BIOGRAFÃA DEL BROCENSE - Contenidos Educativos Digitales
BIOGRAFÃA DEL BROCENSE - Contenidos Educativos Digitales
BIOGRAFÃA DEL BROCENSE - Contenidos Educativos Digitales
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
ÍNDICE<br />
1. BIOGRAFÍA<br />
1.1. Los primeros años del Brocense: la Corte portuguesa<br />
1.2. Sus primeros estudios en Salamanca: Filosofía, Teología y Humanidades. Primera<br />
obra. Primer y segundo matrimonio<br />
1.3.El sucesor de Nebrija. Cátedra de Retórica y de Griego. Sus métodos de enseñanza y<br />
su universalidad de saberes<br />
1.4.Su primer encuentro con la Inquisición. Publicación de su obra maestra: la<br />
Minerva:“...mostrar que las reglas gramaticales son racionales y fáciles”<br />
1.5. Última etapa de su vida. Contra la escolástica. Obras de crítica literaria. Segundo<br />
procesamiento inquisitorial<br />
2. PROCESOS INQUISITORIALES <strong>DEL</strong> <strong>BROCENSE</strong><br />
2.1. Primer proceso inquisitorial contra el Brocense<br />
2.2. Segundo proceso inquisitorial<br />
2.3. Las acusaciones contra el Brocense<br />
3. LA ARROGANCIA <strong>DEL</strong> SABER DE FRANCISCO SÁNCHEZ<br />
4. PRINCIPALES OBRAS <strong>DEL</strong> <strong>BROCENSE</strong><br />
5. LA MINERVA. LAS NOVEDADES PEDAGÓGICAS <strong>DEL</strong> <strong>BROCENSE</strong><br />
Y SU RENOVACIÓN DE LA DOCTRINA GRAMATICAL<br />
5.1. Introducción<br />
5.2. Las novedades pedagógicas del Brocense<br />
5.3. Su renovación de la doctrina gramatical
1. BIOGRAFÍA <strong>DEL</strong> <strong>BROCENSE</strong><br />
1.1. LOS PRIMEROS AÑOS DE EL <strong>BROCENSE</strong>: LA CORTE PORTUGUESA.<br />
En la villa de Brozas de la provincia de Cáceres nació Francisco Sánchez a mediados<br />
de 1523. Fueron sus padres Francisco Núñez y Leonor Díez, naturales el primero de<br />
Garrovillas y la segunda de Las Brozas.<br />
Los primeros años de su infancia los pasó en esta villa, hasta que, cumplidos los once,<br />
dos tíos maternos, Rodrigo y Pedro Sánchez, lo llevaron consigo para darle educación a<br />
Évora, residencia de la Corte Lusitana. Portugal estaba en apogeo por los descubrimientos<br />
de sus emprendedores marinos y por sus conquistas en Asia y África. Esta prosperidad<br />
repercutía en las artes y las ciencias.<br />
A esta circunstancia se debe el que adoptara el apellido Sánchez, dando de esa<br />
manera prueba de respeto y gratitud a quienes se preocuparon con esmero de su educación. En<br />
Evora comenzó los estudios de latinidad y humanidades, que continuaría después en Lisboa,<br />
adonde se trasladó la Corte en 1537. Pronto destacaría el Brocense en los conocimientos de<br />
las humanidades latinas, de la mano de su tío Rodrigo Sánchez. Este tío suyo era catedrático<br />
de gramática latina, que es a lo que en el futuro aspirará nuestro autor. Otros parientes suyos<br />
también eran humanistas o poetas: Pedro Sánchez era poeta latino; Fernando Sánchez, su<br />
hermano, también era poeta y entendido en lengua griega; Pedro Sánchez, su primo, poeta<br />
latino ilustre de su tiempo. Un hijo de éste, N. Sánchez también fue poeta y humanista.<br />
Desde mediados de 1539 a 1542, estuvo Francisco Sánchez al servicio de la reina<br />
Doña Catalina, hermana de Carlos V, en la calidad de ayuda de cámara, cargo en el que<br />
serviría también el rey Don Juan III, su marido. Poco tiempo permaneció el Brocense en este<br />
cargo, ya que, a petición de su tío D. Rodrigo, hubo de salir hacia Castilla, agregado a la<br />
servidumbre que debía acompañar a la Infanta Doña María, quien en 1543 se casaría con<br />
el entonces príncipe Felipe (Felipe II).<br />
1.2. SUS PRIMEROS ESTUDIOS EN SALAMANCA: FILOSOFÍA, TEOLOGÍA Y<br />
HUMANIDADES. PRIMERA OBRA. PRIMER Y SEGUNDO MATRIMONIO.<br />
La prematura muerte de la Infanta Doña María influyó de manera decisiva en el futuro<br />
destino de Francisco Sánchez. Cediendo a sus ruegos, sus tíos le enviaron a estudiar a<br />
Salamanca. De esa manera, en 1545 comenzó el Brocense en la ciudad del Tormes el estudio<br />
de la Filosofía, que entonces se designaba con el nombre de Artes. Dichos estudios fueron<br />
abandonados por nuestro joven a los tres años, hartamente desilusionado, como él mismo dirá,<br />
"por la enseñanza de unos rutinarios maestros, que no sólo ignoraban la lengua griega y<br />
latina, sino que huían de ellas con espanto (...), queriendo convencer a sus alumnos con un<br />
charlatanismo y una locuacidad invencibles”.<br />
Después de haber empleado o, en sus palabras, "haber perdido" tres años en el estudio<br />
de la Filosofía, emprendió los estudios de Teología. De igual manera, basada la enseñanza<br />
de esta ciencia en los principios de la filosofía aristotélica, que tanto repugnaba a sus<br />
principios y a su natural criterio, no fue capaz de terminar los estudios teológicos-escolásticos,
acabando por abandonarlos para entregarse libremente al cultivo de las humanidades griegas y<br />
latinas.<br />
Así, Francisco Sánchez estudió de nuevo humanidades en Salamanca bajo la<br />
disciplina del famoso Hernán Núñez de Guzmán (el Pinciano) y de León de Castro, enemigo<br />
acérrimo del Maestro Fr. Luis de León. Como es de suponer, nada debió gustar a sus tíos el<br />
abandono de los estudios teológicos en favor del cultivo de las letras. Y mucho menos debió<br />
agradarles el que, siendo aún estudiante nuestro Brocense, contrajese matrimonio con la<br />
joven salmantina Ana Ruiz del Peso. De hecho a partir de esos momentos, Francisco Sánchez<br />
se ve abandonado a su propia suerte, teniendo que dedicarse a la enseñanza privada de la<br />
Retórica y de las lenguas griega y latina. Ya para entonces había escrito la primera de las<br />
muchas obras, de contenidos y estilos diversos, que salieron de su pluma: Declaración y uso<br />
del relox español entretejido en las armas de la muy antigua y esclarecida Casa de Rojas... y<br />
romanzado por Francisco Sánchez, natural de las Brozas, editada en Salamanca en el año<br />
1549.<br />
En 1554, ya Bachiller en Artes por la Universidad de Valladolid desde 1551, comenzó<br />
a regentar en la Universidad salmantina, por convenio con el propietario, la cátedra de<br />
Retórica, y a la par enseñar la lengua griega, de la que era excelente conocedor. En esa<br />
misma fecha, a petición de algunos jóvenes estudiosos de la Universidad, publicó el primer<br />
ensayo literario sobre las Silvas de Angelo Policiano.<br />
Al poco tiempo moría su esposa Ana, con la que había tenido seis hijos, tres<br />
