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NIVOLA<br />
Revista semestral gratuita de la<br />
Asociación Amigos de Unamuno en Salamanca.<br />
Portada e ilustraciones:<br />
Miguel Elías Sánchez Sánchez<br />
Florencio Maíllo Cascón<br />
Depósito Legal: XXXXXX<br />
© Asociación Amigos de Unamuno en Salamanca<br />
Página Web: www.amigosdeunamuno.es<br />
Correo electrónico: amigosdeunamuno@gmail.com<br />
Consejo de Redacción:<br />
Francisco Blanco Prieto<br />
Pablo de Unamuno Pérez<br />
Luis Gutiérrez Barrio<br />
Antonio de Miguel Gaspar<br />
Elena Díaz Santana<br />
Marta García Gasco<br />
Ana Chaguaceda Toledano<br />
Juan Carlos López Pinto<br />
Miguel Elías Sánchez Sánchez<br />
Florencio Maíllo Cascón<br />
La Asociación Amigos de Unamuno en Salamanca expresa su agradecimiento a:<br />
– Globalia Artes Gráficas y Distribución por su generosa colaboración.<br />
– A los articulistas e ilustradores por sus desinteresadas aportaciones.<br />
Composición e impresión: Globalia Artes Gráficas y Distribución.<br />
2
Índice<br />
Asociación Amigos de Unamuno en Salamanca ............................ 4<br />
Presentación ..................................................................................... 5<br />
Saludo del Alcalde ............................................................................ 6<br />
Alfonso Fernández Mañueco<br />
Con Unamuno en Salamanca .......................................................... 8<br />
Olegario González de Cardedal<br />
Cajal y Unamuno, diversos pero complementarios.<br />
José Ramón Alonso ..................................................................... 12<br />
Mi primer Unamuno ........................................................................ 14<br />
Antonio Colinas<br />
El personaje en Niebla de Miguel de Unamuno............................. 18<br />
Vicente González Martín<br />
De cocotología, pedagogía y mística............................................... 22<br />
Sagrario Rollán Rollán<br />
Estampa Poética. Salamanca............................................................ 24<br />
La religión en Unamuno .................................................................. 26<br />
Ángel Galindo García<br />
La vena oracional del alma de Don Miguel de Unamuno ............. 27<br />
José Vicente Rodríguez Rodríguez<br />
Sobre el tratado del Amor de Dios .................................................. 28<br />
Luis Frayle Delgado<br />
Presencia dominicana en las lecturas espirituales del Diario<br />
Íntimo de Unamuno......................................................................... 31<br />
Etelvino González López<br />
Partitura lírica unamuniana. Del contexto a la universalidad ..... 33<br />
Carmen Bulzan<br />
Itinerario unamuniano salmantino................................................ 37<br />
Actividades realizadas ...................................................................... 40<br />
Actividade segundo semestre 2015 ................................................. 44<br />
Certamen de caricaturas .................................................................. 46<br />
3
Asociación Amigos de Unamuno en Salamanca<br />
La Asociación Amigos de Unamuno en Salamanca se fundó el 11 de noviembre de 2014, firmando el Acta Fundacional<br />
los promotores y socios fundadores: Francisco Blanco Prieto, Pablo de Unamuno Pérez, Luis Gutiérrez Barrio, Antonio de<br />
Miguel Gaspar, Elena Díaz Santana, Marta García Gasco, Cirilo Flórez Miguel, Ana Chaguaceda Toledano, Juan Carlos López<br />
Pinto, Francisco Alonso Bringas y Santiago Juanes Díaz.<br />
Una vez aprobados los Estatutos de la Asociación por la Junta de Castilla y León e inscrita la misma en el Registro Provincial<br />
de Asociaciones con el número 4407 de la Sección 1ª, fue propuesta y aceptada por unanimidad de los socios fundadores<br />
la constitución de la primera Junta Directiva de la Asociación, formada por los siguientes miembros:<br />
Presidente:<br />
Francisco BLANCO PRIETO<br />
Hacer posible el proyecto de difundir la<br />
vida, obra y pensamiento de Miguel de<br />
Unamuno, bien merece el empeño de intentarlo,<br />
colaborando a hacerlo realidad.<br />
Vocal de Relaciones Locales:<br />
Cirilo FLÓREZ MIGUEL<br />
Hay un tiempo para cada cosa y un espacio<br />
vacío, por pequeño que sea, para ocuparlo<br />
en restaurar y mantener la memoria<br />
de quien tanto ofreció a la humanidad.<br />
Vicepresidente:<br />
Pablo de UNAMUNO PÉREZ<br />
Las aspiraciones no cristalizan sin el esfuerzo<br />
y la colaboración de quienes apuestan<br />
por ellas, convencidos de la bondad<br />
natural que las acompaña.<br />
Secretario: Luis GUTIÉRREZ BARRIO<br />
Dejar pasar la oportunidad de colaborar en<br />
el logro de los objetivos propuestos por la<br />
Asociación, hubiera defraudado mi compromiso<br />
unamuniano con el personaje.<br />
Tesorero: Antonio de MIGUEL GASPAR<br />
No son muchas las ocasiones que brinda la<br />
vida para compartir proyectos dignos de<br />
trabajar por ellos con el entusiasmo que<br />
merecen.<br />
SOCIOS DE HONOR<br />
Vocal de Comunicación y Difusión:<br />
Elena DÍAZ SANTANA<br />
La creencia en un personaje y la afinidad<br />
ideológica con el mismo, obliga a difundir<br />
su legado y a comprometerse con la lucha<br />
por la verdad que él mantuvo.<br />
Vocal de Coordinación de Actividades:<br />
Marta GARCÍA GASCO<br />
El esfuerzo común de los asociados hará<br />
posible que la utopía quimérica de los proyectos<br />
se haga realidad concreta y gratificante<br />
para los implicados en ellos.<br />
Ilmo. Sr. D. Alfonso Fernández Mañueco, Alcalde de Salamanca.<br />
Familia de D. Miguel de Unamuno<br />
4<br />
Ilmo. Sr. D. Vicente González Martín, Decano de la Facultad de Filología<br />
de la Universidad de Salamanca.<br />
Ilmo. Sr. D. Ángel Galindo García,<br />
Rector Magnífico de la Universidad Pontificia de Salamanca.
PRESENTACIÓN<br />
El maestro de la paradoja, se acercó también con fuerza al neologismo llamando<br />
“nivolas” a sus creaciones narrativas, para distinguirlas de la<br />
novela realista dominante en la época en que Unamuno escribía sus<br />
relatos, dándonos en el subtítulo de su novela Niebla la oportunidad<br />
de titular nuestra revista con el nombre que la encabeza:<br />
niebla, nivola, historia, leyenda, vida eterna, verbo creador y<br />
soñador.<br />
Nace Nivola con vocación de servicio y voluntad de<br />
priorizar el contenido sobre la forma, como hizo don Miguel<br />
con toda su obra, surgiendo la revista por gestación<br />
vivípera unamuniana y aparición inmediata, con larga preparación<br />
y adecuado tiempo, brotando del consciente empeño<br />
colectivo por llevar la vida, obra y pensamiento del<br />
maestro a cuantos dediquen su tiempo a leer estas páginas<br />
abiertas y sin bambalinas.<br />
Aspiramos a que Nivola sea una revista semestral, intelectualmente<br />
rigurosa y documentalmente sólida, pero alejada del formalismo<br />
exigido por la ortodoxia comunicativa en investigaciones<br />
reservadas al minoritario sector intelectual de la sociedad, con intención<br />
de que pueda ser leída con gusto por todos los socios y<br />
simpatizantes de Unamuno que se acerquen a sus páginas.<br />
La historia personal, literaria y sentida del maestro son los ejes<br />
que inspiran los contenidos de la revista, conscientes de que su calidad<br />
depende de la solvencia intelectual de los artículos que en<br />
ella se publiquen, algo que nos obliga a insertar en ella solamente<br />
aportaciones relevantes, documentos testimoniales y actividades<br />
de la Asociación, sin más criterio selectivo que el exigido por la<br />
calidad literaria, el rigor científico, el respeto formal y el contenido<br />
unamuniano de los artículos.<br />
Agradecemos a los escritores que nos han enviado los ensayos<br />
su generosa colaboración, anticipando a los lectores que no<br />
se verán defraudados con su lectura, manteniendo las puertas<br />
abiertas a todas las opiniones que nos lleguen, sean elogiosas o<br />
críticas con el contenido de la revista, porque sus palabras nos<br />
ayudarán a mejorar.<br />
Aspiramos a que Nivola sea un portavoz unamuniano más,<br />
merecedor de un espacio en las hemerotecas, pidiendo especial<br />
participación a los socios para hacer posible el proyecto que<br />
juntos compartimos, solicitando a los lectores no asociados que<br />
se unan con nosotros a la Asociación de Amigos de Unamuno<br />
en Salamanca para levantar juntos la bandera de la esperanza<br />
en que la revista que hoy presentamos en sociedad tenga el<br />
futuro que deseamos, para que el recuerdo de Unamuno nos<br />
acompañe siempre.<br />
Junta Directiva de la Asociación<br />
Amigos de Unamuno en Salamanca<br />
5
SALUDO DEL ALCALDE<br />
Una Asociación de Amigos que nace para honrar la memoria<br />
del mayor intelectual que ha tenido Salamanca es, de entrada,<br />
una gran noticia para esta ciudad del conocimiento y para el<br />
mundo de la cultura.<br />
Unamuno, casi ocho décadas después de su fallecimiento, está hoy más vigente<br />
que nunca. Sigue siendo un referente moral que nos enseña cómo el pasado<br />
debe guiarnos en el presente y nos muestra el camino para alcanzar el<br />
futuro que deseamos. Y, precisamente, uno de los fines de esta Asociación es<br />
promover y difundir la vida, la obra y el pensamiento de don Miguel.<br />
Vuestra Asociación ha nacido, además, con la vocación de favorecer la colaboración<br />
con otras entidades culturales. Fieles, por tanto, al espíritu de Unamuno<br />
que fue un ejemplo de cómo el intercambio y la crítica constructiva nos mejora<br />
y cómo avanzamos cuando argumentamos y nos cuestionamos desde la razón.<br />
Todo lo vinculado a don<br />
Miguel está también unido a<br />
la propia Historia de Salamanca<br />
y como tal continúa siendo<br />
una fuente inagotable de<br />
estudio e inspiración. Es connatural<br />
a esta ciudad y la<br />
mejor forma de honrarlo es<br />
leerlo y mantener vivo su<br />
pensamiento.<br />
También fieles a este espíritu<br />
de difundir su obra, Unamuno<br />
ratifica el consenso que<br />
ha presidido buena parte de<br />
las decisiones municipales durante<br />
estos cuatro años. Ha<br />
sido, afortunadamente, elemento<br />
de unión y concordia<br />
6
porque los dos grupos municipales<br />
nos pusimos de<br />
acuerdo para restituirle su<br />
acta de concejal, además de<br />
nombrarle Hijo Adoptivo,<br />
concederle la Medalla de Oro<br />
de la Ciudad y dedicar el<br />
2012 a su memoria con un<br />
completo programa cultural<br />
en el Año al que dio nombre.<br />
Aprovecho esta oportunidad<br />
para daros las gracias a<br />
la Asociación de Amigos por<br />
ampliar el “universo unamuniano”<br />
y que os hayáis constituido<br />
en su ciudad de adopción de la que fue rector, concejal electo y<br />
sempiterno tertuliano y agitador de conciencias. También mi agradecimiento por<br />
vuestra generosidad al nombrarme socio de honor, reconocimiento que comparto<br />
con la propia familia de don Miguel, con Vicente González Martín, Decano de la<br />
Facultad de Filología de la Universidad de Salamanca, y con Ángel Galindo, Rector<br />
de la Universidad Pontificia.<br />
Y, como hacéis desde la propia Asociación, también invito a incorporarse<br />
como socios a toda persona que admire el legado y obra de don Miguel de Unamuno.<br />
Vosotros sois el ejemplo vivo de cómo se puede mejorar Salamanca desde<br />
dentro y personificáis la intrahistoria de la que hablaba don Miguel, cuyo retrato<br />
como concejal preside la entrada del Salón de Recepciones del Ayuntamiento de<br />
Salamanca.<br />
Gracias por vuestro esfuerzo, por permitirme compartir con todos vosotros<br />
esta publicación y por enriquecer la vida cultural de Salamanca honrando la<br />
memoria de un intelectual universal.<br />
Alfonso Fernández Mañueco<br />
Alcalde de Salamanca<br />
7
CON UNAMUNO EN SALAMANCA<br />
OLEGARIO GONZÁLEZ DE CARDEDAL<br />
Catedrático de Teología<br />
Académico de Ciencias Morales y Políticas<br />
8<br />
Cuando me paro<br />
con el poeta a contemplar<br />
los pasos por<br />
los que he andado, los<br />
parajes que he visitado<br />
y donde he existido,<br />
compruebo que más<br />
de la mitad de mi vida<br />
ha trascurrido en esta ciudad bajo la sombra<br />
protectora de quien hizo de ella lugar<br />
de su destino y morada vital de su quehacer.<br />
No es la única ciudad en la que he vivido.<br />
En otras he pasado años decisivos<br />
de forma que puedo decir con toda verdad<br />
que en cada una de ellas he comenzado<br />
a existir. Cuando me preguntan<br />
dónde he nacido, les devuelvo la pregunta:<br />
nacer ¿a qué vida? A la vida biológica<br />
nací en Cardedal, a la vida espiritual<br />
en Ávila, a la vida intelectual en Munich.<br />
Antes de hacer de Salamanca la morada<br />
vital de mi existencia solo había estado<br />
una vez en ella. Era un adolescente<br />
y llegué en la visita típica de colegio,<br />
cuando todavía perduraban en sus edificios<br />
las heridas de la guerra con los franceses<br />
y la plaza de Anaya era lugar de<br />
aparcamiento de autobuses. Para un<br />
joven de provincias, Salamanca era la<br />
Universidad, las Facultades sobre todo de<br />
Filología y de Teología, los exámenes de<br />
la llamada entonces reválida de Estado,<br />
a cuyas pruebas se llegaba con dos angustias:<br />
las matemáticas y el latín, para<br />
cuya superación se traía bajo el brazo el<br />
grueso diccionario de Raimundo de Miguel.<br />
En una ciudad uno puede tener casa<br />
material o morada personal. Hay quienes<br />
han vivido durante decenios en un lugar<br />
sin quedar afectados por el genius loci,<br />
aquel legado del tiempo y del espíritu<br />
que fueron dejando quienes allí pensaron<br />
y trabajaron, vivieron y murieron.<br />
Hay ciudades que son más historia espiritual<br />
que materia física; que llevan consigo<br />
