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Descargar Carta Pastoral - Conferencia Episcopal de Guatemala

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coordinada y en comunión con sus parroquias y diócesis latarea evangelizadora <strong>de</strong> la Iglesia. Pero también y sobretodo queremos urgir a esos mismos laicos a que asuman conmás vigor y convencimiento su propia vocación. Los urgimospara que sean agentes <strong>de</strong> transformación <strong>de</strong> las realida<strong>de</strong>s<strong>de</strong> este mundo, a fin <strong>de</strong> que esas realida<strong>de</strong>s entren en ladinámica propia <strong>de</strong>l Reino <strong>de</strong> Dios. A través <strong>de</strong> la formación<strong>de</strong> la familia, a través <strong>de</strong>l trabajo, a través <strong>de</strong> la participaciónciudadana, los laicos y solo ellos, tienen la posibilidad <strong>de</strong>actuar en los propios ámbitos <strong>de</strong> inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lasconvicciones <strong>de</strong> fe cristiana, para que nuestra sociedad estémás abierta al reino <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> ese modo sea máshumana, más solidaria, más llena <strong>de</strong> sentido y <strong>de</strong> esperanza.Una nube <strong>de</strong> testigos nos prece<strong>de</strong>12. Nuestra fe y nuestra Iglesia <strong>de</strong> hoy tienen unpasado que habla <strong>de</strong> entrega, <strong>de</strong> testimonio, <strong>de</strong> sacrificio, <strong>de</strong>generosidad y <strong>de</strong> humanización. La fe católica tiene unahistoria <strong>de</strong> casi cinco siglos en nuestro país. Recordaralgunas etapas <strong>de</strong> esa historia contribuye a dar consistenciaa nuestra fe <strong>de</strong> hoy, a recibirla con agra<strong>de</strong>cimiento, arecordar algunas personas que trabajaron <strong>de</strong> manerainsigne, a veces en circunstancias adversas, para dartestimonio <strong>de</strong> Jesucristo y fortalecer la fe <strong>de</strong> los creyentes.Esta breve memoria quiere ser motivación para que tambiénnosotros tengamos la fuerza y la valentía <strong>de</strong> vivir, proponer yanunciar la fe en Jesucristo en nuestras circunstanciasactuales.13. El hecho <strong>de</strong> que la primera evangelizaciónsucediera en el marco <strong>de</strong> la colonización la marcó conambigüeda<strong>de</strong>s que no po<strong>de</strong>mos negar ni ocultar, aunque laintentemos explicar. Todo proceso <strong>de</strong> colonización implicaviolencia; <strong>de</strong> allí su inmoralidad, contra la que se levantaronvoces <strong>de</strong> teólogos y académicos ya en el siglo XVI. Laconcepción <strong>de</strong> la época según la cual la religión era unasunto público bajo la responsabilidad <strong>de</strong>l Estado hizo que lafuerza coercitiva <strong>de</strong>l Estado actuara en el marco <strong>de</strong> laprimera evangelización, en una alianza que hoy nos cuestatrabajo enten<strong>de</strong>r, y que <strong>de</strong> ninguna manera queremos10


justificar. La separación <strong>de</strong> la Iglesia y el Estado es cosa <strong>de</strong>hace un par <strong>de</strong> siglos. Hoy po<strong>de</strong>mos criticar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> laperspectiva <strong>de</strong>l presente las limitaciones humanas, loscondicionamientos culturales y políticos, las visionesteológicas <strong>de</strong> una época. Existía la convicción <strong>de</strong> que comola religión cristiana <strong>de</strong> hecho contribuye al bien común <strong>de</strong> lasociedad, era asunto <strong>de</strong> interés político su difusión y <strong>de</strong>fensapor parte <strong>de</strong>l estado. A<strong>de</strong>más a los ojos <strong>de</strong> la autoridadpolítica y <strong>de</strong> los mismos evangelizadores, la poblaciónautóctona tenía costumbres, prácticas religiosas y formas <strong>de</strong>vida que <strong>de</strong>bían ser superadas o incluso suprimidas envistas <strong>de</strong> su mayor humanización. En esa lógica, en la quetodavía no había aflorado el concepto <strong>de</strong> libertad personalcomo <strong>de</strong>recho supremo <strong>de</strong> la persona, ni el Estado ni laIglesia querían privar <strong>de</strong> ningún modo a la poblaciónindígena <strong>de</strong> ese beneficio. La violencia fue real, perotambién fue real la autenticidad evangélica, el corajemisionero y el ardor <strong>de</strong> caridad que motivó y caracterizó elesfuerzo <strong>de</strong> muchos misioneros para dar a conocer aJesucristo y la fe cristiana. Con sacrificio, generosidad,audacia y celo ellos difundieron el mensaje <strong>de</strong>l Evangelio yestablecieron la Iglesia.14. Tampoco <strong>de</strong>bemos fijarnos solamente en losprimeros años <strong>de</strong> la evangelización, sino en los tres siglos,<strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1524 hasta 1821, en que la Iglesia, con el apoyociertamente <strong>de</strong>l Estado, promovió la fe, impulsó la educacióny el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> los pueblos, dio a la cultura sentido yconsistencia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Evangelio, fomentó las obras <strong>de</strong>asistencia y caridad, impulsó la organización social <strong>de</strong> lascomunida<strong>de</strong>s, y trajo luz y esperanza a los pueblos <strong>de</strong>nuestro país. A los pueblos originarios <strong>de</strong> <strong>Guatemala</strong> seaplica también lo que dice san Pablo: Dios fijó a cada pueblodón<strong>de</strong> y cuándo tenían que habitar, con el fin <strong>de</strong> quebuscaran a Dios, a ver si, aunque sea a tientas, lo podíanencontrar (Hch 17, 26-27). Por eso, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el inicio <strong>de</strong> laevangelización hasta nuestros días poco a poco encontraronen la fe católica la luz que buscaban <strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo profundo <strong>de</strong> suser. De ese tiempo llega hasta nosotros la figura luminosa<strong>de</strong>l Santo Hermano Pedro <strong>de</strong> San José Betancur, ejemplo <strong>de</strong>11