varones y tres hembras. Pocos años después, contrajo segundas nupcias con doña Antonia<br />
Ruiz del Peso, probablemente parienta de su primera mujer, de quien tendría otros seis hijos,<br />
familia numerosa que le imponía una carga familiar superior a sus fuerzas.<br />
1.3. EL SUCESOR DE NEBRIJA. CÁTEDRA DE RETÓRICA Y DE GRIEGO. SUS<br />
MÉTODOS DE ENSEÑANZA Y SU UNIVERSALIDAD DE SABERES.<br />
El Claustro de la Universidad de Salamanca, teniendo en cuenta la celebridad<br />
conseguida por Francisco Sánchez, bien por sus trabajos literarios en la enseñanza de las<br />
humanidades griegas y latinas, bien por los premios conseguidos en los certámenes públicos,<br />
por sus excelentes versos, lo nombró "Sustituto de la cátedra de Retórica" en 1556. Ese<br />
mismo año dedicó al claustro salmantino su tratado De arte dicendi, en el que con un método<br />
sencillo y esencialmente didáctico, expone una técnica de comprensión y análisis de poetas y<br />
oradores clásicos.<br />
En 1561 se saca a oposición la Cátedra de prima de Gramática que desempeñaba el<br />
fallecido maestro Juan Vasco. Ocho eran los aspirantes. Quedó cuarto. Igual le sucedió a<br />
Nebrija en su época (1513).<br />
Pero como buen gramático y continuador fiel de la restauradora obra de Nebrija, y a<br />
pesar de los reveses sufridos en las oposiciones, se dedicó a componer un nuevo arte de<br />
Gramática latina, con el fin de facilitar a la juventud el estudio de este idioma, tarea que<br />
no pocos agradecerían, frente al estéril fárrago de reglas que acumulaban los inútiles<br />
preceptistas de la época para la enseñanza de esta lengua a los jóvenes estudiantes. Así, se<br />
imprimió en 1562 la primera edición de sus Verae brevesque Grammatices Latinae<br />
Institutiones. El Brocense se creía el sucesor de Nebrija. Decía:
"Yacían en la mayor decadencia las bellas letras, cuando nuestro Antonio de Nebrija<br />
formó empeño de castigar a los rebeldes (que así llamaba a los maestros de la baja<br />
latinidad); pero tan hondas raíces había echado el mal, que aunque logró dejar vencidos a<br />
innumerables monstruos, fueron muchos más los que quedaron por vencer. Todo lo habría<br />
arreglado, si otra vez hubiera podido volver al mundo; que no menos debía esperarse de su<br />
rara habilidad. Pero el arte, como acertadamente dice Santo Tomás, debe variarse siempre y<br />
cuando le ocurra al entendimiento una cosa mejor. He aquí por qué vine a ser yo el elegido<br />
para llevar a cabo lo que Nebrija no pudo concluir. ¿Cómo es esto, diréis? Me explicaré.<br />
Hallándose aquel gran Maestro ocupado en sus trabajos literarios en las Brozas, lugar de mi<br />
nacimiento, en casa de su hijo Marcelo, Caballero de la orden de Alcántara, tuvo la<br />
desgracia de enfermar, y durante el mal se condolía muchas veces de dejar imperfectos su<br />
arte y su diccionario: así me lo refirió mi padre muchas veces. (...) Y como si a mí me hubiese<br />
hecho tal encargo, aceptéle desde luego, y poniendo manos a la obra, abrí una nueva vía,<br />
más breve, más llana y expedita para el estudio de la Gramática."<br />
En 1573 obtuvo la propiedad de la Cátedra de Retórica que venía regentando desde<br />
1554 y tres años más tarde sustituirá al Maestro León en la Cátedra de Griego. En su<br />
investidura comenta su precaria situación y desgraciada suerte que le obligaba a trabajar<br />
sin tregua para el sostenimiento de su familia numerosa. Apenas contaba con un momento<br />
de ocio: el tiempo que le dejaban libre las tareas de la enseñanza lo consagraba al estudio, a<br />
componer obras que le ayudaran a cubrir sus necesidades y a dar clases particulares.<br />
Especialmente fructífera será a partir de este año su inspiración para la prosa tanto<br />
como para el verso, escribiendo un gran número de obras. Así, en 1573 se imprimieron en<br />
Lyon sus Emblemas de Alciato, brillante testimonio de erudición clásica.<br />
No sólo fue la literatura latina el objeto de preocupación académica del Brocense,<br />
sino que dedicó gran parte de su incansable actividad a las letras castellanas. Así,<br />
aficionado desde sus primeros años a Garcilaso de la Vega, cuya poesía conocía muy bien<br />
porque era sabedor de sus influencias italianas (había traducido a Dante y Petrarca) y de<br />
autores clásicos, edita sus obras en 1577, restaurando con acierto el texto original. Francisco<br />
Sánchez descubre los “hurtos” de Garcilaso, por lo que el extremeño fue criticado. Pero él le<br />
da la vuelta a la tortilla y defiende al poeta, porque no hay buen poeta que se precie que no<br />
imite y adapte a los clásicos: “Ansi como es muestra de grandes fuerzas sacar de las manos<br />
de Hércules la maza y quedarse con ella; ansi tomar (Virgilio) a Homero sus versos y<br />
hacerlos propios es erudición que a pocos se comunica.”<br />
En la Universidad de Salamanca, como en todas las demás de esa época, los<br />
profesores tenían la costumbre de realizar sus explicaciones en latín, obligando a sus<br />
alumnos a hablar en ese mismo idioma; tal costumbre llevó a un abuso de la lengua<br />
latina y a su corrupción. El Brocense publicó en 1578 una interesante obrita para<br />
corregir ese grave mal, en la que sostiene la tesis, entonces problemática y aventurada, de<br />
latine loqui corrumpit ipsam latinitatem ("hablar en latín corrompe la propia latinidad").<br />
Francisco Sánchez dio muestras a lo largo de su vida académica de la universalidad<br />
de saberes propia de los humanistas, siendo un hombre versado y entendido en todo género<br />
de ciencias. Así, en 1579 vio la luz pública su tratado cosmográfico De sphaera mundi. Casi<br />
al mismo tiempo que su Esfera del mundo, publicaba otra importante obra con el título de<br />
Organum dialecticum et rhetoricum, en el que fija los límites entre la Dialéctica y la
Retórica, y cediendo a los ruegos del Rector D. Luis Abarca, publicó en 1581 una Gramática<br />
griega, que se distingue por lo fácil y sencillo de su método. Bajo el título de Paradoxa dio a<br />
luz en el año 1582 una colección de trabajos gramaticales, asumidos posteriormente en su<br />
Minerva. Y en ese mismo año anotó y corrigió las obras del poeta Juan de Mena,<br />
mezclando, como se ha puesto de manifiesto con anterioridad, la preocupación por las letras<br />
castellanas con su interés por la literatura latina.<br />
1.4. SU PRIMER ENCUENTRO CON LA INQUISICIÓN. PUBLICACIÓN DE SU<br />
OBRA MAESTRA: LA MINERVA: “...MOSTRAR QUE LAS REGLAS GRAMATICALES<br />
SON RACIONALES Y FÁCILES”.<br />
