Niñez y adolescencia prensa argentina - Unicef
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Gentileza Clarisa Gambera<br />
Gentileza Clarisa Gambera<br />
Temas más tratados / Ronda de expertos<br />
La construcción del<br />
adolescente “peligroso”<br />
Los niños, niñas y adolescentes aparecen muchas<br />
veces en la <strong>prensa</strong> con imágenes estereotipadas<br />
que, a fuerza de repetición, se naturalizan. La<br />
sociedad crea representaciones sobre determinados<br />
grupos: selecciona características que les son<br />
propias, las simplifica, las generaliza y les adjudica<br />
un juicio de valor. Una de estas representaciones que<br />
tiene más fuerza y más presencia en los medios es<br />
la que vincula a la infancia pobre con la violencia y<br />
la delincuencia.<br />
Varios expertos fueron consultados aquí sobre qué<br />
estereotipos circulan hoy sobre los niños y adolescentes,<br />
en especial aquellos vinculados con la violencia,<br />
y qué poder tienen los medios para reforzarlos o<br />
desarticularlos.<br />
Marcelo Urresti<br />
Sociólogo de la UBA<br />
El conjunto de prejuicios y estereotipos de la sociedad<br />
<strong>argentina</strong> tiene un origen socioeconómico: se valoran positivamente<br />
determinados rasgos -básicamente somáticos y culturales-<br />
de los sectores privilegiados y negativamente otros<br />
con los que se identifica a los pobres. La idea de que el país es<br />
"un crisol de razas" niega y oculta esta segregación bajo una<br />
pátina de homogeneidad. En los chicos no es diferente: reproduce<br />
la lógica del espacio social en el que están sus familias.<br />
La construcción de la sospecha sobre una clase peligrosa,<br />
por lo general ligada con la pobreza, coincidió con el foco de<br />
conflicto básico definido por la Policía. Primero fue el trabajador<br />
rural desplazado, luego los trabajadores urbanos políticamente<br />
organizados y los inmigrantes. Más tarde el lugar fue<br />
ocupado por la clase obrera resistente y los jóvenes politizados.<br />
Y hoy son los jóvenes pobres el blanco de las sospechas.<br />
Como otras veces, se invierte la condición en la que viven: los<br />
despojados son vistos como posibles despojadores.<br />
Estos estereotipos que circulan hoy se basan en factores<br />
estructurales -como la distribución de los recursos económicos,<br />
educativos, de vivienda y de salud- y se refuerzan con factores<br />
subjetivos, como las representaciones colectivas o la<br />
comunicación masiva, entre las que el periodismo desempeña<br />
un rol vital: sus reglas obligan a correr detrás de la primicia y<br />
seguir una lógica de producción textual armada sobre crónicas<br />
puras que suelen detenerse únicamente sobre los rasgos<br />
más estereotipados.<br />
Un modo de evitar esto es insistir para que los periodistas<br />
asuman masivamente la Constitución como garantes de la<br />
democracia y la república y elaboren críticamente la relación<br />
entre la información con la que trabajan y su circulación.<br />
Alejandro Morlachetti<br />
Presidente de la Fundación Pelota de Trapo<br />
La <strong>adolescencia</strong>, en general, es una etapa de la vida que<br />
siempre fue difícil de definir, polémica y percibida como problemática.<br />
Se discute cuándo se puede o no votar, asociarse,<br />
trabajar, ser imputable, conducir un auto. Si a esa etapa le<br />
sumamos situaciones de pobreza, entonces más que nunca se<br />
los identifica con violencia y peligrosidad, se los ve como un<br />
grupo social sin rumbo, sin valores, y se les adjudica supuestas<br />
olas delictivas.<br />
Esta idea de peligrosidad no es nueva y está estrechamente<br />
vinculada con el discurso de la seguridad, que ha ganado<br />
fuerza en toda Latinoamérica. Y que muchos medios también<br />
han asumido: en “Sociales” se publican bautismos y<br />
cumpleaños de los niños de clase media y en “Policiales”, las<br />
vidas de los pobres. Así, se fomenta en el lector un estereotipo<br />
respecto a los adolescentes y jóvenes.<br />
La solución pasa por el respeto de sus derechos y por llenar<br />
de Estado, es decir, de educación, salud y oportunidades de<br />
empleo, y no de gendarmería, policías y juzgados. Pero para<br />
todo esto hay que invertir y destinar presupuesto. Menos<br />
Código Penal y más Política Pública.<br />
Las empresas de comunicación deben reflexionar sobre su<br />
rol en la promoción de los derechos del niño y adolescente.<br />
Entre otras cosas, sería necesario un código de ética, que<br />
autorregule el sector, y la importancia de que periodistas y<br />
editores se capaciten y tomen mayor conciencia del rol de los<br />
medios en la sociedad.<br />
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