12.07.2015 Views

Traición por amor - Universo Romance, el Portal

Traición por amor - Universo Romance, el Portal

Traición por amor - Universo Romance, el Portal

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

HAEL ADOM<strong>Traición</strong> <strong>por</strong> <strong>amor</strong>Serie Brumas 1PrefacioFinales d<strong>el</strong> año 2011, ciudad Edimburgo.Era de noche y llovía intensamente sobre la ciudad, cuando Calemy Adahy salieron d<strong>el</strong> restaurante en <strong>el</strong> que habían c<strong>el</strong>ebrado su cuartoaniversario. Corrieron abrazados bajo <strong>el</strong> paraguas, hacia <strong>el</strong> auto desegunda mano que les esperaba un poco más abajo d<strong>el</strong> restaurante.—Déjame conducir —dijo Adahy— Tú has bebido más que yo.—Porque tú siempre eres <strong>el</strong> responsable —dijo Calem con picardía,mientras lo abrazaba y sus labios buscaban los de su amante, suslenguas juguetonas entablaron un combate de caricias y sus labiosabsorbían <strong>el</strong> sabor mutuo junto a suspiros de placer. Entre tantoAdahy envolvió a Calem en su abrazo protector y éste se sintióseguro. Nunca había conocido la seguridad en su vida, hasta <strong>el</strong>momento en que conoció <strong>el</strong> refugio de los brazos de su amante.Hoy cumplían cuatro años desde <strong>el</strong> momento en que se fueron avivir juntos fuera de la residencia de estudiantes, en su último año deuniversidad. Pero para ambos parecía que fue ayer, cuando seconocieron y se en<strong>amor</strong>aron, no habían vu<strong>el</strong>to a pasar un solo día ensolitario desde entonces.Adahy se separó de Calem besándolo suavemente de nuevo en loslabios, aún con la respiración entrecortada corrió hacia <strong>el</strong> ladocontrario d<strong>el</strong> vehículo y subió, abriéndole la puerta a Calem.Una vez dentro d<strong>el</strong> vehículo tomaron rumbo a su pequeñoapartamento en la zona estudiantil de la ciudad, aunque ya no fueranestudiantes amaban <strong>el</strong> lugar donde habían comenzado a crear sussueños.El coche era tan viejo que la puerta d<strong>el</strong> copiloto estaba atascada ysolo se podía abrir desde dentro, pero no era algo que a ninguno d<strong>el</strong>os dos les preocupara. Los problemas existenciales no les rozaban,no <strong>por</strong>que tuvieran dinero. Adahy trabajaba de profesor agregado, unpuesto eventual en la universidad, y Calem trabajaba para <strong>el</strong> museoEditora Digital


HAEL ADOM<strong>Traición</strong> <strong>por</strong> <strong>amor</strong>Serie Brumas 1de historia de la ciudad también de forma eventual, pero <strong>el</strong> <strong>amor</strong> quese profesaban era tan profundo que nada externo a <strong>el</strong>los dos podíaalterarlos.Esta noche había sido una excepción a su regla d<strong>el</strong> mínimo gasto,era su aniversario y querían divertirse <strong>por</strong> una noche. Calem le habíaregalado un anillo s<strong>el</strong>lo a Adahy alegando que era una herenciafamiliar que deseaba que tuviera su amante. Adahy que era originariode Montana, USA, no poseía nada que fuera herencia familiar, sufamilia había muerto cuando era un niño, fue criado de casa en casade acogida, hasta que una beca lo envió al extranjero a la universidadde Edimburgo. Aun así había trabajado en un pequeño amuleto que lehabía enseñado su abu<strong>el</strong>o hacer, en la época en que vivió con <strong>el</strong>los yse lo había regalado a Calem, este se lo colgó d<strong>el</strong> cu<strong>el</strong>lo mientrasobservaba a Adahy ponerse <strong>el</strong> s<strong>el</strong>lo.Físicamente, eran polos totalmente opuestos; la misma estaturaera lo único que tenían en común. Calem era rubio p<strong>el</strong>irrojo de pi<strong>el</strong>blanca manchada con pecas que siempre le daban un aire deinocencia que no poseía. Sus ojos azul ci<strong>el</strong>o recordaban a Adahy alci<strong>el</strong>o de primavera allá <strong>por</strong> su tierra; su barbilla tenía un hoyu<strong>el</strong>opartiéndola <strong>por</strong> la mitad y su boca tenía marcas de risa muypronunciada. Todos sus sentimientos se reflejaban en su semblantecomo si fuera un espejo.Adahy <strong>por</strong> su parte tenía <strong>el</strong> p<strong>el</strong>o negro azabache que siempr<strong>el</strong>levaba más largo de lo que le gustaba al director de la universidad,su pi<strong>el</strong> tostada parecía que tenía oro oscuro sobre <strong>el</strong>la; sus ojos erancomo dos obsidianas brillantes e impenetrables para casi todo <strong>el</strong>mundo, excepto Calem; sus labios pocas sonrisas habían visto, solodesde que vivía con su amante había aprendido a sonreír. Sussentimientos únicamente eran conocidos <strong>por</strong> Calem que fue <strong>el</strong> únicoser humano capaz de arrebatarle su coraza.Sus caracteres eran tan dispares como sus semblanzas físicas,pero les unía un <strong>amor</strong> que pocos habían conseguido encontrar.Habían llegado a un cruce, Adahy prudentemente paró <strong>el</strong> coche ala espera de que <strong>el</strong> semáforo anunciara que podían continuar. En eseinstante apareció otro coche en dirección contraria que les embistióde frente machacando la vieja carrocería d<strong>el</strong> vehículo en queviajaban. Sin que estos pudiera hacer nada <strong>por</strong> defenderse d<strong>el</strong> cocheEditora Digital


HAEL ADOM<strong>Traición</strong> <strong>por</strong> <strong>amor</strong>Serie Brumas 1lanzado a toda v<strong>el</strong>ocidad contra <strong>el</strong> suyo, no hubo tiempo de nada,Calem interpuso su cuerpo entre <strong>el</strong> amasijo de hierro que avanzabahacia Adahy, salvándole la vida.Otro coche llegó al cruce donde terminaba de producirse <strong>el</strong>accidente, y aparcó junto al vehículo de Calem y Adahy. De éldescendieron cuatro hombres con cizallas hidráulicas -usadasnormalmente para cortar la chapa de los vehículos en caso deaccidente-, fueron hasta donde estaba Calem caído e inconsciente.Cortaron la puerta y le sacaron en escasos segundos, arrastrándolo alcoche en <strong>el</strong> que habían llegado y abandonando a su suerte a Adahy.No era un lugar muy habitado a esa hora de la noche, todos losedificios que había en esa calle eran oficinas. Así que pocos oídosfueron los que escucharon <strong>el</strong> estruendo ocurrido con <strong>el</strong> accidente. Unciudadano que volvía a su casa después de un larguísimo día detrabajo, pasó <strong>por</strong> <strong>el</strong> lugar y vio <strong>el</strong> accidente. Paró y llamo a la policía,no se marchó, espero mientras él investigaba si <strong>el</strong> único ocupante d<strong>el</strong>vehículo seguía con vida.La policía tardo unos buenos diez minutos en aparecer, junto auna ambulancia y un coche de bomberos, que se ocuparon d<strong>el</strong> únicocoche accidentado que quedaba en <strong>el</strong> lugar y d<strong>el</strong> ocupante. Adahyestaba gravemente herido, su pierna había sido partida en varioslugares, aunque curiosamente no tenía heridas visibles en <strong>el</strong> pecho oen la cabeza, aún así estaba inconsciente. Los bomberos quedaronextrañados ante <strong>el</strong> hecho de que <strong>el</strong> vehículo había sido claramentecortado pero no habían movido al conductor, <strong>por</strong> lo que no tardaronnada en rescatarlo d<strong>el</strong> interior de amasijos de hierro y ponerlo en lacamilla, para que la ambulancia se hiciera cargo de él.Al llegar al hospital le enviaron inmediatamente a quirófanos,mientras le hacían radiografías y se aseguraban de conocer todas lascontusiones que pudiera tener. Tres horas más tarde Adahy entro encoma profundo y fue llevado a la unidad de cuidados intensivos.Editora Digital