Como seguimos un relato cronológico de su biografía, debemos mencionar su primer<br />
encuentro con la Inquisición, aunque este tema lo trataremos con más detenimiento en un<br />
apartado posterior. Hubo de comparecer en 1584 por primera vez ante esta temida<br />
institución.<br />
Ya Nebrija se atrevió a decir en defensa de los estudios humanistas: “Si el objeto de<br />
un legislador debe ser premiar a los buenos y sabios, y castigar a los malos que se apartan<br />
del camino de la verdad, ¿qué se puede hacer donde se dan los premios a los que corrompen<br />
la Sagrada Escritura; cuando, por el contrario, se infama, excomulga, y se da muerte<br />
afrentosa (si quieren sostener su doctrina) a los que restauran lo depravado, resarcen lo<br />
perdido, y corrigen lo errado?”<br />
Vivió el Brocense una época sin duda difícil y peligrosa. Muchos escritores coetáneos,<br />
teólogos o humanistas, sufrieron en sus propias carnes las persecuciones inquisitoriales. De<br />
todos los testimonios, quizás el más significativo sea el expresado por Luis Vives cuando<br />
decía: "Vivimos tiempos difíciles, en los que ni podemos hablar ni permanecer callados sin<br />
correr peligro". Pues bien, a Francisco Sánchez se le instruyó un primer proceso ante la<br />
Inquisición con cargos más bien ridículos. El 24 de septiembre de 1584 prestó declaración<br />
ante la Inquisición de Valladolid, quedando por entonces absuelto y recibiendo sólo una<br />
severa admonición “que no cayese en semejantes cosas, porque si no, sería castigado con<br />
mucho rigor”.<br />
Tres años más tarde (1587) el Brocense vio editada su obra más importante:<br />
Minerva, seu de causis linguae latinae. En la dedicatoria a la Universidad salmantina se<br />
aprecian no sólo el amor filial que profesa el Brocense a la Institución, sino también las claves<br />
interpretativas del libro:<br />
"¿Cómo podría, madre Universidad, librarme de la acusación de ingratitud, si yo,<br />
alimentado y educado en tus aulas y equipado durante cuarenta años en tus artes y tus<br />
enseñanzas, no te ofrezco una recompensa por tus alimentos?... Lo que sí es cierto es que<br />
ofrezco algo, más importante y mas necesario que lo que ningún otro ofreció nunca... la<br />
Gramática que es la base de todas las demás disciplinas... Ella ofrece la norma de la<br />
auténtica latinidad... No ofrezco nada nuevo; me limito a resucitar y a reponer la antigüedad<br />
que estaba postrada por culpa de la maldad de los bárbaros... Puse todas mis fuerzas en<br />
esto: en extender para los que aprenden la gramática un camino breve, llano y fiel. He<br />
añadido a esta obra mi método, extendido y probado ya hace algunos años. Y es que el<br />
objetivo total de la Minerva es este: mostrar que las reglas gramaticales son racionales y<br />
fáciles".
Como destaca César Chaparro en su biografía del Brocense habría que dejar<br />
constancia al menos de dos afirmaciones, entre las muchas que se han dicho sobre esta obra.<br />
La primera de ellas es que la Minerva de 1587 es algo así como el testamento gramatical de<br />
Francisco Sánchez, en el que recoge todo lo que hasta entonces él había escrito sobre<br />
Gramática latina; confluyen por tanto en este tratado lo escrito en la edición de 1562<br />
(denominada vulgarmente "la Minervilla"), en las distintas ediciones de las Instituciones y en<br />
los Paradoxa.<br />
La segunda afirmación tiene que ver con la importancia dada a este tratado durante<br />
años. La Minerva es una de las gramáticas teóricas y racionales más importantes dentro<br />
de la historia de la Lingüística, pero no es la primera ni tampoco será la última; es un hito,<br />
uno de los más importantes, en la historia de la gramática racional y teórica. El Brocense<br />
trata de buscar los esquemas racionales desde los que se explican los diferentes usos<br />
-incluso los aparentemente anómalos- de la lengua latina. Y en esa búsqueda de esquemas<br />
racionales transciende, sin dudas las fronteras de la lengua latina, para llegar a una<br />
gramática efectivamente general, alcanzando la generalidad desde presupuestos, no ya<br />
solamente lógico-filosóficos, sino también, y sobre todo, lingüísticos.<br />
El Brocense, tanto en sus manuales como en su docencia directa, intentó siempre<br />
sustituir los viejos métodos establecidos desde hacía años por otros nuevos que creía más<br />
útiles y eficaces: frente a los métodos largos, farragosos y llenos de reglas, excepciones y<br />
contraexcepciones, de glosas, anotaciones y aclaraciones, él defiende un método breve,<br />
racional y sencillo de enseñar latín. En ello, según opinión de Sánchez Salor, sigue una<br />
línea que se venía dando en el norte de Europa desde hacía años. Es la línea del racional<br />
Erasmo.<br />
A pesar del ofrecimiento generoso hecho por El Brocense en el prólogo de la<br />
Minerva, su Gramática no fue aceptada por la Universidad salmantina para la enseñanza. En<br />
el siglo XVI era el Claustro quien fijaba los textos. Pero había un sistema de privilegios<br />
concedidos a particulares o corporaciones para imprimir aquellos libros que precisamente<br />
habían de servir a la enseñanza en los centros públicos. Este sistema data de los últimos años<br />
de Felipe II. Algunos achacan a esto la decadencia de la literatura latina. El Brocense abogó<br />
ante el monarca por la libertad de los maestros en elegir los libros para sus asignaturas.<br />
“Muy flaco es el argumento vulgar que dice que es confusión de los discípulos haber<br />
diferentes artes y maestros.(...) Para ser un aventajado en alguna de las artes liberales, y aún<br />
en las mecánicas, tiene necesidad de muchas cosas, y una de las más principales es ver<br />
diversas artes y tratar diferentes maestros, y buscarlos con curiosidad de tierra en tierra;<br />
porque el que siempre va por una arte y oye un maestro, nunca podrá ser aventajado en<br />
aquel arte, ni sabrá más que su maestro, por poco que haya sabido su maestro.”<br />
Posiblemente debido a que no se estableció como manual su Minerva no pudo crear<br />
escuela. Sin embargo, la obra se difundió con rapidez y si no en España, sí en el extranjero se<br />
multiplicaron inmediatamente sus ediciones. Gaspar Sciopio, gramático insigne del siglo<br />
XVII afirmó "que solo por ella merecía Sánchez ser llamado el Doctor y padre común de los<br />
literatos". En términos parecidos se manifiestan Jacobo Perizonio, Everardo Scheid y un largo<br />
etcétera de críticos hasta nuestros días.
