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Detrás de
LA ESCENA
La Nube
En su visita al teatro, Argentime ingresó a un galpón con tinglado,
donde unos cincuenta trabajadores se movían entre estructuras de hierro,
empuñando sierras, amoladoras, lijadoras, soldadoras y un router
que plotea madera.
A todo vapor, concentraban sus esfuerzos en Don Giovanni, que en
poco más de un mes será presentada en el Colón. “Hace pocos días,
comenzamos a trabajarla”, confiesa uno de los jóvenes. Aun así, en
apenas una semana arrancarán con la producción a la par del estreno
de Fidelio.
La Nube es el nombre de los dos galpones enfrentados que tiene el
Colón en el barrio porteño de Chacarita, donde trabajan maquinistas,
herreros, carpinteros y utileros. Marcelo, uno de ellos, me enseña cómo
se usa la termoformadora: “El objetivo es recrear paredes con ornamentos.
Los escultores nos dieron unos moldes de yeso que nosotros vamos a termoformar,
o sea, reproducir en plástico para luego estampar”.
Alguna que otra herramienta, insólitamente, también es de producción
propia; por ejemplo, una especie de tobogán que tiene un hierro
para cortar más rápido telgopor.
Un grupo de jóvenes pintores y artesanos teatrales definen con pinceles
los detalles de un libro que parece de oro. Me cuentan que otras
veces hicieron grandes banquetes griegos con goma espuma o replicaron
sobre tela los rombos de arlequines, algo raro de hallar en el mercado
textil.