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REVISTA MARIELA EDICION 110

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vivió en Quito desde los 5 años.<br />

¿Nunca les dijo que no? ¿Que quería<br />

quedarse farreando, pasando<br />

chévere? ¿Usted era de esas personas<br />

que obedecía al padre e iba<br />

a pasar a la Amazonía, dejando<br />

toda la farra de Quito?<br />

Bueno, dependiendo.<br />

¿De qué?<br />

Del estado de ánimo.<br />

Y de la chica.<br />

Además de la chica, también era el<br />

entusiasmo que había por la chica.<br />

El tema de los fines de semana es<br />

siempre complicado cuando uno<br />

es adolescente.<br />

Bueno, igual lo conversábamos y<br />

siempre llegábamos a un acuerdo. A<br />

veces los viajes eran a otros sitios que<br />

no eran necesariamente la Amazonía,<br />

y, como nos gustaban las mismas<br />

cosas dentro de la familia, casi no había<br />

problema.<br />

¿Qué tal fue vivir entre siete hermanos,<br />

Lenín?<br />

Bueno, nos llevábamos bien. Nuestro<br />

padre trabajaba mucho y nuestra madre<br />

era bastante acuciosa en la distribución<br />

de los recursos.<br />

“Nuestra relación fue consolidándose<br />

conforme pasaba el tiempo. Nosotros<br />

siempre pensamos que nos habíamos<br />

encontrado con el ser ideal y siempre<br />

estábamos hablando del futuro”,<br />

Lenín Moreno.<br />

Ahora, me imagino que, como<br />

siempre ocurre entre muchos<br />

hermanos, uno siempre termina<br />

heredando lo del hermano mayor.<br />

El segundo hermano nunca estrena,<br />

nunca puede estrenar nada. Mis libros<br />

los tenía rayados, los uniformes<br />

igual. Pero uno se acopla.<br />

¿Y con cuál de sus hermanos tiene<br />

una mejor relación al día de hoy?<br />

Con todos, realmente; cada uno tiene<br />

su particularidad. Con mi hermano<br />

mayor hablo siempre de política, con<br />

mi hermana hablo mucho de la familia,<br />

y así sucesivamente con cada uno<br />

de mis hermanos.<br />

¿Y la mujer en medio de tantos<br />

hombres iba bien?<br />

Sí, no había problema. Tenía temperamento,<br />

tenía carácter.<br />

¿Ella le pegaba? (risas).<br />

Bueno, no quería llegar a confesar<br />

tanto, pero… (risas).<br />

Ella les pegaba a ustedes (risas).<br />

Igual, nosotros no podíamos tocarla.<br />

A una mujer no se la toca ni con el<br />

pétalo de una rosa. Entre las mujeres<br />

que usted ha conocido, ¿cuál es<br />

la que más ha llamado su atención?<br />

No digamos en plano de guapa y<br />

tal, sino una mujer impactante.<br />

Para mí, Dolores Cacuango… una mujer<br />

de mucho temperamento y que sabía dominar<br />

las situaciones.<br />

¿Y de lo que usted ha vivido?<br />

Mi esposa, que sin lugar a dudas es el<br />

amor de mi vida. Con mucha rectitud y,<br />

sobre todo, mucho cariño.<br />

¿Qué es lo que usted más admira en<br />

Rocío?<br />

Tiene un temperamento fuerte, pero<br />

también un carácter muy afable; es muy<br />

fiel a sus convicciones, es muy partidaria<br />

de la solidaridad y, sobre todo, me<br />

quiere.<br />

Eso es lo más importante. ¿Qué lugar<br />

tiene ella en la casa? ¿Ella es la<br />

que manda?<br />

Así es.<br />

Ella es la reina (risas). Muy bien, usted<br />

le hace caso. Ahora, usted dice<br />

que todas en su casa son mujeres…<br />

¡hasta la mascota es perra!<br />

Así es, hasta la perra es ya de la familia.<br />

Ella se crió con un defecto en la cadera;<br />

la adoptamos y ahora es muy feliz con<br />

nosotros.<br />

Dentro de todo lo que usted ha vivido,<br />

¿tiene que agradecerle mucho<br />

a Dios?<br />

Le agradezco todos los días por todo lo<br />

que me ha dado y por lo que me ha quitado<br />

también, porque así me ha permitido<br />

valorar más.<br />

Tengo entendido que su esposa y<br />

sus hijas no estaban tan contentas<br />

con que usted entre de nuevo a la<br />

política. ¿Cómo manejó esa situación?<br />

Bueno, siempre se tratará de acaparar<br />

más tiempo, de poder contar conmigo<br />

más tiempo, porque mientras ejercí la<br />

vicepresidencia, que lo hice con mucho<br />

cariño, abandoné varias de las actividades<br />

que realizábamos juntos. Mis hijas<br />

siempre decían: “¡Papá, tú dijiste que ya<br />

vas a la casa!”, pero yo les decía: “Claro<br />

que les dije, pero el pueblo dice que todavía<br />

no”.<br />

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Revista Mariela<br />

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