Lesión quística del páncreas:diagnóstico y manejoFrancisco J. Morera Ocón, Francisco Ripoll Orts, Mario García-Granero Ximénez y Juan C. Bernal SprekelsenServicio de Cirugía General. Hospital de Requena. Requena. Valencia. España.■ INTRODUCCIÓNEl hallazgo de una lesión quística del páncreas plantea el diagnósticodiferencial entre naturaleza neoplásica y no neoplásica.Las lesiones no neoplásicas son las más frecuentes, de etiologíainflamatoria o traumática, representadas por el seudoquiste pancreático1 . Las lesiones neoplásicas pancreáticas están representadasmayoritariamente por las neoplasias quísticas serosas, las neoplasiaspapilares intraductales y las mucinosas. Más infrecuentesson neoplasias solidopapilares, neoplasias quísticas endocrinas,adenocarcinomas ductales quísticos y cistadenomas de célulasacinares 2 . Excepto la neoplasia serosa, las demás tumoracionesquísticas se consideran malignas o premalignas. Ante una lesiónquística de páncreas, será prioritario, pues, distinguir entre laetiología neoplásica o no neoplásica.■ PRESENTACIÓN DEL CASO CLÍNICOMujer de 41 años, con antecedentes de cesárea. Un mes antesdel presente episodio ingresó en medicina interna con el diagnósticode hemorragia digestiva alta (síntoma, melenas; analítica:hemoglobina, 5,4 g/dl y VCM, 87 fl), aunque en la endoscopiarealizada al tercer día de dicho ingreso no se apreciósignos de hemorragia reciente en el área gastroduodenal. Acudióa urgencias por dolor abdominal de 15 días de evolución,acentuado en los últimos días. Refería asimismo pérdida de peso,astenia y anorexia en el último mes. Al explorar a la paciente,se apreció cicatriz de laparotomía media infraumbilical yabombamiento de hemiabdomen superior con ocupación demesogastrio. La palpación puso de manifiesto la existencia deuna voluminosa masa indurada, con consistencia de caucho,que ocupaba parte del hipocondrio derecho y todo el mesogastrio.El dolor abdominal espontáneo irradiaba de forma transfixivaa la espalda y la fosa renal derecha, y al tacto de la tumoraciónse provocaba un aumento moderado del dolor localizado.La analítica inicial en urgencias resultó inespecífica: hemoglobina,12,5 g/dl; hematocrito, 38,7%; leucocitos, 14.700/µl; bili-rrubina total, 6,5 mg/dl, directa, 4,77 mg/dl; GOT, 154 U/l;GPT, 196 U/l; GGT, 589 U/l; lactatodeshidrogenasa, 499 U/l;amilasa, 45 U/l; amilasuria, 435 U/l, y proteína C reactiva moderadamenteelevada, 97,3 mg/l. En la radiografía de abdomense visualizaron calcificaciones en el área pancreática, con silencioabdominal. El estudio ecográfico realizado durante su estanciaen urgencias informó de una lesión quística localizada en lacabeza y el cuerpo pancreático, de 78 × 81 × 104 mm, concontenido ecogénico heterogéneo y pared gruesa. La vía biliarofrecía una moderada dilatación hepática y extrahepática. Latomografía computarizada (TC) helicoidal confirmó los hallazgosecográficos y aportó información sobre la presencia de adenopatíasde 1 cm o menores y cavernomatosis del eje esplenoportal(fig. 1). La sospecha inicial, dados los hallazgos porimagen, fue de neoplasia quística pancreática.Los marcadores tumorales a posteriori resultaron: CEA, 3,1ng/ml y CA 19.9, 16,8 U/ml. Se procedió a punción diagnósticadel quiste, con lo que la paciente presentó una mejoría espectaculartras evacuar 430 ml de líquido marronáceo. El análisis citológicoy de laboratorio determinó: amilasa, 8.557 U/l; CEA,125 ng/ml; CA 19.9, 5.604,1 U/ml, y celularidad inflamatoria.Los datos de laboratorio tanto en sangre como en el líquido aspiradohicieron dudar de la naturaleza maligna de la tumoración.Retomando la anamnesis, la paciente refirió un episodio de dolorabdominal 6 meses antes del ingreso actual, lo que ella habíarelacionado con dolores de menstruación. El cuadro álgico sehabía manifestado como dolor abdominal difuso con irradiacióna la espalda y vómitos asociados, de varios días de duración. Enla entrevista se descubrió también su afinidad por el consumo decervezas, aunque no pudimos determinar la cantidad.El dolor abdominal reapareció a las 48 h de la punción evacuadora,y la palpación abdominal puso de manifiesto la persistenciade la masa abdominal. Se completó el estudio con la realizaciónde una resonancia magnética (RM) con colangio-RM,que informó de dilatación de la vía biliar común y la vesículapor compresión debida a una lesión ocupante de espacio en lacabeza y el cuerpo pancreático con hiperintensidad en T2 y cápsulaperiférica de baja señal y grueso tamaño. La inyección degadolinio sólo provocó captación en la cola del páncreas. La di-2 Cirugía. <strong>Casos</strong> Clínicos. 2008;3(2):2-7
Morera Ocón FJ et al. Lesión quística del páncreas: diagnóstico y manejoFigura 1. Las imágenes muestran el gran quiste pancreático, con la pared gruesa y la circulación colateral esplenoportal.En la imagen inferior izuquierda se aprecia, además, la dilatación del conducto de Wirsung, y en la de la derecha, la dilataciónde la vía biliar.Figura 2. Colangiorresonancia magnética.latación del conducto de Wirsung fue patente en la colangio-RM (fig. 2).Con los datos obtenidos en la historia clínica y las pruebas exploratoriasrealizadas, se planteó como primer diagnóstico el deseudoquiste pancreático, por lo que se realizó una gastroscopiapara proceder al drenaje endoscópico. Sin embargo, la falta deabombamiento evidente en el estómago, que sólo se intuía débilmenteen el duodeno, impidió este abordaje. Decidimos realizaruna intervención quirúrgica. El abordaje fue laparoscópicoen su inicio, pero se realizó conversión a laparotomía: había unaeventración incarcerada con contenido epiploico que había pasadoinadvertida en la exploración inicial, y su liberación resultóalgo hemorrágica dada la circulación colateral epiploica; el tamañodel quiste, que impedía la adecuada maniobra, y una alta probabilidadde que se presentaran dificultades en el manejo delquiste dado el espesor de su cápsula fueron las razones que motivarondicha conversión. Se llevó a cabo una incisión media suprainfraumbilical,dada la localización del tumor. El compartimentosupramesocólico presentaba un aspecto marcadamenteinflamatorio, con abundante circulación colateral. El despegamientocoloepiploico para abordar la transcavidad resultó dificultosopor la fibrosis existente. Se decidió un abordaje transmesocólico,y se encontró menos venas dilatadas en la ventanaizquierda del meso. Se procedió a la liberación de la superficiequística y la punción de ésta. El líquido aspirado presentaba colorpajizo lechoso con algún detrito (fig. 3). Tras el vaciado, lainspección de luz quística y la toma de biopsia de la pared, conestudio peroperatorio, se practicó una cistoyeyunostomía latero-Cirugía. <strong>Casos</strong> Clínicos. 2008;3(2):2-7 3