HAEL ADOM<strong>Traición</strong> <strong>por</strong> <strong>amor</strong>Serie Brumas 1Capítulo 1Diez días después d<strong>el</strong> accidente apareció la señora Jennifer Miller,diciendo que era la esposa de Adahy y que <strong>el</strong>la se haría cargo de todo<strong>el</strong> gasto que hubiera ocasionado al hospital. Pero como su puesto detrabajo la requería en Londres tendría que llevarse a Adahy allí, yaque no podría estar desplazándose continuamente para atender a lasnecesidades que requería su esposo.El alcalde intervino para facilitarle <strong>el</strong> trabajo con la policía,alegando que era una ciudadana respetable d<strong>el</strong> Reino Unido y que nohabía razón para ponerle obstáculos. Los policías que iban de cabezacon la investigación les pareció la forma más correcta de deshacersed<strong>el</strong> problema, <strong>por</strong> lo que dieron <strong>el</strong> caso <strong>por</strong> cerrado, con la únicaanotación de que hubo un conductor que se dio a la fuga. TantoCalem como Adahy no tenían familiares vivos que se interesaran <strong>por</strong><strong>el</strong>los, así que no les costó ningún trabajo a la policía dar <strong>por</strong> concluidala investigación.Nadie volvió al apartamento donde los sueños de Calem y Adahyhabían quedado en <strong>el</strong> olvido, nadie se preocupó <strong>por</strong> <strong>el</strong>los.El matrimonio mayor que se lo alquiló a la pareja, recogió todaslas cosas y las guardó en <strong>el</strong> trastero de la casa, sin entender qué leshabía ocurrido. Ya que en los cuatro años anteriores habían sidoinquilinos mod<strong>el</strong>o. Podían guardarlas <strong>por</strong>que les sobraba espacio y<strong>por</strong> si algún día volvían a buscarlas.Allí quedaron los recuerdos de ambos hombres que habían sidobrutalmente separados.Un año después en Londres.Editora Digital


HAEL ADOM<strong>Traición</strong> <strong>por</strong> <strong>amor</strong>Serie Brumas 1Un día de principios de la primavera, las constantes vitales deAdahy se estabilizaron y despertó sin memoria de lo ocurrido, ni desu vida anterior.Los médicos le hicieron todo tipo de exámenes para determinarcuál era <strong>el</strong> origen de su amnesia, pero nada consiguieron llegar asaber.Adahy pasó dos meses más en <strong>el</strong> hospital, donde era visitado <strong>por</strong>Jennifer todos los días. No podía recordarla: ni sabía <strong>por</strong> qué leresultaba una total extraña. Los médicos y las enfermeras loachacaron a su amnesia y al tiempo pasado en coma, no dándolemayor im<strong>por</strong>tancia.Llego <strong>el</strong> día en que regresó a “casa” con su “esposa” Jennifer.Nada de lo que veía en su camino le era familiar, todo le resultabaajeno. Incluso cuando llegó la noche y tuvo que compartir su lechocomprendió que no sentía ninguna atracción hacia Jennifer. Dehecho, si era sincero consigo mismo, le producía escalofríos cada vezque se acercaba a él, pero no podía determinar <strong>por</strong> qué era.—Jennifer, no me siento a gusto compartiendo la cama contigo, losiento. No puedo recordar nada, no sé ni quién eres, <strong>por</strong> no decir quetampoco sé quién soy —le dijo Adahy a la mañana siguiente.—Sé que tu amnesia te hace sentir extraño, pero tienes que ponerde tu parte para que podamos volver a ser una pareja.—Sí, te entiendo y me disculpo <strong>por</strong> mi falta de interés. ¿Pero teim<strong>por</strong>taría que hoy durmiera en la habitación de invitados?—Eso no te ayudará Adahy, tienes que rehacer tu vida. Por lo quetienes que esforzarte para hacer lo mismo que hacías antes d<strong>el</strong>accidente.—¿Cuéntame que hacía antes d<strong>el</strong> accidente? ¿Dime dónde fue eseaccidente?Editora Digital


HAEL ADOM<strong>Traición</strong> <strong>por</strong> <strong>amor</strong>Serie Brumas 1—Éramos una pareja f<strong>el</strong>iz antes d<strong>el</strong> accidente, de hecho habíamosdecidido tener un hijo. Fue en Edimburgo, fuiste a visitar launiversidad de allí.Adahy la escuchó atentamente, aunque en todo lo que decíavislumbraba una nota falsa o su cerebro se había vu<strong>el</strong>to loco.—¿Por qué fui a visitar la universidad de Edimburgo?—Estaban interesados en que te trasladaras a esa ciudad. Pero lohablamos y acordamos que no aceptarías. ¿Te acuerdas de nuestraconversación <strong>por</strong> t<strong>el</strong>éfono?—No, no recuerdo nada. Creo que debo volver a esa ciudad, quizásen sus calles si recuerde algo.—¿Y me vas a abandonar aquí sola? Yo quiero <strong>el</strong> hijo d<strong>el</strong> quehabíamos hablado y si te vas no… no estaremos a la distanciacorrecta —dijo Jennifer m<strong>el</strong>osa y después añadió— Además aúntienes que asistir a las sesiones de terapia y de rehabilitación.—Jennifer ahora no vamos a tener ningún hijo —dijo seriamenteAdahy—. Y no te preocupes, iré a esas sesiones, estoy másinteresado en recuperarme de lo que tú puedas estar. Pero sobretodoquiero recuperar mi mente, mi memoria y mis recuerdos, quierorecuperar mi vida.—Tendrás que darte tiempo Adahy, ya sabes que dijeron losmédicos. Pero yo quiero nuestro bebecito, nos daría una razón paraque recuperaras la memoria —volvió a insistir Jennifer acariciándole<strong>el</strong> brazo “cariñosamente”.—No, Jennifer y es lo último que voy a decir d<strong>el</strong> tema.—Comprendo, pero he estado un año esperándote, pensé… penséque si morías no tendría nada con que recordarte.—¿No tendrías nada? La casa esta empap<strong>el</strong>ada con fotografías d<strong>el</strong>os dos, en lugares que no recuerdo haber estado en mi vida. Ensituaciones que no puedo sentir, que no puedo…Editora Digital