unos dinamismos, alientos y<br />
pesadumbres que hacen de ellas una especie<br />
de horno en el que fragua una postura<br />
ante la existencia. En ellas habitaron<br />
creativamente personas que dejaron<br />
sobre la piel de ese alma ciudadana una<br />
impronta que perdura más allá de la generación<br />
en la que vivieron. Fueron personas<br />
que siguen siendo presencias<br />
reales.<br />
No es posible en Ávila olvidar a Santa<br />
Teresa y no solo porque allí queden su<br />
casa natal, el monasterio de la Encarnación<br />
en el que pasa casi tres decenios, y<br />
su primer convento de San José como<br />
matriz de nacimiento para todo el resto<br />
de fundaciones. Toda la historia vivida<br />
por ella y revivida por los miles de carmelos,<br />
que tras su huella han seguido<br />
surgiendo en todas las geografías y culturas,<br />
han repercutido sobre Ávila y al<br />
contemplar las murallas ya apenas adivinamos<br />
los viejos asaltos y batallas porque<br />
estamos viendo a través de sus fortalezas<br />
las moradas teresianas del “castillo interior”<br />
y el aire de la almena en San Juan<br />
de la Cruz, su compañero del alma, para<br />
quien ella fue hasta un momento madre
y que a partir de otro momento aprendió<br />
de él subida y monte, noche y llama.<br />
Yo he habitado en tres tiempos interiores<br />
de Salamanca. Uno es el que forma<br />
la cadena de genios, santos y maestros,<br />
que vivieron entre 1515 y 1591. Por ella<br />
pasan, en ella están o para ella trabajan<br />
desde Francisco de Vitoria y Báñez, a<br />
todos los demás<br />
juristas y teólogos;<br />
por ella pasan<br />
esos años<br />
como estudiantes<br />
San Ignacio y San<br />
Juan de la Cruz;<br />
como fundadora,<br />
Santa Teresa<br />
(1515-1582); en<br />
ella escriben los<br />
hebraístas y Fray<br />
Luís de León no<br />
solo traduce en<br />
romance el Antiguo<br />
Testamento<br />
y los clásicos sino<br />
crea una obra<br />
poética única; y<br />
en esos años<br />
suena la música<br />
acordada de Salinas.<br />
Toda una<br />
sinfonía de creadores,<br />
cada uno en su teclado y con su<br />
cuerda vital. El penúltimo decenio ve la<br />
edición de las obras de Santa Teresa por<br />
Fray Luis de León (1588), que muere en<br />
Madrigal de las Altas Torres (1527-1591).<br />
En 1591 también, yendo camino de América<br />
a las ‘ínsulas extrañas’, muere en<br />
Úbeda Fray Juan de la Cruz. Es el canto<br />
de cisne del siglo.<br />
Siendo yo hijo del siglo XX, la máxima<br />
presencia real en esta ciudad ha<br />
sido Don Miguel de Unamuno. Me encontré<br />
con él siendo yo bien joven y lejos<br />
de aquí. Era seminarista en un Seminario<br />
menor de provincias, en el que durante<br />
los años cincuenta sin pasión y sin<br />
miedo, con ilusión y empeño, leíamos a<br />
Unamuno y a Ortega, a los poetas de la<br />
generación del 27 y a los de la generación<br />
de 1950.<br />
Nunca podré olvidar<br />
el ejemplar<br />
del “Rosario de<br />
sonetos líricos”,<br />
de Don Miguel,<br />
editado por Afrodisio<br />
Aguado,<br />
que un profesor<br />
puso en mis<br />
manos junto con<br />
los dos tomitos<br />
de la “Antología<br />
poética del siglo<br />
XX, 1900-1950,<br />
del P. L. Alonso<br />
Schökel. Junto<br />
con ellos la poesía<br />
a mi vida, por<br />
la leve “Senda lírica”,<br />
de Quiliano<br />
Blanco, inspector<br />
escolar durante<br />
la República,<br />
editada en Ávila. Todo eso ocurría en<br />
Ávila sin gritos y sin inquisiciones, con la<br />
normalidad de quien se abre a las fuentes<br />
de la palabra verdadera.<br />
El último medio siglo, Salamanca ha<br />
sido mi morada vital y Unamuno ha sido<br />
una amorosa compañía. Su figura primero<br />
durante años enhiesta y erguida,<br />
luego doblada por los años, pesadumbres<br />
y dolores. Le he sentido como una<br />
gesta creadora, una humanidad ejemplar<br />
9
y un trabajador incansable al que el<br />
deber de alimentar a una familia numerosa<br />
le obligó a velar las noches y faenar<br />
los días. ¡Afanosos padres de familia a<br />
quien la necesidad arrancó obras geniales!<br />
Unamuno y Bach inmersos en creaciones<br />
sublimes y a la vez atenidos a las<br />
diarias angustias<br />
y a la precisa<br />
contabilidad para<br />
dar de comer a<br />
sus muchos hijos.<br />
Unamuno fue invitado<br />
e incitado<br />
a irse a la universidad<br />
de Madrid.<br />
La respuesta negativa<br />
no apela a<br />
altísimas razones<br />
teóricas sino al<br />
realismo de las<br />
cifras. Hace cuentas<br />
de lo que gana<br />
en Salamanca,<br />
y sumando casa<br />
de rector junto<br />
con otras alcabalas,<br />
comprueba<br />
que en Madrid<br />
gana menos. Y<br />
en esta situación<br />
no se puede ir.<br />
Es esa seriedad<br />
de la existencia,<br />
es su<br />
realismo ante la<br />
vida familiar, civil<br />
y ciudadana; es<br />
la extensión universal de sus intereses; es<br />
su atención a todo lo que en el alma de<br />
Europa suponía nuevos horizontes teóricos<br />
o posibilidades prácticas. Es su anchura<br />
de registros a la hora de escribir:<br />
la narrativa, el cuento, el drama, el ensayo<br />
filosófico, la poesía, el periodismo,<br />
el epistolario, las traducciones. Todos los<br />
géneros y en todos los niveles. Es la<br />
suma de hombría personal y de profesionalidad<br />
social. Quizá no sea el mejor en<br />
cada uno de esos campos, pero no hay<br />
quien a la hora<br />
de la suma final<br />
le sea equivalente<br />
en el pensamiento<br />
y la<br />
literatura españoles<br />
del siglo XX.<br />
Le he leído,<br />
he pensado a<br />
partir de él y con<br />
él, he escrito<br />
sobre él. No he<br />
accedido a emitir<br />
juicio, sobre todo<br />
en temas tan infinitamente<br />
serios<br />
como es su fe o<br />
sus dudas de fe,<br />
su actitud ante<br />
Dios y ante las<br />
realizaciones del<br />
cristianismo en la<br />
historia y en la<br />
iglesia. Su personalidad<br />
es de<br />
una complejidad<br />
insondable: se<br />
pueden encontrar<br />
en él textos<br />
que van en todas<br />
las direcciones, y<br />
que sostienen posturas opuestas. Su afirmación<br />
se erguía contra esto y contra<br />
aquello, para decirlo con sus propias palabras.<br />
No es posible llegar a un juicio<br />
coherente que integre en una articula-<br />
10
ción vertebradora todas sus afirmaciones<br />
y todas sus decisiones. Cuando se me ha<br />
preguntado repetidas veces sobre cómo<br />
aconsejar o desaconsejar su lectura, siempre<br />
he remitido a una respuesta personal,<br />
que tenga en cuenta la situación y formación<br />
de cada lector concreto. A ciertas<br />
personas y en ciertos momentos de la<br />
vida, Unamuno puede despertar del<br />
sopor y somnolencia, que retienen a tantos<br />
en la inconsciencia, injusticia e irresponsabilidad,<br />
ayudándolos a encarar los<br />
problemas esenciales del vivir con los<br />
que todos tenemos que vérnoslas. “Despertar<br />
al dormido” consideró su primera<br />
obra de misericordia. A otros lectores, en<br />
cambio, puede causarles desasosiego y<br />
turbación cercándolos en un círculo anegador<br />
del que no saldrán, porque Unamuno<br />
no avanza más allá. Razona y<br />
sazona los problemas pero apenas enhebra<br />
soluciones. Lo suyo no son las respuestas<br />
sino las preguntas, que no es<br />
poco. Yo no ofrezco pan, decía él, sino<br />
levadura para que cada uno haga fermentar<br />
la propia masa.<br />
Unamuno fue un exponente supremo<br />
de la irrestañable inquietud religiosa del<br />
hombre, de la pregunta inexorable por<br />
Dios, de la intrínseca presencia de la<br />
muerte en la textura de la vida, de la interrogación<br />
por el sentido del futuro, por<br />
el valor de la existencia y muerte de Jesucristo<br />
como Dios hecho hombre y<br />
como proponente supremo de la vocación<br />
divina de los mortales. Unamuno<br />
duda y acosa a Dios con preguntas y<br />
lucha con él como luchan los personajes<br />
bíblicos Jacob y Job día y noche, hasta<br />
concluir orando: “¡Mira, Señor, que va a<br />
rayar el alba / y estoy cansado de luchar<br />
contigo / como Jacob lo estuvo!” ¡Complejo<br />
y sobrecogedor es su canto a Cristo<br />
(valiéndose como de intermediario de la<br />
creación pictórica de otro genio) en su<br />
poema “El Cristo de Velázquez”.<br />
Fue Don Miguel fustigador de la pereza<br />
y de las perversiones de la religión<br />
por la magia, la ignorancia y la política.<br />
Nada menos que todo un hombre que se<br />
plantó y nos planta cara a cara ante Dios.<br />
Clamor el suyo que es oración, reclamación<br />
a Dios que es petición de ayuda, silencio<br />
final que es plegaria. “Hijo del<br />
hombre, Humanidad completa / en la increada<br />
luz que nunca muere; / mis ojos<br />
fijos en tus ojos, Cristo, mi mirada anegada<br />
en ti Señor” (Final del poema).<br />
Vivió oteando todo lo que se pensaba<br />
y escribía en Europa. Fue un autodidacta<br />
y un solitario. Desde el punto de vista religioso<br />
y teológico fue consciente de lo<br />
que se estaba viviendo más allá de los Pirineos.<br />
Leyó los libros fundamentales,<br />
pero le faltó el conocer de cerca y en raigambre<br />
el contexto en el que esos libros<br />
y autores proponían sus ideas. Le faltó en<br />
Salamanca un entorno de diálogo intelectual,<br />
convivencia personal y celebración<br />
litúrgica. Sus límites son los límites de España<br />
en ese momento, los límites de su<br />
ciudad y de su universidad salmantinas.<br />
Con ese Unamuno, sin ignorar sus límites<br />
y apoyándome en su grandeza, he<br />
respirado yo medio siglo en Salamanca.<br />
Somos lo que somos con las presencias<br />
reales y las presencias personales que<br />
nos son dadas en la vida. Podemos ir en<br />
su busca pero no podemos conquistarlas;<br />
nos tienen que ser gratuitamente ofrecidas.<br />
Y cuando uno las ha recibido, solo<br />
le queda el agradecimiento y la alabanza.<br />
Esta es mi actitud hoy ante Unamuno<br />
persona y ante Salamanca ciudad.<br />
11
CAJAL Y UNAMUNO,<br />
DIVERSOS PERO COMPLEMENTARIOS<br />
JOSÉ RAMÓN ALONSO<br />
Catedrático de Biología Celular<br />
Santiago Ramón y Cajal<br />
nació el 1 de mayo de<br />
1852 y falleció el 17 de<br />
octubre de 1934. Miguel<br />
de Unamuno y Jugo nació<br />
el 29 de septiembre 1864<br />
y murió el 31 de diciembre<br />
de 1936. Los dos fueron<br />
por tanto coetáneos;<br />
los dos fueron catedráticos<br />
de Universidad (Cajal en Valencia, Barcelona<br />
y Madrid y Unamuno en Salamanca); los<br />
dos tuvieron amplias familias (Cajal tuvo seis<br />
hijos y Unamuno nueve), los dos fueron intensos<br />
grafómanos, escribiendo numerosos libros,<br />
artículos periodísticos y un amplio epistolario;<br />
los dos vivieron décadas de política convulsa<br />
con cambios no solo de gobiernos, sino de regímenes;<br />
los dos fueron figuras incuestionables<br />
de la vida pública española siendo<br />
considerados dos de los intelectuales más valiosos<br />
y respetados de su tiempo.<br />
También son numerosas las diferencias:<br />
Unamuno fue decano, vicerrector, rector y rector<br />
vitalicio de la Universidad de Salamanca<br />
mientras que Cajal no tuvo ninguno de estos<br />
puestos académicos en las tres universidades<br />
en las que trabajó, pero fue presidente de la<br />
Junta de Ampliación de Estudios desde su creación<br />
hasta su muerte. Unamuno se implicó en<br />
la lucha política, ingresando en la Agrupación<br />
Socialista de Bilbao y abandonando el Partido<br />
Socialista en 1897 y se presentó como candidato<br />
a concejal en las elecciones del 12 de<br />
abril de 1931 por la Coalición Republicano-Socialista.<br />
Cajal fue senador, primero en representación<br />
de la Universidad Central y luego<br />
como senador vitalicio. Aceptó el nombramiento<br />
por ser un cargo no remunerado y con<br />
la condición de mantener su independencia y<br />
no tener que adherirse a ningún partido. Cajal<br />
rechazó por dos veces la cartera ministerial de<br />
Instrucción Pública (Educación) y presume en<br />
sus memorias del «asombro de varios politicastros<br />
al saber que rechazaba tan codiciada<br />
prebenda». En un artículo publicado en la revista<br />
España de Buenos Aires, Unamuno le<br />
daba su apoyo escribiendo: “Tiene otro modo<br />
de servir, y hasta de servirla políticamente a su<br />
patria. Una de las cosas más perniciosas de<br />
nuestro ambiente público es la tendencia a impulsar<br />
hacia la política a cualquier espíritu<br />
que se señale y se distinga en un campo<br />
cualquiera de la cultura humana”.<br />
Unamuno clamaba contra los «papanatas»<br />
que estaban bajo la fascinación de Europa<br />
mientras que Cajal, profundamente patriota por<br />
otro lado, pensaba que «en ciencia debemos internacionalizarnos»<br />
y «España debe desarrollar<br />
su genio propio, su personalidad original, en<br />
arte, literatura, filosofía, hasta en el modo de<br />
consolidar la vida… hay escuelas filosóficas, literarias,<br />
artísticas, pero solo hay una ciencia:<br />
la cultivada desde Galileo a Pasteur y Claudio<br />
Bernard. Todo nos urge, pero sobre todo la ciencia<br />
que es de lo que vamos peor».<br />
Fue también diferente la forma en que los<br />
dos convivieron con la dictadura. Mientras que<br />
12
Unamuno atacó constantemente al rey y al dictador<br />
Primo de Rivera, un enfrentamiento que<br />
terminó con su destierro, Cajal, enterado de la<br />
intención de Primo de cerrar la Junta de Ampliación<br />
de Estudios, se entrevistó con él quien<br />
le dijo que la institución entrañaba un serio<br />
riesgo político puesto que era un peligroso<br />
nido de anarquistas y comunistas que tarde o<br />
temprano acabarían generando problemas.<br />
Cajal le garantizó que, «mientras yo sea presidente,<br />
[…] la JAE nunca se convertirá en un<br />
centro de agitación política. Yo me he cuidado<br />
