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De gran relevancia es el retrato con el traje de
capitán general de los ejércitos del sur, realizado
por desconocido indígena oaxaqueño:
aparece en uniforme de gala, con el bicornio
emplumado bajo el brazo, empuñando un entorchado
bastón. La profusión de los oros (que
resaltan sobre el rojo y el negro del traje y los
oscuros tonos verdosos del fondo) contribuyen
a crear una impresión de marcial esplendor y
autoridad, en una suerte de contrapunto cromático
ante los vigorosos rasgos faciales del
modelo. 18
La pintura se acompaña de la inscripción: “R to .
del Exmo. D n . José María Morelos Capitán General de
los Exercitos de America Vocal de su Suprema Junta
y Conquistador del Rumbo del Sud”; la efigie contenida
dentro de un óvalo lo representa en su rango
y posición militar, de alguna manera trae a la mente
las soluciones pictóricas del siglo XVIII.
En la Nueva España se atendió a las normas
que exigían una obra bien ejecutada, como sucede
con el mencionado retrato, una composición de
mesura y buen equilibrio, hermoso colorido y asunto
adecuado y digno. La figura del caudillo está
bien iluminada, la luz máxima se reparte entre el
rostro y sobre los oros, el héroe mira tranquilo al
espectador.
A esos retratos iniciales se suma la litografía
realizada por Claudio Linati 19 incluida en su revista
El Iris del 8 de abril de 1826. En esa edición igualmente
se comenta el retrato del prócer, bajo relieve
en cera, por José Francisco Rodríguez. 20 Cercano a
ese tiempo se conoce la acuarela con el Generalísimo
de perfil.
Dos años más tarde (1828), se publica en Bruselas
el trabajo llevado a cabo por Linati, Trajes civiles,
militares y religiosos de México, dibujados del
natural por C. Linati, en donde asevera el litógrafo:
Morelos después de haber dado los grandes
vuelos a la insurrección, de haber organizado
ejércitos, de haberles impreso un movimiento
que le sobrevive, fue envuelto en la misma
traición que entregó a Hidalgo, Matamoros y
Allende al rigor de los españoles. 21
El italiano, conforme al dicho popular, representaba
al caudillo con un lienzo anudado a la cabeza,
para atenuar su padecimiento de migraña y los terribles
cambios climáticos. En la litografía mira a sus
seguidores señalándoles el camino.
La descripción cabal de Morelos está en el
acta del proceso en el Santo Oficio de la Inquisición
(23 de noviembre de 1815). El presidente del
tribunal, Esteban de Pera y Campillo, apunta:
17
Varios de ellos, por su interés
y diversas épocas en las que
se publicaron, se incluyen más
adelante.
4. Anónimo, José María Morelos, ca. 1812.
El dolor de buena parte de la población quedó
expresado en poesías, imágenes, romances, cánticos
y corridos. 17
Aquí, antes de hablar del imaginario de Morelos,
viene a bien traer a colación lo dicho en tiempos muy
pretéritos, “retratar es representar, no solo es copiar
un rostro en un momento dado, sino igualmente
evocar la personalidad entera, es decir, la vida y
profesión del modelo”. Remontándonos aún más,
hasta el siglo XVI italiano, desde entonces quedó
establecida la dimensión esencial entre imitare, “dar
la imagen de alguna cosa”, y ritrare, “dar la copia literal,
trazo por trazo de algún asunto”; si la imitación
resulta ser la comparación entre poesía y pintura,
es dable retomar la célebre fórmula según la cual
“la pintura es un poesía silenciosa, y la poesía una
pintura parlante”.
Por ello no es ocioso decir que los creadores
decimonónicos, en su deseo de apoyar a la historia
recién iniciada, y sintiéndose responsables de traer
a su presente la epopeya casi coetánea, ejecutaron
en una abundantísima producción de caballete la
exégesis de Morelos y los ecos de las escenas bélicas
en las que participó.
5. José Francisco Rodríguez, José Ma. Morelos y
Pavón, ca. 1813.
6. Anónimo, José María Morelos y Pavón, primera
mitad del siglo XIX.
18
Fausto Ramírez, La plástica del
siglo de la Independencia, México,
Fondo Editorial de la Plástica
Mexicana, 2009, p. 19.
19
Claudio Linati fundó la primera
imprenta litográfica de la
República, era un noble italiano
desterrado de su patria dado
sus aventuras políticas. El Iris,
periódico crítico y literario, introducción
María del Carmen Ruiz
Castañeda, Tomo I, edición facsimilar,
México, UNAM-Instituto
de Investigaciones Bibliográficas,
1986, p. XII.
20
Ibid, p. 48.
21
Claudio Linati, Trajes civiles,
militares y religiosos de México,
1828, edición facsimilar de
Miguel Ángel Porrúa, México,
Porrúa, 1979, p. 204.