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SA NT OS VIVO S - Museo Nacional

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La exposición Velorios y Santos Vivos es el producto del trabajo conjunto de investigación,análisis y curaduría etnográfica, histórica y artística que iniciaron en enero de 2006la Curaduría de Arte e Historia del <strong>Museo</strong> <strong>Nacional</strong> de Colombia, el Grupo de EstudiosAfrocolombianos del Centro de Estudios Sociales CES y el Departamento de Antropología,Facultad de Ciencias Humanas, de la Universidad <strong>Nacional</strong> de Colombia, la Dirección deEtnocultura del Ministerio de Cultura, y un grupo de profesionales afrocolombianos,palenqueros y raizales, en su mayoría relacionados con el sector educativo.Uno de los objetivos de la exposición es dar el primer paso para incluir de manerapermanente a los afrocolombianos en el relato de nación que narra el <strong>Museo</strong> <strong>Nacional</strong> deColombia. La exposición nació de una propuesta consultada con organizaciones decomunidades negras en siete regiones colombianas, unidas por el propósito de hacervisibles los aportes que afrocolombianos, negros, raizales y palenqueros han hecho a laformación de lo nacional.Impreso en Colombia /Primera edición, agosto de 2008 / © 2008 Ministerio de Cultura,<strong>Museo</strong> <strong>Nacional</strong> de Colombia.Velorios y<strong>SA</strong><strong>NT</strong><strong>OS</strong> <strong>VIVO</strong><strong>SA</strong>doraciones en la Vereda la Cabaña,sectores 5 y 6, CaucaCURADURÍA E INVESTIGACIÓNCristina Lleras, Jaime Arocha, Carmen Paz, Dilia Robinson, Leocadia Mosquera, Luis Gerardo Martínez, Ruby Quiñónez,Lina del Mar Moreno, Juliana Botero, Sofía González, Alejandro CamargoGUÍADiseño y textos: Juan Pablo MoyaDiseño Gráfico: María José RestrepoEstilo: Jaime Arocha, Cristina Lleras, Laura Sánchez, Esmeralda TrianaFotografías: Jaime Arocha, María José Casasbuenas, Alejandro Camargo, Sofía González, Lina Moreno.GEA-CESLa exposición Velorios ySantos Vivos muestra, objetos,altares, espacios y prácticasrelacionadas con los ritosfunerarios y la devoción a lossantos. Nos cuenta acerca delas tradiciones que lascomunidades negras,afrocolombianas, raizalesy palenqueras conservanfrente a la muerte, así comosu convivencia cotidiana conlos antepasados y los santosal considerarlos parte integralde sus familias vivientes.Detalle de las mariposas de un Altarde última noche en Guapi, CaucaAltar familiar de santo, casa de Roberto Cundumí.Guapi, CaucaLa familiaridad con que lospueblos afrocolombianostratan y cuidan a sus santosse explica, en parte, por lanueva vida que losafrodescendientes les dierona las imágenes católicas enColombia, haciendo queellas también encarnaranlas cualidades de susdeidades ancestrales. Talpuede ser el caso de laimagen del Niño Dios,detrás de la cualprobablemente estápresente el Oricha Elegguá,una deidad de tradiciónYoruba cuyas cualidadesfundamentales son el juegoy la capacidad de abrir loscaminos de hombres ymujeres.Balsadas, bailes, juegos, carnavales, diablos y angelitos hacen honor a los santosvivos, donde se toca el tambor, la marimba y se entonan canciones. Los altaresconsagrados a la Virgen del Carmen en Tumaco, a San Pacho en Quibdó y al NiñoDios en el Cauca, retratan en la exposición la relación personal que losafrodescendientes sostienen con unos santos que sonríen o lloran, y que a vecesson castigados con la indiferencia, por no cumplir con los pedidos que la gente leshace.A pesar de la violencia con que los africanosfueron apresados y esclavizados por losmercaderes de naciones colonialistas comoPortugal, Francia, Holanda e Inglaterra, enningún momento cesó su resistencia. Desdela misma llegada a tierras americanas loscautivos elaboraron altares que les sirvieronpara encontrarse con sus ancestros africanosy reconstituir así sus memorias. Los pueblosafrocolombianos conservan esa tradición depreparar altares como lugares de encuentropara vivos y muertos, manteniendo así unavivencia cotidiana con los difuntos y lasdeidades en calidad de parientes yantepasados.En la exposición Velorios ySantos Vivos, las esculturastalladas por personaspertenecientes a nacionesétnicas de la cuenca del ríoCongo buscan ilustrar elpuente espiritual que une alos ancestros africanos consus descendientes enColombia, como huella dela memoria de las culturasmilenarias del África Centrooccidentalque persiste hastahoy.Piezas africanas colección Bertrand, <strong>Museo</strong> <strong>Nacional</strong>