personalmente de que allí estén representadas<br />
y convivan todas las tendencias e ideologías<br />
políticas bajo el principio de máximo respeto<br />
entre ellas. […] Usted no puede suprimir la<br />
Junta». Cajal lo consiguió y la JAE siguió su benemérita<br />
labor hasta la Guerra Civil.<br />
Los dos, autores de una amplísima correspondencia,<br />
intercambiaron cartas en las que<br />
hablaban de los libros propios y del otro, de<br />
salud, de la situación de España y del papel<br />
Durante el destierro de Unamuno en Hendaya<br />
don Santiago intentó usar toda su influencia<br />
ante Primo de Rivera para conseguir<br />
el indulto. Unamuno, enterado de las gestiones,<br />
lo tomó como un agravio personal y<br />
montó en cólera escribiendo muy duras palabras<br />
sobre el gran histólogo.<br />
Cajal que afortunadamente nunca se enteró<br />
de estos improperios mantuvo la amistad<br />
que pronto también Unamuno le devolvió.<br />
Al final de su vida, el 1 de junio de 1928<br />
cuando le pidieron una opinión sobre Unamuno<br />
para incorporarla a una reedición de sus<br />
obras, Cajal dijo así «considero a Don Miguel<br />
como un escritor fuerte, rebosante de cultura<br />
selecta, de gran originalidad y de insuperable<br />
independencia crítica. Y cosa rara en España:<br />
vale en él tanto el literato como el pensador».<br />
Por su parte, dos años después, el 17 de abril<br />
de 1930 Unamuno le escribía «Lamento sus<br />
achaques y lo que dice sus soledades aunque<br />
su vida haya sido bien llena y bien útil. Y le<br />
debemos sobre todo un ejemplo para llenar y<br />
utilizar las nuestras. Por ese admirable ejemplo<br />
sobre todo le admira y le quiere de veras su<br />
viejo amigo».<br />
Quizá el resumen de la vida y relación<br />
entre estos dos universitarios está en una carta<br />
que Cajal le escribe a Unamuno en 1913:<br />
Puede que en algunos puntos secundarios<br />
sobre el plan de elevación intelectual de España<br />
haya divergencias entre las ideas de Vd.<br />
y las mías pero creo que en lo esencial, coincidimos.<br />
Trabajamos en campos diferentes, por<br />
eso nos impresiona más aquella parte o sector<br />
de la decadencia y atraso situado cerca de<br />
nosotros o en la corriente de nuestros gustos.<br />
Somos, en fin, diversos pero complementarios.<br />
que ambos debían desempeñar «que a otros<br />
nos toca el papel más áspero de estar dando<br />
voces para que despierten los durmientes y<br />
estar agitando el agua de la charca para que<br />
no estanque del todo» como decía Unamuno.<br />
Destituido Unamuno del rectorado, el 15 de<br />
octubre de 1915, Ramón y Cajal le escribe para<br />
invitarle a impartir una serie de conferencias en<br />
Buenos Aires, a propuesta de la Institución Cultura<br />
Española de esa ciudad. Cajal, hombre<br />
práctico, pensaría sencillamente en el quebranto<br />
económico sufrido por don Miguel y<br />
quiso compensarlo con aquellas charlas, muy<br />
bien pagadas, que Unamuno nunca llegó a dar.<br />
Para leer más<br />
Fernández Santarén JA (2014) Santiago Ramón y<br />
Cajal. Epistolario. La Esfera de los Libros-<br />
Fundación Ignacio Larramendi, Madrid.<br />
González Quirós JL (2007) Tres Quijotes: Ramón<br />
y Cajal, Unamuno y Ortega. En: El Quijote y<br />
el pensamiento moderno, Sociedad Estatal<br />
de Conmemoraciones Culturales, Tomo I,<br />
Madrid. pp. 451-483.<br />
Lewy Rodríguez E (1987) Santiago Ramón y<br />
Cajal: el hombre, el sabio, el pensador. CSIC,<br />
Madrid.<br />
13
MI PRIMER UNAMUNO<br />
ANTONIO COLINAS<br />
Poeta<br />
14<br />
Creo haber recordado,<br />
en alguna otra ocasión,<br />
una anécdota que<br />
me parece decisiva para<br />
apreciar mis años lectores<br />
en la etapa de la adolescencia<br />
y de mi primera juventud,<br />
y en concreto para apreciar mi<br />
temprano interés por la obra de Miguel de<br />
Unamuno. Me refiero a que, tras la muerte de<br />
mis padres, ponía<br />
orden en mis papeles<br />
y libros de los<br />
años estudiantiles<br />
cuando, dentro de<br />
una gran caja de<br />
cartón, me encontré<br />
repentinamente<br />
con los libros que<br />
de Unamuno se<br />
habían publicado<br />
en aquellos primeros<br />
años 60 en la<br />
Colección Austral y<br />
que yo había adquirido<br />
y leído.<br />
Me sorprendí<br />
mucho del hallazgo,<br />
pues me llevaba<br />
de golpe a<br />
aquel tiempo de<br />
intensas lecturas,<br />
pero del que no recordaba<br />
vivamente<br />
que las obras de Unamuno habían poseído<br />
para mí un protagonismo tan especial. Hasta<br />
tal punto que, también dentro de aquella caja<br />
de cartón, se encontraban dos de las obras de<br />
este autor difíciles de encontrar por entonces<br />
y, por supuesto –enseguida explicaré por qué–<br />
“nada recomendables” para un joven. Me refiero<br />
a la edición de Del sentimiento trágico de<br />
la vida, en una rara edición de la editorial Plenitud,<br />
y a La agonía del cristianismo, en una<br />
edición de la colección argentina de Losada de<br />
1966, de apariencia modesta y con su cubierta<br />
dorada.<br />
En aquellos años nada fáciles estos libros<br />
también eran indicativos del papel que tanto<br />
los de la colección Austral, como los de la argentina<br />
Losada, jugaron en nuestra primera<br />
formación. Especialmente significativa para mí<br />
había sido la colección<br />
de poesía de<br />
Losada, en donde<br />
se encontraban<br />
aquellos títulos que<br />
incluso eran muy<br />
buscados, pues estaban<br />
prohibidos<br />
aún en nuestro<br />
país, pero que a<br />
veces los libreros<br />
tenían cuidadosamente<br />
ocultos en<br />
sus trastiendas. Así<br />
sucedió, por ejemplo,<br />
con los dos tomitos<br />
grises del<br />
Canto general de<br />
Pablo Neruda. O<br />
con otros libros de<br />
León Felipe, Alberti,<br />
Lorca, Aleixandre,<br />
o Blas de<br />
Otero.<br />
Pero ya digo que fue sorprendente el rememorar,<br />
a través de esos libros suyos reencontrados,<br />
las primeras lecturas que hice de<br />
Miguel de Unamuno. Repasando sus títulos me<br />
iba dando cuenta del papel que cada uno de<br />
ellos jugó en mi interés lector. Recordé, por<br />
ejemplo, que había sentido un aprecio especial<br />
hacia sus libros de viaje, como Andanzas
y visiones españolas o Por tierras de Portugal<br />
y de España; pero también recordé que la lectura<br />
de su novela San Manuel bueno y mártir<br />
había coincidido con un viaje mío al pueblo<br />
de San Martín de Castañeda, en las alturas del<br />
Lago de Sanabria, espacios que fueron inspiradores<br />
de esta obra para Don Miguel. Sin<br />
duda la lectura de La tía Tula fue unida al estreno<br />
de la película que sobre ella filmó y estrenó<br />
Miguel Picazo, precisamente en 1964,<br />
año clave por cuanto más adelante voy a decir.<br />
De la caja salió un nuevo libro que también<br />
me había producido una impresión muy<br />
viva, su novela Paz<br />
en la guerra. Este<br />
volumen era extenso<br />
y de letra<br />
menuda, pero recuerdo<br />
muy bien la<br />
pasión con la que<br />
lo leí; sobre todo,<br />
por algo que creo<br />
que es una constante<br />
en la obra de<br />
Unamuno: la profunda<br />
fusión que<br />
hay en ella entre<br />
vida y obra. En él,<br />
una nace de la<br />
otra y, en todo<br />
momento, es el<br />
hombre el que<br />
vibra en el texto,<br />
por más ensoñado<br />
que el relato se nos<br />
ofrezca.<br />
De la caja surgieron<br />
también dos<br />
libros de poesía: El<br />
Cristo de Velázquez,<br />
en la edición<br />
violácea de Austral,<br />
y el voluminoso<br />
Cancionero. Diario poético (Losada, Buenos<br />
Aires, 1953, edición y prólogo de Federico de<br />
Onís). Reconozco que por entonces la poesía<br />
de Unamuno, tan sometida al pensar y tan<br />
contenida en su emoción, me apasionaba<br />
menos que la de Antonio Machado o la de<br />
Juan Ramón Jiménez, aunque fue precisamente<br />
la lectura de la edición argentina del<br />
Cancionero –un libro también de no fácil adquisición<br />
en aquellos días– la que me abrió al<br />
pensamiento poético y a la fuerte presencia de<br />
lo telúrico, que también se dan en su poesía.<br />
Este libro fue para mí un mundo en sí mismo,<br />
al revelarme de manera intensa una ética y<br />
una estética.<br />
Sin embargo, el reencontrarme, tantos<br />
años después, con el ejemplar de El Cristo de<br />
Velázquez, me llevó a reparar en que yo le<br />
había cambiado otra copia de este libro a un<br />
amigo de mi curso de bachiller por las Poesías<br />
Completas de Antonio Machado, también editadas<br />
por Austral. ¿Qué había detrás de este<br />
hecho, por qué<br />
aquel cambio de libros<br />
entre adolescentes?<br />
En mi caso<br />
se justifica por algo<br />
que ya he dicho:<br />
por la pasión que<br />
sentía en aquellos<br />
días por la poesía<br />
de Antonio Machado<br />
y por la lectura<br />
de su Juan de<br />
Mairena en la edición,<br />
también en<br />
dos volúmenes, de<br />
Losada. Aquel volumen<br />
machadiano<br />
que me entregó mi<br />
compañero Ángel<br />
Arnaiz, no hizo sino<br />
reavivar tal interés y<br />
que, hasta el día de<br />
hoy, sin sobrecubierta<br />
y desencuadernado,<br />
he conservado.<br />
Pero ¿por qué<br />
había preferido Ángel<br />
Arnaiz, en aquel<br />
intercambio de libros,<br />
El Cristo de Velázquez? Tendrían que<br />
pasar sólo unos meses para que me diera<br />
cuenta de la razón. Ángel Arnaiz, burgalés<br />
que había obtenido una beca, al acabar su<br />
bachillerato, para estudiar una Ingeniería Superior,<br />
cambió de golpe su vocación y se<br />
hizo dominico. Vivió siempre radical y profundamente<br />
su vocación, primero en los barrios<br />
de Madrid, luego en Nicaragua y El<br />
15
Salvador, donde ha hecho y hace, hasta el<br />
día de hoy, una inmensa labor social. Y supongo<br />
ahora en qué medida pudo influir, en<br />
el cambio que dio su vida, aquella lectura<br />
temprana de El Cristo de Velázquez de Unamuno.<br />
Pienso también que el espíritu luchador<br />
e indomable unamuniano tiene mucho<br />
que ver con el permanente espíritu religioso<br />
y social de mi amigo.<br />
En aquel inesperado conjunto de libros de<br />
la casa de mis padres apareció otro que también<br />
había dejado en mí una huella poderosa.<br />
Me refiero a la Vida de Don Quijote y Sancho.<br />
Como tantas veces sucede con el iniciarse en<br />
la novela de Cervantes, yo poseía un conocimiento<br />
parcial y epidérmico de la misma.<br />
Fue precisamente el libro de Unamuno el que<br />
me abrió a la primera lectura, completa y fundamentada,<br />
de esta novela; me abriría también<br />
a otras lecturas cervantinas que han perdurado<br />
en mí hasta el día de hoy, cuando anualmente<br />
siempre releo alguna de sus obras.<br />
Vemos de qué manera aquellos libros de<br />
Unamuno me habían llevado, tan temprana<br />
como decisivamente, a leer a este autor.<br />
Ahora, el hallazgo refrendó mi interés primero.<br />
Pero aquí no iba a quedar la presencia de<br />
Unamuno en mi vida, y diré por qué. En aquellos<br />
años de ávidas lecturas había comenzado<br />
naturalmente a escribir, e incluso a publicar.<br />
Mi primer artículo lo publiqué en 1964, a mis<br />
18 años, en el semanario de mi ciudad natal.<br />
Acababa de morir el poeta Leopoldo Panero<br />
y, con este motivo, escribí un largo artículo<br />
que se publicó a lo largo de tres entregas, de<br />
tres semanas; artículo que me serviría también<br />
para dar mi primera “conferencia” a mis compañeros<br />
y profesores del “Aula de Literatura<br />
Dintel”, que teníamos en mi colegio.<br />
Pero, no mucho tiempo después, escribí<br />
otro de mis tempranos artículos, precisamente<br />
sobre Unamuno, titulado “Un hombre del 98” 1 .<br />
No sé ahora si aquel artículo apasionadamente<br />
unamuniano era el resultado de mis fervorosas<br />
lecturas de entonces o de que en 1964 se celebraba<br />
el centenario del nacimiento de Don<br />
Miguel. El caso es que el artículo nació encendido<br />
y, a la vez, con naturalidad. Yo lo abría<br />
nada menos que con esta frase: “Unamuno, sin<br />
lugar a dudas, es la máxima figura de nuestra<br />
literatura contemporánea”. Y lo cerraba con su<br />
tierno verso “Méteme Padre eterno en tu<br />
pecho, misterioso hogar…”.<br />
Lo que yo no me esperaba es que la semana<br />
después y, de manera anónima, bajo el<br />
seudónimo de Juan Gutiérrez Beitia, alguien<br />
iba a contestar a mi<br />
artículo con otro furibundo<br />
en el que<br />
no sólo se criticaba<br />
mi afecto por la figura<br />
de Unamuno<br />
sino que se lanzaba<br />
sobre éste y su obra<br />
una serie de acusaciones,<br />
al hilo, todo<br />
hay que decirlo, de<br />
las lamentables críticas<br />
y reservas que el<br />
obispo Pildain mostró<br />
contra el rector<br />
salmantino.<br />
Que el ataque a<br />
mi artículo sobre<br />
Unamuno se materializase<br />
sobre todo<br />
en una serie de preguntas<br />
que el anónimo<br />
crítico me<br />
hacía directamente<br />
a mí, armaron un<br />
buen revuelo en mi<br />
casa y en la ciudad,<br />
aunque hoy sólo<br />
nos hagan sonreír.<br />
Algunas “joyas” de<br />
aquel ataque a Unamuno<br />
y a mi fervor<br />
por este autor, y que cito literalmente, eran<br />
del tipo de: “¿Unamuno sentía como católico?,<br />
¿Su doctrina, su filosofía es ortodoxa?<br />
¿Su obra es recomendable? ¿Sus principios<br />
son modelo de patriotismo y de fe?” Y terminaba<br />
este artículo con esta inconcebible aseveración<br />
del Dr. Pildain: “A estas preguntas<br />
yo respondería con un rotundo NO, pues<br />
considero a Unamuno hereje máximo y<br />
maestro de herejías`” 2 .<br />
16<br />
1. Antonio Colinas, «Un hombre del 98», El Adelanto Bañezano, 3 de octubre de 1964, p. 2.<br />
2. «Cara abierta a Don Antonio Colinas sobre Unamuno», ob. cit., 17 de octubre de 1964, p. 2.
