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SABER
Cambio
presidencial en
Estados Unidos DE AMÉRICA
y su impacto en México
Por Juan Olivares Ponce
“La vida es una serie de colisiones con el futuro;
no es una suma de lo que hemos sido, sino de
lo que anhelamos ser”
Ortega y Gasset
La elección de Donald Trump como el próximo presidente
de los Estados Unidos de América, más allá de
distraer la atención en las razones de porqué ganó y
tuvo las preferencias de los electores estadounidenses;
este acontecimiento representa, sin duda, algo
que se ha dado en llamar “el cambio de paradigma”.
La principal cualidad personal de Donald Trump que
inclinó la decisión mayoritaria en las elecciones presidenciales,
fue su propuesta de “hacer los cambios
necesarios” con el lema principal de la campaña electoral:
Make America Great Again.
Con tal motivo, a lo largo de la campaña, enfatizó que
sus medidas de cambio serían: renegociar el NAFTA
(TLCN) o salirse de ese tratado; el retiro de Estados
Unidos del Tratado de Asociación Transpacífico (TPP);
combatir y descalificar a China como manipuladora
del tipo de cambio y de dumping de precios en los
mercados; construir un muro en la frontera de Estados
Unidos que lo pague México; y, la expulsión de
inmigrantes indocumentados.
La gobernabilidad que pueda tener Trump en su gobierno
y presidencia dependerá en mucho, de cumplir
con estos compromisos y con ello, la posibilidad
de reelegirse, por un segundo período, en la presidencia
de los Estados Unidos.
Las propuestas de Trump representan para México
la obligación de repensar y rediseñar su modelo económico
que, en los últimos 30 años, apostó por el
libre mercado, la integración global y el énfasis en
las exportaciones. Con Trump, al parecer, Estados
Unidos regresiona al modelo económico del pasado,
en el que los intercambios comerciales tenían como
base el excesivo proteccionismo comercial y económico,
que compartieron las grandes potencias.
Este proteccionismo estará cifrado en una posición
polarizante que, seguramente, el gobierno de Estados
Unidos tratará de imponer a las demás naciones
en futuras negociaciones, no sólo económicas, comerciales,
financieras y, sobre todo, geopolíticas; es
decir, por encima de todo: primero los intereses de
Estados Unidos.
Por supuesto, que este nuevo escenario es de gran
incertidumbre para el presente y futuro de México.
Sin embargo, tal escenario puede constituir, sin
duda, una oportunidad para que México analice en
profundidad y diseñe un nuevo paradigma económico,
político y social.
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