Máquina Púrpura: Fanzine A

El espacio público es un lugar de tensión de discursos,
donde se hace real el ejercicio de habitar. La
formación de este refleja la concepción de sociedad,
reproduciendo las construcciones y los consensos que se
determinan en esta. Aquí se evidencia la relación entre
cuerpo, espacio y sus manifestaciones, reflejando el
discurso hegemónico que construye un tipo de sociedad.
En este sentido, el espacio público puede cumplir diversas
funciones en la ciudad; ya sea como un escenario de libertad
o de control; porque existe una conflictividad social en la
esfera de lo público. Por tanto, la configuración de este
espacio se encuentra atravesada por un discurso epocal. Es
así que se pone en evidencia la disputa entre discursos
hegemónicos y contra hegemónicos; es decir, hay una disputa
por el poder. Para Michael Foucault, el ejercicio de poder
es una estrategia, que configuran mecanismos de poder para
mantener su funcionamiento. Antonio Gramsci (1891 – 1937)
señala que existen dos formas de mantener este poder. La
primera es la coerción, donde se ejerce una violencia
estructural por medio de los aparatos represivos del
Estado. La segunda es el consenso, donde se comparten los
significados e imaginarios sociales. Para llegar a que estos
consensos sean aceptados por la mayoría y se conviertan en
hegemonía intervienen los aparatos ideológicos del Estado.
En este sentido, la Universidad forma parte de los aparatos
ideológicos del Estado; ya que nace como una “institución
orientada a la formación de dirigentes a través de la
transmisión de un saber acumulado.” En este espacio
académico transitan varios discursos que se visibilizan en
prácticas sociales; porque la convivencia es una práctica
encarnada en gestos, espacios y costumbres. Además Bourdieu
plantea al campo intelectual como el espacio autónomo
de producción de bienes simbólicos. (Bourdieu, 1996:10)
La reproducción de comportamientos normados requiere una
mirada más amplia sobre la performatividad. Así, Butler
que hace una revisión de la categoría de cuerpo, desde
la performatividad del género. La autora afirma que la
performatividad es una práctica por la cual el discurso
produce efectos sobre lo nombrado y se materializa en la
cultura. Las prácticas regularizadoras que se establecen
sobre el cuerpo se legitiman a través de una inteligibilidad