La noticia ya se difundió, la gente comienzaa llegar. El cuarto huele a la albahacaproveniente del colchón de yerbas frescassobre el cual han puesto a la enferma paraaliviar su fiebre. Junto a ella, una mujer deedad recita la novena al Sagrado Corazón.La vieja rezandera llegó en la mañana, puesunas noches antes escuchó el canto de unguaco, pájaro agorero que en el Baudóanuncia la cercanía de la muerte.En todas las regiones afrocolombianas la agonía de un familiar, vecino o amigodesencadena la solidaridad comunitaria. El chasque, el chaquero o el circular, segúnsea el lugar, divulga la noticia. A la hora de la muerte, las mujeres que conocen eloficio de embalsamar preparan el cuerpo, mientras otras confeccionan el ajuar conque lo vestirán. Por su parte, los hombres se reúnen en torno al carpintero paraelaborar el ataúd y en Chocó y Palenque, las Juntas recogen entre los asistenteslos aportes en dinero, comida o trabajo necesarios para realizar el velorio, el entierroy la novena.Mujeres Cantaoras.Villarica, zona plana del norte del CaucaMujeres que acompañan la agonía de Simancongo.Palenque, BolivarAltar de última noche elaborado por Augusto Sánchez.Condoto, Chocó.Detalle del altar de angelitoen Uré, CordobaEl niño en su altar multicolorparece observarnos. La flor rojanos habla de su inocencia y elpenacho de papel de su ascendenciaafricana. Una mujer le dice a lamamá del nene muerto: “El bailepara el niño es alegre, ¿no ve quees un angelito que se va derechoal cielo?, no hay que llorar, hayque bailar y cantar con él”.Elaboración de un altar de angelitoen Uré, CordobaEn Uré, en Palenque y en el Afropacífico, se mantiene la tradición de no llorar a losniños que mueren, porque son considerados almas libres de pecado y por tanto vandirectamente a ver a Dios. En el Pacífico los bailes de niños se llaman chigualos ogualies, y al igual que en las celebraciones a los santos, se utilizan instrumentosmusicales para interpretar ritmos festivos como bundes y jugas. En la procesión alcementerio el angelito es llevado en un pequeño cajón blanco, cobijado bajo unpabellón elaborado con cintas que los niños del cortejo llevan en las manos.Aura de Howard elaborando una winding sheet.ProvidenciaFotografía del día del entierro del padrede Miss Cleotilde Henry. San AndrésUn grupo de mujeres raizales se ha reunidopara vestir la casa de blanco, el color delluto. Cuelgan cortinas blancas en las ventanasy cubren los espejos con sábanas del mismocolor, porque en San Andrés, Providenciay Santa Catalina se sabe que si el alma serefleja, puede desorientarse del trayecto quedebe seguir.Una mujer trae en las manos una tela blancay unas tijeras, se sienta y comienza a recortaruna serie de estrellitas circulares. Poco apoco, toma forma una winding sheet, lasábana que envolverá al difunto dentro delcajón.El Archipiélago raizal se caracterizapor la sobriedad de sus prácticasfunerarias, heredadas de la tradiciónbautista de origen inglés, en la queno existe el culto a imágenesreligiosas. En las islas el altar es lacasa, la cual se prepara con cuidadopara recibir con las puertas abiertasa toda la comunidad que acompañaa la familia durante el set-up (velorio)y las nine nites (nueve noches).Juego de dominó durante un velorio.Chachajo. Chocó.En el velorio, la novena y la últimanoche la casa se divide en tresespacios: el sagrado, ubicado en elinterior, donde se reza y cantanalabaos, himnos y salves según seael caso para que Dios ayude al almadel difunto. Afuera, en el espacioprofano, se reúnen familiares,compadres y amigos que cada vezvan llegando en mayor número.Muchos se sientan a jugar dominóy al ritmo del golpe de las fichassobre la mesa cuentan historias deánimas, hablan sobre la vida delmuerto y hacen chistes sobre losasistentes. Durante la noche lasmujeres en la cocina, espacio decarácter semisagrado, preparan lacomida que las jóvenes yadolescentes reparten a losasistentes.COMUNIDADES VISITADAS:San Andrés, Providencia y Santa Catalina (Caribe insular); Quibdó, Tutunendo,Istmina y Condoto (Chocó); Guachené, Padilla, Puerto Tejada, Villarrica, Yarumales(zona plana del norte del Cauca); Quinamayó (Valle del Cauca); Tumaco, Imbilí,Tulmo, Robles y Espriella (Nariño); Guapi y Limones (Cauca, sobre el litoral Pacífico);Uré (sur de Córdoba) y Palenque de San Basilio (Bolívar).Altar de última nocheen Palenque, BolívarHoy es el noveno día. Las velasiluminan el altar mientras hombres ymujeres del Palenque interpretancantos de muerto, o lumbalú, querepiten: “chi ma nkongo, chi maluango, chi ma ri Luango di Angola,e” (De los Congos soy, de los deLoango soy, de los de Loango deAngola, eh).Altar de última noche enGuapi, CaucaPara la novena, mujeres conocedoras de los secretos de la vida elaboran con cuidadoun altar con imágenes de santos y crucifijos, decorado con telas, flores, coronas yluminarias, que en la última noche adornan de forma especial con nuevos moños omariposas, escalones y veladoras para la partida del alma. Con excepción de SanAndrés, Providencia y Santa Catalina, en todas las regiones afrocolombianas, negrasy palenqueras se repiten estos elementos que pueden verse en altares de últimanoche como los de Guapi y Palenque presentes en la exposición Velorios y SantosVivos.

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