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Revista Virgen del Carmen Submarinistas 2018 WEB

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VIRGEN DEL CARMEN · PATRONA DE LOS SUBMARINISTAS MALAGUEÑOS<br />

A Paco Cañete<br />

PREGÓN<br />

IN MEMORIAM<br />

P<br />

ocas personas saben que los primeros años de mi niñez discurrieron en Estepona,<br />

concretamente en el cuartel de la Guardia Civil de Monterroso.<br />

De allí son los primeros recuerdos que conserva mi memoria (entre los tres y los<br />

seis años) y que, como si fueran fotografías, permanecen en la retina de mi pasado con<br />

la misma nitidez que si hubiesen acontecido ayer.<br />

Curiosa la paradoja <strong>del</strong> cerebro humano: que no es capaz, a veces, de recordar<br />

lo que hicimos esta mañana y si puede, sin embargo, trasladarnos más de cincuenta<br />

años atrás, cuando toda la vida estaba por vivir.<br />

Y quiero comenzar este Pregón recordando aquellos días de mi infancia porque<br />

viví entonces un acontecimiento que quedaría marcado de manera in<strong>del</strong>eble en mi<br />

vida y recordado, por tanto, muchas veces, en el transcurso de los años:<br />

la primera vez que vi el mar.<br />

Tratar de explicar esa imagen a través de los ojos de una niña de apenas cuatro<br />

años, resulta prácticamente imposible o, como mínimo, infinitamente más difícil de<br />

lo que me resultaría explicarlo hoy, si hoy viera el mar por vez primera.<br />

Aquella inmensidad verde y serena que se mostraba ante mis ojos, me sumió en<br />

el mutismo más absoluto como, si de pronto, me hubiese quedado muda y, mi madre,<br />

acostumbrada a que hablara hasta por los codos, me preguntaba una y otra vez, como<br />

para sacarme de mi ensimismamiento,<br />

“Mari Luz, te gusta el mar.....?”<br />

“Te gusta la playa....?”<br />

Yo guardaba silencio y no podía apartar la mirada de aquellas olas que rompían<br />

suavemente hasta muy cerca de mis pies descalzos mientras agarraba con fuerza la<br />

mano de mi madre. Y ella, como si fuera un juego, retrocedía unos pasitos, con mi<br />

mano cogida, cuando el agua se acercaba, mansamente, coronada por la blanca<br />

espuma....<br />

“Te gusta el mar, Mari Luz?”<br />

“Te gusta la playa....?”<br />

“Pues vendremos a bañarnos! Pero cuando la <strong>Virgen</strong> bendiga las aguas.<br />

Porque hasta que la <strong>Virgen</strong> <strong>del</strong> <strong>Carmen</strong> no bendice las aguas, no se puede uno<br />

bañar”<br />

Aquella fue la primera vez que vi el mar.<br />

www.virgen<strong>del</strong>carmen.com 23

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