Respondí yo a la semana siguiente sin ira,<br />
manteniendo el tono literario de mi admiración<br />
hacia Unamuno y recordando sobre todo<br />
un Decreto Ministerial recientemente aparecido<br />
(B.O.E., 10-9-1964), en el que, entre otras<br />
afirmaciones, se decía: “su nacimiento [el de<br />
Unamuno] debe tener la dimensión nacional<br />
que corresponde a<br />
la magnitud de su<br />
obra” 3 . Pero cuál<br />
sería mi sorpresa<br />
cuando, a la semana<br />
siguiente, se le respondió<br />
al Sr. Beitia<br />
como se le debía<br />
haber respondido<br />
desde un principio:<br />
con poderosas razones.<br />
Entró en la polémica<br />
el sacerdote y<br />
periodista José Alfonso<br />
Cabo, quien<br />
respondió al anónimo<br />
denigrador de<br />
Unamuno con tal<br />
claridad y contundencia,<br />
que la polémica<br />
se dio por<br />
cerrada y reinó el silencio<br />
por parte del<br />
provocador. José Alfonso<br />
Cabo, que a la<br />
sazón ampliaba sus<br />
estudios en el seminario<br />
de Toulouse,<br />
le decía al Sr. Beitia<br />
por qué no le gustaban<br />
sus opiniones<br />
sobre Unamuno.<br />
Algunas de ellas eran éstas: “Porque si le<br />
regalasen a Ud., Sr. Beitia, una trompeta, probablemente<br />
tocaría una marcha de guerra<br />
contra todos los heterodoxos; porque su espíritu<br />
es todo lo contrario al espíritu de Juan<br />
XXIII y Pablo VI; porque si le fuese posible<br />
resucitaría de nuevo a la Inquisición; porque<br />
admiro a Unamuno, su ejemplaridad y su<br />
obra, su idealismo hecho con honestidad y<br />
rectitud, y su amor exaltado y disconforme<br />
con una patria viciada; porque otro obispo<br />
español de nuestros días ha escrito que la lección<br />
de la experiencia religiosa de Unamuno<br />
es fecunda y fructuosa para quien la quiera<br />
recibir con sano y bien fundado entendimiento;<br />
porque Charles Moeller, uno de sus<br />
mejores y más admirados críticos (cuya obra<br />
Literatura del siglo XX y Cristianismo no<br />
puedo dejar de recomendar a Ud.) dice en su<br />
maravilloso estudio, que Unamuno chocó<br />
con el vacío de la intelectualidad católica de<br />
su tiempo; por la valentía admirable de dar<br />
un testimonio religioso de su vida en medio<br />
de una sociedad escéptica y en un mundo intelectual<br />
irreligioso…” 4 .<br />
He abundado en la cita de José Alfonso<br />
Cabo, y no en la mía, por mi afán de objetivar<br />
la respuesta al ataque anónimo. Recuerdo<br />
también al lector que estábamos en 1964 y<br />
que no eran precisamente tiempos fáciles<br />
para adentrarse en este tipo de defensas cerradas<br />
o ideológicas de Unamuno, pues todavía<br />
brillaban incomprensiones, ironías, y<br />
ataques a su persona y a su obra como la que<br />
hemos señalado.<br />
Como queda dicho, la lectura de las obras<br />
de Unamuno fueron claves en esa etapa de mi<br />
vida, cuando yo sólo tenía 16, 17, 18 años. Los<br />
libros entonces adquiridos y leídos, y aquella<br />
exaltada polémica de provincias, son la mejor<br />
prueba de ello. Podría insistir en otros textos<br />
que escribí luego y en mi valoración de la figura<br />
del rector salmantino, pero hoy deseaba<br />
ir sólo hacia aquel origen en el que yo hablaba<br />
desde mi independencia, doblemente significativa<br />
por ser la de un adolescente. Esa misma<br />
independencia intelectual que todavía hoy (y<br />
probablemente siempre) tan difícil es mantener<br />
en una nación de extremos y poco dada a<br />
la concordia como es la nuestra. Los últimos<br />
días vividos por Unamuno en Salamanca así<br />
nos lo prueban también de manera clara y<br />
contundente.<br />
3. Antonio Colinas, «Carta a Don Juan Gutiérrez sobre “Un hombre del 98”», ob. cit., 24 de octubre de 1964, p. 8.<br />
4. José Alfonso Cabo, «Otra respuesta a Don Juan Gutiérrez», 14 de noviembre de 1964, p. 7.<br />
17
EL PERSONAJE EN NIEBLA<br />
DE MIGUEL DE UNAMUNO<br />
La niebla que difumina<br />
los rasgos de los viandantes<br />
por la calle de la<br />
Compañía de Jesús de Salamanca<br />
en muchos días<br />
del año, da título a una de<br />
las novelas más originales<br />
y comprometidas de Miguel<br />
de Unamuno y de la<br />
Europa del primer tercio<br />
del siglo XX, como inmediatamente dieron<br />
cuenta los comentaristas y traductores europeos<br />
de la misma. La niebla es también la que<br />
oscurece las conciencias del hombre europeo<br />
inmerso en una profunda crisis de valores y<br />
de conciencia de la que no ve más salida que<br />
la violencia generalizada o de la autodestrucción<br />
personal y que dejará, cuando se levante,<br />
un paisaje arrasado en el que se<br />
dibujará un hombre perdido, sin valores de referencia,<br />
que se levanta y camina con esfuerzo<br />
hacia otra época de más violencia.<br />
Niebla, nacida en 1914 y autodefinida por<br />
Miguel de Unamuno como nivola, y como<br />
“bufonada dolorosa” 1 quizá porque él mismo<br />
no sabe en qué género ubicarla, pues todavía<br />
no es suficientemente consciente del papel<br />
central y decisivo que esta obra tendrá en el<br />
panorama de la narrativa europea del siglo XX,<br />
surge en medio de la gran crisis de conciencia<br />
europea, que ha estallado en forma de primera<br />
guerra mundial. El individuo, la libre personalidad<br />
individual, protagonista siempre en el<br />
discurso unamuniano, se siente en peligro,<br />
amenazada por una visible colectivización y<br />
uniformización del hombre, expresada claramente<br />
por las tendencias estatalistas de Alemania<br />
y sus aliados.<br />
VICENTE GONZÁLEZ MARTÍN<br />
Decano de la Facultad de Filología USAL<br />
Catedrático de Filología Italiana<br />
Sin embargo, ni los personajes, ni las temáticas<br />
de Niebla surgen sólo como frutos de<br />
esta época. Muchas de sus características se<br />
habían ido gestando en algunas obras de Unamuno<br />
desde principios del siglo, fundamentalmente<br />
en su novela Amor y pedagogía, de<br />
1902, donde ya aparece claramente la autonomía<br />
del personaje.<br />
En Niebla concentra Unamuno todos esos<br />
recursos novelísticos ya esbozados o tratados<br />
con anterioridad y que inciden fundamentalmente<br />
en el tratamiento de los personajes y<br />
en las temáticas; porque otros aspectos propios<br />
de la novela contemporánea, como son<br />
las referencias espacio-temporales o la existencia<br />
de una trama consistente, prácticamente<br />
no existen.<br />
Los personajes de Niebla: Víctor, Augusto,<br />
Eugenia, Mauricio, Domingo, Liduvina,<br />
Ermelinda, Fermín, Rosario y Margarita,<br />
“sueños de carne”, como los define Unamuno,<br />
no se caracterizan como individuos,<br />
sino como seres de ficción, que intentan realizar<br />
su propia vida distinta de la del autor.<br />
Ellos son iguales a los hombres, seres verdaderos<br />
y reales, y como tales quieren ser reconocidos<br />
para distinguirse nítidamente en<br />
medio de la niebla en la que viven. El ente<br />
ficción nivolesco no está supeditado a los deseos<br />
de su creador, sino que tiene una lógica<br />
interna mediante la cual desarrolla su personalidad,<br />
intentando apartarse –no siempre<br />
sin lucha– de los deseos de su creador. Víctor<br />
Goti, personaje de ficción prologuista de la<br />
obra en una de sus conversaciones con el<br />
protagonista, Augusto Pérez, teoriza con precisión<br />
sobre este aspecto:<br />
18<br />
1. “Niebla que le envié encontrará acaso algo extraño. Es una bufonada dolorosa. Farinelli me ha escrito una carta muy<br />
interesante sobre esa novela”, Carta de Unamuno a Gilberto Beccari, 30-III-1915, en V. González Martín, La cultura italiana<br />
en Miguel de Unamuno, Ediciones de la Universidad de Salamanca, 1978, p. 316.
“El alma de un personaje de drama, de<br />
novela o de ‘nivola’, no tiene más interior<br />
que el que le da…<br />
-Sí, su autor.<br />
-No, el lector.<br />
-Pues yo te aseguro Víctor…<br />
-No asegures nada y devórate. Es lo seguro.<br />
-Y me devoro, me devoro. Empecé, Víctor,<br />
como una sombra, como una ficción;<br />
durante años he vagado como un fantasma,<br />
como un muñeco de niebla, sin<br />
creer en mi propia existencia, imaginándome<br />
ser un personaje fantástico que un<br />
oculto genio inventó para solazarse o desahogarse;<br />
pero ahora, después de lo que me<br />
han hecho, después de esta burla, de esta ferocidad<br />
de burla, ¡ahora sí, ahora me<br />
siento, ahora me palpo, ahora no dudo de<br />
mi existencia real!<br />
-¡Comedia!, ¡Comedia!, ¡Comedia!<br />
-¿Cómo?<br />
-Sí, en la comedia entra el que se crea<br />
rey el que lo representa” 2 .<br />
representan el papel que el gran tramoyista o<br />
el lector ha asignado a unos y otros, rompiendo<br />
las aparentes diferencias entre ficción<br />
y realidad:<br />
“Nosotros no tenemos dentro… El alma<br />
de un personaje de drama, de novela o nivola<br />
no tiene más interior que el que le da…<br />
el lector”.<br />
Lo único que necesita el personaje del<br />
autor es que éste lo cree. Pero, una vez creados,<br />
Los personajes de Niebla, sobre todo Augusto<br />
Pérez, comienzan poco a poco, generalmente<br />
a través del amor o del dolor, a ser<br />
conscientes de su propia existencia y de su autonomía<br />
e incluso de la superioridad frente a<br />
su autor, pues éste es mortal, mientras quien<br />
tiene la ventura de nacer personaje vivo puede<br />
reírse incluso de la muerte, pues forma parte<br />
o constituye una realidad fijada de antemano,<br />
que es inmutable y que no cambia con el<br />
tiempo. Ello hace del personaje nivolesco un<br />
ser tanto o más verdadero que su autor, siendo<br />
esa la razón por la que Augusto Pérez, trastocando<br />
aparentemente los papeles, en sus conversaciones<br />
con Unamuno, su creador, puede<br />
insinuarle que el personaje de ficción es realmente<br />
Unamuno, porque quizá sea solamente<br />
un pretexto para haberle dado vida.<br />
Esta tensión dialéctica entre autor y personaje<br />
en el intento de poner de relieve quién<br />
es más real o más verdadero, se resuelve a<br />
veces con la idea que aceptan, tanto los personajes<br />
como el autor, de que el mundo es<br />
un teatro y en él los personajes y sus autores<br />
2. Niebla, Obras Completas, T. II, Afrodisio Aguado , 1959-1964, pp. 971-72.<br />
19
no se resignan a actuar como esas marionetas,<br />
movidas por los dedos más o menos hábiles<br />
de su creador. No se conforman, desde el<br />
mismo momento en que son pensados por el<br />
escritor, con quedar fuera del arte, porque son<br />
ellos los que han prendido vida en el autor,<br />
después de haber andado errantes por los limbos<br />
de la inexistencia 3 . Cuando su autor los<br />
niega de alguna manera o les intenta impedir<br />
que actúen en un escenario adecuado<br />
según su propia lógica, su<br />
libre albedrío, se engendra la tragedia<br />
de estos seres que nunca podrán ser.<br />
Si alcanzan la vida, llega un momento<br />
en que inevitablemente chocan con<br />
su autor, porque éste quiere imponer<br />
su personalidad por encima de la de<br />
ellos.<br />
La rebelión del personaje comienza<br />
en el mismo momento en<br />
que el escritor intenta demostrar a sus<br />
criaturas que no son seres reales, sino<br />
productos de su fantasía o de la de<br />
sus futuros lectores. Es entonces<br />
cuando el personaje toma conciencia<br />
de su poder, de que es un ente más<br />
realizado que su propio creador, y se<br />
rebela. Augusto Pérez se rebelará con<br />
acentos desgarradores ante la muerte<br />
que quiere darle el que le ha dado la<br />
vida, porque no lo deja ejercer su<br />
libre albedrío:<br />
“No quiere usted dejarme ser<br />
yo, salir de la niebla, vivir, vivir,<br />
vivir, verme, oírme, tocarme, sentirme,<br />
dolerme, serme; ¿con que no<br />
lo quiere? ¿con que he de morir<br />
ente de ficción? ¡Pues bien, mi<br />
señor creador don Miguel, también<br />
usted se morirá, también<br />
usted se volverá a la nada de la<br />
que salió!... ¡Dios dejará de soñarle!<br />
¡Se morirá usted sí, se morirá aunque<br />
no lo quiera, se morirá usted y se morirán<br />
todos los que lean mi historia, todos, todos!” 4 .<br />
El enfrentamiento culmina con el alejamiento<br />
del personaje de las manos del autor,<br />
que quiere imponer sus condiciones, pero no<br />
lo consigue en su totalidad. El hombre está<br />
condenado a morir, aunque el nombre del escritor<br />
se salve; mientras que el personaje seguirá<br />
viviendo libre. Sin embargo, éste<br />
tampoco triunfará por completo, pues se<br />
siente en muchas ocasiones como un ser no<br />
completamente realizado y sabedor de que la<br />
realización de su yo depende, en gran manera,<br />
de su inventor. De ahí que grite “quiero vivir…<br />
y ser yo” angustiosamente porque sabe que, a<br />
pesar de todo, al autor le resulta fácil quitarle<br />
la vida a sus creaturas, si le da la gana. Al final<br />
de la novela personaje y autor parecen volver<br />
a equipararse en la indefinición de la niebla:<br />
20<br />
3. Véase, M. de Unamuno, Amor y pedagogía. Epílogo, O. C., cit., T. II, p. 568.<br />
4. Niebla, cit., p. 982.
“No se sueña dos veces el mismo sueño.<br />
Ese que usted vuelva a soñar y crea soy<br />
yo será otro. Y ahora, ahora que está<br />
usted dormido y soñando y que reconoce<br />
usted<br />
estarlo y que yo soy un sueño y reconozco<br />
serlo, ahora vuelvo a decirle a usted lo<br />
que tanto le excitó cuando la otra vez se<br />
lo dije: mire usted, mi querido don Miguel,<br />
del todo, llevemos su alma nosotros. No,<br />
no, no se altere usted, que aunque dormido<br />
y soñando aún vivo. ¡Y ahora, adiós!<br />
Y se disipó en la niebla negra.<br />
Yo soñé luego que me moría, y en el momento<br />
mismo en que soñaba dar el último<br />
respiro me desperté con cierta opresión<br />
en el pecho.<br />
Y aquí está la historia de Augusto<br />
Pérez”.<br />
Y para concluir, quiero poner de<br />
relieve el papel muy particular que<br />
desempeña el personaje de Víctor<br />
Goti, del que hemos citado un diálogo<br />
con Augusto Pérez, en el entramado<br />
de la novela 5 . Tiene una consideración<br />
especial porque se sitúa en un plano<br />
intermedio entre el autor y sus personajes<br />
y es el primero en aparecer fuera<br />
de la novela en función de prologuista<br />
de la misma y con una actitud muy diferente<br />
a la de los demás personajes:<br />
él no cuestiona, en absoluto, las decisiones<br />
del autor, sino que se pone incondicionalmente<br />
a su servicio: “los<br />
deseos del señor Unamuno son para<br />
mí mandatos”, pero, al mismo tiempo,<br />
vierte muchas insinuaciones sibilinas<br />
sobre su igualdad e incluso preponderancia<br />
sobre Unamuno en el conocimiento<br />
de algunas cuestiones<br />
esenciales para la trama y el desenlace.<br />
Pero el autor, Unamuno, no<br />
acepta desafíos ni de Agusto Pérez ni<br />
de Víctor Goti y en el Post-Prólogo lo<br />
amenaza con hacer con él lo que hizo<br />
con su amigo Augusto Pérez: “y es que<br />
lo dejaré morir o le mataré… Y así, yo<br />
soy capaz de matar a Goti si veo que<br />
se me va a morir, o de dejarle morir si<br />
temo haber de matarle”.<br />
no vaya a ser que sea usted el ente de ficción,<br />
el que no existe en realidad, ni vivo ni<br />
muerto... no vaya a ser que no pase<br />
usted de un pretexto para que mi historia, y<br />
otras historias como la mía, corran por<br />
el mundo. Y luego, cuando usted se muera<br />
He querido acabar con esa citación de Niebla<br />
en el que su autor reafirma que el poder<br />
de vida y muerte de sus personajes lo tiene él,<br />
pero que puede cedérselo a sus creaturas de<br />
ficción cuando se le antoje, aunque la verosimilitud<br />
sufra o se rompa.<br />
5. “Curioso prologuista, situado simultáneamente en el mundo de la ficción y en el universo real, capaz de hablar y comportarse<br />
como si ambos fueran una realidad única”, R. Gullón, Autobiografías de Unamuno, Gredos, Madrid, 1964, p. 82.<br />
21
DE COCOTOLOGÍA,<br />
PEDAGOGÍA Y MÍSTICA<br />
SAGRARIO ROLLÁN ROLLÁN<br />
Profesora de Filosofía<br />
Unamuno tenía gran afición por<br />
hacer pajaritas, doblar y desdoblar<br />
papelillos en cualquier momento<br />
y lugar, hasta el punto de que en el<br />
entorno salmantino e hispano la pajarita<br />
se ha convertido en la marca o<br />
logo de nuestro insigne maestro.<br />
Hacía pajaritas de papel desde siempre,<br />
desde niño, cuando la guerra carlista,<br />
y las siguió haciendo de viejo,<br />
mientras meditaba, esperaba o desesperaba, se debatía con<br />
la muerte y probaba su paciencia a vueltas con las ansias<br />
de inmortalidad. Pero además don Miguel escribió sobre<br />
el arte de hacer pajaritas una especie de manual escolástico-filosófico.<br />
El tratadito se encuentra al final de la novela Amor y<br />
Pedagogía. Como apéndice de ésta, el breve texto de los<br />
Apuntes para un tratado de cocotología le permite<br />
jugar con la autoría de los pensamientos que allí se expresan,<br />
ya que se los habría entregado supuestamente a Unamuno<br />
don Fulgencio, uno de los personajes principales de<br />
la novela. Como novela filosófica, Amor y Pedagogía<br />
constituye, –dentro del género original y propio de nuestro<br />
autor, “la nivola”– una incisiva crítica a los métodos de la<br />
pedagogía científica, que a principios del siglo XX comenzaba<br />
a esbozarse, didactismo hueco y vacío que tanto ha<br />
entorpecido la relación viva y estimulante que debería ser<br />
la educación.<br />
Bajo apariencia juguetona e imaginativa, en el enredo<br />
de la pseudonimia y del personaje que se inmiscuye e interfiere<br />
con los pensamientos del autor nos encontramos<br />
ante un tema amplio, complejo y un tanto marginal. Estamos<br />
hablando de un divertimento que tiene su lógica:<br />
orden racional, y su terapéutica: juego o entretenimiento<br />
curativo. En este caso el hacer nos lleva al pensar por qué<br />