HAEL ADOM<strong>Traición</strong> <strong>por</strong> <strong>amor</strong>Serie Brumas 1Adahy dejó de caminar y se sentó en un sofá, tan nuevo que aúnconservaba la p<strong>el</strong>usa d<strong>el</strong> terciop<strong>el</strong>o.—Dime Jennifer ¿Cuándo compramos esta casa, estos muebles? —preguntó de pronto Adahy.—Hace seis años, fue un regalo de mis padres.—¿Todos estos muebles? —volvió a preguntar Adahy.—Sí, claro todos. Bueno, tengo que irme a clases, no puedoretrasarme más. La asistenta vendrá dentro de media hora. No tienes<strong>por</strong> qué molestarte, lleva sus llaves. Solo una cosa, es sordomuda <strong>por</strong>lo que no podrás hablar con <strong>el</strong>la.—Está bien, tendré que ir a rehabilitación dentro de dos horas.Gracias <strong>por</strong> todo Jennifer —esto último lo dijo más <strong>por</strong> cortesía que<strong>por</strong>que sintiera aprecio <strong>por</strong> la mujer que tenía d<strong>el</strong>ante.Jennifer se levantó de la mesa comedor donde habían desayunadoy cogiendo sus cosas se fue. Adahy <strong>por</strong> primera vez desde que teníamemoria se sintió tranquilo.Era extraña la antipatía que sentía <strong>por</strong> Jennifer, no solo norecordaba amarla, sino que no podía verse en todos los lugares quemostraban la miríada de fotografías. Ni tenía un sentimiento cálido asu lado, todo lo contrario, se sentía invadido, perseguido y hostigado<strong>por</strong> su presencia.¡Dios! ¿Por qué demonios no podía recordar nada? todo enaqu<strong>el</strong>las habitaciones le era extraño, nada encajaba con supersonalidad o con sus gustos. Aunque no los pudiera recordar haycosas que no se olvidan, como comer o caminar, no necesitasrecordarlas, están ahí, sabes cómo hacerlas aunque no recuerdescuando las aprendiste.Se observó en <strong>el</strong> amplio espejo que había en <strong>el</strong> recibidor, su p<strong>el</strong>oestaba demasiado corto, la ropa la sentía extraña sobre su cuerpo.Esa ropa era nueva como todo lo que le rodeaba o solo era que él sehabía vu<strong>el</strong>to loco. Su cara tenia cicatrices que no era capaz deEditora Digital


HAEL ADOM<strong>Traición</strong> <strong>por</strong> <strong>amor</strong>Serie Brumas 1recordar y su pierna izquierda le dolía de vez en cuando, aún despuésde dos meses no era capaz de apoyarse totalmente en <strong>el</strong>la.Subió hasta <strong>el</strong> dormitorio a cambiarse de ropa, tenía que ir aterapia de rehabilitación, su cuerpo después de tanto tiempo inactivolo necesitaba. Su falta de recuerdos era terrible, vivir sin saber nadade sí mismo, ni d<strong>el</strong> mundo que le rodea; pero lo peor de su amnesiaera <strong>el</strong> vacío, <strong>el</strong> vacío que sentía en <strong>el</strong> corazón, como si una parte muyim<strong>por</strong>tante de su vida le hubiera sido robada.Se vistió mientras su mente desvariaba <strong>por</strong> senderos locos, enbusca de recuerdos olvidados. Antes de salir de la casa cogió sucartera, su tacto también le era ajeno. La abrió y miró dentro lo quecontenía, <strong>el</strong> carnet de identidad y <strong>el</strong> carnet de conducir eran nuevos,leyó <strong>el</strong> nombre al que estaban expedidos Adahy Miller… no, no… eseno era su ap<strong>el</strong>lido. ¿Cuál era su ap<strong>el</strong>lido? ¡Demonios! No era capaz derecordar su ap<strong>el</strong>lido, además no había ninguna fotografía, nadapersonal en <strong>el</strong>la…¿Por qué acaso no los habían conseguido recuperar d<strong>el</strong> accidente?Pensó, entretanto se auto-convencía de que estaba entrando enestado de paranoia.Necesitaba encontrar algo, algo que le ayudara a recordar, algoque le fuera familiar. Allí no había nada, la calle donde estaba la casale era extraña, no recordaba haber estado nunca en las tiendas <strong>por</strong>las que pasaba, los vecinos con los que se cruzaba le erandesconocidos.Iba a entrar en <strong>el</strong> metro para dirigirse al centro de rehabilitación,cuando una idea se instauró en su mente. En Londres no podríaencontrar nada, allí no había vivido. Todo aqu<strong>el</strong>lo tenía <strong>el</strong> toqueindiscutible de nuevo, necesitaba volver al punto d<strong>el</strong> accidente,quizás de esa manera le fuera posible recordar. Miró su cartera teníacincuenta euros y ninguna tarjeta de crédito, con eso no llegaría muylejos.Editora Digital


HAEL ADOM<strong>Traición</strong> <strong>por</strong> <strong>amor</strong>Serie Brumas 1¿Cuándo te ha frenado a ti la falta de dinero? Se dijo a sí mismo.Aunque no era capaz de encontrar <strong>el</strong> origen de aqu<strong>el</strong> pensamiento.Perderse en una ciudad desconocida era normal, perderte en tupropia mente es p<strong>el</strong>igroso.No, no, debo ir a la rehabilitación y olvidarme de viajes locos,pensó, aun así sus pasos le estaban llevando a la estación de trenesen lugar de al metro.¡Dios! Dame, dame <strong>por</strong> favor un poco de margen, ayúdame arecordar algo, lo que sea. Se dijo a sí mismo forzando su memoria.Parado en mitad de una calle llena de personas, se sentía solo yperdido.Cerró sus ojos intentando que su mente le mostrara una imagen,un sentimiento, algo que realmente perteneciera a su vida. En <strong>el</strong>lasólo vio unos ojos azules que le miraban desde la distancia, que loenvolvían en <strong>amor</strong>, en ternura y en sueños olvidados, recordó <strong>el</strong> rocede unos labios sobre los suyos y su cuerpo se estremeció con anh<strong>el</strong>o.Fueron meros segundos, después todo volvió a ser oscuridad yconfusión.Una voz masculina le habló:—¿Señor se encuentra bien? —preguntó un policía de tráfico.—Sí, lo siento. Creo que me he perdido.—No es de aquí ¿verdad? —le dijo <strong>el</strong> policía amablemente—. No sepreocupe, solo dígame a donde quería ir.Adahy torpemente buscó en sus bolsillos de la chaqueta, allí teníaun pap<strong>el</strong> con unas direcciones y un t<strong>el</strong>éfono móvil que le eradesconocido.—Creo… creo que… que tengo que ir al centro de rehabilitación,pero… pero no sé…—No está usted bien —dijo <strong>el</strong> policía— ¿Qué ha tomado?—Tomado… no, no he tomado nada. Desayuné con Jennifer perofuera de eso no he tomado nada.Editora Digital


