Els Setze Jutges<br />
y publicó su primer disco en el que destacaba el tema<br />
Una guitarra. Con estos artistas, la Nueva Canción<br />
comenzó a proyectarse más allá de Cataluña.<br />
Al igual que en 1963 con el abrumador triunfo de<br />
Salomé, el Festival de la Canción Mediterránea supone<br />
el despegue definitivo del movimiento, 1968 supone el<br />
nacimiento de una segunda época de su trayectoria,<br />
no sólo por la crisis de la que hemos hablado, ni por<br />
la heterogeneidad que ya manifiesta el fenómeno, sino<br />
por la importancia política que empezó a adquirir. La<br />
negativa de Serrat a participar en Eurovisión si no se le<br />
permitían cantar en catalán el tema La, la, la planteó<br />
un dilema a Serrat. Si era fiel a TVE y al público del<br />
resto de España, traicionaba al público de su tierra y<br />
a sí mismo. Si era fiel a sí mismo traicionaba a TVE al<br />
resto del público. Tenía, por fuerza, que quedar mal<br />
con alguien. Serrat dio más valor a lo que le rodeaba y<br />
a su sentir íntimo, que a la gloria nacional y europea,<br />
consiguiendo que Televisión Española lo vetara a sin<br />
permitirle aparecer en pantalla, hasta marzo de 1974.<br />
La canción protesta<br />
Esta etapa comienza con el período de transición<br />
democrática y concluye con la consolidación de la<br />
misma y la pérdida de fuerza e interés por la “canción<br />
catalana”. Sin embargo, el espíritu de la Nueva Canción<br />
prendió en otros puntos de la península y surgieron<br />
una serie de cantautores comprometidos con la causa<br />
cultural y, más tarde, política, formando parte de<br />
la llamada “canción protesta”. Figuras como Víctor<br />
Manuel en Asturias, Patxi Andión en el País Vasco,<br />
o Pablo Guerrero en Extremadura, continuaron en<br />
castellano un género y una manera de hacer que<br />
inequívocamente había partido de Cataluña.<br />
La aparición de Raimon en París en 1966 hizo que la<br />
Nueva Canción alcanzara gran popularidad fuera del<br />
territorio español, tanto en Europa como en América<br />
del Sur, debido principalmente a su sintonía con los<br />
exiliados españoles. Ellos, que prácticamente sólo<br />
contaban con los recitales de Paco Ibáñez en París,<br />
recibieron a los cantautores de la Nova Cançó como<br />
representantes de un movimiento cultural con el que<br />
se sentían identificados. Probablemente esta relación<br />
de algunos miembros de la Nueva Canción, sobre todo,<br />
Raimon, Llach y Montllor, con los exiliados europeos,<br />
contribuyó en gran medida a la consideración política<br />
del movimiento.<br />
Los peores años llegaron a finales de los 80 con una<br />
sequía total de música de baile, pop comercial en<br />
catalán, lo que llevó a que artistas como Maria del<br />
Mar Bonet, Raimon, Lluís Llach y Marina Rossell<br />
protagonizaran un encierro en el departamento de<br />
cultura de la Generalidad de Cataluña exigiendo<br />
mayor divulgación de la música en catalán. Apenas<br />
sobrevivieron grupos como Duble Buble, Detectores,<br />
N’Gai N’Gai, Griego o La Madam. Los músicos<br />
apenas tenían público, y los cantautores más antiguos<br />
evolucionaron abandonando el tambor y la guitarra<br />
en busca de estilos más desarrollados. En esta época<br />
debutó la Orquestina Galana, Joan Bibiloni y Miquel<br />
Pujadó con el disco El tiempo de los faroles en flor.<br />
En el desastre de las ventas también tuvo mucho que<br />
ver la desaparición de la Movida madrileña, por lo<br />
que el pop rock pasó a estar controlado por ritmos<br />
y conjuntos anglosajones. Sin embargo, el panorama<br />
cambió a comienzos de la década de los 90 con la<br />
aparición de Sopa de Cabra y su disco Bien adentro<br />
que vendió 90.000 copias. 1991 supuso el inicio de<br />
la recuperación del rock catalán con el concierto del<br />
Palau Sant Jordi en el que intervinieron Sopa de Cabra,<br />
Sau, Sangtraït y Els Pets. La mayoría de las bandas<br />
surgieron fuera del ámbito de influencia de Barcelona<br />
en una época en que muchos jóvenes educados con<br />
textos escolares en catalán se sentían identificados<br />
con los mensajes de los músicos, además, también<br />
32 33
influyó el hecho de que la juventud se sentía atraída<br />
por las maquetas que grababan sus colegas, sobre<br />
todo cuando los veían actuar sobre un escenario con<br />
las luces y los amplificadores electrónicos, lo que<br />
hacía que se entregarán completamente a los músicos.<br />
Otras formaciones de esta época fueron Lax’n’Busto,<br />
Umpah-pah y Ya te lo diré.<br />
Conclusión<br />
Podemos afirmar que el fenómeno de la Nova<br />
Cançó es uno de los más importantes de la cultura<br />