escribió esta extravagancia don Miguel, forzando la metáfora.<br />
Si Unamuno coloca esta adenda de los Apuntes al<br />
final de su Amor y Pedagogía, no es un azar, mas hay<br />
que entenderlo en ese contexto donde se acerca y se<br />
deja llevar por el niño jugando, el niño que fuera él<br />
mismo, y el que se le escapó de la vida y no pudo ser,<br />
22
su hijo Raimundín, fallecido en 1902, año de la publicación de la primera edición de Amor y<br />
Pedagogía.<br />
Ensimismado en la cocotología le ocurre a Unamuno con la pajarita lo que al pintor con el<br />
pincel, en torno a las células y particiones de la misma, la geometría del papelito plegado le empuja<br />
mística e irónicamente a una contemplación cósmica:<br />
Esta inconmensurabilidad es a la pajarita lo que la espiritualidad al hombre, y ella nos dice<br />
que debe tener la pajarita una vida suprasensible… ¿Y cual es el dinamismo de la pajarita, el dinamismo<br />
cocotológico? Pues es el que resulta de mantenerse ella en pie.<br />
En el equilibrio dinámico de la pajarita viva damos un<br />
paso trascendente y vamos en busca del origen, o la quietud<br />
del seno primordial en aquella Potencia suprema que<br />
guía, si la hubiere o no, mientras ejercitamos el espíritu y<br />
los dedos en el doblado pertinaz del papel, en el desdoblado<br />
original de las palabras. En el juego geométrico de<br />
la pajarita nos va implicando Unamuno en la meditación<br />
pedagógica, existencial, mística.<br />
Cada vez, cada pajarita, cada plegado, es volver a<br />
inventar el vuelo, dibujar el espacio donde el espíritu se<br />
desenvuelve, revolver las coordenadas y perspectivas,<br />
desandar lo andado en la vida y en la ciudad: del pozo<br />
a la plaza, de la plaza a casa, vuelta otra vez a lo doméstico<br />
insoslayable y áspero a veces, otras acogedor,<br />
como la misma vida, sorteando aristas y doblando esquinas,<br />
perdiendo el rumbo distraídamente y volviendo<br />
a encontrar el centro de gravitación para desentrañar su<br />
misterio.<br />
Este es Unamuno, en el extremo triangular de la pajarita,<br />
en el equilibrio inestable de la misma, en el estatismo<br />
moviente de los tres puntos, su gran tristeza interior, como<br />
en el triángulo de Kandinsky: la fuerza de la necesidad, la<br />
incomprensión de su tiempo, su agudeza y perspicacia de<br />
visionario. Unamuno tratando de espiritualidad y geometría<br />
en un extraordinario paralelismo con las inquietudes del<br />
arte de las vanguardias.<br />
Las pajaritas de Unamuno nos dicen algo también de<br />
esos tiempos muertos, cuando la vida parece entumecerse,<br />
junto a un enfermo, velando la fiebre de un niño, pasando<br />
las tardes de invierno, o los momentos de la guerra, desde<br />
dentro del conflicto, sin saber ni poder entenderlo. En esos<br />
tiempos, a vueltas con el papel, se desvela a veces la inextricable<br />
embriología de la vida y de la muerte; que no tiene<br />
palabras, solo formas puras, abstractas, mínimas, y lo que<br />
el pensamiento complica, los dedos lo simplifican…<br />
Y dígaseme ahora que la cocotología no es una ciencia<br />
importantísima y que abre vastísimos horizontes a la mente<br />
humana llevándola a espléndidas contemplaciones (…)<br />
nueva, providencial, y teleológica armonía al ver la perfección<br />
suma de nuestra pajarita.<br />
23
Alto soto de torres que al ponerse<br />
tras las encinas que el celaje esmaltan<br />
dora a los rayos de su lumbre el padre<br />
Sol de Castilla;<br />
En este patio que se cierra al mundo<br />
y con ruinosa crestería borda<br />
limpio celaje, al pie de la fachada<br />
que de plateros<br />
bosque de piedras que arrancó la historia<br />
a las entrañas de la tierra madre,<br />
remanso de quietud, yo te bendigo,<br />
¡mi Salamanca!<br />
ostenta filigranas en la piedra,<br />
en este austero patio, cuando cede<br />
el vocerío estudiantil, susurra<br />
voz de recuerdos.<br />
Miras a un lado, allende el Tormes lento,<br />
de las encinas el follaje pardo<br />
cual el follaje de tu piedra, inmoble,<br />
denso y perenne.<br />
En silencio fray Luis quédase solo<br />
meditando de Job los infortunios,<br />
o paladeando en oración los dulces<br />
nombres de Cristo.<br />
Y de otro lado, por la calva Armuña,<br />
ondea el trigo, cual tu piedra, de oro,<br />
y entre los surcos al morir la tarde<br />
duerme el sosiego.<br />
Nombres de paz y amor con que en la lucha<br />
buscó conforte, y arrogante luego<br />
a la brega volvióse amor cantando,<br />
paz y reposo.<br />
Duerme el sosiego, la esperanza duerme<br />
de otras cosechas y otras dulces tardes,<br />
las horas al correr sobre la tierra<br />
dejan su rastro.<br />
Al pie de tus sillares, Salamanca,<br />
de las cosechas del pensar tranquilo<br />
que año tras año maduró en tus aulas,<br />
duerme el recuerdo.<br />
Duerme el recuerdo, la esperanza duerme<br />
y es tranquilo curso de tu vida<br />
como el crecer de las encinas, lento,<br />
lento y seguro.<br />
La apacibilidad de tu vivienda<br />
gustó, andariego soñador, Cervantes,<br />
la voluntad le enhechizaste y quiso<br />
volver a verte.<br />
Volver a verte en el reposo quieta,<br />
soñar contigo el sueño de la vida,<br />
soñar la vida que perdura siempre<br />
sin morir nunca.<br />
Sueño de no morir es el que infundes<br />
a los que beben de tu dulce calma,<br />
sueño de no morir ese que dicen<br />
culto a la muerte.<br />
De entre tus piedras seculares, tumba<br />
de remembranzas del ayer glorioso,<br />
de entre tus piedras recojió mi espíritu<br />
fe, paz y fuerza.<br />
24
En mi florezcan cual en ti, robustas,<br />
en flor perduradora las entrañas<br />
y en ellas talle con seguro toque<br />
visión del pueblo.<br />
Luego en las tristes aulas del Estudio,<br />
frías y oscuras, en sus duros bancos,<br />
aquietaron sus pechos encendidos<br />
en sed de vida.<br />
Levántense cual torres clamorosas<br />
mis pensamientos en robusta fábrica<br />
y asiéntese en mi patria para siempre<br />
la mi Quimera.<br />
Como en los troncos vivos de los árboles<br />
de las aulas así en los muertos troncos<br />
grabó el Amor por manos juveniles<br />
su eterna empresa.<br />
Pedernoso cual tú sea mi nombre<br />
de los tiempos la roña resistiendo,<br />
y por encima al tráfago del mundo<br />
resuene limpio.<br />
Sentencias no hallaréis del Triboniano,<br />
del Peripato no veréis doctrina,<br />
ni aforismos de Hipócrates sutiles,<br />
jugo de libros.<br />
Pregona eternidad tu alma de piedra<br />
y amor de vida en tu regazo arraiga,<br />
amor de vida eterna, y a su sombra<br />
amor de amores.<br />
Allí Teresa, Soledad, Mercedes,<br />
Carmen, Olalla, Concha, Bianca o Pura,<br />
nombres que fueron miel para los labios,<br />
brasa en el pecho.<br />
En tus callejas que del sol nos guardan<br />
y son cual surcos de tu campo urbano,<br />
en tus callejas duermen los amores<br />
más fugitivos.<br />
Así bajo los ojos la divisa del amor,<br />
redentora del estudio,<br />
y cuando el maestro calla, aquellos bancos<br />
dicen amores.<br />
Amores que nacieron como nace<br />
en los trigales amapola ardiente<br />
para morir antes de la hoz, dejando<br />
fruto de sueño.<br />
Oh, Salamanca, entre tus piedras de oro<br />
aprendieron a amar los estudiantes<br />
mientras los campos que te ciñen daban<br />
jugosos frutos.<br />
El dejo amargo del Digesto hastioso<br />
junto a las rejas se enjugaron muchos,<br />
volviendo luego, corazón alegre,<br />
a nuevo estudio.<br />
Del corazón en las honduras guardo<br />
tu alma robusta; cuando yo me muera<br />
guarda, dorada Salamanca mía,<br />
tú mi recuerdo.<br />
De doctos labios recibieron ciencia<br />
mas de otros labios palpitantes, frescos,<br />
bebieron del Amor, fuente sin fondo,<br />
sabiduría.<br />
Y cuando el sol al acostarse encienda<br />
el oro secular que te recama,<br />
con tu lenguaje, de lo eterno heraldo,<br />
di tú que he sido.<br />
MIGUEL DE UNAMUNO<br />
25
LA RELIGIÓN EN UNAMUNO<br />
ÁNGEL GALINDO GARCÍA<br />
Rector de la Universidad Pontificia de Salamanca<br />
Leyendo los escritos de Unamuno es obligado distinguir religiones de instituciones<br />
religiosas y religión de fe. Él mismo dice: “y bien, se me dirá, ‘¿Cuál es tu religión?’<br />
Y yo responderé: mi religión es buscar la verdad en la vida y la vida en la verdad,<br />
aun a sabiendas de que no he de encontrarlas mientras viva; mi religión es luchar<br />
incesante e incansablemente con el misterio; mi religión es luchar con Dios desde el<br />
romper del alba hasta el caer de la noche, como dicen que con Él luchó Jacob. No<br />
puedo transigir con aquello del Inconocible –o Incognoscible, como escriben los pedantes–<br />
ni con aquello otro de ‘de aquí no pasarás’. Rechazo el eterno ignorabimus.<br />
Y en todo caso, quiero trepar a lo inaccesible”.<br />
Sus palabras son plenamente admisibles para un cristiano que quiera vivir con<br />
autenticidad el espíritu vital del Concilio Vaticano II pero también por la reflexión tomista<br />
y sobre todo en el horizonte del evangelio de Jesús. Lógicamente Don Miguel se sitúa en la crítica de<br />
aquel pensamiento religioso que piensa que Dios actúa directamente en el terreno de las causas segundas<br />
anulando la libertad del hombre. Ese Dios no es el dios cristiano ni el de Jesús de Nazaret. Unamuno critica<br />
a los hombres perezosos que creen en un Dios que les da las cosas hechas y que se levanta todas las mañanas<br />
dispuesto a hacer milagros.<br />
Las palabras siguientes muestran que Don Miguel tenía un<br />
espíritu buscador de la verdad desde la libertad, para quien<br />
Dios no es solo fruto del descubrimiento del raciocinio. Su<br />
creencia se basa fundamentalmente en la revelación, en la historia<br />
y en lo descubierto por el corazón: “Nadie ha logrado<br />
convencerme racionalmente de la existencia de Dios, pero tampoco<br />
de su no existencia; los razonamientos de los ateos me parecen<br />
de una superficialidad y futileza mayores aún que los de<br />
sus contradictores. Y si creo en Dios, o, por lo menos, creo creer<br />
en Él, es, ante todo, porque quiero que Dios exista, y después,<br />
porque se me revela, por vía cordial, en el Evangelio y a través<br />
de Cristo y de la Historia. Es cosa de corazón. Lo cual quiere<br />
decir que no estoy convencido de ello como lo estoy de que dos y<br />
dos hacen cuatro”. Por ello, me atrevo a afirmar que para Don<br />
Miguel el descubrimiento de Dios no es solo ni primero cuestión<br />
de razón sino también de sentimiento. Esto se ve con cierta claridad<br />
en su reflexión y postura vital ante la inmortalidad.<br />
Para Unamuno, el filósofo no puede hacer filosofía únicamente<br />
con la razón, ya que el hombre es un todo, un hombre entero constituido<br />
por la razón, sí, pero también por la voluntad y el sentimiento.<br />
Hasta qué punto Unamuno considera al hombre como un ser más sentimental<br />
que racional, queda reflejado en la siguiente cita: “El hombre, dicen,<br />
es un animal racional. No sé por qué no se haya dicho que es un animal afectivo o sentimental. Y acaso lo<br />
que de los demás animales le diferencia sea más el sentimiento que no la razón. Más veces he visto razonar<br />
a un gato que no reír o llorar. Acaso llore o ría por dentro, pero por dentro acaso también el cangrejo resuelva<br />
ecuaciones de segundo grado” (Del sentimiento trágico de la vida).<br />
Quizás como afirma Francisco José Fernández Defez, para Unamuno “El hombre se da cuenta de que<br />
su fe es incompatible con su razón, pero también de que las necesita a ambas. Ni puede vivir solamente amparado<br />
en la razón ni solamente abrazado a la fe. El hombre de carne y hueso no es el que ha escapado de<br />
una u otra, sino el que se tambalea, el que oscila perpetuamente entre ambas”. Si la personalidad de Don<br />
Miguel permanecerá en el tiempo es quizás debido a su realismo vital que le hace ‘pensar’.<br />
26
A FONDO Diario Íntimo<br />
LA VENA ORACIONAL DEL ALMA DE<br />
DON MIGUEL DE UNAMUNO<br />
JOSÉ VICENTE RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ<br />
Padre Carmelita Descalzo<br />
En la persona de don Miguel de Unamuno que “de chico había sido devoto en<br />
el más alto grado” se dio un corte en la praxis religiosa durante sus años de<br />
estudios en Madrid.<br />
En 1897 se da en él una revolución interior, que ya venía gestándose tiempo<br />
atrás, calificada por amigos y enemigos de varias maneras; ¿se la puede llamar<br />
también conversión? Historianado rápidamente lo que le ha ido pasando dentro<br />
de ese periodo, cierra la relación con esta frase: “Hasta que llamó (el Dios vivo)<br />
a mi corazón, y me metió en angustias de muerte”. Angustias de muerte que fueron<br />
angustias de vida.<br />
En el Diario Íntimo encontramos a un Miguel de Unamuno, echándose a cuestas<br />
su alma y examinando sus vaivenes, tratando de discernirse a sí mismo debidamente.<br />
En el periodo anterior, que podemos calificar de dejación en lo religioso, no habían de<br />
ninguna manera desaparecido los brotes y golpes de oración, como en el caso de Munitibar cuando el<br />
apuro del parto de Ceferina.<br />
Del fondo del corazón le<br />
brotó entonces la plegaria,<br />
como testimonio de la verdad<br />
de Dios Padre.<br />
Igualmente, aunque entonces<br />
creía haberlo perdido<br />
todo, “ahora veo, dirá, que<br />
siempre conservé una oculta<br />
fe en la Virgen María. En momentos<br />
de apuro se me escapaba<br />
maquinalmente del pecho<br />
esta exclamación: “Madre<br />
de Misericordia, favorecedme”.<br />
Todo esto significa que la<br />
vena oracional no se había<br />
agotado en el corazón de don Miguel, y que el niño que había sido seguía viviente.<br />
Examinando el Diario Íntimo, encontramos en él, si no borbotones oracionales, sí buena presencia<br />
de plegarias muy personales, con las que va engalanando sus relatos, y calmando sus ansias espirituales,<br />
pidiendo al Señor luz, sencillez, humildad, más voluntad y decisión.<br />
De esta manera va don Miguel mezclando los sentimientos de su conciencia con los discursos de<br />
su mente y con el bálsamo de la oración, pues todo esto le era necesario.<br />
Hay un par de temas que se le resisten de alguna manera; reconoce sí sus pecados y la necesidad<br />
que siente de ir a confesarlos, pero no le llega nunca la hora decisiva; y su mente en este punto es una<br />
tarabilla y un sí quiero, ¿pero cuándo?<br />
Siente igualmente la tentación de sentirse alguien notable e importante, y hasta singular y bien merecedor<br />
de la gracia de Dios que le ha llegado; tiene que pelear también en esto contra sí mismo, y el<br />
remedio lo encontrará, como en otras ocasiones, en aceptar oracionalmente el hágase tu voluntad.<br />
El Padrenuestro es su medicina y los varios comentarios que hace de esa oración le tranquilizan y<br />
le fortalecen. El modo como explica don Miguel lo que él hace cuando un hijo suyo se le presenta en<br />
busca de cariño, es modélico en sus relaciones con Dios Padre. La infancia espiritual de que habla en<br />
otros de sus escritos nos hace ver la calidad y finura de su espíritu.<br />
27
A FONDO DIARIO ÍNTIMO<br />
A FONDO Diario Íntimo<br />
SOBRE EL TRATADO<br />
DEL AMOR DE DIOS<br />
LUIS FRAYLE DELGADO<br />
Catedrático de Latín y Teólogo<br />
Vida – amor – muerte. Esta es la trilogía (en sentido etimológico: tres<br />
palabras) que sintetizan el pensamiento unamuniano. Un vitalismo agónico<br />
(en lucha) que culmina en la muerte y el misterio del “más allá”. En el centro,<br />
entre la vida y la muerte, está el amor. Lo más importante en la vida del hombre<br />
es el amor, que va acompañado del sufrimiento y llega a definirse en tragedia.<br />
Este pensamiento lo desarrolla Unamuno en toda su obra y lo defiende<br />
incluso polemizando con los “eróticos” y “galantes” cuyo exponente más característico<br />
es el novelista extremeño Felipe Trigo, al que hacen coro los escritores<br />
de la novela corta en “El cuento semanal” y otras revistas similares del primer tercio del<br />
siglo XX. La polémica adquiere dimensiones nacionales al desarrollarse en su momento álgido en<br />
el Ateneo de Madrid cuando el novelista extremeño defiende su posición en una conferencia que<br />
luego se convierte en libro, en el que ataca a los “intelectuales” y concretamente a Unamuno, que<br />
mantuvo la polémica con él y en general con los “regeneracionistas” 1 .<br />
En el género ensayístico es obra fundamental en este tema Del Sentimiento trágico de la vida<br />
en los hombres y en los pueblos, que tiene un antecedente: el Tratado del amor de Dios 2 .<br />
El Tratado del amor de Dios, pretende responder a la cuestión de cómo llegar a Dios. Expone<br />
los temas claves que se cuestiona el ser humano sobre su existencia y sobre el más allá de su existencia<br />
terrenal. Entre esas cuestiones está necesariamente<br />
el amor, amor de Dios, en sentido<br />
subjetivo y en sentido objetivo, que incluye el<br />
amor humano, sobre todo el amor genésico o<br />
de generación (al que se refiere aquí y en otras<br />
muchas de sus obras), origen, según él, de todo<br />
amor.<br />
El editor de esta obra la ha dividido en párrafos;<br />
en el primero Unamuno plantea la cuestión<br />
de si a Dios se llega por el amor o por el<br />
conocimiento. Aunque hace una teoría sobre el<br />
conocimiento de Dios, plantea las cuestiones y<br />
problemas de la existencia en primera persona:<br />
él mismo pregunta y se responde refiriéndose a<br />
sí mismo. En este caso a la cuestión de ¿cómo<br />
se llega a Dios? responde que la vía del conocimiento<br />
ha llevado a los hombres a la desesperación.<br />
Y en relación a sí mismo ha dicho ya<br />
28<br />
1. Felipe Trigo; El amor en la vida y en los libros. Mi ética y mi estética, Renacimiento, Madrid, 1920.<br />
2. Nelson Orringer ha hecho una edición crítica de las dos obras con entidad propia cada una: Miguel de Unamuno; Del<br />
sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos y Tratado del amor de Dios, Tecnos, Madrid, 2005.