caridad y <strong>de</strong> fe en Dios. Todavía hoy nos quedantestimonios elocuentes <strong>de</strong> aquella actividad evangelizadoraprofunda, extensa y cualificada que se realizó durante laépoca <strong>de</strong> la colonia. Las <strong>de</strong>vociones y expresiones <strong>de</strong> lareligiosidad popular que, con todas sus limitaciones,sostienen la fe y dan i<strong>de</strong>ntidad católica a numerososcreyentes hoy día tienen sus raíces en aquella primeraevangelización. Las organizaciones laicales <strong>de</strong> improntacristiana más antiguas, sobre todo en el ámbito <strong>de</strong> lasociedad indígena, como son las cofradías, nos hablan <strong>de</strong> laparticipación <strong>de</strong> la sociedad indígena en la vida <strong>de</strong> la Iglesiacolonial. La tarea evangelizadora entre la población mayapenetró la cultura y dio sentido a la vida. La conservación<strong>de</strong>l Popol Wuj <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Fray Francisco Ximénez habla <strong>de</strong>lesfuerzo por compren<strong>de</strong>r la cultura quiché con el fin <strong>de</strong>evangelizarla mejor; los catecismos en los idiomasautóctonos guatemaltecos son testimonio <strong>de</strong>l esfuerzo <strong>de</strong>trasmitir y expresar la fe en el idioma <strong>de</strong>l pueblo. Lasiglesias y conventos, las obras <strong>de</strong> orfebrería sacra, losretablos, pinturas y tallas que han llegado hasta hoy sontestimonio <strong>de</strong> una fe que daba sentido a la vida, fundamentoa la moral, y apertura a la trascen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> los creyentes <strong>de</strong>aquella época. La evangelización fue la propuesta <strong>de</strong> unaforma <strong>de</strong> vida en referencia al Evangelio <strong>de</strong> Jesús.15. Ya los años anteriores a la in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia secaracterizaron por la creciente tensión entre el Estado y laIglesia. La expulsión <strong>de</strong> la Compañía <strong>de</strong> Jesús en lasegunda mitad <strong>de</strong>l siglo XVIII es el acontecimiento quemarca, como insignia, el distanciamiento. A partir <strong>de</strong> allí,muchas congregaciones religiosas disminuyeron el número<strong>de</strong> personal en el trabajo pastoral. El primer siglo <strong>de</strong> laépoca republicana concluyó con el distanciamiento totalentre el Estado y la Iglesia, hasta el punto que la Iglesia sevio impedida en muchos sentidos para la realización <strong>de</strong> sutarea evangelizadora. En muchos lugares, sobre todo en lapoblación indígena, la presencia <strong>de</strong> la Iglesia y la fe católicase <strong>de</strong>bilitaron hasta el punto <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r su i<strong>de</strong>ntidad almezclarse más y más con elementos provenientes <strong>de</strong> laespiritualidad maya que subsistían en las áreas rurales y en12


