CONCIERTOS

A instancias de algunos familiares, Serguéi
acudió al consultorio de Nikolái Dahl, que
en poco tiempo lo curó mediante hipnosis.
Revertida la situación, Rachmaninov pudo
encarar nuevamente la composición.
SERGUEI RACHMANINOV: SINFONÍA
NO. 1 EN RE MENOR, OP. 13
Más allá de sus dotes extraordinarias como pianista,
que por sí solas lo habrían hecho merecedor a un
lugar relevante en la historia de la música, Sergei
Rachmaninov aspiraba a trascender también como
compositor. Lamentablemente pocos debuts en el
difícil campo de la sinfonía fueron tan catastróficos
como el suyo. La Sinfonía nro. 1 fue escrita por
Rachmaninov entre enero y septiembre de 1895 y
modificada en 1896 según observaciones de su maestro
Taneyev. Finalmente se fijó fecha para el estreno
en San Petersburgo, en marzo del año siguiente.
Los prolegómenos no eran muy auspiciosos: ni al
director, Alexander Glazunov, ni a Rimsky-Korsakov,
que asistió a algunos ensayos, les interesaba la
obra. Glazunov no sólo ignoró las sugerencias del
compositor sino que hizo cortes y cambios en
algunos elementos de la orquestación. Si bien éstos
y otros factores motivaron tanto la mala recepción
como una ejecución muy por debajo del nivel que
la obra merecía, hoy prácticamente todos los dedos
acusadores se levantan contra el director, que
-según se dice- no estaba muy sobrio la noche del
concierto. Entre las repercusiones más negativas se
recuerda especialmente la reseña de César Cui, que
habló de una obra escrita por “un talentoso alumno
del Conservatorio del Infierno” y la tildó de confusa,
carente de temas y oscuramente orquestada.
Rachmaninov, quien a partir de allí guardó
sentimientos encontrados hacia esta sinfonía, no
destruyó el manuscrito pero tampoco le dedicó
demasiados esfuerzos posteriores. Cuando el autor
dejó Rusia en 1917, la obra quedó en un cajón de su
escritorio. En 1944 fueron encontradas en la biblioteca
del Conservatorio de Leningrado las partes de
orquesta; gracias a éso, y a una reducción para dos
pianos, la obra pudo ser reconstruida y re-estrenada en
el Conservatorio de Moscú en 1945, cuando su autor
ya había fallecido. Durante los tres años posteriores
a aquel estreno malogrado, Rachmaninov quedó
sumido en la depresión y en un bloqueo creativo. A
instancias de algunos familiares (y luego de intentos
de sanación infructuosos mediante otros recursos),
Serguéi acudió al consultorio de Nikolái Dahl, que en
poco tiempo lo curó mediante hipnosis. Revertida la
situación, Rachmaninov pudo encarar nuevamente
la composición. Su Concierto para piano Nro.2 (1901)
está dedicado, naturalmente, al doctor Dahl.
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