Punto encuentro - Biblioteca

arquitecturaconstrucción
Centro Cívico
Vitacura
Punto
de
encuentro
Con un particular diseño
en forma de agudo prisma, el
edificio del municipio de Vitacura
se levanta como un volumen
limpio y claro, nexo entre la
ciudad y un agradable paisaje
natural. En el proyecto destacan
amplias plantas libres, fachadas
ventiladas y una gran puerta
de entrada al río, que exigió
la ejecución de una viga de 80
metros de largo que conforma
un portal.
Paula Chapple C.
Periodista Revista BiT
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La ubicación es privilegiada. El edificio
de la Municipalidad de Vitacura se alza como
un imponente vínculo entre la ciudad, el río Mapocho y el parque,
rodeado de una atrayente área verde. El proyecto con su particular
diseño en forma de escuadra no deja a nadie indiferente, una concepción
que generó múltiples retos constructivos, sin margen para
faenas repetitivas. Pero hay más, porque su cercanía con el río Mapocho
y la existencia de drenes obligaron a mejorar el suelo erosionado.
La obra presenta elementos interesantes en materia de gestión,
ejecución y diseño.
Saque número
No se asuste. Los que tuvieron que sacar número para ser atendidos
por las autoridades comunales fueron las 75 oficinas de arquitectos
que presentaron propuestas de diseño para el edificio de la Municipalidad
de Vitacura. El trámite comenzó en 1992, cuando la administración
comunal estaba bastante dispersa con 17 oficinas ubicadas
en distintos lugares del municipio complicando severamente la
atención de los vecinos. No se podía seguir esperando, había que
construir un centro cívico que concentrara todas las dependencias
municipales y servicios públicos.
En 1997 se llamó a un concurso público, y hubo que hacer fila a
causa de la alta cantidad de propuestas recibidas. No es para menos.
Ficha Técnica
Los primeros pisos del nuevo
Centro Cívico de Vitacura
quedaron para uso exclusivo de
los vecinos.
Mandante: Municipalidad de Vitacura
Arquitecto: Iglesis Prat Arquitectos. Jorge Iglesis Guillard,
Leopoldo Prat Vargas
Empresa constructora: Echeverría Izquierdo
Ingeniero calculista: René Lagos y Asociados Ingenieros Civiles
Localización: Avenida Bicentenario 3.800. Vitacura
Superficie Total Construida: 22.000 m 2
Oficinas: 12 mil metros cuadrados.
Trabajan: 400 personas
Población flotante diaria: 1.500 personas
Costo: $7.500 millones
Las áreas verdes que rodean el establecimiento
correspondientes al Parque Bicentenario.
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El edificio se encuentra en un sector del Parque
Bicentenario entre las calles O´Brien y Alonso de
Córdova, ocupando una superficie no superior a una
hectárea y emplazándose en sentido oriente-poniente
paralelo a la Avenida Bicentenario.
“Es un lugar realmente espectacular que debía
recuperarse, y a su vez dar un corazón a
una comuna que tenía su administración
completamente repartida”, indicó Jorge Iglesis,
arquitecto de Iglesis y Prat, profesionales
ganadores del concurso público.
Pero nada es fácil, porque antes de la adjudicación
hubo manifestaciones contrarias
al proyecto. “Cuando se iba a realizar la licitación
hubo protestas de ecologistas porque
el edificio se emplazaba en un área
verde, aduciendo que no se podía intervenir
el parque para construir el edificio. Entonces,
hicimos las gestiones para desafectar
el área y empezar con las obras”,
recuerda, Pamela Ortíz, la arquitecta jefe de
la Secretaría de Planificación (Secpla) del
municipio de Vitacura.
Tras superar estos primeros inconvenientes,
se abrió la carpeta que contenía el proyecto
original elaborado hace 5 años, en el
cual la planta municipal incluía unidades que
ya habían dejado de funcionar. “Se adaptó
ese anteproyecto a las necesidades actuales.
De esta forma, y manteniendo la misma estructura
del edificio y el diseño ganador, tuvimos
que modificar el interior en la planimetría
base”, indica Ortíz. Finalmente, en
2003 se adjudicó a la empresa constructora
Echeverría Izquierdo la ejecución del proyecto
con plazo de entrega de 14 meses.