los estratos <strong>de</strong> la población menos evangelizados. En estascircunstancias las familias fueron las transmisoras <strong>de</strong> la fe,las custodias <strong>de</strong> la espiritualidad, las <strong>de</strong>fensoras <strong>de</strong> lalibertad para ser creyentes. Pero también en esos tiempos<strong>de</strong> persecución, una mujer quetzalteca, que fue expulsada<strong>de</strong>l país, seguidora <strong>de</strong> la espiritualidad <strong>de</strong>l Hermano Pedro,brilla por su ejemplo <strong>de</strong> fi<strong>de</strong>lidad a Dios y a la Iglesia: laBeata Encarnación Rosal.16. Sólo a partir <strong>de</strong> la tercera década <strong>de</strong>l sigloXX, se dio un resurgimiento <strong>de</strong> la Iglesia y una segundaevangelización. Los nombres <strong>de</strong> dos obispos insignes se<strong>de</strong>ben mencionar en esta coyuntura. Mons. Mariano RosellArellano, Arzobispo <strong>de</strong> <strong>Guatemala</strong> (1939-1964), logra dar ala Iglesia católica presencia social, política y cultural enaquella primera mitad <strong>de</strong>l siglo XX. Gracias a sus gestiones,el gobierno <strong>de</strong> <strong>Guatemala</strong> permitió el ingreso <strong>de</strong> los primerosinstitutos religiosos que se <strong>de</strong>dicaron preferentemente a laeducación. Contemporáneo suyo, Mons. Rafael GonzálezEstrada, que ejerció el ministerio episcopal entre 1944 y1984, como obispo auxiliar <strong>de</strong> Los Altos y luego <strong>de</strong><strong>Guatemala</strong>, fue el impulsor <strong>de</strong> un gran movimientoevangelizador sobre todo entre la población <strong>de</strong>l Occi<strong>de</strong>nteguatemalteco. Esta segunda evangelización <strong>de</strong> <strong>Guatemala</strong>,en nombre <strong>de</strong> la Acción Católica, libre <strong>de</strong> toda injerenciagubernamental y <strong>de</strong> toda violencia estatal, realizada porindígenas laicos en sus comunida<strong>de</strong>s prendió como fuego,fue recibida como una buena nueva <strong>de</strong> libertad y en muchascomunida<strong>de</strong>s se recuerda esa acción misionera como elpunto <strong>de</strong> origen <strong>de</strong> su existencia actual. Queremos recordara don Francisco Gutiérrez, catequista quiché originario <strong>de</strong>Totonicapán que a pie evangelizó el sur <strong>de</strong>l <strong>de</strong>partamento <strong>de</strong>Quiché. Hoy ya no se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que la fe católica actualfue impuesta a la población por la fuerza, pues es fruto <strong>de</strong>esta segunda evangelización.17. A partir <strong>de</strong> mediados <strong>de</strong>l siglo, el Estadovolvió a autorizar sin restricciones la actividad pastoral <strong>de</strong> losinstitutos religiosos, que asumieron la tarea <strong>de</strong> reconstituir laIglesia en todas las regiones <strong>de</strong>l país. Los frailes13


Dios. Y eso es grave, porque si damos culto a Dios, y nos loimaginamos <strong>de</strong> un modo distinto a como Él es en verdad,estamos dando culto a un ídolo, a un Dios que nos hemosfabricado nosotros mismos con nuestra imaginación.Muchas <strong>de</strong> esas ofertas religiosas fomentan el odio hacia loscatólicos y hacia las personas que practican otras religiones.Pero el odio nunca pue<strong>de</strong> ser signo <strong>de</strong> la verda<strong>de</strong>ra religión.Otras propuestas religiosas no hablan <strong>de</strong> Dios, sino <strong>de</strong>energías cósmicas e inducen a pensar que estar bien, que laserenidad psicológica es el propósito <strong>de</strong> la religión, cuandoen realidad, la religión consiste en <strong>de</strong>jarnos amar por Dios yamarlo a él sobre todas las cosas y al prójimo por amor aDios.22. Incluso <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la misma tradición espiritualmaya se da una gran diversidad. En la población mayamenos evangelizada, hombres y mujeres tienen prácticasreligiosas y viven <strong>de</strong> una espiritualidad imbuida <strong>de</strong> unacosmovisión tradicional. En algunos casos en esas prácticasse mezclan elementos cristianos. Por otra parte, entreacadémicos mayas y lí<strong>de</strong>res <strong>de</strong> movimientos reivindicativos<strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad maya, se reafirman las prácticas religiosasque llevan la impronta <strong>de</strong> la tradición religiosa maya comoelemento constitutivo <strong>de</strong> esa i<strong>de</strong>ntidad. Hay incluso algunosque dicen que la fe cristiana es una religión importada, quesu fundador vivió hace muchos siglos en otra nación y enotra cultura, y que la religión que correspon<strong>de</strong> a cada puebloes la <strong>de</strong> su propia tradición cultural.23. Sin embargo la misma globalización, facilita elreconocimiento <strong>de</strong> que más allá <strong>de</strong> las diferenciascorporales, culturales, políticas, religiosas entre laspersonas, la humanidad es una sola. El mundo se abrecomo un espacio <strong>de</strong> oportunida<strong>de</strong>s. Las migraciones, contoda sus ambigüeda<strong>de</strong>s y aspectos negativos, son untestimonio <strong>de</strong> cómo la humanidad toma conciencia <strong>de</strong> suunidad, las culturas se fecundan mutuamente y lasdiferencias pasan a segundo término para tomar en cuenta lacondición humana común a todas las personas. Lasriquezas <strong>de</strong> las culturas humanas se pue<strong>de</strong>n compartir y16


