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67. Hesiquio Iriarte, Cautiverio de Morelos,
ca. 1870.
68. Hesiquio Iriarte, Fusilamiento de Morelos, ca. 1870. Foto: Acervo INEHRM.
69. Santiago Hernández, Degradación de Morelos, ca. 1870.
en La degradación de Morelos, Hernández sigue al
pie de la letra el relato de Lucas Alamán: “Puesto
de rodillas delante del obispo, ejecutó éste la degradación
por todos los órdenes, según el ceremonial
de la Iglesia, Morelos se mantuvo sereno, su
semblante no se inmutó y únicamente en el acto
de degradación se le vio dejar caer unas lágrimas”.
Grabados con momentos relevantes de la vida
y homenajes a Morelos fueron dados a conocer por
La Patria Ilustrada. Grabados, litografías, acciones, retratos,
son también difundidos por El tiempo ilustrado.
La litografía fue el medio para inscribir su imagen
a lado de otros próceres de la Independencia, como
aquella de Agustín de Iturbide y sus ilustres contemporáneos.
No hay que olvidar las tarjetas postales
conmemorativas del primer Centenario de la Independencia,
tal vez una de las que más llegó a la población
fue la titulada 1810 República Mexicana 1910.
Un hombre, José Vasconcelos, es el propiciador
del muralismo mexicano. A través de la Secretaría de
Educación Pública y de la Rectoría de la Universidad
(1920) promueve dentro de una vocación mesiánica
la necesidad de que los artistas mexicanos
se dediquen a ilustrar los movimientos revolucionarios,
para ello llamó a los pintores talentosos
que se encontraban fuera del país. En 1921 regresa
Diego Rivera de Francia, por su parte José Clemente
Orozco, residente en México, se incorpora ese
mismo año al proyecto vasconcelista.
En poco tiempo surgiría un arte nacional profundo,
entre muchas de sus finalidades, la tarea
se llevó a cabo como ejercicio docente para las
masas, para el pueblo en general. Se debería
plantear en los muros el devenir heroico, desde
el movimiento independentista hasta los avatares
coetáneos al creador, sin soslayar por supuesto
la inmersión de esta historia patria en el discurso
universal.
Otros pintores se unirían con entusiasmo a la
tarea, difícil mencionarlos a todos. De su creatividad
dan cuenta las reproducciones parietales que se
incluyen en este libro.
Diego Rivera es quien primero se ocupa de
narrar la historia de México: plasma en la escalera
de Palacio Nacional (1929) a Morelos con su
pañuelo blanco al lado de Hidalgo e Iturbide. Fernando
Benítez expresa que este pintor “es el que
mejor ha entendido nuestra historia, es decir, la ha
entendido tanto que la ha asimilado lo que hasta
70. Anónimo, Agustín de Iturbide y sus ilustres contemporáneos, siglo XIX.
ahora no ha podido lograr ningún profesional de
la historia”.
Continuando con la escalera de Palacio Nacional,
el periodista e historiador está seguro de que
Diego ha creado:
de preferencia “símbolos”, representaciones
de complejos fenómenos… va a surgir con
su tremenda fuerza el retratista. Hidalgo es el
eje del movimiento y el centro del arco… a su
lado está Morelos con una recia mano extendida
sobre el pecho de Hidalgo, simple ademán
que lo convierte en primera figura de esta
escena. En sus ojos brilla el genio, es el verdadero
realizador de la Independencia, el guerrero, el
estadista 50 .
En el antiguo Palacio de Cortés, hoy Museo
Regional, Morelos es personaje protagónico. En el
primer piso, en el arranque de uno de los arcos
50
Fernando Benítez, “Diego
Rivera y su visión de la
Historia de México”, en Elisa
García Barragán, Luis Mario
Schneider, Diego Rivera y
los escritores mexicanos.
Antología Tributaria, México,
UNAM-IIB, 1986, pp. 25-27.