La base
La fundación del proyecto ofreció aspectos
técnicos destacables. Existía un dren, que
hasta hoy capta aguas para consumo, construido
en 1930 por Aguas Andinas justo en
el terreno destinado para la edificación. En
ese momento la decisión conjunta del mecánico
de suelo y del calculista consistió en
efectuar un mejoramiento de terreno sobre
el desagüe. “Como éste no se podía eliminar,
porque ya era un cauce casi natural de
agua de siete metros de profundidad, la decisión
fue descubrirlo y hacerlo de nuevo”,
señala el ingeniero calculista René Lagos.
El desagüe se reconstruyó con las técnicas
actuales (geotextil y bolones), para después
realizar un mejoramiento de suelo de alta
densidad para fundar el edificio. Con el objetivo
de evitar posibles inundaciones con
futuras crecidas del río, se estudió el eje hidráulico
del Mapocho de los últimos 100
años y en base a esta evaluación se fundó la
estructura, por lo que el desagüe no debería
tener problemas en contener grandes torrentes.
“Esta faena atrasó en 15 días el programa,
porque no estaba considerado en la
propuesta que debíamos hacer de nuevo el
dren”, señala Yerko Vera, ingeniero de la
oficina técnica de Echeverría Izquierdo.
El tema sigue porque para la fundación se
debió retirar parte del relleno original que se
encontraba sumamente disperso. Además,
se colocó material de otras obras para elevar
la altura del suelo. “En caso contrario, el
edificio quedaba hundido con respecto al
nivel de calle, y con serio riesgo de fisurarse
por la inestabilidad del suelo inicial”, expresó
Benetti.
Plantas libres y
funcionalidad
Con la base resuelta había que avanzar en la
ejecución del edificio, un tema no menor si
consideramos que el centro cívico constituye
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una planta libre, con una estructura basada
en losas y vigas con escasos pilares. Es una
arquitectura limpia y moderna, donde las
columnas tubulares de hormigón a la vista
no entorpecen el libre tránsito, ni generan
contaminación visual. “La particularidad de
la ejecución del edificio consiste en que no
existen las faenas repetitivas, todos los metros
cuadrados son distintos, con desnivel,
provocando que los rendimientos sean menores
a los habituales en una edificación estándar.
No se repiten las geometrías, es una
construcción en esquina y luego toma otra
forma, ordenada y octogonal, difícil de llevarla
a la práctica de manera convencional y
repetitiva”, afirma Leonardo Benetti, ingeniero
administrador de Echeverría Izquierdo.
El análisis del profesional se entiende plenamente
porque la arquitectura del edificio
sale de lo común con su forma triangular, e
interiormente cuenta con espacios de dobles
y triples alturas. “Es un edificio especial,
constructivamente distinto al resto que presenta
una planta repetitiva, es decir, edificios
cuadrados y simétricos en sus formas”,
ejemplifica Benetti.
Para las dobles y triples alturas se debió
ocupar un sistema de torres para lograr elevaciones
de hasta 7 metros, estas alturas se
daban en tres sectores del edificio: Auditorio,
hall de acceso por calle O’Brien y la al-
caldía. Éstas servían para hacer el moldaje
de losa y además en estas plataformas se
debía apoyar el moldaje para muros, vigas y
pilares.
El piso del auditorio presentaba pendiente,
por lo tanto era más lento el armado de
las torres. “El sector de la cuarta altura es la
viga de hormigón de casi 2 metros de alto
ubicado en la parte superior del muro cortina
junto a la escalera de hormigón visto.
Para esta viga también se ocuparon torres
debido a su altura –12 metros– y por el peso
del hormigón fresco”, afirma Yerko Vera.
Por otra parte, el edificio plantea dos fachadas
muy marcadas, hacia la ciudad y al
parque. “Quisimos hacer un edificio que
permaneciera en el tiempo y envejeciera con
dignidad. Para ello se revistió completamente
de mármol travertino sin pulir, garantizando
una vejez noble”, asegura Iglesis.
Este mármol cortado y producido en Chile
rompe con la tendencia de la aplicación de
materiales importados. En el proyecto de Vitacura,
el mármol natural se instaló en grandes
módulos bajo el sistema de “fachada
ventilada”, que no se adhiere al hormigón
sino que se sujeta por medios mecánicos,
ensamblado en soportes de acero inoxidable
y completamente independiente a la fachada.
