Libro "Una década de relatos por la Igualdad" (PDF 2,84MB)
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todo a <strong>la</strong> Tía Suave y terminó <strong>de</strong>nunciándo<strong>la</strong> en <strong>la</strong> Guardia Civil <strong>por</strong> adorar a dioses <strong>de</strong>ocho piernas.Las personas mayores, llenas siempre <strong>de</strong> ese cretinismo popu<strong>la</strong>r que exaltay diagnostica, <strong>de</strong>cían que era tártara, <strong>por</strong>que en Castilejo a <strong>la</strong> que no se casa y esmachorra siempre le dicen eso: Tártara, y <strong>la</strong> miran mal, <strong>la</strong> miran comorecriminándole que los coños están hechos para que <strong>de</strong> ellos entre o salga algo. Enel Dulcinea se juntaban todos los días a tomar a café el grupo <strong>de</strong> <strong>la</strong>s tártaras, queestaba formado <strong>por</strong> <strong>la</strong> enfermera <strong>de</strong> don P<strong>la</strong>xíteles Gómez, el único médico <strong>de</strong>cabecera <strong>de</strong> todo el pueblo, <strong>la</strong> Tere <strong>la</strong> <strong>de</strong>l Pescao que tenía bolsas malva <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>los ojos y gatos sin rabo y <strong>la</strong> Eufemia <strong>la</strong> <strong>de</strong>l Cosme. No tardó mucho tiempo enañadirse a esa junta La Tía Suave y se cuenta que allí hab<strong>la</strong>ban entre el<strong>la</strong>s <strong>de</strong> que<strong>la</strong> carne humana pue<strong>de</strong> comerse hervida y <strong>de</strong> querer borrar <strong>la</strong>s cosas imperfectas.Algunos también <strong>de</strong>cían que <strong>la</strong>s tártaras eran insensibles y cabeceaban mucho en<strong>la</strong>s homilías y se <strong>la</strong>vaban sus partes en pa<strong>la</strong>nganas con aguamiel, incluso quejugaban entre el<strong>la</strong>s al cal<strong>la</strong>miento <strong>de</strong>l mundo y a <strong>la</strong> agnosia visual: a sermentalmente ciegas, buscando emociones fuertes y otras cosas propias <strong>de</strong> <strong>la</strong> genteoscura y retorcida. Coincidía también que <strong>la</strong>s tártaras tenían culos muy gordos,culos con nalgas inmensas como los <strong>de</strong> esas putas que tanto les gustan a loscamioneros y a los albañiles y al Navarro, y horribles pelos negros creciéndolessueltos en los agujeros <strong>de</strong> <strong>la</strong>s orejas, en los pabellones auditivos como los l<strong>la</strong>maba elmaestro.La Tía Suave pronunciaba muy bien el dánosle hoy <strong>de</strong>l Padrenuestro y noscontaba cómo llegó el lenguaje humano al tiempo futuro <strong>de</strong> los verbos. Era partidaria <strong>de</strong>los mapas y <strong>de</strong> <strong>la</strong> arqueología. <strong>Una</strong> vez nos dijo: Únicamente lloro cuando nieva ennoviembre. Pero nosotros sabíamos que tenía tristeza en <strong>la</strong> sangre y que lloraba más,muchas más veces, cada vez que se quedaba so<strong>la</strong> y se le removía <strong>la</strong> tristeza <strong>de</strong> <strong>la</strong> sangre.También nos contaba que se aburría mucho, como Napoleón jugando a ser el emperador<strong>de</strong> Elba y que tenía <strong>la</strong> certeza <strong>de</strong> que estábamos perdiendo una especie <strong>de</strong> estrel<strong>la</strong> quenos guiaba y que lo más cursi es presumir <strong>de</strong> ser cursi y que no se l<strong>la</strong>maba avión apro<strong>por</strong>ción a chorro, como <strong>de</strong>cíamos los zagales cuando veíamos <strong>por</strong> el cielo <strong>la</strong> este<strong>la</strong>b<strong>la</strong>nca <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> aquellos aparatos que parecían estar rayando el firmamento, y noshab<strong>la</strong>ba también <strong>de</strong> alguien que sembraba dalias en Andorra y <strong>de</strong> lo triste que era