todos nos po<strong>de</strong>mos enriquecer y humanizar con los logros<strong>de</strong> los otros, en un proceso <strong>de</strong> interculturalidad, en el que lapropuesta evangelizadora contribuye <strong>de</strong> un modo singular.24. Hoy se nos pi<strong>de</strong> a los creyentes renovarnuestra fe en estas nuevas condiciones culturales, estamosurgidos a comunicar a otros el testimonio <strong>de</strong> Jesucristo, yhemos recibido la tarea <strong>de</strong> ser evangelizadores <strong>de</strong> la fecristiana para que más y más personas puedan compartir laalegría y la esperanza <strong>de</strong> ser seguidores <strong>de</strong> Jesucristo en laIglesia.La fe que nos salva25. Creemos que Dios es uno, y lo es para toda lahumanidad. Jesucristo con su mensaje fue más allá <strong>de</strong> lasdiferencias culturales a los problemas y preguntas quesurgen <strong>de</strong>l corazón <strong>de</strong> todo hombre y mujer sea cual sea elpueblo al que pertenezca. Jesús respon<strong>de</strong> a preguntas tangraves como el sentido <strong>de</strong> la vida frente al hecho <strong>de</strong> lamuerte o el <strong>de</strong>l valor <strong>de</strong> la vida personal frente a laenfermedad, la pobreza o los errores y pecados quecometemos. La propuesta <strong>de</strong> Jesús inaugura <strong>de</strong> ese modola conciencia <strong>de</strong> la unidad <strong>de</strong> la humanidad. Aunque él tuvosu origen en un lugar distante <strong>de</strong>l nuestro, su oferta nosconcierne muy <strong>de</strong> cerca. Respon<strong>de</strong>mos a la oferta <strong>de</strong> Jesúscon la fe.26. Pero, ¿qué es la fe? La fe es la respuestahumana a la llamada que Dios nos ha hecho en Jesucristopara una vida en unión con él y con las otras personas. 11 Esla voluntad y la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> seguir a Jesús, <strong>de</strong> tomar supropuesta <strong>de</strong> vida como referencia principal <strong>de</strong> la vida.Sígueme, es la palabra que Jesús dirige a quienes invita aser sus discípulos. Esto es lo que Dios espera <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s:que crean en aquél que él envió (Jn 6,29), explica Jesús a lamultitud que lo escucha en Cafarnaúm.27. El que escucha y sigue a Jesús recibe <strong>de</strong> Él eldon <strong>de</strong> Dios. Jesús nos enseña a conocer a Dios, Padre11 Cf. Catecismo <strong>de</strong> la Iglesia católica, 142-14317


misericordioso, que nos acoge y nos recibe para queseamos sus hijos. Es el Padre Creador <strong>de</strong> todo lo que existey por eso hacia Él también se dirige nuestra vida, pues en Élencuentra su plenitud. Dios creó el mundo y la humanidadpor el <strong>de</strong>sbordamiento <strong>de</strong> su bondad y <strong>de</strong> su misericordia.Jesús nos enseña que Dios se acerca a nosotrosprecisamente porque somos débiles y pecadores, y noslevanta y nos sostiene para que seamos santos, para quevivamos con Él para siempre. Dios nos ama, siempre nos haamado. A pesar <strong>de</strong>l rechazo y <strong>de</strong>l pecado humano, Dios noabandonó su proyecto <strong>de</strong> amor, sino que le ha ido abriendocamino en la historia <strong>de</strong> la humanidad. Quien entien<strong>de</strong> lapropia vida en referencia a Dios que es origen <strong>de</strong> nuestravida y es la plenitud a la que aspira nuestro corazón, ésetiene fe.28. Jesucristo es la manifestación suprema <strong>de</strong>lamor <strong>de</strong> Dios, porque tanto amó Dios al mundo que le dio asu Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca,sino que tenga vida eterna (Jn 3,16). Jesucristo nació <strong>de</strong> laVirgen María, para ser hombre como nosotros. Predicó elReino para manifestar la posibilidad <strong>de</strong> una vida alternativa,cuando libremente nos <strong>de</strong>jamos gobernar por Dios para quesu reino se establezca en nosotros. Jesucristo murió en lacruz como testigo <strong>de</strong> la verdad y <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios. Sumuerte en la cruz nos obtuvo el perdón <strong>de</strong> los pecados y lareconciliación con Dios. Jesucristo resucitó <strong>de</strong> entre losmuertos para inaugurar una forma <strong>de</strong> vida nueva. Vendrá alfinal <strong>de</strong> los tiempos para llevar a conclusión su obrasalvadora y llevar a los creyentes y al mundo entero hasta laplenitud <strong>de</strong> Dios. El que escucha y sigue a Jesús quedaimplicado en la historia <strong>de</strong> amor <strong>de</strong> Dios, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el inicio<strong>de</strong> la creación quiere compartir su vida y su alegría. Quiense hace discípulo <strong>de</strong> Jesús y asume el Evangelio comoforma <strong>de</strong> vida, esa persona tiene fe y es cristiano.29. El que escucha y sigue a Jesús, no está solo.Junto con otros discípulos y seguidores <strong>de</strong> Jesús forma unacomunidad <strong>de</strong> fe, que llamamos la Iglesia. Jesús y elPadre Dios comunican al creyente el don <strong>de</strong> su Espíritu18


