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La transformación del ejecutivo brutal y todopoderoso de una corporación (de día) en el sirviente gimoteante y en<br />
bombacha de una dominatriz despiadada (de noche) no es nada más que una liberación de la tensión<br />
comparativamente vigorizante. La concesión a una necesidad secreta y potencialmente enervante de despojarse de<br />
las agotadoras responsabilidades del amo y gozar brevemente de la irresponsabilidad de la impotencia total,<br />
permite un confortable regreso a una posición de dominio y opresión a la mañana siguiente, cuando todo ese “otro<br />
lado” ha sido, al menos por un tiempo, barrido a latigazos del sistema ejecutivo. 69<br />
Para potenciar esta crítica, Bersani dirá unas páginas más adelante del BDSM que: “Nos ofrece<br />
generosamente sus salones de juego, con la encantadora ilusión de que una vez que salgamos de ellos<br />
renunciaremos a los placeres que el mismo nos ayudó a reconocer como irresistibles” 70 . La lectura de esta ironía<br />
luego de la cita anterior pone en evidencia que la crítica de Bersani es bastante asertiva en bastantes casos. En<br />
cierta medida, la situación descrita arriba es perfectamente real y haría del BDSM una mera válvula de escape,<br />
como tantas otras, para mantener el sistema tal y como está. Ahora bien, como es mi intención responder a estar<br />
críticas, bien podríamos decir que el BDSM no es una práctica rígida y delimitada; evidentemente pueden darse<br />
casos como el anteriormente descrito. De igual forma, retomando la historia de Vienna el BDSM puede ser una<br />
forma de aprendizaje al momento de relacionarse con otro y con uno mismo. Si dicho ejecutivo no experimenta<br />
con sus límites y no aprende de sus experiencias S/M, sencillamente no esta realizando una práctica de<br />
resistencia, no es conciente de aquello. El BDSM no es una máquina de transformación, de la misma forma que el<br />
fist-fucking 71 no por el mero hecho de realizarlo viene a desestabilizar la sexualidad ligada a la genitalidad.<br />
Prosiguiendo con la crítica, Bersani se refiere al conservadurismo dentro del BDSM, crítica bastante fuerte,<br />
pues afecta la relación entre creatividad y práctica de resistencia ligada al BDSM:<br />
La práctica del S/M depende de un respeto mutuo generalmente ausente en las relaciones entre los poderosos y los<br />
débiles, desaventajados o esclavizados de la sociedad. No obstante, el S/M es profundamente conservador en el<br />
sentido de que la forma en que imagina el placer se define casi por completo en términos de la cultura dominante,<br />
a la que cree asestarle “una bofetada estimulante”. Es cierto que quienes ejercen el poder en general no confiesan<br />
la excitación que les despierta ese ejercicio. Reconocerla puede desafiar la hipocresía de la autoridad, pero con<br />
seguridad no desafía a la autoridad misma. 72<br />
En defensa del BDSM no queda sino mencionar el recurso del teatro que se efectúa en su práctica y la<br />
conciencia de los practicantes que se reconocen actuando un rol; sin embargo, no por ello es menos cierto que, al<br />
menos desde una perspectiva superficial, la situación que se da en el BDSM es la misma del abuso o la opresión.<br />
La salvedad que habría que hacerse, de suma importancia, puesto que una de las gracias del BDSM es lo explícito<br />
y sincero que es, corresponde a la presencia del Eros circulando entre aquellos cuerpos sometidos y sometedores.<br />
Este Eros presente en dicha situación algo nos dice, y muy importante. La siguiente crítica de Bersani que a<br />
una primera vista tiene un tono de terminante, si la adicionamos con la anterior, puede ser leída de forma<br />
diferente:<br />
En las sociedades civilizadas, el poder se ha vuelto sistémico y esta mediado por la economía, el derecho, la<br />
moralidad. Pero esto difícilmente signifique que el S/M no es una repetición del poder que informa (da forma a)<br />
todas esas mediaciones. Es una especie de rayos X del cuerpo del poder, una prueba de laboratorio del potencial<br />
erótico en las estructuras sociales más opresivas. El S/M fortalece esas estructuras al sugerir que tienen un<br />
69 Ibíd.., p. 107.<br />
70 Ibíd.., pp. 110-111.<br />
71 El diccionario de BDSM de Bartomeu Domenech y Sibil-la Marti lo define como: “Introducción de la mano<br />
entera, ocasionalmente el puño, en la vagina y/o el recto”.<br />
72 Leo Bersani, Op. Cit., p. 107.<br />
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