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29 DE ENERO DE 2016<br />
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producto de su saqueo– no solo resultó insuficiente para satisfacer siquiera<br />
medianamente la enorme demanda de alimentos de la población habanera,<br />
sino que quebró de golpe el flujo de éstos, produciendo un mayor<br />
desabastecimiento y, en con<strong>se</strong>cuencia, una nueva elevación de los precios.<br />
Si anteriormente la especulación de "los privados" condujo en alguna medida<br />
a un alza artificial de los precios, la solución oficial la incrementó, al crear una<br />
falsa burbuja de "oferta" que el Estado no es capaz de sostener ni de<br />
producir. La expectativa inicial surgida por el arribo de productos menos<br />
costosos a las tarimas de los agromercados <strong>se</strong> disipó rápidamente al dejar<br />
tras de sí las mismas carencias y mayores costos de los alimentos que los que<br />
<strong>se</strong> proponía "combatir" con este golpe de efecto.<br />
Como es habitual, los diputados cubanos hicieron de caja de resonancia del<br />
Palacio de la Revolución, apuntando a las con<strong>se</strong>cuencias y no a las causas de<br />
la crisis alimentaria en Cuba. Sin embargo, uno de los factores que más<br />
profundamente ha afectado en la producción agrícola y en la distribución de<br />
los alimentos ha sido la cadena de impagos del <strong>se</strong>ctor estatal a los<br />
productores y los incumplimientos de sus empresas de transportación y<br />
acopio.<br />
Por otra parte, el Estado asigna muy bajos precios a la producción de los<br />
campesinos privados, aunque no les garantiza <strong>se</strong>millas, insumos, plaguicidas,<br />
fertilizantes ni los instrumentos de trabajo. En con<strong>se</strong>cuencia, los productores<br />
prefieren negociar directamente con los intermediarios privados a fin de<br />
obtener las ganancias por su labor.<br />
Miguel tiene 72 años, vive en la actual provincia de Artemisa y era todavía un<br />
adolescente cuando "la Revolución" le entregó un trozo de tierra a su padre,<br />
en 1960, que más adelante heredó él. Ellos nunca quisieron trabajar en<br />
cooperativa, así que hasta hoy Miguel sigue sacándole frutos a su "finquita"<br />
por sí solo, o con la ayuda de su sobrino. Eventualmente, cuando es<br />
necesario, contrata uno o dos peones para trabajar en su tierra, a los que<br />
paga 200 pesos (CUP) diarios. "Al día de hoy nadie te trabaja la tierra por<br />
menos que eso", a<strong>se</strong>gura.<br />
Uno de los factores que más ha afectado en la producción agrícola y<br />
en la distribución de los alimentos ha sido la cadena de impagos del<br />
<strong>se</strong>ctor estatal a los productores y los incumplimientos de sus<br />
empresas de transportación y acopio<br />
Hace cuatro años, animado por los aires "reformistas" que soplaban, Miguel<br />
decidió firmar un contrato con el Estado. Debía producir una cantidad fija de<br />
viandas y hortalizas, y cobraría por ello un pago que le pareció razonable. El<br />
contrato garantizaba además el transporte de sus producciones desde el surco<br />
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