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Porqué importan los niños - Plough

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Dedicado a todos <strong>los</strong> <strong>niños</strong> del mundo.


El autor y su esposa, Verena, con su nieta Stephanie Jean Rimes(3 de setiembre – 5 de octubre, 2008)


ContenidoNota para el lectorIntroducciónxvxi1 El espíritu de niño 12 Fundando una familia 73 El niño no nacido 154 Nacimiento 235 Maternidad 296 Paternidad 357 Creando un hogar 438 El rol de <strong>los</strong> abue<strong>los</strong> 519 Los primeros años 5710 Enseñando el respeto 63


11 Malcriando a tu hijo 6912 Disciplina 7513 Explicando la vida, la muertey el sufrimiento 8314 Educación religiosa 8915 Cuando <strong>los</strong> <strong>niños</strong> sufren 9716 El niño especial 10317 Adopción 11118 Los <strong>niños</strong> y el pecado 11919 Construyendo el carácter 12920 Consideración hacia otros 13721 Adolescentes 14322 Conclusión 151


Nota para el lectorde Timothy Michael Cardinal DolanArzobispo de Nueva YorkQuerido Lector,Como Dios mandó a nuestros primeros padres quesean fructíferos y se multipliquen, y continuó con unaininterrumpida enseñanza a lo largo de miles de años,el matrimonio y la procreación han sido revelados nomeramente como un precepto arbitrario de Dios, sinocomo una imitación de su verdadera naturaleza: el amorque da vida.En una era en la cual, tanto la <strong>importan</strong>cia como ladefinición de la familia parecen estar bajo un constanteataque por todos lados. Mi amigo Johann ChristophArnold provee una perspectiva muy necesaria del matrimonioy un enfoque de la crianza del niño que son a lavez probados en el tiempo y totalmente actualizados, yfirmemente fundamentados en la fe.Nota para el lectorx


En esta obra cautivante, el Pastor Arnold explicacerteramente que podemos seguir criando a nuestroshijos de la manera correcta y evitar ceder ante laspresiones de una cultura confusa. Sin rodeos, sus enseñanzasmantienen la compasión del evangelio genuinamentedemostrando su preocupación por la situacióncomplicada que enfrentan <strong>los</strong> padres con un adolescentedifícil o un niño discapacitado. Conforme la estructurade la familia y de la sociedad son desafiadas, él ofrecepasos concretos para fortalecer y animar a aquel<strong>los</strong>padres que quieren transmitir a sus hijos <strong>los</strong> valores quesus padres les transmitieron a el<strong>los</strong>.A menudo he dicho que la mayor bendición quehe recibido fue el haber sido hijo de Robert y ShirleyDolan, y haber sido criado dentro de la amorosa familiade mis padres y cuatro hermanos y hermanas. Mientrasleía <strong>Porqué</strong> <strong>importan</strong> <strong>los</strong> <strong>niños</strong>, me encontré a mí mismoasintiendo conforme veía que el amor y la sabiduría demis propios padres eran reflejados en <strong>los</strong> sabios consejosde Arnold.En las páginas que siguen, lo invito a disfrutar de laperspectiva que refleja la experiencia y la tradición de unageneración entera de pastores y maestros que guiaronNota para el lectorxi


escuelas, padres y <strong>niños</strong>, a través de <strong>los</strong> últimos cien años,en Europa, Sudamérica y <strong>los</strong> Estados Unidos. Oro paraque <strong>Porqué</strong> <strong>importan</strong> <strong>los</strong> <strong>niños</strong> pueda ayudar a traer unamejor comprensión sobre el maravil<strong>los</strong>o regalo que sonel matrimonio y la familia.Sinceramente,Timothy Michael Cardinal DolanArzobispo de Nueva YorkCiudad de Nueva York, marzo del 2012Nota para el lectorxii


IntroducciónEn <strong>los</strong> Quince años que transcurrieron desde queescribí mi primer libro sobre la crianza de <strong>los</strong> hijos, lasituación de nuestros <strong>niños</strong> solo ha ido empeorando; elmundo está en crisis porque no amamos a nuestros hijoslo suficiente.Dios ha sido casi completamente retirado de lasescuelas y de otros lugares públicos. En muchos distritos,la educación sexual es obligatoria desde el primer grado,y a causa del divorcio y del recasamiento, el concubinato,la unión entre personas del mismo sexo, la palabra«familia» es utilizada para casi todo. Como resultadode esto, el verdadero significado de un matrimonio cristiano—y por consiguiente la verdadera imagen de lafamilia— ha sido desdibujado, por no decir destruido. Eltrágico resultado puede verse en todas partes.En el fondo, todos anhelamos la familia tal como Diosla creó, y es el orden dado por Dios para la familia el quenuevamente puede traer estabilidad a nuestra cultura yIntroducciónxiii


a nuestros <strong>niños</strong>. Tristemente, a menudo, no queremossometernos al plan de Dios sino, por el contrario, somosdistraídos por elevadas metas educativas. Hay unatremenda presión para convertir a <strong>los</strong> <strong>niños</strong> en adultosen miniatura.Todos nosotros fuimos creados a la imagen de Dios,pero <strong>los</strong> <strong>niños</strong> son únicos, porque el<strong>los</strong> son el reflejo másparecido a la creación original de Dios. Retornar a laprimera creación será una ardua batalla, pero es mi esperanzaque este libro traiga tanto visión como coraje, apadres, abue<strong>los</strong> y educadores en su caminar.Cuando Dios creó a Adán y Eva, Él les dio, a el<strong>los</strong> ya nosotros, el mandamiento de ser fructíferos y multiplicarse,y por medio de esto, conquistar el mundo. Estemandamiento es aún más <strong>importan</strong>te hoy de lo que lofue entonces. Demuestra que <strong>los</strong> <strong>niños</strong> son <strong>importan</strong>tespara Dios, y por lo tanto, deberían importarnos a nosotros.Mientras exista este mundo, Dios quiere que nazcan<strong>niños</strong>. Él <strong>los</strong> necesita a cada uno de el<strong>los</strong> para su reinovenidero. Las familias jóvenes deberían tomar en serioeste mandamiento que es uno de <strong>los</strong> más hermosos.Traer a un niño al mundo hoy día es más atemorizanteque nunca, y criar a un niño nunca fue tan difícil. PeroIntroducciónxiv


ien vale la pena el desafío, y nuestro futuro depende deello. Tal como dice el muy conocido refrán jasídico: «Sisalvas a un niño, puedes salvar al mundo».Vivimos en un tiempo en el cual no solo hay temor,sino también hostilidad hacia las familias y <strong>los</strong> <strong>niños</strong>. Yaunque <strong>los</strong> gobiernos y legisladores se preocupen por lasobrepoblación del mundo, <strong>los</strong> <strong>niños</strong> siguen siendo partedel plan de Dios.Cuando el comentarista británico MalcolmMuggeridge preguntó a la Madre Teresa si ella pensabaque había demasiados <strong>niños</strong> en la India, donde muchosmueren de enfermedades, inanición y por negligencia,ella le dio esta respuesta extraordinaria: «No estoy deacuerdo, porque Dios siempre provee. Él provee para lasflores y <strong>los</strong> pájaros, para todo lo que Él ha creado. Y esospequeños <strong>niños</strong> son su vida. ¡Nunca serán suficientes!».Fundar nuevas familias y traer <strong>niños</strong> al mundosiempre serán un paso de fe. Pero puede dar propósito anuestras vidas y será más gratificante que cualquier otroemprendimiento.Johann Christoph Arnoldmayo del 2012Introducciónxv


1El espíritu de niñoA menos que ustedes cambien y se vuelvan como<strong>niños</strong>, no entrarán en el reino de <strong>los</strong> cie<strong>los</strong>.Mateo 18:3Nueva Versión Internacional


El espíritu de niño«E ntonces le trajeron algunos <strong>niños</strong> para quepusiera las manos sobre el<strong>los</strong> y orara; y <strong>los</strong> discípu<strong>los</strong> <strong>los</strong>reprendieron. Pero Jesús dijo: Dejad a <strong>los</strong> <strong>niños</strong>, y no lesimpidáis que vengan a mí, porque de <strong>los</strong> que son comoéstos es el reino de <strong>los</strong> cie<strong>los</strong>» (Mateo 19:13–14).Con estas palabras, Jesús nos dice que <strong>los</strong> <strong>niños</strong> son<strong>importan</strong>tes. Y su afirmación de que el reino de Dios lespertenece a el<strong>los</strong> es un mensaje que todavía necesitamoshoy: en nuestro tiempo tanto como en el suyo, a menudo<strong>los</strong> <strong>niños</strong> no son deseados.Los adultos muchas veces fallamos al no comprendercuán cerca de Dios están <strong>los</strong> <strong>niños</strong>. Hemos olvidadoque Jesús dice: «Sus ángeles en <strong>los</strong> cie<strong>los</strong> contemplansiempre el rostro de mi Padre que está en <strong>los</strong> cie<strong>los</strong>»(Mateo 18:10). «Ángel» significa «mensajero»; <strong>los</strong>ángeles defensores son espíritus enviados por Dios paraproteger y guiar a <strong>los</strong> <strong>niños</strong>. A diferencia de esos ángelesEl espíritu de niño3


y de <strong>los</strong> <strong>niños</strong>, nosotros no podemos ver a Dios. Pero sípodemos ver a <strong>los</strong> <strong>niños</strong>, y podemos recibir<strong>los</strong> en nuestroscorazones. Al recibir<strong>los</strong> a el<strong>los</strong>, recibimos a Jesúsmismo (Lucas 9:48).¿Cómo llevamos a <strong>los</strong> <strong>niños</strong> a Jesús? En primer lugar,debemos creer en él nosotros mismos, y venir a él conconfianza y fe. En el Nuevo Testamento leemos queSimeón y Ana, dos personas muy ancianas, esperaron alMesías, el «consuelo de Israel», durante toda su vida.Cuando Jesús nació, el<strong>los</strong> dieron la bienvenida al nuevobebé con gozo, y creyeron. Ahora el<strong>los</strong> podían enfrentarla muerte sin temor y podían vivir en paz (Lucas 2:25–38).Como pastor, a menudo me piden que bendiga abebés recién nacidos, y ésta es una de las cosas más maravil<strong>los</strong>asque hago. Jesús mismo dijo que «El que recibaa un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y elque me recibe a mí, no me recibe a mí, sino a aquel queme envió» (Marcos 9:37). Esta actitud de amor y fe es delo que se trata el espíritu de niño.Todos aman a un recién nacido, pero aun <strong>los</strong> bebéspueden rápidamente poner a prueba nuestra pacienciay muy pronto pueden parecer una carga o un inconveniente.Pero no importa cuántos problemas que traigan,El espíritu de niño4


<strong>los</strong> <strong>niños</strong> son rega<strong>los</strong> de Dios. Cuando <strong>los</strong> recibimos deesta manera, Dios de seguro nos bendecirá y nos darálas fuerzas para criar<strong>los</strong>. Esto debería ser un alientopara todas las familias jóvenes y para aquel<strong>los</strong> que estánpensando formar una familia. Especialmente cuandoenfrentamos la adversidad, Dios está esperando paraayudarnos, siempre que presentemos nuestras oraciones,peticiones y que llamemos a la puerta (Mateo 7:7–11).Entonces las puertas se abrirán.En un tiempo en el cual la fe inocente de un niño esobjeto de burla y desprecio como nunca antes, haríamosbien en recordar las palabras de Jesús acerca de ser como<strong>niños</strong>, y su promesa de que el<strong>los</strong> serán <strong>los</strong> mayores enel siglo venidero: «A menos que ustedes cambien y sevuelvan como <strong>niños</strong>, no entrarán en el reino de <strong>los</strong> cie<strong>los</strong>.Por tanto, el que se humilla como este niño será el másgrande en el reino de <strong>los</strong> cie<strong>los</strong>» (Mateo 18:3–4; NuevaVersión Internacional ).Por el bien de <strong>los</strong> <strong>niños</strong> de todas partes, uno desea queeste reino venga muy pronto.El espíritu de niño5


2Fundando una familiaPor esto el hombre dejará a su padre y a su madre, yse unirá a su mujer, y <strong>los</strong> dos serán una sola carne.Efesios 5:31


Fundando una familiaEs obvio en todos <strong>los</strong> ámbitos que la familia tradicionalnuclear va camino a desaparecer. La familia, talcomo la hemos conocido por sig<strong>los</strong>, se ha derrumbado;cada vez más, <strong>los</strong> <strong>niños</strong> están siendo criados por abue<strong>los</strong>o hermanos. El aumento de la tasa de divorcios y laspresiones crecientes del trabajo hacen que <strong>los</strong> padresconfíen las responsabilidades del cuidado del niño afamiliares.La tecnología de reproducción asistida tal comola inseminación artificial puede tener consecuenciastrágicas. Muchos <strong>niños</strong> ni siquiera saben quienes son susverdaderos padres, o cómo están el<strong>los</strong> emparentados conotros <strong>niños</strong>. Pareciera que hemos olvidado que la saludde la sociedad depende de la salud de sus familias.El padre y la madre deberían tener siempre el rolprincipal como mode<strong>los</strong> en la vida del niño. Todos<strong>los</strong> <strong>niños</strong> anhelan conocer a las dos personas que <strong>los</strong>Fundando una familia9


trajeron al mundo, para amar<strong>los</strong> y ser amados por el<strong>los</strong>.Tristemente, en demasiados casos, esas dos personasestán ausentes. Afortunadamente, todavía hay genteque cree que la definición tradicional de la familia esno solo viable sino vital para la supervivencia. Pero esopuede suceder solamente si nos volvemos a las sencillasenseñanzas de Jesús, quien nos enseñó a amar a Dios y anuestro prójimo como a nosotros mismos.Jesús nos dice que juzguemos un árbol por sus frutos.Un buen árbol no puede producir un fruto malo, y unárbol malo no puede producir un buen fruto. De lamisma manera, un matrimonio fuerte puede bendecir amiles de personas, mientras que uno malogrado deja trassí una estela de devastación.Para que un matrimonio perdure, debe ser Dios quienguíe un hombre hacia una mujer y viceversa, y el<strong>los</strong>deben querer que sea él quien <strong>los</strong> mantenga unidos.Deben además desear su orden, el hombre sirviendo a suesposa como la cabeza espiritual, y la esposa sirviendo almarido en reciprocidad. A pesar de lo que piensa muchagente, este tipo de relación no es restrictiva o limitante;sino por el contrario, es liberadora. Pero solo es posible siCristo mismo guía a ambos cónyuges.Fundando una familia10


Para que un esposo conduzca a su esposa a Dios,debe respetarla y amarla y no gobernar sobre ella de unamanera dominante. Él debe dejarse guiar por el EspírituSanto y recordar que el verdadero liderazgo significaservicio. El apóstol Pedro nos advierte que a menos quetengamos en cuenta a nuestras esposas y las honremos,nuestras oraciones pueden ser estorbadas (1 Pedro 3:7).Del mismo modo, una mujer debería amar y respetar asu esposo.La oración es crucial para mantener un matrimoniosaludable: «la familia que ora unida, permanece unida».El esposo y la esposa deberían orar juntos diariamente,por <strong>los</strong> hijos, por cada uno, y por <strong>los</strong> que están alrededorde el<strong>los</strong>. Dado el ritmo agitado de la vida actual, puedeser de ayuda establecer tiempos regulares para la oración:cada mañana antes de desayunar, por ejemplo, y cadanoche antes de ir a dormir. Por supuesto que uno puedeorar en otros momentos también, dondequiera que unose encuentre. Pero estar ocupado o cansado no es unaexcusa. Cuántos de nosotros pasamos tiempo leyendoel periódico, enviando mensajes a amigos, o mirandola televisión cada noche, pero no tenemos tiempo paranuestros cónyuges o para Dios.Fundando una familia11


Los estudios sociológicos han demostrado una y otravez que la familia de dos padres es la mejor tierra parala crianza de <strong>los</strong> hijos. Sin embargo, el mundo está llenode padres solteros a quienes también hay que elogiar yalentar. He trabajado con muchos de el<strong>los</strong> a lo largo de<strong>los</strong> años, y he llegado a amar<strong>los</strong> a el<strong>los</strong> y a sus hijos de unamanera especial. Esos <strong>niños</strong> tienen tanto para aportar almundo como cualquier otro, independientemente de suestructura familiar o las circunstancias de su nacimientoy su crianza.Aun así, el matrimonio entre un hombre y una mujercon el compromiso de ser fieles para toda la vida es elmejor fundamento para la salud emocional y estabilidadde un niño. El rompimiento de las relaciones familiaresya sea debido a la infidelidad, el divorcio o la adicción,son devastadores para un niño y pueden dejar cicatricespor vida.Mucha gente ora por la voluntad de Dios, pero solo lasigue si concuerda con la de el<strong>los</strong>. Si realmente amamosa Dios, buscaremos seguirlo independientemente de<strong>los</strong> resultados; sentiremos que nuestro más profundogozo y nuestra mayor seguridad reposa en ser fieles a éla cualquier costo. Al volvernos a Dios cuando nuestroFundando una familia12


matrimonio tambalee, encontraremos la sabiduría y lafortaleza para poner las cosas en orden. Él es el únicofundamento seguro sobre el cual construir una familia ycriar a <strong>los</strong> hijos.Fundando una familia13