HAEL ADOM<strong>Traición</strong> <strong>por</strong> <strong>amor</strong>Serie Brumas 1—¿Jennifer es su esposa?—Sí, eso dice <strong>el</strong>la… yo… yo… no la recuerdo —dijo mientras veía auna mujer alta y morena con la seguridad de alguien que conoce <strong>el</strong>terreno que pisa, acercárs<strong>el</strong>es.—¿Qué ocurre Paul?—Aún no lo sé, Sarit, este señor parece perdido o esta drogado.—No me parece drogado, me parece enfermo —dijo Sarit— ¿Seencuentra bien? —le preguntó a Adahy.—No, no estoy enfermo… —dijo Adahy no muy convencido,pasándose la mano <strong>por</strong> <strong>el</strong> p<strong>el</strong>o y tambaleándose.—Pero no está bien, mi compañero tiene razón. ¿Tomó ustedalgún tipo de droga?—No, no… no he tomado nada… solo es que… es que no recuerdo…no recuerdo nada —dijo Adahy cada vez más confundido, aunquedeseaba cerrar los ojos y retornar al sentimiento que habíaexperimentado antes cuando vio esos ojos azules.—Le llevaremos a ese centro de rehabilitación y allí que contactencon su esposa. Ella sabrá que necesita —dijo Paul queriéndose quitar<strong>el</strong> problema de encima.—Déjalo Paul, yo le llevaré —dijo Sarit— Mi turno de trabajoterminó y Asher tiene turno doble en <strong>el</strong> hospital, <strong>por</strong> lo que no podréverle hasta la noche, puedo acompañarlo y quedarme allí <strong>por</strong> si menecesita.—¿Estás segura? —le preguntó Paul.—Sí, lo estoy —dijo Sarit que intuía que había mucha más historiadetrás d<strong>el</strong> trastorno de este hombre—. Tú sigue con tu compañero depatrulla, ya me hago cargo.Paul deseoso de perder de vista <strong>el</strong> conflicto que él también intuíadetrás de aqu<strong>el</strong>la situación anómala. Se despidió y subió al cochepatrulla donde le aguardaba su compañero al volante.Editora Digital


HAEL ADOM<strong>Traición</strong> <strong>por</strong> <strong>amor</strong>Serie Brumas 1—Venga conmigo, le llevaré en mi coche hasta <strong>el</strong> centro derehabilitación —dijo Sarit mientras abría la puerta de su cocheparticular y ayudaba a Adahy a subir, dándose cuenta en <strong>el</strong> procesoque no podía caminar bien, cojeaba de la pierna izquierda.—¿Cuál es su nombre? —le preguntó cuándo se sentó al volante—Soy Sarit inspectora de policía —añadió sonriendo.—Creo… creo que es Adahy… Miller insiste mi esposa, pero eseap<strong>el</strong>lido…. —dijo inseguro Adahy.—Déjeme ver su documento de identidad —dijo Sarit girándosepara mirarlo—. Ahí debería venir su verdadero nombre.Adahy sacó una cartera de pi<strong>el</strong> nueva y de <strong>el</strong>la un flamantedocumento de identidad nuevo también, que le entrego a Sarit. Estalo tomó y lo observó durante un momento, después llamó <strong>por</strong> radio ala central de policía que estaba muy cerca y pidió que investigaran <strong>el</strong>nombre y <strong>el</strong> ap<strong>el</strong>lido d<strong>el</strong> documento que tenía en la mano.—Nada Sarit, limpio como una patena, ni una multa de tráfico —dijo la voz de Dante <strong>por</strong> radio.—Eh, no tan deprisa Dante, comprueba si hubo algún accidente detráfico en <strong>el</strong> último año… con <strong>el</strong> nombre Adahy, no puede habermuchos, no es un nombre común <strong>por</strong> estas tierras. En tu búsquedaomite <strong>el</strong> ap<strong>el</strong>lido… hazlo <strong>por</strong> mí, anda.—Lo miro y te informo —dijo Dante antes de cortar la conexión.—¿Adahy, no recuerda nada de nada? —le preguntó Sarit.—No, no recuerdo nada. Es como si hubiera nacido hace dosmeses cuando desperté en <strong>el</strong> hospital, no sé donde nací, ni quién soyo lo que hacía. Si tengo familia viva, lo ignoro, solo sé lo que mi“esposa” me ha contado, pero todo me sigue pareciendo irreal, nadade lo que me dijo tiene algún sentido para mí. No la recuerdo, nirecuerdo “nuestra supuesta casa”… ni nuestro <strong>amor</strong>… no sientonada… —ahí Adahy calló, recordó <strong>el</strong> sentimiento que habíaexperimentado cuando vio los ojos azules mirándole, la caricia deEditora Digital


HAEL ADOM<strong>Traición</strong> <strong>por</strong> <strong>amor</strong>Serie Brumas 1esos labios, él conocía <strong>el</strong> sabor, conocía esos ojos, amaba esamirada, anh<strong>el</strong>aba la caricia de esos labios—. Antes de que… de que sucompañero me hablara… recordé —tuvo que apretar los labios ycerrar los ojos, las emociones le saturaron y las lágrimas emergieron,pero Adahy no quería mostrarse débil d<strong>el</strong>ante de nadie, así querespiró profundamente hasta que consiguió serenarse.—¿Qué recordó?Adahy se sintió tímido ante <strong>el</strong> pedido que le hacia la inspectora depolicía.—Unos… unos ojos… unos ojos azules… sentí… sentí que amabaesa mirada.—¿Tu esposa de qué color tiene los ojos?—Azules… pero no son sus ojos.—¿Cómo puede estar tan seguro?—Lo sé… su mirada no es…. No, no son sus ojos.—¿Adahy es posible que tuviera una amante?—Es… es… es posible, sí —reconoció confundido Adahy, mientraspensaba. Qué demonios esos ojos no son de una mujer.Se les había terminado <strong>el</strong> tiempo cuando llegaron a la clínica derehabilitación. Sarit descendió y le ayudó a bajar d<strong>el</strong> coche, paraacompañarlo dentro. Les recibió una enfermera con una silla deruedas y le pidió a Adahy que se sentara en <strong>el</strong>la. Sarit le mostró laplaca de inspectora de policía y dijo:—Soy Sarit Naim inspectora de policía.—Muchas gracias <strong>por</strong> traerlo —le dijo la enfermera a Sarit.—De nada, para eso estamos —dijo Sarit observandodisimuladamente <strong>el</strong> entorno de la clínica de rehabilitación. Desd<strong>el</strong>uego este hombre no tendría memoria pero si debía de poseer unagran cantidad de dinero, esta clínica no era barata y los servicios queprestaban debían de costar <strong>el</strong> salario de todo un año, para alguiencomo <strong>el</strong>la.Editora Digital