1.5.ÚLTIMA ETAPA DE SU VIDA. CONTRA LA ESCOLÁSTICA. OBRAS DE<br />
CRÍTICA LITERARIA. SEGUNDO PROCESAMIENTO INQUISITORIAL.<br />
En el año 1588, publicó el maestro Francisco Sánchez el tratado más importante desde<br />
el punto de vista filosófico: De nonnullis erroribus Porphirii, en el que rebate con dureza no<br />
tanto la escuela aristotélica como el enfoque escolástico que se hacía de la misma, sobre<br />
todo la sentencia preferida de éstos: Oportet addiscentem credere, (“Es necesario creer al que<br />
enseña”) a la que considera la principal causa de corrupción de las artes.<br />
Denunciado ante la Inquisición examina su obra el Padre Arce, que califica su<br />
doctrina de temeraria, perniciosa y desatinada. Pero el Brocense no decía a los discípulos que<br />
no creyesen a sus maestros, sino que desechasen su autoridad cuando no convenciesen<br />
sus razones, y que ni aún a él mismo le diesen crédito cuando no comprobara sus asertos con<br />
argumentos poderosos. Se alaba de no haber hecho caso de cuanto le enseñaron sus maestros<br />
en los tres años que perdió en el estudio de la filosofía, y que esto lo tuvo siempre como un<br />
beneficio del cielo.<br />
La conclusión del P. Arce fue la siguiente: “De todo el discurso del libro se colige ser<br />
el autor muy insolente, atrevido, mordaz, como lo son todos los Gramáticos y Erasmistas; y<br />
aunque la doctrina que aquí enseña no sea directa e inmediatamente contra la fe, por<br />
tratar de lógica y cosas naturales, pero recudida inmediatamente puede hacer mucho<br />
estrago a la Iglesia, porque si lo que enseña es verdad, bien se puede quemar toda la<br />
teología y filosofía que hay impresa ... y todo cuanto se enseña en las Universidades de<br />
Salamanca, Valladolid, etc., pues este autor destruye los fundamentos de la lógica, de los<br />
cuales se sirve la Teología escolástica...”<br />
Afirmaciones suyas entresacadas de este libro aparecieron en su segunda<br />
comparecencia ante la Inquisición en 1593.<br />
No se cansó de escribir el Brocense en los últimos años de su vida. Así, en 1591 vieron<br />
la luz en Salamanca dos obras igualmente importantes: In Virgilii Bucolica Notae e In Horatii<br />
Artem poeticam Annotationes, obras que podríamos encuadrar en la crítica literaria. Otros<br />
tratados fueron la edición hecha en 1598 de la obra de Pomponio Mela De situ orbis; los<br />
comentarios a las .sátiras de Aulo Persio Flaco (1599) y su última obra (publicada en<br />
Salamanca en el año 1600) la traducción del griego de la Doctrina del estoico filósofo<br />
Epicteto, llamado Enchiridion. Fueron igualmente numerosos los versos escritos por<br />
Francisco Sánchez, tanto en latín como en castellano, aunque el juicio del propio Brocense fue<br />
siempre muy crítico para con su producción poética.<br />
Siete años antes de su muerte, en 1593, pidió su jubilación, que será acordada y<br />
concedida en el mes de junio de ese mismo año, quedando así vacante su cátedra de Retórica.<br />
En la misma fecha, por denuncia del Doctor Palacios de Terán, se inicia su segundo proceso<br />
inquisitorial, del que recordamos estas palabras suyas: “ En cuanto a las cosas que son de<br />
fe, siempre tengo cautivado el entendimiento a la obediencia de la fe; pero en las otras<br />
cosas que no lo son, no quiero cautivar mi entendimiento, sino interpretarlas conforme a lo<br />
que he estudiado; y lo mismo hago con los autores antiguos, porque a Platón y a Aristóteles,<br />
si no es que me convencen con la razón, no quiero creerlos, y así tengo escrito contra ellos”.<br />
Este proceso se prolongará hasta el mismo día de su muerte, 3 de diciembre de<br />
1600, en la ciudad de Valladolid, en la casa de su hijo Lorenzo que ejercía la medicina en
dicha ciudad, no sin antes haber dictado a su hijo una bellísima "protestación de fe", en la que<br />
aparece como hombre piadoso y honrado.<br />
Murió Francisco Sánchez, el Brocense, sin que el proceso abierto por la Inquisición<br />
concluyese. Además, como sucede a menudo con los grandes hombres, de profundas<br />
creencias humanas, religiosas e intelectuales, la envidia y el odio generados a lo largo de su<br />
vida se manifestaron a la hora de su muerte: la Universidad de Salamanca se negó a tributarle<br />
los honores fúnebres que hacía a los Catedráticos difuntos y a pagar a su viuda e hijos los<br />
sueldos correspondientes por todo el tiempo de su prisión.<br />
Entre los testimonios más sobresalientes y tradicionalmente citados sobre nuestro<br />
Francisco Sánchez están los de Cervantes (Galatea, libro 6) y Lope de Vega en el "Laurel de<br />
Apolo", Silva 3. Del primero de ellos son estos versos:<br />
Aunque el ingenio y la elocuencia vuestra,<br />
Francisco Sánchez, se me concediera,<br />
Por torpe me juzgara y poco diestro,<br />
Si a querer alabaros me pusiera.<br />
Lengua del cielo única y maestra<br />
Llene de ser la que por la carrera<br />
De vuestras alabanzas se dilate,<br />
Que hacerlo lengua humana es disparate.<br />
2. PROCESOS INQUISITORIALES <strong>DEL</strong> <strong>BROCENSE</strong><br />
2.1. PRIMER PROCESO INQUISITORIAL CONTRA EL <strong>BROCENSE</strong>.<br />
Afirmaba Nebrija en defensa de los estudios humanistas:<br />
“ Si el objeto de un legislador debe ser premiar a los buenos y sabios, y castigar a los<br />
malos que se apartan del camino de la verdad, ¿qué se puede hacer donde se dan los premios<br />
a los que corrompen la Sagrada Escritura; cuando, por el contrario, se infama, excomulga, y<br />
se da muerte afrentosa (si quieren sostener su doctrina) a los que restauran lo depravado,<br />
resarcen lo perdido, y corrigen lo errado?”<br />
Bastaba que uno, como nuestro Francisco Sánchez, se distinguiese en las<br />
humanidades para que el vulgo le tuviera por hereje. El célebre Lorenzo Palmireno se<br />
esfuerza en destruir la necia preocupación de mirar a los ciceronianos como gente poco<br />
devota, poco aficionada a las iglesias, y adherida a las doctrinas de Lutero. No es verosímil<br />
que consiguiera remediar el mal; antes creemos que debió aumentarse con el tiempo, porque a<br />
fines del siglo XVI vemos calificados de Erasmistas y de gente atrevida, insolente y mordaz a<br />
los gramáticos profundos, entre ellos nuestro extremeño.<br />
El Brocense acudió también a los textos originales como a fuentes de agua pura, y<br />
tuvo, como Erasmo, la desgracia de atraerse el odio de sus enemigos. Por ello le procesó el<br />
Santo Oficio en 1584. Previamente el Comisario Francisco García Salazar, al parecer de los<br />
pocos comisarios sensatos, se rió mucho con él y con las acusaciones que le hacían. Sin<br />
embargo, un segundo comisario lo reprendió por la poca reverencia que tuvo con S. Tomás.<br />
El marqués de Morante comenta en su biografía que explicando Retórica Sánchez impugnó
una opinión de Aristóteles, y como llegase a oídos del P. Mancio, catedrático de Prima de<br />
Teología, dijo: “Eso es herejía, porque Santo Tomás está fundado en Aristóteles, y nuestra fe<br />