3El niño no nacidoNo estaba oculto de ti mi cuerpo, cuando en secretofui formado, y entretejido en las profundidades de latierra. Tus ojos vieron mi embrión…Salmos 139:15–16


El niño no nacidoLos nueve meses de espera de un bebé puedenprofundizar la relación de pareja y acercar<strong>los</strong> el uno alotro mucho más que cualquier otro tiempo en el matrimonio.Especialmente si se trata de una pareja queespera su primer bebé, hay una sensación de entusiasmoy la emoción de lo desconocido, una extraña mezclade ansiedad y gozo. Hay además un asombro ante elmisterio de una nueva vida y la responsabilidad de lapaternidad.Hoy día, muy pocas parejas experimentan este sentirde asombro y misterio. El embarazo parece más bien unacondición médica de rutina que una afirmación de lavida llena de gozo, y cualquier secreto que la madre pudohaber tenido alguna vez, ahora es anunciado a parientes yfamiliares en forma de resultados de análisis y ecografías.Pero, ¿es el desarrollo del bebé dentro del vientre de lamadre un mero proceso biológico?El niño no nacido17


En su libro Innenland, mi abuelo Eberhard Arnolddescribió al niño no nacido como un alma, «un pequeñoser esperando ser llamado desde la eternidad». Si estoes cierto, el embarazo requiere no solo cuidado médico,sino también reverencia, y deberíamos prestar tanta atencióna las necesidades espirituales de la madre como nospreocupamos de programar sus controles médicos.Para el no nacido, tanto como para el niño ya nacido,una vida familiar amorosa y estable es de suma <strong>importan</strong>cia.Aun cuando todavía está en el vientre, un niñopuede sufrir si no es nutrido con amor y ternura. Porlo tanto, las peleas entre esposo y esposa pueden dañarel bebé en desarrollo, tanto como fumar o beber. Porsupuesto que las emociones y las experiencias positivaspueden afectar al bebé en igual medida, por lo cual <strong>los</strong>futuros padres deberían ser animados a cantar y orarjuntos con su nuevo niño, aún antes de nacer.El que <strong>los</strong> <strong>niños</strong> pueden compartir las emociones de lamadre está bellamente ilustrado en el Evangelio de Lucas(Lucas 1:41–44):Y aconteció que cuando Elisabet oyó el saludo deMaría, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llenadel Espíritu Santo, y exclamó a gran voz y dijo: ¡BenditaEl niño no nacido18


tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!¿Por qué me ha acontecido esto a mí, que la madre demi Señor venga a mí? Porque he aquí, apenas la voz detu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de gozo enmi vientre.De manera similar, el escritor alemán Joseph Lucas diceque <strong>los</strong> pensamientos de la madre son pasados a su hijocuando todavía está en su vientre. Todo lo bueno de ella,su amor, pureza, fuerza, son plantados dentro del niñoantes de nacer. De cierta manera, él menciona, la vida dela madre durante el embarazo establece el fundamentopara toda la educación posterior. Lo que viene despuésdel nacimiento es «la manifestación y el desarrollo de loque ya ha germinado en el alma».Cuando una madre se entera que está embarazada,debería agradecer a Dios. Cuando Eva dio a luz a Caíndijo: «He adquirido varón con la ayuda del Señor.»(Génesis 4:1). Ella no dijo, «con la ayuda de Adán»,sino «con la ayuda del Señor». Dios tiene un plan paracada niño, y debemos maravillarnos de ello.¿Qué pasa con <strong>los</strong> embarazos que terminan en abortosespontáneos? Los médicos son rápidos en asegurar a lasparejas que esa pérdida es la forma en que la naturalezaEl niño no nacido19


pone fin a una vida que no es viable, y en cierto sentido,esto es verdad. Pero aun el más corto embarazo representauna vida, un ser con un alma. Por esa razón, nadie debeaconsejar a la pareja que deje atrás muy rápido su pérdidao hacerla sentirse culpable por su dolor. Por otra parte,el<strong>los</strong> eventualmente deben encontrar paz en esa circunstanciay aceptar la voluntad de Dios.Por supuesto que <strong>los</strong> exámenes médicos, tal comoecografías, pueden proporcionar valiosa información aldoctor sobre el embarazo, y pueden guiar las decisionesen lo que refiere al trabajo de parto y el alumbramiento.Pero esa información no siempre es una bendición.Actualmente, en casi todos <strong>los</strong> casos, <strong>los</strong> análisis querevelan potenciales anomalías y defectos conducen a una«interrupción voluntaria».Solo Dios sabe exactamente cuántos inocentes <strong>niños</strong>no nacidos son abortados cada año, aunque sabemos queese número alcanza millones. Y el aborto es un asesinato,sin excepción. Destruye la vida y se burla de Dios, a cuyaimagen es creado cada niño no nacido. De ahí que unamujer que ha realizado o contemplado realizar un abortosiempre será atormentada en su conciencia. Ella podráEl niño no nacido20


encontrar sanidad solo en Cristo, quien perdona cadacorazón arrepentido.Ni siquiera el argumento más persuasivo sobre lacalidad de vida o la salud de la madre debería influir ennosotros, ni aún el caso de violación. ¿Quienes somosnosotros para decidir si un alma verá o no la luz del día?Aun el niño más discapacitado puede dar gloria a Dios.He experimentado esto muchas veces. Y nunca somosnosotros quienes colocamos tal carga en <strong>los</strong> padres delniño, sino Dios, cuya voluntad obrará para bien en cadasituación (Romanos 8:28).En un mundo obsesionado con la perfección y la elección,haríamos bien en recordar que Dios es un creadorperfecto, y sus hijos no debieran hallar errores, sinosimplemente alabar:Porque tú formaste mis entrañas;me hiciste en el seno de mi madre.Te alabaré, porque asombrosa y maravil<strong>los</strong>amentehe sido hecho;maravil<strong>los</strong>as son tus obras,y mi alma lo sabe muy bien.No estaba oculto de ti mi cuerpo,El niño no nacido21


cuando en secreto fui formado,y entretejido en las profundidades de la tierra.Tus ojos vieron mi embrión,y en tu libro se escribieron todos<strong>los</strong> días que me fueron dados,cuando no existía ni uno solo de el<strong>los</strong>.(Salmos 139:13–16)El niño no nacido22


4NacimientoCuando la mujer está para dar a luz, tiene aflicción,porque ha llegado su hora; pero cuando da a luz alniño, ya no se acuerda de la angustia, por la alegríade que un niño haya nacido en el mundo.Juan 16:21


NacimientoCada vez que nace un bebé, la eternidad vienea nuestro mundo. Sentimos gozo con la llegada de unnuevo ser humano y sabemos que al recibir a un almainocente, recibimos algo de las manos del mismísimoCreador. Esta es una vida de dimensión desconocida enla cual, tal como escribió el poeta Philip Britts, «unanueva nota sonará y un nuevo color será revelado».Sin importar cuán difíciles sean las circunstanciasdel nacimiento, la mirada confiada de un bebé nosrecuerda del amor y la ternura de Dios. Es como si él oella estuvieran rodeados del aire puro del cielo. Tan solopodemos maravillarnos con el milagro del nacimiento,y con el hecho de que una vida única y singular ha sidodada por Dios.Nuestra manera moderna de ver las cosas puede rápidamentedestruir este sentido de asombro. Por ejemplo,mucha gente ve el nacimiento como un proceso meramentebiológico, y al nuevo bebé como un «producto»Nacimiento25


de la concepción. Pero sin embargo se nos recuerda lafunción de Dios en el misterio de una nueva vida cadavez que una pareja sin hijos, después que se les ha comunicadoque son estériles, depositan su anhelo en lasmanos de Dios y son luego sorprendidos por un embarazoinesperado.Dorothy Day escribe: «aun el más endurecido, elmás irreverente, se asombra ante el hecho extraordinariode la creación. No importa cuán cínica o casualmenteel mundo trate el nacimiento de un bebé, este siguesiendo tanto física como espiritualmente un tremendoacontecimiento».Esta actitud de asombro y reverencia debería permaneceren nosotros conforme criamos a nuestros hijos.Finalmente, nuestros hijos no nos pertenecen, sonrega<strong>los</strong> de Dios que se nos confía. Y si nos aferramos aesta verdad, querremos educar<strong>los</strong> siguiendo su dirección.Vi muchos bebés antes de casarme, pero experimentarmi primer hijo fue algo muy diferente. Nada podíahaberme preparado para el momento en el cual me dicuenta, repentinamente, que éste era nuestro bebé y no lepertenecía a nadie más. La responsabilidad de criar a unhijo estaba ahora sobre nuestros hombros.Nacimiento26


Después del nacimiento, la madre debería recibir felicitacionesespeciales. Es simplemente un hecho que ellaes la única que hizo todo el trabajo duro, la única quecargó al bebé por largos meses y soportó la agonía y laansiedad del parto. Muy a menudo, nosotros <strong>los</strong> padres,no apreciamos lo que nuestras esposas han hecho.La vida de una madre está en peligro cada vez que ellada a luz. En tiempos de mis padres era común decir quela mujer en trabajo de parto tenía un pie en la tumba;esto sigue siendo cierto hoy, a pesar de las modernasintervenciones que hacen mucho más seguro el dar a luz.Por consiguiente, si el alumbramiento va bien, deberíaofrecerse una oración especial a Dios. Después de lallegada de nuestro primer niño, mi esposa y yo encendimosuna vela y agradecimos a Dios por su protección,allí mismo en el hospital, en medio de las enfermeras y<strong>los</strong> médicos que nos habían ayudado.Nacimiento27


5MaternidadSus hijos se levantan y la llaman bienaventurada,también su marido, y la alaba diciendo:Muchas mujeres han obrado con nobleza,pero tú las superas a todas.Proverbios 31:28–29


MaternidadUna verdadera madre piensa día y noche en elbienestar de sus hijos. Ella es la primera en elogiar<strong>los</strong> yconsolar<strong>los</strong> y es también la primera en proteger<strong>los</strong> cuandosiente el peligro. Es ella quien <strong>los</strong> ha llevado en su vientrey ha sobrellevado las penas del embarazo y el alumbramiento,y es ella la que ahora continuamente <strong>los</strong> lleva ensu corazón. Su intuición es a menudo más precisa que lade su esposo, y no permite que él aliviane sus preocupacioneso la consuele muy fácilmente. Ella también es laprimera en volverse a Dios en representación del niño.Quizá esto sea lo que inspiró el viejo refrán judío: «Diosno podía estar en todas partes al mismo tiempo, por lotanto dio a cada niño una madre».Cuando un hijo llora a la noche, es usualmente lamadre la que acude primero a su lado, ella siente instintivamenteel dolor de sus hijos y lo lleva no solo como unacarga, sino como un privilegio y un gozo.Maternidad31


La sensibilidad y el amor de una madre no tienenlímites. Ella sigue teniendo esperanzas para sus hijosmucho después que otros se han rendido, y ora por el<strong>los</strong>aun cuando otros <strong>los</strong> han condenado. Lo que es más, ellacreerá por el<strong>los</strong> aun cuando el<strong>los</strong> hayan dejado de creer.Una buena madre es un rol modelo para su familiainmediata y para cualquier otra persona con la que ellase encuentre. Su gozo hace felices a todos <strong>los</strong> que estána su alrededor. Y cada mujer es llamada a ser madre, seacasada o soltera, y sea que haya tenido o no hijos. Lagente nota a una mujer que ama a Dios y cuya principalpreocupación es servir a otros.No puedo agradecer lo suficiente a Dios por elamor de mi madre, y por su profunda relación con mipadre. Aunque el<strong>los</strong> nunca podrían ser llamados gente«religiosa», era obvio para nosotros, sus siete hijos,que nuestros padres amaban a Dios, se amaban el unoal otro y a cada uno de nosotros. Y aunque era claro quenuestro padre era la cabeza de la familia, él nunca toleróla más mínima falta de respeto de parte nuestra hacianuestra madre.Muchas mujeres hoy día resienten la idea de la maternidad,pero han olvidado que éste es un privilegio másMaternidad32


que una tarea. Una vez apreciado como el más altollamado de una mujer, es ahora puesto de lado porcarreras «reales» y visto como un inconveniente o unavergüenza. Aunque esta rebelión podría entenderse encasos de abuso y opresión, no logra nada. ¡Cuán diferentepodría ser la vida familiar si admitiéramos nuestraconfusión acerca de <strong>los</strong> roles del hombre y la mujer; sibuscáramos re-descubrir el plan de Dios para ambos ynos tratáramos el uno al otro con amor y respeto!Las mujeres de hoy siguen trabajando en sus <strong>importan</strong>tesempleos justo hasta el momento en que entranen trabajo de parto, y esto es admirable. Pero cuando elembarazo y <strong>los</strong> <strong>niños</strong> lo requieren, la prioridad de unamujer debería ser siempre la maternidad. Ella debería serprimero y principalmente madre, y solamente despuésde esto —médica, maestra, abogada, gerente o contadora.Lejos de sentirse apesadumbrada o resentida,debería sentir la maternidad como un regalo, y a <strong>los</strong> ojosde Dios, no hay sacrificio más valioso que el que unohace por un hijo.Uno de mis ejemp<strong>los</strong> favoritos de maternidad seencuentra en el Antiguo Testamento. Ana fue estérilpor años pero hizo un voto que si tenía un hijo, se loMaternidad33


entregaría a Dios. Su deseo finalmente fue concedido yaun cuando a ella le habrá resultado muy duro, mantuvosu promesa, entregó a Samuel al sacerdote Elí para quecreciera como un siervo de Dios. Su fe de niño, fuerecompensada no solo una vez, sino muchas más: a sutiempo, ella y su esposo Elcana tuvieron cinco hijos más.Maternidad34


6PaternidadHe aquí, don del Señor son <strong>los</strong> hijos;y recompensa es el fruto del vientre. Como flechasen la mano del guerrero, así son <strong>los</strong> hijos tenidosen la juventud. Bienaventurado el hombreque de el<strong>los</strong> tiene llena su aljaba.Salmos 127:3–5


PaternidadDios es el máximo ejemplo de paternidad. Esel padre de todos nosotros, jóvenes y viejos, y nosotrossomos sus hijos. No hay excepciones. Jesús dijo: «Yno llamen “padre” a nadie en la tierra, porque ustedestienen un solo Padre, y él está en el cielo» (Mateo 23:9Nueva Versión Internacional ). Y aunque él quiere sernuestro padre, nunca nos fuerza a ello. En lugar de eso,él quiere que sintamos nuestra necesidad de él y nosvolvamos a él en busca de ayuda. Esta es la razón por lacual la oración del Señor comienza con las <strong>importan</strong>tespalabras: «Padre nuestro».Dios está esperando por nosotros y nos ayudará encada necesidad. Tal como dijo Jesús:Quién de ustedes que sea padre, si su hijo le pide unpescado, le dará en cambio una serpiente? ¿O si le pideun huevo, le dará un escorpión? Pues si ustedes, aunsiendo ma<strong>los</strong>, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuántoPaternidad37


más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes selo pidan! (Lucas 11:11–13; Nueva Versión Internacional ).La imagen de Dios como un rol modelo amoroso, nopuede enfatizarse lo suficiente. Todos <strong>los</strong> <strong>niños</strong> anhelanseguridad tanto física como emocional. Pero un hombreinseguro o falto de carácter no puede proveer a sus hijosninguna de las dos. Y cuando <strong>los</strong> hijos son inseguros, lasconsecuencias pueden ser trágicas.¿Cuál es la mejor manera en la que <strong>los</strong> hombres puedendar esta seguridad a sus hijos? Cualquiera que planee serpadre y traer hijos al mundo debería saber primero que<strong>los</strong> <strong>niños</strong> serán fuertemente afectados por su propia relacióncon Dios. Los que desarrollen esta relación, seránbendecidos, mientras que aquel<strong>los</strong> que empiezan unafamilia sin ella, pronto tambalearán. Es Dios quien nosda paternidad, y somos nosotros <strong>los</strong> encargados de guiar anuestras esposas e hijos en sus propósitos. Es por esto queen sig<strong>los</strong> pasados, <strong>los</strong> padres eran vistos como insustituibles.El<strong>los</strong> pueden no ser <strong>los</strong> principales dispensadores delcuidado de <strong>los</strong> <strong>niños</strong>, pero siguen teniendo la responsabilidadfinal del bienestar de sus familias.En <strong>los</strong> últimos cien años, esto ha cambiado dramáticamente.En un siglo marcado por la guerra, la agitaciónPaternidad38


y la inestabilidad, más <strong>niños</strong> que nunca, crecieron sin unpadre en la casa. Hoy, la gente cuestiona la necesidad depadres: ¿Quién necesita un padre después de todo? ¿<strong>Porqué</strong> no una madre soltera? ¿O lo que es más, dos madres?Pero este desprecio por el orden de Dios está destinado atener consecuencias devastadoras, no solo para nuestros<strong>niños</strong> sino para el mundo entero.Por supuesto, la verdadera paternidad implica másque estar presente físicamente en la vida del niño. Haymuchos hombres que permanecen emocionalmentedistantes de sus hijos, aun cuando viven con el<strong>los</strong> en lamisma casa. ¿Y cuántos padres confunden el hambre deamor y atención de sus hijos con el deseo de cosas materiales?Muy a menudo, estos hombres tratan de comprarel afecto de sus hijos con rega<strong>los</strong>, cuando lo que <strong>los</strong> <strong>niños</strong>realmente quieren es atención, un abrazo, una sonrisa, ouna historia a la hora de ir a la cama.Durante <strong>los</strong> primeros cinco años de mi vida, el trabajode mi padre lo mantuvo alejado del hogar por tres añosenteros. Si bien sé que esto ciertamente tuvo un efectonegativo en mi niñez temprana, nunca dudé del amor demi padre. Estábamos físicamente separados, pero continuabasiendo una presencia positiva en mi vida, y misPaternidad39


hermanas y yo nunca cuestionamos su fidelidad a nuestramadre o a nosotros. Tampoco utilizábamos su ausenciacomo una excusa para portarnos mal. En lugar de ello, lascosas que él nos había inculcado nos ayudaban a seguiradelante y nos impulsaban a apoyar a nuestra madre.Esta experiencia me enseñó que es la calidad, y no lacantidad, la que recuerdan <strong>los</strong> <strong>niños</strong>. Pero esto no debeser interpretado como una excusa egoísta. Todavía siguesiendo <strong>importan</strong>te que <strong>los</strong> padres pasen tiempo con sushijos e hijas cada vez que puedan. A menudo, es duranteese tiempo aparentemente inútil, aquellas largas horasen el automóvil, por ejemplo, cuando un padre atentopuede ser sorprendido por la manera en que el niño seabre y comparte las cosas más sorprendentes.Por supuesto, la paternidad empieza aun antes de quenazca el niño. Un esposo debería llevar las cargas de suesposa embarazada demostrando amor y comprensión,y no frustración, cuando ella siente náuseas, cansancio ocuando llora. Si ella necesita reposo, él debería estar listopara llevar aún más carga, ayudando con las cosas de lacasa y cuidando de <strong>los</strong> <strong>niños</strong> que ya tienen. Y él debe seruna fuente de alegre aliento y seguridad, y orar con ellacuando siente temor o ansiedad.Paternidad40