A FONDO Diario Íntimo<br />
en párrafos anteriores: Busqué muchos años a Dios por el camino lógico y Dios se me deshizo en<br />
su idea. Con razonamientos y pruebas teológicas llegué a la idea de Dios, no a Dios mismo. Y Dios<br />
se me veló tras la idea que de Él logré y quedé sin Dios 3 . Y después dice: El camino intelectual me<br />
llevó, Dios mío, a negarte, a renegar de ti, a ahogar mis inquietudes íntimas en la aceptación del<br />
no. Y luego resume su búsqueda de Dios de manera semejante y casi con las mismas palabras<br />
con las que lo había hecho ya algunos años antes en su Diario Íntimo describiendo el largo periodo<br />
de “racionalismo” e “intelectualismo” que culmina y se resuelve en su “crisis” de 1897. Dice aquí:<br />
Mis estudios de filosofía y teología me fueron llevando poco a poco al más radical fenomenalismo,<br />
y llegué a ser, con la razón, completamente ateo 4 .<br />
Consecuentemente concluye<br />
nuestro pensador:<br />
¿Cómo se llega a Dios? Por el<br />
amor. Y ¿Qué es el amor? Y<br />
dedica a continuación el párrafo<br />
2, expresa y directamente<br />
a dar su respuesta, su<br />
idea del amor “divino”, dentro<br />
del contexto inquisitivo<br />
de este breve tratado. Aunque<br />
el título es Tratado del<br />
amor de Dios, comienza hablando<br />
del amor sexual o de<br />
generación. Si bien es verdad<br />
que a lo largo de las siguientes<br />
páginas habla del<br />
amor divino, amor del hombre<br />
a Dios y de Dios al hombre,<br />
en que viene a parar<br />
todo amor, que parte de la<br />
fe, o la engendra, y se relaciona<br />
con la esperanza o<br />
bien nace de ella. Por otra<br />
parte, se refiere a un tema<br />
fundamental en su concepción<br />
de la existencia y de la<br />
vida humana: el dolor o el<br />
sufrimiento siempre presente<br />
en su pensamiento trágico.<br />
El misterio del amor –dice–<br />
que lo es del dolor tiene una<br />
forma, una forma misteriosa,<br />
el tiempo 5 . Se podría<br />
hacer una reflexión muy<br />
3. O. c. pg. 521.<br />
4. O. c. pg. 526. En el Diario Íntimo, Obras Completas, vol. VIII, p. 778, dice: Con la razón buscaba un Dios racional,<br />
que iba desvaneciéndose por ser pura idea, y así paraba en el Dios Nada a que el panteísmo conduce, y en un puro fenomenismo,<br />
raíz de todo mi sentimiento de vacío.<br />
5. O. c. pg. 529.<br />
29
A FONDO Diario Íntimo<br />
30<br />
amplia y no siempre fácil por la complejidad<br />
de las ideas que aquí expone, con frecuencia<br />
paradójicas, sobre el amor, que repite y amplía<br />
en El sentimiento. Pero en gracia a la brevedad,<br />
es suficiente recoger en un texto significativo<br />
la idea original de nuestro pensador<br />
sobre el amor, dentro de su concepto de la<br />
existencia agónica del hombre, siempre en<br />
lucha, donde la inquietud, la duda, el dolor,<br />
en una palabra la “agonía”, está en el centro<br />
de su concepción trágica de la existencia. Al<br />
principio de este párrafo, que trata del amorpasión<br />
(del alma y del cuerpo), referido como<br />
hemos dicho al instinto genésico, de donde<br />
parte su análisis, para llegar a concluir que ese<br />
instinto es un deseo, un anhelo de eternidad<br />
en Dios, dice: El amor es lo más trágico, lo más<br />
terrible que en el mundo hay. El amor es hijo<br />
del engaño y padre del desengaño; el amor es<br />
el consuelo en el desconsuelo. El amor busca<br />
con furia a través de lo amado algo que está<br />
más allá de ello y como no lo halla se desespera<br />
6 . Estas ideas están expresadas casi con<br />
las mismas palabras en el cap. VII del Sentimiento<br />
7 . Y este concepto trágico del amor y<br />
de la vida es el que aparece en el conjunto de<br />
toda su obra, no sólo en sus ensayos y artículos,<br />
sino también en la narrativa y en el teatro,<br />
especialmente en sus “nivolas” 8 .<br />
6. O. c. pg. 527.<br />
7. O. c. pg. 271-272. Dice aquí: Es el amor, lectores y hermanos míos, lo más trágico que en el mundo y en la vida hay;<br />
es el amor hijo del engaño y padre del desengaño; es el amor consuelo en el desconsuelo, es la única medicina contra la<br />
muerte, siendo como es de ella hermana.<br />
8. Para este tema puede verse mi libro: El amor en Unamuno y sus contemporáneos; Biblioteca de la Academia Nacional<br />
de la Historia, Caracas, 1995.
A FONDO Diario Íntimo<br />
PRESENCIA DOMINICANA EN LAS LECTURAS<br />
ESPIRITUALES DEL DIARIO ÍNTIMO DE UNAMUNO<br />
ETELVINO GONZÁLEZ LÓPEZ<br />
Doctor en Filosofía<br />
Editor del Diario Íntimo<br />
Algo importante quería decir/conjurar Pedro Jiménez Ilundain cuando<br />
escribía a Unamuno: “en el fondo de usted hay un fraile dominico”. Lo<br />
hacía con conocimiento de circunstancias, algunas de las cuales señalaba: su<br />
temperamento místico-religioso, manifestado en sus devociones (expresamente<br />
el rosario), las lecturas (“teología escolástica... mortíferos libros de mística”) 1 .<br />
La presencia dominicana en el Diario Íntimo [DI] apenas se ha tenido en<br />
cuenta, e incluso ha habido referencias erróneas. La conexión con el convento<br />
salmantino de San Esteban alcanza más que la estancia de tres días y un largo<br />
trato amistoso; es una escuela<br />
de espiritualidad.<br />
La noche en que Unamuno se sintió “en las<br />
garras del ángel de la nada” dio lugar a una decisión,<br />
cuyas razones son de obvia causalidad.<br />
Se dirigió a San Esteban y allí estuvo tres días<br />
recogido en una celda entre oraciones y llanto.<br />
¿Por qué a San Esteban?<br />
Una academia y una escuela. Se supuso conexión<br />
con el padre Juan G. Arintero, que ni estaba<br />
allí ni llegó destinado a Salamanca hasta<br />
año y medio después, en otoño del 98. En San<br />
Esteban funcionaba la Academia de Santo<br />
Tomás, lugar de encuentro para la reflexión de<br />
profesores y de alumnos universitarios de prestigio.<br />
Al frente de ella estaba el profesor dominico<br />
José Mª Suárez, quien preside 23 sesiones,<br />
de las cuales hasta los días de la “crisis” ha coordinado<br />
13; es hombre de altura intelectual notable,<br />
con el cual Unamuno mantiene una<br />
relación amistosa. Suárez en carta a Madrid en<br />
que le trata de “mi respetable y estimado amigo”<br />
le anuncia que le devuelve un cuaderno (posiblemente<br />
el cuarto) y le envía una obra del<br />
padre Denifle, que Unamuno desea consultar.<br />
Por exclusión podemos suponer que fuera La<br />
conversión de Taulero, ejemplar propio del<br />
padre Rodrigo Díez. Suárez era, además, el prior<br />
de San Esteban, bajo cuya autoridad se movería<br />
la admisión del huésped. No falta un genio de<br />
la hermenéutica que niega el lance, basado en que no lo dice la prensa de entonces. De poco<br />
vale, al parecer, la doble confidencia de Unamuno a Pere Corominas.<br />
1. Jiménez Ilundain, carta a MU 22.5.1922.<br />
31
A FONDO Diario Íntimo<br />
El primer cuaderno del DI tiene como lugar la<br />
casa de Alcalá de Henares de la que es superior Juan<br />
José Lecanda, lo que de una parte explica los textos<br />
litúrgicos o bíblicos que en él abundan al hilo de las<br />
celebraciones de aquella Semana mayor, de otra también<br />
explica la lectura del oratoriano padre Faber. Por<br />
cierto, Lecanda no es jesuita como algún eximio hermeneuta<br />
ha escrito. No era jesuita ni es concebible<br />
que Unamuno fuera a cobijarse un solo día en una residencia<br />
tal. De allí regresa a Salamanca con un cuadernillo<br />
a punto de terminar, el lunes de Pascua. ¿De<br />
este regreso se hizo eco la prensa local?<br />
Fuentes. De aquella secuencia de tiempos confiesa<br />
en el DI Unamuno: “Se me resiste la oración mental. Es<br />
tal mi hábito libresco que sólo concibo pensamientos y<br />
propósitos piadosos leyendo, como comentario de lo que<br />
leo, y me veo forzado a cristalizarlos escribiéndolos” (IV,<br />
42). A Clarín escribió más tarde: “Leo poco porque leí<br />
mucho… Pero como acostumbro a leer sin tomar notas,<br />
y luego lo repienso y lo dejo pasar y al cabo de tiempo escribo<br />
lo que me brota, sin recordar la forma en que lo<br />
leí” 2 . Lo que pone en el ámbito de lo importante toda<br />
labor de remonta desde lo escrito y publicado hasta lo leído como base. ¿Cuáles fueron las bases<br />
lectoras de DI?<br />
A Rafael Altamira le confiesa haber abandonado la lectura a no ser tres o cuatro libros, algunos<br />
ya leídos: “Me impuse cuando pasé por los días de angustia el abandonar durante largo tiempo<br />
todo estudio y hasta hace pocos días apenas he leído más que tres o cuatro libros y ellos ya releídos<br />
más de una vez, y El Imparcial único papel periódico que leo. Creo estoy mejor, pero siempre<br />
desorientado” 3 .<br />
¿Cuáles son esas lecturas de base? Lecturas ocasionales: textos litúrgicos, NT (Juan y Hechos),<br />
y pasajes de santos: dos de fray Luis de Granada OP, cuatro de la vida de Santa Catalina de Siena<br />
OP, obra del beato Raimundo de Capua OP. Y esos tres o cuatro libros:<br />
De imitatione Christi, el Kempis (edición Marietti, releída sistemáticamente),<br />
Del Padre Faber. (Releído). Y otros dos hasta entonces desconocidos:<br />
Das geistliche Leben (=La vida espiritual), antología de místicos renanos, del padre Denifle<br />
OP, leída en alemán, como se puede observar en el ejemplar de su biblioteca y propiedad. Tiene<br />
veinte citas entre las ochenta de este orden espiritual. De cuya mano es conducido a la lectura reflexiva<br />
del Exemplar del beato Susón OP.<br />
La vie de Jésus Christ. Autor H. Didon OP que le surte una privilegiada base para sus Meditaciones<br />
evangélicas. Leída en francés, no está en su biblioteca y sí en la de San Esteban, lo que<br />
permite suponer un préstamo. Nueve citas entre las espirituales.<br />
Otro dominico que aparece en curioso contexto es el padre Joseph H. Ollivier. Se le cita al<br />
final del cuadernillo III, 94-95. Orador de Nôtre Dame, “hace oír la verdad austera y sincera, la<br />
que molesta a los mundanos” y le destituyen. “Le llaman el orador indiscreto. ¡Indiscreto! Siempre<br />
es indiscreta la palabra de verdad. Si hubiera halagado sus oídos es que era uno de los suyos”.<br />
La valoración que hace de los místicos renanos, entre los mejores es así de terminante:<br />
Y al fin los de entre aquellos solitarios que nos han contado sus coloquios a solas con Dios, han<br />
hecho una obra eternizadora, se han metido en las almas de los demás. Y ya con eso, con que el<br />
claustro haya podido darnos un Eckhart, un Suso, un Taulero, un Ruisbroquio, un Juan de la<br />
Cruz, una Catalina de Siena, una Ángela de Foligno, una Teresa de Jesús, está justificado el claustro.<br />
