HOMBRE PROFUSO

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Viernes 1 de julio de 2016. El Peruano 6 ENCUENTROS Variedades Desde hace nueve años, a 30 kilómetros del centro de Lima, en el distrito de Puente Piedra, crece un barrio –el Barrio Quijote– que construye su historia sobre la imagen de los sueños del ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha. Allí, niños y niñas se atreven a escribir la vida. El proyecto ‘Quijote para la Vida’, el centro cultural Luis Berger, el grupo Amotape y la Asociación para el Fomento de la Lectura y el Libro impulsan una red de barrios culturales que acompañan a los niños a leer y escribir. Uno de esos experimentos marcados por la creatividad y el arte es el Barrio Quijote, el lugar donde se desarrolla la siguiente historia. Ejemplo. Samuel Cardich abraza la literatura con la misma intensidad con que se aferró a la vida. EL ENCUENTRO En el 2014 comenzó, en estas cálidas calles, el evento cultural El escritor en mi barrio. Su objetivo es promover un encuentro entre el escritor y los lectores para motivar a los niños a abrazar la lectura y la escritura y, a la vez, a valorar a los escritores de las regiones del Perú. En esta oportunidad la expectativa era grande. El escritor Samuel Cardich llegó al Barrio Quijote, donde medio mundo lo esperaba con alegría. El prolíico creador, nacido en Huánuco, visitó la gran Lima cual Quijote de nuestros tiempos: no solo por la calidad de sus obras –más de veinte libros–, sino también por ser un ejemplo de lucha ante la adversidad. Hace unos años le diagnosticaron una terrible enfermedad: un tumor cerebral lo dejó maltrecho. Pese a ello, Samuel abrazó la vida con intensidad. Y a diferencia del Caballero de la Triste Figura, el Quijote huanuqueño vive para seguir contando historias originales, de los Andes y de los pueblos de su tierra natal. De esa experiencia límite surgió Blanco de hospital (2002), un libro de poesía fabulosa, lleno de intenso dolor pero también de esperanza. El autor, como tantas veces, salió airoso, logró catapultar el dolor y convertirlo en obra de arte. Según el crítico literario Ricardo González Vigil, se trata de uno de los mayores aciertos de la poesía peruana: Cardich llegó a Puente Piedra cruzando los Andes, sin caballo y sin escudero, con un libro bajo el brazo, sencillo, amable, apasionado y con las ganas intensas de contarlo todo. Allí lo esperaban decenas de niños y niñas de 8 a 12 años que días antes, de manera colectiva, leyeron sus libros y se contagiaron con la picardía y nobleza de sus personajes: Lito Granito, su amigo Chendo y su amada Carlita, todos ellos personajes de Lito Granito y el duende (Condorpasa, 2013). LOS ACTORES En un primer momento, los niños quieren saberlo todo. Aún no pueden creer que tienen frente a ellos al creador de esos libros que tanto leyeron en los últimos días, conocer su lado más humano y explorar sus inicios como escritor y, antes, como lector. Jorge Silva levanta la mano y pregunta con la franqueza de sus doce años: ¿Cómo se hizo lector? Cardich contesta recordando a su amado Huánuco: “Hace 50 años, en mi tierra, había una biblioteca regional dirigida por Antenor Ríos, que era un pariente muy cercano. Gracias a él, siempre pude llevarme los libros a casa, luego los devolvía e iba sacando otros”. ”Para hacerse escritor, hay que ser primero lector –continúa el poeta–; recuerdo QUIJOTE INSPIRADOR El encuentro presencial entre los autores de historias para niños y sus pequeños lectores es una experiencia crucial para impulsar el hábito de la lectura. El poeta y cuentista huanuqueño Samuel Cardich visitó el Barrio Quijote en Puente Piedra. TEXTO Y FOTO: EDDY RAMOS mucho mis primeros autores: en poesía, Carlos Drumond de Andrade, Elliot, Seferis y Quasimodo, entre otros. En narrativa, Borges, Carpentier”. La audiencia lo sigue con atención. “La historia de Don Quijote de La Mancha la leí hace muchos años, medio siglo atrás, por partes; sin embargo, su inlujo ha estado siempre presente y terminó por brotar en un cuento: El hombre que lo arreglaba todo.” EL ARTE DE ESCRIBIR Los niños y las niñas hacen preguntas sobre el oicio y el arte de escribir: ¿desde cuándo escribes?, ¿cómo es el proceso creativo de tus obras?, ¿en quién te inspiras?, ¿qué importante ha sido para ti la disciplina? Hay preguntas, frases de admiración, rostros de alegría, algo de nostalgia. Es cuando el diálogo se hace intenso. El escritor ha calado en la conianza de los niños y coniesa que, a raíz de su enfermedad, él empezó muy tarde en la educación y la literatura. Culminó sus estudios secundarios a los 28 años, ya adulto, y publicó su primer libro a los 39 años. La pequeña Cielo Ramos toma la posta: ¿Quién ha sido tu primer amor? Samuel contesta con la inspiración del creador innato. Sobre el amor él ha escrito tanto que podría responder durante dos horas continuas y hablar no solo del amor platónico, sino también del sentimiento en todas sus dimensiones: el amor a Huánuco, a la vida, a la naturaleza, al cine que tanto lo inspiró. En el tramo inal, el conversatorio se centra en la fuerza de sus personajes, en sus relatos intensos y en esa facilidad para escribir en prosa o verso y para públicos diversos. En diálogo con Variedades, Cardich explica: “Al comienzo hice poesía por asuntos románticos. Luego intenté escribir una novela sobre Huánuco, pero no tenía la técnica ni la experiencia, así que la abandoné. De allí esperé que mi inclinación por la literatura fuera madurando, al punto que me permitiera publicar libros que no me avergonzaran después de su edición”. Humilde, Samuel es un Quijote en los territorios de la vida.