elaborar y proponer planes pastorales, <strong>de</strong> preparar losorganigramas administrativos, <strong>de</strong> obtener el financiamientopara ejecutar la obra. Eso sería confiar exclusivamente en lasabiduría humana. Estas cosas son útiles, con tal <strong>de</strong> quereconozcamos siempre su valor instrumental. Laevangelización es obra <strong>de</strong> Dios en nosotros y por nosotros.Ese es el fundamento <strong>de</strong>l nuevo método que <strong>de</strong>be articular lanueva evangelización. Gustosamente, pues, seguiréenorgulleciéndome <strong>de</strong> mis <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s, para que habite enmí la fuerza <strong>de</strong> Cristo, porque cuando me siento débil,entonces es cuando soy fuerte (2Cor 12, 9.10), dice sanPablo. Nuestra actuación pastoral siempre <strong>de</strong>be hacerpatente que la fuerza que actúa y hace operativa laevangelización es la <strong>de</strong> Dios, no la nuestra. De nuevo sanPablo nos da testimonio, cuando se refiere al Evangelio y sumisión <strong>de</strong> evangelizador con estas palabras: Este tesoro lollevamos en vasijas <strong>de</strong> barro, para que todos vean que unafuerza tan extraordinaria proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> Dios y no <strong>de</strong> nosotros(2Cor 4,7).Salió el sembrador a sembrar41. La parábola <strong>de</strong>l sembrador (Mc 4,3-9; Mt 13,4-9; Lc 8,5-8) sirvió a Jesús para <strong>de</strong>scribir su propio ministerio<strong>de</strong> evangelizador. La parábola <strong>de</strong>scribe la generosidad conque el evangelizador esparce la palabra y advierte sobre eléxito limitado <strong>de</strong>l esfuerzo, si las cosas se miran con criteriospuramente humanos. El evangelizador tropieza con oyentescon muy diversa receptividad. Algunos rechazarán <strong>de</strong>s<strong>de</strong> elprincipio la oferta <strong>de</strong>l Evangelio. Otros acabaránrechazándola por falta <strong>de</strong> conversión o perseverancia. Perosiempre estarán quienes acojan la palabra <strong>de</strong> Dios por medio<strong>de</strong> la fe y la hagan fructificar, no todos por igual, sinoconforme al don <strong>de</strong> Dios. También hoy el Señor Jesús nosinvita a seguir sus huellas <strong>de</strong> evangelizador y transmitir <strong>de</strong>manera generosa, amplia y abarcadora la palabra <strong>de</strong> la fe.Se trata <strong>de</strong> una perla preciosa, que el comerciante que lasabe valorar ven<strong>de</strong>rá todo lo que tiene para adquirirla. Es<strong>de</strong>cir, la palabra <strong>de</strong>l Evangelio será reconocida en todo suvalor por aquellos que estén a la búsqueda <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong>24


