AguaTinta Nº18
AguaTinta Nº18 - Ciencia Ficción
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FOTOGRAFÍA<br />
Miguel Claro.<br />
De paisaje celeste y espacio profundo<br />
Investigación y curatoría: Marcia Vega<br />
Texto: Claudia Carmona Sepúlveda<br />
La astrofotografía -literalmente, ‘fotografiar los astros’- es tanto una disciplina de la<br />
fotografía como una herramienta de la astronomía. Para desarrollarla no basta con disponer<br />
de complejos equipos ni dominar las técnicas que permitan capturar esquivos haces de<br />
luz; es fundamental conocer nuestros cielos y el comportamiento de los cuerpos en él,<br />
saber leer mapas estelares y poseer conocimientos de geografía física para comprender,<br />
por ejemplo, ciertos fenómenos atmosféricos que hacen la diferencia entre un gran acierto<br />
fotográfico y el más rotundo de los fracasos.<br />
Un destacado cultor de esta fascinante actividad, responsable de espectaculares<br />
tomas del paisaje celeste inmediato y del espacio profundo (dark-sky), es el portugués<br />
Miguel Claro, parte de cuyo ya reconocido y premiado trabajo revisamos en las páginas<br />
que siguen.<br />
La astronomía moderna se beneficia en<br />
forma significativa del trabajo que realizan los<br />
astrofotógrafos, pues la observación directa de<br />
los cuerpos celestes, aun con potentes y bien<br />
equipados telescopios, deja escapar algunos<br />
fenómenos que, en cambio, la larga exposición<br />
de la emulsión fotográfica sí es capaz de registrar,<br />
permitiendo su posterior estudio. Las radiaciones<br />
lumínicas de baja intensidad, por ejemplo, se hacen<br />
visibles gracias a la astrofotografía. Y los estudiosos<br />
del cosmos confían en ésta como herramienta; no<br />
por nada los principios físicos involucrados en el<br />
arte de “escribir con la luz”, así como muchos de los<br />
factores atmosféricos que los determinan, son bien<br />
conocidos por los astronómos.<br />
Los orígenes de la astrofotografía se remontan<br />
a 1839, en tiempos del daguerrotipo, cuando su<br />
importancia ya era evidente para el astrónomo<br />
François Arago, director de las observaciones<br />
del Observatorio de París, quien “propuso a la<br />
Cámara de Diputados comprar el proceso de Louis<br />
Daguerre «para ponerlo a disposición de Francia y<br />
del mundo». El primer uso de la astrofotografía se<br />
le atribuye a John William Draper el 23 de marzo<br />
de 1840 por un daguerrotipo de la Luna” (https://<br />
es.wikipedia.org/wiki/Astrofotografia).<br />
Se reconoce dos grandes vertientes en el<br />
trabajo de los astrofotógrafos, con sus respectivos<br />
focos de atención y técnicas diferenciadas. Una es la<br />
llamada fotografía planetaria, cuyo objeto -debido<br />
a su cercanía con la Tierra- son los planetas y<br />
satélites del Sistema Solar, hasta Júpiter, así como las<br />
estrellas y cuerpos celestes más visibles. La primera<br />
imagen de este tipo fue tomada por el fotógrafo<br />
e inventor John Adams Whipple y el astrónomo<br />
William Cranch Bond, a Vega, la estrella principal<br />
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