HAEL ADOM<strong>Traición</strong> <strong>por</strong> <strong>amor</strong>Serie Brumas 1—Ya me encargo de él —dijo la enfermera con ánimos de sacarsea la policía de encima— la Señora Jennifer vendrá a <strong>por</strong> él más tarde.—No, no <strong>por</strong> favor —dijo Adahy sujetando la mano de Sarit ymirando hacia sus ojos—. No me deje solo, no me deje aquí….Algo en <strong>el</strong> tono de voz de Adahy la paralizó.—Inspectora, no hay necesidad de que espere —dijo la enfermeracortando la frase de Adahy—. Él es un paciente en rehabilitación <strong>por</strong>haber pasado un año en coma, en este momento no está estableemocionalmente. No solo padece amnesia sino que sufre de locuratransitoria, se le pasará cuando hagamos la rehabilitación. Ademásvendrá su esposa a recogerlo.Sarit se dio cuenta que la estaban echando de la carísima clínica,muy educadamente pero la invitaban a abandonarla. Se agachó a laaltura de Adahy y le dijo en un susurro.—Adahy ahora me iré, pero no me voy a olvidar de usted, sedónde vive o mejor dicho se la dirección que está en su carnet.Volverá a saber de mí, sea fuerte —más alto añadió—. Si usted sehace cargo de él entonces me retiraré. Que pasen un buen día —dijomientras se marchaba de la clínica totalmente convencida que allíhabía más problemas de los que se atrevía a imaginar.Sarit se subió a su coche y sentada frente al volante miró hacia lapuerta de la clínica. El lugar se veía decorado lujosamente, lospacientes que entraban y salían, era claro que poseían riquezas. Sinembargo, todo <strong>el</strong> entorno de Adahy le resultaba falso, incluido sucarnet de identidad, no así Adahy, él le pareció un hombre perdido ynecesitado de ayuda. Ni Asher ni Sarit eran capaces de dejar a un serhumano necesitado, esa era la primera regla que los había unido.Después de un tiempo Sarit arrancó <strong>el</strong> vehículo, iba a partir a vera Asher al hospital, necesitaba de sus conocimientos de medicina. Enese instante vio a una mujer rubia muy <strong>el</strong>egantemente vestida entraren la clínica. Su instinto de policía la hizo apagar <strong>el</strong> motor y esperar,Editora Digital


HAEL ADOM<strong>Traición</strong> <strong>por</strong> <strong>amor</strong>Serie Brumas 1luego de diez minutos volvió a salir con la enfermera y la silla deruedas trans<strong>por</strong>tando a Adahy, este iba con la cabeza inclinada sobresu pecho como si le hubieran drogado, con la ayuda de la enfermeralo subió a un coche y luego partió.Sarit buscó una libreta pequeña que tenía y apuntó la matricula, ytodos los datos que recordaba de Adahy. Volvió a llamar a la centralde policía y habló con Dante.—Dante, aquí Sarit ¿ya tienes esos datos que te pedí?—No, aún estoy en <strong>el</strong>lo.—Pues investiga también esta matrícula —le dictó <strong>el</strong> número.—Bien, después lo miro y te mando la información.—Dante, lo quiero para ayer, no para mañana. La vida de unhombre puede pender de esa información.—Sarit, siempre tan trágica, la vida no es siempre una tragedia.Pero he oído y me pongo a trabajar, corto.Dante cerró la conexión. ¿A qué venía tanto misterio?Normalmente investigar una matrícula era cuestión de segundos, nohabía razón para que su compañero dudara en buscar esainformación.Bueno, iré a ver a Asher, quizás él sepa más sobre la supuesta“enfermedad”pensó.Editora Digital


HAEL ADOM<strong>Traición</strong> <strong>por</strong> <strong>amor</strong>Serie Brumas 1ResumenEditora Digital


HAEL ADOM<strong>Traición</strong> <strong>por</strong> <strong>amor</strong>Serie Brumas 1Lys, Ellery y Peyton viven juntas. Las une un sueño: adquirir supropia escu<strong>el</strong>a de música. Para lograrlo forman un trío musicalllamado “Musas” con <strong>el</strong> que participan en cualquier evento posible.El cumpleaños de Marge Ridley las pone frente a tres impactanteshombres. Todo sería perfecto si cada uno de <strong>el</strong>los no viniera en unpaquete complicado.Connor es viudo, tiene una hija de once años y la única certeza desu vida es que jamás volverá a caer bajo <strong>el</strong> hechizo de ningunamujer, <strong>por</strong> más hermosa y perfecta que sea.Colin tiene una madre sobreprotectora y una novia que es <strong>el</strong> vivoretrato de su madre, en seis meses deberá dar <strong>el</strong> sí y detesta <strong>el</strong> solopensarlo.Cooper ya ha tenido demasiados problemas, su prioridad ahora esquitarse a su ex mujer de encima, sea como sea.Con sueños diferentes, ninguno de los seis está decidido a dejarque lo vivido en <strong>el</strong> pasado se repita alguna vez.Pero <strong>el</strong> <strong>amor</strong> tiene sus medios de reinar dónde debe.Editora Digital


1HAEL ADOM<strong>Traición</strong> <strong>por</strong> <strong>amor</strong>Serie Brumas 1Ellas—¡Lys, no te olvides d<strong>el</strong> jabón líquido! —gritó desde <strong>el</strong> baño Ellery.Peyton tenía abierta la pequeña alacena, y dictaba: —…azúcar,condimentos, agua de lavandina y… —cerró una puerta y abrió otra—¡Capuchino!—No me grites Pey, me tienes al lado —dijo Lys mientrascompletaba la lista d<strong>el</strong> supermercado. —Y no nos olvidemos d<strong>el</strong>enjuague para <strong>el</strong> cab<strong>el</strong>lo—. Y lo agregó a la lista.Ellery Carson, Lysette Damage y Peyton Briff vivían juntas desdehacía ya cuatro años. Se habían conocido en la hilera formadamientras esperaban su turno para inscribirse en la facultad demúsica. Las cuatro horas de espera para tres jóvenes solitariascambió sus vidas. Las tres eran nuevas en la ciudad, buscaban undepartamento y soñaban con poner una escu<strong>el</strong>a.Cuatro años después estaban a un año de recibirse y ya estabandando clases. En la misma alacena que Pey miraba había un tarro degalletas que contenía cada peso que ahorraban. Les faltaba muy pocopara lograr que <strong>el</strong> viejo edificio de bomberos abandonado seconvirtiera en su escu<strong>el</strong>a soñada.—¿Tendremos tiempo? —preguntó Ellery apareciendo.Las tres miraron <strong>el</strong> r<strong>el</strong>oj en la pared. —Son las seis, creo quepodremos ir, volver y cambiarnos a tiempo.—Vamos Lys, sección p<strong>el</strong>uquería. Ganemos tiempo entonces.De las tres Lys es la que tenía <strong>el</strong> cab<strong>el</strong>lo más difícil de tratar.Larguísimos rizos dorados moteados con negro. Parecía que en toda<strong>el</strong>la la naturaleza no se había puesto de acuerdo. Un padre deascendencia nórdica y una madre negra la habían convertido en unallamativa mujer. Al verla uno no sabía que es lo que más llamaba laEditora Digital