constructivas, para la educación <strong>de</strong> los hijos con amor paraque adquieran conciencia <strong>de</strong> su dignidad y sentido <strong>de</strong> vida,para contribuir al bien <strong>de</strong> la comunidad en la que vive lafamilia. La familia ha sido el ámbito en que se transmite lafe, don<strong>de</strong> los niños reciben su primera instrucción religiosa yapren<strong>de</strong>n a orar y a vivir <strong>de</strong> acuerdo con los mandamientos<strong>de</strong> Dios. En la crisis <strong>de</strong>l tiempo presente ha <strong>de</strong>jado <strong>de</strong>cumplir esta función. Queremos agra<strong>de</strong>cer a las familias quese esfuerzan por mantener viva la fe recibida y portransmitirla a los hijos. Por eso nuestro empeño <strong>de</strong>creyentes <strong>de</strong>be ser restituir la familia a su salud institucionalnatural, para que sea también el instrumento <strong>de</strong>humanización como Dios la estableció <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la creación.44. Un segundo ámbito <strong>de</strong> inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> loscreyentes es el laboral. Hoy presenta unos retos enormes.No hay suficiente oferta laboral para todos, ni el trabajo quese realiza genera el ingreso necesario para una vida digna,sobre todo en el campo. El trabajo informal, esporádico, nopermite el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la persona sino que la mantiene enun estado <strong>de</strong> supervivencia. La falta <strong>de</strong> ingreso genera eldrama <strong>de</strong> la migración, que disgrega familias, lanza almigrante en una aventura muchas veces mortal, lo expone ahumillaciones e incertidumbres <strong>de</strong> todo tipo. Otras veces lascondiciones laborales son humillantes por el trato inhumano,por los salarios retenidos y escamoteados, porque elempleador trata el trabajo como un insumo y una mercancíamás y no como la colaboración <strong>de</strong> la persona <strong>de</strong>l trabajadoren la empresa. Estas condiciones se dan sobre todo allídon<strong>de</strong> prevalecen condiciones <strong>de</strong> trabajo en las que la vidamisma <strong>de</strong>l trabajador y su familia <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la voluntad<strong>de</strong>l empleador, como son algunas empresas <strong>de</strong> producciónagrícola que mantienen relaciones laborales propias <strong>de</strong>lrégimen <strong>de</strong> servidumbre.45. La fe que actúa a través <strong>de</strong> la caridad exigeconductas específicas en el ámbito laboral tanto a losempleados y a los empleadores como a las autorida<strong>de</strong>s. Através <strong>de</strong>l ejercicio <strong>de</strong>l trabajo y <strong>de</strong> una profesión, la personano sólo gana el sustento para sí y para su familia. También26


que contribuye al bien común <strong>de</strong> la sociedad aportando elservicio, el talento, el conocimiento capaces <strong>de</strong> crear unascondiciones <strong>de</strong> vida más humanas, <strong>de</strong> incrementar la riqueza<strong>de</strong> una sociedad, y <strong>de</strong> fortalecer los lazos <strong>de</strong> solidaridad y <strong>de</strong>i<strong>de</strong>ntidad comunitarias así como las perspectivas <strong>de</strong> futuro.El trabajo hecho con responsabilidad y con sentido <strong>de</strong>servicio humaniza a quien lo realiza y contribuye a lahumanización <strong>de</strong> la sociedad. Por otra parte, losinversionistas y empresarios son creadores <strong>de</strong> trabajo yfactor indispensable en el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> la economía pormedio <strong>de</strong>l fomento <strong>de</strong> empresas con responsabilidad social,ecológica y laboral. El inversionista cristiano tiene la graveresponsabilidad <strong>de</strong> tratar a sus trabajadores comocolaboradores <strong>de</strong> la empresa y no simplemente comoinsumo <strong>de</strong> producción. Por otra parte es responsabilidad <strong>de</strong>la autoridad pública procurar y facilitar la creación <strong>de</strong>suficientes puestos <strong>de</strong> trabajo para cubrir la <strong>de</strong>manda laboral<strong>de</strong> modo que los salarios también alcancen para una vidadigna, asegurar que la inversión tenga como primer objetivoel bien <strong>de</strong> la población y se asegure el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>l país.Una a<strong>de</strong>cuada evangelización <strong>de</strong>l ámbito laboral hará quetrabajadores, empresarios y las entida<strong>de</strong>s gubernamentalesresponsables actúen para hacer que el ámbito laboral sealugar <strong>de</strong> inci<strong>de</strong>ncia salvadora <strong>de</strong>l Evangelio <strong>de</strong> Jesús.46. Un tercer ámbito <strong>de</strong> inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la fe es elcomunitario, la vida en sociedad en general, en susdimensiones políticas, económicas, culturales y sociales. Elsecularismo que prescin<strong>de</strong> <strong>de</strong> toda referencia a Dios y elrelativismo ético que ignora todo criterio objetivo para juzgarla calidad moral <strong>de</strong> la conducta humana son dos rasgos quefavorecen el atropello <strong>de</strong> la dignidad <strong>de</strong> las personas y ladisolución <strong>de</strong>l tejido social. De esa cuenta las personas serigen por el propósito <strong>de</strong> alcanzar objetivos por medio <strong>de</strong>lpo<strong>de</strong>r, aunque haya que valerse <strong>de</strong> actos violentos,corruptos o abiertamente criminales. La vida humana sevuelve mercancía negociable por medio <strong>de</strong>l aborto, la trata<strong>de</strong> personas, el terrorismo indiscriminado, la tortura. Lasociedad pier<strong>de</strong> el sustrato moral que hace posible lagobernabilidad y las mismas personas constituidas en27


