Jesús y <strong>la</strong> <strong>familia</strong>JESÚSEN LA CASA DELFARISEOCuando Jesús acabó de hab<strong>la</strong>r, un fariseo le rogó que comiese con él; yhabiendo entrado Jesús en su casa, se sentó a <strong>la</strong> mesa. Y el fariseo seasombró al ver que no se <strong>la</strong>vó antes de comer. Entonces el Señor ledijo: —Vosotros los fariseos limpiáis el exterior de <strong>la</strong> copa o del p<strong>la</strong>to,pero vuestro interior está lleno de rapiña y de maldad. Necios, ¿el quehizo lo de fuera no hizo también lo de dentro? Pero dad conmisericordia de <strong>la</strong>s cosas que están dentro, y he aquí, todas <strong>la</strong>s cosas osserán limpias. ¡Ay de vosotros, fariseos! Porque diezmáis <strong>la</strong> menta, <strong>la</strong>ruda y toda hortaliza, pero pasáis por alto el juicio y el amor de Dios.Es necesario hacer estas cosas, sin pasar por alto aquél<strong>la</strong>s. ¡Ay devosotros, fariseos! que amáis <strong>la</strong>s primeras sil<strong>la</strong>s en <strong>la</strong>s sinagogas, y <strong>la</strong>ssalutaciones en <strong>la</strong>s p<strong>la</strong>zas. ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos,hipócritas! que sois como sepulcros que no se ven, y los hombres queandan encima no lo saben.Lucas 11:37 al 44DESDE todo punto de vista <strong>la</strong> llegada de Jesús a nuestro hogarconlleva cambios profundos en todos los aspectos de <strong>la</strong> vida <strong>familia</strong>rcomo ocurrió en cada uno de los hogares que hemos visto. La casa delfariseo nos hab<strong>la</strong> de aquel<strong>la</strong>s personas que en algún momentoexperimentaron el nuevo nacimiento, pero se acomodaronespiritualmente, no avanzaron y su vida espiritual se volvió religiosa.La religiosidadCuando Jesús llegó a <strong>la</strong> casa del fariseo no lo felicitó por suforma de vida, sino que lo reprendió por su religiosidad e hipocresía—pues sabemos que los fariseos representan <strong>la</strong> religión de aquel<strong>la</strong>época—.Definitivamente que <strong>la</strong> «religiosidad» es una cortina de humoporque <strong>la</strong> <strong>familia</strong> lleva una vida «cristiana» —entre comil<strong>la</strong>s—, asisten44
Jesús y <strong>la</strong> <strong>familia</strong>a <strong>la</strong> iglesia, cantan, oyen <strong>la</strong> predicación y eso les da cierta sensaciónde que todo anda bien, pero no buscan y siguen al Señor de corazón(Is. 29:13). Hay hogares en esa situación, llevando una doble vida, unadentro de <strong>la</strong> Iglesia y otra fuera de el<strong>la</strong>, una cuando están encompañía de cristianos y otra cuando no lo están.La religiosidad es engañosa y peligrosa porque <strong>la</strong> <strong>familia</strong> llega apensar que no tiene necesidades y por ello no invitan a Jesús su hogar.¡Que terrible es este tipo de ignorancia! (Mt. 9:11-12; Ap. 3:17).Seguramente muchos de nosotros a lo <strong>la</strong>rgo de nuestra vidacristiana hemos visto <strong>familia</strong>s que no buscaron al Señor de corazón,sino que hicieron <strong>la</strong>s cosas por costumbre y en consecuencia sederrumbaron e incluso se volvieron enemigos del Evangelio. El colmoes que cuando eso ocurre, <strong>la</strong>s personas culpan al Señor sin reconocerque fueron ellos quienes no lo invitaron a su hogar porque noreconocieron su necesidad o no estaban dispuestos a obedecerle, ni amorir a sí mismos, ni a dejar los deleites pecaminosos paraconsagrarse (1 S. 15:22).Un ejemplo muy c<strong>la</strong>ro de esta situación está narrado en Mateo7:24 al 27, que dice «Cualquiera, pues, que me oye estas pa<strong>la</strong>bras, y<strong>la</strong>s hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casasobre <strong>la</strong> roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y sop<strong>la</strong>ron vientos, ygolpearon contra aquel<strong>la</strong> casa; y no cayó, porque estaba fundadasobre <strong>la</strong> roca. Pero cualquiera que me oye estas pa<strong>la</strong>bras y no <strong>la</strong>shace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre<strong>la</strong> arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y sop<strong>la</strong>ron vientos, ydieron con ímpetu contra aquel<strong>la</strong> casa; y cayó, y fue grande suruina.» Como vemos, ésta es una <strong>familia</strong> que no ponía por obra <strong>la</strong>Pa<strong>la</strong>bra que escuchaba y cuando llegaron <strong>la</strong> lluvia, los ríos y sop<strong>la</strong>ronlos vientos con ímpetu contra el<strong>la</strong>, no pudo resistir y cayó. La lluvia,los ríos y los vientos representan pruebas, adversidades y ataquesfísicos y espirituales que llegan a todo hogar, y dependiendo de cómoestá edificado los podrá resistir y salir victorioso.Recordemos el hogar de David y Mical; por un <strong>la</strong>do David estabaprofundamente enamorado del Señor y por otro, Mical no estabainteresada por <strong>la</strong>s cosas de Dios pues le l<strong>la</strong>mó <strong>la</strong> atención a David porhaber danzado de<strong>la</strong>nte del Arca del Pacto; también en otraoportunidad, cuando Saúl quería matar a David, Mical no escapó conél sino que prefirió quedarse en <strong>la</strong> comodidad de <strong>la</strong> casa de suspadres y metió un ídolo a su cama, lo que nos hab<strong>la</strong> de problemas detipo sexual en el matrimonio (1 S. 19:10-13; 2 S. 6:16-23).45