HAEL ADOM<strong>Traición</strong> <strong>por</strong> <strong>amor</strong>Serie Brumas 1atención en su persona: sí su pi<strong>el</strong>, que tenía un tono dorado muyoscuro, o los ojos tan verdes que parecían esmeraldas o <strong>el</strong> poco dócilcab<strong>el</strong>lo que Ellery estaba peinando. Tenía apretados rizos quemezclaban mechas en tonos dorados y también en negro, de unamanera que parecía un <strong>el</strong>aborado trabajo de p<strong>el</strong>uquería. Pero erantodo natural. Cuando tenían una función, Ellery los recogía en undiscreto moño, dejaba caer algunos pequeños rizos sobre sus mejillasy ponía sobre <strong>el</strong> rodete una pequeña mariposa. Lys amaba lasmariposas, y siempre llevaba alguna en su p<strong>el</strong>o o en su ropa. CuandoEllery se aseguró que <strong>el</strong> reb<strong>el</strong>de moño no se movería al menosdurante la actuación la dejó ir. Lys había estado entregando sus uñasa Peyton mientras la peinaba.—La que sigue —dijo empujando a Lys de espaldas para sacarla d<strong>el</strong>a silla.—Espera, espera, me queda una uña. ¡Listo! Gracias Ellie.Peyton tenía un cab<strong>el</strong>lo más fácil de manejar. Una gruesa mata decab<strong>el</strong>lo negro como la noche que generalmente usaba en una cola decaballo que casi llegaba a su cintura y un espeso flequillo bastant<strong>el</strong>argo. Sabía que <strong>el</strong> flequillo cortado muy cuadrado solo destacaba laclaridad de sus ojos c<strong>el</strong>estes. Prefería que Ellery lo peinara no solo<strong>por</strong>que estaba demasiado largo sino <strong>por</strong>que Ellery amaba hacerlo. Síno fuera música Ellery hubiera sido una grandiosa p<strong>el</strong>uquera. Sumadre lo había sido y de <strong>el</strong>la había aprendido <strong>el</strong> oficio.—Listo Pey.—¿Necesitas ayuda? —le preguntó sabiendo la respuesta.Ellery solo sonrió se miró en <strong>el</strong> espejo frente a <strong>el</strong>la y simplementearregló su liviano e irregular flequillo. Así como Peyton era morena yLys, bueno, una mezcla tan particular, <strong>el</strong>la era rubia. Tenía <strong>el</strong> cab<strong>el</strong>locasi blanco, un tono dorado plata que siempre llamaba la atención ylo llevaba cortado a la altura de sus hombros. Ellery siempremostraba un mechón de un color distinto, ahora era rojo y caía en unEditora Digital


HAEL ADOM<strong>Traición</strong> <strong>por</strong> <strong>amor</strong>Serie Brumas 1gracioso rizo a un costado. Ella lo llamaba su manifestación dereb<strong>el</strong>día y aceptación. Ese mismo mechón ocultaba la cicatriz que erasu constante recordatorio de cuán difícil es para algunos niños suinfancia.Vivir juntas había sido la mejor <strong>el</strong>ección que habían tomado. Deestar solas en <strong>el</strong> mundo ahora eran miembros de una familia de tres.Cada una de <strong>el</strong>las arrastraba una triste historia detrás pero habíansabido afrontar los retos que se les habían ido presentando y en unaño estrenarían título y escu<strong>el</strong>a, aun cuando esta ya estaba casifuncionando.—¿Bien qué tal si nos vamos ahora al supermercado? —SugirióPeyton poniéndose de pie y tomando la lista de arriba de la mesapara meterla en <strong>el</strong> bolsillo trasero de su ajustado jean.—Perfecto, si llegamos tarde a la fiesta —completó Elleryesponjando su colorido cab<strong>el</strong>lo frente al espejo—, olviden la propina.—Dios no lo quiera —dijo Lys— voy <strong>por</strong> mi chaqueta chicas.Las tres trabajaban medio tiempo como camareras dos días a lasemana; de lunes a viernes, estudiantes de música y tres días a lasemana enseñaban a un pequeño grupo de alumnos. Los fines desemana habían formado un trío de cuerdas. Actuaban en cuantoevento se les presentara. Musas estaba teniendo mucho éxitoúltimamente. El que <strong>el</strong> tarrito-seguro se estuviera llenando lodemostraba. Estaban desesperadas <strong>por</strong> alcanzar la suma quecompletaría <strong>el</strong> pago d<strong>el</strong> viejo y abandonado galpón que alguna vezsupo albergar a la estación de bomberos. Era enorme y antiguo perotenía tantas posibilidades. Ahí pondrían la soñada escu<strong>el</strong>a de música.Enseñarían flauta, violín y ch<strong>el</strong>o, canto coral y biodanza. Lo teníantodo planeado: horarios, aranc<strong>el</strong>es, hasta la decoración. Les habíallevado casi tres años juntar lo suficiente para la primera entrega y lacreación de tres aulas y una pequeña sala de espera en la planta bajad<strong>el</strong> alto edificio. Todavía quedaba sin reciclar <strong>el</strong> piso superior y <strong>el</strong>Editora Digital


HAEL ADOM<strong>Traición</strong> <strong>por</strong> <strong>amor</strong>Serie Brumas 1pago final d<strong>el</strong> edificio. Cuando Ellery tuvo la brillante idea de formarMusas todo pareció moverse <strong>por</strong> los carriles perfectos. Vivíanmodestamente y ahorraban todo lo que podían. Faltaba poco. Eso lasmantenía en pie cuando no daban más de cansancio.EllosLas fuertes carcajadas atraían la mirada de todos los invitados a lafiesta. Habían ocupado la mesa más alejada y desde ahí observabanlo que sucedía a su alrededor. Colin, Cooper y Connor Ridley parecíanestar pasándola bien, aunque no era de extrañar desde querecordaban los amigos de Marge Ridley ,siempre que veías un Ridleybuscabas a los otros dos <strong>por</strong>que seguramente estaban muy cerca.Este año los tres cumplirían 38 años. Sus padres, hermanos entresí, se habían puesto de acuerdo en sus nombres y tan solo <strong>por</strong>quehabían nacido con pocos meses de diferencias uno de otros. Connorera de agosto Colin nació en junio y Cooper en julio.—¿En serio le dijiste eso?—Créeme Colin, <strong>por</strong> conseguirle un marido soy capaz de decircualquier cosa.—¿No te parece que es demasiado insinuarle a un proveedor lasventajas de tu ex solo <strong>por</strong> sacárt<strong>el</strong>a de encima? —Connor aún reía.—A propósito —dijo Cooper—, mi madre la invitó.—La querida tía Marge, siempre tan solidaria. —dijo Colin mirando<strong>el</strong> salón.M<strong>el</strong>anie, la mujer de quien hablaban, era la ex esposa de Cooper ysi algo la caracterizaba es que se resistía a considerarse en ese plano.Editora Digital