en Santo Tomás; luego reprobar a Aristóteles es decir mal de nuestra fe.” Cuando se enteró<br />
el Brocense de tan estúpida argumentación exclamó: “No pudiera decir eso sino un fraile<br />
Dominico modorro; y si a mí me prueban que mi fe está fundada en Santo Tomás, yo me<br />
cagaré en Santo Tomás y tomaré otra”. Esto lo repitió poco después ante el Santo Oficio,<br />
pues aparte las verdades de la fe no sabía ser esclavo de la autoridad, y solo subordinaba el<br />
juicio a la razón.<br />
Los Teólogos escolásticos fueron siempre sus más encarnizados enemigos, pues le<br />
veían combatir una y otra vez la filosofía aristotélica. Descuidaban el estudio de las Sagradas<br />
Escrituras, aprendían sólo a disputar el pro y el contra de las cosas, a ponerlo todo en<br />
problema, reduciendo las cuestiones a puerilidades y ridiculeces, llegando su ignorancia al<br />
extremo de creer perjudicial a las costumbres la erudición profana y el conocimiento de las<br />
lenguas sabias. Por eso decía públicamente Sánchez que los teólogos no sabían nada.<br />
Procesado también por estas afirmaciones, él se defendía añadiendo que él decía más apuradas<br />
verdades de las que ellos entendían, con la salvedad de que no se entrometía en artículos de<br />
fe, ni contra lo que tenía ordenado la Santa Madre Iglesia y Concilios, sino que decía en lo que<br />
toca a filosofía e historia sagradas y profanas, que todos son bien ignorantes, y los Teólogos<br />
los primeros.<br />
Era costumbre entre los estudiantes de la Universidad de Salamanca colocar dentro de<br />
un bonete y en determinados días cierto número de preguntas escritas en otras tantas cédulas,<br />
debiendo ser contestadas de repente por su maestro. Las preguntas eran comprometedoras y<br />
en muchas ocasiones con la intención de abusar de la franqueza del Brocense. Las preguntas,<br />
como veremos más adelante, eran sobre Santa Lucía, las once mil vírgenes, la circuncisión de<br />
Jesús, las imágenes, etc.<br />
Juan Fernández, clérigo, y uno de sus oyentes le delató el 7 de enero de 1584. En un<br />
principio el Brocense se lamentaba de que se habían escandalizado los escolares más<br />
ignorantes. Pero aparecieron nuevos cargos basados en sus opiniones sobre los Reyes Magos y<br />
Santo Tomás entre otros.<br />
El 18 de mayo el Tribunal mandó reducir a prisión al maestro Sánchez y<br />
secuestrarle los bienes. El 24 de septiembre se presenta ante éste en Valladolid. Se le<br />
reprendió con toda solemnidad, advirtiéndole para en adelante “que no cayese en<br />
semejantes cosas, porque si no, sería castigado con mucho rigor”. Le encargaron bajo pena<br />
que tuviese y guardase secreto, y no revelase nada de cuanto había pasado.<br />
2.2. SEGUNDO PROCESO INQUISITORIAL.<br />
Con esta advertencia quedan en suspenso sus encuentros con el Tribunal, hasta que en<br />
1588 publica De nonnullis erroribus Porphirii, contra la escolástica aristotélica.<br />
Denunciado ante la Inquisición examina su obra el Padre Arce, que califica su defensa de<br />
no hacer siempre caso a los maestros, de doctrina temeraria, perniciosa y desatinada.<br />
Pero, como expusimos más arriba, el Brocense no decía a los discípulos que no<br />
creyesen a sus maestros, sino que desechasen su autoridad cuando no convenciesen sus<br />
razones, y que ni aún a él mismo le diesen crédito cuando no comprobara sus asertos con
argumentos poderosos. P. Arce dice que es harto arrogante y arguye ánimo libre, indócil, y<br />
dispuesto para cualquier error; y lo peor es que lo atribuye a Dios. Añade: “Doctrina<br />
peligrosa y perniciosa de Erasmo y de Lutero y de los herejes, que porque con la dialéctica<br />
les hacen guerra, querrían desarmar a los católicos della infamándola.”<br />
En 1593 se jubila. Comienzan otra vez las delaciones a la Inquisición. Un tal Manuel<br />
de Prado le acusa de haberle oído decir que “dentro de doce años y medio se había de perder<br />
España por un eclipse.” Fr. Gaspar de Licendo, monje benedictino escribió al mismo<br />
comisario acusándole de lo de la tribu de Judá, la estrella de los Magos y el nacimiento de<br />
Jesús en su casa. De mayor peso es la denuncia del licenciado Palacios de Terán a la<br />
Inquisición de Valladolid:<br />
“Envío a V.S. una denunciación contra el Maestro Sánchez, catedrático de Retórica de<br />
esta Universidad; y porque ha muchos años que le conozco, y he oído cosas muchas de<br />
sus paradójicas opiniones en materia de Gramática, Latinidad, Lógica y Filosofía, diré lo<br />
que siempre dije de él, y es que la hacía Dios merced en no meterse en Teología, porque<br />
quien cosas tan llanas como las que he dicho tropezaba y se apartaba de las opiniones<br />
comunes, si lo hiciese en Teología, correría mucho peligro; es así que aunque el<br />
hombre parece hombre sencillo, y lo debe ser, pero tiene un ingenio amigo de ir contra<br />
lo común.”<br />
También declaran los testigos que en las noches de verano solían reunirse en el patio<br />
de la Catedral con el objeto de tomar el fresco varias personas, entre ellas algunos<br />
Catedráticos de Universidad, y que allí habían oído muchas boberías al Maestro Sánchez,<br />
como que él sabía más que el Maestro de prima de Teología; contra los médicos y que podría<br />
haber arte para hacer volar a los hombres.<br />
Gasca de Salazar, informaba a la Inquisición: “Este Maestro es tan llano que<br />
públicamente dice estas cosas como hombre que no piensa que yerra”<br />
Según Morante con tantas denunciaciones tardaron tanto en iniciarle proceso (cuatro<br />
años) por la presencia de algún protector poderoso en el tribunal, concretamente Pedro de<br />
Portocarrero, Rector de la Universidad de Salamanca, Regente y gobernador de Galicia, del<br />
Consejo Real de Castilla, del Supremo de la Inquisición, obispo de Calahorra, Córdoba y<br />
Cuenca, Inquisidor General de 1596 a 1599. A él le dedicó el Brocense su Sphera mundi en<br />
1579.<br />
Finalmente, el 25 septiembre 1600 se produce el auto de los inquisidores de<br />
Valladolid. El 5 de noviembre el licenciado Miguel Díez de Velasco le requisa sus obras.<br />
Destaca el especial interés del Brocense en sus escritos sobre Sagrada Escritura, de los que le<br />
afirmó que van contra lo común de San Agustín, San Jerónimo y otros santos.<br />
En Valladolid le asignan por cárcel la casa de su hijo el Doctor Lorenzo Sánchez,<br />
médico de la ciudad. Tres veces compareció en las audiencias del tribunal. Sólo le<br />
preguntaban si sabía por qué le habían llamado. No le ayudaban en su memoria. La segunda<br />
vez contestó que jamás fue su intento apartarse de la fe, ni el de ir contra sus artículos. A<br />
continuación se nos relatan las palabras que fueron clave en su conducta a lo largo de toda su<br />
vida:<br />
“En cuanto a las cosas que son de fe, él siempre tenía cautivado el entendimiento a<br />
la obediencia de la fe; pero que en las otras cosas que no lo eran, no quería cautivar su
entendimiento, sino interpretarlas conforme a lo que ha estudiado; y que lo mismo hacía con<br />
