REVISTA MARIELA EDICION 110

De Frente
cosas de la vida, volví a Argentina a
hacer el curso de asesoría en imagen y
de moda, y volví a tener relación con él.
Yo estaba soltera y él también. Ya estábamos
más grandes, más maduros.
¿Y cómo se encontraron?
Por Facebook. A los tres meses de vivir
en Argentina.
¡Es que Facebook!
Pero él ni tiene redes sociales ni le interesa.
Facebook tenía, con las justas,
pero no tenía fotos, así que no sabía si
estaba casado, si tenía hijos… nada.
Pero, un día pensé: “¿Qué será de la
vida de él?”. Hace tres años no sabía
nada de él. Y ahí le mandé un mensajito
por Facebook; le dije que estaba
viviendo en Buenos Aires, y, coincidencias
de la vida, vivía a diez cuadras de
mi casa. Así que nos pedimos los números
y quedamos en vernos y tomar
algo. Luego, lo llamé y tomamos algo.
¿Y luego te tomó? (risas).
Tuvimos miedo, la verdad, al comienzo…
porque habían pasado muchas
cosas; yo había estado en una relación
superlarga.
¿Estabas amarrada con un ecuatoriano?
Claro. Estuve enamorada de un ecuatoriano.
Vidal, se llama.
Ah, ¿pero no de la farándula?
No, no. Cero. Y, bueno, comenzamos a
hablar de vuelta, y, desde la vez que
nos vimos, no volvimos a hablar nada
por un mes. Porque teníamos miedo.
Después, ya, un mensajito y no sé qué
y comenzamos a salir. Muy lindo. Él es
muy sano, tiene una familia preciosa.
¿Cómo escogiste tan bien?
Yo creo mucho en Dios, y creo que él
me lo puso en mi camino.
Y que lo merecías.
Yo creo que sí.
¿Por qué?
Porque tengo buenas intenciones; soy
una buena mujer, por así decirlo.
Y querías estar casada.
Sí, sí.
Porque no todas quieren estar casadas.
No. A mí sí me gusta el matrimonio.
Yo sí creo en el matrimonio. Yo eso sí lo
mamé desde chiquita.
¡Lo mamé! ¡No me diga eso aquí
que no estamos en Argentina! Me
hace el favor, Marcelita, ¡hable
bien!
Es que allá se dice así. Es que se me
pega, pues: mamá, papá, marido argentino.
¡Ah! Tus papás también son argentinos.
¿Y tú naciste acá?
Sí, nací en Guayaquil. En la clínica
Kennedy.
¡Ah!, ¡la Cococha! Bueno… ¿en qué
estábamos?
Que yo veía a mis papás que se adoraban
y se llevaban superbién. Una familia
muy consolidada… algo muy lindo, y
con mi esposo también.
De ti no se sabe mucho. Se sabe
que, de pronto, un día hiciste la
Cococha y te volviste todo un suceso.
¿Te lo imaginabas? ¿Te lo esperabas?
No. Y la verdad no me lo esperaba
cuando comencé a trabajar en El Cholito,
porque era un personaje súper x.
Me dijeron: “Queremos un personaje
secundario; queremos que hagas de
aniñada”. Y ahí empecé a investigarlas
más a las aniñadas.
¿No te consideras tú aniñada?
Bueno, me preguntan… Pues, no sé…
¿qué es aniñado?
No sé pues, dime tú. ¡La Cococha
me pregunta qué es ser aniñado!
No pues, mi amor. Tienes que tener
ahí la respuesta perfecta.
O sea, yo soy sencilla, humilde. Fui a
un colegio aniñado, mis amigos…
Mis amigas son aniñadas, mis amigos
son aniñados, etc., entonces...
Bueno, por ese lado sí soy aniñada,
pero yo soy a todo dar, la verdad. En
resumen, como te digo… hice un estudio
de campo con mis amigas, con gente
conocida. Quería meterle palabras,
quería meterle cosas chistosas. Igual,
yo no sabía que podía hacer reír a la
gente; no sabía que la comedia era lo
mío, para nada, y empecé a sentirlo.
Yo creo que cuando lo sientes, lo transmites
a la gente y la gente por eso se
reía con el personaje: por las caras que
hacía, y así fue surgiendo el personaje.
¿No te costó trabajo hacerlo?
Para nada, no costó nada. Cada vez
me salían más tonteras; está a flor de
piel. Se ve que lo tengo guardado ahí.
¿Y cuáles fueron las palabras que
primero aprendiste para ponerlas
en escena? Así, de aniñadas.
Y, el Oh my God! Igual, ahorita, es
más fácil, porque en las redes sociales
todos escriben con LOL. Puras
Cocochas ahí afuera por todos lados.
Es real, y hablan espanglish. Yo no
entiendo nada de lo que me hablan.
Entonces, creo que se sienten identificados
y les gusta más el personaje.
Y tu nuevo personaje en Tres familias,
¿cómo lo sientes?
Lulú es igual que Cococha, obvio, solo
que casada; pero es lo mismo. Hice lo
mismo, pero ahora le he metido palabras
nuevas.
¿Por ejemplo?
En vez de OMG: Oh my Goosshh! Y,
no sé: I’m freaking out, cuando estoy
colapsando.
Te sale natural, Cocochita.
Es que me gusta, te juro que me gusta,
cuando sientes que algo te sale
bien. Y la gente me dice: “No has hecho
más personajes”. Pero en la novela
Rosita la Taxista hice un personaje
que me encantó. Yo hacía de fea, así
como Betty la Fea, y hablaba totalmente
distinto, y también lo sentí a
ese personaje. Me fui a Argentina a
prepararlo; me preparó una directora
de teatro.
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