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Constantinopla El imperio olvidado - Sala de Historia

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Grupo Asimov <strong>Constantinopla</strong> Isaac Asimov——————————————————————————————————————————————————————Lo pru<strong>de</strong>nte era sacar rápidamente a Belisario <strong>de</strong>l país. En el 535, Justiniano le envió fuera <strong>de</strong> nuevo;esta vez contra el reino ostrogodo <strong>de</strong> Italia. <strong>El</strong> ejército <strong>de</strong> Belisario tenía el doble <strong>de</strong> tamaño <strong>de</strong>l que acabócon los vándalos, pero se esperaba que los ostrogodos serían (y eran) enemigos más formidables.Una vez más, la versión justiniana <strong>de</strong> la estrategia occi<strong>de</strong>ntal comenzó a dar resultados. La isla <strong>de</strong>Sicilia cayó en manos <strong>de</strong> Belisario enseguida, y la población católica, al igual que en África, saludó a sushombres con enorme alegría. Luego Belisario invadió Italia y marchó contra Roma antes <strong>de</strong> que losostrogodos pudieran reaccionar y montar una contraofensiva.Pero entonces Justiniano <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> ayudarle. Deseaba la victoria <strong>de</strong> Belisario, pero no con tanta facilidad.Quiso quitar algo <strong>de</strong> brillo al héroe para que no le creara problemas a su vuelta a <strong>Constantinopla</strong>. Porconsiguiente, se propuso no enviarle refuerzos. Belisario tuvo que luchar con una cantidad insuficiente <strong>de</strong>hombres y <strong>de</strong> dinero, con la <strong>de</strong>primente sensación <strong>de</strong> faltarle el apoyo <strong>de</strong> su país.Con todo, aunque a Justiniano se le echa habitualmente la culpa <strong>de</strong> esta situación, se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir algoen su favor. Existían razones para no enviar refuerzos. <strong>El</strong> ejército bizantino había conseguido sus victoriasno con un <strong>de</strong>spliegue <strong>de</strong> vastos ejércitos, sino utilizando unos relativamente pequeños, aunqueprofesionales al cien por cien. En toda su historia el ejército bizantino nunca * tuvo más <strong>de</strong> 120.000hombres en total, y éstos tenían muchas fronteras que <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r.Después <strong>de</strong> un entrenamiento tan meticuloso, no se podía <strong>de</strong>spreciar con tanta alegría al catafractoindividual. Había que conservarlo. La estrategia militar bizantina consi<strong>de</strong>raba que su objetivo primordialera evitar las batallas. Fuera cual fuera la manera <strong>de</strong> conseguir un objetivo militar (la diplomacia, el tacto,la traición, incluso el soborno) resultaba más barata a la larga que una batalla estéril. Tal vez Justinianocreía con más o menos sinceridad que Belisario podría y <strong>de</strong>bería arreglárselas con una cantidad limitada<strong>de</strong> hombres.Y, en realidad, este criterio dio resultado durante siglos, aunque carecía <strong>de</strong> encanto romántico. Losferoces guerreros <strong>de</strong>l Occi<strong>de</strong>nte, que no contaban más que con el peso y el número para vencer en lasbatallas, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñaban la vida humana, <strong>de</strong>spreciaban a los bizantinos como cobar<strong>de</strong>s. Su valoración nosha llegado a través <strong>de</strong> una historia occi<strong>de</strong>ntalizada, y en consecuencia el <strong>imperio</strong> es casi universalmenteinfravalorado. Pero incluso una mirada rápida a su larga historia, a sus muchas victorias, a su tenacidadfrente a la <strong>de</strong>rrota, es suficiente para mostrarnos que los bizantinos eran cualquier cosa menos cobar<strong>de</strong>s.A pesar <strong>de</strong> la parsimonia <strong>de</strong> Justiniano en el envío <strong>de</strong> hombres, Belisario hizo progresos, sostuvo ellargo cerco <strong>de</strong> Roma y luego sitió a la capital ostrogoda <strong>de</strong> Rávena. Aquel sitio se prolongó inútilmentedurante algún tiempo, y Justiniano se sintió tan preocupado que envió a un miembro <strong>de</strong> la casa imperial aItalia para que comprobara cómo estaba la situación.Este hombre era Narsés, un armenio que se había ganado el respeto <strong>de</strong> Justiniano durante laInsurrección Nika. Con consi<strong>de</strong>rable valor, se había movido calladamente entre los alborotadores, ymediante la persuasión y juiciosos sobornos consiguió apartar a muchos <strong>de</strong> los Azules <strong>de</strong>l partido <strong>de</strong> larebelión. (Estos eran partidarios <strong>de</strong> Justiniano, y se habían unido a los motines <strong>de</strong>seosos <strong>de</strong> no per<strong>de</strong>rnada <strong>de</strong> los saqueos y la <strong>de</strong>strucción.)Narsés fue nombrado para un cargo más elevado, y con el tiempo llegó a ser el gran chambelán, <strong>de</strong>manera que no había nadie con mayor influencia en palacio, salvo los mismos Justiniano y Teodora.Justiniano tenía una confianza absoluta e ilimitada en él, porque Narsés poseía aquella cualidad única quehacía imposible que aspirara al trono imperial: era un eunuco.* En el libro dice nuevo (nota <strong>de</strong>l corrector).——————————————————————————————————————————————————————40

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