Algunas veces, el embarazo termina en un abortoespontáneo o el bebé nace muerto, y es entonces cuandoel marido debe ser especialmente paciente y comprensivo.Mientras el padre puede sentirse capaz de seguircon su vida bastante rápido, la madre sentirá esta pérdidacomo si fuera la de cualquiera de <strong>los</strong> hijos que ya tiene.Aun cuando ella acepte esto como parte del plan deDios, su dolor debe ser reconocido y no minimizado.Jesús, el único hombre verdadero, no tuvo temor deverse como una gallina reuniendo a sus pollue<strong>los</strong>. Comopadres, no debemos avergonzarnos de tener nosotrosmismos la misma imagen compasiva.Paternidad41


7Creando un hogarY el que reciba a un niño como ésteen mi nombre, a mí me recibe.Mateo 18:5


Creando un hogarUna cosa es tener hijos, pero crear un verdaderohogar es un asunto muy diferente. Preparar un lugarde amor y seguridad para <strong>los</strong> hijos es una de las cosas másmaravil<strong>los</strong>as que <strong>los</strong> padres pueden hacer. Este hogarreflejará nuestro amor por Dios y por nuestros hijos.Jesús nos dice que cualquiera que recibe a un niño en sunombre a él lo recibe (Mateo 18:5).Desafortunadamente, muchos padres pierden elsentido de lo que esto significa. Algunos simplementeno tienen tiempo para sus hijos: están demasiadoocupados como para ser molestados por el<strong>los</strong>. Otrospermanecen emocionalmente ausentes de el<strong>los</strong> auncuando se hallen físicamente presentes. Se ven padres enparques de juegos en toda América y Europa hablandopor teléfono y enviando mensajes de texto mientras<strong>los</strong> <strong>niños</strong> corren alrededor de el<strong>los</strong>. Puede parecer queestán presentes físicamente, pero sus mentes están enCreando un hogar45


cualquier otro lugar, planeando el siguiente día o la horasiguiente y poniéndose al día con amigos, con las noticiasy el trabajo.Un verdadero hogar es creado solo cuando <strong>los</strong> padresestán listos para dejarlo todo con gozo, brindando suscorazones y sus mentes a <strong>los</strong> <strong>niños</strong> que tienen delante.Aquel<strong>los</strong> que hagan esto a regañadientes, cosecharánamargos frutos. El desarrollo emocional del niñodepende del amor y atención que recibe de sus padres;aquel<strong>los</strong> que no reciban estas cosas en su hogar, desfalleceránen el ancho mundo al cual inevitablemente debenentrar. Lo que el<strong>los</strong> necesitan en cuanto a guía, seguridady amor deben ser proporcionados ahora. Mañanaes muy tarde.Los padres que aman a sus hijos pasarán tiempo conel<strong>los</strong> tan frecuentemente como les sea posible, y estaránallí para el<strong>los</strong>. Las actividades dentro de la casa, talescomo leer en voz alta, trabajar en pasatiempos, y hastacomer juntos, ofrecen oportunidades vitales para la interaccióny el sentido de unidad. Lo mismo sucede conlas actividades al aire libre tales como jugar a la pelota,caminatas, pesca o excursiones. Éstas proveen la claseCreando un hogar46


de experiencias positivas que <strong>los</strong> <strong>niños</strong> no olvidaráncuando crezcan, se casen y formen sus propias familias.Pero el estar con nuestros hijos, y estar allí para el<strong>los</strong>,no debería confundirse con darles cosas. ¿Cuántos denosotros regresamos de un viaje de negocios, cargadosde rega<strong>los</strong> para nuestros hijos, pero no tenemos tiempopara sentarnos simplemente con el<strong>los</strong> para oír lo queha estado sucediendo en sus vidas? ¿Cuántos <strong>niños</strong>dejan de lado esos rega<strong>los</strong>, inquietos y aún buscando unamor genuino? Aun <strong>los</strong> <strong>niños</strong> pequeños y <strong>los</strong> infantespueden ser afectados negativamente por tener demasiadosjuguetes. Al llenar sus camas y sus habitaciones deanimales de peluche y libros, entorpecemos el des arrollode su personalidad y carácter, además de estorbar suagradecimiento.Cumpleaños, graduaciones y otras celebraciones sonuna parte <strong>importan</strong>te de la vida del hogar. Además deser simplemente ocasiones felices, estos eventos puedennutrir y ayudar al niño a crecer; son tiempos en <strong>los</strong> quepodemos agradecer a Dios por el<strong>los</strong> y dejarles sabercuánto <strong>los</strong> amamos y apreciamos. Pero son las prioridadesque establecemos en nuestras vidas diarias las queCreando un hogar47


tienen el mayor impacto en nuestros hijos. La fiesta másextravagante jamás podrá reemplazar la seguridad quesienten <strong>los</strong> <strong>niños</strong> con el tiempo y la atención que recibenregular y diariamente.La seguridad física no es menos <strong>importan</strong>te que laseguridad emocional. Los padres que aman a sus hijos<strong>los</strong> mantendrán lejos de estufas calientes, fuentes deagua, ventanas altas, vehícu<strong>los</strong> en movimiento, medicacionestóxicas. Y aunque se dice a menudo que <strong>los</strong>padres actuales pecan de sobreprotectores, esto nuncapuede usarse como una excusa para ser negligentes en laadecuada supervisión de <strong>niños</strong> pequeños.Algunas veces, el crear un espacio para un «tiempoen familia», requerirá determinación y energía, especialmentecuando <strong>los</strong> <strong>niños</strong> están jugando afuera consus amigos, y <strong>los</strong> llamas para la cena. Muchos <strong>niños</strong> noestarán felices con esa interrupción, pero una vez que larutina se ha establecido, el<strong>los</strong> mismos la buscarán.Entre mis mejores recuerdos de la infancia, se encuentranlas noches en las que nuestra familia se sentabadelante de la casa a escuchar a nuestro padre contar lashistorias acerca de Jesús, de <strong>los</strong> primeros mártires cristianosy otros hombres y mujeres de fe a lo largo de laCreando un hogar48


historia. Nosotros vivíamos en una región apartada deParaguay, en Sudamérica, donde no había electricidad.Cuando caía la noche, temprana y abruptamente, comosuele ser en <strong>los</strong> subtrópicos, encendíamos velas y continuábamossentados a la luz parpadeante. Nuestra casaestaba situada no muy lejos del límite de la selva, y amenudo oíamos animales salvajes a la distancia. Cuandoteníamos miedo, cantábamos todos juntos y nuestrospadres nos contaban de la valentía que proviene deltener una relación personal con Dios. Esto se volvió unarealidad para nosotros.Pero sin importar cómo elige la familia pasar tiempojuntos, unos pocos minutos a la hora de dormir siempreson cruciales. Los <strong>niños</strong> pequeños necesitan la seguridaddel beso de las buenas noches, unas palabras reconfortantes,una corta oración antes de ir a dormir. A <strong>los</strong> <strong>niños</strong>que tienen miedo a la oscuridad o a quedarse so<strong>los</strong>, especialmenteaquel<strong>los</strong> que no son capaces de expresar sustemores, deberíamos recordarles que hay ángeles guardianesque velan por el<strong>los</strong>.No obstante, la verdadera seguridad depende de algomás que palabras reconfortantes. Los <strong>niños</strong> encuentransu más profunda seguridad interna y emocional cuandoCreando un hogar49


el amor de <strong>los</strong> padres se demuestra con obras, no solo ala hora de ir a dormir, sino en el día a día. Al hablar de lafamilia en general, la Madre Teresa dice:No debemos pensar que nuestro amor tiene queser extraordinario, sino que necesitamos amar sincansarnos. ¿Cómo arde una lámpara? A través deun continuo aporte de pequeñas gotas de aceite.Estas gotas son las pequeñas cosas de la vida diaria:la fidelidad, pequeñas palabras amables, pensar en<strong>los</strong> otros, nuestra manera de estar en silencio, demirar, de hablar y de actuar. Ellas son las verdaderasgotas de amor que mantienen nuestras vidas y nuestrasrelaciones ardiendo como una llama viva.Creando un hogar50


8El rol de <strong>los</strong> abue<strong>los</strong>Corona de <strong>los</strong> ancianos son <strong>los</strong> hijos de <strong>los</strong> hijos.Proverbios 17:6


El rol de <strong>los</strong> abue<strong>los</strong>Los abue<strong>los</strong> son la cosa más maravil<strong>los</strong>a delmundo, al menos muchos <strong>niños</strong> piensan eso. Peromuchos de nosotros somos ambivalentes acerca de supapel en la vida familiar. Algunas familias están cegadaspor la idea de que <strong>los</strong> parientes políticos no puedenpermanecer juntos, y por aceptar este estereotipo comoun hecho, dañan lo que podía haber sido de otra manerauna relación significativa. ¿Pero acaso Dios no quiere quevivamos en paz? Después de todo, él fue quien dijo queel esposo y la esposa sean uno, y naturalmente, cada unode el<strong>los</strong> tiene padres.Desafortunadamente, muchos abue<strong>los</strong> hoy languidecenen casas de cuidado o comunidades de jubiladosmientras sus hijos y nietos viven lejos. Éste podría serel reflejo de la realidad económica y social de nuestrotiempo, pero aun así no es algo bueno. En sig<strong>los</strong> anterioresera impensable que <strong>los</strong> hijos abandonen a susEl rol de <strong>los</strong> abue<strong>los</strong>53


padres y abue<strong>los</strong>. La palabra «familia», significaba«familia extendida», sin excepción. Y esta familiaextendida puede ser una maravil<strong>los</strong>a bendición.Aquel<strong>los</strong> de nosotros que tenemos la suerte devivir cerca de nuestros nietos, no necesitamos que nosconvenzan de esta verdad. Los cuidados de nuestroshijos reflejan su gratitud por <strong>los</strong> años que nosotrospasamos cuidando de el<strong>los</strong>. A cambio, nosotros compartimosnuestro gozo con el<strong>los</strong> y sus hijos jugando cartas,cazando, pescando y aun enseñándoles a conducir. Yquizás hasta sirvamos de modelo para el<strong>los</strong>.Mi esposa y yo damos gracias a Dios por ser abue<strong>los</strong>, yesperamos ser bisabue<strong>los</strong> en <strong>los</strong> próximos años. Aunqueestá claro para nosotros que no importa cuánto amemosa nuestros nietos, debemos dejar que nuestros hijosencuentren su propio camino para guiar<strong>los</strong>. Esto puedeser duro, especialmente cuando sus ideas acerca de laeducación difieren de las nuestras. Pero no podemosquitarles la responsabilidad principal que tienen el<strong>los</strong>de sus propios hijos, <strong>los</strong> cuales permanecerán con el<strong>los</strong>mucho tiempo después que nosotros hayamos partido.Del mismo modo, las parejas jóvenes deberían seranimadas para volverse a sus padres en busca de consejo.El rol de <strong>los</strong> abue<strong>los</strong>54


¿Por qué no podrían <strong>los</strong> abue<strong>los</strong> transmitir su propiasabiduría, aun si gran parte de esta fue ganada cometiendoerrores? Y aquel<strong>los</strong> que viven lejos no deberíanusar la distancia como excusa. El<strong>los</strong> pueden permaneceractivamente involucrados en las vidas de sus hijos ynietos, escribiéndoles cartas y llamándoles por teléfono,explotando las maravillas de la tecnología para un buenpropósito. Muy frecuentemente, su ayuda será bien recibiday no resentida.Los abue<strong>los</strong> deberían sentirse libres para aconsejar,pero nunca deberían interferir. Obviamente hay excepciones.En asuntos de seguridad o negligencia, unabuelo no tiene otra opción más que la de intervenir.Pero la mejor ayuda puede ser la de apoyar a <strong>los</strong> padresde manera práctica: cuando un nieto está enfermo, porejemplo, o cuando <strong>los</strong> padres hayan sido presionados allímite por alguna otra razón.Cada nieto se deleita con atenciones especiales, unahistoria, una galleta, una ayuda extra con la tarea, ouna caminata al aire libre. Por supuesto que <strong>los</strong> abue<strong>los</strong>que viven lejos de sus nietos tendrán que encontrarotras formas de demostrar amor: una tarjeta o regalo,una llamada telefónica, una visita especial. Pero el<strong>los</strong>El rol de <strong>los</strong> abue<strong>los</strong>55


siempre podrán orar por sus nietos, especialmentecuando alcancen <strong>los</strong> años difíciles de la adolescencia.Sin importar la edad del niño, el tiempo que pase conun abuelo será siempre enriquecedor. Estos momentosserán experimentados como oasis de consuelo y tranquilidadpor el niño, y el abuelo <strong>los</strong> verá como oportunidadespara amar. Al final, ambos serán bendecidos.El rol de <strong>los</strong> abue<strong>los</strong>56


9Los primeros añosEnseña al niño el camino en que debe andar,y aun cuando sea viejo no se apartará de él.Proverbios 22:6


Los primeros añosLos educadores han sostenido por mucho tiempoque <strong>los</strong> primeros cinco años de la vida del niño son <strong>los</strong>más formativos; sea lo que fuera que <strong>los</strong> <strong>niños</strong> experimentenen este período, influirá en el<strong>los</strong> por el resto desus vidas. En el siglo diecinueve, el reformador alemán dela educación, Froebel, escribió que la vida espiritual deuna persona se forma en mayor grado por las experienciasde la temprana niñez. La futura relación de un niñocon sus padres, con Dios, con la sociedad en general, yaun con la naturaleza, depende primordialmente de sudesarrollo durante este período.Estudios recientes han confirmado esto científicamente.A la luz de este hecho, y de la tremenda responsabilidadpuesta sobre cada padre, es vital que el vínculoentre el padre, la madre y el bebé, sea cultivado desde elmomento mismo del nacimiento. Los padres deberíanrecordar que Dios es quien les ha dado el niño, y es suLos primeros años59


esponsabilidad conducir al niño en el camino que llevea cumplir el propósito de Dios para su vida.La <strong>importan</strong>cia de la interacción con el bebé no puedeenfatizarse lo suficiente. Mi madre siempre decía que laeducación empieza en la cuna. Los bebés deben ser abrazados,acariciados y mimados. Se les debe cantar, hablar ysonreír. Y lo que es más <strong>importan</strong>te, deberían ser amadosincondicionalmente.Pero <strong>los</strong> padres deben tener mucho cuidado de no vertodo en sus hijos color de rosa. He visto vidas de gentejoven destruidas porque cuando eran pequeños, suspadres no podían decirles que no; el<strong>los</strong> solo veían a sushijos como «bonitos» y fallaron en disciplinarles. Estospadres fueron tomados rehenes por sus propios hijos,quienes crecieron malcriados, incapaces de aceptar unadecepción o sufrimiento y reacios a hacerse responsablesde sus acciones.Los <strong>niños</strong> pequeños deben ser estimulados y alentadoscon juegos sencil<strong>los</strong>, rimas y canciones. El potencialmental de esta etapa es incomparable, y lo que el<strong>los</strong>no tomen ahora, será absorbido solo con gran dificultadmás adelante. Es por esto que <strong>los</strong> expertos hablanLos primeros años60


de una «ventana de oportunidad» que nunca más seabrirá tan ampliamente.Ciertamente, el desarrollo no debe ser medido soloen términos de aprendizaje y logros. El desarrolloemocional y espiritual de <strong>los</strong> <strong>niños</strong> es igualmente<strong>importan</strong>te y a menudo es adquirido cuando el<strong>los</strong> estánso<strong>los</strong>. El pasar tiempo a solas es crucial para el desarrollode la imaginación y enseñará a <strong>los</strong> <strong>niños</strong> a entretenersepor sí mismos sin involucrar a ningún adulto. Las horasque pasan con sus fantasías y jugando tranquilamenteles infundirá un sentido de seguridad y les proveerá unanecesaria pausa dentro de las actividades del día. Muy amenudo, sin embargo, <strong>los</strong> adultos perturban y fastidiansin necesidad a <strong>los</strong> <strong>niños</strong> con sus intromisiones. El<strong>los</strong>no pueden pasar cerca del bebé sin alzarlo, abrazarlo.Si el niño resiste esto, se sienten heridos y una escenafeliz de solo momentos antes, es ahora una de frustracióny enojo. Froebel lleva esta idea un paso más allá ydice que el juego ininterrumpido es un requisito paraun trabajo ininterrumpido. El niño que juega concienzuday exhaustivamente se convertirá en un adultodeterminado.Los primeros años61