los autores antiguos, porque a Platón y a Aristóteles, si no es que le convenciesen con la<br />
razón, no quería creerlos, y así tenía escrito contra ellos”.<br />
Según la práctica del Santo Oficio, el Fiscal del mismo Don Alejandro de Posada<br />
acusó criminalmente al Maestro Francisco Sánchez “porque con poco temor de Dios Nuestro<br />
Señor y en gravísima ofensa suya, y en menosprecio de la justicia, corrección y castigo del<br />
Santo Oficio, ha heretizado y apostatado de nuestra santa fe católica y religión cristiana,<br />
teniendo y creyendo muchas y diversas proposiciones heréticas, erróneas, impías, temerarias,<br />
malsonantes y escandalosas; y es heresiarca v dogmatista de las dichas proposiciones. Las<br />
ha dogmatizado, persuadido y enseñado a muchísimas personas muchas y diversas veces en<br />
diferentes tiempos y lugares, y en libros que ha impreso, y en escritos y papeles que ha<br />
escrito y hecho escribir, sabiendo y entendiendo que todo ello era contra nuestra santa fe<br />
católica y romana, y contra el sentido común de los Santos y sagrados Doctores, definiciones<br />
de Concilios, tradiciones apostólicas y torrente de los Teólogos: en razón de lo cual le acuso<br />
y pongo los capítulos siguientes...”<br />
De los disgustos contrae una peligrosa enfermedad. Sintiendo su final, hace una<br />
protestación de fe para dejar a su familia libre de deshonra. El 2 de diciembre de 1600 muere<br />
el Brocense.<br />
2.3. LAS ACUSACIONES CONTRA EL <strong>BROCENSE</strong><br />
Siguiendo la opinión de los entendidos, fundamentalmente la de Antonio Holgado, lo<br />
cierto es que la mayor parte de las acusaciones al Brocense ante la Inquisición se reducen a<br />
pura chismografía. Es decir, no había herejía contra ningún dogma. Eran afirmaciones contra<br />
la doctrina común, que podían resultar chocantes, sobre todo por la forma en que las<br />
manifestaba, y escandalizar a los timoratos, pero que no pueden sacarse de su contexto. Las<br />
pronunciaba en tertulias informales con profesores o alumnos, en el ambiente relajado de las<br />
aulas, generalmente respondiendo a las famosas “cédulas” o papelillos en los que los<br />
estudiantes planteaban cuestiones diversas, se agitaban dichos papelillos, doblados, en el<br />
bonete, se sacaba uno y el profesor respondía a bote pronto a lo que se le preguntaba. Pues<br />
bien, los alumnos del Brocense, que conocían bien el talante del maestro, procuraban tirarle<br />
de la lengua con preguntas provocativas, y él, con su franqueza habitual, siempre “picaba”,<br />
espetando todo lo que sentía o pensaba, pues, como hemos dicho, no era hombre prudente ni<br />
discreto que se guardara nada en la recámara. Mas todas sus afirmaciones, aunque en<br />
apariencia impertinentes y arrogantes, tenían una seria apoyatura científica.<br />
Antonio Holgado recoge las más llamativas de ambos procesos, tal como las<br />
profirieron los testigos, y añade la fundamentación científica que avalaba las formulaciones<br />
del humanista.<br />
1. Que a Cristo no lo circuncidó S. Simeón, sino su madre en su casa, y que aquella pintura de<br />
que el Santo Simeón lo circuncidaba que no es verdadera.<br />
2. Imágenes:<br />
-Que no había de haber imágenes, y que es bobería hacer y pintar las imágenes, y que si no<br />
fuera porque los herejes tienen opinión de que no las había de haber, y si no fuese por<br />
condescender con ellos, ya las habrían quitado.<br />
-Que era de bobos hincarse de rodillas y adorar a las imágenes, que sólo había que adorar a<br />
Nuestro Señor y a la cruz, donde murió. Que las imágenes son un poco de palo y yeso.
-Que ninguna imagen de las que están pintadas en las iglesias están bien pintadas, ni los que<br />
las pintan saben lo que se pintan, como, por ejemplo, la imagen de Nuestro Señor crucificado,<br />
que habiendo de estar con cuatro clavos lo pintan crucificado con tres clavos.<br />
3. Que Cristo no nació en un pesebre, sino que Nuestra Señora estaba muy sosegada en su<br />
casa cuando parió a Cristo.<br />
4. Que Cristo no nació en el mes de diciembre, sino en el de septiembre.<br />
5. Que al nacimiento de Nuestro Señor no había habido pastores, diciendo con desdén: "El<br />
diablo llevó allí a los pastores".<br />
6. Que los Reyes Magos no eran reyes, y que no habían venido a adorar a Cristo unos días<br />
después de nacer éste, sino dos años después, cuando Cristo ya andaría "jugando a la chueca"<br />
con otros muchachos. Y que la estrella que se dice que guió a los Magos, que "es cosa de<br />
risa".<br />
7. Que aunque muchos frailes dominicos pensaban que la fe de Cristo estaba fundada en Santo<br />
Tomás, que no era así, y que mierda para Santo Tomás.<br />
8. Que Santa Lucía no era abogada de la vista, porque se hubiera sacado los ojos, que sería<br />
boba (si lo hubiera hecho).<br />
9. Que no había 11. 000 vírgenes, sino sólo 11.<br />
10. Que Cristo comía descalzo, costumbre romana pero que cuando andaba por el mundo<br />
andaba calzado, y que así no saben lo que se dicen los que dicen que andaba descalzo ni los<br />
que le pintan descalzo.<br />
11. Que pintan mal la última cena, pues Cristo y sus discípulos no cenaron sentados ni en una<br />
sola mesa, sino recostados sobre el brazo izquierdo y en una triple mesa.<br />
12. Que los teólogos y juristas de Salamanca no saben nada y que él les puede enseñar a todos<br />
teología, y que él compuso un libro de teología y lo envió a Italia a imprimir, porque no había<br />
nadie acá que lo entendiese.<br />
13. Que hablando de un vocablo griego o latino dijo que S. Jerónimo se holgara de entender<br />
aquel vocablo como él lo entendía.<br />
14. Que quien dice mal de Erasmo o es fraile o es asno, y que si no hubiera habido frailes en<br />
el mundo, que las obras de Erasmo serían buenas y no hubiera nada vedado en ellas.<br />
Y otras afirmaciones semejantes. Pero todas ellas con una base racional y científica, y<br />
así las fue explicando ante los jueces inquisitoriales con una gran dignidad y orgullo. Por ello,<br />
aunque en el primer proceso le amenazaron con castigarlo con mayor rigor si persistía en<br />
defender estas y parecidas formulaciones, que no eran herejías, pero que escandalizaban a<br />
ciertas personas, él siguió diciendo lo mismo que antes y otras declaraciones nuevas en la<br />
misma línea, y se ganó, claro está, un nuevo proceso.<br />
3. LA ARROGANCIA <strong>DEL</strong> SABER DE FRANCISCO SÁNCHEZ<br />
El Brocense, admirador de Erasmo, fue más allá que él en la línea de un<br />
racionalismo moderno que anticipa ya a Descartes.<br />
Sus tribulaciones con la Inquisición y la enemistad de teólogos y filósofos<br />
escolásticos le vinieron, pues, de su independencia crítica, de su pasión por las<br />
explicaciones racionales y científicas, de su comportamiento jactancioso desde la verdad, de<br />
su sinceridad y falta de prudencia, y de un rasgo que no suele ponerse de relieve cuando se<br />
habla de su carácter: su sentido del humor, que chocaba con el ceño de muchos de los<br />
teólogos inquisitoriales.
