Revista Virgen del Carmen Submarinistas 2018 WEB

VIRGEN DEL CARMEN · PATRONA DE LOS SUBMARINISTAS MALAGUEÑOS
PREGÓN
De pronto, ¿Pepe sugirió “Queréis que os lea en primicia el Pregón que voy a
dar a la Virgen del Carmen, Patrona de los Submarinistas?”
No hace falta decir que cundió el entusiasmo.
A todos nos pareció una estupenda idea y un auténtico privilegio conocer de
primera mano el Pregón que en unos días sería leído en este Ayuntamiento.
Como sabe todo aquel que haya dado un Pregón, es práctica habitual escoger
a una o dos personas de nuestro círculo más privado y hacer una lectura en la más
estricta intimidad.
Y se hace con el humano afán de comprobar, que aquellas cuartillas que hemos
escrito con tanta ilusión y con tanto amor, estarán a la altura del honor que supone ser
pregonero, o pregonera, en este caso de nuestra venerada Virgen del Carmen.
Y no es la primera vez que me ocurre, que, por aquello de ser profesional de la
comunicación, me toca a mí hacer uso de la palabra. Y así lo sugirió nuestro anfitrión
alargando su mano con aquellos diez o doce folios mecanografiados mientras me
decía “Toma, léelo tú y a ver qué os parece”
Y leí el Pregón.
Enmedio de un respetuoso silencio fui desgranando frase a frase aquel dechado
de erudición que abarcaba desde los orígenes milenarios del Monte Carmelo, hasta
los grandes profetas del Antiguo Testamento, pasando por el nacimiento de la Orden
Carmelita …. Un documentado recorrido por la historia en la que tampoco faltaban
referencias a figuras de la talla de Santa Teresa de Jesús o San Juan de la Cruz….
Sin embargo, y en honor a la verdad debo decir, que solo una frase se quedó
grabada en mi cerebro aquella tarde. La cito textualmente:
“Ser mariano. ¿Qué es ser mariano? Ser mariano es llegar al cielo y que Jesús,
el Señor, te diga “Ven, pasa. He oído a Mi Madre hablar mucho de ti”
Aquella noche, inmersa ya en la soledad de la antesala oscura del sueño….
Esa hora en la que los miedos te abrazan y te arrastran hasta el fondo abisal
de lo desconocido, esa hora en la que hasta la Fe puede flaquear porque te preguntas,
humana al fin, si el final está cerca para ti.
Y si la zarpa que me acechaba en el camino caía mortalmente sobre mi pecho,
si la enfermedad traicionera se vestía por fin de guadaña negra, si esa hora definitiva
de la que nadie se libra, se adelantaba para mí y a punto estaba de sonar, si esto era
todo, y si se acercaba el final......
Aquella noche, inmersa ya en la soledad de la antesala oscura del sueño.......
Como un rezo musité:
Dime, Madre mía, porque yo necesito saber, si hablaste tú, aunque sólo fuera
una vez, si hablaste tú a tu hijo de mí. Y si nunca fue así, podrías hoy Tu interceder
por mí, ante su Divina Presencia?
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