En cada contacto, un amor considerado con la actitudinterior del niño, con su espíritu de simplicidad, honestidad,sinceridad y vulnerabilidad, es crucial. Criar <strong>niños</strong>no significa moldear<strong>los</strong> de acuerdo a nuestros propiosdeseos e ideas. Significa ayudar<strong>los</strong> a que se conviertan enlo que el<strong>los</strong> ya son en la mente de Dios.Desaprender nuestra forma de pensar de adultos nosiempre es fácil. Aun <strong>los</strong> discípu<strong>los</strong> se indignaban cuando<strong>los</strong> <strong>niños</strong> <strong>los</strong> empujaban para acercarse más a Jesús.Cuando hay <strong>niños</strong> alrededor, las cosas no marchan comolas planeamos. Los muebles pueden recibir rasguños,las flores pueden ser pisoteadas, la nuevas ropas puedenrasgarse y <strong>los</strong> juguetes pueden perderse o romperse.Los <strong>niños</strong> quieren tomar cosas y jugar con ellas. El<strong>los</strong>quieren divertirse y necesitan espacio para ser bulliciososy ruidosos.Es por esto que para <strong>los</strong> padres de <strong>niños</strong> pequeños,<strong>los</strong> primeros años pueden parecer abrumadoramenteextenuantes a veces, y al final de un largo día, <strong>los</strong> <strong>niños</strong>pueden parecer más una molestia que un regalo. Noson muñecos de porcelana sino pícaros con dedos pegajososy narices mocosas. El<strong>los</strong> lloran en la noche. Aunasí, si tenemos <strong>niños</strong>, debemos darles la bienvenida talcomo son.Los primeros años62


10Enseñando el respetoHonra a tu padre y a tu madre, para quetus días sean prolongados en la tierraque el Señor tu Dios te da.Éxodo 20:12


Enseñando el respetoTodos nosotros estamos familiarizados conel mandamiento bíblico que es la piedra angular parala crianza de un hijo: Honrar padre y madre. ¿Pero quésignifica esto? En cierto modo, simplemente significaque <strong>los</strong> hijos deben aprender a respetar. A <strong>los</strong> ojos de<strong>los</strong> <strong>niños</strong> pequeños el padre y la madre representan aDios; si el<strong>los</strong> no honran a sus padres, ¿cómo aprenderána honrarlo a él? En otro sentido, esto coloca una cargasobre cada padre: la responsabilidad de ver que estemandamiento sea obedecido.El honor empieza con el respeto a la autoridad, conel «temor de Dios» y el similar «temor» a <strong>los</strong> padres,quienes representan a Dios. Obviamente, esto no significaque <strong>los</strong> <strong>niños</strong> deben tener miedo de Dios o de suspadres. En lugar de eso, significa que a medida que el<strong>los</strong>crecen, deben aprender a vencer su egocentrismo innatoy ceder ante otros, cuando la situación así lo requiera.Enseñando el respeto65


Pero si el respeto se gana de una manera autoritaria,esto eventualmente generará odio y rebelión. En cambio,<strong>los</strong> <strong>niños</strong> estarán predispuestos a someterse a la autoridadsi esta nace del amor y la reverencia. Esto conllevaesfuerzo. Sólo puede ser ganada gradualmente, y deberáser fomentada en una atmósfera de amor y confianza.Sin embargo, debido que el respeto es una parte esencialde cada relación saludable, es vital que sea enseñadoa temprana edad. En mi experiencia, debe establecersedentro de <strong>los</strong> primeros cuatro años. En la mayoría de lasfamilias que tienen <strong>niños</strong> pequeños, esta tarea recaerásobre la madre, dado que ella es la que probablementepasa más tiempo con <strong>los</strong> <strong>niños</strong> durante <strong>los</strong> días laborales.Por supuesto que el esposo debería siempre apoyar a suesposa, pero es imperativo que ella establezca la autoridadpor ella misma también, de lo contrario, <strong>los</strong> <strong>niños</strong>no la obedecerán cuando esté sola.A veces esto es fácil: guiando al niño con palabrasgentiles o apelando a su amor innato. Pero frecuentementesin embargo, esto implicará una batalla. En esecaso, lo más <strong>importan</strong>te es que la batalla sea peleada yganada. La falta de respeto parece ser controlable en<strong>niños</strong> pequeños, siempre se puede usar un «tiempoEnseñando el respeto66


fuera», hasta que el<strong>los</strong> estén listos para escuchar, peroserá una dolorosa lucha de voluntades en adolescentes.De igual modo, si la batalla parece ser inevitable, deberáenfrentarse y pelearse hasta el final.Aun así, el respeto debe ser ganado y no solo demandado.Cuando a <strong>los</strong> <strong>niños</strong> les falta respeto por <strong>los</strong>adultos, usualmente se debe a que <strong>los</strong> adultos de sus vidasle faltan al respeto a el<strong>los</strong>. Aun si crees que tú merecesel respeto del niño, ser intransigente con el solo fin deimponer tu autoridad, tendrá un contra efecto. Tu relacióna largo plazo con el niño será afectada y no obtendrásotra cosa más que un corazón endurecido.Mi padre sentía fuertemente que la autoridad delpadre debe basarse en el amor:Si nosotros como padres amamos a Dios con todanuestra alma y con todo nuestro corazón, nuestros hijostendrán la misma reverencia hacia nosotros, y nosotrostendremos reverencia hacia nuestros <strong>niños</strong> y hacia elmaravil<strong>los</strong>o misterio de volverse como <strong>niños</strong>. La reverenciapor el espíritu que se mueve entre el padre y el hijoes el elemento básico de una verdadera vida familiar.Jesús dice que no hay mayor amor que dar la vida por unamigo ( Juan 15:13). Un padre debería dirigir a su familiaEnseñando el respeto67


con esa clase de amor y respeto y estar listo para morirpor su esposa e hijos. Esta convicción inspirará a sushijos a honrar<strong>los</strong> a ambos tanto a él como a su madre.Todo en la vida de un niño depende del respetoal padre y a la madre. Este tipo de actitud engendrarárespeto por sí mismo y por otros; esto a su vezguiará al niño al servicio a Dios y a la humanidad.Enseñando el respeto68


11Malcriando a tu hijoLa vara y la reprensión dan sabiduría, pero el niñoconsentido averguenza a su madre.Proverbios 29:15


Malcriando a tu hijoA pesar del hecho de que millones de <strong>niños</strong> alrededordel mundo crecen en extrema pobreza, la mayoríade <strong>los</strong> <strong>niños</strong> en nuestra sociedad tiene mucho más delo que necesitan. Estamos levantando una generaciónentera de <strong>niños</strong> que solo pueden ser llamados malcriados.Nosotros, <strong>los</strong> padres, somos a menudo rápidos en culparal materialismo de la sociedad en general o a la dietaregular de comerciales que nuestros <strong>niños</strong> ven diariamente,pero en realidad, <strong>los</strong> problemas empiezan muchotiempo antes de que nuestros <strong>niños</strong> sean expuestos acualquiera de esas influencias. En mi experiencia, <strong>los</strong><strong>niños</strong> consentidos son producto de padres consentidos:padres que insisten en hacer las cosas siempre a su maneray aquel<strong>los</strong> cuyas vidas están estructuradas alrededor de lailusión de que la gratificación instantánea trae felicidad.Los <strong>niños</strong> son malcriados no solo por la superabundanciade comida, juguetes y ropas, sino por complacertodos sus caprichos. Esto ya es bastante malo cuandoMalcriando a tu hijo71


el<strong>los</strong> todavía están en el corralito, pero cuando crecen,<strong>los</strong> problemas se tornan muchos peores. Los <strong>niños</strong> queestán relativamente seguros de que se saldrán con lasuya, presentarán una buena pelea cuando sus deseosson frustrados o denegados, y sus demandas puedendefinir rápidamente la relación con sus padres. ¿Cuantospadres agobiados gastan toda su energía simplementetratando de satisfacer las demandas de sus hijos? ¿Ycuántos más ceden ante <strong>los</strong> mismos solamente para queestos queden tranqui<strong>los</strong>?Los <strong>niños</strong> también son consentidos cuando se les dandemasiadas opciones. Por supuesto que el<strong>los</strong> necesitanaprender a tomar decisiones, pero aquel<strong>los</strong> que constantementeles ofrecen un abanico de elecciones, ya seaen cuanto a comidas, sabores, bebidas o actividades, lesocasionan un serio perjuicio. Los <strong>niños</strong> que tienen quehacer frente a tres marcas distintas de cereal en la mesadel desayuno no son más felices que aquel<strong>los</strong> a <strong>los</strong> cualesse les pone la comida en frente. Demasiadas opcionesgeneran indecisión, un comportamiento quisquil<strong>los</strong>oa la hora de comer e ingratitud. De hecho, <strong>los</strong> <strong>niños</strong>ansían límites. Cuando sus límites están claramentedefinidos, el<strong>los</strong> florecen.Malcriando a tu hijo72


Es posible también malcriar a <strong>los</strong> <strong>niños</strong> sobre estimulándo<strong>los</strong>.Claro que <strong>los</strong> <strong>niños</strong> deben ser expuestos a unavariedad de actividades lo suficientemente amplias paramantener su atención y alentar su imaginación, pero <strong>los</strong>perjudicamos si nos sentimos obligados a ofrecerles unadieta constante de emociones y experiencias. El<strong>los</strong> tienenque aprender que en la vida real hay cosas que simplementeno podemos hacer o tener.Si les damos rienda suelta, <strong>los</strong> <strong>niños</strong> pueden convertirseen pequeños tiranos en casa o en la escuela, yconforme van creciendo, harán cualquier cosa paraconseguir lo que quieren. Muy pronto el<strong>los</strong> serán adolescentesdemandantes e impulsivos, y lo que una vez fue unsimple descontento es ahora una inmanejable rebelión.¿Cómo podemos entonces criar a nuestros <strong>niños</strong>sin consentir<strong>los</strong>? Desde el libro de Proverbios hasta lamedicina moderna, la sabiduría es la misma: disciplinaa tus hijos. Establece límites, di «no» a menudo o mása menudo de lo que digas «sí» y no sientas pena portus hijos cuando el<strong>los</strong> hacen un berrinche y se apartandesilusionados y malhumorados. Aunque sea duroal principio, <strong>los</strong> <strong>niños</strong> bien disciplinados terminaránsiendo adultos agradecidos, considerados y seguros de síMalcriando a tu hijo73


mismos, mientras que <strong>los</strong> que se salen con la suya seráninseguros, egoístas y deshonestos.Pablo compara a Dios con un padre terrenal y escribeque Dios disciplina y castiga a aquel<strong>los</strong> que ama (Hebreos12:6). Si verdaderamente deseamos amar a nuestros hijoscomo Dios nos ama, debemos hacer lo mismo.Malcriando a tu hijo74


12DisciplinaOye, hijo mío, la instrucciónde tu padre, y no abandones la enseñanzade tu madre; porque guirnalda de gracia son paratu cabeza, y collares para tu cuello.Proverbios 1:8–9


DisciplinaEn una era en la cual la disciplina de cualquieríndole se considera como abuso, es tentador descartar <strong>los</strong>proverbios del Antiguo Testamento acerca del uso de lavara y de malcriar al niño. Así mismo, podemos encontrarsabiduría en aquel<strong>los</strong> que hablan de la disciplina enun sentido general, aun cuando rechacemos el castigofísico como yo lo hago.Cuando <strong>los</strong> <strong>niños</strong> son conscientes de haber hechoalgo equivocado sin que esto tenga una consecuencia,el<strong>los</strong> aprenden una mala lección. Especialmente cuandoel<strong>los</strong> son jóvenes, la fechoría en sí misma, parece bastantepequeña, pero si no se confronta, <strong>los</strong> llevará a comportarsepeor en el futuro. El niño de seis años que no esdisciplinado por tomar un puñado de monedas de lacómoda de sus padres, puede muy bien a <strong>los</strong> dieciséisestar robando en tiendas.Pero la disciplina es más que simplemente sorprenderal niño en el acto mismo, y no significa suprimir suDisciplina77


voluntad a favor de la nuestra. Significa conducirle aelegir el bien por encima del mal. Significa enseñarle queel negarse a sí mismo es un valioso rasgo del carácter y nouna privación anticuada.La disciplina efectiva comienza a muy temprana edad.Ya en <strong>los</strong> primeros meses, <strong>los</strong> bebés se dan cuenta de queel llanto llama la atención y el interés. Pero una madreque responde a cada queja ya perdió la batalla. Todos <strong>los</strong>bebés necesitan ser calmados, pero no necesitan que se <strong>los</strong>levante cada vez que lloran. Si no aprenden a negarse a símismos en <strong>los</strong> primeros años, ¿cuándo lo harán?Mantenerse firme y consecuente contra la voluntaddel niño a menudo resulta irritante. Sin embargo,<strong>los</strong> padres que estiman la comodidad por encima delesfuerzo de la disciplina encontrarán que a la larga,sus hijos solo se volverán más y más problemáticos.Todos <strong>los</strong> <strong>niños</strong> se resisten al principio, pero eventualmenteprogresan cuando tienen una rutina.¿Cómo debería ser disciplinado un niño? Regañary reprender frecuentemente, especialmente cuando setrata de una pequeña indiscreción, a menudo intensificala impaciencia y el enojo, y ambos, tanto el padre comoel niño, terminarán en una pelea a gritos. De la mismaDisciplina78


manera, <strong>los</strong> padres que explican y defienden cada acciónque toman, quedan exhaustos e inseguros de sí mismos.Mas bien, <strong>los</strong> padres podrían elegir las acciones porencima de las palabras. Una de las formas más simplesde disciplina es el «tiempo fuera»: poner a un niño,que se ha comportado mal, en otra habitación por unosminutos. Un niño castigado de esta forma se sentirápronto solo o aburrido y deseará volver a jugar. Cuandoél o ella se tranquilizan, el episodio podrá ser perdonadoy se le permitirá al niño seguir adelante.El castigo corporal, sin embargo, no tiene cabida.Mi abuelo, un educador, lo llamó una «declaración debancarrota moral» y encontró que no solo es dañino,sino inútil. Esto es porque aun la disciplina más fuerteserá ineficaz, a no ser que vaya acompañada de amor. Sincalidez y amabilidad, y sin respeto, cualquier forma dedisciplina tarde o temprano conducirá a la rebelión.Por lo tanto, la buena disciplina depende de laconfianza entre padre e hijo. Afortunadamente mishermanos y yo tuvimos este tipo de relación con nuestrospadres. Cuando tenía ocho años, hice enojar tanto ami padre que él sintió que necesitaba castigarme severamente.Cuando él estaba a punto de golpearme, lo miréDisciplina79


y dije: «Papá, lo siento. Haz lo que tengas que hacer. Yosé que todavía me amas». Para mi sorpresa, se agachó,me abrazó y dijo: «Te perdono hijo». Mis palabraslo habían desarmado completamente. El incidente meenseñó una lección que nunca olvidé. No tengas miedode disciplinar a tus hijos, pero en el momento en que tedas cuenta que hay remordimiento de su parte, asegúrateque haya perdón de tu lado.La consistencia es también clave. Si no concuerdascon tu cónyuge acerca de cómo manejar un incidente, nodiscutan frente a <strong>los</strong> <strong>niños</strong>, o el<strong>los</strong> pronto <strong>los</strong> enfrentaránel uno con el otro. Y no cambies tu enfoque solamenteporque la sala está llena de invitados. Muérdete el labioy haz lo que tengas que hacer; de todas formas, tendrásque lidiar con tu hijo después de que <strong>los</strong> invitados sehayan ido, y tu relación a largo plazo con él es muchomás <strong>importan</strong>te que la impresión que dejes en otros.No se puede esperar que <strong>los</strong> <strong>niños</strong> obedezcan cadaorden sin cuestionar, y puede ser necesario explicarlesciertas cosas. Un niño debería usualmente no tenerotra opción más que la de obedecer. Sin embargo, site levantas un conflicto directo, es imperativo que túganes. Lo más <strong>importan</strong>te es que tú establezcas <strong>los</strong>Disciplina80


límites y no dejes que el niño lo haga por ti. Si erescapaz de hacer respetar <strong>los</strong> límites consistentemente ycon amor, el<strong>los</strong> tarde o temprano serán capaces de fijarlímites por sí mismos.Sin importar cuán a menudo necesites disciplinar atus hijos, nunca <strong>los</strong> humilles. No hables de sus errores odebilidades frente a otros adultos, y nunca <strong>los</strong> comparescon otros <strong>niños</strong>. Es muy fácil etiquetar a un niño como«difícil», pero nunca es justo o correcto. Al igual que<strong>los</strong> <strong>niños</strong>, nosotros no solo debemos perdonar las equivocacionesde la hora o el día anterior, sino tambiénolvidarlas, y empezar nuevamente cada día. Y debemoscreer en la meta positiva de la disciplina como elocuentementelo dice Proverbios 19:18 «Disciplina a tus hijosmientras haya esperanza; de lo contrario, arruinarás susvidas» (Nueva Traducción Viviente).Disciplina81


