NORMAS DE COLABORACIÓN

encontrar la fórmula para que haya una comunicación más fl uida entre Universidad y empresa. No hay
nadie en nuestra sociedad que esté asumiendo la responsabilidad de enseñar estas competencias y, por
otra parte, ni organizaciones empresariales ni sindicatos están asumiendo dicha responsabilidad. Además,
hay trabajos estacionales que no proporcionan un empleo durante todos los meses del año.
Otra asignatura pendiente es el modelo de formación profesional. Las empresas tienen que participar
en la búsqueda de ese modelo porque son las que conocen sus necesidades. La formación tiene ir muy
bien adaptada a las demandas del mercado.
Es necesaria una reforma educativa, y un
organismo permanente que tenga la responsabilidad
de investigación, desarrollo e innovación (I+D+I) en la
búsqueda de perfi les profesionales, y que dicho trabajo
sea realizado de forma prospectiva. Se trata de hacer
un análisis de la situación actual, buscar soluciones de
carácter inmediato, y estudiar con carácter prospectivo el
futuro a corto, medio y largo plazo, para poner en práctica
medidas correctoras antes que nos encontremos con el
problema. A modo de ejemplo, ¿podría ese organismo
buscar intercambio laboral entre empresas, de forma
que los trabajadores permutaran el trabajo por otro igual,
similar, o incluso distinto, que estuviera próximo a su
domicilio?
Una formación que debería ir acompañada de un asesoramiento a los jóvenes sobre cómo está el
mercado de trabajo. No se trata de obligar a un joven a estudiar algo que realmente no le apasione, pero sí
decirles lo que necesita nuestra sociedad.
Se trata, en defi nitiva, de evitar la frustración que supone estudiar algo en lo
que luego apenas hay salidas. Por ejemplo, para los ingenieros electrónicos que
salieron de la Universidad el año pasado hay una tasa de paro del 1%; en cambio,
para los biólogos es del 29%. Al mismo tiempo hay otras necesidades como
seguridad y defensa, protección del medio ambiente, etc. Que son opciones muy
necesarias y cuya visibilidad queda un poco en segundo plano algunos de estos
profesionales decidieron dejar España en busca de oportunidades laborales, y
ahora un 58% se plantea regresar, eso sí, no a cualquier precio, sólo si en el
futuro tenemos un mercado laboral más atractivo, en el que puedan desarrollar
su profesión. De momento, todavía hay demasiadas asignaturas pendientes: una
elevada tasa de desempleo, un paro juvenil de cerca del 50%, un paro de larga
duración en el que los mayores de 45 años son los principales protagonistas,
y una pérdida de tiempo importante en desplazarse al puesto de trabajo, lo que afecta a la conciliación
laboral.
A nivel Ejército de Tierra estamos viviendo de
esa precariedad laboral que ha supuesto que las notas
de ingreso en las Academias Militares sean de las más
altas entre los estudiantes. Pero, a pesar de que sea
una profesión vocacional, ¿qué ocurrirá cuando las
empresas empiecen a competir con ventajas e incentivos
que hagan más atractivas otras salidas profesionales?
Con esto no quiero decir que si eso ocurre las Fuerzas
Armadas se cubrirán con personal sin talento; lo que
tenemos que tener previsto es el perfi l profesional, la
formación, y los incentivos profesionales y familiares
que se necesitan para formar y encauzar el talento que
necesitamos.
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