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Había por lo tanto una cierta homogeneidad que nivelaba hacia arriba, al menos en lo
que a medios materiales se refería, y por lo tanto, ésta no podía sino ser una ciudad pequeña,
compacta, acorde con el núcleo más bien reducido que podía permitirse vivir o al menos
mantener una residencia en ella.
Mantenía su plena vigencia el casco histórico, levantado en torno a la vía férrea, que
entre 1855 y 2002 discurría sobre un terraplén elevado, y a sus vías paralelas: calle Álvarez
hacia el sur, y calle Viana, avenida de Valparaíso, calle Arlegui y avenida de los Baños (actual
avenida Marina) hacia el norte, colindando esta última con el estero Marga-Marga. Transversales
a éstas, las calles del Cerro (actual Von Schroeders), del Castillo (actual Ecuador),
Traslaviña, Villanelo, Echevers, Quinta y la ya desvanecida Avenida de la Libertad, que en la
práctica se había desdibujado por el eje de las plazas Parroquia, Vergara y Sucre. 17 Hacia el
oriente, la calle de Quillota marcaba los límites del sector residencial.
Este reducido núcleo ya se había fijado hacia la década de 1870, y en los años que siguieron
se había consolidado y perfeccionado, con algunos ligeros cambios de nombres y el
trazado definitivo de calle Arlegui y Avenida de la Marina, esta última ya en la época postterremoto.
Punto focal de este centro seguía siendo el lugar donde convergían la Estación,
la Parroquia y la Plaza Vergara (actual Sucre), a las que se agregaría en 1910, el nuevo Club
de Viña del Mar. Y desembocando a un costado de éste, las últimas dos cuadras de la Avenida
de Valparaíso, que habían evolucionado a ser un paseo de moda, dejando el resto de esta vía
en su función utilitaria original, de concentrar locales de comercio y de servicios varios.
Citamos nuevamente a Tomás Eastman, en base a los recuerdos de Max Grisar:
«Por lo que se sabe hasta la época del terremoto, no hubo mucho adelanto en esta calle,
aunque desde un principio fue la arteria comercial principal de la población. En 1900,
se veía en ella una que otra casa “decente”, principalmente en la zona de Miramar y
al otro extremo, cerca de la Plaza. En la esquina de Valparaíso con la Plaza misma, se
encontraba la residencia de don Carlos Alvarez Condarco, quien a pesar de su apellido,
no era pariente de los antiguos propietarios de la hacienda de Viña del Mar.
17 En aquel entonces los nombres de las dos últimas plazas estaban invertidos, es decir, la actual Plaza Vergara se denominaba
Sucre, y viceversa.
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