HAEL ADOM<strong>Traición</strong> <strong>por</strong> <strong>amor</strong>Serie Brumas 1A pesar de estar divorciados desde hacía cuatro años, aún lo volvíaloco. Lo llamaba <strong>por</strong> cualquier cosa y se metía en su vida cada vezque podía.Cooper siempre se preguntó dónde habían estado sus instintos <strong>el</strong>día que a los 9 meses de conocerla, M<strong>el</strong> le dijo que estabaembarazada y <strong>el</strong> muy tonto le había creído. Debió confiarse en <strong>el</strong>los.Había tenido sexo con condones, esa regla era ley en su vida pero<strong>el</strong>la había quedado embarazada. M<strong>el</strong> en esa época tenía su mismaedad: veintiocho. Jamás se perdonaría <strong>el</strong> haber sido tan estúpido.M<strong>el</strong>anie provenía de una buena familia, no se había r<strong>el</strong>acionado conescándalos ni saltó a su cama en cuanto la conoció. Le llevó casi seismeses que le dijera que sí. Supo que no era virgen pero ni siquierapreguntó. Una mujer de veintiocho años tiene la suficiente edad paratener experiencia, M<strong>el</strong>anie no era la excepción, reunía los estándaresde las mujeres que les gustaban, Sí, compartían con sus primos algomás que la misma edad y un aspecto físico semejante, sus mujeressiempre habían sido d<strong>el</strong> tipo mod<strong>el</strong>o de alta costura, sí mides metronoventa y dos como parecía ser <strong>el</strong> promedio varones Ridley, prefiereslas mujeres altas, rubias y <strong>el</strong>egantes.Cuando le dijo que estaba embarazada hizo lo que se esperaba deél: le pidió matrimonio y se casó.Cuatro meses después se preguntaba y aún lo hacía cómo no habíavisto lo que en realidad M<strong>el</strong>anie Patridge era: una mujer vana ysuperficial solo interesada en estar a la moda y d<strong>el</strong> dinero <strong>por</strong>supuesto. A los cuatro meses de un embarazo difícil perdió <strong>el</strong> bebé, ysu único comentario fue: Ahora podremos ir de luna de mi<strong>el</strong>. Heestado planeando nuestro viaje. Siempre se había preguntado si <strong>el</strong>golpe escaleras abajo en realidad fue un accidente, y esa sospechaacabó con su matrimonio. Sin embargo en ese tiempo hizo <strong>el</strong> viajesoñado de M<strong>el</strong>anie: La Costa Azul, Marb<strong>el</strong>la, Londres, fiestas, fiestasy más fiestas. Jamás lo olvidaría. Cuando regresaron a Chicago leEditora Digital


HAEL ADOM<strong>Traición</strong> <strong>por</strong> <strong>amor</strong>Serie Brumas 1pidió <strong>el</strong> divorcio. En un mar de lágrimas que aún se mantenía y de laoposición familiar representada <strong>por</strong> tía Marge, <strong>por</strong> supuesto, siguióad<strong>el</strong>ante. Al final terminó aceptando cuando entendió que con lamedia fortuna laboriosamente ganada que le entregaba, <strong>el</strong>la podríahacer la vida que quisiera. En cuanto M<strong>el</strong>anie dio <strong>el</strong> sí puso fin a sumatrimonio. Jamás volvería a casarse. Eso estaba muy claro.Supuestamente era un hombre libre, completamente libre, <strong>por</strong> esohabía festejado con Colin y Connor que la pesadilla había terminado.Pero, lamentablemente cuando la odisea acabó y pensó que ahoraviviría en paz comprendió que se había equivocado. M<strong>el</strong>anie aúnseguía envenenando su vida a un punto en que verla le provocabadolor de estómago. Tal vez <strong>por</strong> eso amaba trabajar en <strong>el</strong> campo yhabía aceptado, pedido o armado todos los trabajos fuera de laciudad. Haría cualquier cosa con tal de no verla. Y aquí estaba. Su tíaMarge, cumplía años y no podía no asistir. Al menos Colin y Connorestaban ahí. Ellos mejor que nadie sabían lo detestable que M<strong>el</strong>anie leera y lo cubrirían, como siempre habían hecho ya desde niños.Porque no solo compartían lazos de sangre. Cualquiera diría alverlos que eran trillizos, Los tres eran altos, morenos e impactantes.Era evidente que había genes compartidos. Eran primos y habíanpasado gran parte de su vida juntos: la niñez, su adolescencia ydesde hacía tres años vivían en la misma ciudad, habían formado unaempresa y trabajaban juntos y una vez a la semana, si todos estabanen la ciudad, se reunían para <strong>el</strong> infaltable partido de golf. De lejospodrían parecer tres gotas de agua pero de cerca eran diferentes: ély Colin habían heredado los ojos de sus madres, los suyos azules, losde Colin, verdes. Connor había heredado los ojos d<strong>el</strong> abu<strong>el</strong>o Ridley,negros, oscuros y penetrantes. Sí bien los tres amaban <strong>el</strong> golf ytenían gustos muy semejantes habían <strong>el</strong>egido carreras que unos añosdespués les permitieron formar una sociedad: Colin era ingenieroconstructor, Cooper era arquitecto y Connor se había especializado enEditora Digital


HAEL ADOM<strong>Traición</strong> <strong>por</strong> <strong>amor</strong>Serie Brumas 1comercio. Suya había sido la idea de crear “Greenplace” y era <strong>el</strong>presidente de la compañía. Coop y Colin eran f<strong>el</strong>ices de estar fuera deun escritorio y Connor era <strong>el</strong> más astuto y visionario socio quepudieran desear alguna vez.De pronto <strong>el</strong> tono con <strong>el</strong> que Colin le habló no era <strong>el</strong> más f<strong>el</strong>iz. —M<strong>el</strong>anie te tiene harto ¿no?—Muy, muy harto. —contestó Cooper haciéndose hacia atrás en sucómoda silla—. Primos, jamás se casen.—Bien —dijo Colin— cuesta pero voy zafando.—Considerando que llevas… —Connor encendió un cigarrillo y lanzóuna voluta de humo— ¿Cuántos años desde <strong>el</strong> divorcio? ¿Cuántos…nueve años?—Diez —respondió Cooper— Eso, diez años —agregó levantandouna copa y haciendo un brindis. Sus primos repitieron <strong>el</strong> gesto—. Almenos no tengo a tía Marge y Vanessa pisando mis talones.—No las menciones, pueden recordar que estoy aquí. —Colinmirando para todos lados, provocando que de nuevo rieran.—Al parecer Connor, eres <strong>el</strong> único que no tiene problemas—dijoCooper.—Ni los quiere tener —dijo Colin.—Nop. Buen sexo de vez en cuando y ya. Estoy f<strong>el</strong>iz.—¿De vez en cuando? —preguntó Cooper —¿Qué pasó con lap<strong>el</strong>irroja de la t<strong>el</strong>e? Tía Marge y Vanessa se la encontraron saliendode tu departamento.—Y yo pagué las consecuencias —dijo Colin—. Insinuaron que nosería correcto que tú ya fueras <strong>por</strong> <strong>el</strong> segundo matrimonio cuando yoaún no he puesto fecha al primero.—Sabes que algún día tendrás que decirles la verdad Colin.—Lo sé Connor, lo sé. Pero lo estiraré cuanto pueda. Hablando de ladescerebrada y mi madre…Editora Digital


