Pero quien haya <strong>de</strong> penetrar en la psicología <strong>de</strong>Cast<strong>el</strong>ar estudiando la razón <strong>de</strong> su especial patrióticafigura, <strong>de</strong>be tener presente, entre otros factores <strong>de</strong> sucomplexión int<strong>el</strong>ectual y sensitiva, su temperamentoemocionable, y la evolución que sutrió su c<strong>el</strong>ebradoespañolismo por <strong>las</strong> abrumadoras lecciones <strong>de</strong> la experiencia,forjada entre <strong>las</strong> hogueras revolucionarias <strong>de</strong>España.Fué Cast<strong>el</strong>ar un individuo extremadamente sensible,muy emocionable, pronto á la agitación y á la ternura,cuyas d<strong>el</strong>icadísimas vibraciones d<strong>el</strong> alma, sinceramenteostensibles en la intimidad, refrenaba y encubría en lostremendos p<strong>el</strong>igros y responsabilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la vida pública,manifestando, en cambio, aqu<strong>el</strong>los arrestos ytemerida<strong>de</strong>s que dieron fama á su valor cívico, y hubieron<strong>de</strong> c<strong>el</strong>ebrar hasta sus propios adversarios.Cast<strong>el</strong>ar en la intimidad rev<strong>el</strong>aba tener una sensibilidadtan exaltada como la <strong>de</strong> una joven histérica, especie<strong>de</strong> caja <strong>de</strong> resonancia <strong>de</strong> sus impresiones, que asíle hacían sufrir como gozar fuertemente, por ligerasque fuesen, induciéndole á <strong>las</strong> hipérboles y magnificenciasque tan fácilmente expresaba su oratoria asiática,y con tanto éxito sugería á sus oyentes.No bastando su asombroso lenguaje á menudo para<strong>de</strong>sahogar <strong>las</strong> copiosas ternuras <strong>de</strong> su espíritu, rendíalesojos y laringe, y era presa <strong>de</strong> congoja y llanto, al quese entregaba con sencilla ingenuidad' para calmar suemoción profunda. Así vertía sus lágrimas, no ya solamentecuando la muerte <strong>de</strong> seres queridos, y otrosgran<strong>de</strong>s sufrimientos parecidos, rin<strong>de</strong>n los más firmescaracteres y <strong>de</strong>sarticulan la entereza d<strong>el</strong> estoicismo mejortemplado, sino hasta cuando su alma sentía <strong>las</strong>sublimes abstracciones <strong>de</strong> la r<strong>el</strong>igión, la caridad, la historia,la patria, la madre, los lugares y recuerdos <strong>de</strong> lainfancia, ó cualquiera <strong>de</strong> esos d<strong>el</strong>icados ejes moralesque forman los po<strong>de</strong>rosos resortes d<strong>el</strong> espíritu, y lossublimes i<strong>de</strong>ales <strong>de</strong> la humanidad.Quiero recordar y consignar aquí algunas ocasionesen que Cast<strong>el</strong>ar anegó materialmente su rostro con lágrimascopiosas, que un público pudo apreciar, y con<strong>el</strong><strong>las</strong> emocionarse tanto ó más que pudiera hacerloescuchando sus más inspirados períodos.Fué una en Valencia, cuando su viaje d<strong>el</strong> mes <strong>de</strong>Marzo <strong>de</strong> 1888, una mañana en que acompañado <strong>de</strong>amigos y corr<strong>el</strong>igionarios, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> visitar la lonja,<strong>el</strong> Mercado y la Audiencia, visitó la Casa <strong>de</strong> Misericordia.Como es <strong>de</strong> costumbre en estas visitas, escuchó esefugaz examen que su<strong>el</strong>en hacer los profesores á losniños más locuaces y aplicados, curioseó con interés<strong>de</strong>talles referentes á la reglamentación <strong>de</strong> la enseñanza,y sintióse como penetrado <strong>de</strong> la obra <strong>de</strong> caridad, que,para bien <strong>de</strong> aqu<strong>el</strong> batallón <strong>de</strong> tiernas criaturas, allíse daba. Llegó la ocasión <strong>de</strong> terminar, los