Poniendo en Valor nuestras Costumbres, Salinas ... - MASRENACE
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Para una fiesta del 3 de mayo a ella se le perdió una pulsera. Entonces su mamá le<br />
dice, pregúntale al espíritu que te habla tal vez él te dice dónde está. Ella le pregunto<br />
cómo se llamaba y donde vivía, él le dice:<br />
-“Yo vivo <strong>en</strong> la peña de Sardina y me llamo Manuel. Entonces, yo me llamo Manuelito”.<br />
-“Manuelito, se me perdió mi pulsera, por favor dime qui<strong>en</strong> la halló y dónde la puedo<br />
<strong>en</strong>contrar”.<br />
-“No, tu pulsera no la ti<strong>en</strong>e nadie, ¿vos te acordás dónde estabas s<strong>en</strong>tada antes de<br />
v<strong>en</strong>irte a la casa? Ahí está”.<br />
-“Si estaba s<strong>en</strong>tada <strong>en</strong> las raíces de un árbol llamado iguano”.<br />
-“Ahí está tu pulsera, ándate ahora mismo que ahí está”.<br />
Entonces ella fue allá y ahí la <strong>en</strong>contró.<br />
Otro día, le dice Gladys<br />
-“Pero yo quiero saber si es verdad que vivís <strong>en</strong> la Peña de Sardina”.<br />
- “¿Que querés que te traiga para demostrártelo, que te traiga conchas o que te traiga<br />
ar<strong>en</strong>a?”<br />
- “Y como me vas a traer ar<strong>en</strong>a? Yo no te creo que vos vivás <strong>en</strong> el mar”.<br />
- “Yo no sé… pero te voy a traer ar<strong>en</strong>a y vas a ver que vivo <strong>en</strong> el mar”.<br />
A los 15 minutos le dejo caer ar<strong>en</strong>a del techo. Y así comprobó ella que él vivía <strong>en</strong> el<br />
mar.<br />
- “Yo vivo <strong>en</strong> un castillo”<br />
- “Entonces decime, toda esa g<strong>en</strong>te que se ahogado que se hace. Las señoritas Alvirez,<br />
que se las llevo el mar, ¿qué paso con ellas se las comió un pez?<br />
- “No ahí están, <strong>en</strong> nuestro castillo, y te voy a llevar un día, ¿querés conocer?<br />
- “¿Pero cómo me vas a llevar?”<br />
- “Vos solo decime que día y yo te llevo.”<br />
- “Bu<strong>en</strong>o, v<strong>en</strong>í mañana por mí a las diez de la mañana.”<br />
IV Tradiciones y prácticas culturales<br />
Al día sigui<strong>en</strong>te, a las 10 de la mañana, le agarró un dolor de estómago muy fuerte<br />
y se murió ahí nomás. La mama de ella empezó a gritar: - “Ay Manuelito, mi hija se<br />
murió”. Y le dice el du<strong>en</strong>de - “No está muerta no te preocupes”. Y dice que dilato como<br />
una hora muerta, luego empezó a recobrar el s<strong>en</strong>tido. Cuando despertó, le contó a<br />
la mamá, que Manuelito t<strong>en</strong>ía un palacio de oro lindo, que todo es muy lindo y que<br />
está <strong>en</strong> el fondo del mar y que t<strong>en</strong>ía un tesoro. Y que ahí están todos los que se han<br />
ahogado y no se aparecieron. Ahí están <strong>en</strong>cantados vivi<strong>en</strong>do. Ella los vio que comían<br />
y bebían, pero com<strong>en</strong> pescado crudo. A ella Manuelito le sirvió pero ella no comió.<br />
Lo que el du<strong>en</strong>de quería era que ella se casara con ese muchacho Condega, pero<br />
él era pobre de espíritu y de plata. Su papa era carpintero. Ella se fue con un primo<br />
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