13Explicando la vida,la muerte y el sufrimientoPorque mis pensamientos no son vuestrospensamientos, ni vuestros caminosmis caminos —declara el Señor.Isaías 55:8


Explicando la vida,la muerte y el sufrimientoAl hablar del nacimiento, la muerte y otros misteriosde la existencia humana con <strong>los</strong> <strong>niños</strong>, es buenorecordar que la vida misma está en manos de Dios.Los <strong>niños</strong> entienden esta verdad más fácilmente que<strong>los</strong> adultos. Sus mentes son simples y sus preguntasdirectas; si nuestras respuestas van más allá de lo queel<strong>los</strong> están preguntando, solamente <strong>los</strong> confundiremos.Toda vida viene de Dios y regresa a Dios, y si realmentecreemos esto, nuestros temores acerca de lamuerte, y <strong>los</strong> temores de nuestros hijos, son disipados. LaBiblia nos dice que Dios tiene poder aun sobre la muerte,y cuan maravil<strong>los</strong>o será cuando Jesús regrese, comosonará la trompeta, y como todos seremos vivificados,aún más de lo que lo estamos ahora (1 Corintios 15:52).Hablar a <strong>los</strong> <strong>niños</strong> acerca del nacimiento no tieneque ser difícil. La mayoría de <strong>los</strong> <strong>niños</strong> aceptarán yExplicando la vida, la muerte y el sufrimiento85


entenderán la nueva vida tan simplemente como unregalo que viene de Dios, y tenemos que tener cuidadode no cargar<strong>los</strong> con más información que aquella quehan solicitado. Por supuesto, lo que el<strong>los</strong> preguntan vacambiando con la edad, y conforme crecen, no podremosocultarles <strong>los</strong> hechos de la reproducción humana.Aún entonces, la reverencia por Dios como el dador yla fuente de vida, <strong>los</strong> preparará para aceptar nuestrasrespuestas, respecto de sus cuerpos y <strong>los</strong> de otros.A una edad sorprendentemente temprana, <strong>los</strong> <strong>niños</strong>podrían preguntar también, por qué Dios permite tantosufrimiento en el mundo, por qué permite él la pobreza,la guerra y la maldad, y por qué a menudo parece que eldiablo es más fuerte que Dios. Estos pensamientos talvez nunca se le ocurran a algunos <strong>niños</strong>, pero puedencausar considerable preocupación en otros.Cuando <strong>los</strong> <strong>niños</strong> preguntan acerca de estas cosas,<strong>los</strong> padres deberían recordarles que a pesar del pecado,el dolor y la injusticia, Dios es todopoderoso, y su amorgobernará al final. Hay que explicarles que todo el dolordel mundo, especialmente el sufrimiento de la genteinocente, es para Dios también un profundo dolor. Sedebe ayudarles a ver que no es culpa de Dios que la genteExplicando la vida, la muerte y el sufrimiento86


se odie y empiece guerras. Hay que llevarles a la historiade Adán y Eva, quienes cuestionaron la palabra de Diosy luego le desobedecieron al comer del árbol del conocimiento.Así es como entró el pecado al mundo; antes dela caída del hombre, todos y cada uno vivían en armoníay paz. Así es como Dios quería que fuera, y así es comoserá nuevamente cuando su reino de paz venga a la tierra.Esto ayudará a <strong>los</strong> <strong>niños</strong> a comprender que el sufrimientoy la muerte son una parte del plan de Dios.Naturalmente, no deberíamos atemorizar<strong>los</strong>, pero no leshará daño saber que el<strong>los</strong> también sufrirán, y morirán,algún día. De hecho, esto es algo que el<strong>los</strong> puedenesperar, siempre que les transmitimos también una fe viva.Podemos hacerlo aún mejor, admitiendo nuestrospropios temores ante nuestros hijos y orando con el<strong>los</strong>,a la vez que enfatizamos la paz que encontramos cuandoconfiamos en Dios. De este modo, <strong>los</strong> <strong>niños</strong> aprenderáncon el ejemplo a lidiar con el sufrimiento que inevitablementeenfrentarán tarde o temprano.También debemos estar alertas y dedicar tiempo a<strong>los</strong> <strong>niños</strong> que están lidiando con inseguridades. Tal vezun amigo o un pariente ha sido herido o aun muerto,o la maestra ha comentado un accidente reciente o unExplicando la vida, la muerte y el sufrimiento87


desastre natural en clase. De cualquier forma, lo queparece ser un incidente pequeño para nosotros, puedeser algo considerablemente grande en la mente del niño.Pero el escuchar sus temores, responder a sus preguntas,y llevarlo a Dios puede traer paz.También podemos recordar a <strong>los</strong> <strong>niños</strong> más grandesque si sienten temor, quizás haya otros que estén enpeores condiciones que el<strong>los</strong>. Esto les enseñará compasión.Y podemos reafirmarles que Dios no nos cargarácon más de lo que podemos soportar.Explicando la vida, la muerte y el sufrimiento88


14Educación religiosaY estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobretu corazón; y diligentemente las enseñarás a tus hijos.Deuteronomio 6:6–7


Educación religiosaLa educación religiosa es siempre un temapolémico. A pesar de <strong>los</strong> derechos legales que tiene cadauno de profesar su propia fe, las escuelas públicas, porlo general, rechazan a Dios y abrazan el hedonismo, lafalta de respeto, y la irreverencia. Los valores que hemosdado por sentado solo una generación antes son ahoracuestionados, y cualquier referencia a Dios, a Jesús, ala creación, o a la fe, son cada vez más prohibidos.En muchos ámbitos, el matrimonio ha sido redefinido,y la idea de que una familia debería ser lideradapor un hombre, con una mujer a su lado, es tratada depasada de moda y restrictiva. Los símbo<strong>los</strong> religiosos ylas celebraciones conectadas a la Navidad o a la Pascuason dejadas de lado, supuestamente por respeto a <strong>los</strong> nocreyentes, y la «tolerancia» se ha convertido en un dios.Todo esto es como quitar la alfombra en la cual estánparados nuestros hijos. Esto no tiene nada que ver conotras tradiciones y culturas, sino que es un esfuerzoEducación religiosa91


coordinado de una sociedad impía para destruir la estructuraque una vez mantuvo unida la civilización occidental.Por supuesto que es tonto creer que podemos hacerdesaparecer a Dios. Sea lo que fuera que hagamos,Dios estará allí. Dios estuvo allí mucho tiempo antes denuestra existencia y estará allí mucho tiempo después deque nos hayamos ido. Es imperativo entonces que, comopadres, transmitamos con valentía a nuestros hijos <strong>los</strong>valores religiosos que nos son tan preciados, sin importarlas consecuencias.Nuestros <strong>niños</strong> anhelan un fundamento sobre el cualpararse. Su estabilidad emocional como adultos dependede lo que les enseñamos cuando son jóvenes. ¿Cómodebemos entonces guiar<strong>los</strong> a Dios? Por una parte, nuncapodemos hacerles tragar nuestros valores por la fuerza.En cambio, debemos dejarles saber y sentir el impacto denuestra fe en nuestra vida diaria.El espíritu de Dios no permite que se lo encasille alespacio de una lección o la memorización de un texto.De ahí que no podemos depender de palabras piadosas,sino que necesitamos acciones y hechos a través de <strong>los</strong>cuales pasar nuestra fe a nuestros hijos.Educación religiosa92


Lo que enseñamos ahora, continuará dando fruto en<strong>los</strong> siguientes años. Si nuestros hijos aprenden a honrarpadre y madre y a Dios, el<strong>los</strong> transmitirán este mandamiento.Y si el<strong>los</strong> aprenden a discernir la diferencia entreel bien y el mal, serán equipados para enseñar este mismodiscernimiento a sus hijos.La mejor manera de llevar a Dios a <strong>los</strong> hijos esmostrarles la naturaleza. Jesús mismo usó parábolas ymetáforas del mundo natural para ilustrar un punto.Aun hoy, todavía <strong>los</strong> <strong>niños</strong> pueden sentir a Dios detrásde un brillante amanecer o un cielo estrellado; el<strong>los</strong>pueden imaginárselo en el sonido del viento o en unaviolenta tormenta. El<strong>los</strong> serán <strong>los</strong> primeros en percibirque detrás de la belleza de la tierra, hay un Creador, quetambién habita en sus corazones.Además, podemos enseñar a <strong>los</strong> <strong>niños</strong> acerca de Dios:leyéndoles historias, contándoles acerca de la vida deJesús, y explicándoles el significado detrás de la Navidady la Pascua. No hay mejor tiempo que las vacacionesantes de la Navidad para leer en voz alta las profecíasdel Antiguo Testamento concernientes al Mesías, opara contarles de las huestes de ángeles que anunciaronEducación religiosa93


el nacimiento de Cristo. De la misma manera, puedeenseñarse a <strong>los</strong> <strong>niños</strong> de la Pascua, escuchando de <strong>los</strong>sufrimientos de Cristo en la cruz seguidos de su gozosaresurrección.Memorizar versícu<strong>los</strong> cortos de la Escritura estambién una manera de enseñar fe. Los <strong>niños</strong> que aprendanpasajes <strong>importan</strong>tes de memoria, recordarán en elfuturo que tienen una roca en la cual pararse, y hallaránconsuelo y seguridad a través de las palabras de Dioscuando vengan tiempos duros. Así mismo, la músicapuede llevar a una persona a Dios; mis propios hijoscomenzaron a escuchar el Mesías de Handel cuandoeran bastante pequeños y dicen que su fe es fortalecidahasta hoy por ello.Alabar y dar gracias a Dios es tan <strong>importan</strong>te comopedirle ayuda. Ya sea dando gracias antes de una comidau orando antes de ir a la cama, debe enseñarse a <strong>los</strong><strong>niños</strong> a agradecer a Dios por todo lo que tienen: por<strong>los</strong> padres y la familia, <strong>los</strong> amigos, la comida, un techosobre sus cabezas. Debemos recordarles que no todos<strong>los</strong> <strong>niños</strong> tienen lo que el<strong>los</strong> tienen, para abrir sus ojos alas necesidades de otros.Educación religiosa94


En un tiempo en el cual retóricas polarizantes y argumentosllenos de odio gobiernan las plazas públicas,es crucial que nuestros hogares sean un oasis de fuerzainterior y seguridad; que como padres, modelemos<strong>los</strong> valores con <strong>los</strong> cuales queremos que vivan nuestros<strong>niños</strong>. Este es el mayor regalo que podemos dar a nuestroshijos y el aspecto más <strong>importan</strong>te de la educación.Educación religiosa95


15Cuando <strong>los</strong> <strong>niños</strong> sufrenMas aún es mi consuelo, y me regocijoen el dolor sin tregua, que no he negadolas palabras del Santo.Job 6:10


Cuando <strong>los</strong> <strong>niños</strong> sufrenCuando un niño sufre y muere, es la madre(además del niño) quien siente el dolor más profundamente.Yo he experimentado esto personalmente en mivida: dos de mis hermanas murieron en la infancia. Yonunca las vi vivas, pero sé la pena que la enfermedad y lamuerte de ambas trajeron a mis padres, especialmente ami madre.Mi esposa y yo perdimos a una nieta a la edad de unmes. Ella tenía trisomía 13 y aunque no vivió mucho,afectó a miles de personas y conmueve corazones hastael día de hoy. Un poema escrito por otra de mis nietas loexpresa mejor:Aunque su vida fue corta,la luz que trajo no morirá:conmovió todos nuestros corazonesy ahora podemos gritar;nuestros corazones están abiertosCuando <strong>los</strong> <strong>niños</strong> sufren99


al mensaje de la niña:Jesús vendrá otra vez, Amén.Cualquiera que haya estado al lado de un niño moribundosabrá lo que quiero decir cuando hablo de la luchapor la vida que existe en cada alma y en cada cuerpo. Estalucha es independiente de cuanto desean <strong>los</strong> padres queel niño viva; es independiente aun de cuanto espera elniño ser liberado del dolor.Esta tenaz voluntad de vivir está en cada persona, nosolo en <strong>los</strong> <strong>niños</strong>. Está presente aún en el anciano. El<strong>los</strong>pueden estar en el umbral de la eternidad, completamentelistos para ir, orando a Dios para que <strong>los</strong> libere desu miseria, pero cuando llega el tiempo, cuando el cuerpoempieza a apagarse, todavía resulta duro soltar la vida.Dios está con cada niño que sufre. A menudo estopuede parecer muy difícil o aun imposible de creer. ¿<strong>Porqué</strong> debería ser mi hijo, por qué deberíamos ser nosotros,<strong>los</strong> que llevemos esta carga de dolor? ¿Por qué Dios nosdio un niño para amar y luego nos lo quitó? ¿Cómopuede nuestra pena servir para algún propósito?Aun cuando nadie puede responder a estas profundasinterrogantes satisfactoriamente, sabemos que ningunode nosotros está exento del sufrimiento. Si podemosCuando <strong>los</strong> <strong>niños</strong> sufren100


aceptar esto, aún sin entenderlo, encontraremos pazy un sentido en ello. Al menos deberíamos ser capacesde ver que el sufrimiento nos dirige hacia Dios y a tenercompasión por otros.Más que <strong>los</strong> adultos, <strong>los</strong> <strong>niños</strong> frecuentemente tienenuna inclinación natural hacia la fe, porque el<strong>los</strong> están muycerca de Dios. Cuando experimentamos esta clase de fe,deberíamos tener cuidado de no estorbarla sino alimentarlapara que pueda convertirse en un fundamento sobreel cual futuras tormentas puedan ser enfrentadas.Mi padre, Heinrich Arnold, quien perdió su primerahija por una enfermedad incurable cuando solo tenía tresmeses de edad, escribe:Los <strong>niños</strong> están más cerca que nadie del corazón deJesús, y él nos enfoca en el<strong>los</strong> como un ejemplo paranosotros. El hecho de que <strong>los</strong> <strong>niños</strong> tengan que sufrir esmuy extraño. Pareciera que están cargando con la culpade algún otro, como si estuvieran sufriendo a causa de lacreación caída. En un sentido, parecen estar pagando elsalario del pecado, aunque es un pecado en el cual el<strong>los</strong>no tomaron parte activa todavía.Quizás el sufrimiento de <strong>los</strong> <strong>niños</strong> tiene una conexióncercana con el mayor sufrimiento jamás soportado: Elsufrimiento de Dios, el sufrimiento de Cristo por elCuando <strong>los</strong> <strong>niños</strong> sufren101


extravío de la creación. Por consiguiente, el sufrimientode un niño siempre tiene un profundo significado.En un mundo cuya meta es evitar el sufrimiento a todacosta, no podemos olvidar que es a través del sufrimientoque Cristo redimió al mundo. Visto de esta forma, elsufrimiento puede cambiarnos y profundizar nuestra fe.Sin fe, puede volvernos amargados, pero con fe, puedesalvarnos, aun cuando sea duro de sobrellevar.Cuando <strong>los</strong> <strong>niños</strong> sufren102


16El niño especialTodo esto lo hizo mi mano, y asítodas estas cosas llegaron a ser.Isaías 66:2