(Del sentimiento trágico de la vida 11).<br />
32<br />
2. MU, carta a Clarín 10.5.1900.<br />
3. MU, carta a R. Altamira 21.10.1897.
PARTITURA LÍRICA UNAMUNIANA<br />
Del contexto a la universalidad<br />
CARMEN BULZAN<br />
Catedrática de Sociología en la Universidad Ecológica de Bucarest (Rumanía),<br />
poeta y traductora de Miguel de Unamuno al rumano<br />
Si quieres conocer toda<br />
la vida y la personalidad<br />
de Miguel de Unamuno,<br />
¡lee su poesía! En<br />
ella se encuentra toda su<br />
filosofía, porque mediante<br />
el Verbo encarnado ha cerrado,<br />
la apertura, toda su<br />
hambre de cielos y sed de<br />
océanos. Además de esto igual que en otras<br />
obras suyas, por ejemplo en la ensayística en<br />
la cual ha brillado, en poesía don Miguel es el<br />
más humano, el hombre en carne y hueso, el<br />
que siente el pensamiento y piensa el sentimiento.<br />
Un sentido poético, filosófico y sobre<br />
todo religioso, como él mismo dijo: “no siento<br />
la poesía, sino poéticamente, ni la filosofía,<br />
sino filosóficamente y ante todo y sobre todo<br />
religiosamente”.<br />
Sobre la poesía de Miguel de Unamuno<br />
pueden hablar los filólogos, los filósofos, los<br />
poetas pero también los lectores de poemas.<br />
Quiero hablar sobre la lírica unamuniana<br />
desde la perspectiva del sociólogo pero también<br />
del traductor-poeta.<br />
1. Desde mi punto de vista como sociólogo<br />
me ha interesado ver más allá del contenido<br />
y de la forma, sobre todo el contexto<br />
social que ha causado el pensamiento y el sentido<br />
del poeta. El contexto representa un complejo<br />
de condiciones que lanza la chispa de la<br />
idea reveladora. Los contextos de la vida son<br />
múltiples, únicos e inconfundibles en el destino<br />
de Unamuno. Las pérdidas de los territorios<br />
del Imperio Español, el exilio (también<br />
una pérdida, la de la libertad) la muerte de algunos<br />
familiares (la pérdida del hijo y de la esposa)<br />
son las notas graves sobre la partitura<br />
de la lírica unamuniana. Constante es la pérdida<br />
que provoca: la alienación, la lejanía, la<br />
espera, el anhelo, el dolor, condiciones absolutamente<br />
necesarias para escribir poesías.<br />
¿Qué pierde Unamuno?<br />
La pérdida de los últimos territorios del<br />
Imperio pone a Unamuno como representante<br />
de la Generación del 98, una generación de<br />
intelectuales que busca un rescate de la España<br />
aparentemente derrotada. El arranque de<br />
los últimos territorios del espíritu de la patria<br />
es igual con la pérdida de la identidad prevista<br />
de un pasado glorioso. Las notas dramáticas<br />
reverberan en todo el ser del poeta y culminan<br />
con la pérdida del propio pasado, que es el<br />
sueño de antaño (Ex futuro).<br />
La pérdida de la libertad. El exilio lo lleva<br />
lejos de casa y de la familia, pero lo aproxima<br />
a Dios. (Dios nació en el exilio, parafraseando<br />
el título del libro de Vintil Horia). El poeta<br />
sufre y su sufrimiento tiene notas dramáticas<br />
porque la pérdida de la libertad es un desarraigo<br />
y la vida que sigue este sentimiento es<br />
como un árbol plantado en un suelo infértil.<br />
La lejanía crea la sensación de la pérdida del<br />
país, por lo tanto, se retira de París a Hendaya<br />
(en la frontera entre Francia y España). Los poemas<br />
del exilio son un grito-anhelo dedicado<br />
al lugar de nacimiento, Bilbao, (Montañas de<br />
mi país), según el país y la familia.<br />
La pérdida de unos familiares, de un hijo,<br />
de su esposa, son las pérdidas mayores que<br />
pueden generar problemas de proporciones<br />
megalíticas porque estos seres son parte integrante<br />
de su propio ser. Ni la memoria puede<br />
aliviar el dolor causado por la pérdida. Sólo<br />
queda el consuelo de un sueño en otra vida,<br />
de aquí la búsqueda de la inmortalidad con<br />
temor. La pérdida de un hijo, Raimundo, lo<br />
lleva al borde del suicidio, pero la expectativa<br />
de otro hijo, que iba a nacer, salva su vida. El<br />
dolor de la muerte de su hijo toma la forma<br />
de la esperanza en la nueva vida que estaba<br />
33
34<br />
por llegar. La pérdida de la esposa es otro sufrimiento<br />
de su ser, enterradas en el mismo<br />
tiempo con todo lo que le pertenecía. El momento<br />
trágico, porque no existe ningún otro<br />
consuelo, le hace escribir el poema Está aquí,<br />
sintiendo la presencia de la esposa, incluso en<br />
su ausencia.<br />
Como en la ley de compensación, cualquier<br />
pérdida de su vida personal significó un<br />
triunfo en su vida como escritor y ser humano.<br />
La pérdida de la libertad en el exilio le proporciona<br />
coraje para rechazar el perdón, de<br />
decir ¡NO! frente a todas las formas de opresión<br />
humana, de oponerse a la guerra, ganando<br />
el respeto de los que creen en la<br />
dignidad, las pérdidas de los seres queridos,<br />
la crisis religiosa por las que pasa que hacen<br />
que crezca la creencia en Dios. La pérdida de<br />
su hijo Raimundo, le otorgó la mayoría de sus<br />
ideas, aumentando la motivación para escribir.<br />
Y como la suma de todas las ganancias, la vida<br />
eterna, tan deseada por don Miguel que se inmortalizó<br />
no sólo mediante sus seguidores,<br />
sino también mediante su obra.<br />
Paradójicamente, justo lo<br />
que fue transitorio en la vida de<br />
Unamuno (contextualmente hablando)<br />
dio perennidad a su<br />
poesía. La pluma con la que escribió<br />
poesía fue la acción, su<br />
permanente lucha, su fe. Los<br />
contextos, a pesar de que le dieron<br />
un toque especial a su vida<br />
llena de tragedia que había singularizado<br />
su ópera, sólo fueron<br />
pretextos que comenzaban de<br />
las manifestaciones y llegaban a<br />
la esencia, es decir a la universalidad.<br />
Él reversa la contextualización<br />
y trasciende el tiempo,<br />
creando matrices del sentimiento-pensamiento<br />
perennes. Porque<br />
la Libertad, la Dignidad, el<br />
Respeto, el Amor, la Verdad, la<br />
Fe, el Coraje, son valores que<br />
transcienden el tiempo. Lo que<br />
lo hace inmortal tanto a él y a<br />
todas sus obras líricas son: la<br />
universalidad de los valores y la<br />
cosmogonía de lo humano, más<br />
allá de las filosofías y escuelas<br />
de pensamiento lo que hace a los poetas ser<br />
clasificados.<br />
2. Como poeta-traductor, entré en el jardín<br />
lírico de Unamuno, no como se entra en<br />
el universo de un poeta desconocido, sino, a<br />
sabiendas de su trabajo filosófico y su trabajo<br />
de ensayos, comenzando desde mis años de<br />
estudio en la Facultad de Filosofía de la Universidad<br />
de Bucarest, con una curiosidad sin<br />
límites y entendí que toda su creación era la<br />
poesía. Sentí que los pasos me llevaban, con<br />
cada volumen de poesías, a través de diferentes<br />
etapas de su vida, que entró en un edificio<br />
de varios niveles, que paso a paso conquistó<br />
progresivamente límites insospechables. Del<br />
microcosmos que le da vida con su sueño, y<br />
que le ofrece un sentido a través de preguntas<br />
místicas hasta el macrocosmos, en que su poesía<br />
canta la “música de las esferas”. De la nostalgia<br />
de un tiempo pasado y un lugar perdido
donde la luz de guía está apagada y la esperanza<br />
muerta hasta una búsqueda febril de un<br />
Dios en carne y hueso, y la agonía perpetua<br />
como su Dios le hable, incluso si esto significase<br />
la muerte para él.<br />
Las tonalidades resuenan con sus tristezas<br />
en sonetos magníficos del Rosario de sonetos<br />
líricos, pero los acuerdos graves de la batalla,<br />
salen a la luz de su alma eterna.<br />
La visión general filosófica unamuniana influye<br />
decisivamente en su temática poética: la<br />
filosofía del “hombre concreto en carne y<br />
hueso”, del “sentimiento trágico de la vida”, de<br />
la “vida como una contradicción” de la cautividad<br />
en una jaula espacio-temporal, del desgarro<br />
de los extremos, y al final, de la fe en<br />
un Dios visto como “hambre” de amor.<br />
(La vida de la muerte, 1910); “vive y siente tan<br />
solo lo que fluye / lo que no volverá” (En el<br />
río se mira la montaña, 1928). Unamuno excluye<br />
la opción demasiado racional para la<br />
media aristotélica de los extremos y cuenta en<br />
una lucha continua y desgarradora de los contrarios<br />
(vida-muerte, tierra-cielo, alma-cuerpo)<br />
sublimada en una búsqueda dramática de sí<br />
mismo, siempre insatisfecha: “Tu hondo mar y<br />
tus montañas / llevo yo en mí mismo, / copa<br />
me diste en los cielos / raíz en el abismo” (Las<br />
montañas de mi tierra, 1929).<br />
Fundamentalmente, la sensibilidad poética<br />
de Unamuno está formada dentro del weltauschauung<br />
de naturaleza nihilista-schopenhauriana<br />
y en el mismo tiempo religioso: “¿Tu vida<br />
acaso fue, como la nuestra, / sueño? ¿De tu<br />
La tentación de la coexistencia de los<br />
opuestos, en un fondo general de una existencia<br />
material que asume la finitud dramática, la<br />
vamos a reencontrar, con notas específicas, en<br />
cada ciclo poético: “este vivir, que es el vivir<br />
desnudo, / ¿no es acaso la vida de la muerte?”<br />
alma fue en el alma quieta / fiel trasunto del<br />
sueño de la vida / de nuestro Padre? Di, ¿de<br />
que vivimos / sino del sueño de tu vida, Hermano?“<br />
(La vida es sueño, 1920). Pero el aspecto<br />
religioso de la creación unamuniana no<br />
conduce a una poesía puramente nostálgica,<br />
35
calmada, silenciosa, sino a una asunción de la<br />
intimidad del carácter contradictorio de la vida:<br />
“Busco guerra en la paz, paz en la guerra; / el<br />
sosiego en la acción y en el sosiego“ (Ni mártir,<br />
ni verdugo, 1910); “cuando la Vida se llene / al<br />
vacío volverá.“ (La plenitud de los tiempos,<br />
1934).<br />
Los poemas religiosos (Ecce homo, Cordero,<br />
Eucaristía, Rey, Verdad etc.) tienen evidentes<br />
acentos agustinianos que aparecen en<br />
un régimen contrapunto: “¿Qué es tu vida,<br />
alma mía?, cual tu pago?/ ¡Lluvia en el lago! /<br />
¿Qué es tu vida, alma mía, tu costumbre? /<br />
¡Viento en la cumbre! / ¿Cómo tu vida, mi<br />
alma, se renueva? / ¡Sombra en la cueva!” (Qué<br />
es tu vida, alma mía?, ¿cuál tu pago?).<br />
De cualquier forma se leerían los poemas<br />
de Unamuno, de ellos sale continuamente una<br />
nostalgia mística, da igual si se llama Dios, esperanza,<br />
ideal o la búsqueda de la identidad.<br />
Una ansiedad universal se mueve en este<br />
universo poético atormentado por las ilusiones,<br />
de viajes iniciáticas a su propia identidad:<br />
“¡Yo sé quién soy! fe de hidalgo, / sé que valgo<br />
lo que valgo (…) / Ay tú, mi Alonso Quijano!, /<br />
mi recuerdo soberano, / tu, mi mejor yo;…”<br />
(La última querella de Don Quijote, 1928).<br />
Incluso el amor juvenil, el amor por la<br />
vida, la fe de la juventud en su propia persona,<br />
debajo del signo del absoluto, es evaluado en<br />
tiempo desde el ángulo de la aspiración constitutivo-humana<br />
para más allá con múltiples<br />
caras: de la eternidad conciliadora, de una inmortalidad<br />
siempre cerca, pero nunca alcanzadas<br />
en la vida como sueño: “Lo que cree la<br />
mocedad / inmortalidad de amor / no es otra<br />
cosa en rigor / que amor de inmortalidad” (Lo<br />
que cree la mocedad, 1928).<br />
Sintiendo el pensamiento y pensando en<br />
su sentimiento, me he estremecido contemplando<br />
el universal Don Miguel, encontrándome<br />
de nuevo. Me ha sido de gran ayuda en<br />
la traducción el conocimiento del lenguaje<br />
filosófico, de los lugares de su inspiración (Bilbao,<br />
Salamanca, Fuerteventura, Hendaya, etc.)<br />
pero sobre todo la consonancia de vivir el sentimiento,<br />
el pensamiento que me hizo escuchar<br />
mejor su poesía, porque su poesía es<br />
sonora.<br />
El resultado de mi trabajo de traducción<br />
de los poemas de Miguel de Unamuno se refleja<br />
en los dos libros publicados en Rumanía.<br />
La primera, Antología Poética (rum. Antologie<br />
Poetica), edición bilingüe en español y rumano,<br />
apareció en 2012 y fue publicada por<br />
la Edición del Instituto Europeo de Ia i. La segunda,<br />
Hombre de palabra (rum. Om de Cuvânt),<br />
apareció en Bucarest, y fue publicada<br />
por la Edición Mica Valahie (esp. Pequeña Valaquia)<br />
y consta en 150 poemas de la lírica<br />
unamuniana. Ambos volúmenes respetan la<br />
cronología de escribir poemas y están agrupados<br />
en tres ciclos: 1890-1913, 1913-1920, 1924-<br />
1936.<br />
Quién ama la poesía, quién se apoya no<br />
sólo en el sentimiento, sino también en el pensamiento,<br />
encontrará en ésta toda la filosofía<br />
unamuniana, posibles respuestas a las preguntas<br />
existenciales o tal vez lo que es más importante,<br />
las preguntas esenciales a los<br />
desafíos de la vida. El pensamiento reflexivo<br />
y el vivir, pero especialmente su acción, nos<br />
toca la cuerda más sensible, y mediante su<br />
Poesía encontramos la marca que trae armonía<br />
a nuestras vidas, que parece tan sola y ausente<br />
sin poesía.<br />
Espero haber sido una buena mensajera<br />
del verso unamuniano, transcribiendo las<br />
notas adecuadas en la melodiosa lengua rumana<br />
en la partitura de su lírica inconfundible,<br />
mostrando a los amantes de poesía de Rumanía<br />
el sueño que puede ser incorporado mediante<br />
el lenguaje poético. Espero que leyendo<br />
su poesía soñemos más lindo la vida, el<br />
mundo...<br />
36
ITINERARIO UNAMUNIANO SALMANTINO<br />
La vinculación de Unamuno con Salamanca nos obliga a seguir sus pasos por la ciudad de<br />
acogida donde vivió treinta y nueve años, en la que nacieron ocho de sus hijos. En ella fue maestro<br />
universitario, dirigió los destinos del Estudio, fue concejal, eterno paseante entre sus calles y cronista<br />
de la ciudad en sus escritos.<br />
PRIMERA MIRADA<br />
Iniciamos con esta “Primera mirada”<br />
un recorrido por Salamanca de la mano<br />
de Unamuno como amable cicerone, haciendo<br />
realidad lo que tantas veces él<br />
hizo con amigos y autoridades que visitaban<br />
la ciudad, deteniéndonos en el Pabellón<br />
de Petrineros de la Plaza Mayor frente<br />
al medallón de don Miguel, realizado en<br />
1986 por el escultor Óscar Alvariño, con<br />
motivo del cincuenta aniversario de su<br />
muerte, curioseado por turistas junto a los<br />
medallones de Fray Luis de León, Santa<br />
Teresa de Jesús, Cervantes y Nebrija.<br />
Caminando luego hacia el centro de<br />
la Plaza, para contemplar la monumental<br />
fachada tras la cual se encuentran las<br />
dependencias del Ayuntamiento que<br />
Unamuno presidió honoríficamente, tras<br />
ocupar durante nueve años el sillón de<br />
concejal en representación de los obreros<br />
y ferroviarios salmantinos, poniendo<br />
atención en el balcón municipal desde<br />
el cual don Miguel declaró la República<br />
en Salamanca, la tarde del 14 de abril<br />
de 1931, diciendo a los salmantinos que<br />
llenaban la Plaza:<br />
Hace cuarenta años vivo en Salamanca;<br />
de Salamanca son los<br />
hijos de mi carne, e hijos de mi espíritu<br />
os considero a todos. Permitidme<br />
la arrogancia de que sea yo<br />
quien proclame la República, en<br />
esta Plaza que recibió al desterrado<br />
de la Revolución del 68.<br />
Podemos imaginar al rector Unamuno<br />
sentado en la terraza del café Novelty,<br />
inaugurado en 1905, punto de encuentro<br />
de intelectuales locales, periodistas, ganaderos,<br />
políticos y artistas, donde el maestro<br />
pasaba algunas medias tardes<br />
conversando en amena tertulia, con quienes<br />
hacían corro en torno a él, antes de<br />
que el liberal café Novelty pasará a llamarse<br />
37
Nacional, cuando Unamuno ya descansaba en<br />
el pecho del Padre Eterno y las botas altas con<br />
espuelas resonaban en el granito de la Plaza<br />
Mayor.<br />
Perdiendo nuestros pasos bajo los soportales,<br />
recordamos cuanto sobre ella nos advierte<br />
