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Cuando me tranquilicé salí del baño<br />
y fui al salón y se me ocurrió mirar la<br />
hora, ¡maldita ocurrencia!, ¡marcaba<br />
las 6 y 6 de la mañana! Aterrado volví a<br />
la habitación y me tapé con las mantas<br />
hasta que me tranquilicé y me dormí.<br />
Al día siguiente me levanté, era sábado<br />
y mi madre tenía el reloj abierto, se<br />
había averiado y estaba parado en<br />
las 6 y 6 minutos, ¡dios mío!, ¡no daba<br />
crédito a todo lo que demonios estaba<br />
pasando! Cogí el papel y un mechero,<br />
corrí al baño y me encerré y allí la quemé<br />
hasta que no quedaba ni un milímetro<br />
de papel. Mi madre me echó una bronca<br />
tremenda por el olor a quemado pero<br />
fue la decisión correcta. Nunca jamás<br />
me volvió a ocurrir ningún fenómeno<br />
excesivamente extraño y me prometí<br />
a mí mismo no volver a hacerla y así lo<br />
hice.<br />
De los errores se aprende y yo he<br />
aprendido a no volver hacer la Ouija…<br />
La historia parece de ciencia<br />
ficción, pero me ha pasado y es<br />
100% verídica.<br />
Por:<br />
Fon Ramos, La Coruña, España.<br />
http://atraviesalodesconocido.blogspot.cl<br />
www.revistasapo.com<br />
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