El niño especialJesús dice que si alguno quiere seguirlo, primerodebe negarse a sí mismo y tomar su cruz (Marcos 8:34).Estas palabras estaban dirigidas no solo a la gente desu tiempo, sino también a nosotros hoy. Cada uno denosotros que desee seguir a Cristo debe estar dispuestoa llevar la carga depositada por Dios sobre nosotros.Debido a que la cruz que carga cada persona es diferente,tendemos a mirar a <strong>los</strong> otros y comparar nuestracarga con la de el<strong>los</strong>. Pensamos, cuan atlética, bienparecida, elocuente o dotada es la otra persona y nospreguntamos si tienen siquiera alguna cruz que cargar.La envidia nos deja insatisfechos.Indudablemente, cada hombre, mujer o niño tiene unacarga que llevar. Aun el apóstol Pablo tenía «una espinaen la carne». Le pidió a Dios que se lo quitara, peroDios le respondió: «Te basta mi gracia, pues mi poderse perfecciona en la debilidad» (2 Corintios 12:7–9). Siaceptamos esa gracia, estaremos dispuestos a soportar laEl niño especial105


carga más pesada. Y aunque parezca extraño, puede inclusivetransformarse en una bendición.Hoy día, con la disponibilidad de hacer análisis sofisticadoprenatale, las anomalías fetales son a menudodescubiertas al principio del embarazo. Algunas veces,esto puede conducir a una cirugía intrauterina o algunaterapia para preservar la vida del bebé. Pero en muchoscasos, si no en la mayoría, <strong>los</strong> médicos posteriormenteaconsejan un aborto. El<strong>los</strong> argumentan que es por elbien de ambos, del niño y de <strong>los</strong> padres, y sugieren quepermitir que este niño llegue a término es no solamenteinjusto sino irresponsable, porque el niño será una cargapara la sociedad.Aun así, el aborto es siempre malo. Dios siempre tieneun propósito específico en mente para cada persona,para cada pequeño ser humano que ha sido concebido.Independientemente de cuán corta sea su vida o cuándifícil, cada niño nuevo trae un mensaje particular departe de Dios. Ninguno de nosotros puede presumirde saber exactamente cuál es ese mensaje. Pero de igualmodo, el mensaje está ahí, si solamente abrimos nuestrocorazón a éste.El niño especial106


Mi esposa y yo recordamos esa verdad cuando unade nuestras hijas dio a luz su quinta hija en el 2008.Stephanie nació con trisomía 13, una condición que notiene cura, y su pequeño rostro estaba interrumpidopor una hendidura palatina. Ella vivió solo un mes,pero rápidamente aprendimos a amarla, y pronto vimosen ella una belleza que era mucho más profunda quela perfección física: la profunda paz de Dios que ellairradiaba a todos aquel<strong>los</strong> que estaban alrededor de sucuna. Cuando ella murió, lloramos y lloramos, y aunquesabíamos que ella no viviría, había sido un ángel enmedio nuestro y nos había traído un mensaje del cieloque iba más allá de las palabras.Por supuesto que el descubrimiento de que un reciénnacido es discapacitado puede ser muy perturbador. Lospadres a menudo se culpan a sí mismos, o se preguntanqué pudieron haber hecho para merecer este mal. Peroaunque estos pensamientos pueden parecer muy naturales,no debemos darles lugar. Más bien, debemos tratarde ver la situación desde una perspectiva más profunda,como una bendición que puede acercarnos el uno alotro y a Dios.El niño especial107


Cuando Jesús y sus discípu<strong>los</strong> encontraron a unhombre que era ciego de nacimiento, sus discípu<strong>los</strong> lepreguntaron: «Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, paraque naciera ciego?» Jesús respondió: «Ni éste pecó, nisus padres; sino que está ciego para que las obras de Diosse manifiesten en él» ( John 9:1-3). Éste ciertamente fueel caso de Stephanie. Sus anomalías vinieron a nosotrosde Dios como una revelación de sus poderosas obras. Eldesafío para nosotros es aceptar o no estas revelaciones, ydarles la bienvenida o no.Muchos padres de <strong>niños</strong> discapacitados no <strong>los</strong> vencomo un regalo. Muy a menudo el<strong>los</strong> son impacientes oaún intolerantes, o si no, sobreprotectores. Para el<strong>los</strong>, unniño discapacitado hiere el orgullo de la familia. El<strong>los</strong>ven al niño como una decepción y se sienten deshonradosy avergonzados. Los vecinos, parientes y amigoscon frecuencia agravan la situación con sus comentariosinsensibles, al igual que <strong>los</strong> médicos y <strong>los</strong> terapeutas quesugieren que el niño debe estar en una institución.¡Cuán diferentes podrían ser las cosas si vieran a<strong>los</strong> <strong>niños</strong> discapacitados como un regalo y no unacarga! Cuando nuestros amigos dieron a luz un niñocon síndrome de Down en 1967, el<strong>los</strong> se regocijaronEl niño especial108


y nosotros también. Louisa tenía un defecto seriocardíaco pero vivió sus veintinueve años al máximo.Ella irradiaba gozo y entusiasmo adonde quiera queiba, y conmovía a las personas más complejas y cautascon su franqueza y su risa contagiosa. Aún mientrasmoría, ella dijo a sus amigos y familia, «¡Estoypensando en la VIDA!».Los <strong>niños</strong> como ella no son deseados hoy. La verdades que la posibilidad de un niño discapacitado puedeparecer más de lo que una familia es capaz de enfrentar.Aun <strong>los</strong> padres más fuertes necesitarán apoyo algunasveces y nunca deberían sentirse culpables por buscar opedir ayuda. Aquel<strong>los</strong> de nosotros que no tenemos quelidiar con un niño como éste, podemos ofrecer apoyopráctico cuando podamos, trayendo al niño a nuestracasa por una noche o un fin de semana, dejando que <strong>los</strong>padres se relajen y encuentren nuevas fuerzas.Debido a sus necesidades especiales, es muy común queestos <strong>niños</strong> sean tratados de forma diferente a <strong>los</strong> otros.Muy a menudo, <strong>los</strong> padres satisfacen todos sus caprichosy <strong>los</strong> malcrían. Pero consentir a estos <strong>niños</strong> es un granperjuicio, porque esto limita su futuro, su desarrollo físicoy mental, además de su independencia emocional.El niño especial109


Todos <strong>los</strong> <strong>niños</strong> necesitan la calidez del afecto físico,y <strong>los</strong> <strong>niños</strong> discapacitados quizás lo necesiten aún másque otros. Pero el<strong>los</strong> no deberían ser mimados con constantesabrazos, besos y rega<strong>los</strong>. Más bien, deberían seralentados a usar sus habilidades al máximo y ser tratadosde la manera más normal que se pueda. Esto no quieredecir que deberían ser presionados en su rendimiento, niconducidos a asumir responsabilidades más allá de suscapacidades. De igual forma, es asombroso cuánto puedelograrse con expectativas firmes. Como pastor, he vistouna y otra vez cuánto puede ayudar una perspectiva optimistaal niño más discapacitado a alcanzar movilidad,independencia y autoestima.Puede ser tentador preguntarse por qué una personanace con discapacidades mentales o físicas, mientras elsiguiente nace con una salud perfecta. Pero debemos creerque cada cosa que sucede en la vida, buena o difícil, tieneun propósito. Debemos creer que Dios puede tornar unaaflicción en bendición si aceptamos humildemente lo queél nos envíe. Cristo viene a nosotros en la forma de unextranjero, un mendigo y un ángel, ¿Por qué no podríavenir también en la forma de un niño discapacitado?El niño especial110


17AdopciónLa religión pura y sin máculadelante de nuestro Dios y Padre es ésta:visitar a <strong>los</strong> huérfanos y a las viudasen sus aflicciones, y guardarsesin mancha del mundo.Santiago 1:27


AdopciónAparte de las millones de vidas que se pierdenpor abortos, miles más de <strong>niños</strong> vienen al mundo sin serdeseados. Algunos son rechazados por sus padres, queno pueden hacer frente a las demandas de alimentar otraboca más; otros son abandonados porque tienen malformacioneso son discapacitados. Y estos <strong>niños</strong> no solamenteson abandonados en hospitales y clínicas, sinoque un creciente número de el<strong>los</strong> son dejados en tachosde basura o contenedores de desechos por adolescentesque no pueden lidiar con el<strong>los</strong>, o por adultos que sonabusivos, adictos al alcohol o a las drogas o simplementeincapaces de lidiar con lo que ello significa.Obviamente, son <strong>los</strong> padres biológicos de estos <strong>niños</strong><strong>los</strong> que tienen la mayor obligación hacia el<strong>los</strong>, pero almismo tiempo, el abandono de bebés y <strong>niños</strong> pequeñoses una acusación a todos nosotros. Mientras haya barriospobres y guetos y explotación y desempleo, aquel<strong>los</strong>Adopción113


de nosotros que disfrutamos de seguridad económica,también tenemos culpa.¿Cómo podemos ayudar a mujeres que se sienten tanabrumadas que se rehúsan a cuidar de un bebé que ellasmismas han llevado en sus cuerpos? Mi abuelo, quiende manera manifiesta se opone al aborto, afirma que esincorrecto protestar contra él, sin proveer a las familiasuna alternativa práctica. De la misma manera, nopodemos condenar a las personas que abandonan o dana sus hijos a menos que abordemos las presiones quelas impulsan a esta decisión drástica. Esta no será unatarea fácil, pero está claro que las iglesias, <strong>los</strong> refugios, lasclínicas y <strong>los</strong> trabajadores sociales no hacen lo suficiente.Puede llevar años de espera y miles de dólares adoptara un niño, y reunir parejas esperanzadas con <strong>niños</strong> nodeseados puede resultar extremadamente difícil. Enalgunos casos, esto se debe a que el niño no cumple <strong>los</strong>altos estándares de <strong>los</strong> padres potenciales o no satisface<strong>los</strong> deseos de <strong>los</strong> mismos; en otros casos, las agencias degobierno se han visto forzadas a ser muy cuidadosas a finde proteger a sus clientes de operaciones ilegales. Peroestá claro que se necesita tomar medidas radicales paraAdopción114


hacer que la adopción sea más fácil y económicamentemenos gravosa, mientras se mantienen las regulacionesde seguridad.Aun cuando la adopción se concrete, criar a unniño adoptado no es fácil. Muchos de estos <strong>niños</strong> sonvíctimas de abuso y negligencia, o las circunstanciasde su nacimiento les han dejado cicatrices en el almay el espíritu. El<strong>los</strong> podrían tener también problemasmédicos o problemas psiquiátricos subyacentes.Aun así, el<strong>los</strong> deben ser recibidos con amor incondicional.Ya hace cien años atrás, el pastor alemánBlumhardt ofreció su consejo que todavía sigue siendooportuno:Cualquiera que adopte <strong>niños</strong>, tendrá que aceptar<strong>los</strong>con toda su ingratitud, o no le irá bien. Adoptar <strong>niños</strong>y esperar que estos lo agradezcan es antinatural. Los<strong>niños</strong> nunca demuestran especial agradecimiento haciaaquel<strong>los</strong> que <strong>los</strong> vistieron y <strong>los</strong> alimentaron, solamentedemuestran amor tal cual lo hacen <strong>los</strong> <strong>niños</strong>. El<strong>los</strong> danpor sentado de que no <strong>los</strong> dejaremos desnudos o conhambre y que no haremos lo mínimo si podemos hacerun poco más. Y el<strong>los</strong> sentirán que tienen derecho a esto,quienquiera sea el que <strong>los</strong> cuide.Adopción115


Muchas personas que adoptan <strong>niños</strong>, sin embargo,piensan que estos <strong>niños</strong> deberían mostrarles agradecimiento,ya que el<strong>los</strong> podrían sentirse impresionados porel hecho de que personas que no les deben nada, <strong>los</strong> hanacogido por compasión. Pero es precisamente así comono se sienten, por lo tanto no deberíamos demandaresto de el<strong>los</strong>.Áma<strong>los</strong> sin esperar gratitud, aun cuando te causenproblemas; tendrás que aceptar<strong>los</strong> con sus travesuras.El<strong>los</strong> lo sentirán y te amarán por ello, pero sin palabras.Muchas veces se les da a <strong>los</strong> <strong>niños</strong> adoptivos todo loque necesitan pero sin amor, y aun con palabras, es asícomo se les hace sentir. Esto <strong>los</strong> lastima profundamentey puede incluso despertar odio en sus corazones…Los <strong>niños</strong> adoptados no quieren tener menos privilegiosque <strong>los</strong> <strong>niños</strong> con quienes viven. Estos <strong>niños</strong> tienenuna mirada aguda y si ven diferencias, esto <strong>los</strong> lastimaráterriblemente. ¿A qué se debe esto? Son simplemente<strong>niños</strong>, y no ven por qué un niño debería tener másque otro.Si adoptan <strong>niños</strong>, adópten<strong>los</strong> por completo, detal modo que puedan ser libres para ser simplemente<strong>niños</strong> y puedan demandar de ustedes, todo lo quedemandan <strong>los</strong> <strong>niños</strong>.Haríamos bien en recordar lo que dijo Jesús: «El quereciba a un niño como éste en mi nombre, a mí meAdopción116


ecibe» (Mateo 18:5). Ciertamente, esta maravil<strong>los</strong>apromesa se aplica a <strong>los</strong> padres adoptivos a cada parejaque recibe a un niño en su hogar.Adopción117


18Los <strong>niños</strong> y el pecadoSi decimos que no tenemos pecado,nos engañamos a nosotros mismos, y la verdadno está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados,El es fiel y justo para perdonarnos <strong>los</strong> pecadosy para limpiarnos de toda maldad.1 Juan 1:8–9


Los <strong>niños</strong> y el pecadoA pesar de la inclinación pecaminosa decada ser humano, <strong>los</strong> <strong>niños</strong> están más cerca de Dios delo que lo estamos nosotros, y si alguien entrará al reinode <strong>los</strong> cie<strong>los</strong>, serán el<strong>los</strong>. Pero es un error ver a <strong>los</strong> <strong>niños</strong>como buenos por naturaleza, ver todo lo que hacencolor de rosa y justificarlo como propia de la infancia.Debemos recordar que cuando <strong>los</strong> <strong>niños</strong> hacen algomalo, el<strong>los</strong> no siempre hacen cosas malas de la maneraen que <strong>los</strong> adultos las haríamos. Pero aun así, no escorrecto pensar que el<strong>los</strong> no son susceptibles al pecado.Sí lo son, y deben ser ayudados para que puedan elegirlo bueno sobre lo malo una y otra vez. Debido a que susvoluntades son aún completamente libres, no se debepermitirles que sean presa del mal sino que deben serconquistados para el bien.La dureza y la crueldad de cualquier índole siempreson malas, pero también lo es el permisivismo. Por lotanto, la disciplina y el castigo son necesarios aunqueLos <strong>niños</strong> y el pecado121


en dependencia de una relación de amor y confianza.Si amamos a Dios y queremos guiar a nuestros <strong>niños</strong> aél, encontraremos la «sal» bíblica que exige el amorverdadero.Independientemente de que tan pequeño sea el niño,siempre puede aprender a disculparse después de haceralgo malo, y hacerlo sinceramente. Lleva toda una vidaaprender la humildad, y <strong>los</strong> padres que no inculcan estoa sus hijos cuando son pequeños, descubrirán que esmucho más difícil cuando ya son mayores. De ahí elrefrán: «Hijos pequeños, problemas pequeños; hijosgrandes, problemas grandes», no debería ser despreciadocomo un viejo cliché; <strong>los</strong> padres que conquisten laobstinación a <strong>los</strong> tres años, estarán muy por delante deaquel<strong>los</strong> que esperen para abordar el mismo problemaen un adolescente.Algunas veces el mal comportamiento es un clamorpor atención o una reacción a la falta de amor. En estoscasos, no deberíamos apresurarnos a sacar conclusioneso asumir que el niño está consciente de que hizo algomalo. Los <strong>niños</strong> son el centro de su pequeño universo;el<strong>los</strong> ven el mundo a su alrededor desde su perspectiva.Cuando toman alguna cosa para sí mismos conLos <strong>niños</strong> y el pecado122


mucho entusiasmo, no es porque sean egoístas, sinoporque quedaron cautivados por ella. Este hechonatural de centrarse en el<strong>los</strong> mismos no es malo ensí mismo. De igual forma, se debe ayudar a <strong>los</strong> <strong>niños</strong>conforme crecen a ver más allá de el<strong>los</strong> mismos.Cuando <strong>los</strong> <strong>niños</strong> presumen o lastiman a otros, ocuando mienten o roban, es tentador culpar<strong>los</strong> solo ael<strong>los</strong>, pero <strong>los</strong> padres sabios, también se mirarán a símismos y se preguntarán qué hay en el<strong>los</strong> que puedehaberles conducido a este comportamiento. Blumhardtaconseja que volvamos la espada hacia nosotros mismosy que cortemos el pecado en nuestros corazones; elpecado podría haber resurgido en nuestra descendencia.Habría que ayudar a <strong>los</strong> <strong>niños</strong> que son ce<strong>los</strong>os o peleadoresa resolver sus diferencias de una manera positiva.Los <strong>niños</strong> tienen además una asombrosa capacidadde compasión, y nuestro enfoque principal deberíaser afirmar esta capacidad y no luchar contra sus inclinacionesegoístas. De este modo, el<strong>los</strong> empezarán acomprender el significado de <strong>los</strong> dos grandes mandamientos:«Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón,y con toda tu alma, y con toda tu mente», y «Amarása tu prójimo como a ti mismo» (Mateo: 22:37–39).Los <strong>niños</strong> y el pecado123


