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ermilo abreu gomez y el incienso de las pajuelas - Frente de ...

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Abárquese con <strong>el</strong> pensamiento su vida y con <strong>el</strong>latoda su obra oratoria y publicista, y se advertirá queningún afecto humano, ni ambición personal, asediaroná este hombre sino en tanto fueron un aspecto ó unaforma, real ó simbólica, <strong>de</strong> esa pasión; y que sufríauna i<strong>de</strong>a fija , un culto idolátrico, un amor absorbenteque le impulsaba sin <strong>de</strong>scanso á componer b<strong>el</strong>lísimasoraciones, que luego <strong>de</strong>dicaba como ramo <strong>de</strong> preciosasflores á su adorado ensueño.Causa gran<strong>de</strong> maravilla, cuando se leen sus estrofas,tanta rica variedad en la forma, expresando siempre unsolo invariable sentimiento, diríase <strong>de</strong> <strong>el</strong><strong>las</strong> qué soncomo sangría <strong>de</strong> oro purísimo que mol<strong>de</strong>a variadasartisticas figuras, ó como filtración caliza <strong>de</strong> una gruta,que guarnece su<strong>el</strong>os y techos con sorpren<strong>de</strong>ntes magnificencias,expresando siempre la unidad <strong>de</strong> la materiaen la variedad infinita <strong>de</strong> la forma. Verda<strong>de</strong>ro kaleidoscopiodon<strong>de</strong> los fragmentos coloreados <strong>de</strong> metal y vidriose multiplican y combinan, reproduciéndose en imágenesinfinitas hasta simular arabescos, flores, dibujos, siemprenuevos y lindos, así sus citas, sus invocaciones, susfrases amorosas y sentidas se agrupaban, combinabany reproducían, formando sublimes oraciones, salmos nuncaoídos, que explican los transportes y arrebatos que<strong>de</strong>terminaban en sus oyentes, y por qué se alzaban enmasa <strong>las</strong> Cámaras y los públicos , con tempesta<strong>de</strong>s <strong>de</strong>aplauso y orgasmos frenéticos que solamente viéndolosse podían concebir.Nunca <strong>el</strong> encanto <strong>de</strong> la forma en lengua hispanaconmovió los pueblos como cuando le recibieron d<strong>el</strong>abios <strong>de</strong> Cast<strong>el</strong>ar, ni gozó nunca <strong>el</strong> hogar español, aunen <strong>las</strong> más humil<strong>de</strong>s al<strong>de</strong>as, tan viva y sublime la músicay poesía <strong>de</strong> la prosa, inspirando en hombres y mujeres,en sabios é ignorantes, en ancianos y niños, un sentimiento<strong>de</strong> españolismo que hacia <strong>de</strong>clamar párrafos,páginas, discursos enteros con altisonancias y enar<strong>de</strong>cimientosque inflamaban los corazones con fuegos <strong>de</strong>sconocidos,y arrebataban <strong>las</strong> almas con nuevos i<strong>de</strong>ales.Se explicaba este efecto porque, en la magnificación<strong>de</strong> la patria, Cast<strong>el</strong>ar lucía toda la más rica pedrería <strong>de</strong>su <strong>el</strong>ocuencia incomparable, cuanto pue<strong>de</strong> expresar<strong>de</strong> más arrobador <strong>el</strong> verbo humano: invocaciones y citashistóricas <strong>de</strong> sabio, suspiros ardientes y temblorosos <strong>de</strong>alma enamorada, ternuras d<strong>el</strong>icadísimas <strong>de</strong> madre, estrosmísticos <strong>de</strong> anacoreta, lamentos conmovedores <strong>de</strong> víctima,apóstrofes varoniles <strong>de</strong> luchador, cantos <strong>de</strong> esperanzay arrogancias homéricas <strong>de</strong> triunfo, sentenciasprofundas <strong>de</strong> filósofo y florígeras garrulerías <strong>de</strong> poeta;todo aparecía junto, hermoso, arrobador, en un párrafodura<strong>de</strong>ro, sostenido, dicho con un léxico excepcional,con períodos