Unamuno, oyendo el eco de sus pasos<br />
y viendo pasar su silueta bajo los soportales,<br />
reviviendo añoranzas en este rincón nostálgico<br />
de la ciudad adoptiva que guarda su memoria<br />
como una reliquia.<br />
¡Esta Plaza Mayor de Salamanca!...<br />
Esta gran plaza de hoy, este vasto espacio<br />
monumental, se debió al primer Borbón<br />
de España, a Felipe V... y aquí vivió la<br />
ciudad nuestro gran siglo civil el más<br />
henchido de popularidad española, el<br />
glorioso y maravilloso siglo XIX, el de la<br />
conciencia nacional... ese siglo en que<br />
nació en España el nombre y la cosa liberal…<br />
Aquí, en este monumental espacio,<br />
se pasearon Meléndez Valdés, y<br />
Quintana, y Muñoz Torrero. Aquí fue<br />
muerto, de cornada, el diestro Pedro Romero.<br />
Aquí le envolvió a uno en aclamaciones<br />
de bienvenida el mocerío<br />
estudiantil y obrero cuando volvía del<br />
38
destierro dictatorial, y aquí, a son de campana del<br />
Concejo proclamó la segunda república española. Este<br />
es el corazón, henchido de sol y de aire, de la ciudad;<br />
el templo civil, sin otra bóveda que la del cielo.<br />
(“En la plaza mayor de Salamanca”. El Sol, Madrid,<br />
18 de septiembre de 1932).<br />
Plaza cuadrada, –es decir, cuadrilátera, no cuadrado–,<br />
con sus soportales y toda llena de aire y de<br />
luz… Circulan bajo sus soportales los hombres y las<br />
mujeres en dos filas, separados, dándose cara; ellos<br />
hacia la parte de fuera, en el sentido del reloj, ellas por<br />
la parte de dentro, en otro sentido. Y hay algo de litúrgico<br />
en este circular, –mejor sería decir “cuadrar”–, de<br />
las gentes de la ciudad por su plaza... Primer mentidero<br />
de la ciudad.<br />
(Artículo “Salamanca”, Salamanca, abril 1914. En<br />
“Andanzas y visiones españolas”).<br />
Junto al ágora salmantina, encontramos el Casino<br />
de los Señores cuando Unamuno pisó por primera vez<br />
tierra charra en 1891, asociándose a la Institución junto<br />
a colegas universitarios, amigos médicos, curiosos periodistas<br />
y ocasionales consocios, para conversar en<br />
ese espacio que hoy ocupa el busto del maestro Casillas, presidiendo el rincón predilecto del tertuliano<br />
rector.<br />
La fundación del Casino de Salamanca en la primera mitad del siglo XIX está justificada por la<br />
sociedad de aquella época, proclive a la asociación ciudadana en torno a cafés e instituciones favorecedoras<br />
de relaciones sociales, inquietudes políticas y ocupaciones culturales, convertidas en<br />
mentideros locales de obligada presencia para la clase dirigente local.<br />
Lo que primero fue Círculo Cultural, pasó a ser Sociedad de Recreo en 1858 y Casino de Salamanca<br />
en 1864, cuando Unamuno venía al mundo en el bochito bilbaíno el 29 de septiembre,<br />
sin sospechar que un día presidiría el Casino y dejaría sus restos en la ciudad castellana setenta y<br />
dos años después, cuando el Casino era sede de aliados militares a la incivil guerra que lo llevó<br />
al misterioso hogar del Padre Eterno, el 31 de diciembre de 1936.<br />
39
ACTIVIDADES REALIZADAS<br />
Presentación de la Asociación de<br />
Amigos de Unamuno<br />
Se presenta a la ciudad la Asociación<br />
de amigos de Unamuno el jueves 4 de diciembre<br />
de 2014, con el objetivo de promover<br />
y difundir la vida, obra y<br />
pensamiento del mayor intelectual que ha<br />
tenido la Universidad de Salamanca.<br />
Posaron para la foto los miembros fundadores<br />
de dicha asociación.<br />
Presentación actividades 2015<br />
y página Web<br />
Con sumo gusto y llenos de ilusión la asociación<br />
de Amigos de Unamuno, presentó el<br />
viernes 6 de febrero en el Casino de Salamanca<br />
su amplio programa de actividades para el<br />
año 2015 y su página web, que no desea otra<br />
cosa más que ser escaparate, donde todo<br />
aquel que quiera acercarse a nosotros encuentre<br />
en ella información de lo que hacemos con<br />
el fin de dar a conocer y honrar la figura de<br />
D. Miguel, así como estar informado de las actividades<br />
venideras.<br />
Primera tertulia Miguel de Unamuno<br />
En el Casino de Salamanca tuvo lugar la primera<br />
Tertulia de la Asociación de Amigos de<br />
Unamuno, el 12 de febrero de 2015, sentando<br />
las bases de lo que sería esta actividad, cuyo<br />
objetivo es compartir sentires y pensamientos<br />
de Unamuno desde el rigor.<br />
Se recordó al D. Miguel tertuliano en el<br />
mismo lugar donde él se reunía con sus compañeros<br />
de tertulia, bajo la atenta mirada del<br />
busto que Agustín Casillas realizó del escritor.<br />
En torno a la cocotología<br />
unamuniana<br />
Actividad lúdico formativa el 21 de febrero<br />
de 2015, donde niños y mayores<br />
aprendieron a realizar las figuritas de papel<br />
al que tanto tiempo dedicó Unamuno, y se<br />
acercaron al mundo de la cocotología de la<br />
mano de expertos papiroflexistas.<br />
La actividad contó también con la conferencia:<br />
“En torno a la cocotología unamuniana”<br />
impartida por Sagrario Rollán y<br />
a la actividad: “Unamuno en lectura fácil”,<br />
otra manera de acercar la obra del escritor<br />
a personas con dificultad lectora.<br />
40
Convocatoria Asamblea general de socios<br />
La asociación de Amigos de Unamuno, en<br />
cumplimiento de lo dispuesto en el Título IV,<br />
capítulo II, artículo 7, “Reuniones”, convocó a<br />
sus socios el 11 de marzo para informarles de<br />
la marcha de la asociación, así como de sus<br />
proyectos futuros. Admitiendo también un<br />
turno de ruegos y preguntas, para solventar las<br />
posibles dudas o cuestiones que se pudieran<br />
plantear.<br />
Recital poético: “Vivir muriendo”<br />
en homenaje al V centenario de<br />
Santa Teresa<br />
La asociación de Amigos de Unamuno,<br />
quiso sumarse el día 28 de marzo a los<br />
actos de homenaje a Santa Teresa con<br />
motivo del V centenario de su nacimiento.<br />
Nada mejor que con un recital poéticomusical<br />
donde sonaron poemas de la<br />
santa y poemas dedicados a ella, además<br />
contamos con las imágenes del audiovisual<br />
realizado por Ángel Lozano Heras y<br />
la música del flautista Antonio Blanco.<br />
Mesa redonda sobre<br />
“El diario íntimo<br />
de Unamuno”<br />
No es fácil formar una mesa redonda<br />
sobre el “ Diario íntimo”, con<br />
la talla intelectual y los conocimientos<br />
sobre el tema acreditados por los<br />
cuatro especialistas que formaron<br />
parte de la misma el 19 de marzo:<br />
Cirilo Flórez Miguel, Etelvino González<br />
López, Luis Frayle Delgado y<br />
José Vicente Rodríguez Rodríguez,<br />
en el marco incomparable de la Sala<br />
Capitular del Convento de San Esteban,<br />
sede de la antigua academia de<br />
Santo Tomás, a la que tantas veces<br />
acudió Unamuno para dar conferencias<br />
y asistir a los actos que en ella<br />
se celebraban.<br />
41
Conferencia: “Unamuno y la Grecia moderna”<br />
El 19 de abril, el profesor Anastasio Kanaris fue el encargado de hacer un recorrido por los<br />
escritores griegos vinculados a la vida de D. Miguel, dedicando especial atención a Kavafis<br />
y Kazantzakis y de leer textos en griego de indiscutible valor documental.<br />
Complementariamente a los contenidos objeto de la conferencia, Anastasio Kanaris manifestó<br />
que la relación de Unamuno con Grecia está por investigar en profundidad, pues apenas existen<br />
trabajos que vayan más allá del presentado por Philip Metzidakis.<br />
Tertulia Miguel de Unamuno<br />
En el Casino de Salamanca tuvo lugar el 29 de abril la animada tertulia que la Asociación<br />
celebra el último miércoles de cada mes, en este caso con el título "Filmografía unamuniana”,<br />
ilustrada con la participación de Juan Antonio Pérez Millán, exdirector de la Filmoteca de<br />
Castilla y León<br />
42
Recital poético:<br />
«Su costumbre fue el destino»<br />
El viernes 15 de mayo, la Asociación homenajeó<br />
a Concha Lizárraga, en la Sala de la Palabra,<br />
con motivo del aniversario de la muerte<br />
de su esposa, en el que destacados rapsodas<br />
salmantinos leyeron poemas de Miguel de<br />
Unamuno dedicados a su “costumbre”, acompañados<br />
por la música de dos jóvenes violinistas<br />
y un audiovisual elaborado para la<br />
ocasión.<br />
Tertulia<br />
Miguel de Unamuno<br />
En el hotel Rona Dalba tuvo lugar el 27<br />
de mayo la tertulia que la Asociación celebra<br />
el último miércoles de cada mes, en<br />
este caso con el título "De Niebla a Jambrina<br />
pasando por Torrente Ballester",<br />
analizando el nexo entre las novelas de<br />
Unamuno, Torrente Ballester y García<br />
Jambrina, con presencia de este último<br />
novelista.<br />
Jornadas audiovisuales unamunianas<br />
El jueves 28 de mayo se proyectó en la sala de la Filmoteca de Castilla y León la película basada<br />
en la novela “La tía Tula” en versión de Miguel Picazo, siendo comentada por Maite Conesa, directora<br />
de la Filmoteca, con participación del público en el coloquio al terminar la proyección del<br />
film.<br />
El segundo día de las Jornadas, se proyecto el DVD “El sentimiento trágico de España”, sobre<br />
la vida de Miguel de Unamuno, en el que intervinieron el director y realizador del documental,<br />
Ángel Lozano Heras, junto con los actores que interpretaron y prestaron su voz en el reportaje,<br />
participando animadamente el público en la tertulia posterior a su proyección.<br />
Presentación de la Revista NIVOLA<br />
Concluyó la Asociación sus actividades del primer semestre del año, presentando en el<br />
Patio neo-renacentista del Casino de Salamanca el primer número de su revista NIVOLA, entregando<br />
posteriormente a cada asistente un ejemplar de la misma. En el acto intervinieron:<br />
Francisco Blanco, Antonio Colinas, Miguel Elías y Florencio Maíllo.<br />
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ACTIVIDADES SEGUNDO SEMESTRE 2015<br />
Septiembre<br />
Martes 29<br />
Lugar: Aula Magna de la Facultad de Filología<br />
Hora: 12:00 h.<br />
Actividad: Conferencia: “Santa Teresa y Unamuno”.<br />
Vicente González Martín. Decano de la Facultad de Filología.<br />
Presenta: Pablo Unamuno Pérez. Vicepresid. de la Asociación.<br />
Hora: 13:30 h.: Homenaje a Unamuno en el busto de Victorio Macho.<br />
Octubre<br />
Jueves 8<br />
Lugar: Casino de Salamanca.<br />
Hora: 20:00 h.<br />
Actividad: Conferencia “Unamuno y las corridas de toros”.<br />
José María Balcells Domenech.<br />
Catedrático de Literatura Española de la Universidad de León.<br />
Presenta y modera: Alberto Estella Goytre. Escritor.<br />
CICLO: “Amigos de Unamuno represaliados”<br />
Martes 13<br />
Lugar: Casino de Salamanca.<br />
Hora: 20:00 h.<br />
Actividad: Conferencia: “El pastor Atilano Coco”.<br />
Jesús Riesco Rodríguez. Director de Radio Nacional en Salamanca.<br />
Miércoles 14<br />
Lugar: Casino de Salamanca.<br />
Hora: 20:00 h.<br />
Actividad: Conferencia “El rector Salvador Vila”.<br />
Mercedes del Amo Hernández<br />
Profesora Titular de la Universidad de Granada.<br />
Biógrafa de Salvador Vila.<br />
c<br />
Jueves 15<br />
Lugar: Casino de Salamanca.<br />
Hora: 20:00 h.<br />
Actividad: Conferencia “El alcalde Casto Prieto Carrasco”.<br />
Ricardo Robledo Hernández. Catedrático de Historia Económica.<br />
44<br />
Presenta y modera las conferencias: Manuel Redero San Román.<br />
Catedrático de Historia Contemporánea.
Noviembre<br />
Jueves 12<br />
Lugar: Biblioteca Casa de las Conchas.<br />
Hora: 20:00 h.<br />
Actividad: Conferencia “Unamuno y Santa Teresa, al encuentro”.<br />
Jesús María Corredera Martín. Periodista.<br />
Presenta: Pablo Unamuno Pérez. Vicepresidente de la Asociación.<br />
Jueves 19<br />
Lugar: Sala de exposiciones de la Diputación de Salamanca.<br />
Actividad: Inauguración de la Exposición “Caricaturas de Unamuno”.<br />
Entrega de los premios del concurso a los ganadores.<br />
Manuel Tostado González, diputado delegado de Cultura.<br />
La exposición permanecerá abierta al público<br />
desde el jueves 19 de noviembre<br />
al domingo 13 de diciembre.<br />
Diciembre<br />
Jueves 10<br />
Lugar: Casino de Salamanca.<br />
Hora: 20:00 h.<br />
Actividad: Presentación del segundo número de la revista.<br />
Vicente González Martín, Luis Gutiérrez Barrio, Elena Díaz Santana.<br />
Jueves 17<br />
Lugar Casino de Salamanca.<br />
Hora: 20:00 h.<br />
Actividad: Conferencia “El ocaso del sentidor”.<br />
Luis Andrés Marcos.<br />
Profesor de la Universidad Pontificia.<br />
Jueves 31<br />
Colaboración con el Ayuntamiento<br />
en el homenaje a Unamuno.<br />
El último miércoles de cada mes tiene lugar una tertulia en el Casino de Salamanca, a las 19:00 h.,<br />
moderada por Luis Gutiérrez Barrio, secretario de la Asociación.<br />
45
CERTAMEN DE CARICATURAS<br />
LA ASOCIACIÓN AMIGOS DE UNAMUNO EN SALAMANCA CONVOCA EL CERTAMEN<br />
“CARICATURAS DE UNAMUNO”, EN COLABORACIÓN CON LA DIPUTACIÓN PROVINCIAL<br />
BASES<br />
1. Podrán participar profesionales o aficionados, de cualquier edad y lugar de residencia.<br />
2. Las caricaturas de Unamuno presentadas deberán ser originales, inéditas y no estar participando de<br />
manera simultánea en otro concurso o evento.<br />
3. Cada concursante podrá participar con 3 obras como máximo, utilizando la técnica que prefiera: digital,<br />
manual, color o blanco y negro.<br />
4. Las caricaturas se enviarán por correo electrónico en alta calidad (10 Mb), para ser impresas en DINA3.<br />
5. Los originales se firmarán con pseudónimo, incluyendo en correo aparte los datos del autor: nombre<br />
y apellidos, dirección postal, edad, breve currículum, correo electrónico y número de teléfono.<br />
6. Las obras y los datos personales se enviarán antes del 15 de octubre a la siguiente dirección de correo<br />
electrónico: amigosdeunamuno@gmail.com<br />
7. Las obras serán expuestas al público en un lugar que se indicará, con la colaboración de la Diputación<br />
Provincial, desde el jueves 19 de noviembre al domingo 13 de diciembre de 2015.<br />
8. El jurado del certamen tiene facultades para resolver cualquier situación no contemplada en las presentes<br />
bases y su fallo será inapelable, pudiendo quedar desiertos los premios si la calidad de los trabajos<br />
presentados no lo merecen u otorgar solo alguno de ellos.<br />
9. La Asociación Amigos de Unamuno en Salamanca se reserva el derecho de propiedad sobre las caricaturas<br />
presentadas, pudiendo exhibirlas donde considere oportuno para difundir al personaje que<br />
representan.<br />
10. Se concederán premios a las tres obras más votadas por el jurado.<br />
Primer premio:<br />
– Placa de la Asociación Amigos de Unamuno y diploma.<br />
– Ordenador portátil.<br />
– Lote de libros de Unamuno.<br />
Segundo premio:<br />
– Placa de la Asociación Amigos de Unamuno y diploma.<br />
– E-book.<br />
– Lote de libros de Unamuno.<br />
Tercer premio:<br />
– Placa de la Asociación Amigos de Unamuno y diploma.<br />
– Lote de libros de Unamuno.<br />
11. Los premios se entregarán en acto público presidido por el diputado de Cultura de la Diputación de<br />
Salamanca, el jueves 19 de noviembre, con motivo de la apertura de la exposición.<br />
12. La participación en el concurso implica la aceptación de estas bases.<br />
46<br />
Caricatura de NÉSTOR DÁMASO DEL PINO.<br />
Dedicada a la Asociación.
FICHA DE AFILIACIÓN<br />
Las personas interesadas en pertenecer a la Asociación Amigos de Unamuno, pueden<br />
hacerlo cumplimentando la siguiente ficha de afiliación que aparece en la página Web:<br />
www.amigosdeunamuno.es, o remitiendo los datos solicitados en ella a la dirección de<br />
correo electrónico: secretario@amigosdeunamuno.es<br />
Instituciones Colaboradoras con la Asociación<br />
Consejería de Cultura y Turismo<br />
UNIVERSIDAD PONTIFICIA<br />
DE SALAMANCA<br />
FACULTAD<br />
DE FILOLOGÍA<br />
CASINO DE SALAMANCA<br />
47
servicios globales de comunicación gráfica<br />
C/. Severo Ochoa, 9 - 37184 VILLARES DE LA REINA (Salamanca)<br />
Tel.: 923 20 43 97 - globalia.ag@globalia.com<br />
www.globalia-artesgraficas.com