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Por Victor Manuel Rivera Vizcarra l huaracino Jorge Astete es un hombre de Evoluntad y de potentes reflexiones. Su libro “El poder neutro” ha cosechado elogios asombrosos. Enrique Ghersi Silva, acompañado por otros conocidos intelectuales del país (entre los que figuran Fernán Altuve y Alfredo Quispe Correa), ha manifestado que su libro aporta un valor “absolutamente inconmensurable” al mundo del derecho. −Son páginas fantásticas y esplendorosas −asegura el conocido jurisconsulto limeño-. Afirma alborozado que “Coco” Astete ha conmocionado el mundo jurídico y político del país, porque su libro tiene el poder de alterar la configuración republicana de toda la América Latina. Este libro −afirma Ghersi− se ubicará entre los textos más importantes y señeros de la historia republicana. De modo que estamos hablando de las ligas mayores del pensamiento nacional. Para nosotros su libro es un viaje único, a través De izquierda a derecha, (presentando su obra): Enrique Ghersi, “Coco” Astete, Alfredo Quispe Correa y Fernan Altuve
de un nuevo razonamiento, que nos exhorta −con gracia sin par− a “colocarle una soga, al cuello del espíritu nacional”. La derecha peruana celebra este acontecimiento, porque su obra constituye un faro para la doctrina liberal latinoamericana. Sin embargo, nosotros dudamos que en el Perú pueda implementarse un modelo semejante. Pero, además, hay otro mundo que nos separa. Él es un hombre de pensamiento radical y autoritario, que ha hecho del racionalismo el motor de su existencia. Abiertamente ateo, ha adoptado la filosofía de Nietzsche y la doctrina del super hombre. Este pensamiento está reflejado en su actual estilo de vida −de marcada influencia anglosajona− en el que su sorprendente interés en actividades por demás elitistas como el tenis −o el automovilismo−, ponen de manifiesto los grandes cambios que se han operado, en su otrora solidaria concepción del mundo. En el presente artículo someto su pensamiento a las más exageradas circunstancias: para burlarme sin piedad de él y de sus ideas. Lo “araño” sañudamente, con la esperanza de conquistarlo para la causa del espíritu o para instarlo a que nos explique su postura política. Él, obviamente, no necesita que nadie lo defienda, porque en cualquier momento hará blandir el filudo sable que le permitió escribir su celebrada obra. “Coco” ha manifestado, en relación a la vieja amistad que mantengo con él, que gran parte de su “germinación filosófica”, obedece a la inquieta profundidad que vivimos juntos −en nuestra primera mocedad− en aquellas interminables “esgrimas intelectuales” que discurrían al margen del tiempo. Le faltó dejar constancia que aquellos debates podían llegar a ser corrosivos e hirientes. En esta ocasión mi posición es en extremo punzante, porque lo que pretendo con este artículo es recuperar al viejo amigo. Siguiendo aquella “fraterna” tradición, aquí arremeto con mi mejor estocada.
Page 1: Un feroz ataque, al pensador Ancash
Page 5 and 6: −El mundo es de los poderosos y e

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