Para el<strong>los</strong> es <strong>importan</strong>te además, aprender que enla vida no hay igualdad de condiciones, que ésta noes «justa». Aquel<strong>los</strong> que puedan aceptar esto a unatemprana edad, estarán mejor equipados para manejarlas crueldades de la etapa adulta. Aun así, no debemosignorar <strong>los</strong> efectos de la personalidad de un niño y sulugar en la familia y la clase. ¿Es él o ella la mayor o elmayor? ¿El menor o la menor? No muestre favoritismo,y recuerde que la generosidad se enseña mejor con elejemplo y no a través de largas exposiciones.Frecuentemente el bochorno o la vergüenza puedencausar que <strong>los</strong> <strong>niños</strong> evadan alguna cosa contando unamedia verdad. Si el<strong>los</strong> realmente tienen miedo de lasconsecuencias de lo que han hecho, podrían decir unamentira completa. Esto no debería sorprendernos. Detodos modos, si un niño ha sido deshonesto, es <strong>importan</strong>teestablecer <strong>los</strong> hechos y luego ayudarlo a enfrentar<strong>los</strong>y enmendar<strong>los</strong>.Si piensa que un niño está mintiendo pero no estáseguro, no lo presione hasta que confiese. El tratar deatrapar al niño «en el acto mismo» o investigar todos<strong>los</strong> motivos posibles causa un gran daño; debilita laautoestima y destruye la confianza. Simplemente hagaLos <strong>niños</strong> y el pecado124


saber al niño que está descontento con la situación ydeje la puerta abierta para arreglar el asunto con franqueza,más adelante. Los <strong>niños</strong> casi siempre respondena esta sugerencia y podrían inclusive despertar a suspadres en medio de la noche para admitir una mentiraporque les remuerde la conciencia. Cuando la verdadsalga a luz, apláude<strong>los</strong> por haber puesto un punto final,y perdóna<strong>los</strong> como Jesús mismo nos ordenó: «Si tienenalgo contra alguien, perdónenlo, para que también suPadre que está en <strong>los</strong> cie<strong>los</strong> les perdone a ustedes susofensas» (Marcos 11:25; Reina Valera Contemporánea).Las preguntas infantiles sobre las diferencias entrelas personas deben responderse sencillamente, pero lamofa, la falta de respeto y la burla, deben ser siempreconfrontados; lo que comienza como una irreverenciahacia otras personas, puede rápidamente convertirseen irreverencia hacia Dios. Por esta razón, poner sobrenombresa las personas, burlarse de ellas, así comoimitar su forma de ser y sus características físicas, nodeberían pasarse por alto.Al igual que el pecado sexual, la indecencia nuncadebería ser ignorada, pero la dureza y el moralismopueden causar un daño enorme e irreparable. Los <strong>niños</strong>Los <strong>niños</strong> y el pecado125


pasan por períodos de curiosidad sexual, y nosotros nodeberíamos nunca proyectar nuestras perversiones deadultos sobre el<strong>los</strong>. El<strong>los</strong> harán preguntas sobre sexo y suscuerpos, a las cuales nosotros deberíamos responder conla verdad y sin vergüenza, pero sin ofrecer más informaciónde la que han solicitado.Si el niño ofende en el área sexual, <strong>los</strong> padres deberíanapelar a la conciencia, ayudando al niño a escogerlo bueno sobre lo malo. Debido a que el niño instintivamentesiente que lo que hizo está mal, él podría mentiracerca de ello. Aun así, <strong>los</strong> padres deberían ser muycuidadosos de no magnificar el asunto. El<strong>los</strong> deberíandeterminar que es lo que sucedió en realidad, disciplinaral niño y seguir adelante. Preguntas e interrogatoriosextensos solo atraerán la atención al área sexual ycargarán aún más al niño.Mis padres, <strong>los</strong> cuales trabajaban como maestros,nunca se cansaban de enfatizar que gran injusticia esetiquetar a <strong>los</strong> <strong>niños</strong> o adolescentes por sus fechorías.El<strong>los</strong> advertían contra sacar conclusiones acercadel carácter del niño y su futuro desempeño, y hacíanhincapié en una perspectiva constructiva que ayude alniño a encontrar nuevos intereses.Los <strong>niños</strong> y el pecado126


Dada la desconcertante amplia gama de métodosde crianza de <strong>niños</strong> promovidos hoy día, ¿En cuálde <strong>los</strong> buenos consejos deberían confiar <strong>los</strong> padres?Benjamin Spock, cuyos libros influenciaron a unageneración entera, sugerió que <strong>los</strong> padres sabenmás de lo que el<strong>los</strong> piensan, y que el<strong>los</strong> deben confiaren <strong>los</strong> instintos y habilidades que Dios les dio.En cierto grado, él tenía razón: necesitamos confiaren nuestro propio juicio si vamos a ser padres efectivos.Pero la paternidad va más allá de métodos y técnicas,y ahí es donde entra Dios. En la búsqueda de lamejor respuesta para sus <strong>niños</strong>, <strong>los</strong> padres humildessiempre se dirigirán a él en oración primero.Llegar a la conclusión que un niño no tiene esperanzay rendirse, demuestra falta de amor y fe. Si verdaderamenteamamos a nuestros <strong>niños</strong>, nunca levantaremosnuestras manos en desesperación. Aun al final del día másduro, no podemos perder el gozo de tener<strong>los</strong>, sino quedebemos creer que el poder de Cristo para sanar y redimirestá allí para el<strong>los</strong> tanto como lo está para nosotros.Los <strong>niños</strong> y el pecado127


19Construyendo el carácterNosotros que somos del día, por el contrario,estemos siempre en nuestro sano juicio, protegidospor la coraza de la fe y del amor, y por el cascode la esperanza de salvación.1 Tesalonicenses 5:8Nueva Versión Internacional


Construyendo el carácterVivimos en un tiempo en el cual casi todo lo quenuestros padres y abue<strong>los</strong> nos han enseñado acerca deDios es menospreciado. Esto se ve en la mayoría de lasescuelas públicas, donde <strong>los</strong> profesores cada vez tienenmás miedo de enseñar a sus alumnos lo que el<strong>los</strong> verdaderamentecreen y donde la fe ha pasado a un segundoplano ante <strong>los</strong> dioses modernos de la tolerancia y laneutralidad.Mientras maestros y pastores de décadas pasadaspodían defender abiertamente <strong>los</strong> ideales de la decencia,el trabajo esforzado y la fe; aquel<strong>los</strong> que promovemos <strong>los</strong>mismos valores hoy día, corremos el riesgo de ser rotuladoscomo intolerantes o acusados de crímenes de odio.Y el temor de la junta escolar y de <strong>los</strong> padres llega a talpunto que bordea lo ridículo: un profesor en Californiafue recientemente censurado por responder a un estornudocon el antiguo «Dios te bendiga», y una escuelaConstruyendo el carácter131


secundaria en Rhode Island ha sido forzada a cubrir lapared de un gimnasio que tenía una oración que exhortaa <strong>los</strong> alumnos a honrar a sus maestros y a cultivar susmentes y corazones al igual que entrenan sus cuerpos.Como orador y escritor que ha trabajado en el ámbitode resolución de conflictos por muchos años, he habladoante innumerables estudiantes de escuelas y colegiossecundarios de la ciudad de Nueva York y sus alrededores.Recientemente he experimenté por mí mismoesta reacción en una escuela media y suburbana, cuandome pidieron que me retirara, en medio de una reuniónmatutina, porque había incluí a Dios en la ecuación.¿Pero cómo podemos enseñar a <strong>los</strong> <strong>niños</strong> alguna cosasensata cuando se nos ha dicho que debemos dejar a Diosfuera? ¿Cómo podremos alguna vez enseñar valores sicuestionamos la superioridad de lo bueno sobre lo malo,el brillo de la luz sobre la oscuridad, o la calidez del amorsobre el odio?Hay un sentir generalizado de que si nos paramosfirmemente en nuestras creencias, podemos lastimara alguien que no las comparte. Ciertamente, yo nodefiendo la intolerancia de las creencias o conviccionesde otras personas, ni el imponer mis creenciasConstruyendo el carácter132


personales arrinconando a otros. Al mismo tiempo,estoy seguro de que, debido a que muy pocos de nosotroshemos tenido que mantenernos firmes en lo quecreemos, nos hemos vuelto débiles. No solo nuestros<strong>niños</strong>, sino nosotros mismos hemos perdido el coraje yla convicción que provienen de haber sido probados.¿Cómo pueden <strong>los</strong> padres criar hijos con una moralfirme, <strong>niños</strong> que sean capaces de mantener sus conviccionescuando crezcan? En primer lugar, debemosinculcar a <strong>los</strong> <strong>niños</strong> un sentido de valor moral que setraduce en una actitud de confianza, determinación yperseverancia. En su libro Freedom from Sinful Thoughts(Libertad de pensamientos pecaminosos), mi padreescribe cómo la actitud de una persona ante las dificultadesque enfrentan en la vida determina su bienestaremocional. Esto es igual de cierto para <strong>los</strong> <strong>niños</strong>. El<strong>los</strong>deben aprender a adoptar una actitud agresiva ante lafrialdad, el acaloramiento, la fatiga, la apatía y la indulgencia,si van a lidiar alguna vez con miedos, heridas ydecepciones.Los <strong>niños</strong> necesitan aprender a ser valientes; nopueden romper en llanto ante cada insulto o burla.El<strong>los</strong> deben aprender a resistir la presión de grupo y laConstruyendo el carácter133


humillación de ser despreciados por sostener una ideaque no es popular. Y deben darse cuenta que la humildadno es menos vital para construir el carácter que la habilidadde pensar por uno mismo. Requiere coraje sostenerun punto de vista opuesto dentro de una multitud, peroexige tanto o más coraje reconocer <strong>los</strong> errores cometidoso admitir una derrota cuando uno está equivocado.Está claro que la formación del carácter solo empiezaen la infancia y debe continuar durante toda la vida. Perosi <strong>los</strong> padres establecen un fundamento firme para sushijos en el hogar, el<strong>los</strong> no serán decepcionados. FriedrichWilhelm Foerster, un escritor y educador alemán dice:Un niño es educado, no por sostener largas charlas sobregrandes temas, sino por enseñarles pacientemente arealizar las más pequeñas y ordinarias tareas apropiadamente.El carácter es formado a través del entrenamientoen las cosas pequeñas y rutinarias, en la sala y no en lacorriente del mundo.La fortaleza del carácter de un niño (o la falta de este)estará conectada con su disposición a sufrir por elbien de una convicción. Dada la libertad religiosa quegozamos hoy en día, a algunos lectores puede parecerlesextraño traer siquiera a colación esta cuestión. PeroConstruyendo el carácter134


como uno que ha experimentado por sí mismo la eraMcCarthy, sé que las cosas pueden cambiar muy rápidamente.A lo largo de la historia, y hasta <strong>los</strong> días presentes,<strong>los</strong> seguidores de casi todas las religiones e ideologíashan tenido que soportar oposición.Cuanto antes nuestros <strong>niños</strong> se den cuenta de que eldiscipulado significa sufrimiento y dificultades, mejorequipados estarán. Yo todavía recuerdo una historiaverdadera que mis padres me contaron cuando era niño,acerca del hijo adolescente de un molinero austriaco delsiglo XVI, quien fue ejecutado porque se rehusó a retractarsede sus creencias «heréticas».Debemos tener cuidado de no cargar al niño conpreocupaciones acerca del futuro. Al mismo tiempo noles hará daño hacerles pensar desde ahora, en cómo undía, tendrán que defender sus creencias.Christoph Blumhardt escribió que su padre no escatimópalabras para hablar a sus hijos de lo que estopodría significar:Él nos reunía regularmente para orar y leer la Biblia yhablar sobre la persecución que podría esperarse paraaquel<strong>los</strong> que confiesan el nombre de Jesús. Yo sentía unestremecimiento recorrer todo mi cuerpo cuando al finalConstruyendo el carácter135


él exclamaba con gestos vívidos: «¡Hijos, que les cortenla cabeza antes de que nieguen a Jesús!». Esta educacióndespertó lo bueno en mí a temprana edad.Jesús no nos prometió a sus seguidores buenos tiempos.Cuanto mayor es nuestra fe, mayor es la oposición quetenemos que enfrentar a causa de ella.Construyendo el carácter136


20Consideración hacia otrosNo hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien,con humildad consideren a <strong>los</strong> demás como superioresa ustedes mismos. Cada uno debe velar no sólopor sus propios intereses sino tambiénpor <strong>los</strong> intereses de <strong>los</strong> demás.Filipenses 2:3–4Nueva Versión Internacional


Consideración hacia otrosEl poner sobrenombres y burlarse ha existidodesde que existen escuelas y <strong>niños</strong>. Pero este problemaha dado un sórdido giro con la llegada de <strong>los</strong> mensajesinstantáneos y el internet.Hoy día, el acoso cibernético se ha convertido en unade las armas más perniciosas en las manos de jóvenesadolescentes; muchos miembros de la policía que sirvenescuelas me han dicho que ésta es, de lejos, una de laspeores formas de acoso que han visto. Es quizás tanmortífero porque funciona a solas y en silencio y dañaprofundamente la psiquis del alumno.El acoso, no solo es un problema social sino tambiénmédico. Es sabido que las víctimas sufren síndromede estrés post-traumático, pesadillas, comen demasiadoo comen poquito y ha aumentado la tasa de suicidios,especialmente en adolescentes del sexo femenino.Y <strong>los</strong> efectos del acoso a esta edad de la formaciónConsideración hacia otros139


pueden durar toda la vida; no es solo un rito inofensivode iniciación o una parte del crecimiento.El acoso a adolescentes homosexuales, o que la gentepiensa que podrían ser homosexuales, constituye tambiénun problema. Independientemente de lo que podamossentir sobre el estilo de vida de alguna persona, nuncaes correcto maltratar o marginar a alguien simplementeporque es diferente. De hecho, mi padre advertió que«el asesinato del alma» es igual de criminal que el asesinatomismo. Es precisamente el adolescente que llamala atención (o aquel que se mantiene retraído) quenecesita nuestro amor y estímulo positivo. Si tomamosel tiempo y hacemos el esfuerzo, siempre encontraremosalgo en común y una manera de relacionarnos.El odio hacia las personas de diferente raza, coloro cultura, no es distinto. Éste es también algo aprendido.Si se les deja a <strong>los</strong> <strong>niños</strong>, el<strong>los</strong> jugarán felicesjuntos ignorando cualquier diferencia en el color de lapiel. Cuando vayan creciendo, naturalmente comenzarána notar las diferencias, pero aún entonces, eltomar conciencia de ello nunca será un problemade odio o prejuicio. El racismo está presente soloConsideración hacia otros140


en <strong>los</strong> <strong>niños</strong> cuya conciencia y sensibilización hansido distorsionadas por <strong>los</strong> adultos de su entorno.Siempre que surge cualquier forma de racismo,debemos dirigir a nuestros <strong>niños</strong>, y a <strong>los</strong> demás,lejos de las tonterías de las ideas humanas acerca delcolor, clase y cultura. Lo más <strong>importan</strong>te: debemosbuscar el amor de Dios, quien nos creó a nosotroscon todas nuestras diferencias, y debemos demostrara nuestros <strong>niños</strong> con palabras y hechos queestamos comprometidos a luchar por la justicia y lahermandad entre <strong>los</strong> hombres y mujeres de la tierra.Es relativamente fácil criar <strong>niños</strong> que sean corteses ytengan buenos modales, pero es mucho más difícil inculcarlesuna genuina sensibilidad hacia el punto de vista ynecesidades de <strong>los</strong> otros. La verdadera consideración vamucho más allá de una cuestión de modales. Significaamar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.Significa ver lo que hay de Dios en la otra persona.Hay muchas maneras de alentar a <strong>los</strong> <strong>niños</strong> en esesentido. El<strong>los</strong> pueden comprar flores para un abuelo,cocinar galletas para el cumpleaños de un amigo, ovisitar a un vecino solitario. Conforme aprenden a verConsideración hacia otros141


más allá de sus pequeños mundos, descubren la satisfacciónde traer gozo a otros.En su novela Los hermanos Karamazov, Dostoievskinos recuerda que la sensibilidad de <strong>los</strong> <strong>niños</strong> es tangrande que podemos modelar sus actitudes sin siquierasaberlo y que nuestras lecciones más efectivas serán enseñadascon el ejemplo:Cada día y cada hora, procura que tu imagen sea lacorrecta. Tú pasas al lado de un niño pequeño, pasas,llevando rencor, palabras desagradables, con un corazónlleno de ira. Tal vez no estés consciente de la presenciadel niño, pero él te ha visto, y tu imagen inapropiadae indigna puede permanecer en su corazón indefenso.Tú no lo sabes, pero pudiste haber sembrado una malasemilla en él, y ésta podría crecer, y todo porque nodesarrollaste en tu interior un amor activo y activamentebenevolente.Consideración hacia otros142