“De esta forma, se desplaza aire entre el
mármol y el muro de hormigón, facilitando
La construcción permite que el parque fluya en forma continua a través de la plaza cívica,
desde la cual se accede al interior en distintos niveles.
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arquitecturaconstrucción
En el proyecto destaca una viga de
80 m de longitud. En su montaje se
emplearon gigantescos gatos
hidráulicos y dos grúas de 250
toneladas.
dientes pero que estéticamente se observan
como un solo edificio. Para una rápida ejecución,
se aprovechó esta distribución para
avanzar la obra en frentes independientes.
Cada área tenía un profesional de terreno,
un jefe de obras y capataces con su cuadrilla.
Así, se pudo desarrollar en forma simultánea
cinco construcciones. Las zonas correspondían
a la Alcaldía, la Dirección de
Obras Municipales (DOM), el Secpla, el hall
de acceso y el auditorio.
El proyecto destaca por su longitud, 200
metros, un elemento que obliga a medidas
especiales para establecer un eficiente siste-
la ventilación y permitiendo el cambio de
una pieza con facilidad en caso de algún
quiebre”, señala Iglesis. Además, se aplicó
un recubrimiento antigrafiti al primer piso.
El proyecto que presenta una serie de accesos
hacia el parque genera un espacio de
transición con una especie de gran zaguán;
hacia lo urbano se aprecian vías e ingresos
controlados y en su interior dispone de plantas
libres y flexibles con amplia libertad de
usos.
Para lograr pisos despejados, el proyecto
se dividió en cinco cuerpos por medio de
juntas de dilatación, estructuras indepenma
sísmico. “Se definió hacer doble muro
quedando un sistema tipo machihembrado.
En las uniones se colocaron fuelles de juntas
de dilatación cada 40 metros, las que en el
piso son de aluminio y de goma en forma de
acordeón en los laterales y en el cielo”, afirma
Vera.
Otro requisito del proyecto consistió en
priorizar plantas totalmente libres, prácticamente
sin columnas, para facilitar la distribución
de los espacios de arquitectura y sus futuras
transformaciones.“En el proyecto
privilegiamos al usuario y entregamos a la circulación
de los vecinos las escaleras que dan
hacia la plaza y el parque, para que disfrutaran
de esa vista, una fachada abierta y transparente
y que además muestra toda la actividad
de la Municipalidad”, sostiene Iglesis.
Ante este reto se buscó disminuir al máximo
los elementos estructurales, en particular
los muros interiores. Por ello, “se utilizaron
pilares y losas planas sin vigas, cuidando que
cada uno de estos módulos tuviera dos núcleos
de circulaciones verticales en sus interiores,
los que darían a la estructura la estabilidad
lateral frente a carga sísmica”,
expresa Lagos.
Las plantas libres igualmente deben incluir
ascensores y escaleras. Estas últimas se fraccionaron
para disminuir al mínimo su protagonismo
distribuyéndolas entre los módulos.
La recreación del atrio como un nuevo
patio-plaza y del parrón a una nueva
escala, conformado por grandes vigas,
son una reinterpretación de tipologías
arquitectónicas de valle central de Chile.
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El edificio se dividió en varios módulos
para hacer plantas libres.
Así, en los extremos de cada planta existen
circulaciones verticales con muros que concentran
la carga sísmica. Se utilizaron losas
tradicionales y la estructura es en base a pilares
y vigas en los extremos del edificio.
De esta manera se concretó la idea original,
en donde los primeros pisos concentraran
los servicios a la comunidad con la mayor
carga de circulaciones y en las plantas
superiores las unidades asesoras.
La plaza cívica
Cuando se llamó a concurso, se trataba de
un sitio baldío de 32 hectáreas y el edificio
podía emplazarse en cualquier parte de
esta extensión, “pero la decisión de colocarlo
entre el parque y la ciudad resultó
trascendental para la adjudicación. Diseñamos
una puerta, un umbral de ingreso al
Parque Bicentenario y por supuesto al paisaje,
porque está el río Mapocho, el parque
Metropolitano y el cerro Manquehue, que
además es el emblema de la comuna”, señala
Jorge Iglesis.