alumnos <strong>de</strong>uno y otro sexo, agrupados en secciones formadas, <strong>de</strong>bíanpartir ya para <strong>el</strong> comedor, y <strong>de</strong> pronto rompió á tocarun pasa-calle la banda <strong>de</strong> música <strong>de</strong> los asilados; yentonces, a su compás, en correctas fi<strong>las</strong>, con ruidosoy uniforme paso militar, se pusieron todos en movimiento,atronaron <strong>el</strong> aire con infantiles coros que se unían albronceado metal <strong>de</strong> la música, <strong>las</strong> secciones se enroscaronen torno <strong>de</strong> Cast<strong>el</strong>ar y sus amigos para ganar <strong>las</strong>alida, y entonces también sintióse tan conmovido yespasmodizado <strong>el</strong> gran tribuno, que los que miramossu rostro pudimos verle pálido, retraído y mojado porun copioso gotear <strong>de</strong> lágrimas que, resbalando precipitadamente,caían sobre <strong>las</strong> solapas <strong>de</strong> su abrigo, sinque sus labios acertaran á <strong>de</strong>cir una sola palabra.Era la tar<strong>de</strong> d<strong>el</strong> 23 <strong>de</strong> Diciembre <strong>de</strong> 1891 cuandolos corr<strong>el</strong>igionarios <strong>de</strong> Cádiz le daban un banquete <strong>de</strong>almuerzo en Jerez <strong>de</strong> la Frontera, y llegada la ocasión<strong>de</strong> los brindis hablaron los Sres. Luque, jefe d<strong>el</strong> partidoposibilista gaditano, Rodríguez <strong>de</strong> la Borbolla, que loera d<strong>el</strong> <strong>de</strong> Sevilla, y Jiménez Mena ; mas como <strong>el</strong> primerose lamentara con sentidas y cariñosas quejas, <strong>de</strong>que la ciudad don<strong>de</strong> vió la luz Cast<strong>el</strong>ar no fuera visitadaesta vez por su ilustre hijo, hallándose cerca <strong>de</strong> <strong>el</strong>la,hubo <strong>de</strong> respon<strong>de</strong>r éste en su notable brindis á tanjusta reconvención, y para expresar cómo adora y venerasiempre <strong>el</strong> alma, sobre todos los <strong>de</strong>más lugares d<strong>el</strong>planeta , aquél don<strong>de</strong> se vió la luz y se pasaron losprimeros años <strong>de</strong> la infancia, <strong>el</strong>evó su pensamiento ásublimes cantos, y enar<strong>de</strong>cióse con tan apasionadas ytiernas reflexiones que, atrop<strong>el</strong>lado por la congoja y <strong>el</strong>llanto, cortó <strong>de</strong> pronto su discurso, materialmente yaimposible <strong>de</strong> pronunciar, y <strong>de</strong>sahogó con ruidosos sollozosy abundantes lágrimas la emoción que embargabasu alma. ¡No hay que <strong>de</strong>cir cómo estaríamos sus oyentes!
Fué otra vez en la mañana d<strong>el</strong> 13 <strong>de</strong> Junio <strong>de</strong> 1891,día <strong>de</strong> la Santísima Trinidad, en la visita que hizo á lacatedral <strong>de</strong> Toledo , que <strong>de</strong>bió ser la última <strong>de</strong> <strong>las</strong>muchísimas que por vida hiciera á este afamado templo.Sentía <strong>el</strong> eminente tribuno pasión grandísima porla antigua imperial ciudad , y en su templo se exaltaba<strong>de</strong> tal modo su espíritu, y evocaba tantos y tan augustosrecuerdos históricos , que gustaba <strong>de</strong> enseñarla á losilustres extranjeros , sus célebres amigos , cuando apetecíaimpresionarles con <strong>las</strong> gran<strong>de</strong>zas históricas <strong>de</strong> España.Le acompañábamos aqu<strong>el</strong> día algunos amigos quehabíamos ido <strong>de</strong> Madrid , y buen golpe <strong>de</strong> los que sehabían unido en la ciudad , entre éstos su pariente D.Fernando Alvarez , á la sazón gobernador civil <strong>de</strong> la provincia; y muy <strong>de</strong> mañana habíamos examinado ya <strong>las</strong>principales maravil<strong>las</strong> y