Variedades Viernes 1 de julio de 2016. El Peruano DEBATE 7 UNA TESIS REFUTADA Una reciente publicación del investigador Pablo Lacoste sobre el supuesto origen chileno del pisco obliga a refrescar argumentos de historia, evidencia geográfica e importantes testimonios de viajeros. El documento de Rodríguez dice ‘Pisco’, con mayúscula, en clara referencia al topónimo. El único lugar con ese nombre estaba en la costa de Ica. TEXTO JUAN C. TALAVERA / FOTO DIEGO CUADROS Con manos gruesas y irmes, un artesano de resuelto vigor da forma a una botija cónica con habilidad milenaria. Su pueblo, descendiente de castas de alfareros prehispánicos, ha sido empleado para hacer estas ánforas con la inalidad de transportar, para la naciente industria del puerto y valle de Pisco, un aguardiente de uva que conserva su sabor virgen de barrica alguna gracias a estos recipientes. ¿Casi 400 años después resulta posible cuestionar la peruanidad del pisco? Pablo Lacoste, un investigador argentino inanciado por el gobierno de la región chilena de Coquimbo ha publicado un libro con el título El pisco nació en Chile. El testamento de 1733 de Marcelino Rodríguez, dueño de la hacienda La Torre, ubicada en el valle chileno de Elqui, registra “tres botijas de Pisco” y, según la tesis esbozada por Lacoste, es la mención más antigua de pisco como nombre propio del aguardiente de uva. El presidente de la Academia Peruana del Pisco, Eduardo Dargent, toma sus lentes y suspira con brevedad, como una reacción inconsciente para un tema que ha sido aclarado más de una vez. La etimología quechua de la palabra pisco es reconocida, acota el experto. Y añade que el documento de Rodríguez dice “Pisco”, con mayúscula, en clara referencia al topónimo. “El único lugar con ese nombre estaba en la costa de Ica desde el siglo XVI. ¡No es extraño que diga ‘Pisco’ cuando hubo dos siglos de exportación del producto!”. En medios internacionales, el investigador argentino aseguró que en Chile había pisco; y en el Perú, solo aguardiente. No hay nada anterior a 1825 que llame pisco al aguardiente peruano. La importancia del puerto de Pisco fue tan poca RAÍCES PROFUNDAS Son diversos los académicos chilenos que reconocen la peruanidad del pisco: Rodolfo Lenz en su Diccionario etimológico de voces chilenas, de 1905; Manuel Antonio Román en su Diccionario de chilenismos, de 1908; y José Toribio Medina en su obra Chilenismos: apuntes lexicográficos, de 1928. –dijo Lacoste– que en el siglo XIX se le cambió el nombre a Puerto Independencia. VILLA DE PISCO Para Dargent, en esta airmación hay una admitida intención de propaganda, y precisa que en 1832 se otorgó a la Villa de Pisco el título de “Villa y Puerto de la Independencia”, algo diferente a cambiarle de nombre, tan así que la Villa de Pisco fue proclamada capital de Chincha en 1868. Además, los testimonios de la época no pueden ser minimizados. En 1814, el viajero William B. Stevenson aseguró, tras su paso por el puerto peruano, que el pisco debe su nombre al lugar donde era hecho. El clérigo Hugh Salvin, en Tema cerrado. El presidente de la Academia Peruana del Pisco, Eduardo Dargent, responde a las afirmaciones del investigador argentino Pablo Lacoste. El pisco es peruano. 1825, y el comerciante Heinrich Witt, en 1828, relatan lo mismo sobre el nombre del aguardiente. La tesis de Pablo Lacoste sostiene que la producción del destilado de uva en Chile data del siglo XVIII y que el Perú comenzó su producción con aguardiente de caña años después, haciéndola pasar por destilado de uva. Dargent opina que es ingenuo pensar que en el comercio de la época no existieron infames adulteradores; pero Bernabé Cobo escribe, en 1625, sobre productos derivados de la vid e incluye al aguardiente. Además, Pedro Manuel ‘El Griego’ (1613) cultivaba uvas y no caña y su registro sobre el destilado de uva es el más antiguo. El libro incluye la primera etiqueta registrada formalmente como marca comercial en Chile, en 1882. Es curioso que en 1880, tan solo dos años antes, el coronel chileno José Domingo Amunátegui apuntara sobre la ocupación de Ica durante la Guerra del Pacíico que en las chacras dedicadas al cultivo de viñas se producía “el famoso pisco”. Tal vez el momento generó el entusiasmo nacionalista para la impresión de esas etiquetas. Sin embargo, el presidente de la Asociación de Productores de Pisco de Chile, Francisco Hernández, considera que su país tiene una tradición de producción en Coquimbo. Al respecto, Dargent observa que Chile admite que son dos productos diferentes. “Si su aguardiente se llamara ‘elqui’, no habría problema. El comentario de Charles Baker es interesante porque, en 1951 los chilenos hablaban de elqui sour y no de pisco sour” explica. En Italia también se produce un destilado de uva y se llama grappa; igual en Bolivia, donde tradicionalmente esa bebida se llama singani. Pero el nuestro es pisco por historia, origen y técnica.
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