autoridad actúan por el interés personal o sectario, olvidandoel bien común. Se proponen ingenierías sociales queatentan contra instituciones fundamentales <strong>de</strong> la sociedadcomo el matrimonio, para impulsar nuevas configuraciones,que ignoran la realidad objetiva <strong>de</strong> que la sexualidad humanaestá <strong>de</strong> por sí constituida para la reciprocidad entre elhombre y la mujer.47. La fe también inci<strong>de</strong> en la vida comunitaria através <strong>de</strong> la participación ciudadana. Sobre todo a los laicoscompete la transformación <strong>de</strong> las estructuras sociales,políticas, económicas, financieras, culturales <strong>de</strong> modo queestén al servicio <strong>de</strong> la persona y <strong>de</strong> la comunidad humana.Dos son las contribuciones principales <strong>de</strong> la fe en el ámbitocomunitario: mantener la referencia a Dios como fundamentomás profundo <strong>de</strong> la realidad y motivar a la acciónmoralmente responsable en los respectivos ámbitos <strong>de</strong>inci<strong>de</strong>ncia. Las relaciones humanas <strong>de</strong>ben fundarse en labúsqueda <strong>de</strong> la justicia y la equidad, pero no basta. La fecontribuye también a fomentar la gratuidad en las relacionesentre las personas, pues el creyente sabe que su existenciase <strong>de</strong>be a la gracia y el favor <strong>de</strong> Dios. La gratuidadhumaniza, impulsa la solidaridad y favorece la superación <strong>de</strong>los agravios e injurias.A cada uno ha sido dada la gracia48. Las responsabilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> inci<strong>de</strong>ncia en losámbitos <strong>de</strong> la vida humana varían según las capacida<strong>de</strong>spersonales, según la vocación que cada uno ha recibido,según las oportunida<strong>de</strong>s que se presenten. A cada uno <strong>de</strong>nosotros le ha sido dada la gracia según la medida <strong>de</strong>l don<strong>de</strong> Cristo (Ef 4,7). Por eso queremos recordar la tarea que acada uno <strong>de</strong> nosotros incumbe en la transmisión <strong>de</strong> la fe y enla acción <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la fe.49. Nosotros, los obispos, en primer lugar,hemos recibido el encargo y la misión <strong>de</strong> anunciar elEvangelio <strong>de</strong> Jesús para suscitar la fe. Somos nosotrosmismos quienes <strong>de</strong>bemos asumir en primera persona lo queaquí hemos expuesto. Pedimos a Dios su gracia y a28


uste<strong>de</strong>s, hermanos, su oración, para que sepamos cumplircomo Dios quiere esta misión <strong>de</strong> ser los primerosresponsables <strong>de</strong> la nueva evangelización para la transmisión<strong>de</strong> la fe cristiana.50. A nuestros colaboradores inmediatos, lospresbíteros y los diáconos permanentes, hacemos unllamado apremiante para renovar el encuentro con Jesucristoy ofrecerse nuevamente, como el día <strong>de</strong> la or<strong>de</strong>nación, entotal disponibilidad al Señor. Muchos son los lastres que aveces entorpecen el empuje evangelizador: el tedio, elacomodo para hacer siempre lo mismo, la fijación en algunasi<strong>de</strong>as pastorales o teológicas caducas, la pretensión <strong>de</strong>inventarse una iglesia según las propias i<strong>de</strong>as, la falta <strong>de</strong>gobierno en la propia vida, la falta <strong>de</strong> oración y comunicacióncon Dios. Fíjense, pues, en aquel que soportó en supersona tal contradicción <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> los pecadores, a fin <strong>de</strong>que no se <strong>de</strong>jen vencer por el <strong>de</strong>saliento (Hb 12,3). Por otraparte agra<strong>de</strong>cemos a todos aquellos ministros <strong>de</strong>l Señor queanimados por el Espíritu se ponen cada día al servicio <strong>de</strong>lEvangelio y llevan a cabo con entusiasmo, con alegría, consacrificio, con abnegación, el testimonio <strong>de</strong> Jesús para latransmisión <strong>de</strong> la fe. Y a los seminaristas, que se preparanpara ofrecer su vida a Cristo como sus ministros, losanimamos a conocer cada día mejor a Jesús, a encontrarsecon él y a mantener el trato con él en la oración.51. A los religiosos y las consagradas invitamosa renovar cada día su consagración a Dios y al Evangelio.Son muchos los carismas que han dado origen a la multitud<strong>de</strong> institutos religiosos. Todos ellos actualizan un aspecto<strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong> Jesús: sea su misión <strong>de</strong> evangelizador, sucercanía a los pobres, a los enfermos y a los débiles, suatención a los niños, su vocación <strong>de</strong> Maestro, su vida <strong>de</strong>oración. Los jóvenes hombres y mujeres que optan por lavida consagrada <strong>de</strong>ben saber que Jesús es su mo<strong>de</strong>lo y quea él consagran su vida. Exhortamos y animamos a losmiembros <strong>de</strong> los institutos <strong>de</strong> vida consagrada a trabajarsiempre con la conciencia <strong>de</strong> que son parte <strong>de</strong> la Iglesiaparticular en la que <strong>de</strong>sempeñan su ministerio particular. La29