Como otras grandes figuras del Humanismo el Brocense se caracteriza intelectual y<br />
científicamente por su "universalidad de saberes". Encontró tiempo para ocuparse de<br />
teología, música, drama, poesía, arqueología, arquitectura, cosmografía, astronomía,<br />
medicina, leyes, ciencia y filosofía, dominando todas estas disciplinas tan a fondo como la que<br />
constituía su principal ocupación: la filología clásica. Es admirable también tal cúmulo de<br />
conocimientos por las circunstancias sociales, académicas y familiares en las que tuvo que<br />
conseguirlos: se casó joven, contra la voluntad de sus tíos maternos, que lo habían educado y<br />
que querían encarrilarlo por la carrera eclesiástica; se cargó de hijos (6); murió su esposa y se<br />
volvió a casar y tuvo otros seis hijos. Y con estos 12 hijos a los que alimentar fue durante<br />
19 años profesor sin plaza en propiedad en la Universidad de Salamanca. Las<br />
contrariedades académicas se unían a los agobios económicos, por lo que se veía obligado a<br />
impartir además de las clases oficiales hasta siete clases más particulares diarias. Que en estas<br />
condiciones llegara a adquirir el cúmulo de conocimientos que adquirió supone un talento y<br />
una capacidad de trabajo fuera de lo común.<br />
A todo lo anterior se une su carácter de por sí franco, sincero, temperamental,<br />
enemigo de sectarismos, que le hizo caer en múltiples ocasiones en arrogancias notorias, que<br />
escandalizaron a quienes estaban predispuestos al escándalo. El Brocense fue un rebelde<br />
nato: rebelde contra cualquier imposición que considerara irracional, rebelde contra el<br />
conformismo, contra el adocenamiento, contra la comodidad de seguir la corriente y no<br />
buscarse complicaciones, rebelde contra las normas intangibles y los caminos trillados. Y esta<br />
rebeldía le duró hasta el mismo día de su muerte.<br />
Su soberbia es comprensible y nace de su indignación ante la ignorancia presuntuosa<br />
de los filósofos escolásticos y los teólogos, ante los que sentía una repulsión invencible. Los<br />
teólogos eran los calificadores de la Inquisición, y humanistas y teólogos eran como polos<br />
opuestos que se repelen. El Brocense criticaba el latín de la Vulgata y lo corregía, como fray<br />
Luis de León o Arias Montano, teólogos y humanistas, pero que en esto se alineaban con los<br />
humanistas.<br />
Finaliza Antonio Holgado su semblanza del Brocense citando una descripción de De la<br />
Pinta Llorente que sirve como colofón a la descripción de su talante."Era el Brocense, escribe<br />
De la Pinta, enemigo de formulismos, hostil a los sectarios de la ortodoxia social, con escasa<br />
o ninguna reverencia a las formas intangibles y a los reverendos maestros ... con<br />
imprudencias notorias, que nacían de su fuerza temperamental y de su llaneza y sencillez -no<br />
era hombre astuto-, pero que a la vez le levantaba sobre la mentalidad mediocre y<br />
adocenada".<br />
4. PRINCIPALES OBRAS <strong>DEL</strong> <strong>BROCENSE</strong><br />
- 1549. Declaración y uso del relox español entretejido en las armas de la muy<br />
antigua y esclarecida Casa de Rojas... y romanzado por Francisco Sánchez, natural<br />
de las Brozas.<br />
- 1554. Primer ensayo literario sobre las Silvas de Angelo Policiano.<br />
- 1556. Escribe De arte dicendi, tratado de retórica esencialmente didáctico.<br />
- 1562. Primera edición de sus Verae brevesque Grammatices Latinae Institutiones.
- 1573 Ven la luz sus Comentarios a los Emblemas de Alciato.<br />
- 1574 edita las obras de Garcilaso.<br />
- 1578 publica un opúsculo De abusu latine loquendi contra la costumbre de los<br />
profesores de hacer sus explicaciones en latín, obligando a sus alumnos a que hablasen<br />
en las aulas este mismo idioma.<br />
- 1579 De Sphera mundi, sobre cosmografía.<br />
- 1579. Organum dialecticum et Rehetoricum, trazando una línea divisoria entre la<br />
Dialéctica y la Retórica.<br />
- 1581. Publica una breve gramática que le pide el Rector de la Universidad.<br />
- 1582. Bajo el título de Paradoxa dio a luz una colección de trabajos gramaticales,<br />
asumidos posteriormente en su Minerva.<br />
- 1582. Anota y corrige las obras del poeta Juan de Mena.<br />
- En 1587 vio la luz pública su Minerva.<br />
- 1588: De nonnullis erroribus Porphirii, contra la escolástica aristotélica.<br />
- 1591. In Virgilii Bucolica Notae y In Horatii Artem poeticam Annotationes, obras<br />
que podríamos encuadrar en la crítica literaria.<br />
- 1598. Edición de la obra de Pomponio Mela De situ orbis.<br />
- 1599. Comentarios a las .sátiras de Aulo Persio Flaco.<br />
- 1600. Traducción del griego de la doctrina del estoico filósofo Epicteto, llamado<br />
Enchiridion.<br />
5. LA MINERVA. LAS NOVEDADES PEDAGÓGICAS <strong>DEL</strong> <strong>BROCENSE</strong><br />
Y SU RENOVACIÓN DE LA DOCTRINA GRAMATICAL<br />
5.1. INTRODUCCIÓN<br />
El título de Minerva ya nos aclara mucho sobre sus intenciones. Lo dice claramente al<br />
comienzo de la obra: “Cuenta Homero, el príncipe de los poetas, que Minerva se apareció a<br />
Diomedes entre las filas de los guerreros y le quitó la niebla de los ojos, para que pudiera<br />
distinguir en la batalla a los dioses de los hombres. Platón, en el libro segundo de su<br />
Alcibiades, interpreta a esta Minerva como la razón misma, la cual, quitada la niebla que<br />
cada uno tenemos, limpia de heces nuestra mente, para que podamos contemplar desde más<br />
cerca el mal y el bien”.
