Valores+_19

Financiamiento Cultural, el caso
de las asociaciones civiles
Por: Mtra. Ingrid
Lozano Woolrich
Valores
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Los vertiginosos cambios que se
han presentado en el mundo han
obligado a una reestructuración
de fondo en las economías, los
sistemas políticos y los medios
de comunicación e información,
originando un crecimiento acelerado
en el comercio, la inversión
extranjera directa y por ende, en la
producción a nivel mundial, dando
como consecuencia la movilidad
no solo de capitales, sino de la
mano de obra internacional.
En esta escena y ante la necesidad
de adaptarse a los cambios de los
procesos de regionalización y globalización,
se sitúan como agentes
de desarrollo a las industrias culturales
y de la creatividad.
Según la Conferencia de las Naciones
Unidas para el Comercio y
el Desarrollo (UNCTAD, 2008),
las Industrias Creativas “comprenden
el ciclo de creación, producción
y distribución de bienes
y servicios que utiliza el capital
intelectual como input principal.
Se trata de un conjunto de actividades
basadas en el conocimiento,
que se centra en las artes, pero no
limitado a ellas”.
Los bienes culturales representan
un medio de cohesión social, ya
que al incrementarse los niveles
de capital social, aumentan los de
confiabilidad de individuo a individuo
y de éste hacia su gobierno,
el acercamiento a las expresiones
artísticas y culturales, permiten
incrementar estos niveles, generando
una mirada más amplia del
entorno; y del otro, aumentando la
capacidad que tienen los individuos
de relacionarse entre sí y de
solucionar conflictos de distinta
índole, buscando la convivencia,
la reciprocidad, la equidad y la inclusión,
convirtiendo a la cultura
no sólo en el medio, sino en el fin,
como un aspecto fundamental de
la convivencia y el desarrollo humanos,
factores imprescindibles
en la solución de conflictos planteados
por las industrias culturales.
Los bienes y servicios culturales
son factores de producción
que obedecen a su propia lógica
mercantil en la nueva economía;
persiguen un beneficio comercial,
ya que son objeto de intercambios
en el plano internacional, hacen
que entren en pugna intereses diversos
y, en ocasiones, opuestos
que sólo pueden ser reconciliados
dentro de un marco jurídico
apropiado; por ende las industrias
culturales no están eximidas de
las reglas y obligaciones del sistema
comercial multilateral, ni de
su lógica de liberalización, con la
cláusula de un tratamiento especial
por su valor simbólico.
Un esquema de auto financia
miento para proyectos culturales,
se traduce como el modelo integral
de procuración de fondos,
para la realización de actividades
que lleven consigo un beneficio
común; no obstante, la ejecución
de actividades de esta naturaleza,
conlleva a la inyección de cuantiosas
cantidades de dinero para
lograr el éxito esperado.
El financiamiento de proyectos
culturales entonces, se define
como la estrategia que siguen las
organizaciones para allegarse de
recursos extraordinarios que financien
programas que generan
gastos no contemplados, o que no
pueden ser cubiertos por el presupuesto
anual asignado, buscando
procurarse fondos a través de la
búsqueda de apoyos en el sector
público y privado o, en su caso, a
través del tercer sector (ONG’s).
Las asociaciones civiles se crean
por la voluntad de una o varias
personas que buscan un objetivo
en común, el cual debe encontrarse
dentro de los términos de la ley sin
un carácter económico, a través de
un contrato en el que se acuerda
un reglamento de actuación dentro
de la organización, documento
denominado Estatutos, el cual
es protocolizado ante un notario
público, quien culmina el trámite
inscribiendo a dicha agrupación
mediante Acta Constitutiva ante el
Registro Público de la Propiedad.
Las asociaciones civiles tienen
una autonomía en su organización,
operación y administración,
y se encuentran sujetas al cumplimiento
de responsabilidades fiscales
establecidas para las personas
morales con fines no lucrativos
por la Secretaría de Hacienda y
Crédito Público.
En la conformación de una A.C.
resulta primordial que exista una
asesoría con respecto al objeto social
y su alineación jurídica y fiscal,
ya que esta representa una de
los mayores impedimentos para la
consolidación y protocolización
del acta.
Donataria.- Es una figura fiscal
que permite la emisión de recibos
que representan una deducción
fiscal para el donante.
Cluni.- Es una clave única que
permite la recepción de donativos
con carácter público.
Resulta primordial considerar que
si no se cuenta con un carácter
de donatario, las aportaciones no
pueden ser sujetas a la rendición
de cuentas claras, lo que limita la
voluntad para convertirse en donante.
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