La construcción de la plaza cívica posee
elementos interesantes, ya que se “buscó
armar espacios que no fueran completamente
abiertos, que estuvieran como atrapados
y controlados por el edificio. Por ello
la existencia de una gigantesca viga ornamental
que conforma este parrón urbano y
que genera lugares de transición entre el
exterior y los interiores”, prosigue el arquitecto.
Se trata de la fachada diagonal que
da hacia el río, recibiendo perpendicularmente
otras vigas, “formándose una especie
de emparronado apoyado en el edificio”,
comenta Lagos.
La viga se revistió con mármol en las dos
caras laterales, en la inferior con fibrocemento
y en la superior con hojalatería para
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El edificio se revistió en mármol.
Se utilizó hormigón a la vista, muro cortina
y cristal, dando como resultado una
arquitectura limpia y a la vez muy luminosa.
soportar las aguas lluvias. En tanto, las vigas
metálicas del emparronado se recubrieron
con fibrocemento. Como la estructura es imponente,
con un total de 80 metros, para
una trabajabilidad más simple, se dividió en
tramos de seis metros. “Por las grandes dimensiones
de la viga utilizamos gatos hidráulicos
gigantes, los tramos se soldaron en
terreno y finalmente se montó con dos grúas
de 250 toneladas “, indica Vera.
Pero la historia de esta extensa viga encerró
algunos secretos. Para empezar se barajaron
algunas alternativas para la materialidad.
Lagos recuerda: “Primero se pensó
hacerla de hormigón armado, pero se descartó
porque iba a ser muy pesada. Segundo
no se podía fabricar en un solo tramo porque
si no conectaba afectaría a edificios distintos,
separados por juntas de dilatación”.
Por su longitud y los cambios de temperatura,
la viga -se contrae ante las bajas temperaturas
y se dilata con el calor-, había que
darle el apoyo adecuado para que se adaptara
a estas dilataciones y para que resistiera sin
inconvenientes, al mismo tiempo que la anclara
impidiendo su desplazamiento frente a
los movimientos sísmicos. “Teniendo en cuen-
ta estos aspectos, finalmente optamos por
una estructura metálica reticulada que se revistió
después en piedra”, afirma Lagos.
Parque Bicentenario
El proyecto originado en 1995 se terminó de
construir en el 2004, destacando su interior
claro y transparente que se prolonga en el
Parque Bicentenario. En un principio, éste se
denominó Parque Las Américas porque nació
en torno al edificio de la Cepal. Sin embargo,
cuando el tema se abordó de manera
definitiva, se adoptó el nombre de Parque
Bicentenario.
Esta área verde se propuso como un ente
mediador entre la geometría y la geografía,
entre la ciudad y la naturaleza del valle de
Santiago, como un elemento de naturaleza
artificial de escala urbana y pública”, explica
el arquitecto Teodoro Fernández, ganador
del concurso que en 1999 el municipio lanzó
para generar este gran pulmón verde.
La primera etapa se espera terminar en junio
de 2007 y ya cuenta con una laguna que
además provee de agua de riego a las áreas
verdes, numerosos paseos peatonales, ciclovías
y la explanada central. Esta sección par-
te desde la plaza cívica hacia el norte hasta
las Ursulinas, para posteriormente iniciar los
trabajos de la segunda etapa, que irá desde
la plaza cívica hasta la rotonda Pérez Zujovic.
En este segundo proceso el motor estará
dado por la construcción del Museo ESO
(European SouthAmerican Observatory).
Una gran área urbana y natural envuelve
el Centro Cívico Vitacura, edificio que enlaza
armónicamente la ciudad y el parque. n
www.vitacura.cl
EN SÍNTESIS
El atractivo diseño del Centro Cívico de
Vitacura representa una especie de puente
entre la ciudad y el río, insertándose
armónicamente en el ámbito urbano y la
naturaleza. El proyecto desciende junto a la
plaza cívica hacia el parque y se plantea
como una obra identificable y representativa
de la comuna y su entorno natural.
Sobresalen las plantas libres con escasa
pilarización para la facilitar circulación, así
como una gran viga en la entrada hacia la
plaza.
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