solemnes recuerdos, que consu habitual pericia y verbosidad nos enseñaba y explicaba, exponiéndonos una vez más aqu<strong>el</strong> sublime cuadroque <strong>de</strong>scribió con inspirado párrafo en su monumentaldiscurso <strong>de</strong> ingreso en la Aca<strong>de</strong>mia <strong>de</strong> la lengua. Lasarmonías d<strong>el</strong> Renacimiento ; los huesos <strong>de</strong> tantas generacionessepultados bajo <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o ; los reyes y los próceres<strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>el</strong> triunfo <strong>de</strong> <strong>las</strong> Navas hasta la <strong>de</strong>sgracia<strong>de</strong> Aljubarrata, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la gloriosa figura d<strong>el</strong> car<strong>de</strong>nalMendoza , hasta la trágica y <strong>de</strong>capitada d<strong>el</strong> favorito D.Alvaro <strong>de</strong> luna; los cambiantes <strong>de</strong> luz á través <strong>de</strong> loscoloreados ventanales ; <strong>las</strong> legiones <strong>de</strong> esculturas cinc<strong>el</strong>adaspor F<strong>el</strong>ipe Borgoñes y Alonso Berruguete , los restos<strong>de</strong> los arzobispos que duermen y los cuerpos lapí<strong>de</strong>os<strong>de</strong> los arcáng<strong>el</strong>es que v<strong>el</strong>an ; <strong>las</strong> ricas t<strong>el</strong>as y vestidurascuajadas <strong>de</strong> pedrería, los cuadros famosos y los retratosvenerables ; <strong>las</strong> tracerías <strong>de</strong> los alicatados muzárabesy los rosetones góticos... todo lo recorrió , examinó, explicóy magnificó con su palabra <strong>de</strong>slumbradora y suloca alegría infantil, con locuacidad exuberante, comocolegial <strong>de</strong>senvu<strong>el</strong>to que <strong>de</strong>sea lucir su sabiduría y <strong>de</strong>sparpajo, saltando por contrastes <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la grandiosidad<strong>de</strong> la nave á la minucia d<strong>el</strong> r<strong>el</strong>icario , <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>el</strong> rasgomoral d<strong>el</strong> personaje fallecido á la d<strong>el</strong>ica<strong>de</strong>za artística d<strong>el</strong>a plata repujada , <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la luz <strong>de</strong> los cirios al símbolo<strong>de</strong> <strong>las</strong> esculturas ... siempre inquieto , activo , golpeandocariñosamente en la mano al uno, dando codazos al otro,subrayando <strong>las</strong> observaciones, moviendo rápida su mano<strong>de</strong>recha , cuyo índice extendido apuntaba á mil sitioscontrapuestos , esbozando contornos , trazando círculos,infundiendo en cuantos le escuchaban aqu<strong>el</strong>la vida opulentísima<strong>de</strong> historia , artes , r<strong>el</strong>igión y psicología quebrotaba á raudales <strong>de</strong> su alma entusiasta y resplan<strong>de</strong>ciente.1 Debo consignar mi agra<strong>de</strong>cimiento á la cooperación que meha prestado <strong>el</strong> entusiasta y fid<strong>el</strong>ísimo amigo <strong>de</strong> Cast<strong>el</strong>ar D. PabloTuri<strong>el</strong>, quien , extraordinario conocedor <strong>de</strong> los discursos y escritosd<strong>el</strong> inmortal tribuno , al extremo <strong>de</strong> que éste le consultabacuando dudaba sobre circunstancias á <strong>el</strong>los referentes, me haproporcionado la mayoría <strong>de</strong> los fragmentos aquí coleccionados,y la comprobación sobre <strong>las</strong> fechas <strong>de</strong> su origen . Sin su concursomi propósito hubiera tenido más limitado cumplimiento.Fragmento d<strong>el</strong> prólogo <strong>de</strong> Patria. Emilio Cast<strong>el</strong>ar. Librería <strong>de</strong>Fernando Fe. Madrid, 1904.NORTE/65