Obsesión derecha-izquierda por frenar al PRI rumbo a Los Pinos

mayor de Rodolfo, Egidio Torre Cantú,aunque los niveles de astencionismo poresa violencia se reflejaron claramente.Tamaulipas fue, de las 14 entidades enque hubo elecciones, la que registrómayor abstencionismo electoral.Otro mensaje del crimen organizadoes que parece haberse cansado de asesinarinocentes en las calles, de ejecutar asus enemigos de delito en los ajustes decuentas; de matar policías y soldados.Hoy día sus embates se dirigen a esaclase política y a Felipe Calderón, quehasta ahora ha centrado su discurso enel “ni un paso atrás en mi guerra” sinimportar los saldos fatales (ya cerca de30 mil muertos), de los cuales los mexicanossomos testigos inermes desde elinicio de su cuestionado mandato.No hay que echar en saco roto lasrecientes declaraciones del gobernadorde Tabasco Andrés Granier, quién alertasobre las posibilidades de que los cuernosde chivo y las granadas de los caposdel crimen organizado apunten ahorahacia los gobernadores. A estas alturas,a nadie extrañaría que cualquier día deestos el mandatario de alguna entidadfederativa sea la víctima propicia. El escenarioque hoy vivimos los mexicanosda pié para conjeturas de este tipo y másallá. Y un mensaje más es que despuésde asesinar a un gobernador, seguiría unmiembro de primer nivel del gabinetecalderoniano y de ahí el propio mandatariofederal, siguiendo lo lógica de laescala burocrática y política en México.Tampoco puede descartarse que en el2012 se repita el episodio de 1994 enLomas Taurinas, con un candidato a laPresidencia de México asesinado.En la carretera a Soto la Marina enTamaulipas, un camino que ya casi nadieusa y es considerado muy peligroso, elcrimen organizado acabó con la vida dequién era más que un candidato: RodolfoTorre Cantú era, y así lo mostrabantodas las encuestas y la misma gentede Tamaulipas, el próximo gobernadorde esa Entidad. Había una absoluta certezaen eso, incluso entre los partidosde oposición. Es decir, que en realidadmataron a un gobernador electo.Hoy, todos los gobernadores deberánestar muy alertas por lo queHop’ Ki’n • 5pudiera pasar. En el caso domésticode Campeche seguramente FernandoOrtega Bernés habrá tomado las precaucionesnecesarias. Por elementalseguridad personal Ortega Bernés ya nopodrá continuar en la tranquilidad y laprivacidad que dan el no contar con losllamados “guaruras”. Y hoy día éstos,a diferencia del caso de gobernadoresde Campeche anteriores, deberán serverdaderos profesionales, no sólo enseguridad, también en inteligencia,contrainteligencia y métodos policialescientíficos. Todo lo que haga FernandoOrtega en ese sentido tiene ahorarazón de ser. Y aunque ciertamenteCampeche no es una entidad rehén delcrimen organizado, la larga mano deeste se extiende a todo el País. Luegoentonces, el gobernador Ortega Bernésnecesariamente tiene que reforzar susmedidas de seguridad, y él mismo tenermucho más cuidado del que tenía hastahace unos días.A Rodolfo Torre lo mataron un lunespor la mañana, apenas 6 días antes delas elecciones de este domingo. De élla inmensa mayoría de los tamaulipecosconserva una imagen de hombreprobo, honesto, “sin cola que le pisen”cómo se diría en el argot político. Yde la certeza del triunfo, el P.R.I. pasóa la incertidumbre de no contar concandidato a gobernador de Tamaulipas,lo que evidentemente ponía en riesgola victoria, con la necesidad de unabanderado de súper emergencia queno tendría tiempo de hacer campañay que podía no ser el indicado, el quelos tamaulipecos esperaban en esosmomentos tan difíciles. La elección delcandidato sustituto, pues, era asuntosustantivo. Tras las exequias de RodolfoTorre vino el cónclave de la cúpula nacionalen Tamaulipas. Tenía una noche,la del martes, para definir abanderado.Se hablaba de algunos, entre ellos elque fuera el coordinador de la campañadel malogrado candidato. Y de algúnlegislador federal.El miércoles por la mañana ya habíahumo blanco en el P.R.I.. El ungido erael hermano mayor de Rodolfo, el quelo acompañó durante su campaña, perotambién hombre conocedor de la políticay sus recovecos. Egidio Torre Cantúfue durante casi dos años alcalde deCiudad Victoria, la capital tamaulipeca.Además, Egidio había ocupado diversoscargos en el quehacer público.De esta manera Beatriz Paredes, elComité Ejecutivo Nacional del P.R.I.y losgobernadores priístas dieron el golpemaestro. Y de paso le impartieron a lospartidos de oposición una cátedra sobreformas de hacer política, aún en losescenarios más complicados, algo de loque no puede presumir la clase políticapanista en el poder. Y los resultadotesfueron contundentes: Egidio ganó laelección a gobernador casi 3 votos auno, números muy parecidos con los quehabría ganado su difunto hermano.FERNANDO Y LA TORMENTAFinal-final: pasó y pasó bien laprueba de la tormenta tropical “Alex”,el gobernador de Campeche, FernandoOrtega Bernés. El hombre no paró. Suscercanos aseguran que prácticamenteno durmió durante los días en que elindeseable huésped se anduvo moviendolentamente por nuestra entidad. Aese paso, el gober va a dejar atrás loskilitos de más que le adornan.El punto más importante de la buenalabor realizada por Ortega Bernés fueque no hubo un solo muerto durantelas horas del fenómeno meteorológico.Y ya con eso cualquier gobernadorpuede decir que la ha ganado. Las cosasmateriales siempre habrá forma dereponerlas. La vida no.Esta fue la primera prueba en eltema de fenómenos naturales queafronta Fernando Ortega. Y los resultadosentregados han sido de alta calificación,a diferencia de los presentados porel ex taquero en el edificio de enfrente.Los colaboradores de Ruelas y él mismopagaron la novatada y la ignorancia enel arte de gobernar, cometiendo unaserie de errores casi infantiles, muyparecidos al corte de mangle reciente.Vieron la tormenta y no se hincaron.Demostraron su incapacidad.Y es que, se insiste y se reinsiste:lo que natura no da, la comuna no lopresta.