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Arce Leonardo

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cuerpos completos. La escena completa y su enfoque es algo que brilla por la pobreza de tiempo que se le entrega.<br />

Todo ello difiere de la pornografía BDSM, en donde una perfecta captura escénica puede darse abarcando el<br />

plano completo, todo el cuerpo del esclavo expuesto; o bien, remitirnos al elemento usado para la tortura, por<br />

ejemplo, la toma de un látigo, de unas pinzas para tetillas, de una vela para la práctica del “waxing”, etc. La<br />

pornografía BDSM se centra en parte inusitadas del cuerpo, sin mayor lógica que la sustentada en el hecho de que<br />

lo enfocado es parte del cuerpo, es una zona sensible, y conlleva el enfoque de piel: de ahí que acuñase la idea de<br />

orgasmos dérmicos al momento de referirme a la práctica del BDSM, en contraposición con los orgasmos<br />

genitales de las prácticas sexuales tradicionales.<br />

Vienna prosigue: “La sexualidad, entonces, constituía el vehículo que me permitía interrogarme acerca de mi<br />

misma y de las relaciones que mantenía con el mundo. Soy afortunada, desconocido interlocutor. Soy afortunada<br />

porque esa pesquisa coincidió con la primavera de mi vida, mi fértil primavera del 68. La imaginación al poder.<br />

¿Ves La frase insignia de mayo del 68 sintetiza buena parte de lo esencial del espíritu del BDSM” 49 . Al igual que<br />

menciona Beauvoir de Sade, el relato de esta vida personal muestra que a través del camino de la “sexualidad”<br />

constituyó una nueva vida: “Ni tan siquiera leí a Sade, a quien leí por recomendación de un amigo, un coprófilo<br />

irredento. Pero Sade no es el BDSM. Sade es el Marqués, un ícono, un símbolo, una imagen tal vez para algunos<br />

subyugadora, pero parcial. Demasiado drástico y extremo, por otro lado, para servir de puerta de acceso al<br />

tema”. 50<br />

Su puerta de acceso, relata, fue el cine. Más bien, diría yo que fue el aburrimiento de lo tradicional, de la falta<br />

de imaginería en lo sexual por parte de los que llama “sus amigos disidentes”:<br />

Pero también allí, como no, di con el horror. La diversidad que muchos de mis queridos disidentes enarbolaban en<br />

cuanto a preferencias sexuales no se correspondía con la diversidad imaginativa: su sexualidad se manifestaba, en<br />

la mayoría de los casos, previsible y normativa. Conformista a su manera. Al final, lo único alternativo era la<br />

gramática de genitales. Así de triste, Clarice. Igual no me crees, o imaginas que exagero, pero conozco a gays que<br />

no lamen coños por temor a que pudiera gustarles, y que eso les forzara a redefinir esas fronteras que a tan alto<br />

precio han construido. Inconvenientes de las delimitaciones identitarias. En cuanto a mi vida sexual,<br />

lamentablemente siempre acababa degustando el mismo menú: los jueves, paella. Indefectiblemente. Cuatro<br />

besos, cuatro toques de teta, dos lengüetazos clitoridianos y meterla. Pim, pam, pum, fuego. ¿Dónde quedaba la<br />

imaginación ¿En que oscura reserva podía residir el juego erótico, la fantasía Era como si la monotonía política<br />

y la carencia de espíritu crítico hubieran contagiado la intimidad. ¿Existían otros ecosistemas que pudieran regirse<br />

por otro tipo de reglas o, mejor aun, donde estas se redujeran al mínimo ¿Existía algún espacio donde pudiera ser<br />

yo misma 51<br />

Nótese el cambio de género en lo lingüístico que Vienna realizo sobre el entrevistador, re-nombrándolo<br />

Clarice. Téngase presente también su llamada a la creatividad y su crítica de aquella disidencia que cambia poco,<br />

que se da meramente en lo lingüístico sin alcanzar la praxis. Ella reescribe las normas, inventa nuevas: es notoria<br />

la construcción de su identidad de dómina al momento de hablar y es evidente que es a dicha personalidad, a<br />

dicha construcción a quien se esta escuchando hablar. La prudencia, el consenso, son elementos que están muy<br />

presentes en ella: “No es que en él no existan normas, constricción a la acción, sino que estas, observadas con<br />

rigor, no menoscaban sus principios, no comprometen la esencia. En este universo sólo hay una cosa clara: que<br />

las cosas no vienen dadas; solo se exige consenso. Se consensúan las fantasías, y el consenso iguala.” 52 La<br />

49 Ibíd.., p. 71.<br />

50 Ibíd.., p. 72.<br />

51 Ibíd.., p. 73-74.<br />

52 Ibíd.., p. 75.<br />

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