News to Thinkers - Edición 6 - Diciembre 2015

Rincón Literario • A ella siempre le gustaron las sorpresas.
A ella siempre
le gustaron las
Sorpresas!
…Siempre pensó que el amor la salvaría,
pero terminó haciendo todo lo contrario,
destruyéndola. Ella estaba tan enamorada,
tan entregada, tan ilusionada con él, que a
veces olvidaba todo lo que hizo, todas aquellas
trampas y juegos mentales que él creó con ella
hasta tal punto en el que llegaba a dudar hasta
de su nombre. Ella supo quién era él realmente
cuando lo vio sacando un cadáver de su casa.
Desde ese día supo que algo extraño ocurría con
él, pero ya estaba tan metida en su vida, que
hasta sus pensamientos estaban confundidos.
Indira dejó la nota que había escrito días antes,
entró por la ventana sin producir ruido alguno
para dejarla a los pies de la cama del que había
denominado ya “su caballero andante.” Luego
de aquello, se dispuso a salir antes de que
llegara y todo su plan se fuera al piso. Ella quería
hacerle saber que podía hacer lo que quisiera,
menos volverla desquiciada.
Mientras se internaba en aquel humedal,
imaginó que él podría mentirle, ir a besarla y
decirle que era lo único que quería, que todo
iba a ser mejor. Pero él no era capaz de sentir,
y no podía hacer nada al respecto. Se recostó
en la hierba mojada para tratar de planear bien
su escape, quería superarlo para no volver a
caer en sus manos. ¿Cómo era posible que él la
hubiera encantado a tal punto de la locura? Él
la supo conquistar. Le había mandado flores,
y hasta escrito una carta, la cuál sacó del
bolsillo de su maleta, donde siempre la llevaba,
decidió que era momento de relajarse y leerla.
Ya que, nunca había creído conveniente leer tan
excelente caligrafía y descubrir el enredo en el
que estaba por meterse:
“Ahora te sientes sola, seguramente eres muy
vulnerable y aunque no lo quieras reconocer, estás
deseando amar y ser amada. Yo te voy a seducir.
Voy a convertirme en ese hombre que tú quieres
que sea. Te colmaré de atenciones, te trataré
como a una reina. Voy a hacerme imprescindible
en tu vida. Seguramente, habrá cosas de mí que no
encajen, pero tu ilusión por sentirte acompañada
las borrará automáticamente de tu mente.
Necesito nutrirme de tus sentimientos para
sobrevivir. Te necesito, sí, pero sólo un tiempo,
hasta que me canse de ti. No es nada personal,
llegará un momento en el que ya no me vas a
interesar más. Y entonces, me convertiré en un ser
irreconocible para ti, pero ya estarás tan apegada
a mí que serás incapaz de reconocer que nunca
te he querido y que sólo has sido para mí, como
el agua para el sediento, y que una vez saciada
la sed, encontraré miles de fuentes más en las
que saciarme. ¡Hay tantas personas necesitadas
de afecto en este mundo! ¿No es gracioso? Para
mí no gracioso ni tampoco difícil. Te explicaré,
una vez me haya librado de ti luego de mentirte,
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