armoniosos, con magnificencias oratoriasque arrebataban los ánimos, y confundían á orador yoyentes en una consagración grandiosa y sobrehumanad<strong>el</strong> espíritu.Fueran cuales fuesen <strong>el</strong> tono y la c<strong>las</strong>e <strong>de</strong> argumentaciónque Cast<strong>el</strong>ar viniera empleando en <strong>el</strong> <strong>de</strong>sarrollo<strong>de</strong> su discurso, en cuanto evocaba la patria yse apercibía ¿ exaltarla, su cuerpo, sus a<strong>de</strong>manes y suacento adquirían a<strong>de</strong>cuada solemnidad; <strong>el</strong> orador setransfiguraba; unción sublime se apo<strong>de</strong>raba <strong>de</strong> su alma,y surgía la oración, porque aparecía <strong>el</strong> creyente, <strong>el</strong>místico, la pitonisa que siente <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sí <strong>las</strong> rev<strong>el</strong>aciones<strong>de</strong> los dioses, y <strong>el</strong> iluminado dispuesto á todoslos sacrificios.Nos parece estarle viendo: Al sentir lo que era unverda<strong>de</strong>ro conjuro <strong>de</strong> su espíritu, erguíase entoncesdignamente su corto cuerpo ganando con la mayor estaturala mayor majestad posible <strong>de</strong> su físico; fijaba en<strong>el</strong> su<strong>el</strong>o la planta <strong>de</strong> sus pies; alzaba en actitud hieráticasus brazos como apercibidos á taumatúrgicas consagraciones;reclinaba suavemente atrás su bien plantado ycarnoso busto, quizás para recibir en su frente la luzincreada d<strong>el</strong> genio; clavaba en <strong>el</strong> espacio su vista, extática,como abismándola en impenetrables misterios yrev<strong>el</strong>aciones <strong>de</strong> la historia hispana; balanceaba con levey pausado movimiento su cerviz al compás <strong>de</strong> sus frasesy así, en esta su peculiar actitud, pálido y contraídounas veces, arrebatado y ardiente otras, con anuncios<strong>de</strong> congoja y lagrimoso á menudo, rezaba, mejor que<strong>de</strong>clamaba, aqu<strong>el</strong>los divinos párrafos, largos, majestuosos,tan sentidos y arrobadores que sometían á losoyentes al conflicto <strong>de</strong> un goce y un tormento in<strong>de</strong>cibles,palpitantes los corazones, escalofriados los nervios,<strong>de</strong>sasosegados los músculos, víctimas <strong>de</strong> emoción profundaque pugnaba por estallar y había necesidad imperiosa<strong>de</strong> reprimir un minuto, y otro minuto, y otrominuto... hasta que llegaba aqu<strong>el</strong> postrero, redondo yamorosísimo período que permitía abrir <strong>las</strong> esclusas d<strong>el</strong>entusiasmo, y ahogar con frenéticos clamores, vítoresy aplausos, sus últimas palabras.Conservará por vida mi memoria entre <strong>las</strong> impresionesmás grandiosas que he sentido, ante los cuadrossublimes <strong>de</strong> la Naturaleza, por ejemplo, <strong>las</strong> cimas h<strong>el</strong>adas<strong>de</strong> <strong>las</strong> cordilleras d<strong>el</strong> Jura, <strong>el</strong> cráter d<strong>el</strong> Vesubio,<strong>las</strong> ruinas d<strong>el</strong> Coliseo, <strong>las</strong> grutas <strong>de</strong> Artá, <strong>el</strong> Parlamento<strong>de</strong> Londres... la figura oratoria <strong>de</strong> Cast<strong>el</strong>ar en sus invocacionesá la patria, porque nunca la función sublimed<strong>el</strong> verbo humano alcanzó, ni jamás alcanzará -¡seguroestoy <strong>de</strong> <strong>el</strong>lo!- ante mis sentidos, tan extraordinariaencarnación, calificada por <strong>el</strong> <strong>el</strong>ocuentísimo Maura <strong>de</strong>antorcha que irradiaba su luz sobre todos, y estatuaque contemplaba <strong>el</strong> mundo entero.NORTE/63

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