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Jesus-y-la-familia

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Jesús y <strong>la</strong> <strong>familia</strong>La liberación de los padresEn los pasajes paralelos a Marcos 11 que están descritos enMateo 21:1 al 7, leemos que el Señor le dijo a los discípulos«encontraréis un asna atada y un pollino con el<strong>la</strong>; desatad<strong>la</strong> ytraédmelos». Esto muestra cómo cuando los padres de <strong>familia</strong> estánatados, espiritualmente hab<strong>la</strong>ndo, también lo pueden estar sus hijos,porque los padres están atados y esc<strong>la</strong>vizados por el pecado,maldiciones, herencias ancestrales y cosas simi<strong>la</strong>res de <strong>la</strong>s quenecesitan ser desatados y liberados (Ex. 20:4-6; 34:7-41; Jer. 7:17-18;Lc. 19:30—34; Ex. 3:13—15; Mal. 4:6; Gá. 4:25).Bendiciendo a <strong>la</strong> <strong>familia</strong>Betania también nos hab<strong>la</strong> de que debemos bendecir a nuestra<strong>familia</strong>, pues allí el Señor “bendijo” a sus discípulos antes de ascenderal cielo (Lc. 24:50-51 LBLA).Debemos utilizar el poder de nuestras pa<strong>la</strong>bras para bendecir anuestro cónyuge e hijos, y no maldecirlos cómo Jacob, quien en lugarde bendecir a sus hijos les profirió maldiciones que les marcaron <strong>la</strong>vida (Gn. 49:1-27).Evangelizando a los hijosSimón el leproso nos hab<strong>la</strong> de que los padres de <strong>familia</strong>debemos evangelizar a nuestros hijos transmitiéndoles el testimoniode lo que Dios ha hecho en nosotros, de cómo nos rescató del pecado—limpiándonos de lepra— y nos ha liberado de <strong>la</strong> esc<strong>la</strong>vitud—liberándonos como a <strong>la</strong> asna— (Jn. 10:26-30).Por ejemplo los padres de <strong>familia</strong> que fueron drogadictos,<strong>la</strong>drones, estafadores, borrachos o cosas simi<strong>la</strong>res pueden testificarlea sus hijos cómo estaban hundidos en esos pecados, vicios odelincuencia; sin esperanza, sin motivos para vivir y nadie estuvodispuesto a ayudarlos para salir de esa podredumbre, sino que fueJesucristo quien los encontró, los salvó, los <strong>la</strong>vó y los ha restaurado.¡Bendito Jesús!, gracias por transformarnos.49

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