Minerva, dice, es la razón, es la inteligencia, es la que da la luz y quita las<br />
tinieblas de nuestras mentes; y añade después: “De muchos se ha apoderado una perversa<br />
opinión o, mejor, una barbarie: que en la gramática no hay causas ni razón que buscar. Yo<br />
no he visto nada más absurdo ni se puede pensar nada más tonto que este invento. ¿Es que el<br />
hombre, parte del cual es la razón, va a hacer, decir, pensar nada sin razonada<br />
deliberación?”<br />
5.2. LAS NOVEDADES PEDAGÓGICAS <strong>DEL</strong> <strong>BROCENSE</strong><br />
El Brocense, tanto en sus manuales como en su docencia directa, intentó siempre<br />
sustituir los viejos métodos establecidos desde hacía años por otros nuevos que creía más<br />
útiles y eficaces: frente a los métodos largos, farragosos y llenos de reglas, excepciones y<br />
contraexcepciones, de glosas, anotaciones y aclaraciones, él defiende un método breve,<br />
racional y sencillo de enseñar latín. En ello, según opinión de Sánchez Salor, sigue una<br />
línea que se venía dando en el norte de Europa desde hacía años. Es la línea del racional<br />
Erasmo.<br />
El Libellus de octo partium orationis constructione, de Erasmo, en su edición de 1515,<br />
es el primer manual de sintaxis en el que se confirman las tesis del propio Erasmo, defensor a<br />
ultranza de la brevedad y de la claridad pedagógica. Intenta ser coherente consigo mismo,<br />
pues era de la creencia de que toda la felicidad humana se asienta en tres pilares: la naturaleza,<br />
la razón y el ejercicio. Este librito es una concreción de su deseo de una enseñanza racional,<br />
breve y clara de todas las materias, y en concreto de la Gramática. Y es en esta línea<br />
innovadora, iniciada por Erasmo, en la que se va a mover el Brocense.<br />
En la enseñanza de la Gramática es partidario el autor extremeño de la brevedad y<br />
de la claridad, de reducir la parte doctrinal a lo imprescindible. Así lo reconocen el encargado<br />
por el Consejo Supremo de Castilla, Alejo Venegas, de hacer la censura a la obra y<br />
posteriormente gran cantidad de autores europeos, como Scioppio o Lancelot, uno de los<br />
gramáticos de la escuela de Port-Royal.<br />
Como ya vimos en su biografía, el mismo Brocense se jacta de que “incluso con<br />
muchachos perezosos ocho meses resultan suficientes para el aprendizaje de la Gramática<br />
latina siguiendo mi método. He visto a menudo que mi Gramática griega se aprende en<br />
veinte días, y no dedicados por entero a ella.”<br />
Francisco Sánchez, tras varias denuncias de los llamados visitadores que le<br />
amonestaron por enseñar con su propio método, se vio obligado a impartir sus clases con un<br />
sistema que no era el suyo. Pero su rebeldía intelectual y la de otros seguidores hizo que el<br />
tema llegase al Consejo Real, a nivel nacional. Extrañamente el Consejo ordenó por Decreto<br />
Real que se impusiera para toda España la Gramática de Antonio. El intento del Brocense de<br />
sustituir en las aulas de la Universidad de Salamanca la Gramática de Antonio de<br />
Nebrija por su Minerva fue en vano. No triunfó en Salamanca, pero sí en Europa, donde<br />
el triunfo del extremeño sobre Nebrija fue completo y definitivo; tras el Brocense nadie volvió<br />
a mencionar ni a recordar a Nebrija, mientras que la fama del extremeño perduró a lo largo de<br />
los siglos.<br />
5.3. SU RENOVACIÓN DE LA DOCTRINA GRAMATICAL
Siguiendo a Eustaquio Sánchez Salor, desde la perspectiva personal del Brocense, la<br />
aparición de esta gramática teórica y racional, a diferencia de las gramáticas descriptivas de<br />
la España del siglo XVI, hay que ponerla en relación con el carácter crítico y racional del<br />
autor extremeño.<br />
Pero existe además otra razón que justifica desde la perspectiva general de la cultura<br />
de la época, la aplicación de la razón a la gramática. El papel de la Dialéctica -el arte de<br />
razonar- en el siglo XVI es diferente al que había tenido a lo largo de toda la Edad Media,<br />
época esta última en la que sus mecanismos de demostración y razonamiento se habían<br />
convertido en procedimientos puramente formales, siendo esta disciplina un fin en sí misma.<br />
En el siglo XVI, sin embargo, cambia la situación. En primer lugar se vuelve al viejo<br />
sistema de enseñanza del trivium: Gramática, Dialéctica y Retórica. En segundo lugar la<br />
Dialéctica ya no es un fin en sí misma, sino un medio, un instrumento con cuya ayuda se<br />
manejan las demás artes. Se convierte en un método de razonar, lógico, despojándose de<br />
su vieja abstracción escolástica y de sus formalismos. Es posible que esto pueda explicar<br />
algo la posición del Brocense ante la gramática: él no entiende la gramática como pura<br />
descripción, sino como una teoría razonada del lenguaje.<br />
Un ejemplo muy claro y muy conocido, si no el que más, de la aplicación del principio<br />
de la racionalización y sistematización a la gramática por parte del Brocense es su teoría de la<br />
elipsis. Como dice Sánchez Salor, su teoría de la elipsis tiene sentido desde el momento en<br />
que se establece un principio que se encuentra en la gramática del siglo XX desde Saussure: el<br />
principio de que en el análisis gramatical se hace necesario distinguir entre el sistema de la<br />
lengua y su realización efectiva; el gramático debe reducir a esquemas las anomalías e<br />
irregularidades y explicar los caprichos aparentes del uso. En este sentido, el Brocense es un<br />
gramático sorprendentemente moderno.<br />
Según opinión aún de Sánchez Salor, el Brocense rompe con los gramáticos anteriores<br />
a él, pero no con todos, sino con aquellos que no han considerado a la gramática como algo<br />
racional. Él mismo es conciente de esa ruptura: “Se ha apoderado de muchos la perversa<br />
opinión, o más bien la barbarie, cuando dicen que en la Gramática y en la lengua latina no<br />
hay unas causas y que no se debe buscar en absoluto en ellas ninguna estructura racional”.<br />
Y efectivamente, en su Minerva o De causis linguae latinae, plantea cuestiones<br />
sintácticas que no son exclusivas de la lengua latina, sino que tienen valor general y que se<br />
explican desde esquemas racionales generales. El Brocense trata, en efecto, de buscar los<br />
esquemas racionales desde los que se explican los diferentes usos -incluso los<br />
aparentemente anómalos de la lengua latina. Y en esa búsqueda de esquemas racionales<br />
transciende sin duda las fronteras de la lengua latina, para llegar hasta una gramática<br />
efectivamente general. Y es que esos esquemas racionales, al menos los más generales, son<br />
válidos no sólo para el latín, sino también para todas las lenguas. Y el Brocense alcanza una<br />
gramática general desde presupuestos, no ya solamente lógico-filosóficos, sino también<br />
y, sobre todo, lingüísticos.