comunión, no sólo espiritual, sino también operativa, con laIglesia local será siempre signo <strong>de</strong> autenticidad evangélica.52. Finalmente exhortamos a los fieles laicos aasumir su misión propia, la <strong>de</strong> ser sal y levadura en lasrealida<strong>de</strong>s temporales para que poco a poco y cada día másesas realida<strong>de</strong>s entren en la dinámica <strong>de</strong>l Reino <strong>de</strong> Dios. Enla familia, en el trabajo, en la participación comunitaria yciudadana, en el campo <strong>de</strong> la educación, <strong>de</strong> la cultura, <strong>de</strong> losmedios <strong>de</strong> comunicación social, en el comercio, en lasdiversas profesiones e incluso en el <strong>de</strong>porte hay espaciopara dar testimonio <strong>de</strong> que Dios ofrece un modo distinto yalternativo <strong>de</strong> plantearse la vida que tiene su fundamento enla fe.Dichosa tú que has creído53. Al final <strong>de</strong> nuestro mensaje queremos evocare invocar la figura <strong>de</strong> la Virgen María, la mujer creyente. Deella nos dice san Lucas que conservaba todos los recuerdosy palabras que se <strong>de</strong>cían <strong>de</strong> Jesús y los meditaba en sucorazón (cf Lc 2, 19. 51). Ella fue alabada por Isabel comomujer creyente: Dichosa tú que has creído. Porque lo que teha dicho el Señor se cumplirá (Lc 1,45). Ella fue obedienteal Señor, para que la palabra <strong>de</strong> Dios se realizara en ellaconforme al <strong>de</strong>signio <strong>de</strong>l Señor. Ella nos muestra cómo<strong>de</strong>bemos colaborar en la obra <strong>de</strong> Dios. Con obediencia y fe,con total disponibilidad y humildad, con alegría y confianzaen el Señor. Que ella interceda por nosotros y acompañecon su oración la obra <strong>de</strong> la nueva evangelización para latransmisión <strong>de</strong> la fe cristiana.<strong>Guatemala</strong>, 11 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 2013.30


Rodolfo Valenzuela NúñezObispo <strong>de</strong> la VerapazPresi<strong>de</strong>nte<strong>de</strong> la <strong>Conferencia</strong> <strong>Episcopal</strong> <strong>de</strong> <strong>Guatemala</strong> Bernabé Sagastume, O.F.M. Cap.Obispo <strong>de</strong> Santa RosaSecretario General <strong>de</strong> la<strong>Conferencia</strong> <strong>Episcopal</strong> <strong>de</strong> <strong>Guatemala</strong> Oscar Julio Vian, S.D.B.Arzobispo <strong>de</strong> Santiago <strong>de</strong> <strong>Guatemala</strong> Julio Edgar Cabrera OvalleObispo <strong>de</strong> Jalapa Víctor Hugo Palma PaúlObispo <strong>de</strong> Escuintla Rodolfo Mendoza H.Obispo Auxiliar <strong>de</strong> Santiago <strong>de</strong><strong>Guatemala</strong> Mario Alberto Molina Palma, O.A.R.Arzobispo <strong>de</strong> Los Altos,Quetzaltenango- Totonicapán Alvaro Ramazzini ImeriObispo <strong>de</strong> Huehuetenango Pablo Vizcaíno PradoObispo <strong>de</strong> Suchitepéquez- Retalhuleu Gonzalo <strong>de</strong> Villa y Vásquez, S.J.Obispo <strong>de</strong> Sololá Chimaltenango Raúl Antonio Martínez Pare<strong>de</strong>sObispo Auxiliar <strong>de</strong> Santiago <strong>de</strong><strong>Guatemala</strong> Mario Fiandri, S.D.B..Vicario Apostólico <strong>de</strong> PeténPbro. Juan María BoxusAdministrador Diocesano <strong>de</strong> Zacapay Santo Cristo <strong>de</strong> Esquipulas Rosolino Bianchetti BoffelliObispo <strong>de</strong> Quiché Domingo Buezo LeivaVicario Apostólico <strong>de</strong> IzabalPbro. Antonio Cal<strong>de</strong>rónAdministrador Diocesano <strong>de</strong> San Marcos31

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