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Jesus-y-la-familia

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Jesús y <strong>la</strong> <strong>familia</strong>JESÚSEN LA CASA DESIMÓN EL LEPROSOPero estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, y sentado a <strong>la</strong>mesa, vino una mujer con un vaso de a<strong>la</strong>bastro de perfume de nardopuro de mucho precio; y quebrando el vaso de a<strong>la</strong>bastro, se lo derramósobre su cabeza. Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y dijeron:¿Para qué se ha hecho este desperdicio de perfume? Porque podíahaberse vendido por más de trescientos denarios, y haberse dado a lospobres. Y murmuraban contra el<strong>la</strong>. Pero Jesús dijo: Dejad<strong>la</strong>, ¿por qué<strong>la</strong> molestáis? Buena obra me ha hecho.Marcos 14:3 al 6LA lepra era una enfermedad que hacía inmundas <strong>la</strong>s vestiduras, casaso personas que <strong>la</strong> padecían; cuando alguna persona <strong>la</strong> contraía, <strong>la</strong>parte de su cuerpo afectada iba perdiendo <strong>la</strong> sensibilidad, sehinchaba, se ponía b<strong>la</strong>nca o se hacía una l<strong>la</strong>ga dejando <strong>la</strong> carne viva.La ley establecía que los leprosos debían vivir solos con su moradafuera del campamento y cuando andaban entre el pueblo debían gritar«¡inmundo!, ¡inmundo!» para que <strong>la</strong> gente tuviera cuidado de notocarlos (Lv. 13, 14); por eso es que bíblicamente <strong>la</strong> lepra representaal pecado.Motivos para invitar a JesúsCuando Jesús entró a <strong>la</strong> casa de este Simón el leproso, ledemostró al pueblo que Él vino a salvar a los pecadores (Mt. 9:13; Mr.2:17; Lc. 5:32); es decir que no importa el estado en el que seencuentra nuestro hogar porque si invitamos al Señor a entrar en el,Él llegará y habitará con nosotros para llevarnos en el proceso derestauración y transformación; recordemos que cuando aquel leprosose acercó a Jesús y le dijo —«Señor, si quieres, puedes limpiarme», Élle tocó y le respondió diciendo —«quiero, se limpio» (Mt. 8:1-4).47

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