mario benedetti - Prisa Ediciones
mario benedetti - Prisa Ediciones
mario benedetti - Prisa Ediciones
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
3<br />
—¡Javier! ¡Javier!<br />
A Javier le pareció que el llamado procedía de un<br />
grupito que estaba junto al quiosco, en Dieciocho y<br />
Convención, pero le costó individualizar al gritón. Sólo<br />
cuando un tipo de campera y boina alzó y agitó los brazos,<br />
pudo reconocer la corpulencia de Gaspar, pero éste<br />
ya se acercaba corriendo.<br />
—¡Cretino! Menos mal que te encuentro en la calle,<br />
porque al parecer no frecuentás a los amigos de antaño.<br />
Ya me contó Fermín que estás viviendo en una playa insulsa,<br />
más solitario que una ostra viuda.<br />
Sólo cuando pudo desprenderse del abrazo constrictor<br />
del amigo reencontrado y sobre todo cuando comprobó<br />
que no le había quebrado ningún hueso, Javier<br />
estuvo en condiciones de festejar lo de la ostra viuda.<br />
—En España dicen más solo que la una.<br />
Gaspar lo miró con detenimiento, como verificando<br />
las huellas que diez años de exilio habían dejado en el<br />
viejo compinche.<br />
—Te conservás bastante bien, Malambo. Siete u<br />
ocho canas y nada más. Se ve que el duro caviar del exilio<br />
te sentó divinamente.<br />
35