21AdolescentesA <strong>los</strong> jóvenes, exhórta<strong>los</strong> a ser sensatos.Con tus buenas obras, dales túmismo ejemplo en todo.Tito 2:6–7Nueva Versión Internacional


AdolescentesEn un mundo que parece cada vez más corrompidocada día, puede ser abrumador pensar conducir anuestros hijos a través de <strong>los</strong> escabrosos años de la adolescencia.Pero si nosotros hemos establecido una relaciónde honestidad y confianza con el<strong>los</strong> desde el principio,tendremos una base sólida para avanzar y será imposiblepara nuestros hijos resistirse a nosotros.Muchos <strong>niños</strong> se deslizan tranquilamente durantesus primeros años, sacando <strong>los</strong> cuernos solo cuando sonadolescentes. Pero <strong>los</strong> padres que esperan hasta que seproduzca un conflicto en la casa podrían conseguir soloobediencia externa y no el respeto necesario para resolverproblemas como la mentira, la impureza sexual, la burla,y el robo.Algunos jóvenes simplemente pasarán por períodosmás difíciles durante su desarrollo que otros. Porello, debemos tener cuidado de no ser muy severosal juzgar<strong>los</strong>. Pero aun si tenemos un gran corazón,Adolescentes145


no podemos pasar por alto el pecado, especialmentecuando involucra sexo. La experimentación sexualpuede dejar cicatrices por vida en <strong>los</strong> jóvenes, y leshacemos un daño cuando lo excusamos como «indiscrecionesjuveniles». En lugar de eso, <strong>los</strong> jóvenes quehan pecado en esta área deben ser guiados hacia el arrepentimientoy la conversión.Esto nunca se alcanza a través de un castigo severoni por persuasión o discusión intelectual. Más bien,debemos proteger y alimentar cualquier llama deconciencia que aún quede, aunque sea pequeña. Mi padresiempre sostenía que si una persona seguía <strong>los</strong> dictadosde su conciencia, no podría seguir viviendo su vida sinponerla en orden. Él comparaba la conciencia con unprofeta del antiguo testamento. Cuando la gente de Israelhacía lo malo, se levantaba un profeta y <strong>los</strong> exhortaba avolver a Dios. Cuando <strong>los</strong> adolescentes mienten, roban,se drogan, se emborrachan o tienen sexo, la concienciade ese niño le dice: «Esto está mal, ahora tienes que sercastigado». La conciencia demanda acción porque Diosdemanda acción. En otras palabras, es un guía, un timón,y nosotros debemos enseñar a nuestros <strong>niños</strong> que no es suenemiga, sino su mejor amiga.Adolescentes146


Inculcar esta conciencia viva no es poca cosa.Debemos preparar <strong>los</strong> corazones de nuestros hijos paraque el<strong>los</strong> se vuelvan una buena tierra para la palabrade Dios. Predicar, sin embargo, no produce esta buenatierra; es más, endurece el corazón. Pero aun así, todos<strong>los</strong> adolescentes pueden entender que el<strong>los</strong> fueronhechos a la imagen y semejanza de Dios, y si el<strong>los</strong>pueden ver esto como un compromiso, como un llamado,una tarea y una responsabilidad, pueden desarrollaruna autodisciplina que les servirá en todas lasáreas. Aquel<strong>los</strong> que aprendan a respetar sus cuerposcomo temp<strong>los</strong>, estarán también mejor equipados pararesistir la tentación del alcohol, las drogas o el sexo.Al igual que nosotros, nuestros hijos fallarán una uotra vez, y en ese momento, debemos recordar que Diosno ha terminado todavía con el<strong>los</strong> como tampoco haterminado con nosotros.Los años de mi propia adolescencia fueron difícilesporque mis padres a menudo hacían largos viajes. Loque me animaba era recordar las historias acerca deJesús que mis padres me habían contado cuando erapequeño. Más tarde, mi esposa y yo criamos ocho hijosque también pasaron por años difíciles. Pero eran lasAdolescentes147


memorias positivas de nuestra niñez, las que nos dieronel coraje para perseverar y tratar de darles a el<strong>los</strong> unabuena niñez.Todos nosotros queremos transmitir nuestros valoresa la siguiente generación, pero a menudo fallamos al nover que son nuestras acciones, y no nuestras palabras, lasque nuestros hijos llevarán con el<strong>los</strong>; que la única cosaque realmente podemos transmitirles a nuestros hijos esuna fe viva. Blumhardt, el pastor alemán del siglo diecinueve,vivió en un tiempo más piadoso que el nuestro,pero aun entonces amonestaba a <strong>los</strong> padres quienes seafanaban por llevar a sus hijos a la iglesia: «En la medidaen que Cristo viva solo en sus Biblias y no en sus corazones,cualquier esfuerzo por traerles a él a sus hijos, seráen vano».En muchos hogares, gran parte del conflicto podríaresolverse si <strong>los</strong> padres estuvieran dispuestos a dejarlibres a sus hijos y no verter sus inquietudes sobre el<strong>los</strong>o presionar<strong>los</strong> con sus planes para el futuro. Mi madre,una maestra, acostumbraba decir a <strong>los</strong> padres: «El mayorperjuicio que pueden hacer a sus hijos es encadenar<strong>los</strong> austedes mismos. ¡Déjen<strong>los</strong> ir!»Adolescentes148


Este consejo puede ser difícil de seguir cuando nuestroshijos tienen un mal comportamiento, son rebeldesy dan la espalda a todo lo que les hemos enseñado.Pero especialmente entonces, es cuando debemos oraren lugar de hablar, y encomendar sus almas a Dios. Ydebemos tener cuidado de no poner mucha culpa sobrenosotros mismos o volvernos amargados y desalentarnos.En vez de eso, debemos creer. San Agustín vivió unavida de pecado cuando era joven, pero su madre Mónicano dejó de orar por él hasta que éste se quebró y se arrepintió.Más tarde, él se convirtió en un pilar de la iglesiay ha influenciado a incontables personas en su búsquedade Dios a través de <strong>los</strong> sig<strong>los</strong>.Aquel<strong>los</strong> que se sienten tentados a desechar unageneración entera por disoluta o degenerada debendetenerse y mirarse a sí mismos: por más que odiemosadmitirlo, nuestros hijos siempre son nuestro reflejo.Los padres de hoy se retuercen las manos, con razón,por <strong>los</strong> mensajes de texto y <strong>los</strong> mensajes de contenidosexual, pero luego el<strong>los</strong> mismos pasan horas en sus teléfonosinteligentes; se horrorizan del material de sexoexplícito que sus hijos e hijas están viendo, pero luegoAdolescentes149


dejan revistas pornográficas esparcidas por toda la casa.No hay duda de que, como padres, podemos y debemosponer reglas acerca de todas estas cosas, pero a la vez,nosotros debemos ser también buenos ejemp<strong>los</strong>.Es un privilegio conducir a <strong>los</strong> jóvenes a Jesús,mostrándoles cuán maravil<strong>los</strong>o es el mundo de Dios apesar de la terrible impureza, corrupción y oscuridadde nuestra era. Y podemos ser alentados y confortadospor las palabras de Santiago: «El que hace volver aun pecador del error de su camino salvará su alma demuerte, y cubrirá multitud de pecados» (Santiago 5:20).Adolescentes150


22ConclusiónPorque somos hechura de Dios,creados en Cristo Jesús para buenas obras,las cuales Dios dispuso de antemano a finde que las pongamos en práctica.Efesios 2:10Nueva Versión Internacional


ConclusiónHace como ochenta años o más que mi abuelodeclaró que «cada niño es un pensamiento de Dios».Esto significa que no podemos ni debemos tratar demoldear a <strong>los</strong> <strong>niños</strong> de acuerdo a nuestros propios ideasy deseos.Pocos padres y educadores siquiera consideran lo queDios tiene en mente para un niño en particular. Pero esDios, y no nosotros, quien creó a nuestros hijos. Él tieneun plan para cada uno, y nuestros hijos se convertiránen el<strong>los</strong> mismos solo si se les permite desarrollarse deacuerdo a la voluntad de Dios.Demasiado a menudo, pensamos en el éxito en términoshumanos, como una carrera renombrada y lucrativao una profesión honorable. Pensamos que leshacemos un favor a nuestros hijos al guiar<strong>los</strong> en esadirección, cuando de hecho, nuestra intromisión en <strong>los</strong>planes de Dios puede dañar sus almas y sofocar su crecimientointerior.Conclusión153


Ayudar a <strong>los</strong> <strong>niños</strong> a descubrir <strong>los</strong> llamados de susvidas es quizás la tarea más dificultosa y desafiante quealguna vez enfrentaremos. Cada niño es único y aun en lamisma familia, las diferencias entre <strong>los</strong> <strong>niños</strong> pueden sersorprendentes. Pero si escuchamos el consejo que Jesúsnos dio, el de buscar primero el reino de Dios y confiarque después de eso todo lo demás se ubicará en su lugar,no seremos decepcionados.Mis padres nunca me presionaron a mí o a mishermanas a dedicarnos a algún ámbito en particular. Enlugar de eso, el<strong>los</strong> trataron de despertar una concienciasocial en nosotros, para llenar las necesidades de lahumanidad. El<strong>los</strong> trataron también de inculcar en nosotrosamor por la humanidad y una compasión que abrazaraa todas las masas y no el enfoque en la salvación deun grupo selecto.Nosotros crecimos durante la Segunda GuerraMundial, y el sufrimiento de Europa estaba constantementeen nuestras mentes y corazones. De hecho, noteníamos la oportunidad de recibir una educación superior,pero nuestros padres aun así insistían en que aprendamosa trabajar duro mentalmente y físicamente. El<strong>los</strong>Conclusión154


sabían que esta base nos serviría para cualquier cosa quetermináramos haciendo.Mis propias esperanzas para el futuro cambiabancontinuamente. Primero quise ser un granjero comomi padre, pero posteriormente él se hizo amigo deun abogado y eso cambió mi manera de pensar. Mástarde, pensé acerca de convertirme en panadero o aunen vaquero. Al final mi familia se mudó a <strong>los</strong> EstadosUnidos y fui a la escuela de negocios. Pero solo permanecíen ese campo por diez años antes de convertirmeen pastor.Por supuesto que todos <strong>los</strong> padres quieren que sushijos brillen. El<strong>los</strong> quieren crédito por haber hechoun buen trabajo al criar<strong>los</strong>, pero nos equivocamos simedimos a la gente por sus títu<strong>los</strong> universitarios, salarioso posiciones. A Dios no le <strong>importan</strong> nada de esas cosas.Él, en cambio, busca almas que deseen estar cerca de él yque anhelen pasar sus vidas aliviando la miseria y el sufrimientode otras personas alrededor de el<strong>los</strong>.Criar a <strong>los</strong> <strong>niños</strong> en ese camino requiere constanteoración y atención. ¿Cómo se relacionan nuestros <strong>niños</strong>con otros? ¿Son sociables y extrovertidos? ¿LloranConclusión155


cuando otros lloran? ¿Pueden regocijarse cuando otrosson felices?En vez de empujar a nuestros hijos a la autopista académica,debemos enseñarles la oración de San Francisco,cuyas obras son recordadas casi 800 años después desu muerte. Esta es la oración que nos salvará y salvará anuestros <strong>niños</strong>:¡Señor, hazme un instrumento de tu paz!Que donde hay odio, ponga yo amor;Donde hay ofensas; perdónDonde hay duda, fe;Donde hay desesperación, esperanza;Donde hay oscuridad, luz;Y donde hay tristeza, alegría.Oh divino Maestro;Concédeme que no busque tantoSer consolado, como consolar;Ser comprendido, como comprender;Ser amado, como amar;Porque es dando como se recibe,Es perdonando como se es perdonadoY muriendo como se resucita a la vida eterna.Conclusión156


Otros libros de Johann Christoph ArnoldUn llamado a la purezaEl sexo, el matrimonio y DiosJohann Christoph ArnoldPrólogo por la Madre TeresaArnold va a la raíz de <strong>los</strong> bien conocidos problemas causados por el abusode la intimidad sexual y la destrucción de la familia: la falta de una fe activaen Dios. Nos muestra el sufrimiento que se perpetúa cuando se cae presa delas incontables tentaciones que nos rodean. Al mismo tiempo ofrece palabrasde aliento a <strong>los</strong> descorazonados o fracasados. Un llamado a la pureza lesayudará a sanar y comenzar de nuevo.John Cardenal O’Connor, Arzobispo de Nueva YorkExalta el don del verdadero amor…Es un mensaje de enorme <strong>importan</strong>ciapara nuestro tiempo.Patricia Lehmann, Pastoral Familiar, Diócesis de Orange, CAEs un libro <strong>importan</strong>tísimo para <strong>los</strong> adolescentes, que debe ser incluido enla Educación Religiosa y en la Pastoral Familiar.Javier Castillo, Pastoral con Adolescentes y Jóvenes,Diócesis de Orange, CAEn verdad estoy sorprendido por este ejemplar adaptado a la comunidad latina.Es un gran material de educación sexual y espiritual para <strong>los</strong> adolescentes. Sinduda que lo recomendaremos en nuestros programas y servicios.Para ordenar o descargar gratis un libro electrónico,visite www.plough.com.


Otros libros de Johann Christoph ArnoldSetenta veces sieteReconciliación en nuestra sociedadJohann Christoph Arnold¿Por qué perdonar? El lector se encontrará con hombres y mujeres quienesconocen por experiencia propia lo <strong>importan</strong>te que es el perdón, y la pazinterior que trae consigo. No todas las historias acaban bien, y Arnold nolas disfraza. Expone, entre otros problemas, el no perdonarse a sí mismo,la tentación de acusar a Dios, y la angustia de no poder perdonar por másque se deseara. Lea este libro y sabrá porqué perdonar setenta veces sietees de <strong>importan</strong>cia vital.Dr. Ediberto López, Seminario Evangélico de Puerto RicoArnold demuestra que el oprimido no haría más que colaborar con su opresorsi dejara que el recuerdo de sus sufrimientos determine el resto de su vida. Elperdón es un poder humanizador. Gracias por esta joya espiritual.Piri Thomas, autor de En estas calles bravasLa prisión más cruel es la prisión de la mente y del espíritu. En verdad, hay unagran potencia en perdonar a otros, igual como hay potencia en perdonarsea uno mismo.Miguel Arias, redactor de ¡Gracias!Un libro ideal… sobre todo para aquel<strong>los</strong> ministros litúrgicos que preparanliturgias de reconciliación en <strong>los</strong> grupos parroquiales y en las escuelas. Lasnarraciones se han inspirado en las vidas de personas reales, enriquecidascon la gracia del perdón.Para ordenar o descargar gratis un libro electrónico,visite www.plough.com.


Otros libros de Johann Christoph ArnoldEn busca de pazApuntes y conversaciones en el caminoJohann Christoph ArnoldPrólogo por el Obispo Emérito Samuel Ruiz GarcíaPara quienes están hartos de la papilla espiritual servida hoy día en las vidrierasde tantas librerías, En busca de paz resultará comida fuerte y sana. Arnoldno nos bombardea con recetas espirituales ni hace promesas ilusorias, sinoque nos dice, sin ambages, lo que exige de nosotros la verdadera paz, queva más allá de la satisfacción de realizarse a sí mismo. Pero quien la busca,debe estar dispuesto a hacer sacrificios.Padre Álvaro de Boer, O.P. Comunidad Jesús Mediador,Bayamón, Puerto RicoGracias por enviarme En busca de paz… Es una lectura fascinante en muchosaspectos. Si la experiencia de la iglesia primitiva permea nuestro ser, somosluz para este mundo, no en el sentido intelectual de la palabra… sino en lapráctica del amor hacia <strong>los</strong> demás… La mayoría de las tradiciones cristianasen nuestra parte del mundo nos conducen a conceptos institucionalizadosde la fe… Son sin embargo las paradojas del evangelio las que nos conducenescalonadamente a la vida abundante.Philip Berrigan, <strong>Plough</strong>sharesEn busca de paz, con su lucidez y poder, está al alcance de toda personade buena voluntad. La paz es la característica cardinal de <strong>los</strong> evangelios, y¡cuántas veces se la pasa por alto!Para ordenar o descargar gratis un libro electrónico,visite www.plough.com.


El autorUn notable orador y escritor de <strong>los</strong> temas delmatrimonio, familia, educación y resolución deconflictos, Johann Christoph Arnold es el pastor principalde las Comunidades Bruderhof y es además elcapellán del departamento local del Sheriff. Él ha viajadoextensamente y sus libros se han traducido a más deveinte idiomas.Nació en 1940 a refugiados alemanes, pasó sus añosde juventud en Sudamérica, donde sus padres encontraronasilo durante la guerra; él emigró a <strong>los</strong> EstadosUnidos en 1955.Él y su esposa Verena han estado casados por cuarentay seís. Tienen ocho hijos y cuarenta y dos nietos,pero sienten que cada niño con el que se encuentran essu nieto.

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