catalana contemporánea, pero no solo eso, ya que<br />
marcó la historia española al ser una respuesta a<br />
la dictadura de Franco. Mientras que en Cataluña<br />
la sociedad reaccionó uniéndose al movimiento<br />
y comprometiéndose con la reivindicación de su<br />
cultura, en el resto de España, o se observaba o se<br />
desconocía. Con la victoria de Raimón y Salomé en el<br />
V Festival Internacional de la Canción Mediterránea<br />
la Nova Cançó empezó a tener más presencia en las<br />
publicaciones españolas, pero no la suficiente, ya que<br />
todavía no se conocía mucho del movimiento, excepto<br />
a algunas figuras como Raimon, que se descubre en<br />
la revista Índice de la mano de Julio de Acerete y que<br />
triunfará en toda España con su Al vent. Y es a través<br />
de las revistas la llegada de peticiones de lectores que<br />
quieren saber más sobre lo que es la Nova Cançó. Y<br />
en este punto, aparece Serrat, otro ídolo en lengua<br />
catalana. Así suceden los hechos de la expansión de<br />
la Nova Cançó desde Cataluña hasta el resto del país.<br />
Para ser conscientes de la gran importancia que tiene<br />
este fenómeno que estamos analizando, tenemos que<br />
fijarnos no solo en el hecho de que en ese contexto<br />
histórico pudiera acercar la cultura catalana a una<br />
sociedad castellanizada, sino a que este gesto de<br />
reivindicación cultural fuera imitado en Galicia, en el<br />
País Vasco, despertándose de esta manera las culturas<br />
regionales e incluso surgió la “canción protesta” con<br />
figuras como Pablo Guerrero, en Extremadura, o<br />
Víctor Manuel, en Asturias. Y en el extranjero la figura<br />
de Raimon dio también un impulso a este fenómeno.<br />
La Nova Cançó con sus temas e intérpretes se convirtió<br />
en un símbolo del antifranquismo en el segundo<br />
franquismo, cuya fuerza no se habría entendido sin la<br />
dictadura. Sin embargo, los cantantes no intentan que<br />
sus canciones tengan un contenido de lucha, sino que<br />
describen su vida cotidiana. Dice Carlos Aragüez:<br />
Los objetivos primeros del movimiento no son,<br />
pues, políticos, pero esa reivindicación cultural, en el<br />
momento en el que está concebida, tiene por fuerza un<br />
carácter político que atravesará las fronteras catalanas<br />
para convertirse en bandera de la reivindicación<br />
de las culturas regionales en la España franquista.<br />
Precisamente ese carácter político se alimentará con<br />
las diferentes posturas en el seno de la propia “cançó”<br />
entorno a la defensa de la lengua, y con hechos de<br />
gran magnitud informativa como la negativa de Serrat<br />
a cantar en castellano en Eurovisión. A partir de<br />
entonces, la trascendencia política de ciertos miembros<br />
del movimiento va a ser incuestionable […] si esta<br />
postura política posee importancia para el Régimen,<br />
es porque la popularidad del movimiento va a ser de<br />
carácter nacional y su influencia se trasmitirá por todo<br />
el territorio español, traspasando las fronteras de lo<br />
puramente musical o cultural, donde la influencia de la<br />
Nova Cançó fue importantísima en la consolidación de<br />
una “canción protesta española” (2006:96)<br />
Es decir, la Nova Cançó es, a la vez, causa y consecuencia<br />
de un período de la historia española, aunque a día<br />
de hoy, tristemente, la Nova Cançó es desconocida<br />
entre los jóvenes no catalanoparlantes. Tenemos que<br />
familiarizarnos más con nuestra historia, con nuestra<br />
gente.<br />
Carandell, Luis (1969): “La crisis de la nueva canción”. En Triunfo, nº 369, Madrid, pp. 15-21.<br />
García-Soler, Jordi (1996): Crónica apasionada de la Nueva Canción. Barcelona, Flor del Viento Ediciones.<br />
Soldevilla y Balart, Lorenzo (1992): La Nueva Canción, I958-I987: 30 años de un fenómeno cultural moderno.<br />
Barcelona, Universidad Autónoma de Barcelona.<br />
Vázquez Montalbán, Manuel (1968): Antología de la “ Nova Canco “ Catalana. Barcelona, Edic. de cultura<br />
popular 1968.<br />
Vilarnau, Joaquim( 2009): 50 anys de la cançó . Barcelona, Cossetània Edicions.<br />
Generalitat de Catalunya: “L’intent de lingüicidi de la dictadura franquista”, disponible en línea: . Última visita:<br />
15/12/14<br />
Bibliografía<br />
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a los errores de muchos”. En La Vanguardia española, 22576, p.2.<br />
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cultural en el segundo franquismo”. En Pasado y Memoria. Revista de Historia Contemporánea, 5, pp.81-98.<br />
Benet, Josep (1973): Catalunya sota el règim franquista, Volumen 1. Barcelona, Edicions Catalenes de Paris.<br />
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