HAEL ADOM<strong>Traición</strong> <strong>por</strong> <strong>amor</strong>Serie Brumas 1Los tres miraron a las dos mujeres que se acercaban a la mesa.Marge Stanford Ridley no aparentaba los 66 años que tenía. Alta,<strong>el</strong>egante de cab<strong>el</strong>lo rubio, bien cortado y luciendo joyas de Tiffany,Vanessa parecía su gem<strong>el</strong>a aun siendo treinta años más joven: alta,también rubia y amante de las joyas, según se veía. Se podría decirque ambas eran un catálogo joyas de moda en movimiento, viéndolascaminar <strong>por</strong> entre <strong>el</strong> resto de los invitados. Los tres hombres semiraron. Habían hablado más de una vez criticando a Marge <strong>por</strong>intentar casar a su único hijo varón con una fémina que era su vivoretrato con 37 años menos.Los tres hombres se pusieron de pie. Su madre extendió su brazo ybesó a Connor y Cooper.—Connor, Coop, es un gusto que hayan venido.—¿Acaso podíamos perdernos tu cumpleaños, querida tía? —preguntó Connor besando la mano de Marge.—Tía —saludó Cooper y le besó la otra mano—. VanessaColin miró a su prometida y esbozó una sonrisa tan cálida como uniceberg —Vane. Te ves… aburrida como siempre pensó…linda —dijo alfinal.Y como siempre Vanessa se acercó a darle un breve ydesapasionado beso en la boca. Colin miró a través de Vanessa a sumadre y le sonrió. Desde que su padre había muerto se habíaconvertido en <strong>el</strong> jefe de familia. Su madre siempre se había apoyadoen su padre y cuando Robert murió entró en un estado depresivo.Siempre sospechó que la depresión de su madre pasaba <strong>por</strong> no tenerquien la acompañara a todos esos eventos y galas en las que ambosbrillaban. Nunca supo cómo pero tan solo tres meses después de unabatalla descarnada de su madre pidiéndole una novia y alabandohasta <strong>el</strong> hartazgo a Vanessa, dos semanas después de que su padremuriera despertó una mañana con una novia y una madre f<strong>el</strong>iz.Editora Digital


HAEL ADOM<strong>Traición</strong> <strong>por</strong> <strong>amor</strong>Serie Brumas 1Desde ese día Marge y Vanesa brillaban en la alta sociedad deChicago.—¿Probaste <strong>el</strong> buffet? —Le preguntó Vanessa— es muy im<strong>por</strong>tanteque te guste. Hemos pensado con mamá, que si te gustacontrataremos <strong>el</strong> servicio para la boda.Coop, Connor y Colin intercambiaron una mirada. Colin habíamantenido la fachada d<strong>el</strong> compromiso <strong>por</strong>que le convenía. Su madrey Vanessa pasaban más tiempo juntas que molestándolo. Bienparecía que <strong>el</strong> momento de la despedida estaba acercándose.El t<strong>el</strong>éfono vibró en <strong>el</strong> bolsillo de Connor. Buscó en su bolsillo y losacó.—Dime preciosa, ¿qué haces despierta a esta hora?—¿Estás bailando? —preguntó d<strong>el</strong> otro lado su hija Victoria.—No, tu padre está demasiado viejo para esta música.—¿Viejo? No es cierto. Mis amigas dicen que eres un bombónapetecible.—¿Tú hablas con tus amigas así de mí?—Bueno, eso es lo único que puedo decirte, lo que hablamos espeor.—No me lo digas, Vicki prefiero seguir pensando que mi hijita solotiene doce años—. Miró <strong>el</strong> r<strong>el</strong>oj en su muñeca y le preguntó —¿Nomadrugas mañana? Creo que tenías esa clase que tanto soñabas,¿no?—Solo quería recordarte que prometiste llevarme. Tienes qu<strong>el</strong>levarme o no me inscribirán y no…—Lo sé, lo sé. Estaré ahí y a tiempo. Saluda a tu padre y vete adormir.—Te amo Connor.—¿Connor?—Te amo papi. —repitió nuevamente la pilla riendo— ¿Está TíoColin? Dame con él.Editora Digital


HAEL ADOM<strong>Traición</strong> <strong>por</strong> <strong>amor</strong>Serie Brumas 1Connor miró a Colin y le extendió <strong>el</strong> t<strong>el</strong>éfono. —Vicki —le dijo.Colin tomó <strong>el</strong> t<strong>el</strong>éfono y se alejó de la charla de su novia y madreque seguían opinando sobre <strong>el</strong> menú de un banquete de bodas quejamás realizaría —Mi preciosa y preferida sobrina —le dijo sonriente.—Y única.—Y única. ¿Qué pasa bombón?—Recuerdas lo que me prometiste ¿verdad?—Lo recuerdo. Pero todavía no he visto nada que se acerque a tusespecificaciones. Pero estoy atento.—Exc<strong>el</strong>ente tío, te amo.—Y yo a ti bombón. —Entregó <strong>el</strong> c<strong>el</strong>ular a Connor con una sonrisa.—¿Especificaciones? —le dijo en un tono más bajo Connor. —No sepuede negar que sea tenaz.Colin sonrió —No. Jamás diremos eso de Vicki.—Colin, ¡Colin!Colin miró a su madre sentada frente a <strong>el</strong>los. —Vanessa te hizo unapregunta.—Disculpa Marge, no te molestes con él, Vicki quería saludarlo —ayudó Cooper—; Colin <strong>por</strong>que no traes algo fresco para las damas —de inmediato ofreció Cooper. Sabía que Colin no tenía la más remotaidea de qué hablaba su madre y su novia. Mejor sacarlo de la mesa.Colin se puso de pie como un resorte. —Exc<strong>el</strong>ente idea.—Y otra de lo mismo para nosotros —acotó Connor a la espalda deColin.Colin sin volverse levantó una mano en aceptación. Sus primossiempre estaban atentos. Cuando Vanessa o Marge se le acercaban,<strong>el</strong>los acudían al rescate.Se puso en la cola de las bebidas y sonrió. Victoria, la hija deConnor era la jovencita más tenaz que hubiera conocido alguna vez.Y pensar que <strong>el</strong>la ni siquiera era… Estaba decidida a casar a su padrey tener un hermanito. Había hecho todo lo que estaba en sus manosEditora Digital


HAEL ADOM<strong>Traición</strong> <strong>por</strong> <strong>amor</strong>Serie Brumas 1para colocarlo y sin resultado. Debes ayudar a papá, tío Colin. Ellatiene que ser buena, dulce y quererme. Como alguien podía pedir unamadre con esos tres pequeños requisitos lo maravillaba. Sí la vidafuera tan fácil los tres serían f<strong>el</strong>ices.Connor no había sido particularmente afortunado. Una noviaperfecta primero, una esposa perfecta después y <strong>por</strong> último, la madreperfecta que muere en un incendio de un mot<strong>el</strong>. Suficiente tragediapara una vida, pero ésta no vino sola. Lo que descubrió de su“perfecta esposa” aún hoy seguía sorprendiéndolo y lastimando. Sí nohubiera sido <strong>por</strong> Vicki, Connor no sería <strong>el</strong> hombre que era ahora. Esaniña traía f<strong>el</strong>icidad a toda la familia.Podría decirse que ninguno de los tres era particularmente f<strong>el</strong>iz o sesentía pleno. Para Connor, <strong>el</strong> trabajo y Vicki compensaban lascarencias de una vida <strong>amor</strong>osa. Ya sabía que falso podía ser <strong>el</strong> tanafamado <strong>amor</strong> y lo dolorosa que era la realidad. Sin ataduras, sinnadie que debiera mentirle su vida se desarrollaba <strong>por</strong> los carrilesque quería. Todo controlado, sin nada dejado al azar.Editora Digital

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!